[TV] Cosas de series; del manga japonés a la televisión y animación original norteamericana

Televisión

Hoy voy a mezclar las series de animación con alguna de acción real. Pero esta última relacionada con el mundo de la fantasía y del manga, que es el material de origen para la mayoría de las series de animación japonesas y algunas de otros países. Nos vamos a mover entre la fantasía y la ciencia ficción, con mayor o menor éxito.

Por algún motivo, la serie de acción real de hoy me ha evocado cierto paseo por el barrio de Yanaka en Tokio hace casi diez años.

Ha pasado más de mes y medio desde que terminé de ver la primera temporada de Mahō Tsukai no Yome [魔法使いの嫁, la futura esposa del mago], como es conocida internacionalmente en inglés, The ancient magus’ bride. Esta primera temporada se puede ver en Netflix, aunque no como serie propia, y no sé si está disponible para todo el mundo o sólo a quienes tiene configurada la interfaz de la plataforma en el idioma inglés. Me picó la curiosidad su planteamiento inicial, aunque tiene elementos que da un poco de repelús. Veréis… Una adolescente japonesa descolocada en el mundo, si familia y sin amigos, se ofrece a ser vendida en una subasta en Londres, con el fin de encontrar un lugar donde la acojan. Y la compra un ser fantástico, un mago de gran altura física, con aspecto antropomorfo, pero con una cráneo de herbívoro con cuernos por cabeza. Y este le dice que la ha comprado para que en el futuro sea su esposa. Y a partir de ahí comienzan sus aventuras en el mundo mágico. Obviamente… una adolescentes que es vendida y comprada para que un tipo la convierta en su esposa… suena un poco… no sé ¿tráfico de personas? Es raro. Luego, se va reconvirtiendo en una serie de aventuras con una peculiar historia romántica. Mucho más adelante nos enteraremos lo que el mago entiende por «esposa» y la cosa se suaviza bastante. Esa primera temporada acaba siendo resultona. Como la segunda temporada ya estaba disponible en otra plataforma, me plantee verla y comentar la serie entera. Vi tres episodios aislados de corta duración, una miniaventura que sirve de puente entre ambas temporadas… pero cuando comencé con la segunda temporada, me estanqué. Se volvió menos original… y bueno, si en algún momento la retomo y la veo entera, ya os comentaré.

También en Netflix se estrenó hace una semana Yū Yū Hakusho [幽☆遊☆白書, ], una serie de acción real que mezcla artes marciales con fantasía. El caso es que leí un reseña en algún sitio en el que la calificaba como una de las mejores adaptaciones de un manga a acción real, y tuve la curiosidad. La historia nos cuenta como un adolescente que bordea la delincuencia juvenil es atropellado y muerto cuando salva a un niño de ese atropello, y se le da la oportunidad de resucitar, siempre que acepte ser entrenado para luchar contra los demonios y espíritus del inframundo sobrenatural que se cuelan en el mundo humano. Una especia de detective de lo sobrenatural. Pronto, con algunos aliados que se encontrará por el camino, tendrá que enfrentarse contra un peligroso mafioso que utiliza en su beneficio a los espíritus malignos de ese inframundo. No está mal valorada, ni por crítica ni por público, pero si yo aguanté hasta el final es porque son sólo cinco episodios. La mayor parte de las adaptaciones de manga a acción real… en mi opinión no funcionan. Y esta no es una excepción. A ratos me parece cutre.

Finalmente, algo de animación desde los Estados Unidos. También una recomendación que encontré por internet. Scavengers reign (traduce como Los carroñeros reinan, o menos literalmente, el reino de de los carroñeros o donde los carroñeros reinan) surge a partir de un cortometraje conceptual realizado hace unos años. Y narra las aventuras y desventuras de los supervivientes de una nave espacial que lleva personas en hibernación y suministros a una colonia humana en un viaje interestelar. Pero como consecuencia de un «accidente», la nave queda varada en un planeta, con sólo cuatro personas y un robot en la superficie del planeta, intentando llegar donde la nave, despertar a los hibernados e intentar sobrevivir y si es el caso, si es posible, salir del planeta. Pero el planeta tiene una abundante y rica vida, potencialmente muy peligrosa. La serie ha recibido múltiples elogios de la crítica y es favorita del público que la ha visto. Es muy rica visualmente, con una trama adulta, donde la supervivencia del héroe no esta garantizada. Sin embargo, a mí al final me ha costado llegar hasta el final de sus doce episodios, que me parecen excesivos. En un momento dado, las situaciones eran variantes, potencialmente indefinidas, de lo mismo. Sobrevivir a las extrañas formas de vida del planeta. Que son extrañas superficialmente. Pues al fin y al cabo, aunque con mucha imaginación, no dejan de ser los equivalentes en raro a insectos, plantas, reptiles, mamíferos o aves diversos. No ha terminado de conquistarme este mundo perdido, ni ha terminado de llegarme esta presunta reflexión sobre la ecología y la vida, y sobre el lugar de los seres humanos en el universo. Cosas que pasan. A veces me pongo rarito y no me sumo al elogio universal.

[Viaje] En Madrid con película fotográfica (II)

Viajes

Esta es la segunda entrega de fotografías realizadas con película fotográfica durante el viaje en el día a Madrid el 29 de enero de 2024, día de San Valero, festividad local en Zaragoza, por lo que hay que aprovechar. La primera entrega os la mostré el sábado pasado, y hubo también un resumen del viaje con fotografías digitales a los poquitos días del viaje.

Al igual que en la entrada del sábado pasado, si alguien está interesado en conocer más detalles del proceso fotográfico seguido, puede dirigirse a la entrada específica dedicada a ello; En Madrid con película negativa en color (II) – Pentax MX con Kodak Ultramax 400. Pero si no, aquí os dejo una muestra de las fotografías. Si el sábado eran las tomadas por la mañan, estas son las de la tarde. Con distinto tipo de película fotográfica, aunque no encontraréis grandes diferencia de presentación.

