[Cine] On Chesil Beach (2017)

Cine

On Chesil Beach (2017; 32/201800702)

No es que necesite muchas excusas para leer una novela del británico Ian McEwan; pero lo cierto es que cuando leí Chesil Beach en el otoño del año pasado fue impulsado por la noticia de que Dominic Cooke estaba rodando la película que hoy traigo a estas páginas. La novela, que no es muy larga, la leí enseguida, me gustó mucho. Y me hizo reflexionar.

La historia que pasan su luna de miel en la conocida barra de piedras y arena del condado de Dorset en Inglaterra, mientras rememoran los acontecimientos que les llevaron a enamorarse y a tomar la decisión de casarse a pesar de sus diferencias personales y de sus distintos estratos socioeconómicos me tocó bastante la fibra emocional. No es que me sienta exactamente identificado con ellos. Los personajes de esta obra, interpretados en la pantalla por Saoirse Ronan y Billy Howle, pertenecen a un país muy distinto al mío en la época de la acción y a una generación anterior a la mía, la de los nacidos durante la guerra mundial o en los años posteriores.

Carlos Carreter

A falta de un conocimiento real de la playa de Chesil en Dorset, ilustraremos la entrada con una vistas otoñales de la playa de Margate en Kent.

Hoy en día, una relación como la de estos chicos nos parecería extraña. Una relación prácticamente platónica que se ha de consumar carnalmente en el momento del matrimonio. Supongo que en realidad era rara incluso en 1962. Pero era. Y nos sirve de excusa para analizar un hecho que sigue siendo válido. Las razones por las que los seres humanos nos sentimos atraídos no tienen por qué ser válidas a la hora de tomar decisiones trascendentales como iniciar una convivencia, o un proyecto de familia. Nos podemos sentir atraídos por el físico, por el aura que desprende una personalidad, por una serie de coincidencias que nos hacen sentirnos almas gemelas,… pero pocas veces se ponen en juego el conjunto de valores profundos, lo más íntimo de cada cual, a la hora de hace sólida la relación. Que luego esta triunfe o se derrumbe de forma más o menos rápida depende de muchos factores. Y no son pocos los que en estos momentos dudan de que la monogamia en una única pareja de por vida sea la condición ideal para el ser humano. Cierto es que ha sido uno de los pilares en los que las sociedades tradicionales impulsadas por las religiones monoteistas de origen semítico, dominantes en Europa Occdental y en muchos otros lugares del mundo, han basado su control social.

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Otro tema que claramente está encima de la mesa es la madurez con la que tomamos las decisiones trascendentes de nuestra vida. Los dos jóvenes que pasan esas horas en Chesil Beach se nos aparecen excesivamente jóvenes. Aunque no nos debemos engañar por sus edades. Edades en las que hoy en día difícilmente las personas se comprometen de por vida, pero en las que durante la mayor parte de la historia de la humanidad lo han hecho. Por conveniencia la mayor parte de los tiempos; por amor, en los tiempos modernos. Y no dejan de ser decisiones sometidas a la presión externa. Las asfixiantes familias de ambos jóvenes, por motivos muy distintos. Ambos acaban de terminar sus estudios. Ella tiene claro su rumbo. Él… no tanto. Pero ese «Marry this girl!» que le suelta su padre cuando la conoce es un indicativo claro de la presión.

Y luego están las decisiones precipitadas que uno puede tomar cuando siente que se ha equivocado. La novela de McEwan, que con fidelidad se ha trasladado a la pantalla grande, no es optimista. Y los seres humanos nos empeñamos muchas veces en tomar decisiones trascendentes en caliente, sin la adecuada reflexión. Sin el adecuado diálogo. Sin el adecuado análisis de los sentimientos. Llevados por el orgullo. Porque algo que se te clava en el alma con esta historia es que estos dos memos… se quieren.

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No hablaremos mucho de las características técnicas y artísticas de la película. Producida por BBC Films, la película es correcta en su ambientación, como sólo los británicos pueden realizar una película de época. La realización de Cooke es artesanalmente irreprochable, pero carente de personalidad. Pero ahí están los dos protagonistas de la película, de alto nivel, para poner el alma en el metraje. Una película que no está a la misma altura que la obra literaria, pero que le es fiel. Y se deja ver bastante bien.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Serie de animación] Cowboy Bebop

