[TV] Cosas de series; entretenida serie surcoreana, realmente peligrosa para la salud de los televidentes (de verdad)

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Fotos en serie. Ingwangsan es una montaña que está en Seúl, y no en una provincia lejana a la capital surcoreana. Pero servirá de forma adecuada para ilustrar esta entrada.

En los últimos tiempos, creo que ya lo he comentado en alguna ocasión con anterioridad, me cuesta encontrar teleseries surcoreanas que me enganche. Ya he dicho muchas veces que, con frecuencia, son guilty pleasures que me entretienen los fines de semana. O sea que no se trata de calidad. Pero se trata de simpatía, a veces empatía, o simplemente diversión sencilla. Hasta tal punto es así que, en unas semanas en las que he estado un poquito abrumado con distintas cuestiones, y necesitaba algo de relax sin pensar al llegar a casa, he tirado de «archivo» y he vuelto a ver Resident Playbook, derivada de la excelente Hospital Playlist. La serie de los residentes de obstetricia y ginecología ha crecido en mi memoria. Y efectivamente la he disfrutado mucho, más, en su segunda visualización.

Pero previamente acabe de ver las dos temporadas de Sulkkundosiyeojadeul [술꾼도시여자들, mujeres bebedoras de ciudad], que en inglés/castellano la encontramos como Work later, drink now / Más beber y menos trabajo. Una serie que podemos encontrar en su primera temporada, de 2021, en Amazon Primer Video, pero cuya segunda temporada, de 2022-2023, hay que buscar en BiliBili, necesariamente en versión original subtitulada en inglés. Lo cual no me supone un problema, pero es un rollo para ver. Cada una de estas temporadas consta de 12 episodios de entre 30 y 45 minutos. Los primeros episodios de cada temporada son más cortitos, y se van alargando. De la misma forma que esos episodios cortitos tienen sabor a comedia de situación, mientras que conforme se alargan en la temporada adquieren más tono de drama.

La fórmula de la serie no es la primera vez que me la encuentro en las series surcoreanas. Tres amigas, de personalidades muy diferentes, pero muy unidas, que se llevan muy bien, confían unas en otras, mientras navegan por la vida con sus problemas laborales, familiares y algún romance que otro. Una es muy profesional y responsable, guionista de televisión, Lee Sun-bin, otra es muy atractiva físicamente, pero de carácter superficial, profesora de yoga, Han Sun-hwa, y la tercera, reservada y con un fracaso profesional como profesora de instituto, dedicándose a la papiroflexia en una canal de algo parecido a Youtube, Jung Eun-ji. El único fijo masculino es un colega de la primera, y principal interés romántico de esta, Choi Siwon. Las interpretaciones son bastante buenas, y es una serie bien hecha, con buenos guiones, muy entretenida, y cuyas protagonistas generan mucha empatía y simpatía. Pero…

Sí. Tiene algunos peros. Y es que la serie es aberrante en una serie de cuestiones que, si influyen en los telespectadores, especialmente en las telespectadoras, pueden influir muy negativamente en la salud de las mismas. Y lo digo en serio. Soy profesional de la salud, médico, y ha habido momentos en los que, sencillamente, me he horrorizado con la propuesta. Especialmente grave por la simpatía de la serie. La primera está ya en el título; la desmesura en la ingesta de bebidas alcohólicas, que en ningún momento se ve como un hábito tóxico de consecuencias nefastas, más allá de los chascarrillos cómicos asociados a la embriaguez. Con el ritmo de ingesta que muestran en la pantalla, estas mujeres de treinta años tienen que tener un alcoholismo implantado, alteraciones físicas y metabólicas importantes y descomposición del ambiente laboral y familiar. Y si no en ese momento de su vida, sucederá pronto. Y nada de eso se ve ni se plantea. Hay que considerar que por el metabolismo propio de la mujer, el impacto del alcohol y sus metabolitos en las mujeres es mayor que en los hombres. Esta glorificación del consumo de alcohol me ha parecido un horror. Y se da con frecuencia en las series surcoreanas, en las que los consumos desmesurados de soju y cerveza son frecuentes. Desconozco la realidad del alcoholismo en el país asiático, pero si las series son un reflejo de la realidad, será un problema importante.

El otro tiene que ver con uno de los arcos dramáticos de la serie. Algunos podrían considerar espóiler lo que voy a comentar a continuación, quedáis avisados…

… … …

Al final de la primera temporada, e indicando por dónde va a empezar la segunda temporada, a una de las chicas, con treinta años, se le diagnostica de un cáncer de mama, que ha de ser operado y en el que se encuentra incluso alguna progresión del tumor a ganglios linfáticos. A la joven se le indica tratamiento quimioterápico, como es lógico. Por mucho tumor que se haya retirado en la intervención quirúrgica, el cáncer de mama es más agresivo y propenso a recidivas graves cuanto más joven es la mujer. Y treinta años de edad es ser muy joven. Pero la joven, con sus amigas, se retiran durante un año a vivir en la naturaleza, vida «sana», ambiente puro, en lugar de tratarse. Y hay final feliz. El tumor no reaparece. ¡¡¡ ESTE PLANTEAMIENTO ES UNA IMBECILIDAD !!! Podría admitir que la intervención quirúrgica elimina el tumor, sin que existan micrometástasis a distancia. Pero la chica quedaría curada yéndose a la montaña como en la serie, quedándose en Seúl trabajando o de viaje en las Chimbambas. Lo que no se da es que se cure precisamente por irse al monte a un tienda de campaña conviviendo con los insectos y los jabalíes. Este tipo promoción de las pseudoterapias ha producido, y me consta por he conocido a pacientes en situaciones similares, muertes que se podrían haber evitado. Las series de televisión, especialmente las que tienen un impacto, tienen una responsabilidad. Y esta es aberrante al respecto.

La serie… ¿es recomendable? Pues no sé qué decir. Es buena desde ciertos puntos de vista, pero nociva desde otros. Muy nociva.

[Cine] A real pain (2024)

Cine

A real pain (2025; 03/20250116)

Sensaciones muy contrapuestas las que tengo con esta película dirigida por uno de sus protagonistas, Jesse Eisenberg. Y aquí viene una de las cosas que no me han gustado, porque en los créditos se ha puesto delante del otro protagonista, Kieran Culkin, por lo menos en los del final de la película, cuando el que realmente importa, y el que realmente levanta y eleva la película es Culkin. No sé… igual fueron créditos de los de «por orden de aparición», pero que no lo indicaron. Pero lo que me causa sensaciones contradictorias son otras cosas. Ya me explicaré. Primero, veamos de qué va.

Dos primos (Eisenberg y Culkin), en el pasado muy cercanos entre sí, gracias al vínculo a través de su abuela fallecida, actualmente algo extrañados uno del otro, inician un viaje a Polonia para retomar sus raíces y, especialmente, recordar y celebrar la figura de su abuela. Judíos descendientes de supervivientes de los campos, inicia un recorrido en un viaje organizado en un grupo pequeño, con el que recorrerán algunos lugares significativos asociado con el exterminio de judíos y otras etnias y condiciones habitualmente no mencionadas, durante el viaje se pondrán de manifiestos sus distintas personalidades y distintos puntos de vista sobre la vida. Uno (Eisenberg) es un hombre hogareño, enamorado de su esposa y su hija a quienes echa de menos, que no quiere complicaciones en la vida. El otro (Culkin) va por libre por la vida, con tropiezos frecuentes, pero con la intención de vivirla lo más intensamente posible,… cuando su propia salud mental se lo permite.

