[Libro] La turista – Yun Ko-eun

Literatura

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No he visitado aún Vietnam, pero yéndonos al sudeste asiático, unas fotografías de la isla de Sentosa en Singapur… en la que también puedes hacer turismo oscuro si visitas las instalaciones militares defensivas británicas que fracasaron estrepitosamente ante la invasión japonesa, con el reguero de muertes y desgracias que se abatió sobre la ciudad en los años que siguieron.

No había oído hablar del concepto de turismo oscuro, turismo negro o tanatoturismo, asociado a visitar como turistas lugares asociados con la muerte y las catástrofes. Aunque si lo miras bien, todos aquellos que viajamos, que nos gusta viajar, tarde o temprano visitamos lugares relacionados con estos conceptos. Prisiones célebres, como Alcatraz en San Francisco, campos de concentración o exterminio, como el de Auschwitz del que hablaba en la entrada de ayer, Hiroshima en su conjunto, las playas del desembarco en Normandía, la Baixa de Lisboa, que surgió como reconstrucción del letal tsunami de Todos los Santos de 1755, las ruinas de Pompeya, la ciudad de Dresde en su conjunto, las trincheras de la sierra de Alcubierre,… Son algunos de los lugares que he visitado a lo largo de mi vida, hay más, seguro, que ahora no recuerdo o no quiero mencionar, y que podrían estar sujetos al concepto de turismo oscuro. Pero nunca lo he visto de esa forma. Siempre he asociado la visita a estos lugares a su interés histórico, cultural, urbanístico, artístico o, desde la perspectiva de las desgracias que allí ocurrieron, como una lección en directo de lo que como seres humanos deberíamos intentar evitar. Las más de las veces, con poco éxito.

Pero supongo que cuando se acuña el concepto es porque un cierto número de viajeros, o turistas, no las visita por esos valores que he mencionado, sino por el morbo de sentir el peligro que puede acechar en esos lugares. Leía recientemente un artículo de divulgación científica sobre la evolución en los últimos años de la caldera volcánica de los Campos Flégreos, próximos, muy próximos, a Nápoles, en un área metropolitana de más de tres millones de habitantes. Una erupción de esta caldera, con producción de flujos piroclásticos similares a las del Vesubio que arrasaron Pompeya, harían que las consecuencias de la erupción del siglo I de la era común fuese un chiste tonto comparado con las de esta hipotética erupción. Y sin embargo, si no los he visitado, motivado por su riqueza arqueológica e interés científico, fue por culpa de una huelga de transportes públicos en Italia. Y ya era consciente de que se estaban produciendo elevaciones del suelo de la caldera, de varios centímetros, debidas al aumento de las telúricas presiones bajo la caldera. ¿Turismo oscuro?

La protagonista de la novela de Yun Ko-eun trabaja en una agencia de viajes surcoreana especializada en turismo oscuro. Ofrecen una diversidad de paquetes a los turistas interesados. Y ella es una agente de viajes competente que ha aportado mucho a su empresa. Pero ha caído en desgracia. Ha sufrido los avances con connotaciones sexuales de un superior, que cada vez han sido más agresivos, pero que ha rechazado. Por lo que el acoso ha pasado a ser más sutil e insidioso. Disfrazadas de unas vacaciones, viaja con uno de los paquetes turísticos de la agencia a una isla del sur de Vietnam donde se produjeron en su momento una mezcla de desastres naturales, tsunamis, y humanos, las agresiones de unas poblados contra otros, ocasionando matanzas. El paquete turístico cada vez atrae menos clientes. Tomará notas para comprobar si se puede recuperar con modificaciones o hay que abandonarlo. Espera hacer un buen trabajo y resituarse positivamente en la empresa. Pero regresando de la isla, un error en un tren la deja separada del grupo, sin equipaje e indocumentada. Acabará volviendo a la isla donde descubrirá una situación mucho más arriesga de lo que pensaba. Incluso para su vida. Los secretos de la isla son mayores, y peores y más macabros, de lo que pensaba.

Es uno de los libros más intensamente devastadores que he leído sobre un tema que al principio no pensaba que fuera a dar de sí lo que da. El relato va evolucionando conforme avanzan los capítulos. Lo que comienza como un comentario al sexismo y al acoso sexual a las mujeres en los lugares de trabajo, no hace mucho que hablaba de eso en estas páginas a propósito de Corea del Sur, va evolucionando hacia una novela de misterio, a veces con tonos de comedia negra, a veces con un tono de misterio detectivesco, que se encamina poco a poco a una solución que… podría acabar bien… o podría acabar en tragedia. La cuestión es que incluso si acabase en tragedia, no dejaría de tener un componente de fuerte sátira hacia los intereses económicos del capitalismo… incluso en un país de régimen (teóricamente) comunista.

La mezcla de géneros puede desconcertar al principio. No sabes muy bien dónde quiere dirigirse su autora. Son muchos los palos que toca. Y todos ellos merecerían la pena un libro para abordarlos con suficiente profundidad. Quizá el tema principal sea simplemente el cinismo que rige las relaciones comerciales y sociales en la cultura globalizada actual. Un cinismo que puede ser peligroso. Y que curiosamente también expone al perpetrador cínico a las propias catástrofes que el planeta nos receta de vez en cuando, quizá con el fin universal de dotarnos de algo de humildad y aprendizaje… en lo que fracasa por completo. Muy recomendable, aunque no apto para los fanáticos de los finales felices… y es que incluso incluye un romance… pero no perdices en el menú.

Como curiosidad, el título original en coreano, 밤의 여행자들 [bam-ui yeohaengjadeul] se ve traducido por ahí como viajeros de la noche o viajeros nocturnos, pero en realidad habría que utilizar un sentido figurado de la expresión y traducirse como viajeros de la oscuridad.

[Libro] When we were orphans – Kazuo Ishiguro

Literatura

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Las últimas fotografías que realicé en Shanghái en el viaje de 2019.

Kazuo Ishiguro es un autor que se ha convertido en un habitual en mi lecturas. Y poco a poco voy recuperando su bibliografía. No tremendamente extensa, pero que me dará para un tiempo. Japonés de nacimiento, británico de adopción, vive en Inglaterra desde niño, por lo que su lengua literaria es el inglés, y premio Nobel en 2017, sus relatos tienen siempre situaciones imprevistas o sorpresas para el lector. Especialmente cuando opta por un relato en primera persona. Técnica literaria que siempre nos debe hacer dudar de la veracidad de lo que se nos está contando. Y que a mí, cuando está bien desarrollada, me encanta.

