[CineTren] Cómo no, Tomates verdes fritos (1991)

Cine, Trenes

Me resulta relativamente extraño que esta película dirigida por Jon Avnet no haya aparecido antes en mi lista de películas sobre el ferrocarril en la historia del cine. Porque indudablemente el ferrocarril tiene un papel esencial en las vidas de las protagonistas de este drama optimista, con tonos de comedia, basado en la novela título similiar, Fried Green Tomatoes at the Whistle Stop Cafe, de Fannie Flagg. Así que os paso a comentar esta interesante película.

Cruce de vías

Inevitable el tema ferroviario en las fotos de hoy, extraídas de un desplazamiento entre Varsovia y Gdansk (Fujifilm Finepix F10).

La película supuso una más que agradable sorpresa en aquel año 91. Recuerdo que fui a verla con un grupo de amigos, sin que tuviese referencias de la misma, ni buenas ni malas. Y que con ese título, no me atraía demasiado. Pero fue estupendo. Una ambientación magnífica en el profundo sur, unos personajes entrañables, un melodrama de los de siempre pero salpicado aquí y allí con tonos de humor, y excelentes interpretaciones, las de los personajes más jóvenes a cargo de intérpretes entonces muy poco conocidos, aunque hoy en día se han hecho mucho más populares. Es cierto que la película al parecer suaviza algunos de los temas peliagudos de la novela. En esta la relación entre las dos jóvenes protagonistas es de franco amor romántico, homosexual. Sin embargo, para muchos espectadores, la relación en el filme no pasa de ser una amistad cementada por el amor común al joven arrollado por el tren. En cualquier caso, una película altamente recomendable, a la que le tengo un especial cariño, y que no entiendo porque no había aparecido antes en esta colección. Ahora ya podéis acceder por el enlace correspondiente.

En el pasillo

Fueron las vacaciones de julio de 2007, en la cual tuvimos ocasión de "disfrutar" abundantemente de los ferrocarriles polacos (Fujifilm Finepix F10).

[Fotografía] El imposible beso de un imán y el obispo de Roma y otras transgresiones publicitarias

Fotografía

El uso de imágenes transgresoras en la publicidad no es ninguna novedad. Generalmente, en productos destinados a consumidores jóvenes, pero no solamente. Utilización de escenas de alto contenido sexual, violento o con otros temas que desagraden a las convenciones morales del momento y el lugar, se dan constantemente. En una sociedad oficialmente «bienpensante» y «políticamente correcta» como la de la cultura occidental actual, no son raras las peticiones de retirada de campañas publicitarias que ofenden a algún grupo social determinado. A veces con éxito, ya que las imágenes se retiran. Otras veces, estas peticiones sólo sirven para alimentar la curiosidad del público y difundir la campaña con más éxito del previsto en caso de ausencia de polémica.

Sin embargo, algunas de estas imágenes transgresoras, en mi modesta opinión sólo son aparentemente transgresoras. Y creo que el ejemplo paradigmático de estas son las campañas de la marca United Colors of Benetton. En su más reciente declinación, nos ofrecen las imágenes de personas besándose en los labios. Estas personas aparecen identificadas con sus presuntos cargos. Digo presuntos porque evidentemente han utilizado modelos y no las personas reales (no tan evidente, podrían ser montajes a partir de imágenes de las personas reales; tengo que investigar). El presidente de Estados Unidos y el presidente de Venezuela. El presidente de la República Francesa y la canciller de la República Federal de Alemania. Los líderes de ambas Coreas. El primer ministro israelí y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina. El papa y un notable líder musulmán de El Cairo… No aparecen los nombres. No se nombra a Obama, Netanyahu, Sarkozy, Merkel, Chaves, Ratzinger, o quien sea. Y el lema común a todos estos besos, que recuerdan los morreos de los antiguos dirigentes soviéticos, Unhate. No odies. En imperativo. ¿Realmente podemos considerar transgresora una campaña que nos pide, imperativamente, que no odiemos? Acaso muchos de estos líderes mundiales no hacen llamamientos en sus sermones y en sus discursos a favor de la paz y del fin de los odios. Sin embargo, son vistos, y con motivo en muchas ocasiones, como el objeto del odio por los partidarios de los otros líderes. O por las culturas a las que representan los otros líderes. Y entonces se vive como transgresión. Un beso en sí mismo es un acto de amor o de amistad, dependiendo de las personas, la cultura y la circunstancia. Y el rechazo al odio es un mensaje común de la mayor parte de las ideologías y religiones «homologadas» en nuestra cultura. Sin embargo, la campaña se siente como transgresora por muchos de los que se siente representados por estos personajes (que no personas, ya que la campaña es un caracterización). Dan en que pensar las contradicciones en las que cae el ser humano.

