Recomendaciones semanales – del 8 al 15 de enero de 2017 – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

Lo que ayer pensaba que era una infección viral totalmente banal, hoy domingo se ha convertido en un algo bastante más pesadito. Así que en todo el día he tenido muchas ganas de ponerme ante el ordenador. Me produce un tremendo dolor de cabeza. De momento, os dejo con mi tablero en Pinterest sobre los fotocollages. Aviso a puritanos… sale gente sin ropa. Luego no me deis el tostón con el que no aviso.

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Y después ya, unas pocas pero interesantes recomendaciones, y algunas fotos que he seleccionado para un posible fotolibro, que todavía no he decidido si haré. Sin más pretensiones que tenerlo yo para mi disfrute personal, que siempre es mejor ver las fotos en papel que la pantalla del ordenador.

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[Cine] Silencio (2016)

Cine

Silencio (Silence, 2016; 022017-0901)

Siempre me da miedo el ir a ver una película de Martin Scorsese. Siendo uno de los maestros del cine desde hace varias décadas, siendo un señor que me cae muy bien y con el que he disfrutado mucho leyendo alguno de sus libros, por algún motivo, sus películas, no importa lo bien hechas que estén, no me suelen llegar. Por algún motivo, no estamos en la misma honda. Existen películas suyas que me parecen maravillosas desde luego. Por no necesariamente disfruto de su cine por sistema. A esto hay que añadir que el tema religioso me da mucho miedo… Hay muy muy muy muy pocas películas que hablen sobre la creencias religiosas que me hayan llegado. Y encima, los horarios de las sesiones en versión original eran tan malos e inconvenientes, que acabamos acudiendo a la versión doblada. Que de verdad, no os podéis imaginar hasta que punto el doblaje de las película es una calamidad…

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Por supuesto, fotográficamente nos vamos a Japón… en el que las mezcla de creencias es considerable y uno cree apreciar que entran más en el ámbito de las supersticiones que en el de los credos organizados.

Pero bueno. Es obligatorio ir a ver las películas de Scorsese. En este caso, estamos hablando de la segunda adaptación que se realiza para la gran pantalla de una novela del mismo título de Shusaku Endō. En ella, se nos cuenta las peripecias de dos jesuitas portugueses, Rodrigues (Andrew Garfield) y Garrpe (Adam Driver) a finales de la década de 1630 e inicios de la de 1640, cuando se dirigen a Japón desde Macao con el fin de conocer el paradero y situación de otro jesuita que les precedió, Ferreira (Liam Neeson), este último una figura histórica. También buscarán apoyar a las comunidades cristianas clandestinas en la abrupta costa de la región de Nagasaki. Y tendrán que evitar a los inquisidores del samurai Inoue (Issei Ogata).

La película tiene tres partes claras, la llegada de los jesuitas a Japón, su interacción con los campesinos y pescadores cristianos y, finalmente, el tira y afloja de Rodrigues e Inoue, representado muchas veces por su intérprete (Tadanobu Asano), cuando el samurai busca conseguir la apostasía de Rodrigues. El ritmo del filme es pausado, de acuerdo a la naturaleza reflexiva del mismo, representada en las dudas de Rodrigues. Es no es malo en sí mismo. Lo que si sucede es que a partir de determinado momento, la película entra en una situación repetitiva, recreándose en los tiras y aflojas entre los principales oponentes mediados por las escenas de tortura a los campesinos cristianos. Se llega a hacer pesada, sin que realmente se aporte nada a expuesto.

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La película, con su mensaje, nos desconcertó. Durante buena parte del metraje, el mencionado tira y afloja entre las dos posturas irreconciliables, es llevada con cierta ecuanimidad. Es cierto que las escenas de torturas reiteradas pueden condicionar al espectador poco informado en contra de los argumentos de los japoneses. Pero hemos de  recordar al respecto, si quieres mantener la ecuanimidad ante lo que ves, que hay una serie de hechos históricos que ponen en perspectiva la situación. Los repasaremos:

La motivación principal de Japón para oponerse al cristianismo viene dada de dos aspectos. Mientras que sus religiones propias, la tradicional sintoísta y la importada budista, no se oponen unas a otras y conviven de forma sincrética, el cristianismo y especialmente su versión católica es exclusivista. No admite sincretismo alguno con otros credos. Aunque este exista. Siempre he pensado que el catolicismo español es un politeísmo camuflado, que probablemente esté en su origen relacionado con las religiones politeístas indoeuropeas. Aunque formalmente un solo dios, las devociones a la virgen o a los santos han sido practicadas de forma confusa por muchas gentes iletradas a lo largo de los siglos como un politeísmo encubierto. Por otro lado, los japoneses ya habían constatado una cosa. Una vez introducida la religión católica en un país, a continuación llegaba la dominación económica y política… Por lo tanto, esta religión extranjera fue rechazada por motivos básicamente políticos.

Eso mismo estaba sucediendo en Europa. Tras una Edad Media de uniformidad religiosa en Europa, la llega de la Edad Moderna trajo la reforma protestante que surgió en paralelo a los principios de la formación de los estados modernos, que se culminaría más tarde tras la ilustración. Inglaterra había conformado su credo anglicano para potenciar su independencia política. La Monarquía Hispánica, en esos momentos un mismo rey de la casa de los Habsburgo o Austrias como se les llamaba en la península, reunía bajo su corona todos los reinos hispánicos y varias posesiones por el resto de Europa. Y el denominador común de los mismos era su férrea defensa de la fe católica. En los principados del Sacro Imperio, se va a estar en guerra durante 30 años, y una de las causas de alineamiento entre los estados involucrados va a ser el mantenerse fieles a la ortodoxia católica u optar por hacer oficial en los mismos una forma alternativa derivada de las reformas protestantes. En Francia, Enrique IV, el rey para el que París bien vale una misa, había promulgado el Edicto de Nantes por el que permitía cierta permisividad ante el calvinismo, aunque con el catolicismo como religión dominante. Pero en 1630 ya estaba en cuestión su eficacia, recordad las aventuras de los Tres Mosqueteros, y acabaría con el Edicto de Fontainebleau, promulgado por Luis XIV unas décadas más tarde.

