Un par de semanas que no venía a hablaros de series de televisión. Lo cierto es que los estrenos de este año son más bien flojos. Desde la última vez, he abandonado Last Resort y 666 Park Avenue. En sus segundos capítulos ninguno ha mostrado señales de que mereciera la pena. No me interesó nada el drama basado en la música country, Nashville. Fuera. Voy a dar una segunda oportunidad a Arrow, una especie de Batman con arco y flechas, y también, pero con tendencia a la baja, a no permanecer, a Beauty and the Beast, que es más bien policia guapa con una especia de hulk.
Más interesante, y probablemente aguantará toda la temporada, una serie de espías británica, Hunted, una especie de Mission: Impossible pero con protagonista femenino, protagonizada por Melissa George, a quien vimos en una temporada de In Treatment, y que está razonablemente interesante. Pero en general, poca originalidad.
Sin embargo se mantienen en buen tono las series ya veteranas. Estamos ante la última temporada de 30 Rock, que me parece que está divertida como nunca. Y todas las demás parece que han cogido el dicho que creo que hay que atribuir a Billy Wilder. De entrada impáctalos, pégalos a la butaca, y luego cuéntales la historia que quieras.
Entre mis guilty pleasures, Grey’s Anatomy parece que vuelve con fuerza por sus fueros, y los dos primeros capítulos han sido abundantemente dramáticos. Curiosamente, hemos visto en el segundo lo que pensábamos que veríamos en el primero. Y en Revenge avanzan como siempre a grandes pasos, y sin hacer prisioneros. Nuestras vengativas y dominadoras damas no descansan, y parece que hay una nueva dispuesta a sumarse al cotarro. Y Once Upon a Time sigue produciéndome carcajadas. Empiezo a creer que sus creadores no se toman muy en serio tampoco la cosa. El «you’re kidding me» de la prota cuando le presentan a un tipo de raza negra en armadura y le dicen que es Sir Lancelot, no tiene precio.
En cosas más serias, Homeland está sumamente intensa, con un segundo episodio fenomenal y espectacular, y un tercero menos espectacular, pero que nos mostró a un Brody como no lo habíamos visto.
Downton Abbey no se puede decir que esté empezando temporada, cuando sólo le faltan tres para acabar la temporada, más el especial de navidad que se supone cerrará la serie. Pero está sacudiendo a los Crawley a base de bien. No falta drama. Difícil decir que habrá un final feliz. Se van a dejar abundantes cosas por el camino. Y anuncian precuela con los condes de Grantham de jóvenes.
En fin, que si no hay novedades interesantes, por lo menos, entre lo veterano, nos lo pasamos bien.
Uyyy, se me olvidaba, también han vuelto los zombis de The Walking Dead. Más sangrientos y gores que nunca. No sé si aguantaré mucho yo con una serie de esta temática, por bien hecha que esté.