Anuncio en Karl-Liebnecht-Straße

En una fotografía nocturna tomada en Unter den Linden, o su continuación, en Berlín en 2007, aparece un anuncio propio de la marca que hoy comentamos, aunque poco transgresor. Sólo la diferencia racial entre los dos jóvenes (Pentax *ist DS, SMC-A 50/2).

Benetton tiene una larga historia de campañas publicitarias polémicas. Podemos hablar de una época gloriosa, cuando se encargaba de las mismas el fotógrafo italiano Oliviero Toscani. Y poner el punto de partida cuando en 1991 nos ofrecieron aquella imagen de un activista antisida en su lecho de muerte rodeado de su familia, en una recreación de un símbolo cristiano tan característico como La piedad. Aquella foto no era de Toscani sino de Therese Frare, e inicialmente publicada en la revista Life, pero la idea ya estaba ahí. Luego vinieron imágenes contra la discriminación racial, con la pena de muerte, a favor del sexo seguro, o del amor romántico. En este último caso, el problema es cuando se representan por la imagen de una mujer de raza negra amamantando un bebé blanco. O por el beso apasionado de un sacerdote y una monja, ambos guapísimos. U otras imágenes igualmente llamativas que los grupos más conservadores o con determinados intereses consideran inaceptables. Podéis navegar por la página del fotógrafo buscándolas y contemplándolas.

Particularmente, creo que muchas de las imágenes que nos han propuesto estas campañas son bellas e invitan a la reflexión. Siendo consciente como soy que el interés principal de la marca es vender ropa. Cuanta más mejor. Y obtener beneficios para sus accionistas, cuantos más mejor. Pero si en esta dinámica propia de nuestro sistema capitalista, muestran algo de compromiso con la sociedad de la que quieren obtener sus beneficios, ¿no es mejor? No lo sé. Son malos tiempos para la lírica.

Gente en la fontana de Trevi

La multiculturalidad en la sociedad es un hecho cada vez más constante, pero en los ambientes ordinarios, fuera de los cosmopolitas como la Fontana de Trevi de Roma, es difícil de digerir,... y bueno la rubita lleva una prenda de... aquí no hacemos publicidad (Canon Ixus Digital 860 IS).

[Ciencia] Chimpancés, bonobos, humanos y primatólogas

Ciencia

Corría el año 1994 o 1995 cuando al poco tiempo de estar suscrito al entonces novedoso Canal +, cuando cuidaban con más esmero la programación, echaron un miércoles si no recuerdo mal un documental sobre los bonobos. O chimpancés enanos como también se les conoce. Pero mejor bonobos (Pan paniscus), una especie completamente diferenciada del chimpancé de toda la vida (Pan troglodites), la especie de la mona Chita.

En aquel documental, descubríamos a una especia que vivía con un extraordinario buen rollo entre sus especímenes, juguetona, con buenos sentimientos, y con un inusitado afán por utilizar el sexo como forma de vehicular los conflictos y las tensiones. Grandes diferencias con sus primos del otro lado del río Congo, los chimpancés comunes, que son muy agresivos, hacen la guerra y atacan con frecuencia a otras especies. Esta claro que aunque compartimos rasgos de ambos «parientes», desgraciadamente nuestros rasgos se parecen más a estos últimos que a los simpáticos bonobos.

Como consecuencia de aquel documental, me interesé notablemente por las relaciones filogenéticas entre los grandes primates, entre los cuales, desde un punto de vista zoológico, debemos encuadrar al ser humano. También comenzó entonces mi afición, muy consecuente a lo anterior, a conocer la evolución de la especie humana, especialmente por los nuevos desarrollos que la biología molecular, en especial el estudio del ADN, aportaban al conocimiento de esta evolución. No es la primera vez que sale el tema en estas páginas.

Una de las cuestiones que me llamó la atención es que entre los principales investigadores de los grandes primates homínidos, había una serie de ellos que eran mujeres, que llevaban a cabo con gran paciencia sus investigaciones en el medio natural de estos animales. Muy conocida del público por la película que se le dedicó fue Dian Fossey, que estudió los gorilas de montaña, y que de hecho fue asesinada por su defensa de estos animales. También es conocida, aunque por circunstancias más relacionadas con la ciencia, la primatóloga Jane Goodall, que se dedicó a estudiar el comportamiento de los chimpancés comunes. Viva y respetada, ha recibido el reconocimiento de la comunidad científica mundial, y de la sociedad en general. Menos conocida pero igualmente meritoria es Biruté Galdikas, quien se dedicó a estudiar el comportamiento de los orangutanes en la selvas de Borneo. Todas ellas fueron reclutadas por el paleoantropólogo Louis Leakey para el estudio de estos homínidos. Goodall fue la pionera, y luego siguieron las otras, bajo el patrocinio de National Geographic. Tengo por ahí algunos números de la revista relacionados con estas investigaciones y que hojeo con frecuencia. Una gozada.