Las actividades inquisitoriales eran tradicionales en la Iglesia Católica y fueron acogidas también con cierto entusiasmo en algunos principados protestantes. Durante la Edad Media se formaron diversos cuerpos inquisitoriales para la represión de las herejías. Algunas de ellas mucho más sangrientas que cualquier persecución que haya sufrido la Iglesia Católica, como la de los cátaros en el sur de Francia. En los reinos hispánicos funcionaba la Santa Inquisición. Calvino se empleaba con saña en churruscar disidentes religiosos en Ginebra. Y en muchos países de Europa, e incluso al otro lado del Atlántico, se produjo el curioso y cruel fenómeno de la caza de brujas en el que murieron miles de personas víctimas de la intolerancia, fundamentalmente mujeres.

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Como vemos, la actitud nipona no se desviaba gran cosa de lo que la civilizada Europa estaba haciendo incluso a una escala muy superior. Por lo tanto, el cargar las tintas en el tema de la tortura me parece que sin apartarse de la verdad, sí que da una visión exagerada del fenómeno e introduce una carga tendenciosa. Por lo tanto, lo realmente importante podría ser el debate entre los protagonistas. Especialmente ante la ausencia de ese Dios, que con su silencio provoca las dudas del protagonista. Rodrigues no identifica a Dios en ninguna parte. La crisis de fe es un hecho plausible.

Sin embargo, la escena final y las dedicatorias de Scorsese rompen la ecuanimidad del debate y la reflexión del espectador, tomando partido y convirtiendo la película de repente en un producto de propaganda, no muy distinto de ciertos péplums de los años 50. Así lo veo yo, y me defrauda.

La película, por supuesto, está excelentemente realizada en los aspectos técnicos, con una excelente cinematografía. Pero nadie ha negado nunca el oficio a Scorsese y los equipos que forma para realizar sus películas. Las interpretaciones las suponemos correctas, aunque el nefasto doblaje nos impide apreciarlas. Especialmente en su protagonista. Aprecio más las interpretaciones de los actores nipones. No los doblan, y los escuchamos en su natural ser. Y lo hacen realmente bien.

Globalmente, no he quedado satisfecho con este filme, que me parecía una buena ocasión para retomar el material de origen, y darle una vuelta adaptada al siglo XXI. Pero no es allí donde desde mi punto de vista ha llegado Scorsese que, a sus 74 años, más parece que viendo su vida ya bastante avanzada, quiera ponerse a buenas con su dios. Que dándole una vuelta a algo que dijo una vez Richard Dawkins, no sería más que uno más a parte de los «ocho millones» que tiene el panteón sintoísta nipón, o de los muchos y permanentemente enfrentados que se reparten a lo la largo y ancho del planeta. Eso sí me parece un buen motivo de reflexión.

Para que quede claro,… aborrezco de todas las confesiones religiosas, japonesas, españolas, germánicas, indias, itálicas, hebreas, árabes, o de donde sea, que en cualquier momento de la historia hayan usado la violencia para imponerse. Aborrezco la violencia en cualquiera de sus formas.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

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[Televisión] Cosas de series; entre nazis, japoneses y cazurros del sur profundo de los EE.UU.

Televisión

Dos series traigo hoy a comentario. Y dos de las buenas. Una que se nos ha despedido. Y otra que a la que al menos queda otra temporada. Es posible que no más… Posiblemente, da para un tercer acto, pero a veces es bueno saber cómo cerrar bien y a tiempo una historia. Empecemos por esta.

The Man in the High Castle (temporada 2ª)

Esta serie basada en una novela de Philip K. Dick, que tuve ocasión de leer hace unos meses, fue uno de los hallazgos de la navidades de 2015. Una ucronía sobre qué podría haber sucedido en el caso de que las potencias del eje hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial y se hubiesen repartido el mundo en áreas de influencia. Europa, África y la costa atlántica de las Américas para el Reich alemán, Asia y el Pacífico, incluido la costa este de las Américas, para el Imperio del Sol Naciente.

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Entre las localizaciones más importantes de la ucronía que presento hoy están Berlín, Nueva York y… una San Francisco ocupada por los nipones. A falta de esta última, unas vistas de los parques y santuarios de la ancestral ciudad de Nara en Japón.

La historia, tanto en la novela, como sobretodo, poco a poco, en la serie de televisión. Tiene dos vertientes. Por un lado, la especulación política sobre lo que podría ser el estado del mundo a principios de los años sesenta, quince años después del final de la guerra. Y con una nueva guerra entre las dos potencias en ciernes, cuestión que explora especialmente esta segunda temporada de la serie televisiva. Por otro lado, especula con el concepto de realidades alternativas que discurren en paralelo. En este caso, nuestro universo con la historia como la conocemos, y la del universo alternativo, la de la historia como nos la presentan en la ficción. Con puntos de contacto entre ambas realidades. Muy interesante. Y bien manejado como dispositivo argumental que mueve a los personajes, o los condiciona.

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Y por supuesto, como toda buena ficción especulativa, lo importante son los personajes, ya que no deja de ser una exploración de la humanidad, y de lo que tiene de noble o lo que tiene de vil. Sin maniqueísmos. Aunque el personaje clave alrededor del cual giran los acontecimientos es Juliana Crane, una muy solvente Alexa Davalos, aunque estaba mejor en la primera temporada, el que resulta realmente apasionante es el Obergruppenführer John Smith, con la sobresaliente interpretación de Rufus Sewell, un ambivalente personaje en el que reconocemos la maldad de los totalitarismos fascistas y policiales (hoy en día camuflados bajo el paraguas de las derechas nacionalistas populistas, que tanto tirón están adquiriendo en diversos países), pero que al mismo tiempo se ve empujado por las circunstancias a actuar en un sentido que al final resulta aparentemente ético. O con consecuencias positivas para el mundo. Estas sutilezas me encantan. Mi reconocimiento también a los personajes e intérpretes Inspector Kido (Joel de la Fuente) y Ministro de Comercio Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa).

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He disfrutado mucho también con esta segunda temporada que no puedo dejar de recomendar. Desde luego.