Y este es uno de esos casos. El narrador es un hombre cuya infancia transcurrió en Shanghái, donde fue feliz, hasta que sus padres desaparecieron. Al parecer secuestrados. Trasladado a Inglaterra al cuidado de una tía con dinero, llevará una buena vida hasta, que ya graduado en la universidad, optará por dedicarse profesionalmente a las labores de investigador privado. Ámbito en el que alcanzará el éxito. Pero siempre con una obsesión; volver a la ciudad asiática a buscar a sus padres. Cosa que hará en 1937, justo cuando los invasores japoneses y los defensores chinos se disputan la ciudad en los primeros compases de la Segunda Guerra Chino-japonesa, uno de esos conflictos que salpicaron el mundo en el final de los años 30, y que si no fuese por la visión eurocentrista de la historia situarían el comienzo de la Segunda Guerra Mundial varios años antes a su comienzo oficial en 1939. Durante sus años de juventud, en sus 20 y sus 30, se irá encontrando con otra joven con un ansia desesperada por triunfar en sociedad. También huérfana. Y a pesar de su obvia atracción mutua no reconocida por ninguno de los dos, sus vidas se cruzarán repetidamente, pero sin llegar a cuajar una relación.

Estamos ante un libro complejo, en su planteamiento y en su desarrollo. Como ya he dicho, o insinuado, es el propio protagonista quien narra la historia. Pero siempre con la duda de si lo que nos cuenta es cierto o no. ¿Nos podemos fiar de sus recuerdos infantiles, cuando sucedió la tragedia de sus padres? ¿Nos podemos fiar de cómo vive su vida social, ante la inseguridad perpetua del huérfano que no tiene clara su lugar en el mundo? Este es un tema central. Él es huérfano. La joven que aparece y desaparece de su vida es huérfana. La niña canadiense que acoge y cría como si fuera su padre es huérfana. Y sobre todo, en las sobrecogedoras escenas de la guerra en Shanghái, ¿nos podemos fiar de que lo que nos cuenta es lo que realmente sucede? Incluso cuando conocemos el desenlace de lo que sucedió con los padres, algo que no esperas, algo con un punto tremendo, todavía más dramático que lo que creíamos conocer, te planteas dudas de qué es verdad y qué es mentira. Quien dice o cree decir la verdad y quien no. Como digo un relato complejo.

La novela, indudablemente bien escrita, tiene un argumento que nunca sabemos claramente dónde nos lleva. A mí me desconcertó en varias ocasiones. Y quizá por ello sea una de las obras más discutidas del autor. Alguno la califican de las más flojas, el propio Ishiguro dice no estar del todo satisfecho de ella, aunque la mayor parte de las revisiones la sitúan bien. Ishiguro es buen escritor, muy buen escritor, por lo que incluso sus obras más flojas pueden tener más interés y ser mejores literariamente hablando que las mejores obras de otros autores, bien conocidos, pero claramente inferiores. Por mi parte, cuando fui superando los desconciertos, y teniendo en cuenta que hace más de un mes desde que la terminé, lo cierto es que es una novela que ha ido creciendo poco a poco en mi memoria, y caba vez valoro mejor los valores que contiene. Así que me parece muy recomendable. En fin, llevo mucho retraso comentando cosas leídas, después de este comentario me quedarán cuatro lecturas pendientes, y voy por la mitad de otro libro… pero no me quiero precipitar acumulando comentarios, no vaya a ser que me entre algún parón lector de los que me suceden de vez en cuando y me quede sin libros de los que hablar.

[TV] Cosas de series; el riesgo de «perderse»… o de «perdidos»

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Bosques en el valle de Funes, en los Dolomitas italianos. Representan los bosques y los lagos de uno de los episodios importantes de la serie que comento hoy.

Si hay algo que me aterra cuando se anuncia una nueva serie de televisión, es que nos «amenacen» con ser la nueva Perdidos, o la «sucesora» de Perdidos. Durante unos años fue frecuente… ahora no tanto, pero de vez en cuando se da. Y yo tiemblo de pavor. Pero echemos la vista atrás. Echemos la vista 20 años atrás. Ahí es nada. Parece que fue ayer.

Lost (Perdidos) fue una serie que impactó. Surgió en lo que se ha llamado la era de oro de las series de televisión. Esos años en los que la calidad de las series de televisión se incrementó notablemente, tanto en sus guiones, como en sus interpretaciones, como en su producción o su forma de rodar. Se acercaron muchísimo a ese concepto de cine en serie. Y además, con muchas series mejorando considerablemente la calidad de muchas películas cinematográficas de éxito, ya que coincidió con el auge de los superhéroes y las sagas interminables de franquicias llenas de secuelas, a cual menos original y con menos calidad. Ahí surgió Lost. Si la serie comenzó en septiembre de 2004, llegó a España en la primavera de 2005. Y tras los muchos comentarios de amigos y conocidos, me agencié aquella primera temporada, la fui viendo, y me encantó.

Hemos de recordar aquí un concepto importante en el cine, que popularizó Alfred Hitchcock, aunque lo formuló uno de sus guionistas británicos, Angus MacPhail, el macguffin (la Wikipedia española atribuye el término a Hitchcock, pero es errónea). El macguffin es un recurso argumental que nos sirve para poner en marcha la acción y el recorrido de los personajes en la obra de ficción. Pero que es intrascendente por sí mismo. Podría ser cambiado por otro, y la película, o la novela, o la serie, sería en esencia la misma. Porque lo que realmente importa es la peripecia. El suspense, la angustia, las dificultades, que sufren o han de superar los héroes de la acción, y que se trasladan al espectador. Yo me familiaricé con el término, y con su significado, al leer las El cine según Hitchcock de Truffaut. Uno de mis libros sobre cine favoritos.