Las fotografías, de mi visita a Cracovia, en el año 2008.

.

Mi ambivalencia con esta película viene por su dos dimensiones. Por un lado, es la enésima película de un director judío que habla del tema del genocidio provocado por la Alemania nazi… lo cual en principio es totalmente legítimo, ya que fue un acontecimiento que nos abrió los ojos ante las peores dimensiones de la especie humana, cuando es capaz de los actos más animales y antihumanos que se puedan concebir. Que nadie lo dude, aborrezco esos hechos, creo que como especie deberíamos haber aprendido algo y ser mejores, y no deben caer en el olvido. Yo mismo he visitado en Polonia y otros países algunos de los lugares asociados a esa barbarie con el fin de interiorizar lo sucedido. Pero en estos tiempos en los que un estado confesionalmente judío, como es el estado de Israel, caiga en excesos similares a los de aquella Alemania nazi, de forma impune, ver una película sobre este tema, teniendo claro que no sólo no hemos aprendido nada, sino que los descendientes de los que fueron víctimas se convierta en asesinos verdugos… y nadie en Hollywood hace películas sobre ello. Pues me molesta. Me molesta mucho. Mucho. Mucho. Mucho.

Pero por otro lado, en el aspecto humano, el camino para reconstruir puentes entre dos personas que habiendo sido más que primos, hermanos-amigos, por sus vínculos familiares, pero también por vivencias comunes en su infancia y adolescencia, los conflictos por su forma de ver la vida distinta, muy distinta, pero también el profundo cariño que se profesan y el deseo de reconstruir la relación, hace de esta película una propuesta muy interesante. Especialmente cuando, con gran habilidad, se juega muy bien con el equilibro entre el drama y la comedia, sin caer en el exceso en ningún momento, y manteniendo ambas vertientes del film con mucha elegancia. Para lo que es fundamental el buen quehacer de ambos protagonistas.

Con otro trasfondo que me desagradase menos por la situación sociopolítica del mundo actual, esta película subiría varios enteros en mi valoración y querencia personal. Porque en la escasa hora y media que dura, un ejemplo de que se pueden contar buenas y profundas historias sin caer en el exceso horario, nos transmite valores importantes en lo que se refiere a las relaciones interpersonales y familiares. De las buenas. No de las de «cuñaos». Pero durante el tiempo que permanecimos en la sala de cine, no dejé de sentirme incómodo por esa enésima propaganda judía, en un momento en que los fascismo racistas y xenófobos están creciendo… incluidos los que radican entre los propios judíos… que no son distintos en realidad de los de otras etnias. Es complicado ver cine hoy en día… es complicado sentirse ciudadano responsable y comprometido hoy en día… es complicado el mundo hoy en día. Uno ya no sabe qué pensar y qué sentir. O sí lo sabe, pero se siente impotente por la evolución de las cosas.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; dramedias, comedias dramáticas… o como queráis llamarlas

Televisión

Hoy no ando con mucho tiempo, pero no quería dejar esta semana sin entrada televisiva. No vaya a ser que se me acumulen muchas series. De hecho, ya se me han acumulado muchas series. En pocos días, cuando pensaba que se me estaban agotando las que tenía pendientes de comentario. Y hoy vamos con comedias con episodios de corta duración. Tradicionalmente, estas comedias de episodios cortos han sido las comedias de situación o sitcom para los más anglófonos de los castellanoparlantes. Pero la comedia de situación suele ser comedia pura, incluso si permite algún momento de dramilla, muy ligero y tal. Sin embargo, desde hace un tiempo, tenemos comedias con episodios que rondan los 30 minutos, que quizá entren más en el concepto de comedia dramática, o dramedia, para los que adaptan directamente el término inglés dramedy. Una adaptación correcta por otra parte. Un acrónimo bien formado. Como lo está desde hace siglos el término tragicomedia. Vamos con dos dramedias. Una más comedia, otra más drama, pero dramedias.

Hemos podido ver en Netflix Nobody wants this. Diez episodios de media hora de duración protagonizados por un rabino muy comprometido con su labor pastoral (Adam Brody), y una podcastera (Kristen Bell) que habla de relaciones y sexo con su hermana (Justine Lupe) en sus emisiones. Por supuesto, gentil. Cuando gentil no quiere decir agradable y simpática sino no judía. Y empiezan una relación poco a poco, improbable, pero que se va afianzando más allá de la atracción física, claro. Pero claro, en sus entornos respectivos, especialmente entre la familia del rabino y en su sinagoga, nadie quiere esta relación. Y a partir de ahí, os podéis imaginar. No está mal. Tiene momentos inspirados. Pero al mismo tiempo, me resulta demasiado inverosímil en algunos momentos, poniendo a dura prueba mi renuncia voluntaria a la incredulidad. Interpretaciones entre correctas y bastante buenas, según los casos, y diálogos entretenidos, como corresponde a una buena comedia. Esta es la que es más comedia que drama. Kristen Bell está lejos de sus mejores momentos… hace 20 años, pero cumple. En realidad, es de esas series en las que los secundarios muchas veces son lo mejor.

Más seria, aunque disfrazada de drama, es la segunda temporada de Shrinking. Está en Apple TV+, y los que lo ven todo doblado y traducido la encontrarán como Terapia sin filtro. El título original es una juego de palabras entre los psiquiatras, a los que los anglófonos llaman coloquialmente shrink, y el significado de la palabra que es encogerse. La primera temporada ya me gustó. Mucho. Y la segunda temporada también. Incluso si detrás de un aspecto más amable, ha sido en realidad más dramática. Engaña mucho esta serie. El duelo es el principal tema, junto con la relación padre-hija. Pero también la decadencia de la vejez, otras relaciones progenitores-vástagos más diversas y variadas, el sentimiento de culpa, la redención, la familia en general, la amistad… Tiene buen rollo, pero tiene momentos realmente complejos. Acompañado todo por ese disfraz de comedia, con excelentes diálogos y muy ágil. Claro,… el reparto se las trae. Hacía tiempo que no veía a un Harrison Ford tan inspirado. Pero todos lo hacen muy bien. Visitad el enlace a IMDb y allí tenéis todo el reparto. Tendremos tercera temporada. Igual que de la anterior tendremos segunda temporada. Las veremos si nada lo impide.

[Cine] Las últimas de 2023; Maestro (2023) / Kuolleet lehdet (Fallen leaves) (2023) / Rebel Moon – Part One: A child of fire (2023)

Cine

Como es tradicional, el primer día del año lo dedico al comentario de la última o últimas películas vistas en 2023, para hacer al día siguiente el balance cinematográfico del año. Y este año se me han acumulado nada más y nada menos que tres, por lo que serán comentarios breves para no cansar. Aunque alguna de ellas merecería un comentario más pausado y dedicado. Pero bueno… hay que saber cerrar ciclos.