Rectify (temporada 4ª y final)

Cuatro temporadas, con treinta episodios, han sido precisas para desarrollar esta historia sobre un recluso que, tras diecinueve años en el corredor de la muerte, acusado del asesinato y violación de un joven de su edad al final de su adolescencia, es liberado porque una muestra de ADN pone en duda la autoría del hecho. Y juega durante una parte de la serie con la duda de si es el autor o no.

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Pero la serie, localizada en una pequeña población del estado de Georgia, en el sur de los Estados Unidos, es una disección de una sociedad aparentemente conservadora, moral y religiosa, pero en el fondo podrida por la hipocresía y los secretos. Y al mismo tiempo, una reivindicación de la familia como entorno de soporte y de tolerancia cuando las cosas pintan mal.

La cuarta temporada me ha parecido muy complaciente. Existían otros finales u otros derroteros por los que podría haber circulado la historia, más oscuros, dramáticos e incluso trágicos. Pero no por ello ha dejado de ser emotiva. Porque como digo, al mismo tiempo que denuncia, es una serie que propone valores. Y finalmente, esperanza. Esperemos que no peque de optimista.

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Mencionar todos los intérpretes que lo hacen de sobresaliente en esta serie, empezando por el protagonista, Daniel Holden (Aden Young), sería absolutamente prolijo y aburrido. Leeros el reparto en IMDb y sabréis quienes son. Pero ya puedo decir que esta serie, absolutamente excelente, es una afortunada combinación de un trabajo conceptual y de escritura de guion concienzuda y bien hecha, con unas interpretaciones de primer nivel.

Para cualquier seriéfilo,… para cualquier cinéfilo,… es obligatoria. Los «palomiteros» que busquen en otro lado, salvo que busquen la redención como espectadores.

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[Libro] Almóndigas del espacio

Literatura

Sí. Almóndigas. Supongo que han decidido traducir «dumplin» por «almóndiga» en lugar de «albóndiga», porque la forma inglesa correcta en inglés es «dumpling», con «g». Pero el título original de esta entretenida historieta de Craig Thompson es «Space Dumplins». Sin la «g». De vez en cuando, oigo eso de que «en el diccionario de la RAE aparece la voz ‘»almóndiga'», y que es tan válida como «albóndiga». A ver… se recoge como voz en desuso o como vulgarismo. Por otro lado, un «dumplin» puede ser más parecido a un «tortellone» que a una albóndiga o bola de carne… pero hay muchas variantes de «dumplins» como para meterse en ese fregado. Por ejemplo, cuando comimos en Hong Kong los típicos «wantán» de gambas se parecían a albóndigas cubiertas con un saquito que recordaba a algunas formas de pasta rellena italiana… pero mucho más grande. Tuvimos que atinar con la forma adecuada de comerlas usando los palillos y la cuchara… Pero estoy divagando. La cosa no va de comida sino del espacio.

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Si ha todo esta disgresión sobre los dumplings y los wantán, se añade el follón del universo de Thompson,… me viene a la memoria el bullicio, los olores y colores de Hong Kong hace unos meses, y allí nos vamos. Prometo que en cuanto pueda me voy a hacer unas fotos al cinturón de asteroides.

Y es que estamos ante una gran aventura espacial, que como digo ha salido de la cabeza y arte de Thompson, con los colores de Dave Stewart, y la traducción al castellano de Gonzalo Quesada para Astiberri. Una «space opera» en un universo que es tan sorprendentemente extraño como extrañamente familiar. Un lugar donde hay desigualdades sociales, discriminación por sexo, raza o especie, donde hay privilegios en función del nacimiento, o donde un desliz en los antecedentes policiales de un hombre puede condicionar el futuro bienestar de una familiar para siempre. Esto suena, ¿verdad? También hay desastres ecológicos, corrupción política y económica,… Pues no es muy extraño ¿o sí?… Pues sí. Porque se vive en los asteroides, se viaja en naves o triciclos espaciales, y hay enormes ballenas que vagan por el éter alimentándose de planetas. Y en este universo, una pequeña, Violet, junto con un pequeño grupo de héroes imposibles, tendrá que encontrar a su padre, reunir a su familia, e intentar llevar juntos una vida razonablemente feliz.

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Dibujos llenos de color, con un abigarramiento que resulta agradable a la vista, alegre, sin que ello recorte el tono de cada momento, que puede ser de suspense, de alegría, de cachondeo, de nostalgia, de drama, de miedo… o de lo que sea.

En general, una aventura que es tremendamente entretenida y que nos hará deleitarnos con esta odisea espacial para niños, pero con temas de fondo muy adultos. Y universales. Y todo con un regusto muy ochentero… que parece que está de moda.

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[Fotografía] Polaroid Image System SE – La poco valorada serie currante de Polaroid – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

El mundo tiene sus ironías. Y el de la fotografía, igual o más. Os hablaba hace unas semanas de cómo había desempolvado mi Polaroid Supercolor 635 y la había ido utilizando. Y ahora me llega otra Polaroid… Como nueva… aunque tendrá unos cuantos añitos. Y funcionando la mar de bien. Quien quiera conocer los detalles técnicos que siga el enlace. Los demás, podéis ver algunas de las fotos que he hecho probándola. Las redonditas no son de la nueva, son de la que ya tenía.

Origen: Polaroid Image System SE – La poco valorada serie currante de Polaroid – Fotografía y otras artes visuales.

[Fotografía] Enrique Meneses en el Centro de Historias – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

En mi blog dedicado a la fotografía y otras artes visuales he reproducido una entrada que fue elaborada originalmente para el blog de Fotógraf@s en Zaragoza, que os recomiendo encarecidamente que visitéis. El enlace y algunas fotos de la visita a la exposición a continuación.

Origen: Enrique Meneses en el Centro de Historias – Fotografía y otras artes visuales.

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[Fotografía] Recomendaciones semanales – del 1 al 8 de enero de 2017 – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

En primer lugar, voy a seleccionar para mostraros uno de mis nuevos tableros en Pinterest. Esta semana me he decidido por el dedicado a la fotografía instantánea, las Polaroids, derivados y similares. Tengo pendiente un artículo dedicado a mis últimas incursiones en esta tecnología.