Lo importante del concepto del macguffin es que rompe con muchos moldes sobre la forma en que vivimos y valoramos la obra de ficción. Deja de ser importante el objeto, y lo único importante es el sujeto; el camino del héroe. O, en ocasiones, el villano. Digamos héroe desde un punto de vista genérico, el protagonista de la acción y con el que el espectador se identifica. Con quien sufre… y de paso disfruta. Esto también hace que se rompa la importancia de la estructura de la narración, y esta admita estructuras diversas, ya que lo que nos atrapa es el estado emocional del héroe durante la aventura, sea cual sea esta. Si lo observamos bien, todas las películas de Indiana Jones son lo mismo, da igual que el macguffin sea el Arca de la Alianza, el Santo Grial, la Calavera de Cristal, la lanza de Longinos, o el mecanismo de Anticitera. Lo que nos divierte, cuando la película está bien engranada en su guion y en su desarrollo, es la peripecia de Indiana y sus relaciones con el resto de los personajes. Lo mismo podríamos decir de Bond, James Bond, de la Flota Estelar de la Federación, de la Alianza Rebelde, o del tostón de los superhéroes de Marvel. Estos últimos la cagan cuando dedican un porcentaje no despreciable del tiempo de la película a «explicar» qué puñetas es el teseracto cuando es algo que importa un rábano. Por cierto, en el mundo real, un teseracto es un hipercubo o cubo de cuatro dimensiones. A veces se denomina así a la proyección de esta figura geométrica en el espacio tridimensional, por ejemplo, el Gran Arco de la Defense en París.

En Lost hay un desencadenante inicial, el accidente el accidente del vuelo 815 de Oceanic Airlines, y un gran macguffin, la isla y sus misterios. Mientras que lo que importa en la serie es la peripecia de los náufragos del accidente, la serie es estupenda. Cuando de repente empieza a tener importancia lo que es la isla y sus misterios, desde mi humilde punto de vista, la serie se convierte en un tostón horrible, que llega a ser insoportable, y los personajes con los que sentía empatía y con quienes «sufría» empiezan a caerme mal y a importarme un rábano lo que les pase. El gran mal de tantas producciones de acción de Hollywood, cine o series de televisión, dar importancia a lo que es accesorio, y olvidarse de contar una buena historia, intentando disimular la ausencia de esta con paranoias y fuegos de artificio. Por ello, los candidatos a ser la nueva Perdidos… me aterran.

Algunos comentaristas han calificado una de las mejores series de Apple TV+, Severance, como una de las nuevas Perdidos, y quizá por ello no le presté atención al principio. Afortunadamente, tras leer numerosos artículos alabándola, procedentes de fuentes serias, le di una oportunidad a la primera temporada… y abrí los ojos. Por fin una serie que, conceptualmente, está construida sobre un fenomenal y enorme macguffin; la separación de una persona en dos personalidades distintas, una en el puesto de trabajo y otra fuera del puesto de trabajo. Con una puesta en escena absolutamente maravillosa desde el punto de vista conceptual y visual, con unas interpretaciones muy notables, y con unos guiones de una precisión milimétrica, nos encontramos con un mundo distópico digno heredero de las visiones de Orwell en 1984, o de Terry Gillian en la no suficientemente valorada Brazil. Una obra que nos sumerge en la alienación del ser humano como elemento productivo de las grandes empresas, convertido en una pieza más de una cadena a la que, en muchas ocasiones, no se le ve sentido, y con unas políticas laborales que tratar de anular la personalidad propia del individuo para asimilarlo al idea del trabajador, del miembro de una sociedad.

Al comenzar su segunda temporada es cuando temía que reventase la serie si sus creadores se dedicaban a «explicar» los elementos que rodean a los personajes, cuando esta «explicación» es superflua. Da igual. Lo que sigue importando es la peripecia de los personajes. Especialmente, cuando se rebelan contra la pérdida de la individualidad, especialmente acusado entre la personalidad que trabaja en la gran empresa. Esa rebelión, en la que reivindican su derecho a pensar, a amar, a decidir… de acuerdo o en contra de su personalidad exterior, e intentando superar la distopía empresarial, es lo importante. De momento, la serie no sólo no ha sufrido el sindrome de Perdidos, sino que nos ha ofrecido algunos episodios absolutamente absorbentes, de una calidad cinematográfica superior, con interpretaciones más que notables. Y, una vez más, con unos guiones y una realización milimétricamente planificadas, sin que nada falte ni nada sobre. Llega un momento en que sus episodios son dignos de verse, y disfrutarse, incluso aislados del resto de la serie. Son así de buenos. Que siga.

[Cine] Programa doble de crimen y misterio; Caperucita a la japonesa y un Poirot desganado

Cine

Entrada «escoba» cinematográfica. Voy a pasar al modo «sólo foto» en breve y no quería dejar nada pendiente en comentarios de cine. Y ha coincidido que las dos películas pendiente son whodunits en las que dos detectives peculiares, Caperucita Roja a la japonesa y Hercule Poirot tienen que desentrañar un misterioso asesinato.

Con las dos películas que hay hoy… ¿qué podíais esperar en cuestión de fotos acompañantes? Pues eso. Venecia.

Akazukin tabi no tochū de shitai to deau [赤ずきん、旅の途中で死体と出会う] (2023; 52/20230919)

Tras el relativo éxito de ver una película de Netflix como si fuera una miniserie de cuatro episodios, repito la jugada con esta peculiar versión de la historia de Cenicienta, que no termina precisamente como la conocimos desde niño. Dirigida por Yūichi Fukuda, nos presenta a una aventurera Caperucita Roja (Kanna Hashimoto), Akazukin 赤ずきん en japonés, que sale de viaje a conocer el mundo, y se topa con Cenicienta y sus problemas familiares, y con un cadáver cuando se dirigía al famoso baile donde todo se esfuma a las 12 de la noche. Y todo indican que ha sido asesinado.