No es infrecuente que los tranvías de Helsinki sean protagonistas, de algún modo, en las películas de Kaurismaki, y la que comento en estas líneas no es una excepción.

Maestro (2023; 70/20231226)

En el día siguiente a Navidad, con una antipática niebla sobre Zaragoza que no invitaba a actividades en exteriores, dediqué una buen rato a uno de los estrenos estrella de Netflix en el 2023. Bradley Cooper, con el apoyo como productores de Scorsese y Spielberg, protagoniza en compañía de la siempre estupenda Carey Mulligan, a quien cede el puesto de honor en los títulos de crédito, la biografía del matrimonio formado por el compositor y director de orquesta Leonard Bernstein y la actriz Felicia Montealegre.

La película abarca tres épocas. Cuando se conocieron y se casaron, en los años 40 y principios de los 50 del siglo XX, rodada en blanco y negro y formato académico. La más larga, en los años 70, cuando el matrimonio entra en crisis por las ausencias de Bernstein, homosexual, conocido por su mujer, y la enfermedad de Felicia, rodada en color y formato académico. La más cortita, una entrevista final a Bernstein, que nos habla de su momento en los años 80 y que es el arranque suponiendo que las anteriores se cuentan como un flashback, en color y en formato panorámico americano. Y la película se centra en las complejidades de una relación en la que, aun existiendo el amor entre ambos, las preferencias afectivas homosexuales del músico, aunque conocidas y toleradas por la esposa, acaban pasando factura. Lo que no impide que el músico la cuide y acompañe en sus últimos momentos y la recuerde siempre.

La película es correcta en su factura. Cooper tiene buena mano al rodar. Pero sin más. Sus recursos visuales son más formales que revolucionarios. Es más bien clásico en sus modos. En la interpretación, Mulligan está estupenda, como habitualmente, y Cooper está un poco excesivo, sobreactuado, muy caracterizado, supongo que buscando una candidatura a los Oscar, donde este tipo de interpretaciones masculinas suelen conseguir réditos. Aconsejable… sin más.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

Kuolleet lehdet [Fallen leaves] (2023; 71/20231229)

Aunque he visto varias de las películas del finlandés Aki Kaurismaki en vídeo o en televisión, es la primera vez que veo una de ellas en la sala de cine. De lo que hace tiempo que tenia muchas ganas. Y ha llegado el momento con estas «hojas caídas», que nos cuenta una peculiar historia moderna de amor, en una Finlandia menos ideal de lo que muchas veces imaginamos de los países nórdicos, como no podía ser menos de la mano de Kaurismaki.

Ansa (Alma Pöysti) y Holappa (Jussi Vatanen) son lo que muchos llamarían restos de un naufragio. Viven en soledad, con sus trabajos de bajo nivel y sus escasos salarios. Alma apenas tiene alicientes, y vive en un pequeño apartamento heredado, con la mera compañía de la radio. Holappa se refugia en el alcohol con demasiada frecuencia, en compañía de un amigo de más edad. Están en sus cuarenta años. Se conocen en un karaoke. Se gustan. Pero su relación no será fácil. Especialmente por los problemas que el alcohol causa en Holappa.

Entre la comedia y el drama, con la estética minimalista pero tremendamente cuidada de Kaurismaki, con escasos diálogos, con poca acción o movimiento de cámaras, en un mundo de frecuentes clarooscuros, en una sociedad fría y alienante, donde hasta la radio nos machaca constantemente con la guerra rusoucraniana, surge el amor entre estos dos seres sin rumbo, metidos en una rutina potencialmente destructora. Pero Kaurismaki no se deja caer en el pesimismo y encontrará formas de aportar un poco de luz a estos personajes, que pueden ser muy reales.

Interpretaciones sobrias, de muy buen nivel, lucidez visual, con fotografía sobre película fotoquímica tradicional a cargo de Timo Salminen, y una banda sonora con canciones populares y música clásica de todo tipo, conforman una película que es altamente recomendable. Un soplo de aire fresco de parte de un director que lleva toda una vida de coherencia y de ser fiel a sí mismo y a lo que quiere contar, frente al artificio absurdo de Hollywood y el cine más comercial. 80 minutos de cine de alto nivel, realizado con muy pocos recursos. Fundamental en este recién inagurado 2024.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

Rebel Moon – Part One: A child of fire (2023; 72/20231231)

Última película del año, vista ayer mismo en Nochevieja mientras cenaba, antes de salir a comer las uvas, beber el champaña y charrar un rato a casa de unos amigos. Una de esas películas con las que las plataformas digitales pretenden conseguir el último pelotazo con una nueva franquicia de ciencia ficción. En esta ocasión, Netflix ficha a Zack Snyder para intentarlo. Su estilo visual me parece más efectista que efectivo, y su tendencia a gustar de las estéticas fascistas, y en algún caso me temo que de las ideologías fascistas, me desagrada. Incluso si quienes lucen las estéticas fascistas son «los malos». Porque vamos… ¡Qué «original» poner a los malos con uniformes que recuerdan a los ejércitos alemanes de la época del nazismo! Como si nunca se hubiese hecho.

Nos cuentan que Snyder presentó la idea de esta película o algo parecido a Lucasfilms hace 10 años por lo menos con la intención de integrarla en el universo Star Wars, pero no se la compraron. A todos los efectos, debemos considerar esta aventura espacial como un mal remedo de la saga galáctica más conocida. Con un gran abuso de efectos visuales, pero con una historia elemental y muy poco cuidada, y con unos personajes absolutamente tópicos y sin la más mínima delineación del carácter y de sus motivos. Una excusa para una serie de escenas de acción donde se supone que tenemos que admirar la «genialidad» del director con lo visual. Apenas me molestaré en mencionar que la cosa está protagonizada por Sofia Boutella, que en el resto del reparto hay algún nombre interesante, pero que dado lo inane del producto, es indiferente su presencia en la película.

Bajo la amenaza de una segunda parte para esta primavera, tras un horrible deus ex machina que permitirá que se conserve el mismo «malo» en la misma, si eres suscriptor de Netflix allá tú si la ves. Si no eres suscriptor de Netflix, definitivamente esta película no es un buen motivo para darte de alta en la plataforma. Quizá sea un buen motivo para plantearse si seguir suscrito a la plataforma. Las aventuras espaciales, sí, pero no así.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: *

[Cine] Fingernails (2023)

Cine

Fingernails (2023; 63/20231108)

Cuando me enteré que en Apple TV se estrenaba una película con aire de cine independiente y que la protagonizaba Jessie Buckley, decidí que tenía que verla. Además, supe que aparecía también Jeremy Allen White, uno de los más apreciables hermanos de la disfuncional familia de Shameless. Rodada en Canadá y dirigida por el ateniense Christos Nikou, su premisa de mostrarnos una sociedad distópica, más sutil que las que suelen aparecer en las pantallas de cine y televisión habitualmente, aumentaba su interés. En español la han titulado Esto va a doler. Supongo que titularla Uñas les parecía poco comercial.