Y después, el enlace a las recomendaciones de la semana, con fotografías tomadas con la vieja Agfa Billy o Agfa Jgestar 8,8, un modelo alemán de finales de los años 20 del siglo XX.

Origen: Recomendaciones semanales – del 1 al 8 de enero de 2017 – Fotografía y otras artes visuales

[Cine] Frantz (2016)

Cine

Frantz (2016; 012017-0201)

Es algo que nos suele pasar. Que solemos hacer. Cuando vamos al cine y salimos muy insatisfechos, inmediatamente pensamos en volver a algo que nos pueda gustar y nos deje mejor sabor de boca. Así que en ese día tonto de fiesta que nos han dado el lunes 2 de enero por el hecho de que el año nuevo cayera en domingo, nos acercamos a las salas de cine, muy concurridas, para ver lo último de François Ozon. En mi experiencia, habré visto aproximadamente la mitad de los largometrajes, quizá alguno menos, de los firmados por este director francés, Ozon es un director que me resulta irregular en sus resultados, aunque siempre encuentro algo interesante en sus habitualmente inquietantes películas.

En esta ocasión, Ozon crea su historia sobre la base de un guion de Ernst Lubitsch, que el propio director de origen alemán llevó al cine, y que a su vez se basaba en una obra de teatro del francés Maurice Rostand. Eso es lo que pone en los créditos finales de la película, aunque en IMDb no otorga la autoría del guión de la película de Lubitsch al propio Lubitsch. En cualquier caso, me hubiera gustado ver la película del alemán antes de este comentario. Por comparar. Pero no he podido encontrar una copia para ver, ni por lo legal, ni por lo delictivo.

La historia nos lleva a la primavera de 1919, poco después del final de la Primera Guerra Mundial. A una población alemana donde el doctor Hans Hoffmeister (Ernst Stötzner) y su esposa Magda (Marie Gruber), guardan luto junto a la que iba a ser su nuera, Anna (Paula Beer), por la muerte de su hijo Frantz (Anton von Lucke), en los últimos meses de la guerra. Un día, Anna descubrirá que alguien ha estado visitando también la tumba de Frantz, y pronto sabrá que se trata de un joven francés, Adrien Rivoire (Pierre Niney), que aguarda el momento de visitar a la familia para hablarles de Frantz. Un momento que no será fácil, y conmoverá la vida y los cimientos de la misma de todos.

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Con las fotografías de la entrada de hoy, me voy a permitir un juego… no muy difícil por otra parte. Pero de las siete, hay tres que están tomadas en Francia y tres en Alemania. Y la del encabezado, con un pie del fotógrafo en cada país. ¿Cuales son de qué país? Hay muchas pistas.

Lo primero que llama la atención de la nueva película de Ozon son los aspectos formales. Rodada en su mayor parte en blanco y negro, con algunas importantes y significativas secuencias en color. El responsable de la cinematografía del filme, Pascal Marti, lleva a cabo un trabajo excelente. Si el trabajo en blanco y negro es sobrio, pero tremendamente elegante y eficaz, un verdadero trabajo de fotografía monocroma, la adopción de las paletas propias de los autocromos para las secuencias en color, dota al conjunto de una coherencia visual total, unido a las suaves transiciones entre el blanco y negro y el color. Para quien no esté al tanto, el autocromo fue un proceso de fotografía en color, que se utilizaba ya a principios del siglo XX, el único viable, aunque laboriosos y engorroso, hasta que llegaron las modernas películas con pigmentos o colorantes, que popularizaron este tipo de fotografía. En fin, todo ello, junto una banda sonora de corte clásico, nos transporta sin problemas a esos ominosos días de finales de la segunda década del siglo XX, donde la destrucción y el dolor domina Europa.

Luego vienen los temas… que son diversos.

Desde luego, dominando el conjunto, está el tema del dolor, del duelo por los ausentes. Por los que han dado su vida por ideales, que a toro pasado a algunos pueden parecer vacíos. Porque ante la dolorosa ausencia, para un padre o una madre lo que importa es el hijo ausente y no ese concepto abstracto de patria que se lo ha llevado. Tremenda la declaración del doctor, que parece ya estaba en la obra original de teatro y en la película de Lubitsch, y que Ozon ha respetado. La de aquellos que brindan con cerveza y los que brindan con vino cuando celebran victorias en las que mueren miles y miles de hijos.

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Esto conlleva también otro sentimiento; el de vergüenza y remordimiento de los que han sobrevivido. Bien sea porque estaban en la retaguardia, alentando una guerra atroz, bien porque estaban en el frente, donde tantos murieron. Y donde muchos que sobrevivieron, mataron.

Asociado al anterior está el tema de la mentira. Una mentira que se encuentra en todas partes y en todos los actores de este drama. La mentira sobre cómo era la vida antes de la guerra, sobre cómo fue durante la guerra, sobre cómo es después de la guerra. Las mentiras colectivas y las que lleva cada uno a cuestas. Y alguna de las mentiras actúa como motor de este encuentro entre personas dolientes.

Está también la ominosa situación política. La que llevó a la guerra a las potencias contendientes y la que no ha quedado resuelta. Puesto que nosotros, los espectadores, conocemos la historia posterior, identificamos en la película aquellos gérmenes de otra guerra, todavía más atroz, todavía más inmoral, todavía más inhumana. Los nacionalismos, una de las lacras de la humanidad que más muertos ha causado en los dos últimos siglo, la que sustituyó a la religión como causa de enfrentamiento a muerto, aunque a veces tristemente se potencian ambas, no se han curado. Dos escenas al ritmo de la música de marcha militar, una en Alemania, la otra en París, se encargan de avisar al espectador de ello.

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Permitidme un inciso al respecto. En la película Casablanca de Michael Curtiz, hay una escena en la que unos oficiales alemanes, todos ellos con uniformes que remarcan su carácter de nazis, cantan en Rick’s una canción que a todos nos suena ominosa en sus bocas. Se trata Die Wacht am Rhein. Los franceses presentes en el local, derrotados recientemente en el transcurso de la guerra, ocupados por el invasor, se revuelven y empiezan a entonar La Marsellesa hasta que apagan el sonido de los alemanes. Vamos a la historia de estas canciones.