Los japoneses van a su aire e interpretan el mundo de los cuentos tradicionales como les pasa. Con un vestuario recargado propio de las tribus urbanas que van de compras a Harajuku en Tokio, nos proponen una historia alternativa, presuntamente para más gloria de su protagonista, una joven actriz que salió del mundo de las idol cantantes, y que parece que busca su camino a afianzarse en la interpretación. Ya vimos otra película suya en Netflix en el mismo sentido. La cuestión es que la cosa no funciona. Con una dirección muy estática en ocasiones, con unos diálogos poco brillantes, y con interpretaciones que poco pueden hacer con estos mimbres, el cuento de hadas reconvertido en whodunit no funciona. Mmmmm… esta vez el experimento de ver la película a trocitos no ha funcionado, aunque siempre he tenido la curiosidad de saber cómo acababa esta cosa. Si tenía curiosidad, la encontraré como Érase una vez una asesinato o Once upon a crime en la mencionada plataforma de contenidos.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

A haunting in Venice (2023; 53/20230923)

Tercera entrega de la franquicia de Kenneth Branagh adaptando los casos del detective belga de Agatha Christie, Hercule Poirot. Nuevamente dirige y protagoniza. En esta ocasión adapta una novela que nunca leí cuando hace muuuuuuchos años leí algunas de las novelas de Christie, hasta que decidí que no era lo mío, y que su calidad literaria, en la mayor parte de sus obras, era muy discutible. No tenía muy claro ir a verla. Pero cuando me propusieron la matinal, y teniendo en cuenta que nos ofrecen algunas vistas de Venecia, decidí que no habría graves daños por acudir a la sala de cine.

En esta ocasión, el crimen se disfraza de misterio sobrenatural, cuando unos cuantos se reúnen en un palazzo veneciano a orillas del Gran Canal para invocar en una sesión de espiritismo dirigida por una famosa médium (Michelle Yeoh) a una joven muerta. Una escritora de novelas detectivescas (Tina Fey) convence a Poirot de acudir a la sesión para desentrañar la impostura. Pero la muerte de la médium y una tormenta que encierra a los asistentes en el palazzo nos lleva a un misterio que parece que se mueve más en el terreno de los preternatural.

Bien dirigida en los aspectos visuales, como sus antecesoras, la propuesta no me convence. La seguridad de que todo acabará con Poirot deduciendo lo que detrás de los misterios se esconden, la previsibilidad de algunas situaciones, nos llevan a una sensación de dejar vu, que hace que la película pierda interés en el momento en el que quedamos encerrados en el palazzo y no podemos disfrutar del paseo visual por Venecia que nos apetecía. Esta película tendrá sus fans. Y no han faltado los comentarios más o menos elogiosos. Dicen que es la mejor de las tres. Pero a nosotros no nos convenció. Aunque sin ser ninguna catástrofe. A ver, se deja ver perfectamente, entretiene,…. pero a las dos horas ya te has olvidado de ella. Es lo que hay.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] Penitencia: Shokuzai – Kanae Minato

Literatura

No puedo recordar ahora donde encontré recomendado este libro. Desde que lo adquirí hasta que empecé a leerlo no pasó mucho tiempo. Pero sí que me ha costado terminarlo. Y no por falta de interés, ni mucho menos. Sino porque sigo encontrando problemas para concentrarme en la lectura en la rutina cotidiana. Problemas que desaparecen en cuanto tengo unos días de vacaciones, momento en el que cualquier intervalo de tiempo en que no me estoy relacionando con alguien o disfrutando de una atracción viajera me vale para leer algo. Así que si desde que empecé el libro hasta que lo terminé pasaron casi cuatro semanas, lo cierto es que el 60 % del libro me lo merendé en los desplazamientos en tren y avión entre Zaragoza y Basilea al principio de mis viajes de Semana Santa.

El santuario de Kumano Hongū Taisha, en Kumano Kodo, camino de peregrinación en Japón, patrimonio de la humanidad según la UNESCO, no está en la región del pueblo donde se desarrollan parte de los hecho de la novela. Pero junto sus alrededores nos permitirá ambientarnos lo suficientemente en un entorno rural nipón.

Estamos ante un libro escrito en 2009 por Kanae Minato, una de sus primeras obras, una escritora japonesa especializada en novela de misterio o thriller. En castellano sólo están disponibles dos de sus novelas. Habiendo comenzado a publicar en la segunda mitad de la década de los 2000, lo cierto es que parece una escritora muy prolífica. La novela que nos ocupa se compone de cinco relatos en primera persona por los cinco personajes principales de la novela, cinco mujeres. Cuatro de ellas eran niñas de 10 años cuando en el pueblo de montaña donde nacieron y transcurrió su infancia fue asesinada y violada otra niña de la misma edad que jugaba con ella por un hombre misterioso del que no supieron contar nada que ayudara a descubrir su identidad. Una niña, la víctima, que no forma parte del grupo natural de las otras, es una niña de ciudad, tokiota, trasplantada a un entorno rural y provinciano por el trabajo de su padre. La quinta es la madre de las niña muerta que, cuando las anteriores entraron en la adolescencia, las afrontó y les anunció algún tipo de venganza si no ayudaban a descubrir al asesino antes de que el crimen prescribiera. En el momento de los relatos, ese momento, el de la prescripción del crimen, quince años después, con las chicas en sus veintitantos, descubriremos que la vida no ha sido fácil para ninguna de las cinco. Conoceremos qué fue de ellas, cómo les influyó el suceso criminal, y cuáles fueron las tremendas consecuencias que a la larga tuvo el mismo y la actitud de la madre. Cuyo relato cierra el libro, cerrando un ciclo de acontecimientos que, como mínimo, diríamos que sobrecoge.

El relato escrito en primera persona suele implicar en literatura un relator no fiable. Sesgado por sus recuerdos, por sus valores, por sus intereses, por su percepción de sí mismo y de los demás y por la forma en quiere presentarse ante los demás. A ello debemos añadir, la falta de fiabilidad añadida a la edad de las niñas, y al dolor de la madre. Las cinco comparte parte de la información sobre lo sucedido, pero no toda. Y los prejuicios de unas y otras hacia los orígenes y los caracteres de las demás. Todas ellas tienen un destino más o menos trágico, que las marcará en mayor o menor medida. Aunque la vida no es justa y la repercusión final para cada una no será la misma, dependerá de su inteligencia y habilidades sociales.

Dicho lo cual, realmente estamos ante un thriller distinto, donde es más importante la vivencia de las protagonistas y las repercusiones del crimen que el propio crimen y la resolución del misterio que supone su asesinato y violación, especialmente a tan joven edad. Pero ese misterio también quedará resuelto en el cierre del libro, en el capítulo final, el relato de la madre. Que al igual que las anteriores será sobretodo el relato de una joven de veintitantos, y de cómo su vida universitaria condicionó el destino de su hija y la vida de otras jóvenes de la edad de su hija. No es el análisis de un crimen, aunque hay uno central, es el análisis de una serie de muertes interrelacionadas, y de una solución al misterio que todavía sobrecogerá más. Muy recomendable. Creo que me apetecerá leer el otro libro publicado en español de la autora.