Parece que la tradición de mujeres primatólogas no se extingue. Hoy leía con interés un artículo de Pere Estupinya en el blog Apuntes científicos desde el MIT una entrada sobre la primatóloga chilena Isabel Behncke que estudia actualmente el comportamiento de los bonobos. El artículo tiene el sugerente título de Confirmado: Me interesan más las primatólogas que los primates. No se puede negar que motivos no le faltan. La científica es una guapa mujer. Pero es evidente que si nos liberamos de cualquier sesgo sexista, como debe ser, nos encontramos ante una rigurosa científica que tiene cosas muy interesantes que contar. No voy a resumir lo que se dice en el artículo, del cual os he puesto el enlace antes por si os interesa. Pero una conclusión he sacado yo. El titular es un poco confuso. ¿Acaso las primatólogas no son igualmente primates, como el objeto de su estudio?

Zoo de Santillana

Un chimpancé. Supongo que común. En aquel momento, semana santa de 1990, no conocía la existencia de los bonobos. Estaba en el zoológico de Santillana del Mar, Cantabria (Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5).

[Televisión] Cosas de series: Esencialmente, Homeland

Televisión

Poco a poco voy estabilizando mi panorama de series televisivas de este año. Poco de lo nuevo ha venido para instalarse en mi televisor. Y mucho de lo viejo está ahí por rutina. House, en su última temporada sigue siendo House, aunque ya no le aguantan las chicas de toda la vida y para esta su última temporada han tenido que buscarse unas nuevas. Una de ellas muy guapa todo hay que decirlo. Y Bones con su embarazo y con sus muertos cada vez más divertidamente asquerosos, más de lo de siempre. O Dexter, que este año le ha dado por los temas religiosos; no defrauda, aunque tampoco innova. Y el guilty pleasure de seguir con Grey, la de la anatomía, y su grey de cirujanos que no han superado la adolescencia. Lo cierto es que a estos los noto un poco mejor que en el pasado. Pues eso. Junto con alguna novedad que ya he indicado en anteriores entradas de estas cosas de series.

Pero este año, la que me está gustando muchísimo es una que se despedirá de nosotros en a mitad de septiembre. Aunque han prometido que volverá. Es Homeland. El drama de espionaje que me tiene encandilado desde principios de octubre. Y si ya estaba bien cuando sus principales protagonistas Carrie Mathison (Claire Danes) y Nicholas Brody (Damian Lewis), caminaban por la trama en paralelo,… cuando Carrie se ve obligada a cesar su vigilancia del hogar de los Brody y empieza a encontrarse con él,… el interrogatorio del terrorista,… el polígrafo,… lo que pasa entre medio,… el fin de semana,… Hay que reconocer que entre estos chicos hay tensión y no sólo sexual. No quiero dar más datos sobre la trama para dejar que el posible telespectador los descubra y los disfrute por su cuenta. Pero básicamente teníamos dos desarrollos en la serie en su siete primeros capítulos:

Parque Grande

Las series de este tipo no suelen llevar un camino recto; y nunca sabes hacia donde van a girar sus argumentos (Pentax K-x, SMC-DA 40/2,8 Limited).

Hay una trama terrorista en marcha por parte de extremistas islamistas en la que están involucrados muchos de los personajes de la serie. Una trama que, afortunadamente, no la están mareando. Va avanzando. Tiene su propia dinámica, y cada vez sabemos más de ella. Tanto los personajes como los espectadores. Nos interesa y nos tiene en vilo. Y además, porque cada vez parece más claro que entre los «buenos» hay un «malo».

Está la dinámica en la que me he centrado anteriormente. La relación entre Carrie y Brody. Una relación cada vez más personal, interrelacionada con la intriga de fondo, pero con derivaciones propias. La inestabilidad psicológica de la agente, los cambios que arrastra Brody tras su regreso al hogar, Las relaciones y los conflictos familiares de ambos, los problemas laborales de Carrie,… el papel que Saul Berenson (Mandy Patinkin) pueda tener en todo este conflicto,…

Dicen los más quisquillosos que encuentran defectos en la trama, pequeñas inconsecuencias… Nada es perfecto, y lo importante es el conjunto, y el conjunto es muy bueno. Los más salidorros echan de menos la ligereza de ropa de algunos caracteres femeninos, especialmente de la señora Brody (Morena Baccarin), que se dieron en los primeros capítulos. ¡Por favor! Que eso sólo era un gancho. Pero no lo importante. Aunque a nadie le amarga un dulce. Además, la tensión sexual entre los dos protagonistas tiene más voltios que entre el sargento y su macizorra señora. A la que tengo mucho cariño desde sus tiempos de «pilingui» interplanetaria en cierto western espacial.

