Pues Colonia… si le quitas la catedral y algún museo… igual decepciona un poco

Viajes

Hoy ha amanecido francamente nuboso sobre Colonia. El impresionante edificio del hotel Azimut, donde nos alojamos, aparece un poco ominoso con esta luz. Pero en su interior, los servicios son buenos y las habitaciones agradables.

Como es domingo, hay múltiples misas en la catedral. Así que antes de visitarla, nos damos una vuelta por el centro. La verdad es que nos defrauda un poco. Supongo que la gran destrucción sufrida por la ciudad en la Segunda Guerra Mundial hizo que se conservase poco de la ciudad de entonces. Queremos visitar el antiguo ayuntamiento, pero por motivos no explicados, justamente hoy, no abre.

Convencidos de que como a las once no hay programada ninguna misa, puede ser un buen momento para la visita a la catedral, allí nos dirigimos. Pero no. La misa de 10 es con toda la parafernalia del mundo, y un "gorila" con sayas nos impide firmemente el paso. Habrá que esperar mejor ocasión.

Aprovechamos el rato visitando el Museo Ludwig. Este museo de arte contemporáneo nos ha sido recomendado vivamente, y no nos defrauda. Tiene una colección muy interesante. Y además hay una exposición temporal de Roy Lichtenstein que nos gusta mucho. Son muy celosos en el tema de la prohibición de hacer fotos, y decidimos no arriesgar. Salvo en la librería donde pasamos un rato, y compramos algún pingo. Imanes para la nevera. Y postales de pinturas de Gerhard Richter.

También aprovechamos para comer en su restaurante, que es muy mono, y con pequeño trío musical que nos ameniza con musiquita de jazz y bossa nova. Nos ponemos al lado. Claro.

Por fin entramos a visitar la catedral, donde nos sentimos abrumados por la altura e inmensidad del edificio. Lo que no queda claro si se hizo así para mayor gloria de la deidad católica, o de los arzobispos, y príncipes electores del imperio al mismo tiempo, de Colonia. Que cosas nos pasan por ser unos escépticos.

También nos llama la atención que hay mucha gente joven que acuden al culto. En otros sitios, la gente de las velitas y esas cosas suelen ser mayores. Pero aquí no. Se ven padres con hijos, o gente relativamente joven en las capillas.

En las vidrieras del crucero que dan al sur, apreciamos las composiciones de Gerhard Richter, a quien hemos mencionado antes, para sustituir las que fueron destruidas durante la guerra, a pesar de que el templo quedó relativamente intacto.

Habiéndose puesto a llover al salir de la catedral, optamos por descansar un rato en el hotel. Después tomamos el metro, que se parece más a un tranvía subterráneo que a otra cosa, y nos dirigimos hacia la estación de Zoo/Flora. Buscamos un nuevo medio de transporte.

Se trata del telecabina que atraviesa el Rin, uniendo el parque zoológico con el Rheinpark, en la otra orilla. Hay mucho niños que con sus padres han aprovechado el domingo para visitar el zoo, y ahora vuelven a sus casas.

El chaparrón que cae mientras hacemos el viaje, nos impide disfrutar de las vistas... Lo que más nítido se ve es el puente que cruza por debajo de nosotros.

El paseo por el parque es muy agradable. Sólo echamos de menos que el trenecillo que circula por estas vías no esté en funcionamiento. Pero ya ha pasado la hora de actividad.

Llegamos hasta el Hohenzollernbrücke, donde tropezamos con un murete dedicado a homenajear a Michael Jackson... Ese friqui... Las cosas que leemos, nos ponen los pelos como escarpias. Lo borrega que es la gente. Es posible que le dedique al tema otra entrada. Como a los candaditos del amor que mencioné ayer.

De todos modos, el objetivo era contemplar una de las vistas más conocidas de la ciudad. Que resulta un poco tristona, a pesar de que ha dejado de llover, y las nubes no están tan tupidas.

Volvemos a cambiar de orilla, y en el paseo del Rin que la noche anterior tan animado estaba, en esta tarde de domingo apenas se ven pasar algunas personas. Después de pasear un rato, cenamos algo,... y hasta mañana.

Llegamos a Colonia, y como es sábado, hay mucho ambiente festivo

Viajes

Con un ligero retraso sin consecuencias, el vuelo de Ryanair llega al aeropuerto de Weeze y nos disponemos a trasladarnos a la estación de ferrocarril para comenzar el viaje hacia Colonia. Sol, buen tiempo.