[Cine] The pale blue eye (2022)

Cine

The pale blue eye (2022; 04/20230115)

En las próximas semanas se esperan numerosos e interesantes estrenos. Pero esta semana pasada no sucedió nada realmente destacable en la cartelera zaragozana. Bueno… hay una película que me gustaría ver, para ver como evoluciona su protagonista, una actriz joven que ha mostrado buenas maneras. Pero sus horarios son limitados en versión original, muy tardíos, y el tema que trata no me interesa tanto. Por ello, y aprovechando un rato de compañía en casa, nos dedicamos a un estreno en plataforma de contenidos en internet. Así que afrontamos un policiaco de época en Netflix, dirigido por Scott Cooper, de quien solo recuerdo, vagamente, una película, que no me entusiasmó. Pero el reparto de la de hoy parecía interesante…. y tal… En la versión doblada, la película lleva el estúpido y anodino título de Los crímenes de la academia.

West Point, sea la ciudad sea la academia militar, está situada a orillas del río Hudson, que llega al mar en la ciudad de Nueva York. Por ello ilustro la entrada con fotografías del curso final del Hudson, en el extremo sur de la isla de Manhattan.

Situada la acción hacia 1830, un policía de Nueva York (Christian Bale) retirado que vive solitario en West Point es reclamado por el superintendente de la academia militar norteamericana (Timothy Spall), situada en esta población, a orillas del río Hudson, para aclara un complejo crimen, en el que un cadete aparece ahorcado, para luego su cuerpo ser profanado extrayéndole el corazón. Allí coincidirá con el joven poeta Edgar Allan Poe (Harry Melling) que le ayudará en sus investigaciones, al mismo tiempo que este se derrite por los huesitos de Lea (Lucy Boynton), la hija del médico de la academia (Toby Jones) y de su misteriosa esposa (Gillian Anderson). El policía vive amargado por tragedias familiares pasadas, de las que solo encuentra cierto consuelo en brazos de la posadera del lugar (Charlotte Gainsbourg) y del vino y la cerveza que sirve Pépé (Robert Duvall) en la posada donde trabaja.

Vamos a ver… si he mencionado el reparto con tanto detalle en la sinopsis que he redactado de la película es para que comprobéis que la película no deja de tener alicientes a priori. El reparto es realmente prestigioso, e invita a verla. La realidad es que la mayor parte de esos prestigiosos intérpretes hacen papeles muy pequeñitos, ya que quienes permanecen en pantalla casi constantemente es Bale y, en menor medida pero mucho, Melling. Con una producción cuidada, con un ambiente frío, nos metemos en una investigación policiaca que… se hace mucho más rebuscada y retorcida de lo necesario, olvidándose de desarrollar los temas que lleva implícitos la historia con una mínima profundidad. La película es una adaptación de una novela histórica de misterio, de un autor que no he leído ni ganas que me han entrado, probablemente con vocación de producción de best-sellers de género. Y que como es habitual en estos libros se caracterizan más por sus apariencias y ser fáciles de leer que por su profundidad. Supongo. Porque eso es lo que deja traslucir la película.

La película se deja ver, aunque mi aprobado me lo he pensada mucho, porque desde luego es por los pelos. Sus más de dos horas se antojan largas. Sus interpretaciones son faenas de aliño, propias de actores con calidad, pero sin más. Y la falta de un guion razonablemente bien engranado, hace que esté a punto de descarrilar en varias ocasiones. El hecho de que la aparente resolución del misterio llegue a falta de media hora para el final de la película ya nos anuncia un final tramposo, ya que de repente aparece la verdadera resolución del misterio que convierte, por detalles que no vamos a referir aquí, en incongruente lo que hemos visto a parte en la media hora que nos lleva a esa aparente pero falsa resolución del misterio. No descarto que en un futuro, esas tres estrellas que indico como valoración subjetiva, si es que vuelvo a pensar en la película, se conviertan en dos. Nos entretuvo mientras la vimos, pero no perdurará en la memoria. Mucho talento malgastado en esta producción de Netflix.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Enola Holmes (2020)

Cine

Enola Holmes (2020; 46/20200926)

Me encuentro con que, poco después de mi vuelta de viaje, entre la que vi antes del mismo y las que he visto después, tengo tres películas de estreno para comentar. Una es una aventureta ligera y las otras dos, dos estrenos tardíos de Terrence Malick. Como hoy no tengo la cabeza para comentar películas de Malick, voy con la aventureta ligera. Aunque no sea la película que tengo en espera desde hace más tiempo.

Desde su éxito en la primera temporada de Stranger Things, la adolescente Millie Bobby Brown se ha convertido en un valioso recurso para Netflix a la hora de atraer espectadores. Yo no tengo claro todavía que la niña de aquella primera temporada de la serie de éxito en la plataforma de vídeo bajo demanda se vaya a convertir en una gran actriz. Tampoco tengo claro que no vaya a ser así. Es cierto que aquella niña tenía presencia visual. Pero tampoco se le pedía mucho más desde el punto de vista interpretativo. El caso es que la niña, inglesita nacida en Málaga, y que con sus dieciséis añitos ya no es tan niña, parece que tiene vista para los negocios. Y se fijó en un pastiche literario, producto de una espabilada que se inventó una hermana de Sherlock Holmes para atraer a los lectores adolescentes y, como tantas sagas de libros para este público, susceptible de ser adaptada a la gran pantalla. Y ahí tenemos a la Brown. No sólo como protagonista absoluta del filme, sino como productora. Es decir. Se llevará un porcentaje de taquilla además de lo que haya cobrado. Pensada la película para su estreno en salas, gracias a la pandemia de marras, cayó inmediatamente en las garras de Netflix, ya que se ajusta como anillo al dedo a su estilo. Y ale… a presumir de taquillazo virtual.

Nos daremos un paseo por Londres con Enola, pasando por Baker Street, presunto hogar de su hermano Sherlock, aunque no sale. Parece que ni siquiera ha conocido todavía al Dr. Watson.

Y así tenemos la película dirigida por Harry Bradbeer, director que se mueve más por la televisión, en buenas series, que en las producciones para la gran pantalla. Enola (Brown) es la hermana pequeña de Sherlock (Henry Cavill) y Mycroft Holmes (Sam Claflin), que son mucho más mayores, y vive con su escéntrica madre (Helena Bonham Carter). La repentina desaparición de esta será el mcguffin que llevará a la jovencita a sus primeras aventuras, especialmente protegiendo a un joven lord (Louis Partridge) de un malo de opereta (Burn Gorman) que lo quiere apiolar.