[Cine] Munekata kyōdai [宗方姉妹] (1950)

Cine

Munekata kyōdai [宗方姉妹] (1950; 09/20240210)

Munekata kyōdai, las hermanas Munekata. No hay una palabra para decir hermana (o hermano). Si hablas de una persona, tienes que especificar si es una hermana mayor, ane [姉], o menor, imōto [妹]. Algo similar en masculino. Pero sí hay una palabra para el colectivo de hermanas, shimai [姉妹]. Lo que llevo preguntándome desde el sábado es por qué si el título original utiliza esta última grafía, todas las transcripciones al alfabeto latino aparecen como kyōdai, que yo había aprendido como hermanos [兄弟]. En fin… esas cosas del idioma japonés que hacen que por mucho que le haya dedicado mi tiempo, haya llegado a la conclusión que nunca seré capaz de hacer una mínima y sencilla conversación por miedo a decir tonterías. Lo que sí me ha servido con esta película es para comprender mejor el talante de las hermanas Munekata, la mayor Setsuko (節子, Kinuyo Tanaka) y la menor Mariko (満里子, Hideko Takamine), salvando las limitaciones de los subtítulos en castellano.

La acción transcurre entre Tokio, Kioto y Kobe. Y a Setsuko le gusta visitar los templos de la antigua capital imperial, donde vive su padre… mientras que a Mariko le apetecen más otras actividades más mundanas. Nos quedaremos aquí, fotográficamente, con algunos de los templos de Kioto.

Nos sorprendieron los estrenos de la cartelera de esta semana con la inclusión de esta película de Yasujirō Ozu, uno de los maestros por excelencia del cine japonés, y aun me atrevería a decir uno de los mejores directores de cine de la historia, todas las nacionalidades incluidas. He visto unas cuantas de sus películas, las más célebres, en casa, en la televisión, desde plataformas en línea cuando estuviesen disponibles, o de la forma que fuese cuando no. Y su pausada forma de rodar, aparentemente sencilla, pero que transmite una gran profundidad, aunque ajena a la mayoría de las cosas que se hacen hoy en día, no ha dejado de ser un referente para muchos directores posteriores. Algunos de ellos han pretendido imitarle, con segundas versiones de sus historias. Ozu nació en 1903, por lo que el año pasado fue el 120º aniversario de su nacimiento, y varios festivales de cine, de los de más postín, le rindieron homenaje con esta versión restaurada y remasterizada en formato digital 4K de esta película de 1950.

Emparedada en su filmografía entre las dos primeras películas de la llamada Trilogía de Noriko [Banshun 晩春 (Primavera tardía), Bakushū 麥秋 (Principios de verano), Tōkyō Monogatari 東京物語 (Cuentos de Tokio)], consideradas como verdaderas obras maestras, la historia de la familia Munekata ha pasado más desapercibida como una obra menor. En ella nos habla del conflicto que surge ante las dos hermanas cuando coinciden en el tiempo tres hechos; la noticia de que su padre (Chishū Ryū) tiene una enfermedad terminal, la crisis en el matrimonio de la mayor por el desempleo y el alcoholismo de su marido (Sō Yamamura), y el regreso del extranjero de un antiguo amor (Ken Uehara) de Setsuko, por el que Mariko también se siente atraída.

Esta película es un ejemplo de que cuando de un autor se espera tantísimo, algunas obras muy buenas, o incluso excelentes desde ciertos puntos de vista, quedan relegadas a un segundo plano. Ozu nos habla, como en tantas ocasiones, de la familia y de las relaciones. Como de costumbre no se extiende en explicaciones. Hay un contexto, que está ahí porque forma parte de modo espontáneo en las explicaciones, pero asume que el espectador lo conoce. Y dando ese contexto por sabido, entrada directamente al grano. Un marido sin empleo, en la posguerra mundial, un ingeniero descolocado en un país en el que las prioridades están cambiando. Dos hermanas que son polos opuestos, pero que viven en armonía. La mayor, en sus treinta y tantos, vestida siempre con kimono tradicional, de modales modestos, también tradicionales, que siente que su obligación es salvar el matrimonio en el que es desgraciada. La menor, vestida a la occidental, mucho más joven, en su veintipocos, que reivindica su derecho a ser cosmopolita, abierta, a decir lo que piensa, a ser directa. Como en tantas obras de cine o literarias japonesas, Ozu trata el conflicto de valores en un país que cambió por completo su forma de interactuar con el mundo en el intervalo de pocas décadas. Que pasó de un régimen feudal y de bajo desarrollo tecnológico, a ser una de las potencias bélicas que puso en jaque a media Asia y el Pacífico. Y eso pasó su factura entre sus ciudadanos con valores conflictuados.

El principal activo de la película, además de la consistente realización de Ozu, fiel a su estilo, es la excelencia de sus interpretaciones. Unas interpretaciones de un estilo muy distinto a las que estamos acostumbrados. Pero Takamine como, especialmente, Tanaka, están excelentes. No en vano son dos de las intérpretes más destacadas de la historia del cine nipón. Pero también hay que destacar a Yamamura, que le toca bailar con el papel más desagradable.

No voy a decir que esta película sea para todos los públicos, en el sentido de que no responde a los gustos de hoy en día. Es una película que tiene ya 73 años. Y el mundo y los gustos han cambiado mucho. Pero es una buena película que satisfará a los más cinéfilos. Y que me ha hecho ver que las horas dedicadas al japonés no han sido en vano. Porque aunque me ha permitido captar matices de los diálogos que pasarán desapercibidos a los que se guíen sólo por los subtítulos. Por ejemplo. Mariko, la más joven, un poco cría en sus comportamientos, suele hablar de sí misma en tercera persona delante del antiguo amor de su hermana. En fin… que yo estuve encantado. A pesar del frío que pasé en esa sesión matinal de sábado.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Blog] 19º aniversario de este Cuaderno de Ruta

Páginas personales

Bueno. No es hoy. Fue el pasado jueves día 8 de febrero. Síp. 19 años escribiendo entradas en este blog personal, que desde hace muchos años se centra en mi tiempo libre. Hubo un tiempo en que escribía también alguna entrada de opinión. O repasaba las noticias de actualidad de la semana. Pero me encontré conque el nivel de cultura democrática y de libertad en España es menor, bastante menor de lo que te esperas. No voy a entrar en detalles, pero como no escribo esto para hacer causas, sino como reflexión personal que comunico a los cercanos que los siguen como forma de mantenernos en contacto, me quise ahorrar disgustos, y oculté muchas de las entradas. Es lo que hay. No queráis saber los comentarios burros que recibí y que anulé por estar moderados.