En cualquier caso, el séptimo episodio supongo que ha sido un punto de inflexión. Demasiadas revelaciones se han producido. Muchas líneas han confluido para llegar a determinados conocimientos. Que nunca sabremos hasta que punto son precisos. Veremos cómo sigue la cosa, si no la estropean, si saben terminar bien la temporada, y dejar margen para su continuación en un futuro. Espero que sí. Porque me estoy divirtiendo mucho.

En las verjas del botánico

Espinosas son las relaciones entre los protagonistas de la serie,... y más que se pueden poner (Canon EOS 5D Mk.II, EF 50/1,8).

[Cinefoto] Nick Nolte fotografía «bajo el fuego»

Cine

Desde ayer por la tarde estoy pocho. Básicamente parece una faringitis, probablemente de carácter viral, ya que la fiebre no es excesivamente elevada, y también he tenido algún síntoma intestinal. No creo que tarde en pasarse, pero desde que volví de pasear ayer por la mañana, no he andado muy para allá. Así que para combatir el aburrimiento de las horas de convalecencia en casa me he dedicado a ver películas en la tele.

Me he tragado Gigante (Giant) enterita, y eso que no es una película que me guste en especial a pesar de la fama que arrastra. Aunque eso sí, Elizabeth Taylor sale en una de sus versiones más guapas.

También he visto a Robert Redford, Morgan Freeman y la habitualmente mediocre aunque eventualmente guapa Jennifer Lopez en un drama de Lasse Hallström más bien flojo, Una vida por delante (An Unfinished Life).

Me divertí con una comedia adolescente protagonizada por Emma Stone. Una versión moderna de instituto de La letra escarlata titulada Rumores y mentiras (Easy A). Muy por encima de la media de este tipo de producciones, y creo que por las innegables virtudes interpretativas de su protagonista.

Y finalmente, he visto Bajo el fuego (Under fire), un filme que tenía pendiente para incluir en mi serie sobre cine y fotografía, y a cuya reseña ya se puede acceder.

Voy a intentar pasar el resto de la tarde con la mayor dignidad posible dada mi situación, y espero estar en condiciones mañana de retomar la vida activa.

Hoja seca

Melancolía otoñal tengo hoy, causada por la maldita faringitis, vaya que sí (Canon EOS 5D Mk.II, EF 50/1,8).

[Fotografía] Algunas recomendaciones semanales desde diversos lugares

Fotografía

En los últimos tiempos, como sabréis los que sigáis estas páginas con frecuencia, me he acostumbrado a informarme sobre la actualidad de la fotografía y a conocer nuevos fotógrafos a través de La Lettre de la Photographie. Lo cual está muy bien y es muy cómodo. Pero hay más sitios de donde se obtiene información. Esta semana pasada la mencionada revista virtual francesa ha estado dedicada monográficamente a Paris Photo 2011, uno de los salones de la fotografía más importantes del mundo. Y desde luego, se han podido ver un montón de fotografías. Pero no han sido presentadas por fotógrafos como habitualmente, sino que de acuerdo a la estructura del salón, se han presentado por galerías de arte que han presentado obra fotográfica. Con lo cual, las imágenes que me han interesado han quedado dispersas entre todo el montón de fotografías mostradas. Aun así, recomendaré alguna cosa que he visto.

Y esto ¿qué es?

Esta mañana ha sido agradable, con nubes y claros, que procuraban una iluminación agradable aun en las horas centrales del día (Canon EOS 5D Mk.II, EF 50/1,8).

Por un lado el porfolio y la entrevista a Mona Kuhn, una de mis fotógrafas favoritas que ya ha salido mencionada por aquí previamente, y de la que tengo un par de libros.

También me intrigó una imagen de Hisaji Hara, que me hizo buscar a este autor por internet. Y me han gustado sus estudios fotográficos basados en obras del pintor Balthus. Recomiendo visitar su obra en su web.

Árbol

La vegetación otoñal en los parques y ámbitos naturales es el sujeto preferido en estos calmado paseos (Canon EOS 5D Mk.II, EF 28/1,8 USM).

Así pues, hoy traigo recomendaciones que han aparecido en otros sitios. Vamos a ello.

En sevensevennine, un blog dedicado a la fotografía callejera, me ha interesado la entrada titulada The Virtually Invisible Street Photographers, especialmente las imágenes del japonés Abe Jun, que me parece que tienen una cualidad muy especial.

PhotoSlaves es un un sitio en internet que nos ofrece de vez en cuando porfolios muy amplios de fotógrafos de calidad. A veces más conocidos y otras menos, pero siempre interesantes. Y esta semana nos ha ofrecido la de otro japonés esta vez ilustre y conocido, Daido Moriyama.

The Leica Camera Blog está dedicado a la mayor gloria de la prestigiosa marca alemana del circulito rojo. Pero de vez en cuando los fotógrafos que nos muestran están realmente bien. Y ya que me está dado esta semana por lo japonés y por la fotografía callejera, podéis pasaros a ver lo que nos muestran de John Sypal. También podéis visitar la página oficial del fotógrafo.