No hagáis mucho caso de los nombre famosos en el reparto. Salen poco y con poca trascendencia. Su creadora decidió que fuese la hermana de Sherlock Holmes, pero lo mismo podría haber sido la hija de Oscar Wilde, la sobrina de Jack el Destripador, la bastarda del príncipe Eduardo o la nieta de las Brönte… cualquier personaje más o menos famoso de la segunda mitad del siglo XIX, cercano al XX. La cuestión era crear un pastiche con una chavalilla aventurera, darle un tono «progre» feminista con sufragistas por medio (lo justo para no molestar a los sectores más conservadores, aunque muy agresivas para el tono familiar de la película), generar un rollete entre adolescentes seudoromántico porque la cosa no pasa de posar una mano sobre otra, y «demostrar» que la chica es tan lista o más que cualquier hombre. Todo ello con una realización correcta, es lo que tienen los británicos, que las películas de época las hacen bien, y unas interpretaciones… normales. Sigo sin decantarme sobre la calidad interpretativa de la Brown. No lo hace mal. Pero tampoco lo hace tan bien. Normal.

¿Es recomendable? Pues oye… si estáis suscritos a Netflix, se deja ver con agrado. Es un poco larga. Más de 120 minutos para contar una historia muy básica en el género de aventuras. Pero siendo en Netflix, aunque suene a herejía a los cinéfilos más talibanes, se puede ver como una miniserie, dividiéndola más o menos en tres episodios de 40 minutos. En este caso, no pasa nada por ello. Y ahora,… temamos por posibles secuelas…

Nota: En los «carteles» virtuales que pone la plataforma para anunciar la película, el rostro de Millie Bobby Brown aparece muy retocado y «embellecido», hasta tal punto que casi no parece ella. Como si una adolescente de quince años necesitara tal cosa. Ahí se viene abajo todo el mensaje presuntamente feminista de la película.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] Perfume de hielo – Yōko Ogawa

Literatura

Dos libros he leído previamente de la japonesa Yōko Ogawa, y los dos me gustaron bastante. Uno incluso me impresionó fuertemente; el otro no tanto, pero también me pareció notable. A eso he de sumar haber visto una adaptación al cine de una de sus más conocidas novelas, que algún día leeré. Y si algo se puede decir es que Ogawa cuenta historias interesantes, con corazón, que lo hace bien, que es muy diversa, no encasillada en un determinado estilo o género, y que le gustan las matemáticas. Incluso es autora de un ensayo sobre las matemáticas en forma de conversaciones con un matemático.

Cuando preparé las posibles lecturas para mis vacaciones, aunque fuera repitiéndome en lo que se refiere al origen nipón de los autores, lo cierto es que escogí algunos con cuya lectura ya había disfrutado bastante en anteriores ocasiones. Romper el bloqueo lector que me ha atenazado varias veces a lo largo del año.

Algunas fotografías en blanco y negro, una de ellas con una ceremonia de matrimonio sintoísta, servirán de ilustración a esta entrada.

Lo cierto es que la premisa a priori de esta novela de Ogawa presentaba ciertos riesgos sobre su idoneidad para la época vacaciones. Ryōko, una joven periodista se encuentra viuda de repente, un año después de «casarse», por el suicidio de su pareja, de profesión perfumista. Y de repente tiene que afrontar dos realidades; que se encuentra sola, deprimida, en duelo, y que hay mucho de la vida y la personalidad de su marido que le era desconocido. Que no sabía exactamente quién era. Y hay comienza la animación del libro. La protagonista comienza una búsqueda en el pasado del muerto que le lleva a conocer a su familia, de la que no conocía nada, su genio para las matemáticas, un amor de adolescencia, y unos extraños sucesos que acontecieron en Praga durante esa adolescencia.

Ogawa no dota de una estructura lineal a esta búsqueda. Va alternando los capítulos de las indagaciones en la capital checa, con el recorrido por la vida familiar del fallecido antes del viaje a las orillas del Moldava. Con gran habilidad va alternando también la reflexión sobre el duelo que sufre Ryōko, mujer enamorada de la persona fallecida, con la incertidumbre y la emoción de la búsqueda que emprende. Pero es que además, Ogawa se suma a las corrientes del realismo fantástico, y dota de elementos de esta naturaleza la búsqueda de Ryōko, acercándola a otros contemporáneos japoneses como Murakami. Pero lo hace a su estilo, con elegancia y habilidad, integrándolos perfectamente en el viaje, interior y exterior, a emprendido la protagonista.

Algunos misterios se resuelven. Otros, sobre la personalidad Hiroyuki, quedan velados por un cierto misterio. Al cabo, nadie de quienes lo trataron y quisieron, Ryōko, el hermano, la madre sumida en la demencia, la joven que lo quiso en su adolescencia,… ninguno de ellos acabaron de entender al fallecido por completo y sólo sumando las distintas experiencias podemos alcanzar a entender a Hiroyuki. A mí, me ha gustado mucho esta novela. Muy recomendable.

Nota: He entrecomillado lo de «casarse» puesto que en Japón las cosas del matrimonio son algo distintas. Un pareja puede celebrar una boda, o simplemente irse a vivir juntos y decir que están casados, o lo que sea, pero el auténtico acto de «casarse» es un acto administrativo por el cual se modifica el koseki o registro familiar que identifica el hecho de que dos personas se han casado. No sé si lo explico bien del todo, pero es algo así. En la novela, la protagonista y su pareja fallecida se considerarían a sí mismos como «casados», pero no registraron el hecho en el koseki.

[Libro] Los dieciséis árboles del Somme – Lars Mytting

Literatura, Sin categorizar

Tres elementos se dieron en su momento para que me decidiese a comprar este libro en formato electrónico y, eventualmente, a leerlo. Por un lado, las buenas experiencias en los últimos años en lo que se refiere a autores noruegos, siempre fuera del machacado y sobreabundante nordic noir. Que no va de eso la cosa. Por otro lado, la oferta para comprar el libro electrónico por menos de dos euros cuando normalmente se vende a casi diez euros. Y finalmente, que encontré bastantes referencias positivas en una revisión rápida sobre su autor, Lars Mytting, y en concreto sobre la novela que nos ocupa hoy.