Así que tiempo libre es. Cine, libros, televisión, viajes, fotografía… que de una forma u otra también son un modo de expresar lo que soy, aunque sea más indirecto que la expresión directa de opinión. En total, en estos 19 años he publicado 6862 entradas. Bueno… si lo dejamos a fecha 8 de febrero de 2024 serían un par menos, 6820. Y en ese tiempo transcurrieron 6939 días, un promedio de 0.9886150742 al día. Por lo tanto, no se puede dejar de decir que es un diario personal, pero público. Por cierto, acompaño esta entrada con algunas de las fotos realizadas entre el 8 de febrero de 2023 y el 8 de febrero de 2024. Todas hechas con película fotográfica tradicional, que es la que me motiva fotográficamente cuando no estoy viajando. Cuando viajo, me da igual el medio fotográfico, lo que importa es el viaje.

Cosas de las que no hablo, o tan apenas hablo… pues quizá de lo más personal, familia y relaciones próximas. Y trabajo. Al fin y al cabo, empecé a escribirlo para romper un dinámica en su momento en la que el trabajo me ocupaba mucho tiempo de mi pensamiento, y me empezaba a estresar un poquito, con otras cuestiones añadidas que ahora no vienen a cuento. Se trataba de parar media hora durante cada día, o la mayor parte de los días, y pensar o hablar de otras cosas. Y siempre acompañada la entrada de al menos una fotografía realizada por mí. Lo cual sirvió para impulsar mucho mi afición por la fotografía. Aunque hace 19 años fuera de una forma un poco naíf.

¿Seguiré de forma indefinida? No lo sé. Puede que sí o puede que no. Los blogs personales hace tiempo que dejaron de estar de moda. Ahora, desde hace años, la gente se expresa a través de las redes sociales. Cuando estas empezaron a imperar, los blogs personales empezaron a decaer. En los momentos de máxima afluencia, recibía como cinco o seis veces más visitas de lo que recibo ahora. No es que me haya importado mucho ese dato, pero es significativo. Además de este blog, mantengo otro dedicado a hablar exclusivamente de fotografía de forma más técnica (en esta dirección los posts más antiguos). Por mi cabeza ha pasado que cuando llegue el 8 de febrero de 2025 cesaré de escribirlos. Y me dedicaré a otra forma de difundir mis cosas. Así que tengo un año para pensar si lo hago y cómo lo hago.

Algunos me han preguntado… ¿y que pasará con todo lo que has escrito, con todas las imágenes que has publicado? Y contesto,… no pasará nada. Simplemente, de un modo u otro, desaparecerán. Porque si no os habéis percatado, internet es efímero, cambiante, siempre mutante. No es lugar para guardar legados. Aunque hay quienes buscan la forma de conservar el pasado de la red de redes. Los digital se desvanece con el tiempo. Ya es hora de que los vayamos asumiendo todos. Nadie mira hacia atrás, a lo que escribía hace 19 o 9 años, ni siquiera hace 9 meses. No aparece en las búsquedas de los buscadores… por otra parte cada vez más sesgados a los contenidos patrocinados. Así que… como decía… no pasará nada.

[Viajes] En Madrid con película fotográfica (I)

Viajes

Ya comenté hace unos días que el día de San Valero, 29 de enero, fiesta local en Zaragoza, hice una escapada en el día. Aunque os mostré algunas fotografías realizadas con una compacta digital para resumir la experiencia, mi principal interés fotográfico estuvo, como habitualmente en estos viajes en el día, en la fotografía con película fotográfica tradicional.

No voy a extenderme aquí en las cuestiones de técnica fotográfica que acompañan a las fotografías. Para quienes estén interesados, en mi blog de técnica fotográfica hay una entrada dedicada a ellas; En Madrid con película negativa en color (I) – Pentax MX con Kodak Portra 400. Como comprobaréis, es el primero de dos entradas dedicadas a las fotografías con película fotográfica de ese día. Y es porque utilicé dos tipos de película distintos. Dentro de unos días, os hablaré de la otra y os mostraré también algunas fotografías de ese día.

[Cine] Concrete utopia (2023)

Cine

Concrete utopia (2023; 08/20240206)

Llegó el viernes pasado a la cartelera española en general y zaragozana en particular. Candidata por Corea del Sur a los Oscar, lo que desde hace unos años despierta cierta expectación, no ha conseguido pasar el corte final en una edición donde la calidad del cine fuera de los Estados Unidos ha sido muy alta, incluso más alta en promedio, y por lo que he visto, que en la Meca del cine, Hollywood. Las críticas son entre buenas y muy buenas, aunque parece que la recepción del público ha sido más fría. Dirigida por Eom Tae-hwa, los principales nombres de su reparto ya me resultan muy familiares, e interesantes. Curioso que ya me empiecen a atraer películas del país oriental por su reparto, a pesar de lo mucho que me cuesta recordar los nombres coreanos.

La estructura de la nueva sede del gobierno metropolitano de Seúl me servirá para ilustrar esta entrada de cine apocalíptico.

Película con escenario apocalíptico, la acción transcurre en una Seúl arrasada por un tremendo seísmo, en el que auténtico tsunamis de tierra y roca han puesto boca abajo la mayor parte de la ciudad. Pero en uno de sus barrios, un edificio, la típica colmena de cemento y hormigón para clase media-baja, ha quedado en pie. Y tras unos primeros momentos de desconcierto, liderados por una de las vecinas más activas (Kim Sun-young) y por un tipo que dice ser hijo de una de las vecinas y al que designan como líder de la comunidad (Lee Byung-hun), deciden expulsar a todos los extraños al inmueble, y organizarse para garantizar la supervivencia. Nadie sabe cuándo va a llegar ayuda. Ni siquiera hay noticias de lo que pasa fuera de la ciudad, en lo que parece una catástrofe de carácter global, en la que la civilización ha sucumbido. Los acontecimientos los seguiremos desde la mirada de un joven matrimonio, un funcionario público él (Park Seo-joon), que decide seguir fielmente a los líderes, y una enfermera compasiva y sensible (Park Bo-young, a esta actriz le dediqué casi una entrada), a la que le entran muchas dudas en la decisión de la comunidad de aislarse del exterior y abandonar a otras personas a su suerte. Y todo ello en el invierno más frío que se recuerda, con temperaturas incluso por debajo de los 20 ºC bajo cero.