El himno nacional francés, que durante mucho tiempo fue también uno de los himnos favoritos de todo tipo de movimientos de izquierdas, nació como un himno militar. En concreto, y atención al dato, el del Ejército del Rin de la recién nacida República Francesa en 1792. Tras el triunfo de la revolución, las monarquías absolutas europeas, encabezadas por la germánica Austria, pretendieron derribar el régimen republicano francés por la fuerza, con poco éxito. Y en ese ámbito nació este himno, primero militar, después revolucionario, finalmente himno nacional francés.

«Die Wacht am Rhein» surgió como himno patriótico, de carácter relativamente popular. Los estados alemanes, especialmente los que se encuentran a orillas del Rin, habían sufrido con frecuencia en los siglos anteriores la agresividad francesa. La intervención gala en la guerra de los 30 años, la anexión por Luis XIV de Alsacia y Lorena, hasta ese momento estados del Sacro Imperio, la anexión por parte de Napoleón Bonaparte de parte de los estados alemanes y la creación de la Confederación del Rin como estado tampón títere para proteger al núcleo central del Imperio Francés,… En plena efervescencia nacionalista alemana hacia mitad del siglo XIX, surge esta canción patriótica que anima precisamente a establecer una guardia, una vigilancia, en el Rin contra quienes perciben como su principal amenaza, y hace llamamientos a la unidad de los alemanes para ello. No es por lo tanto en origen una canción nazi. Pero sí nacionalista. Como La Marsellesa. Lo paradójico es que a partir de 1870, los tradicionalmente agredidos, los alemanes, se convirtieran durante casi un siglo en rabiosos agresores.

Antes de la famosa película de Curtiz, la confrontación entre ambos temas musicales fue usado por Jean Renoir en La grande illusion (La gran ilusión), en el marco histórico de la Primera Guerra Mundial también. Siendo una película de 1937, cinco años antes que el estreno de Casablanca, y teniendo en cuenta el cariz de la escena en la que se enfrentas ambas marchas, parece muy probable que alguien en la producción de Casablanca decidiese copiar o al menos inspirarse en la escena que filmó Renoir. Finalmente, Ozon vuelve a usar ambos temas precisamente para señalar que el miedo mutuo que ambos países se tienen no ha desaparecido. Y el miedo es causante de muchas desgracias. Son diversos los historiadores que opinan que el miedo de los militares alemanes a quedar rodeados por potencias hostiles les impulsó a llevar a su país a la guerra antes de que sus potenciales enemigos estuvieran más preparados. De nada les valió.

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Pero volviendo a la película, he dejado para el final un quinto tema. No porque sea de menor rango. Al contrario. Sino porque es el tema que abre esperanza, en una película en el que hay un notable fondo pesimista. Y es el viaje de la joven Anna. Viaje tanto interior, personal, sobre el significado de lo que ha pasado y lo que está viviendo, como físico, cuando deja la comodidad de su hogar para adentrarse en el país hasta hace unos meses enemigo. Donde puede contrastar muchas cosas. Entre ellas, que la guerra se libró en esas tierras y que el horror permanece. Pero también es un viaje de descubrimientos. Dicen que viajar es uno de los grandes antídotos contra la intolerancia. Hacerlo con sentido crítico, cura del mal de los nacionalismos, aunque también sirve como antídoto para los complejos patrios, haciéndote comprender que en todas partes cuecen habas.

La joven Paula Beer, la actriz que interpreta a la joven Anna, es probablemente uno de los grandes descubrimientos de esta película, que cuenta con unas interpretaciones de primer nivel, siendo también muy destacables las del matrimonio Hoffmeister. Esta chica alemana, el reparto es internacional y la película está rodada en inglés y francés, con su dominio de ambas lenguas, derrocha encanto por arrobas. No ya sólo porque sea más o menos guapa, que lo es, sino porque transmite una cierta belleza interior a su personaje que da sentido a su viaje.

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La película está llena de metáforas y simbolismos que no me voy a extender a desarrollar. Ya me ha dado por escribir la disgresión sobre los dos temas musicales comentados. Pero es una película profunda y necesaria de ver. Quizá los riesgos para esta vieja Europa no están ahora en el viejo enfrentamiento francoalemán. Tuve ocasión de participar en una conversación hace unos años en la que, en torno a una mesa de café, tres personas con titulaciones universitarias en historia, incluso doctorados, acordaban que franceses, especialmente los del norte del Loira, y alemanes, especialmente los que viven más próximos al Rin, son dos variantes de un mismo pueblo, de una misma cultura,… lo que pasa es que los de este lado del Rin acabaron hablando latín. Pero hoy los riesgos para la vieja Europa siguen estando en los sangrantes nacionalismos que han impedido hasta ahora que el proyecto de unidad europea avanzase, lo llevaron a su estancamiento, e incluso a un retroceso como algunos percibimos ahora. Esto en una situación global en la que las que fueron potencias hace 100 años han pasado a segunda línea. Esperemos a que las divisiones no lleven a los extremos de antaño. Pero con la historia que nos cuenta Ozon, que no es perfecta hay un momento en que se pierde un poco en el último tercio de la misma, y con otras que nos han llegado del mundo del cine, la literatura, el arte y la Historia, con mayúscula,… quedamos avisados.

Pues no ha sido esta la película que han presentado los «gabachos» a los Oscar…Sobraditos andan este año. Que envidia.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

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Libros de fotografía: Cobb, Lartigue, Heath, el jazz, Halsman, Arbus, la kodachrome y Martín Prieto – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

Hace semanas que tendría que haber redactado ya una entrada dedicada a libros de fotografía, y la de ahora sería más breve. Pero por esperar a que me llegase un libro que no ha llegado.. . se me han acumulado un total de ocho libros sin haberlos comentado. En el siguiente enlace, el comentario detallado de cada uno.