La novela tiene un título en noruego totalmente distintos, Svøm med dem som drukner, que se traduciría por algo así como Nada con quienes se están ahogando. Nunca he sido partidario de los cambios en los títulos; por algo el autor les puso el que les puso a sus obras. Pero bueno, tampoco me voy a poner pesado en esta ocasión sobre el tema, y sobre las «ocurrencias» y «genialidades» de los editores y editoriales a la hora de poner títulos «adaptados» al lector de otros países. Como creo que ya comenté en algún momento respecto a la obra de otro nórdico, un sueco, no es lo mismo «odiar a las mujeres» que «no amar a las mujeres». Y sí… es una diferencia sustancial.

La Noruega que conocemos en la novela no es la más turística de paisajes con fiordos, nieves o montañas espectaculares. Es la interior, de granjas, bosques y salpicada de lagos, que tuvo tiempo de esbozar en mi mirada en el trayecto ferroviario entre Oslo y Bergen hace unos años.

En esta ocasión, nos trasladamos a los primeros años 90 del siglo XX, al interior de Noruega, a un ambiente rural y granjero, donde vive Edvard, un joven que vive marcado por una serie de hechos. Sus padres murieron prematuramente en Francia al explotar una bomba de gas de la Primera Guerra Mundial cuando él tenía sólo cuatro años. El estuvo desaparecido durante cuatro días cuando eso sucedió. Fue criado por su abuelo, que es odiado por sus vecinos por haber sido simpatizante de la Alemania nazi durante la guerra. Su abuelo vive extrañado de su hermano, que parece que luchó en el otro bando, y de quien le separan antagonismos no bien comprendidos. Y en estas estamos cuando la muerte repentina del abuelo, abre el camino a la posibilidad de desvelar las razones y los motivos de todas estas situaciones. Dando lugar a un recorrido que nos llevará de la Noruega interior a las islas Shetland, y de allí a los campos del valle del Somme. Y a la vez a las herencias que las tribulaciones históricas del siglo XX, especialmente sus dos guerras globales, dejó en las vidas de muchas personas.

Al terminar de leer la novela, esta me dejó un cúmulo de sensaciones. Mytting abre un pastel en los primeros capítulos que ofrece una infinidad de historias, todas ellas interesantes, todas ellas potencialmente trascendentes. Hay muchas posibles novelas en el universo que crea el autor. La de la reflexión sobre la sinrazón de las guerras. La del joven despistado que buscan encontrarse y saber quién es y con quién quiere estar. La de la historia del desarraigado, que cuando pierde su razón de ser principal, su pasión, pierde el rumbo y navega por su vida sin arribar a ninguno de los puertos que se le ofrecen. La del anciano que tiene que cuidar a su nieto, sufriendo por las consecuencias de sus decisiones de juventud. La de la mujer que nace en un infierno y en muere por las consecuencias de otro y cuya historia debe ser contada y recordada. La de una historia de amor, improbable, y tal vez, sólo tal vez, realmente imposible.

El problema es que muchas de estas historias quedan esbozadas, pero no bien desarrolladas, mientras vamos acompañando a un protagonista principal que carece de suficiente carisma como para que realmente nos importen sus cuitas. Nos interesan más todos aquellos que le rodean o con los que se encuentra, que él mismo. Y además, que la novela no encuentra un ritmo adecuado. Avanzando a trompicones, con distintas velocidades en cada momento, sin que encontremos un motivo para ello.

No os confundáis. No me parece una mala novela. Al contrario, globalmente me ha resultado muy interesante. El problema es que se queda en algo que está bien, cuando había material, ideas y posibilidades para ser apasionante. Y al final, no llega a tanto, ni mucho menos. De lo que más te quedan ganas es de visitar los lugares por donde pasa. Y de conocer a Gwen.

[Cine] Knives Out (2019)

Cine

Knives Out (2019; 62/20191204)

Si algo hecho en falta en la época actual en el cine es la producción de película entretenidas y bien hechas, con cierta originalidad, aunque no sean extraordinariamente profundas ni pensadas para ganar premios. Hecho de menos el buen cine de entretenimiento. Porque el cine de entretenimiento de hoy en día está hecho de unos mimbres, sean comedias románticas o sean películas de acción, que no me suelen atraer. Productos prefabricados que basan más su tirón en su espectacularidad que en la calidad de sus argumentos y sus historias. Que una película sea un mero entretenimiento no quiere decir que tenga que asumir que sus espectadores sean tontos y no puedan apreciar un guion de calidad y una forma de contar las historias sutil y no como elefante por cacharrería.

Usualmente, las «whodunit» transcurrían, o bien en mansiones rurales de Inglaterra, o en escenarios exóticos, y no en el medio oeste americano. Pero bueno… nos iremos a la Inglaterra rural para celebrar el género. A Wells.

Y aquí entra Rian Johnson. Un director que ha realizado algunos productos notables, que se atrevió a darle un giro a la saga Star Wars, aunque buena parte del público, probablemente adocenado por la comida basura cinematográfica, no lo supiera valorar, y que creo que funciona mejor como guionista como director. No es que sea mal director… pero es más funcional que brillante. Lo cual no es necesariamente malo. Cuando próximamente hablemos de Scorsese, si me acuerdo de esta referencia comentaré lo contrario.

La película, en clave de comedia un tanto ácida, es una parodia de las whodunit que tanto se popularizaron en un momento dado en la novela y el cine, y que todavía atraen a muchos lectores o espectadores. Y al mismo tiempo contiene su propio misterio que, aunque aparentemente revelado a mitad de metraje, obviamente contiene otro misterio más que se ha de desvelar. El agujero dentro del donut que nos dice el Benoit Blanc (Daniel Craig), ese detective de acento sureño (imprescindible la versión original para apreciar esto, supongo), que nunca sabemos si es el más listo o el más tonto de la función, y que con su nombre de resonancias francesas no deja de ser un homenaje a los detectives privados belgas o franceses que pueblan algunas de las mencionadas whodunits.