Finalmente, si os digo que hay un blog que se titula Cada día un fotógrafo, no creo que haga falta que os diga de qué va. De cada fotógrafo suele sacar una imagen. Y esta semana me llamó la atención la que mostraba del colombiano Leo Matiz. Así que me fui a la página oficial del fotógrafo, ya fallecido, y me parece muy recomendable.

Y por esta semana ya es suficiente.

Hoja

Especialmente cuando se alternas las sombras y las luces provocadas por las nubes que pasan y que contribuyen también a atenuar la fuerte luz solar del medio día (Canon EOS 5D Mk.II, EF 50/1,8).

[Cine, música y humor] Un bikini muy pequeñito, amarillo y de lunares

Cine, Música

Una de las escenas «más tremendas» de One, Two, Three, la divertidísima película de Billy Wilder sobre la guerra fría, era la «horrible tortura» del novio comunista de la chica americana por parte de la policía del Berlín oriental, obligándole a escuchar uno de los éxitos del momento; Itsy bitsy teenie weenie yellow polka dot bikini cantada por Bryan Hyland. La canción, una precursora del pop piruleta o pop chiclé, nos contaba las tribulaciones de una jovencita que va a la playa, pero le da corte mostrarse en la arena por las diminutas dimensiones de su bikini amarillo de lunares. Un temazo. Pero la escena, ademas de mordaz hacia la música comercial, es la pera.

Esta tarde he visto en la tele una mediocre película de un director de cine que antaño hizo películas maravillosas, protagonizada por un gladiador venido a menos. Si he aguantado hasta el final ha sido por la presencia de dos mujeres estupendas. Una morena francesa y una rubia norteamericana. Estupendas. Aunque mi preferencia va para la gabacha, claro.

Y he tenido premio, porque se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja cuando, hacia el final de la película, la banda sonora incluía una graciosa versión en francés de la canción en cuestión cantada por Richard Anthony. De buen humor para el resto de la tarde.

Cahors a orillas del Lot

Muy probablemente las localizaciones de la película, muy bonitas, están en las zonas vitivinícolas de la Provenza francesa; pero por qué no en el Quercy, cerca de Cahors, a orillas del Lot, que también tiene excelentes vinos (Leica CL, Elmar C 90/4).

[Cine] Habemus papam (2011)

Cine

Habemus papam (2011), 9 de octubre de 2011.

Esta semana hemos tenido una sesión de cine imprevista y extemporánea. Pero agradable. Y el objeto de la misma es el último filme del realizador y actor italiano Nanni Moretti. Un director del que he visto algunas cosas, de las cuales algunas me convencen más y otras menos. Pero bueno, tampoco le vas a hacer ascos a un rato de más que probable entretenimiento.

Plaza de San Pedro

La plaza de San Pedro y la vista exterior de las dependencias donde transcurren los cónclaves (Canon Powershot G6).

En este filme nos encontramos en Roma. Mejor dicho, en la Ciudad del Vaticano. El papa ha muerto. Y presenciamos como el colegio cardenalicio se encierra en las dependencias vaticanas y en la Capilla Sixtina para elegir un nuevo pontífice. Vemos como la prensa van dando los nombres de los más probables candidatos, y así, en las primeras votaciones, estos son los nombres más frecuentes que aparecen en las papeletas de los purpurados. Sin embargo, tras unas cuantas rondas, sorprendentemente es un tapado el que surge. El cardenal Melville (Michel Piccoli) que se hace finalmente masivamente con los votos de los presentes. La alegría se extiende entre los cardenales, en parte porque tienen un nuevo líder, en parte porque podrán abandonar el encierro al que se encuentran sometidos. Pero en el momento en el que va a ser anunciado en el balcón ante la multitud congregada en la plaza de San Pedro, sufre un ataque de pánico, y se refugia en el interior de los apartamentos vaticanos. A partir de ahí, comenzará un proceso para convencer al nuevo pontífice para que asuma sus nuevas responsabilidades, que pasará por la visita de un psicoanalista (Nanni Moretti), por la salida del pontífice de incógnito para ver a otra psicoanalista, exmujer del anterior (Margherita Buy), o por su escapada para mezclarse con el mundo y con las gentes del teatro. Vocación de actor que tuvo en su juventud y no pudo ver realizada. Al final, dará su discurso en el balcón de San Pedro, aunque quizá no será el que todos esperan.

Guardia suiza - San Pietro in Vaticano

Durante los cónclaves, nadie puede entrar y salir de los apartamentos vaticanos, y la guardia suiza se encarga de realizar una férrea vigilancia (Canon Powershot G6).