La película está rodada en Canadá. En Toronto, entre otras localizaciones. Así que es la segunda vez esta semana que la capital de Ontario se asoma a estas páginas.

En una ciudad indefinida, Anna (Jessie Buckley) y Ryan (Jeremy Allen White) son oficialmente felices. El descubrimiento que el amor se puede apreciar científicamente por un cambio de color en las uñas ha permitido comprobar a las parejas si están enamoradas o no. Se arrancan una uña de la mano de cada uno de los miembros de la pareja, esto va a doler, por algún motivo hay que hacerlo a lo bruto y sin anestesia, se analizan en un aparato que parece sacado de las películas de ciencia ficción de los 50 y 60 del siglo XX y… si la puntuación es 100 %, pareja perfecta, si es 50 %, hay uno que finge estar enamorado, pero no sabemos quien, y si es 0 %,… ¿por qué narices están juntos? Y esta pareja puntuó en su momento un 100 %. Anna, una profesora de instituto que está buscando trabajo, opta por entrar a trabajar en la empresa que hace los análisis, en la formación y asesoría de parejas previa al análisis. Hay que garantizar el amor perfecto. Y hace pareja con Amir (Riz Ahmed), un veterano de la empresa con excelentes resultados, con quien empieza a trabajar a gusto. Pero claro… como los epidemiólogos sabemos, los tests diagnósticos pueden dar falsos positivos y falsos negativos… Y ¿qué pasa entonces?

Como sospechaba, el principal activo de la película está en las interpretaciones. Buckley es una actriz sumamente competente, con mucho oficio, que consigue que empaticemos con los caracteres que interpreta con sorprendente facilidad. Tiene una considerable naturalidad. Y el resto del reparto está muy bien también. Es a White al que le toca lidiar con el personaje menos agradecido, un tipo muy sieso, y hace que se diluya frente al resto del reparto. Pero bien. Y todo bien contado por un director con poco bagaje todavía como tal, ha sido segundo directo o ayudante de dirección con frecuencia, pero muy solvente, en una película muy bien ambientada en un tiempo indeterminado del pasado, ¿años 70, 80, 90? La banda sonora da una pista de que estamos en un pasado indefinido, al igual que los modelos de los coches, o los chismes electrónicos, de aspecto viejuno.

Ya digo que es una distopía. Nada de dictaduras, represiones policiales o cosas similares. Simplemente, un invento que se supone va a garantizar la felicidad en las relaciones de pareja. Y aquí es donde brilla el tono agridulce, de tragicomedia, de la propuesta de Nikou, más interesante como guionista junto a dos escritores más que como director, aunque no lo haga nada nada mal. Y es que no hay soluciones, ni mágicas ni científicas para las cosas del querer. La narración y los diálogos están llenos de sutiles ironías, que tanto podemos interpretar como historias con final triste como feliz, con ganadores y perdedores. Una película que crece en el recuerdo, y que igual habría merecido un estreno en la gran pantalla para permitir al espectador sumergirse con más intensidad en lo que sucede ante sus ojos. Muy recomendable.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Asteroid City (2023)

Cine

Asteroid City (2023; 37/20230616)

Con mucha expectación se esperaba la nueva película de Wes Anderson, que se está convirtiendo, ¡oh, cielos, qué horror!, en un director «de culto». Sea lo que sea lo que signifique ser «de culto», porque os puedo asegurar que a estas alturas de mi vida he escuchado conversaciones absolutamente delirantes sobre este concepto. Y sobre todo da miedo porque cuando un director se considera «de culto» por lo que está haciendo «ahora»,… suele «estropearse». Además es un sentido. Para mí, en el sentido original del concepto, «el culto» surgía con el tiempo, cuando una creación que en su momento recibió un interés limitado por el público y la crítica, con el paso de los años es reconsiderada, aumenta el número de sus partidarios y empieza a ser objeto de debate, a veces apasionado, manteniéndose en el candelero, no «en el candelabro» como decía aquella «Miss», de forma continua. Anderson es un director personal, con un estilo y una estética muy definidas, que ha conquistado ya el éxito de público y de crítica por varias de sus obras. Es no es «ser de culto», eso es ser un director de éxito y respetado. Pero en fin,… es muy difícil razonar sobre determinados conceptos con los «millenials«, que por otro lado no son ni mejores ni peores que otras generaciones, y también tienen derecho a opinar.

Con la película que hoy nos ocupa, Anderson sigue a lo suyo. Adultos perdidos, adolescentes rarunos, niños listillos, más o menos impertinentes, mujeres híbridas entre lo normal y lo fatal, y una estética muy definida en sus composiciones simétricas y en sus colores, que en esta ocasión se acercan peligrosamente al pop chiclé, para mi gusto. O pop piruleta. Lo cual quizá sea apropiado, porque el pop piruleta o pop chiclé (bubblegum pop), un concepto más próximo a la música pop que a lo visual, pero creo que perfectamente aplicable, se enraíza en el optimismo y el colorido de la sociedad de los años 50, aunque apareciese más tarde. En Estados Unidos. En España, el color dominante de los años 50 del siglo XX fue el gris mediocre. En fin… la televisión también era en blanco y negro, pero no el cine…

En cualquier caso, también alterna esa colorida estética con un blanco y negro más expresionista, en formato académico, o sea, cuadradote en lugar de panorámico, porque la historia principal es una historia dentro de otra historia. Es una obra de teatro, entre cuyos creadores e intérpretes también existe un drama que ha de ser contado. Así pues, dos historias, la de los intervinientes en el drama teatral y la del drama teatral, en el que unos adolescentes superdotados se reúnen para optar a un premio de ciencias otorgado por los militares en un pueblo perdido en el desierto donde hay un cráter de impacto, y que da nombre a la película, Asteroid City, y donde se desarrolla el drama «de ciencia ficción», con los extraterrestres propios de las tradiciones del desierto de Nuevo Méjico, mezclado con los accidentes geológicos del desierto de Arizona.

A caballo entre la comedia y el drama, con un reparto muy coral en el que destacan nombres como los que tienen más presencia, Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, los secundarios de lujo, Edward Norton, Liev Schreiber, Hope Davis, Margot Robbie, Matt Dillon, Steve Carell, Tilda Swinton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, los protagonistas más jóvenes, Jake Ryan, Grace Edwards, o secundarios que hasta ahora pasaban desapercibidos pero que ahora vemos constantemente y que lo hacen bien, Hong Chau, gracias a los repartos inclusivos… vamos un montón de gente. Interesante de ver, o al menos de mirar, con un diseño de producción excelente, pero con un guion irregular, que parece abrir muchas vías de desarrollo para luego profundizar en pocas, o dejar insatisfechos con la forma en que lo hacen. Quien mucho abarca, poco aprieta. Tiene momentos que se acercan a la genialidad,… pero hay momento en los que decae, corriendo un cierto de riesgo de situarse en el nivel de los pestiños.