Desde el punto de vista de la realización técnica, sin ser puntera en efectos especiales y en diseño de producción, su recreación de la catástrofe y del desolado paisaje posterior es funcional, de una calidad razonable y muy funcional. Quizá no llegue a las bondades de cierta película de monstruos reciente, probablemente hay mucho más CGI en esta película, y se nota, pero estamos ante una película de catástrofes que no disfrutará del presupuesto de las producciones de Hollywood. Por lo que he leído, ligeramente superior a la japonesa de Godzilla, pero más de un orden de magnitud por debajo del cine de Hollywood. Así pues, tirando de ingenio y recursos imaginativos, consiguen un buen escenario, suficiente para contar la historia, con medios modestos, en términos relativos.

Así pues, una vez establecida una base física suficiente, el fuerte de la película está en dos aspectos; lo que nos quiere contar, y como lo cuenta, y el trabajo interpretativo. Y ambos están a buen nivel. Como buena película apocalíptica con toques distópicos, nos habla de las realidades sociales y políticas de las sociedades contemporáneas. Egoísmos, interés personal o del clan frente al interés colectivo y común, predisposición a aceptar el autoritarismo demagógico y populista, xenofobia… estos son los temas reales de una película que muestra cómo surgen los cineastas surcoreanos preocupados por temas sociales y políticos de profundidad. Y para ello, el carisma de un grupo de intérpretes que tienen mucho recorrido, incluso los más jóvenes. Lee Byung-hun, actor muy veterano, está excepcional, lleno de matices. Kim Sun-young, una actriz que como secundaria parece que está en todas partes, ya no me sorprende verla en muchas de las series de televisión surcoreanas que veo, tiene oficio para dar y vender. Y la pareja de intérpretes, el matrimonio, que representan la visión del ciudadano común, aunque alejados del glamour de las series de televisión en las que suelen ser protagonistas, mientras que aquí tienen que compartir, y mucho, ese protagonismo con los más veteranos, se muestran sólidos, contenidos y convincentes.

He encontrado que esta película ha estado por encima de mis expectativas. Sus más de dos horas de duración no se me hicieron nada largas. Algunos críticos dicen que en su tramo final desfasa un poco. Pero creo que es coherente. Hay que tener en cuenta que, durante la mayor parte del metraje, la película tiene un tono de comedia negra. Hay muchas situaciones chuscas, mientras flirtea con el drama, aun con la tragedia. Hasta cierto punto, es bastante previsible. Sabes que la situación de esta peculiar comunidad, esta isla en el desastre, no es sostenible, que está en equilibrio inestable. La línea temporal principal está salpicada de flashbacks que nos relatan el auténtico ser de los personajes protagonistas. Pero esa previsibilidad no es un lastre. Y sí… finalmente tiene que haber su punto de desfase general para romper la dinámica absurda de la situación, con último tramo final, entre el drama triste y doloroso y la esperanza, que permite, por primera vez desde la catástrofe, mostrar un rayo de sol sobre alguno de los protagonistas. A mí me ha gustado mucho, y la encuentro muy recomendable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[TV] Cosas de series; a propósito de Kim Yoo-jung

Televisión

Hoy vamos con un trío de series con la misma actriz protagonista. Kim Yoo-jung, una actriz todavía muy joven, 24 años, que según nos cuentas las diversas wikis lleva trabajando en el show-business o en el modeleo desde muy niña. Por lo tanto, será muy joven comparada con otras protagonistas femeninas de series surcoreanas, pero no le falta experiencia. Ya protagonizó en 2022 un largometraje de Netflix que vi y comenté. Una película que no estaba mal, que se dejaba ver, con buen trabajo actoral

Hace una semanas, Netflix empezó a emitir My demon, título original en inglés, que en castellano se ha denominado Mi adorable demonio. En ella se nos cuenta el encuentro, o encontronazo, entre una joven ejecutiva, que fue acogida por la matriarca de un imperio empresarial tras la muerte de sus padres, y a la que lleva protegiendo desde entonces pese a la hostilidad del resto de la familia, y un ser preternatural, un demonio que se dedica a comprar las almas de seres humanos potencialmente corruptibles, y que tiene un pasado trágico como humano. La muerte de la matriarca en extrañas circunstancias, designando como heredera del imperio empresarial a la chica, y la alteración de los poderes del demonio, muy guapo y apuesto, por el encontronazo con la joven, les lleva a la necesidad de asociarse, incluso fingir un matrimonio, para sobrevivir en un mundo que de repente se les ha vuelto hostil, con un asesino peligroso actuando de fondo. Y por supuesto, son jóvenes y guapos, por lo que acabarán… pues ya os imagináis. Romance al canto. La serie me llamó la atención por la joven protagonista, que entre el físico privilegiado que gasta y la simpatía que muestra roba bastante la pantalla al resto del reparto. O eso me pareció. Aunque la serie está bien producida, con posibles, y está bien valorada, desde mi punto de vista se va desinflando un poco conforme avanza la trama, que se hace excesivamente larga y redundante. Las hay mejores de este tipo de romance con tono sobrenatural.

Como la serie avanzó paulatinamente a un ritmo de dos episodios cada fin de semana, decidí complementarla con otra serie protagonizada por Kim Yoo-jung, Gureumi Geurin Dalbit [구르미 그린 달빛, luz de luna dibujada por las nubes o algo así], conocida internacionalmente como Love in the moonlight, disponible también en Netflix, pero sin traducción al castellano. En ella, la actriz hace de una chica adolescente, huérfana, hija de un rebelde al régimen político, aunque no lo sabe, que escapa a una persecución haciéndose pasar por eunuco y entrando al servicio de príncipe heredero. La serie es de ambientación histórica y se situaría en la primera mitad del siglo XIX cuando Corea era el reino de Joseón o Chosón, un reino aislado y feudal, de inspiración confuciana. Algunos personajes están inspirados en personas históricas reales, aunque sin ninguna fidelidad a la historia real. Como es habitual en estas series, se moverá entre el romance y la intriga palaciega. Es muy entretenida, y los personajes principales se hacen de querer. Pero siendo una serie de 2016, muy apreciada en su momento, se me hace ya viejuna comparada con las series más recientes. La actriz en aquellos momentos debía tener unos 16 años cuando la rodó, y se nota que es casi una cría. Pero cumple bien con su papel. Mejor que en la serie que he comentado en primer lugar.