Y acompañando, fotografías que proceden de algún paseo de estos primeros días de 2017 en los que he vuelto a mi afición al paisaje suburbano, ese lugar donde acaba la ciudad y empieza eso que llamamos «el campo». Con la Canon EOS 5D Mark II y el Canon EF 28 mm f/1,8 USM.

Origen: Libros de fotografía: Cobb, Lartigue, Heath, el jazz, Halsman, Arbus, la kodachrome y Martín Prieto – Fotografía y otras artes visuales.

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[Libro] Stories of Your Life and Others

Literatura

Indudablemente, una de los largometrajes de ficción en cine más interesantes del año 2016 fue el filme Arrival (La llegada) de Denis Villeneuve. El primer contacto con una inteligencia extraterrestre mezclado con una reflexión sobre la comunicación entre seres inteligentes y sus problemas, así como una exploración de formas alternativas de percibir el paso del tiempo, constituyeron una triada de temas que junto con la excelente realización y la no menos excelente interpretación de sus protagonistas dotaron a la película de una trascendencia notable. Pero la historia que nos cuenta Villeneuve  está basada en una narración, un relato corto, de Ted Chiang «Stories of Your Life», que he podido leer en estas últimas semanas junto con otra serie de relatos cortos del mismo autor.

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En este 2017 he tardado en ponerme a hacer fotos… pero esta tarde con luz abundante después de tantos días de niebla, he salido ha probar un chisme… y me he llevado también la EOS 5D mk II con un el 28/1,8, objetivo que uso poco… y no sé por qué.

Publicados en edición electrónica por Vintage Books (Penguin Random House LLC) en este 2016, son una reedición de una colección de relatos ya publicada en 2002. El conjunto de relatos entraría dentro de lo que sería la ciencia ficción en su rama más noble (SF según la clasificación de la que hablábamos hace pocos días), ya que se trata de relatos bien construidos según la leyes de la física y la naturaleza, sean de este universo en el que nos ha tocado vivir, sean de universos alternativos en los que las leyes de la naturaleza pueden ser distintas. Pero con relatos llenos de coherencia interna.

Una historia alternativa de la Torre de Babel en un mundo con una cosmología alternativa, pero coherente con los mitos mesopotámicos que nos llegaron por distintas vías, entre ellas los textos sagrados judeo-cristianos. Pero sin que Dios pinte nada en el relato.

Una reflexión sobre qué pasaría si en lugar de tener un conocimiento parcial del mundo a través de nuestros sentidos y nuestra mente tuviéramos un conocimiento global e íntegro. Una comprensión completa del mundo.

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Un contacto con alienígenas inteligentes al mismo tiempo que somos capaces de percibir nuestra línea del tiempo de una forma menos lineal de lo que estamos acostumbrados.

Una reflexión sobre como sería nuestro mundo si las matemáticas que conocemos no tuvieran sentido, pudiesen ponerse entre dicho. Si, por poner un ejemplo, se pudiese demostrar que 2+2 no siempre son 4.

Qué pasaría si pudiésemos modificar nuestro cerebro para ser inmunes al efecto de la belleza física de las personas, el cual sería un atributo inconsecuente a la hora de relacionarnos.

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¿Y si las teorías de los homúnculos y de la cábala que permitieran dotar de vida a los objetos inanimados simplemente dándoles un nombre adecuado fueran ciertas? ¿Cómo sería la actividad científica?

Como sería el mundo si Dios, el cielo, el infierno, las apariciones de los ángeles, los milagros,… tuvieran una realidad física, objetivable. Qué consecuencias tendría en nuestro comportamiento y en nuestra ética personal.

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No sé si me dejo alguna. En cualquier caso, todos los relatos suponen una reflexión profunda sobre la naturaleza del ser humano y del universo en el que se mueve. Que es de lo que va la buena ciencia ficción. Mucho más humanista que lo que los talibanes de las humanidades que desprecian el género son capaces de entender.

Comencé a leer el relato impulsado por la curiosidad de conocer la fuente original que inspiró la película mencionada. He de decir que no la película no adapta el relato. De hecho, este tiene un carácter más neutro y circunstancial en lo que se refiere al contacto con los alienígenas. Aunque el resto de los elementos están ahí… Me atrevería a decir que la pélicula como tal película es superior al relato como tal relato. Pero no nos engañemos, conforme iba avanzando en la lectura de los distintos relatos de Chang y entraba en el juego de lo que pretendía con sus inteligentes especulaciones, más me han ido gustando, dejándome al final un excelente sabor de boca. Muy recomendables.

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[Televisión] Cosas de series; especiales de Navidad (o no de Navidad)

Televisión

Durante las fiestas navideñas o de fin de año, que cada uno las vea según su perspectiva personal de la vida, las producciones televisivas se modifican, la programación cambia. Es cierto que con las nuevas plataformas de vídeo bajo demanda, uno ve lo que quiere. Pero hay cambios en el panorama televisivo siempre, más acusadas en las plataformas de televisión más tradicionales. Uno de los elementos que aparecen son los especiales navideños, especialmente frecuentes en la televisión británica. Los americanos son más proclives a dedicar la despedida por la temporada festiva a esta época, pero emiten sus episodios una, dos o tres semanas antes de la misma. Y en otras televisiones de otros países… no tengo muy claro lo que pasa.

En este año he visto cuatro especiales. Que merezcan el calificativo de navideños… depende. Unos claramente que sí, pero otros, dedicidamente, no. Vamos con ellos, aunque sea rápidamente.

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Este última entrega especial de Doctor Who tiene como escenario Nueva York… cada vez se quieren vender más en los EE.UU. Pero con frecuencia se han rodado los episodios normales de la serie en Gales. Y por eso acompaño la entrada de algunos paisajes del norte de ese país británico.