Recomendable para los aficionados al cine de Wes Anderson, puede atraer a algunos espectadores más con ganas de ver algo distinto, pero se queda muy lejos de los mejores momentos de su director. Y es que, como decía al principio, bajo esta nueva forma de conceptualizar el cine o los directores «de culto», el peligro de que estos descarrilen parecen que aumenta considerablemente.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; humor y drama, receta para series con episodios cortos

Televisión

El paradigma por excelencia de las series con episodios cortitos son las comedias de situación. Que en general, son puramente comedias. Incluso de ciento a viento incluyen algún tema serio más dramático. Y que si descontamos los títulos de crédito, apenas sobrepasan los 20 minutos de acción real. Para contar algo digno de ser contado en tan corto espacio de tiempo se hace preciso un guion muy ágil y dinámico, con unos diálogos muy medidos y afilados. Pero con el tiempo ha surgido otro tipo de serie con episodios que no suelen sobrepasar los 30 minutos de duración, algo más largos que las anteriores. Y que incorporan elementos de comedia, pero también de drama; incluso este puede ser predominante en ocasiones, aunque no falte los momentos de relax cómico. Las tres series que traigo hoy, y que he ido viendo en la segunda mitad de este verano que astronómica se nos acaba.

La mejor serie de las que traigo hoy es ambiente puramente neoyorquino. Y en la sesión de hoy de ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza también hemos podido ver fotos de la Gran Manzana. Así que qué otra cosa podía traer para ilustrar la entrada de hoy.

Boo, bitch es el único estreno de este trío. Y la más floja con ventaja. Pero con 8 episodios sólo, decidí terminarla, aunque no terminó de engancharme en ningún momento. Es la típica serie de institutos en las que las dos protagonistas son unas pringadas, con pocos amigos, poco populares y que no se comen un rosco en tema de ligues. Y en estas estamos, haciéndose propósitos para cambiar esto antes del final del curso y del instituto, cuando un accidente hace que una de ellas muera, pero su fantasma siga en el mundo terrestre. Se supone que hasta que satisfaga sus propósitos. No digo más para no correr el riesgo de desvelar el recurso argumental que mueve la acción y… que uno puede imaginarse en un momento dado. Es muy poco original, no excesivamente bien interpretada, llena de situaciones tópicas y previsibles. Los puntos dramáticos casi ni se notan, aunque se supone que están. No especialmente recomendable.

Never have I ever estrenó este verano su tercera temporada. Es una serie, con algunas premisas similares a la anterior, salvo que no hay fantasmas. Los que mueren, muertos están. Y tiene mucho más fondo. Quizá empalaga mucho, como muchas series actuales, las enormes dosis de diálogos con mensaje políticamente correcto. Pero en estos momentos,… es lo que hay. Si no quieres ver documentales de animales, donde los leones no se han hecho veganos y no binarios… es lo que hay. La serie ha mejorado en interpretación, y se ha asentado como una buena comedia dramática de institutos, con situaciones graciosas y con personajes con los que empatizas o simpatizas. Aunque con más frecuencia entre los secundarios que entre los protagonistas. Creo que sólo le queda una última temporada. Una por año de instituto, supongo. Se deja ver sin problemas.

Y la mejor de las tres de hoy es Only murders in the building, donde, además de unos buenos guiones en lo que es la investigación de los crímenes reales que se producen en el Arconia, el edificio del título. La sintonía entre Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez es absoluta. Me ha sorprendido mucho y gratamente el buen trabajo interpretativo que hace esta chica, que ya no es tan joven como parece. Pero ya mostró buen hacer en un papel secundario de una de las últimas películas de Woody Allen. Y además hay que sumar el excelente trabajo de los diversos secundarios de la serie, entre los que destacaremos en esta ocasión a Tina Fey. Y sólo levantaríamos las cejas un poco por lo poco convencidos nos deja el trabajo de Cara Delevingne. Que yo pensaba que podía dar más de sí. También es cierto que su papel es muy circunstancial. Es una serie de crímenes desde el punto de vista de la comedia, y con unos protagonistas que arrastran problemas serios que resuelven relacionándose con los vecinos más insospechados. Me lo paso muy bien, me parece muy recomendable, y estoy deseando que llegue una tercera temporada.

Por cierto… no habrá segunda temporada de Paper Girls, al menos en Prime Video. La serie ha recibido buenas críticas de los especialistas y del público que la ha visto. Pero este último no ha llegado a los niveles previstos. Aunque parece que hay posibles de que la salven en otras cadenas. Lo cierto es que aunque los derroteros que ha cogido son distintos de los del cómic original, me gustaría saber dónde van a parar. Quizá reflexione en algún momento porque «bueno» no es siempre sinónimo de «duradero» en televisión. ¿Recordáis Firefly?

[Cine] Tenéis que venir a verla (2022)

Cine

Tenéis que venir a verla (2022; 34/20220622)

Esta película de Jonás Trueba dura sólo 64 minutos. Te cobran lo mismo que si durase 150 minutos. Pero a mí, intuitivamente, me sale decir que es un mediometraje, no un largometraje. Me entra la duda y me intento informar. Parece que la Academia de las artes y las ciencias cinematográficas, en España, no tiene una definición oficial de lo que es un corto-, medio- o largometraje. El diccionario de la RAE nos dice que un largometraje tiene «una duración generalmente superior a los 60 minutos». Dentro de la habitual ambigüedad académica, que cada cual interprete ese adverbio infiltrado en la definición, y que elimina cualquier precisión de la misma. Porque… ¿cuando 60 minutos sería largometraje y cuando no? O quizá la cosa vaya por debajo,… ¿en ocasiones 55 minutos contaría como largometraje aunque «generalmente» no?.

Lo más próximo que tengo a mano sobre la periferia madrileña son las fotos que hice en la etapa prólogo de mis recientes vacaciones a Italia y Austria, que transcurrió en Alcalá de Henares. Con las cercanías de Madrid… en dirección opuesta a Alpedrete,… donde se pierden los urbanitas protagonistas de la película de hoy.

Los franceses del Centre national de la cinématographie son más claros. No existen los mediometrajes. Cortometraje cuando durante entre 1 y 59 minutos, largometraje a partir de 60 minutos. Parece ser, no obstante, según nos dice la Wikipedia en francés, que François Truffaut, una autoridad muy respetable, sí que consideraría el mediometraje, entre los 30 y 65 minutos. Por razones de tradición histórica en el medio. Me gusta esta visión… supongo que porque se adapta a mi percepción absolutamente subjetiva de que esta película es un mediometraje.

No obstante, el mundo anglosajón, considera que los largometrajes (feature film) son cuando la duración de la película llega a los 40 minutos. O más. Claro. En fin… que esta película es cortita y se ve pronto. Y por supuesto, con ese título, es evidente que está haciendo un juego de palabras. Entre lo que sucede en el relato, en el que el pronombre la hace referencia a la casa de una pareja de protagonistas, y la invitación de los responsables de esta películita a verla.

Así que, peliculita de tono y ambiente postpandémico. Dos parejas jóvenes, pero no tanto, en sus treintaitantos. Clase media culta, con estudios universitarios, relacionados con el mundo de la cultura y el arte. Unos conservan todavía un punto de bohemia en su vida diaria, mientras que los otros anuncian que en el mundo pandémico se han instalado en una casa en la periferia madrileña, y van a tener un bebé. E invitan a su amigos a visitar su casa en esa periferia madrileña, cercana a las sierras. Lo cual hacen tras una minúscula odisea con las cercanías ferroviarias.