Y una vez terminada la anterior, y mientras llegaba al final de la serie actual, me puse con otra serie de la actriz disponible en Netflix sin traducción al castellano, Pyeon-uijeom Saetbyeor-i [편의점 샛별이, tienda de conveniencia Saetbyeor-i], conocida internacionalmente como Backstreet rookie. Aquí, la protagonista interpreta a una joven de 20 años, una chica un poco bruta, muy ducha peleando porque su padre era profesor de taekwondo o algo así, huérfana, con una hermana más joven, que ha salido adelante, con su hermana, como ha podido, aun renunciando a terminar su educación. Y que lleva mucho tiempo enamorada en secreto de un chico, ocho o nueve años mayor, que dirige la tienda de conveniencia familiar, franquiciada con una conocida cadena de tiendas de conveniencia surcoreana. Cuando consigue entrar a trabajar como empleada a tiempo parcial en la tienda del chico, todo se complica. La vida de su hermana, que quiere triunfar como cantante, la de chico, que tiene una novia adinerada y bastante manipuladora, la de sus amigos, la de la familia del chico… pero todo con un tono en el que predomina la comedia romántica sobre el drama. Los personajes son simpáticos, especialmente más algunos de los secundarios, y eso tira de la serie. Una serie que no deja de ser una producción de promoción de la cadena de tiendas de conveniencia, idealizando este tipo de comercio, muy habitual en el Asia oriental, también en Estados Unidos, más raro en nuestro país, más allá de las tiendas de gasolinera y algunos supermercados de horario ampliado y de apertura en festivos. Por lo menos en Zaragoza. La serie… en realidad es algo mediocre, por muy simpáticos y guapos que sean los protagonistas.

[Libro] Chronique d’Asakusa – Yasunari Kawabata

Literatura

Cuarto libro que leo del premio Nobel japonés Yasunari Kawabata. Previamente leí uno de sus relatos cortos más conocidos, con el que debutó como escritor publicado, una obra de madurez, tardía, y la novela probablemente más conocida en occidente. La cuestión es que para mí hay mucha diferencia en el tono y en la escritura entre ese primer relato corto y la crudeza y perturbación que suscitan las otras dos obras. Se cuenta que el escritor estuvo marcado siempre por la ruptura de su compromiso matrimonial con una joven de la que estuvo profundamente enamorado, y que marcó la forma en la que vio a las mujeres y la forma en que escribió sobre ellas. En cualquier caso, en un blog sobre literatura y cultura japonesa leí sobre el libro que traigo hoy. Siendo una obra también de juventud, decidí conocer otros aspectos de la compleja personalidad como escritor de Kawabata.

Tras la guerra, Asakusa, gravemente dañada por los bombardeos incendiarios de los norteamericanos, perdió su carácter de distrito del entretenimiento y del placer en favor de otros distritos de Tokio, como Shinjuku. Pero el templo de Sensō-ji sigue atrayendo a muchos visitantes, tanto turistas como locales. Lugar popular por excelencia.

He de decir que lo he leído en francés porque no encontré el libro en castellano. Pero no porque no esté disponible, sino porque lo está con otro título. El título original en japonés Asakusa kurenaidan 浅草紅團, sería La banda roja de Asakusa. Algunos de los personajes de la historia pertenecen a un pandilla juvenil que se identifican por un cinturón rojo, kurenai 紅 sería el rojo carmesí o rojo púrpura, frente a aka 赤 que sería el rojo vivo. Y en castellano el libro se titula La pandilla de Asakusa, y no Crónica de Asakusa como yo lo busqué, motivo por el que acabé comprando la versión electrónica en francés. Tampoco importa mucho, ambos son traducciones del original.

Más que una novela al uso, el libro es un conjunto de relatos basados en las vivencias del escritor cuando vivió en Asakusa en los años 20 del siglo XX. Un momento en el que la vida en Asakusa se desarrollaba entre la popularidad de Sensō-ji, el conocido templo budista dedicado a Kannon, uno de los más visitados de Tokio, y el ambiente en los límites de la sociedad, del tráfico de sustancias, el tráfico de personas, un momento en el que todavía se venden y se compran niños y niñas que no pueden ser mantenidos por sus padres, la prostitución adolescente, las bandas juveniles delincuentes y el mundo del espectáculo, o cierto espectáculo, también en el límite. Un mundo decadente y marginal. Se fija el escritor en varios personajes, casi siempre chicas adolescentes, como aquella que lidera la Banda de los Cinturones rojos que da nombre al libre, o, como contraste, guapa chica que vive de la prostitución, aspirando a que algún hombre se fije en ella y la saque de ese ambiente.

Un relato, o relatos, de un observador que va dando bandazos en su relato, como forma de expresar un mundo cambiante, nunca estático. Que nunca tenemos claro si lo que siente sobre esas jóvenes adolescentes marginales o delincuentes es compasión, atracción, admiración o mera curiosidad. Algo más que curiosidad. Un arco argumental nunca queda cerrado del todo. La historia que parece concluida, se reactiva unos capítulos más allá cuando su protagonista aparece de nuevo en escena. Descripciones vividas, pero sobretodo una serie de tipos humanos que parecen a veces inverosímiles desde nuestro punto de vista 100 años después y en otra cultura, pero que muestran las tensiones internas de la sociedad nipona entre las formas y costumbres tradicionales y las nuevas tendencias en vestido, peinado, música y actitudes, especialmente entre las chicas, unas chicas con ganas de ser las dueñas de sí mismas en una sociedad esencialmente patriarcal, a toda costa. Incluso si el precio puede ser la vida.

Kawabata es un escritor complejo en su fondo. Y eso se refleja en su escritura. Pero siempre recomendable. Muy recomendable.

[Fotos] Paseo posnavideño en un día soleado

Fotografía

Llegadas las fechas navideñas, es costumbre que algunos viejos amigos que llevan “exiliados” varias décadas, vengan a pasar unos días a Zaragoza. Cuando digo “exiliados” me refiero a personas que encontraron su futuro profesional, familiar o ambos lejos de nuestra ciudad. Pero siguen teniendo familia en Zaragoza, a la que visitan en Navidad. Nada original. Una costumbre, probablemente, con fecha de caducidad. Porque tan apenas nos quedan ya miembros de la generación de nuestros padres, que han ido falleciendo. Pero todavía vienen y siempre buscamos una ocasión para vernos. En los últimos años, si el tiempo lo permite, una mañana.