Con este filme, Moretti pone en solfa todo el sistema de gobierno de la Iglesia católica. Aunque lo hace de forma amable. Al menos aparentemente. Vemos a los siempre serios cardenales relajados, con sus gustos, sus debilidades, brindándonos algunas escenas impagables. El cardenal alemán rodando por los suelos, el equipo de cardenales australianos de voleibol, las sesiones de psicoanálisis en el Vaticano, y sobre todo, un papa, que vestido de paisano tiene básicamente el aspecto de un señor mayor, normal y corriente, que se ve abrumado por una tarea que le sobrepasa en todos los sentidos. Tal vez por que la tesis del realizador es que es una tarea que sobrepasa a cualquier persona sensata en todos los sentidos. Todo ello con mucho humor, con un punto de drama, ternura, pero también con un fondo de dureza amortiguada por lo anterior en la crítica a la institución.

Por supuesto, hemos de considerar la interpretación del elenco. Variado y peculiar. Pero dominado por ese «papa» tan estupendo que es Michel Piccoli, casi irreconocible con respecto a los papeles que ha interpretado a lo largo de su larga carrera actoral.

Desde luego, una película recomendable que extraerá de nosotros con frecuencia una sonrisa, y de vez en cuando alguna risa. Que nos hará reflexionar sobre la naturaleza humana de cualquier institución, incluso de las más «importantes» o de las más «sagradas».

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***
Baldaquino de Bernini

Por algún lugar bajo el baldaquino de Bernini, en la basílica de San Pedro, se encontraba el último papa en fallecer apenas cuatro meses antes del deceso y del último cónclave (Canon Powershot G6).

[Libro] Las tumbas del mañana

Literatura

Hace casi un año comentaba la lectura de una novelita de Anne Perry, que en aquellos momentos me vino bien y disfrute razonablemente, sin que fuera una tremenda maravilla. Comentaba en aquella entrada que había dejado en el cajón de pendientes una novela de mayor extensión de su serie situada en torno a la Primera Guerra Mundial, de cuyo alto el fuego se celebra hoy el aniversario. El 11 de noviembre a las 11 de la mañana. Tras un proceso de limpieza y reorganización doméstica de mi biblioteca en mis últimos días de vacaciones, agrupe en un montón algunos libros malditos, empezados pero abandonados. Y uno de ellos es este. Y decidí terminarlo. Y ahora os lo cuento.

Las tumbas del mañana (No Graves as Yet)
Anne Perry (traducido por Borja Folch)
Zeta Bolsillo; Barcelona, 2009
ISBN: 9788498722659

College - Cambridge

Visité Cambridge en diciembre de 1994, y de aquellas diapositivas tomadas como vieja Pentax P30N, una vez escaneadas, he obtenido algunas imágenes en blanco y negro razonables.

Nos encontramos en el verano de 1914. El mismo día que en Sarajevo se produce el asesinato del archiduque Francisco Fernando, los hermanos Reavley, Joseph, sacerdote anglicano y profesor en Cambridge de lenguas bíblicas, y Matthew, miembro de los servicios secretos, reciben la noticia de que sus padres han fallecido en un accidente, cuando su coche se ha salido de la carretera. Previamente, Matthew había recibido una petición de su padre, político retirado, para reunirse a propósito de un documento que había llegado a su poder que ponía en cuestión el honor del Reino Unido. Después de los servicios funerarios, los hermanos comprueban que alguien ha entrado en la casa de sus padres, registrándola en busca de algo. Tras una breve investigación, llegan a la conclusión de que sus padres han sido asesinados, aunque la policia ha declarado su muerte como accidental. Pocos días después, Sebastian Allard, uno de los más brillantes alumnos de Joseph, aparece muerto, aparentemente asesinado, en el colegio universitario. Los dos hermanos comprobarán que todas las muertes y la compleja situación internacional están relacionadas. Pero el misterio de los crímenes parece irresoluble tanto para ellos como para la policía.

Por lo que me cuenta la contraportada, y por lo que leo por ahí, se trata del primer libro de una serie de cinco en el entorno histórico del primer conflicto mundial del siglo XX. Evidentemente, la autora, más conocida por sus libros de misterio, intenta dar un paso adelante, y sin renunciar a este aspecto, incluir también las vertientes de novela histórica y drama familiar en esta saga. Sin embargo, al finalizar el libro he entendido mejor por qué no me entró a la primera, ya que mi primer intento de lectura del mismo data de hace casi dos años. El comienzo es prometedor. Hay unos crímenes, hay un grupo familiar con sus tensiones propias, y hay un entorno histórico que da pie a la intriga política de alto nivel. Buenas materias primas para un drama de época. Quizá le falte un elemento de romance, que no aparece en la práctica en toda la historia. Pero la investigación de los dos hermano pronto decae. La historia de ambos, en sus investigaciones por resolver los misterios, pronto empieza a avanzar en círculos, con carencia de emoción o de avances de ningún tipo. Todo ello, para que en un par o tres de capítulos, al final, uno de ellos, el reverendo académico, se ponga las pilas y deshaga el enredo político criminal. De una forma, además que me parece poco satisfactoria.