Trueba nos ofrece en esos 64 minutos una visión relativamente pesimista de unos tramos de edad en los que se supone que la persona tiene que estar en su plenitud personal, laboral o profesional. O por lo menos acercándose a ella. Aunque estamos en una sociedad en la que los tiempos se han ralentizado, y las personas «maduran» más tarde. Dos parejas de amigos. Una, que tiende a lo convencional. Casita en la periferia, que es más grande. Tener un bebé. Una vida tranquila, familiar. Pero, ¿lo hacen por convicción o porque toca? ¿O por resignación? La otra pareja, aferrándose a su estilo de vida urbanita, algo bohemio. Enganchados a sus artes y a sus lecturas… filosóficas, más o menos pretenciosas. La película se mueve, en lo que yo entiendo, entre la descripción de una realidad, más bien deprimente, y la parodia de esa realidad. Como en la lectura de ese tocho de Peter Sloterdijk, mal digerido por los protagonistas. Incluso por la entusiasta del texto, que se mueve entre las buenas intenciones y la más absoluta pedantería.

O eso me parece a mí, porque empieza a costarme entender las intenciones de algunos autores/directores. Nunca me he considerado el más listo de la clase, pero tampoco corto de entendederas. Pero empiezo a notar la distancia generacional. Y me cuesta comprender a los «jóvenes» maduros de esta película. Cuando dejé atrás mis años de universitario y de formación especializada, con 29 años y un trabajo estable, sentía la necesidad de reivindicar mi iniciativa, mi capacidad de aportar. Me sentía maduro y seguro. Incluso si me faltaba experiencia, me sentía seguro de mi formación. Y muchos de mis amigos y conocidos tenían ilusiones similares. Pero ahora siento que la gente de esas edades siente la necesidad de mantenerse en un estado de perpetua «juventud» irresponsable. Y soy consciente que me puedo estar equivocando. Pero obras como esta reafirman esta sensación.

La película se deja ver, por eso, pero no entusiasma. En los días entre su estreno en viernes y el miércoles cuando la vi, escuché muchos comentarios favorables, alguno incluso entusiasta, en diversos medios. Cada vez desconfío más de estos comentarios. Me da la sensación de que hay un intento de llevar al cine a la gente a ver la película que han hecho sus amigos, sobrevalorando producciones de cine nacional que no son malas, pero tampoco se elevan en exceso sobre la medianía. Y esto a la larga penaliza al cine español… porque dejas de confiar en él. Pocas cosas destacables en esta película, salvo algún parrafito puntual.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Happy End (2017)

Cine

Happy End (2017; 36/20180722)

Qué duro es el verano para el amante del cine. De vez en cuando surge algún mirlo blanco, alguna joya tapada, algún éxito de cinematografías extrañas que te sorprende,… pero que desierta suele estar la cartelera estival de ideas y ejecuciones cinematográficas mínimamente inteligentes. Hace un rato, sin ir más lejos, consultando las recomendaciones para esta semana, veíamos que la más repetida en distintos medios es la referida a determinada saga de películas de acción que hace muchos años que nos resulta consistentemente estomagante, tanto por sus precedibles argumentos como por su insoportable protagonista, tan pagado de sí mismo, tan consistentemente representando una y otra vez el mismo papel, el que ha construido alrededor de sí mismo. Ante este desierto, fácil es que las próximas recomendaciones cinéfilas que aparezcan en estas páginas no procedan de las salas de cine, sino de lo que uno con paciencia recupera y descubre ante la pantalla de su televisor. Ya tengo uno en espera para hablar de algo tan importante como es el duelo, cuando alguien nos falta y no lo superamos fácilmente.

tumblr_nwerpgBKb81r5mrsgo1_1280

Aunque la película tiene sabor francés, con algún toque británico, fotográficamente me iré a Viena, en «honor» al director; porque en cuestión de hipocresía burguesa, creo que la capital austriaca es un referente europeo, a la chita callando.

Pero hasta ese momento, habíamos puesto ciertas esperanzas en el cineasta de nacionalidad austriaca Michael Haneke, que a lo largo de su parsimoniosa carrera nos ha ofrecido unas cuantas obras maestras. Muy inquietantes, muy desasosegantes, pero obras maestras. Recordemos, Funny Games (la original de 1997), La pianistaLa cinta blancaAmor,… Y encima, en el reparto vemos, entre otros, a una de sus actrices predilectas, y reina de la interpretación europea en estos momentos, Isabelle Huppert, y al veteranísimo Jean-Louis Trintignant. Pero ya lo adelanto, en esta película sobre las hipocresías de la burguesía Haneke ha perdido su toque, y está a años-luz de las obras maestras mencionadas. Llegándose a hacer pesado, repetitivo, meramente oportunista. Ni el entregado trabajo de sus intérpretes basta para sacar adelante esta crítica, que se supone ácida, a los valores burgueses.

A través de los ojos de una enfurruñada niña de trece años cuya madre se encuentra gravemente enferma por un envenenamiento, y que se ve obligada a ir a vivir con la familia de su padre, asistimos al repertorio de comportamientos egoístas e hipócritas que sus familiares muestran en su día a día, al mismo tiempo que la familia se descompone de forma aparentemente inadvertida para sus miembros. Sólo la joven preadolescente es capaz de ver a través del «ojo» de su teléfono móvil lo que está pasando.

tumblr_ogxwe5wbT91r5mrsgo1_1280.jpg

Todo ello aderezado con otros elementos coyunturales. Especialmente el de la integración de los franceses de origen extranjero en la sociedad francesa, o elementos relacionados con la crisis de los refugiados. No en vano decide el director y guionista situar la acción en Calais, uno de los puntos calientes de la inmigración clandestina y la afluencia de refugiados, por la esperanza de muchos ellos de cruzar el Canal de la Mancha hacia una todavía menos hospitalaria Gran Bretaña. Pero existen demasiados antecedentes brillantes en la historia del cine, especialmente del cine francés, de crítica hacia la burguesía como para que esta desganada producción al mando del austriaco pase de ser un bache en la carrera del ya veterano realizador, que los próximos que cumpla serán ya los 77 años.

Falta por lo tanto profundidad, falta coherencia, falta riesgo, y lo elementos que pretenden epatar al espectador, no lo consiguen por falta de novedad, o de auténtica provocación. A estas alturas de la representación, hemos visto ya de todo.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

tumblr_p9nvs1gXc61r5mrsgo1_1280.jpg

[Cine] Amor y letras (2012)

Cine

Amor y letras (Liberal Arts, 2012), 22 de marzo de 2013.