Junto al detective, la chica. En este caso, la enfermera ecuatoriana, Marta Barrera (Ana de Armas), que cumple a la vez el papel de representar a la persona común, aunque no deje de tener su importante rol en la trama del crimen. En su presentación como protagonista en una película americana, ha hechos otras películas en Hollywood pero creo que este es su primer protagonista, introduce además una dimensión extra a la película, de carácter social, al ser el contraste al racismo y sentimiento de superioridad de la familia de origen anglosajón, los Thrombey y Drysdale, que son los «sospechosos» de la trama. Mezcla de falsos liberales, en el sentido americano de la palabra, y auténticos reaccionarios, la hipocresía es la característica que los define como familia. Con un coral reparto de lujo, eso sí; Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Christopher Plummer, Katherine Langford, Chris Evans, Riki Lindhome,… entre otros. Porque este es el gran activo de la película además de su excelente guion; su excelente reparto. Si a mí me iban a decir que un chica que era tan malísima actriz en sus orígenes como de Armas iba a sostener con naturalidad y competencia una comedia de este tipo, no me lo hubiera creído. Me alegro, por supuesto, de la evolución de la actriz.

Un divertimento de primera categoría, quizá con una duración un pelo más larga de lo que debería, cosa que tampoco importa mucho en este caso. Muy recomendable. Y que, para quienes cometan el error de ver las películas dobladas, se puede encontrar en la cartelera española como Puñales en la espalda.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Dìqiú zuìhòu de yèwǎn [地球最後的夜晚] (Largo viaje hacia la noche) (2018)

Cine

Dìqiú zuìhòu de yèwǎn [地球最後的夜晚] (2018; 32/20190614)

De del director chino Bi Gan (os recuerdo que en los nombre chinos el apellido va en primer lugar) habíamos oído hablar. Pero no habíamos tenido ocasión de ver su película de debut, algo que queremos resolver en cuanto podamos. En cualquier caso, teníamos nuestra discusión sobre esta película. Había miedo a que fuera «demasiado de arte y ensayo» por parte de un sector del pequeño grupito que visitamos juntos las salas del cine. Pero para mí había un pequeño detalle que hacía «obligatoria» la visualización del cine. En el papel femenino protagonista figuraba Tang Wei, actriz china que protagonizó en su momento una interesante película de Ang Lee, a mí me gustó mucho, en la que se incluían escenas de camas bastante subidas de tono, lo cual provocó la caída en desgracia y las represalias por parte del aparato político de la dictadura china. Da igual si las dictaduras son fascistas o comunistas; en este aspecto, y en casi todos los demás, son iguales o similares. Si la medida censora ya es injusta y estúpida por sí misma, el que se castigase un excelente trabajo como el que hizo esta actriz en un difícil papel en aquel film, todavía nos parecía más injusto. Por lo tanto, ahora que poco a poco ha ido recuperando en parte su lugar en el mundo del cine, parecía de justicia ir a ver una de sus películas. Doble expectativa, por lo tanto, ante este largometraje.

Obligatoriamente nos vamos a China,… y ya que estamos hablando de amoríos, que mejor que las novias que se hacen sus fotos en el Bund de Shanghai. Me encantan los vestidos rojos de las novias chinas.

Las historia que nos cuenta Bi Gan es la de un hombre, Luo Hongwu (Huang Jue), que vuelve a su ciudad natal, Kaili (también es la ciudad natal del director), donde busca a una mujer que tiempo atrás fue su gran amor. Sólo tiene un dato sobre ella para empezar a buscar; su nombre, Wan Qiwen (Tang Wei). Y que era la «novia» de un mafioso en aquel verano 20 años atrás.

Sin duda alguna, nos encontramos ante una de esas películas, hoy en día llamadas de cine de autor, que hace cuarenta años hubiesen entrado en el circuito de las salas de cine de arte y ensayo. Con dos partes diferenciadas, en la primera el director juega con el presente y el pasado, alternando secuencias sobre la búsqueda actual con otras sobre la relación entre el hombre y la mujer en el pasado. La segunda parte, con casi sesenta minutos de duración, es un espectacular plano secuencia, extremadamente complejo, que se mueve por una variedad de escenarios muy diversos, que yo pensé inicialmente que era un «falso» plano secuencia en el que los cortes estaban muy bien disimulados, como en cierta película reciente; pero que parece ser que no, que es real. Es un plano secuencia que exigió numerosos ensayos y hasta siete tomas para dar con la buena. Lo cual alucina más todavía.

No es una película fácil. Su argumento deja en el espectador numerosos interrogantes. Es una de esas películas en la que tienes que poner de tu parte para decidir qué historia estas viendo. Exige una participación activa del espectador. He visto cierta división de opiniones en los «críticos». Quienes le dan una calificación tibia, hablan de virtuosismo técnico, pero de flojedad argumental. Y quienes la consideran una obra maestra. Sinceramente, mi opinión se acerca a estos últimos. Obviamente, a muchos críticos y comentaristas del cine actual que han crecido en un cine donde buena parte de las producciones están realizadas pensando en la taquilla, y orientadas a un público adolescente, tenga 14 o tenga 44 años, esta película no la pillarán. Es exigente, es conceptual, es rica en datos visuales, pero escasa en diálogos que te aclaren lo que pasa, lo que pasó o lo que pudo haber pasado.

En cuanto a las interpretaciones, son sobrias y al servicio de la obra cinematográfica, pero ricas en matices. Ambos protagonistas lo hacen muy bien. Y si nos paramos en Tang Wei, a quien queríamos de alguna forma «desagraviar» por lo mencionado por anterioridad, nos muestra sus capacidades con «dos papeles». El de la joven Wan Qiwen, bella, elegante, atractiva, misteriosa… y el de la madura Kaizhen, más chabacana, no menos misteriosa, y no menos atractiva de alguna forma. Una demostración que a sus cuarenta años es una actriz mucho más madura profesionalmente.

La recomiendo. No con carácter general. Ya digo que para mí se acerca a lo que es una obra maestra. Pero este tipo de cine no forma parte de la cultura popular cinematográfica. Exige esfuerzo. Y conviene haber cultivado previamente el género, los modos y las formas. Si se dan esas circunstancias, totalmente recomendable. Si lo vuestro es atiborraros de palomitas mientras un tipo tuerto con un parche en el ojo os explica una película, que no tiene nada que entender, mientras habla a unos cuantos «superhéroes» vestidos con pijamas de colores… pues no. No es recomendable. O sí si estáis dispuestos a hacer un esfuerzo, saliendo de vuestra zona de confort.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****