En resumen, en mi opinión un drama de intriga fallido, que hará muy difícil que vuelva a confiar en un libro de esta autora, y prácticamente imposible que me dé por leer los otros cuatro libros de la saga que inicia este de hoy.

College - Cambridge

Cambridge es uno de los escenarios de la novela, el más importante; pero no recuerdo el nombre de los "colleges" que visitamos. ¿Tal vez algún visitante los reconocerá y me dirá dónde está tomadas las fotos?

[Fotografía (con fotos)] La foto más cara del mundo,… del Rin… sí, el río… sin más

Fotografía

Nos cuentan numerosos sitios en internet que una fotografía de Andreas Gursky ha batido records en lo que se refiere al precio que ha alcanzado una fotografía en una subasta. Se titula Rhein II, es una imagen tomada a orillas del Rin y la podéis ver, entre otros sitios, en la entrada correspondiente que ha publicado American Photo, que el primer sitio donde he visto la noticia.

No sé. A mí me ha dejado un poco frío. Tal vez habría que verla en vivo y en directo. Una inmensa fotografía de 2 por 3 metros, montada sobre plexiglás. Se ha vendido por 4,3 millones de dólares. Ahí es nada.

Soy aficionado a la fotografía, como arte y como afición particular. Yo no me considero artista ni nada por el estilo. Sólo un aficionado… más como un modesto artesano para consumo particular. Aunque en estas entradas muestre mis imágenes. Y al conocimiento del arte he llegado un poco tarde. Por lo que me cuesta poner valor monetario a la imagen fotográfica. En alguna ocasión he tenido la oportunidad de comprar obra fotográfica. Pero no lo he hecho. No sé que debo y qué no debo pagar. Sí que compro frecuentemente libros de fotografía, como ya sabréis quienes vengáis por aquí con frecuencia. Y encuentro verdadero placer en hojearlos y en observarlos. Es suficiente para mí. Pero las cifras de las subastas,… me marean. Y no encuentro criterios que correlacionen lo que algunos están dispuestos a pagar con la obra de arte. Un dinero que además no sé si beneficia directamente al artista, puesto que es posible que vaya a parar a un poseedor previo de la obra. Supongo que indirectamente sí que le beneficia, y mucho, puesto que habrá más gente dispuesta a pagar más por sus nuevas obras. Pero bueno. Lo dejo aquí. Y lo dejo con algunas de mis imágenes del Rin. Que seguro que no valen nada. Monetariamente hablando. Pero personalmente, algunas me gustan más que las que ha motivado esta entrada. Qué se le va a hacer.

A orillas del Rin

El Rin a su paso por Basilea (Panasonic Lumix LX3).

Entre Francia y Alemania (pasarela internacional)

El Rin desde la pasarela peatonal del Parque de las Dos Riberas, entre Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania) (Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8).

Rin

El Rin a su paso por Colonia (Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8).

[Televisión] Cosas de series: Downton Abbey,… pero menos

Televisión

Mañana es 11 de noviembre. Es el día de la memoria. El día en que se recuerda a los muertos en las distintas masacres que asolaron el mundo en general, y Europa en particular, en el siglo XX. En España no tiene significado alguno. No estuvo en esos ajos. Afortunadamente, diran muchos. Bueno,… ni en esos «malos ajos», ni en muchos  «buenos ajos». No estuvo. La fecha está escogida por ser el día en que a las 11 horas entró en vigor el armisticio que cesó la matanza de la Primera Guerra Mundial. La firma de la paz llegó más tarde, llegó en falso y originó, entre otros factores, la Segunda Guerra Mundial.

Casualmente, en estos días he terminado dos cuestiones relacionadas con la guerra del 14, como la llaman a veces los franceses. Una serie de televisión y un libro. Hoy hablaré de la serie de televisión. Mañana, del libro.

Y la serie de televisión no es otra que la segunda temporada de la celebrada Downton Abbey. A falta del especial de navidad, que no sé que trascendencia tendrá, la serie nos ha contado las tribulaciones de los Crawley, su servicio y sus allegados, durante la segunda mitad del conflicto mundial. La temporada anterior terminaba un 4 de agosto de 1914, supongo, en el que Inglaterra declaraba la guerra a Alemania, al invadir este último país la pequeña y neutral Bélgica. Esto no lo contaba la serie con este detalle, pero fue así. También dejaba en suspenso o en mala situación buena parte de los amoríos que entre los protagonistas del culebrón habían ido surgiendo.