Televisión

Disponible en los catálogos de Netflix y Amazon Prime Video, no sé si en alguno más, Cowboy Bebop es una de esas series de animación japonesa que se puede considerar de culto. Según leo en la Wikipedia, su emisión inicial presentó ciertas vicisitudes, interrupciones y otras situaciones, ya que los temas y contenidos, en los que no falta referencias sexuales y, sobre todo, situaciones violentas. Esta es una de esas series que va teóricamente dirigida al sector demográfico llamado young adult (adulto joven), que entiendo se refiere a adolescentes en sus diecimuchos y jóvenes en sus veintipocos. En los artículos de la Wikipedia dedicados a la serie en español y en inglés se dice que está dirigida al público shōjo, es decir, «mujer joven»… y me extraña un poco. Tengo la sensación de que atraerá más al público masculino que al femenino, según las atribuciones clásicas de roles por géneros, con las que en principio no tenemos por qué estar de acuerdo.

Akihabara - Tokio

No sé por qué, pero han sido las fotos del paseo por Akihabara en las que he pensado para ilustrar esta entrada. Este distrito de Tokio es el paraíso de la electrónica de consumo, pero también de las «idols» underground y otros fenómenos particulares de la cultura nipona, que ahora entiendo mejor que cuando visitamos el lugar.

Lo que sí que me parece real, ahora ya hablando por mi propia experiencia y dejando de lado lo que digan los demás, es que me parece una serie con temas muy adultos. Una space opera que participa abundantemente del género negro, así como de eso que se ha dado en llamar el space western. Hay varios ejemplos en la historia de la ficción audiovisual en la que se traslada el espíritu de frontera del oeste americano del siglo XIX a las aventuras espaciales. Por mencionar algunos muy populares, tenemos la serie Firefly, o Han Solo y la cantina de Mos Eisley en Star Wars… Pero hay más. Y en cualquier caso, domina el género negro en la serie. Con personajes de pasado oscuro, mujeres fatales, gángsteres, policías corruptos y bajos fondos diversos.

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Son cuatro/cinco los personajes en los que se centra la serie. Los dos que desde el principio están ahí, Jet, el antiguo policía, y Spike, el antiguo gángster. Luego se unen Faye Valentine, la joven hibernada que vive arriesgadamente descolocada fuera de su época, y la niña Ed/Françoise, de extrema inteligencia y abandonada por su padre. Y el protagonismo que le queráis otorgar al perro, Ein, muy peculiar. En general, la idea es formar el tradicionalmente poco tradicional grupo de marginales que, al mismo tiempo que van afrontando las aventuras que les surgen en el día a día, han de resolver sus asuntos pendientes en arcos argumentales amplios.

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Todo ello en el marco de una humanidad dispersa por el Sistema Solar debido a un cataclismo en el sistema Tierra-Luna que provocó el casi total abandono del planeta natal de la humanidad por sus inciertas condiciones para la supervivencia. En los distintos planetas rocosos y grandes satélites o grandes asteroide se han ido conformando sociedades en los que reconocemos las características de las deshumanizadas urbes humanas contemporáneas. En ellas, los protagonistas y personajes secundarios van dando lugar a reflexiones de carácter principalmente existencialista. Una existencia personal difícil de soportar, difícil de seguir adelante, especialmente si uno no ha conseguido dejar atrás los errores o los infortunios del pasado. Un grupo de protagonistas que viven en grupo, se sostienen los unos a los otros, pero a pesar de todo, fundamentalmente, están solos. En un universo muy grande y muy frío. Muy poco acogedor. Lo único que pueden considerar como hogar es la «Bebop», la nave espacial que da nombre a la serie. Y que marca también el estilo de la banda sonora de la serie en la que no faltan los temas de jazz.

Para alguien como yo que desde muy jovencito ha ejercido el escepticismo como principio vital, no por elección sino por que se me ha dado que mi cabecica funcione así, esta serie aporta un tono amargo al escepticismo vital general. Algo que me alcanza en los momentos bajos, y especialmente conforme los años y la experiencia te va situando en tu lugar así como a aquellos que te rodean. Personalmente, la he disfrutado mucho. Y la recomiendo vivamente. Eso sí. Nada de vérsela de un atracón. Mejor disfrutarla poco a poco. En varios meses, como he hecho yo.

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[Recomendación fotográfica] Edward Steichen y «The Family of Man»

Fotografía

Sigo introduciendo cambios en mi Cuaderno de ruta. Desde hace ya unos pocos años, casi todos los domingos he dedicado una entrada en mi blog sobre fotografía a recomendar aquellas noticias que durante la semana había encontrado en internet sobre fotografía. Esta forma de hacer había dejado de convencerme hace un tiempo. Consume mucho tiempo del domingo, lo cual a veces estresa el tiempo libre de ese día. Y genera una enorme cantidad de información difícil de digerir. El blog de fotografía, a partir de ahora, lo dedicaré exclusivamente a artículos técnicos. Lo relacionado con la cultura, vendrá aquí, al Cuaderno de ruta. Y lo hará cada vez que haya algo que me llame la atención, no importa el día de la semana.