El caso es que en la mañana del 26 de diciembre, entre el chocolate con churros del «desayuno» a las diez de la mañana, y el aperitivo con unas tapas a la una y media de la tarde, fuimos recorriendo la ciudad y haciendo algunas fotografías de recuerdo del día. Los detalles técnicos de las fotos los podéis encontrar en Emulsiones que están bien en presentaciones de baja calidad – Fujifilm GS645S Wide 60 con Lomography Color Negative 800.

Las fotos con retratos de personas y de grupos forman parte de la esfera privada, pero hice algunas tomas del paisaje urbano. La mayor parte de este grupo de amigos es partidario de tener una presencia discreta en las redes sociales y en internet. Especialmente, si hay menores involucrados. Por eso, lo que traslado a esta entrada son simplemente vistas de la ciudad. Pero hay fotos muy chulas de gente.

[Libros de fotografía] Joel Meyerowitz, Akiko Kimura y Exit 93

Fotografía

Solía, hace unos años, comprar algún libro de fotografía, o de otras cosas, cuando visitaba Madrid. Aunque en Zaragoza hay alguna buena librería, no se da la abundancia de oferta que se da en Madrid o Barcelona, y menos aún la existencia de librerías especializadas. Y aun así, en esas grandes ciudades,… que mucho echamos de menos la desaparición de Kowasa en Barcelona. El caso es que después de unos años en los que no he hecho tal cosa, este lunes pasado en Madrid me pasé por La Fábrica. Una editorial, gestora de proyectos culturales y librería que ha hecho un viaje de ida y vuelta. Durante unos años aspiró a más, con una tienda más amplia y más variada, incluso con cafetería adjunta, pero ha vuelto a su local original. Supongo que las cuentas no les salieron. España es así. La cosa es que me traje un par de libros de fotografía. Y cuando volví a casa el martes después de la escapada a Tarragona, me encontré con que tenía a mi disposición en Librería Cálamo el número 93 de la revista Exit. Así pues… allá vamos.

Hablando de escultura y fotografía, como en la revista Exit, hace unos días, en el Museo Pablo Gargallo, en un paseo fotográfico con los miembros más «analógicos» de AFZ Asociación de fotógrafos de Zaragoza.

El primero de los libros que elegí es un poco anecdótico si os he de ser sinceros. Como hago fotografías. 20 consejos de Joel Meyerowitz es uno de estos libros que intenta dar recetas al lector sobre como hacer mejores fotografías. Y son libros a los que no soy especialmente aficionado, porque creo que las cosas no se aprenden a base de recetas. Las cosas se aprenden cuando las interiorizas y aprendes a pensar en el ámbito de la disciplina en la que te quieres desenvolver. Pensar por ti mismo; no aplicar soluciones más o menos milagrosas. Pero es Joel Meyerowitz, uno de mis fotógrafos favoritos. Y las fotografías de demostración son del propio fotógrafo, que es otro nivel. Y después de todo, cuando lo vas hojeando y leyendo… pues no son recetas. En la misma onda que yo decía, son consejos para empezar a pensar y ver fotográficamente. Quizá no el mejor libro de o sobre Meyerowitz, pero un librito simpático que iré hojeando y leyendo poco a poco.

En la librería La Fábrica me encontré con una estantería dedicada casi por completo a los fotógrafos japoneses. Que realmente hay muchos y muy buenos. Allí, hojeé rápidamente varios de ellos, y me interesaron varios. Pero al final me traje uno de Akiko Kimura 木村朗子 sin más título que i. Creo que se trata del pronombre de primera persona singular inglés, aunque las normas ortográficas del idioma de Shakespeare indica que dicho pronombre, I, se escribe con mayúscula. Claro que en la contraportada del libro nos cuentan que ese pronombre inglés, I, es homófono con 愛 [ai], que en japonés significa amor. Pero me tengo que ir a su página web para descubrir un texto en el que nos cuenta que el título viene de 藍色 [aiiro], el color índigo, que también en inglés/castellano empieza por i.

Y eso tiene sentido, porque el motivo por el que me atrajo fue por su contenido y estilo. Fotografías en color, en muchas de ellas con los azules (¿índigo?) predominantes, paisajes de entornos diversos, muy minimalistas en la mayor parte de las ocasiones, en formato vertical, realizadas sobre película fotográfica tradicional en formato 35 mm, y que me parecieron muy inspiradores. Porque, salvando las distancias, paisajes, naturales o urbanos, en color y en formato vertical en la mayor parte de las ocasiones, intentando simplificar los más que puedo, o sé, su contenido es lo que más vengo haciendo recientemente. No sé. Conecté con las fotografías de Kimura. Y oye… que si nada lo impide, una pandemia por ejemplo, el 14 de mayo volvemos a Asia… a Japón. Aunque todavía no sé a qué parte de Japón.

Finalmente, el número 93 de la revista Exit. De esos 93 número tengo bastantes, una de las mejores revistas de fotografía que conozco y está en castellano. Bueno, es bilingüe, castellano e inglés. Y este último número, que tampoco me ha dado tiempo a revisar con calma en su integridad, está dedicado a la escultura. Escultura y fotografía son dos disciplinas que se llevan bien. La fotografía es un medio para hacer llegar a más personas la obra escultórica. Pero también porque la escultura es un sujeto fotográfico de máximo interés, por sus formas, por sus texturas, por la forma en que recibe la luz y la devuelve, por los significados que las esculturas pueden alcanzar a través de la fotografía. Como de costumbre, el punto de vista de los editores es amplio. Y no sólo hablamos de la escultura como arte formal. Hablamos de escultura como el estudio de las formas, volúmenes en el espacio tridimensional, sea una escultura clásica, sean las formas geométricas que en las ciudades encontramos en fachadas, postes, contenedores, sean los peinados de las mujeres, sean los objetos que pueblan nuestros hogares o las calles. Los números de la revista Exit exigen una ingestión y una digestión pausadas y prolongadas, para apreciar en su justa medida todo su contenido. Por ello, su periodicidad trimestral… es apropiada.

[TV] Cosas de series; monstruos, asesinatos en frío y buenrollo tailandés con efecto año 2000

Televisión

Hoy traigo un trío de series muy variopinto. Sin relación entre sí. Pero es lo que he visto últimamente más allá de la animación y mi vicio surcoreano de los fines de semana. Alguna cosa está bien… pero en su mayor parte, como mucho, para pasar el rato sin pretensiones.