The Mall

Hemos visto muchos personajes vestidos de militares en esta temporada. A veces muy elegantes, como este guardia a caballo en el Mall londinense, y otras llenos del barro de las trincheras (Pentax P30N, Ricoh Rikenon 135/2,8).

En el primer episodio de la segunda temporada, estamos en 1916 en plena batalla del Somme. Algunos de los hombres jóvenes válidos están en la guerra. Otros se irán incorporando. Los civiles que se quedan en Downton Abbey y su área de influencia también empiezan a notar los efectos del conflicto. Nuevo personajes aparecen, y otras historias siguen su curso. Matthew (Dan Stevens) se compromete con la mona pero insulsa Lavinia (Zoe Boyle), un personaje que al final acaba teniendo un peso inesperado en la trama. Mary (Michelle Dockery) se relaciona con Richard Carlisle (Iain Glen), un magnate de la prensa sin escrúpulos. Sybil (Jessica Brown-Findlay) cada vez tiene más problemas para resistir ante los avances de Branson (Allen Leech), el guapo chofer irlandés y socialista. La antipática Edith (Laura Carmichael) se nos suaviza e incluso tiene un escarceo con un granjero. Bates (Brendan Coyle) y Anna (Joanne Froggatt) sufren a manos de la arpía de la mujer del primero, Vera (Maria Doyle Kennedy). Hay varios otros escarceos por ahí que no voy a relatar todos para no aburrir, como la tentación de Lord Grantham (Hugh Bonneville) ante cierto distanciamiento de su mujer Cora (Elizabeth McGovern) hacia una nueva y agradable doncella del servicio, Jane (Clare Calbraith). Todo ello aderezado de vez en cuando con las impagables intervenciones de la condesa viuda de Grantham (Maggie Smith). Es decir. Lo que todo el mundo esperaba de esta serie. Amoríos, intrigas y ambientación esmerada, lujosa. Que todo sea muy bonito. Aunque adaptado. La mansión convertida en hospital de convalecencia, alguna visita eventual a las trincheras, etcétera.

Sin embargo, la serie no ha funcionado con la misma precisión. No ha habido posibilidad de empatizar u odiar a los nuevos personajes, que han pasado sin más pena ni gloria. Algunos de los antiguos personajes se han diluido. Por ejemplo, la rencorosa y traicionera Edith casi se nos vuelve una santa al final, desapareciendo el elemento de tensión entre hermanas. Mientras que en la primera temporada las tramas del servicio y las de los señores estaban equilibradas, en esta el servicio ha ido quedando en un segundo plano o con tramas menos interesantes, repetitivas o delavazadas. Determinadas tensiones han resultado casi caricaturescas, como la que han mantenido Cora y Isobel (Penelope Wilton), la madre de Matthew. La precipitada evolución temporal, nuevamente más de dos años en ocho capítulos, pero con la gran variedad de tramas, no se ha soportado como en la primera temporada, donde sí que se consiguió aunque por los pelos, siendo uno de los méritos de la serie.

Portobello Road

Las organizaciones de caridad tuvieron que ponerse las pilas durante el conflicto bélico, seguramente entre ellas el pintores Ejército de Salvación, cuya sede de Portobello Road vemos en la imagen (Pentax P30N, probablemente con un Sigma 28-70/3,5-4,5).

No nos engañemos. Sigue siendo una serie muy entretenida de ver. Pero no ha despertado mi entusiasmo ante la resurrección del culebrón de época como lo hizo el año pasado. Si la primera temporada fue un producto «cinco estrellas», algo imprescindible, en esta ocasión es un producto entretenido, «tres estrellas». Sin más. Bonito de ver y esas cosas, pero sin esa precisión en los argumentos que te mantenía constantemente con ganas de saber más, de conocer más, de ver más. Sólo uno de los personajes ha mantenido el interés ante el bajón generalizado. Mary sigue siendo desde mi punto de vista la estrella de este espectáculo. Parece que sólo va a tener una temporada más. Y que se van a contener en sus saltos temporales. Creo que para bien de todos, debería tener como gran protagonista al personaje que interpreta Michelle Dockery, y permitir que la orgullosa y al mismo tiempo insegura hija de Lord Grantham tenga el final que se merece. Sublime, sea para bien o sea trágico.

Para finalizar, pido públicamente la desaparición por muerte cruel de los personajes de Molesley (Kevin Doyle), Daisy (Sophie McShera) y el doctor Clarkson (David Robb). En esta segunda temporada, su mera aparición en pantalla hacía bajar enteros la serie por arrobas. No digo que sea por culpa de sus intérpretes. Creo que el carácter que les otorgan los guionistas tiene mucho que ver.

Observatorio de Greenwich

Podrían ser las mansiones de la nobleza británica en 1916, pero... no,... se trata de los edificios del museo de la marina o de la universidad de Greenwich, en los aledaños de Londres (Pentax P30N, probablemente con un Sigma 28-70/3,5-4,5).