Y aquí tenemos de nuevo al tremendo criminal que pone los títulos en castellano para la cartelera española poniendo un título cursi, porque habrá supuesto que la mayor parte de los españoles ignorará el concepto de artes liberales (lo pongo entre comillas porque lo estoy escribiendo en latín, que casualmente es igual que en castellano), y acogerán con más fervor un título tirando a cursi. No con mucho fervor, ya que pocos estábamos en la sala de cine este viernes a las cuatro y media de la tarde, donde nos metimos para hacer tiempo y de paso cumplir con el rito semanal de visitar las salas de cine. No llegábamos ni a diez. Creo que a cinco sí. La verdad es que esta película, dirigida por el televisivo Ted Mosby, es decir Josh Radnor, sin haber levantado entusiasmos tampoco quedaba más parada en las críticas. Y además tenía el aliciente de la presencia de Elizabeth Olsen, que nos gustó mucho hace unos meses en una inquietante película.

La película sigue las andanzas de Jesse (el propio Josh Radnor), soltero de 35 años que trabaja en el departamento de admisiones de una universidad neoyorquina. Y se encuentra un poco en crisis personal. En un momento dado, asiste al homenaje que se le ofrece a su antiguo profesor y tutor, el profesor Hoberg (Richard Jenkins) en la universidad donde estudió en Ohio, con motivo de su jubilación. Para él, en su recuerdo, fue una época dorada. Y en esta visita conocerá a una serie de estudiantes que le harán sentir de nuevo el ambiente universitario. Entre ellos estará Zibby (Elizabeth Olsen), una estudiante de primer año, 19 añitos, hija de unos amigos de Hoberg. Se caerán bien decidirán mantenerse en contacto, pero mediante las tradicionales cartas escritas a mano. Esto hará que ciertos sentimientos, pese a la diferencia de edad, surjan entre ambos. Y la crisis se producirá en el segundo encuentro entre ambos.

Hay más cosas. Una historia con una profesora, con un extraño estudiante con un gorro de lana rojo, y con otro no menos extraño estudiante que sufre de brotes de una enfermedad mental. El caso es que estamos ante la típica historia «de buen rollo», en la que todo el mundo es bueno, aunque a veces meten la pata o andan despistados. A mi la historia no me parece que esté del todo bien hilada. La historia de del protagonista y la chica jovencita no me parece del todo convincente, ni aun cuando el parezca realmente un inmaduro, algo se le ha pegado de su alter ego arquitecto televisivo, ni ella difícilmente pase por tener sólo 19 años. Y el resto de las historias me parecen metidas un poco con calzador. Y no digamos el happy end final, aunque vayan dando pistas por el camino.

La interpretación también es normalita. Es difícil no pensar en Ted Mosby cada vez que aparece en pantalla el protagonista; lo cual es paradójico porque siendo Mosby el protagonista de la serie televisiva a la que he hecho referencia antes, también es el personaje y el intérprete más soso de la misma. Y la Olsen, aunque muy guapetona, no está ni la cuarta parte de intensa ni de interesante que en la película que le vimos hace casi un año.

En fin… tampoco me pondré muy borde. La película no es ninguna catástrofe, se deja ver hasta cierto punto, y sirvió al efecto buscado de permitirnos pasar el tiempo entre dos compromisos sociales este viernes. Sin embargo, no tiene el tono o la calidad de otros productos similares de cine independiente que se han podido ver en otras ocasiones. Una ocasión fallida, puesto que con las premisas iniciales quizá se podría haber sacado algo más de partido. A ver si nos entonamos un poco, que desde que dejamos atrás la temporada de los óscar, no estamos encontrado películas que nos llamen gran cosa la atención. Estamos un poquito torpes.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

La música tiene gran importancia en la historia entre los dos protagonistas. Y últimamente por Zaragoza, encontramos muchos grupitos de jóvenes músicos, estudiantes de conservatorio, convertidos en músicos callejeros, porque las cosas deben andar realmente mal. Como este grupo de metales en Santa Engracia. Por cierto que la música era una de las "artes liberales". Curiosamente, encuadrada en el "quadrivium", junto con la aritmética, la geometría y la astronomía. No con el "trivium" que era más de letras como los protagonistas de esta historia. Qué cosas.

La música tiene gran importancia en la historia entre los dos protagonistas. Y últimamente por Zaragoza, encontramos muchos grupitos de jóvenes músicos, estudiantes de conservatorio, convertidos en músicos callejeros, porque las cosas deben andar realmente mal. Como este grupo de metales en Santa Engracia. Por cierto que la música era una de las «artes liberales». Curiosamente, encuadrada en el «quadrivium», junto con la aritmética, la geometría y la astronomía. No con el «trivium», que era más de letras como los protagonistas de esta historia. Qué cosas.

[Cine] Amor es todo lo que necesitas (2012)

Cine

Amor es todo lo que necesitas (Den skaldede frisør, 2012), 22 de diciembre de 2012.

Por algún motivo, la similitud del título con el de cierta canción de The Beatles tiraba para atrás. Pero cuando te enteras que el título original danés significa «la peluquera calva», te das cuenta que simplemente es que el maldito traductor de títulos, ese criminal contra la humanidad, está haciendo de las suyas otra vez. Considerando que es una comedia, lo que viene bien para una fiestas tan depresivas como las de estos días, y algún buen antecedente de la directora, Susanne Bier, decidimos que es una buen opción para este fin de semana.

Paisaje de la isla de Lolland

Por un momento, pensaríamos que vamos a tener una película con paisaje nórdico, como las llanuras de la isla de Lolland, en Dinamarca.

Sorrento

Pero es la bella costa de la ciudad de Sorrento, con sus hoteles y mansiones, en la escarpada península al sur del golfo de Nápoles donde sucede casi todo.

Y la película nos cuenta la historia de una peluquera, Ida (Trine Dyrholm), que efectivamente está calva por haber sido sometida a quimioterapia por un tumor canceroso de mama, y cuyo pronóstico final todavía está en el aire. La hija de Ida, Astrid (Molly Blixt Egelind), se va a casar Patrick (Sebastian Jessen), tras un noviazgo relámpago, en una finca que tiene Philip (Pierce Brosnan) el padre de Patrick en Italia. Este es un viudo que no ha sabido encontrar la alegría de la vida tras la muerte de su mujer, y se refugia en el trabajo, donde recibe las descaradas proposiciones de su ordinaria cuñada, Benedikte (Paprika Steen). Por otro lado, Ida descubre que su marido, Leif (Kim Bodnia), le engaña con la rubia tonta de contabilidad de su empresa, Thilde (Christiane Schaumburg-Müller), mucho más joven y muy mona. El encuentro de todos en la idílica finca situada evidentemente en Sorrento, desatará todos los demonios personales y familiares.

Isla de Capri

En varios momentos, al principio de la película, tengo la sensación de que está rodada en Capri. Incluso cogen una barca para desplazarse a la mansión del protagonista. Pero supongo que simplemente hemos de asumir que en la ficción, el lugar es indeterminado.

Isla de Capri

En cualquier caso, las costas de Capri son como una continuación de las sorrentinas.