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El MoMA fue una institución pionera en el reconocimiento y la integración de la fotografía en el ámbito del arte moderno. Por ello, la mayor parte de las fotos que acompañan este artículo son de mi visita a este museo neoyorquino.

Y empezamos esta nueva etapa hablando de Edward Steichen. Steichen fue uno de los muchos inmigrantes europeos a Estados Unidos, luxemburgués de nacimiento, que acabó siendo una figura influyente en el mundo de la fotografía. Publicando con frecuencia al principio del siglo XX en la revista «Camera Work» de Alfred Stieglitz, fue uno de los miembros del grupo Photo-Secession, que impulsó la fotografía al campo de las bellas artes, llevándola más allá de ser un medio de reproducción documental de la realidad. No es que no hubiera habido previamente artistas de la fotografía, pero la actividad de este grupo fue fundamental para la aceptación artística de esta forma moderna de expresión. Nacidos en el pictorialismo, progresivamente fueron encontrando su camino hacia formas específicas de expresión fotográfica, independientes de las bellas artes tradicionales.

Pero hay un aspecto en el que Steichen fue también especialmente influyente en el arte de la fotografía. Tras la Segunda Guerra Mundial fue nombrado director del departamento de fotografía del Museum of Modern Arts (MoMA) de Nueva York, puesto en el que permaneció hasta 1962, momento en el que propone a John Szarkowski como sucesor. Su actividad fue notable y alcanza su punto culminante en la exposición «The Family of Man«, considerada como una de las más importantes exposiciones de fotografía en la historia de la fotografía.

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Yo dispongo de una copia del catálogo de la exposición, de una de sus reediciones más recientes.

Hace unos días, la revista letona de fotografía en línea FK Magazine publicaba un artículo de fondo titulado «The Family of Man: The Photography Exhibition that Everybody Loves to Hate». Este artículo, en inglés, cuya lectura recomiendo, me ha inspirado esta entrada en el cuaderno.

La exposición se celebró en el MoMA entre enero y mayo de 1955, y viajó por todo el mundo. Reúne 503 fotografías de 273 fotógrafos de 68 países. En los años 90 del siglo XX se restauró y se volvió a exhibir en diversos lugares. Forma parte del programa Memoria del Mundo de la Unesco, que aspira a la conservación del patrimonio documental de la humanidad de cara a las generaciones venideras.

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Pero como señala el artículo de FK Magazine, la exposición no está exenta de críticas. La primera la señalamos en el título; la familia del «hombre», no del ser humano. Incluso si en la misma también se pueden señalar la presencia de importantes fotógrafas, o cuando las mujeres son parte fundamental de esa familia humana que quiere ver Steichen como comisario de este monumental trabajo expositivo. Pero los años 50 estaban lejos todavía de los movimientos feminista, que reivindican la adecuada posición de la mujer en la sociedad humana.

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Otro punto de crítica es la visión parcial desde el punto de vista de la civilización occidental, y de los Estados Unidos en particular, a la hora de representar a la humanidad en imágenes. Como señala el artículo, la probabilidad de que un fotógrafo de las prestigiosas revistas ilustradas que tanto éxito tenían en la época en Norteamérica de ver su trabajo reconocido y representado eran incomparablemente superiores a las de cualquier fotógrafo, por bueno que fuera, de África o Asia. Y también los motivos representados varían. Mientras que en los países occidentales, encontramos una mezcla de preocupación social y optimismo, la visión de los países pobres es la de la calamidad y la miseria, incapaces de reconocer los valores o los momentos de alegría que también se dan, como parte de la naturaleza humana que se sobrepone hasta en los peores momentos. Por lo tanto, en la actualidad no son pocos los que ven esta exposición como un punto de vista paternalista, colonialista, cuando no racista, de las sociedades humanas. Algo de eso hay, aunque también hay que tener en cuenta que toda expresión artística es fruto de un lugar y un momento, elementos a considerar a la hora de juzgarla.

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Inspirada por el sentido crítico hacia «The Family of Man», este año hay una iniciativa en Arles Cosmos 2018 bajo el título «The Family of No Man». En ella hay un llamamiento a las mujeres fotógrafas y aquellas fotógrafas con género no definido, fluido o transgénero, con el fin de que aporten su visión fotográfica sobre la familia humana, buscando suplir las carencias en esta dimensión que la exposición original tenía.