Doctor Who – The Return of Doctor Mysterio

Este es uno de los más tradicionales de la televisión británica. Incluso se emite en años en los que, como en este, no ha habido temporada convencional. Y tiene un carácter muy, muy, muy navideño. Suelen aparecer niños… y esas cosas. Algunos pensábamos que en esta ocasión igual servía para presentar a la nueva compañera del Doctor… pero no. A cambio hemos tenido una parodia/homenaje a Superman. Hecha con amabilidad, con unos malvados invasores alienígenas, como de costumbre, como amenaza, y con romance incluido. También hay un niño. O dos. Pero uno de ellos se hace mayor… y se enamora de la madre del otro. Simpático. Entretenido, este especial. Pero sin nada más de especial que el hecho de que esté realizado de encargo para estas fechas. Ha habido otros especiales navideños del doctor mucho más especiales.

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Call the Midwife – Christmas Special

Uno de los problemas de esta serie es que pasó de ser una serie sobre las comadronas del National Health Service en el East End londinense, un recuerdo de un avance social importante del estado de bienestar en la posguerra mundial, alrededor de las memorias de una de ella, a ser la narración de lo que pasa en una comunidad religiosa de monjas, donde también prestan cuidados sanitarios. Este año, incluso se van de misioneros durante unas semanas a Sudáfrica. Ya la pérdida de su protagonista inicial supuso un cierto hándicap… por lo menos desde mi punto de vista. Ningún otro personaje ha recogido el protagonismo, aunque dieramos por sentada la coralidad de la serie. Pero esta deriva ñoña, conservadora y religiosa ha llegado a unos extremos que hace que para mí este sea el punto final de la serie. Aunque en IMDb hablan de su continuidad hasta 2020… Con este tono, no seré yo quien lo compruebe.

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Garfunkel and Oates – Trying to be Special

Las comediantes norteamericanas Riki Lindhome y Kate Micucci forma un duo musical satírico conocido como Garfunkel & Oates. Con un estilo de canciones de lo que en los EE.UU. llaman folk, pero llenas de referencias irreverentes y sexuales. Son bastante divertidas. E irreverentes. Me gustan. Hace unos años hicieron un piloto para una serie en una cadena de cable norteamericana que llevaría el mismo nombre que el dúo. Pero no llegó a cuajar en una serie, que venía a definirse como «Glee, pero con pollas«. Y todo el resto de los genitales y caracteres sexuales primarios y secundarios de ambos sexos. Lamenté que no siguiera adelante.

Ahora han estrenado en Netflix un especial que va sobre una actuación en la que tratan de recaudar dinero… para hacer un especial. Básicamente es la grabación de una actuación del dúo, con una introducción y una conclusión «dramatizadas» de la situaciones. No es especialmente navideño, aunque se haya presentado en estas fechas. No es nada navideño. Afortunadamente. Pero es muy divertido.

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Sense8 – A Christmas Special

Sense8 (léase «senseit», homófona con la palabra inglesa «sensate«) fue uno de los platos fuertes de 2015 para el impulso de la plataforma de vídeo bajo demanda de Netflix. Producida por los/las hermanas Wachowski (en el tiempo que ha pasado desde que se emitió la que quedaba en estado masculino ha pasado a su estado femenino, por lo que a partir de ahora los Wachowski pasan a ser las Wachowski), y parcialmente dirigida por ellas también, tiene muchas de las características de estas directoras. Reivindicación de la diversidad sexual, un reparto con abundancia de diversidad racial y cultural, no pocos toques ciencia ficción, y mucha riqueza visual. Es curioso… la película que más me gusta de las Wachowski, entonces los Wachowski, sólo tiene uno de estos elementos. La reivindicación de la diversidad sexual.

Su primera temporada me entretuvo, me interesó, aunque no me entusiasmó enormemente. Su idea de partida y su trama tiene suficiente material para construir una serie interesante, pero su desarrollo fue algo irregular. Las producciones de las Wachowski, peca del exceso visual, que a veces viene bien, pero a veces cansa; a veces asombre y estimula, y otras te da la sensación de estar en una especie de espectáculo Viva la gente (Up with People, en el original) o anuncio de Coca-Cola de principios de los años 70, pero en la segunda década del siglo XXI. Y esto no es un halago. Afortunadamente, de vez en cuando se ponen cañeros, demos gracias a Sub Bak (Doona Bae) especialmente por ello, entran en acción y empieza la diversión.

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Pero aquí viene otro de los inconvenientes de la serie. De los ocho «sensates», no todos son igual de interesantes. Y no todos están interpretados con la misma solvencia. Si he nombrado a la actriz coreana es porque es una de mis favoritos… no mencionaré a los que me parecen que sobran. Sobre todo por si alguien siente mancillado el orgullo nacional (pero mira que es mal actor este chico). O no mencionaré a los personajes que mandaría a tomar por el saco, y los cambiaría por algunos secundarios de la serie mucho más interesantes y mejor interpretados. Yo querría más de la ex del Doctor (Freema Agyeman), por poner un ejemplo, y sobretodo, más de los malos… que el taimado Mr. Whispers (Terrence Mann) merece mucha más presencia que sus principales antagonistas.

Por motivos que desconozco, en 2016 no ha aparecido la muy esperada segunda temporada de los «sensates». Parece que viene esta primavera. Pero se han marcado un especial navideño en el que nos resumen lo que les pasa durante una añito, más o menos, celebración navideña incluida. Y que ha servido para aplacar la angustia de la deprivación a los más adictos. Nada nuevo bajo el sol. Una historia que bien contada no daba para más de 40 o 45 minutos, estirada hasta las dos horas largas con el fin de añadir a lo esencial de la misma tanto los delirios pastilleros o como los buenismos de sus responsables. Pero se deja ver. Sí. Hay una escena de sexo orgiástico. Pero de verdad… no es para tanto.

Eso sí, el público votante en IMDb está «encantadísimo». Pues nada ¡¡¡Viva la gente!!!, digo… ¡¡¡Vivan los Sense8!!!

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[Cine] Passengers (2016)

Cine

Passengers (2016; 672016-3012)

Antes de hablar de esta película, permitidme que os ponga un vídeo que recomendaron hace unos días en Microsiervos.

Para quien no se maneje bien con el inglés, en él, Lisa Yaszek, profesora de literatura en Georgia Tech, distingue tres tipos de obras en la ciencia ficción. Aunque es profesora de literatura, es evidente por el contenido del vídeo que se refiere a cualquier medio por el cual se cree una obra de ciencia ficción. Literario o audio visual.