Disfrazado de comedia romántica, no de las de reír sino de las de sonreír, nos encontramos con un drama familiar, de gentes de hoy en día. La chica joven con ganas de vivir la vida y ser feliz, de forma un tanto ingenua. El chico joven con una homosexualidad latente que le cuesta dejar salir, y que toma los caminos más fáciles ante la ausencia de un padre emocionalmente negado por el duelo por su esposa hace tiempo desaparecida. La adolescente con trastornos de conducta alimentaria agobiada por una madre egocéntrica y ordinaria. El hombre maduro que se niega a envejecer y dispara sus últimos cartuchos con una mujer mucho más joven. Y el personaje central, una mujer madura pero atractiva todavía, que ve mermado su atractivo, de forma real o psicológica, por su enfermedad, cuyo futuro está por definir, y que de repente encuentra vacía su vida. Sin marido, con sus hijos que son independientes,… En todo esto, en el planteamiento de los personajes, en el potencial de los mismos y sus interrelaciones, está la gran virtud de la película. Su debilidad está en que es irregular en el desarrollo de las mismas, con momentos más acertados y otros menos. Quizá se pierde demasiado en mostrar bonitas postales de la bella costa sorrentina, el golfo de Nápoles y otros paisajes de la Campania, en esa fascinación que ejerce el Mediterráneo sobre los nórdicos, aunque luego nos hagan responsables de todos los males del mundo. Hipócritas luteranos, que les encantaría darse a la buena vida y no se atreven.

Sorrento

Mansiones y hoteles en primera línea de mar a las que no es posible acceder, con accesos particulares al agua. Así es el lugar donde transcurre el filme.

Sorrento

Que eventualmente se ve iluminado por el cálido sol de la tarde mediterránea.

Quizá, el principal atractivo de la película es el reparto, en el que destaca la protagonista, Trine Dyrholm, mujer muy atractiva en sí misma, pero que al mismo tiempo sabe transmitir con convicción los conflictos y las contradicciones internas que sufre en un momento de cambios intensos en su vida. No he podido evitar realizar en mi mente comparaciones con la Cathy de The Big C, aunque haya diferencias notables en las personalidad y en los planteamientos de ambas mujeres. Pero ambas propuestas no dejan de ser variantes de un mismo tema. El resto del reparto, con un razonablemente solvente Brosnan a la cabeza, contribuyen con oficio a componer tan disfuncionales familias bajo apariencia de normalidad.

Como conclusión, podré deciros que es una propuesta razonable para ir a la sala de cine aunque claramente un escalón por debajo de lo que podría haber sido. Además se estira en su duración un poquito más de la cuenta, aunque nada grave. Y por otra parte, siempre es una delicia contemplar los paisajes sorrentinos, ese Mediterráneo maravilloso, con los que además os adorno un poco esta entrada.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

El Vesubio desde Sorrento

Y de vez en cuando, una panorámica del Golfo de Nápoles, con el durmiente Vesubio presidiéndolo.

[Televisión] Cosas de series: una chica mala y drogadicta, una chica desorientada y enferma, y chicas sin rumbo en Nueva York

Televisión

Hoy tenemos que comentar algunos finales de temporada, pero antes unas notas de servicio. Y es que el principio verano no le está sentando bien a las nuevas o viejas series, y muchas se están yendo a la papelera. Un drama médico con toques sobrenaturales, Saving Hope, no ha aguantado ni dos episodios. Ninguna emoción, y muchos tópicos. Me he cansado definitivamente de los vampiros de True Blood y de la histérica de Sookie (Anna Paquin); más de lo mismo. Adiós. Y el drama policiaco con toques de ciencia ficción, que tenía ciertos toques Terminator pero con una policía maciza en lugar de un robot protector, Continuum, definitivamente, un aburrimiento. Se me está llenando la papelera.

Vamos pues con los finales de temporada. Primero las veteranas, después las nuevas. Que son todas, chicas.

The Big C (temporada 3)

Las aventuras de Cathy (Laura Linney) se me han desinchado mucho después del climático final de la temporada pasada. Es como si Cathy sin cáncer se difuminara en la vulgaridad. Por que el resto de la familia tampoco ha estado especialmente interesante. Ni siquiera la participación de Joy (Susan Sarandon) ha dado realmente salsa a la historia. La he mantenido en cartelera en memoria de los buenos momentos, y por si recupera en el futuro la frescura que tuvo en su momento. Ya veremos. Nada convencido me he quedado.

Nurse Jackie (temporada 4)

Sin embargo, Jackie Peyton (Edie Falco) en sus intentos por desintoxicarse a su modo ha estado mejor que en la temporada anterior. La hemos visto evolucionar, sin dejar de ser ella misma. Quizá la subtrama más pobre ha sido la del divorcio y las niñas. Pero su vida dentro del hospital, especialmente su agonismo/antagonismo con el nuevo director Mike Cruz (Bobby Cannavale), ha dado mucho de sí y de buen nivel. Pero es que una de las cosas buenas de esta serie es que los secundarios son una comparsa estupenda para las aventuras de la protagonista. Con las ganas que dan de adoptar a Zoey (), con el excelente y británico humor y el embarazo de Eleanor O’Hara (), con el adorable/aborrecible Coop (), y todos los demás, no hay momento de aburrimiento en el All Saints’ Hospital neoyorquino. Espero con ganas la quinta.

Girls (temporada 1)

Una de las novedades y una de las sensaciones de la primavera. Serie de la HBO sobre un grupo de chicas de veintinomuchos, recién salidas de la universidad, que batallan por encontrar su camino en la vida, en lo laboral, en lo social, en lo sentimental,… Frente al glamour que destilaba Sex and the City (Sexo en Nueva York), también de la HBO, aquí nos encontramos con gente normal, no especialmente guapa, con sexo pero mucho menos vistoso, incluso cutre,… Con este antagonismo, que es menos de lo que aparenta, han jugado mucho. La serie, no ha estado mal. Por lo menos ha estado lo suficientemente bien para que la siguiera hasta el final y haya decidido ver la segunda temporada. Pero no me ha entusiasmado tanto. Motivos,… Porque tengo una brecha generacional que me impida identificarme con la situaciones,… Que la brecha, más que generacional, sea cultural,… Que mis vivencias de la época en que yo tenía esas edades no se correspondieran, aunque las inquietudes no fueran muy distintas,… Que el patetismo que despliegan sus personajes sea excesivo como para hacerme empatizar con ellos,… No lo sé. He de decir que su protagonista, Hannah (Lena Dunham), me carga un poco. O bastante. Que no me parece suficientemente coral. Me interesa todo el conjunto de personajes, pero me muestran mucho de Hannah y excesivamente poco del resto. Bueno. Un conjunto de cosas. Pero bueno, como he dicho seguiré con ella, al menos una temporada más. Después, dependerá de cómo evolucione.

Y bueno. De momento esto es todo. Quizá la semana comente algún final de serie británica, que siempre son interesantes.

Por algún motivo que desconozco, la siguiente fotografía, que publiqué en mi Tumblr hace casi tres semanas, ha recibido en el último día un interés notable, siendo la que más «me gustas» ha cosechado de todas las que he publicado en De viaje con Carlos. Hecha con una muy modesta para los estándares actuales Canon Ixus 400 de 4 megapíxeles, me parece que es correcta como documento pero poco más. Ni siquiera el equilibro de color está en su sitio. O a lo mejor es que ni yo mismo sé reconocer mis virtudes fotográficas. Bueno. Cosas que pasan.

Iglesia de estilo románico lombardo en Bagüés, en el Pirineo aragonés.