No era muy consciente yo de la existencia de un Monsterverse. Un universo cinematográfico y televisivo en el que se mezcla el universo de Godzilla y de King Kong… y no sé si algún otro. Yo sabía que en los últimos años se habían hecho películas sobre ambos monstruos. La de King Kong incluso la vi atraído por su protagonista femenina, que en aquellos momentos prometía mucho. Cuando vi la estupenda recreación del Godzilla original realizada recientemente en Japón, mucho mejor con ventaja que los pastiches de Hollywood, me enteré un poco del rollo de este universo de ficción. Y supe de una serie de Apple TV, Monarch: Legacy of monsters, integrada en ese universo de ficción, apreciada por algunos comentaristas en la red de redes. Así que la vi. Bueno. Vale. Entretenida. Sin más. Narrada en dos líneas temporales que acaban confluyendo, habla de la típica organización secreta que suele haber en estos universos de ficción, algo nada original, de cómo se crea y como llega a ser lo que es, mientras vamos siguiendo las peripecias por todo el mundo de los buenos. Porque Monarch, la organización, tiene sus más y sus menos. Como digo, entretiene, pero es tirando a mediocre, con una flojísima definición de caracteres. Lo cual es grave, porque una serie de televisión tiene menos presupuesto que un largometraje de acción y hay muchas menos secuencias espectaculares de monstruos, que es lo que parece atraer a los aficionados a estas cosas. Entonces… con apariciones monstruosas puntuales, o te interesa lo que les pasa a los vulgares seres humanos que salen en pantalla, o la cosa es… meh.

Islandia es la localización de una de las series de hoy, y allí nos desplazamos fotográficamente hablando.

A murder at the end of the world es una serie de las de Brit Marling, protagonizada por ella y por una de las Dianas de The Crown, Emma Corrin. La vi porque vi una reseña de una fuente que consideraba fiable alabándola mucho. Lo cierto es que no me fijé que era una serie de Marling. Una actriz, directora y guionista que a principio de los 2010 prometía mucho, pero con el tiempo me ha parecido que es alguien que hace producción muy pretenciosas… pero potencialmente muy aburridas. El caso es que una vez empezada, siendo una serie limitada de una temporada, sólo ocho episodios… Sólo diré una cosa. Sin darme cuenta me salté un episodio, el segundo, no me di cuenta hasta que iba por el cuarto… y no lo había echado de menos. Lo cual quiere decir que la historia está muy inflada para lo que cuenta. No es ninguna catástrofe esta investigación de un asesinato en un remoto hotel de lujo en Islandia. Una whodunit propia de una pseudo Agatha Christie postmoderna llena de gente guay, guapa y millonaria, y con inteligencias artificiales. Y si la Christie original me deja frío las más de las veces, imagínate una versión postmoderna. No es ninguna catástrofe. Y se deja ver. Pero como de costumbre en las cosas de Marling, más pretenciosa que otra cosa.

Y finalmente Analog squad. Un serie tailandesa con mucha nostalgia. Lo de squad [equipo] es porque va de un grupito de cuatro personas, en las que uno de ellos, un tipo que ha vivido mucho tiempo extrañado de su familia, contrata a los otros tres para fingir que son su familia, esposa e hijos veinteañeros, para ir a visitar a sus padres mayores, ya que su padre ha sufrido un percance de salud que lo tiene al borde la muerte. Lo de analog [analógico] es porque la acción transcurre en las semanas previas al fin de año de 1999, con los miedos al efecto 2000, cuando las fotos se hacían con rollos de película fotográfica, lo que ahora se llama fotografía analógica, y el señor enfermo tiene un estudio de fotografía.

Las series sobre familias ficticias, si están bien llevadas, tienen mucho interés. Véase por ejemplo la opera prima de un prestigioso director español, para mí su mejor película, o por lo menos la que mas me interesó realmente. Y en esta serie lo importante es que los integrantes de esta familia, verdadera o falsa, acaban importándote. Porque todos tienen sus problemas. Con sus familias. El «padre de familia» perdió su familia de origen, sus padres, y luego la propia, su esposa e hijos, por la forma en que llevó sus negocios y se relacionó con malas compañías, y desde entonces es un resto de un naufragio. La «madre de familia», una atractiva mujer madura que fue novia del anterior en su momento, vive sola, y con diagnóstico a sus espaldas que la envuelve en el pesimismo, al mismo tiempo que intenta sacar adelante este peculiar encargo con cierto entusiasmo… porque sigue enamorada del «resto de un naufragio». El «hijo menor» es hijo de una madre soltera, famosa en el país por haber sido modelo de fotografía erótica, una sex-symbol reconocida por cualquiera, lo que ha marcado al chaval, a pesar de que están muy unidos. Y la «hija mayor», lesbiana, tiene una padre que aparece y desaparece por negocios, poco presente en sus vidas, pero con quien se siente muy unida, hasta que una tragedia le hace ver que su padre llevaba una doble vida, y que tiene una familia real más extensa de lo que esperaba.

Está bastante bien. Y está bien considerada. Conforme avanza la serie tiende demasiada tendencia al sentimentalismo fácil. Hay sus buenas dosis de «tele cebolla». Pero como ya digo, los protagonistas se hacen de querer, y los no protagonistas también, y se ve bien. Con agrado. Lo mejor de lo que traigo esta semana, aunque su «exótico» origen probablemente desmotivará a muchos suscriptores de Netflix, donde se puede ver. Hubiera querido que la hija real del protagonista hubiera tenido más protagonismo, y su arco argumental un poco más de miga. Pero bueno… es que todo es muy buenrollista al final en esta serie. Muy optimista el final.

[Viaje] Escapada en el día en Tarragona, España

Viajes

Durante mi infancia, y especialmente adolescencia, mis estancias en la costa del Mediterráneo en la provincia de Tarragona fueron frecuentes. Fueron la norma en materia de vacaciones. Entre mis 3 y mis 8 años de edad, durante seis años consecutivos, veranee con mis padres en Benicarló, provincia de Castellón. Pero cuando nació mi hermana, yo con 9 años de edad, comenzó un ciclo de vacaciones veraniegas en la costa de la provincia de Tarragona, hasta que cumplí los 18 años y entre en la universidad. En ese momento, dejó de interesarme ir de vacaciones con la familia, y mis visitas a la costa mediterránea se hicieron más esporádicas y de otra forma. En aquellos 9 años aproximadamente, recorrimos algunos lugares de la provincia de Tarragona, incluida la capital. Aunque no mucho. Mis padres quería descansar y tomar el sol. No hacer turismo.