SF o la ciencia ficción (Science Fiction) con mayúsculas; la seria, la que especula con el desarrollo de la ciencia pero dentro, más o menos de la plausibilidad, y que además reflexiona en profundidad sobre el ser humano y sus circunstancias.

Sci Fi o la ciencia ficción dedicada al entretenimiento sano. Se toma muchas más libertades con las leyes de la naturaleza y con los desarrollos científicos y tecnológicos, y su reflexión sobre el ser humano o las sociedades humanas es más superficial o elemental.

Skiffy o la ciencia ficción absurda. Donde todo es tomado a la ligera. Aunque pueda ser muy divertido.

La verdad es que la categorización, tal y como la explica Yaszek, me ha convencido. Me parece operativa. Más que la tradicional división entre ciencia ficción «dura» y «blanda».

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Una de las escenas más bonitas de esta película me recuerda mucho a la versión literaria de «2001, una odisea del espacio», en la que el destino de la «Discovery One» es Japeto, la luna de Saturno, y no Júpiter como en la película. Pero sí que utilizan Júpiter como una honda gravitatoria para impulsar el vuelo de la «Discovery One» hacia el planeta de los anillos. Como en esta película que nos ocupa hoy todo hay que hacerlo a lo grande, pues la enorme «Avalon» también usará una estrella, Arturo creo, para una maniobra similar… Pero de forma más inverosímil, bonita, pero inverosímil.

Con esto en mente, cuando me propusieron ir el viernes pasado a ver esta película del danés Morten Tyldum, un director que en los últimos años ha alcanzado cierto prestigio en el panorama internacional, y con un reparto breve pero de campanillas, teniendo en cuenta los avances que habíamos podido ver previamente, esperaba que en el peor de los casos estuviéramos ante una película de «Sci Fi». Y si teníamos suerte, «SF»… Pues ya lo adelanto, nuestro gozo en un pozo… nos quedamos en la «Skiffy». Eso sí, con un derroche visual y formal. Para un fondo… en el mejor de los casos «dudoso».

La premisa de partida es interesante. Un viaje de colonización espacial. Nada de FTL, hiperespacio o «warp». 120 años de travesía interestelar a velocidades casi relativísticas. ¿Mencionan un desplazamiento al 50% de la velocidad de la luz? Primer signo de alarma. No os podéis imaginar la cantidad de energía necesaria para acelerar semejante nave espacial hasta esas velocidades. Y la necesaria para frenarla sin pasarse de largo. Y cuando no están ni a mitad de camino, un incidente… y dos pasajeros, dos desconocidos entre sí, que se despiertan y se encuentran solos en la nave y en la inmensidad del espacio. Y tienen que aprender cómo vivir su vida en estas condiciones…

Empecemos con las cuestiones positivas. Tyldum consigue montar un espectáculo visualmente muy atractivo. El diseño de producción y el departamento de efectos visuales están de sobresaliente. Aunque se pasen las leyes de la física por el forro de la entrepierna. Disimulando eso sí. Pero se las pasan. Y tiene dos intérpretes de campanillas. Chris Pratt, a quien sólo recuerdo nítidamente de cierta gamberrada espacial, es un tipo que llena la pantalla, que tiene presencia, incluso cuando su posición es relativamente de antihéroe. Jennifer Lawrence es la actriz del momento. Para esta película se permitió conseguir un millonario contrato, superior ampliamente al de su «partenaire», suele suceder al contrario, e incluso tener una sustancial parte en los beneficios. Esto… igual le sale rana. La película no está funcionando lo bien que pensaban en taquilla. Pero no se puede negar, dejando aparte lo guapa que es y que está, llena muchísimo la pantalla, tiene una presencia impresionante, y es capaz incluso de llevar con su compañero de reparto a este despropósito a un cierto nivel de visibilidad.

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Nosotros no tenemos a mano una gigante naranja como Arturo, y nos tenemos que conformar con una tipo espectral G en la secuencia principal que llamamos Sol, y que nos ha tenido abandonados en Zaragoza desde hace semanas.

Porque una vez consideradas estas partes positivas, si analizásemos en detalle el planteamiento del filme, que no vamos a hacer para no destripar el argumento, veríamos que está lleno de despropósitos. Uno asume la famosa «suspensión temporal de la incredulidad«, necesaria para disfrutar de una obra de ficción. Más cuando hablamos de ciencia ficción, y más todavía en el terreno de la creación fantástica. Pero lo que el cerebro educado no admite son las estupideces. La suma de elementos que tienen que añadir los creadores del evento para que pueda resultar la trama que resulta.

Y a esto hay que añadir las cuestiones relacionadas con la ética que hay detrás de la película. Porque todo este decorado interestelar está al servicio de una trama que no deja de ser la vulgar y manida trama de tantos y tantas dramas y comedias románticas. Chico conoce chica, chico y chica se enamoran, chico mete la pata, chico y chica se distancian… y luego ya depende. En los dramas puede que vuelvan o puede que no, en las comedias suelen volver. Especialmente si media un comportamiento heroico del chico metepatas… No revelaré cuales son los derroteros de este filme. Pero es que «la metedura de pata» del chico y las consecuencias finales de la película me parecen que es como tratar a las mujeres de idiotas. Si yo fuese mujer, me sentiría muy indignada… Hay cuestiones que descalifican a una película, como cuestión de planteamiento.

La película en sí misma es entretenida, y como digo, visualmente atractiva. Pero globalmente, y cuatro días después de haberla visto, hay elementos que me parecen una tomadura de pelo. Y el problema es que gente como Jennifer Lawrence pueden empezar a perder el crédito. Da igual lo buena que seas (o estés, o ambas) si lo que vendes es lamentable. Y desde mi punto de vista lleva ya dos avisos. Soy buena persona y le perdono la tontería de los superhéroes o el hacerse pasar por una chica de 16 años con la presencia que tiene. Ni SF, ni SciFi,… Skiffy… y de la que no hace gracia.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: *
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Pero eso sí, nos proporciona muy bellos amaneceres y ocasos, cuando el tiempo es propicio.