«The Family of Man», como cualquier empeño humano, no fue, no es, perfecta. Sufre las carencias propias de su tiempo y su lugar. Pero me parece un empeño encomiable. Una década después del final de esa catástrofe humana que fue la Segunda Guerra Mundial, y en medio de la Guerra Fría de la posguerra, buscó ofrecer una visión de comunidad, de parentesco, de valores compartidos entre todos los seres humanos. Y eso está bien. Podemos criticar sus carencias. Y en la actualidad, intentar suplirlas. Pero no podemos «odiar» la exposición como indica el artículo de FK Magazine. Debemos considerarla un primer paso en la dirección correcta. Aunque en ese momento insuficiente. Pero a veces los primeros pasos son los más complejos de impulsar. Y Steichen entró, había entrado ya, en el círculo de las figuras más influyentes en la historia de la fotografía.

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[Libro – ficción] Frío … me ha dejado, muy frío

Literatura

Estos días he dejado este Cuaderno de ruta en una situación de relativa inactividad. Tenia cosas que hacer. Y también que pensar. Y aunque dediqué un ratito del domingo a comentar exposiciones de fotografía, nada más relacionado con mi actividad bloguera desde hace cinco días.

Mi idea es cambiar el tono de las entradas. Con frecuencia me propongo que sean más cortas, más económicas en medio, que no en ideas. Pero no sé si lo conseguiré. Lo que sí sé es que quiero que sean más personales. Que si comento un libro, una película, la obra de un fotógrafo o lo que sea, hable más de lo que ha supuesto para mí, de los sentimientos que me ha despertado, que de las características «técnicas» o de los «méritos objetivos» de la obra.

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Barcelona es el escenario de la novela que suscita mi comentario de hoy; una Barcelona llena de tópicos y turistas, no la que hace 20 o 25 años me atraía poderosamente… esa, creo que ha desaparecido.

Por ejemplo, la novela que traigo hoy; Frío de Jordi Sierra i Fabra. Hace un tiempo que sentía que tenía una «deuda» con este autor. Ya comenté en su momento que hubo una obra suya de ciencia ficción que leí en mi juventud que me gustó. Pero hubieron de pasar más de treinta años para retomar su continuación,… que no me gustó. En cualquier caso, siendo un escritor prolífico, más de 400 obras, frecuente en las estanterías de libros juveniles y en las de otros géneros, histórica, policiaca, género negro… Tenía que saber algo más. Por ello, cuando esta novelita de género negro apareció de oferta en Amazon Kindle Flash, la cogí.

Lo resumo en breve. No me ha gustado. De hecho me ha parecido llena de lugares comunes, previsible y, en general, mala. Pretenciosa en su escritura, pero bastante vacía. Aunque eso sí, me ha hecho pensar de porqué tenemos más querencias a unos géneros literarios que a otros.

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A uno le gusta decir aquello de qué no importa a qué género pertenece un relato. Lo que importa es su calidad. Pero es cierto que hay géneros que los cogemos con más ganas que otros. Y a mí me cuesta coger el género policíaco o detectivesco. Un poco menos, pero también, el género negro. Que está emparentado con el anterior, muchas veces confluyen, pero no siempre. He leído cosas excelentes a lo largo de mi vida. El embrollo que crea Raymond Chandler en la primera aparición de su más famoso detective, Philip Marlowe, es un imprescindible; El sueño eterno. Más si la complementas con su fabulosa versión cinematográfica. El halcón maltés de Hammett es otra que recomendaría siempre. O las estupendas novelas con nombre de mujer de Pierre Lemaitre, una de cuyas novelas, no policíaca, y más de humor negro que de género negro, está ahora en versión cinematográfica en cartelera. Y otras muchas. Pero este es un género en el que hay que besar muchos sapos para encontrar un príncipe encantador. O muchas brujas para dar con la princesa de tus sueños. Porque la repetición argumental, los lugares comunes, los recursos argumentales mil veces repetidos y gastados, está a la orden del día. Y te queman. Desconfías del género casi por sistema. Una pena. Qué delicia cuando encuentras a ese príncipe encantado, a esa princesa de tus sueños.

Por sistema, no elegiré el género negro para mis lecturas. Pero estaré alerta a lo que me cuenten quienes lo disfrutan. Una alerta crítica y sospechosa… pero esperanzada de encontrar otra gran novela. Pero eso no será con Sierra i Fabra, que visto lo visto, me parece más bien un escritor mediocre. O malo.

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