Pero sí que visitamos Tarragona en alguna ocasión. Mis recuerdos se reducía al famoso «balcón del Mediterráneo», de cuya vista los tarraconenses presumían mucho, aunque a mí me dejaba un poco frío, y a pasear por la murallas y ver desde arriba el anfiteatro romano. Y que siendo un niño, me molestaba mucho que fuese una ciudad llena de cuestas. Un engorro. Obviamente, no es para tanto. Como luego concluiré, en general, lo que puede visitar un viajero o turista, es bastante agradable. Aunque la vista desde el «balcón del Mediterráneo» sigue dejándome un poco frío. No así otros puntos de interés de la ciudad. Como el día anterior, me centré mucho en hacer fotos con película fotográfica tradicional. Pero también me llevé la muy conveniente Sony ZV-1, con la que hice bastantes fotografías, especialmente en interiores, aunque no únicamente. Muchas más que en Madrid.

Es ya una tradición desde 2017 que, con algunas amistades, nos cogemos de fiesta el día siguiente a San Valero, el festivo local, y nos vamos a algún lugar a pasar el día, visitar algo interesante si es posible y relajarnos. También suele ser germen de los planes de vacacionales del año correspondiente, aunque en esta ocasión ya íbamos muy adelantado en eso. Ya tengo los billetes para la escapada de la Semana de Pascua, volveré a las riberas del lago de Constanza, y de las vacaciones de primavera, volveremos al País del Sol Naciente. En cualquier caso, en muchas ocasiones habíamos hablado de aprovechar la alta velocidad ferroviaria para visitar Tarragona. Las informaciones que recibíamos en los últimos tiempos es que era un destino adecuado para una escapada de un día. De más, si quieres recorrer algo de la provincia, como los monasterios cistercienses, o algún punto de la costa. Aunque la costa está muy machacada por el efecto del turismo y las nefastas legislaciones que sobre protección de la misma ha ido desarrollando el gobierno catalán.

Ir a Tarragona en tren de alta velocidad tiene su punto de absurdo. Como pasa con otros destinos con estación de alta velocidad, y que se encuentran fuera del casco urbano de la ciudad, a kilómetros de distancia, en medio de la nada, aparentemente. Vamos a ver… no es grave, hay una línea de autobuses interurbanos que conecta con el centro de Tarragona. Con una frecuencia irregular, pero al parecer suficiente. Aunque resultó sorprendente que si llegó el tren a la estación de Camp de Tarragona puntualmente a las 10:04 de la mañana, cuando estábamos a poco más de 10 metros del autobús que tenía prevista su salida a las 10:10, este saliese para hacer su recorrido, sin viajeros a bordo, a las 10:08. El que hubiera un nuevo autobús a las 10:20 nos consoló en parte… pero en general nos pareció una situación… no grave, pero muy absurda.

La visita fue muy agradable. El tiempo, primaveral. Con nubes a primera hora de la mañana, cuando llegamos al primer lugar que visitamos, casi a las 11:30, ya teníamos luz de sol asomándose entre las nubes. Tuvimos la suerte, no buscada, de que el último martes de cada mes, los lugares dependientes del Museo de Historia de Tarragona (web sólo en catalán, aunque con un enlace para el traductor de Google, una solución poco elegante,… cutre incluso) tengan la entrada gratis. No es que nos hubiera importada pagar los 15 euros del bono que incluye todas sus dependencias… pero oye, eso que nos llevamos por delante. Lo más destacado de Tarragona son los lugares arqueológicos de la Tarraco romana, declarados Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Y que están bien en general. Es fácil establecer una ruta para ir visitándolos, al mismo tiempo que aprecias el centro histórico de la ciudad, que está muy aseado y muy agradable de pasear. También visitamos una casa que antaño perteneció al nobleza/alta burguesía de la ciudad. Fuera de estos elementos arqueológicos y civiles, visitamos al catedral.

La diócesis tarraconense fue la más importante de la Cataluña medieval, e incluso de la Corona de Aragón. Durante un tiempo, fue establecido que los reyes de Aragón, que también eran condes de Barcelona y soberanos del resto de los territorios de la Corona, fueran coronados en la catedral de Zaragoza, pero por el arzobispo de Tarragona. En un momento dado se planteó que la archidiócesis tarraconense fuera la primada de España, en lugar de Toledo, porque Tarraco fue la principal ciudad de la Hispania romana, y así lo fue su diócesis. Pero ya sabemos con funciona el centralismo en España. El caso es que la catedral refleja el estatus que tuvo la diócesis. Es grandota, con un bonito claustro y un museo diocesano con obras de calidad. Para mi gusto, la restauración del interior de la catedral está un poco pasada de frenada… no según las tendencias actuales que tienden a respetar las huellas del tiempo, aunque frenen el deterioro y den seguridad y esplendor y valor al edificio histórico. En cualquier caso, los curas no imitan a los museos del lugar, y no hay entrada gratis el último martes de mes.

Nos llamó la atención la escasa oferta de servicios hosteleros. El 90 %, o más, de los establecimientos de restauración gastronómica del centro histórico estaban cerrados. El lugar donde al final comimos unas raciones de ventresca de atún y queso, ni siquiera tenían ingredientes para hacer ensaladas, a pesar del preminente lugar que estas tenían en su carta. En realidad, las calles del centro histórico estaban prácticamente vacías, a pesar de la animación que se percibía en la Rambla Nova y más allá. No parece tener lugar este barrio de la ciudad en la vida cotidiana de la ciudad. Lo cual contrasta con el bullicio habitual de otros centros históricos. Como el de Zaragoza, por no ir más allá, y por hablar de nuestra ciudad y la segunda ciudad en importancia durante los tiempos de la provincia romana Tarraconense. Y mantengo mi sensación de antaño. Las gentes son formalmente corteses… pero siempre sientes una cierta frialdad en el trato. Hay una distancia marcada que siempre sientes. Quizá por eso durante décadas, y a pesar de la proximidad, hemos ignorado estos lugares. Debo hacer excepción la tremendamente animosa y simpática trabajadora de la oficina de información turística de la Rambla Nova. Un encanto. En fin… misión cumplida.