En la estación central de Krefeld cambiamos de tren. Allí empezamos a encontrarnos grupos de mozos o mozas ataviados para lo que obviamente son despedidas de solteros o solteras, según corresponda. Parece que todos van a confluir en Colonia, donde comprobaremos que, efectivamente, en la tarde del sábado se llena de estos grupos.

Nos llevamos la grata sorpresa de que el hotel está junto a la estación de Köln-Hansaring, lo que va a facilitar mucho las comunicaciones con el mundo. Y además, dado que entre esta estación y la principal no hay ninguna otra, y ante lo improbable de coincidir con el revisor... pues que los desplazamientos al centro nos van a salir muy baratos.

Una vez instalados, rápidamente salimos a dar una vuelta, hay que aprovechar lo que queda de luz. Y desde la estación junto al hotel comprobamos la distancia, no mucha, que tenemos hasta el monumento más característico de la ciudad; su catedral.

Hay gran cantidad de gente en el entorno de la catedral, especialmente gracias a la buena tarde que hace. Mucho turista, claro, pero comprobamos que gran parte del turismo es nacional. De la nación alemana, quiero decir; salvo algún asiático despistado, parece que a esta altura de la temporada, el turismo extranjero es escaso. Mejor. Eso quiere decir que nos estamos ahorrando muchas multitudes.

Fotografíar una catedral, tan alta como esta, y con una plaza no muy grande frente a su fachada, no es cosa fácil. Pero hay que aprovechar la cálida luz del atardecer, y se hace lo que se puede.

Hoy no vamos a poder visitar el interior. Hay misa. Y nos damos cuenta de que al día siguiente va a ser complicado. Es domingo, y fiesta de guardar para los católicos. Veremos cuando encontramos un hueco. De momento, nos quedamos cariacontecidos ante la entrada, por este pequeño e intrascendente chasco.

Dirigimos nuestro paseo hacia el Hohenzollernbrücke, puente ferroviario de sextuple vía por el que constantemente están pasando trenes de pasajeros. Con dos pasos peatonales a cada lado del puente, hasta aquí ha llegado la moda de los candaditos del amor. Creo que les dedicaré una entrada en exclusiva un día de éstos.

Retrocedemos sobre nuestros pasos para dirigirnos al paseo a orillas del Rin, y de repente no nos dejan pasar. Un tipo simpático pero firme, nos dice que tenemos que circular por los laterales de una plazoleta a espaldas de la catedral y del museo Ludwig.

Pronto encontramos la causa. Esta plazoleta es, a su vez, el tejado del auditorio de la Filarmónica de Colonia. Y en ese momento están en concierto. Hay que evitar que las pisadas molesten a los espectadores.

Entre los jardines a orillas del Rin, han instalado pequeñas carpas donde se realizan actividades de inspiración en la cultura islámica. En algunas dan de comer, en otras, como en la imagen, se ofrecen muestras musicales de esta cultura. Desde lejos, nos pareció que cantaban flamenco. De verdad. No exagero.

A pesar de que la noche va cayendo, la buena temperatura hace que numerosos grupos de gente permanezcan en los jardines charrando y tomándose unas cervezas. Tienen que aprovechar los últimos días del verano.

Como es sábado, las calles están muy animadas. Nos parece curioso que algunos salgan a tomar unas cervezas vestidos con trajes tradicionales alemanes. No conseguimos saber si es que les gusta, o si pertenecían a algún grupo de algún tipo.

También las señoras, por supuesto. En fin. Que la noche cayó, y aunque nos tomamos algunos chismes entre las muy animadas calles de lo que suponemos que podemos considerar el casco viejo de la ciudad renana, para fotos no dio más de sí.

Algo de rugby y un hasta luego

Deporte, Viajes

Algo de rugby; el Tres Naciones decidido

Cuando escribí hace dos semanas la entrada sobre el actual torneo de las Tres Naciones de rugby, el tema principal fue el paso arrollador de Nueva Zelanda por el torneo, que hizo que a esas alturas y a falta de 3 partidos, fuese ya el ganador del mismo. En ese momento, por la dinámica del torneo, los All Blacks habían jugado cinco de los seis partidos disputados, y los habían ganado todos. Así que, eso estaba decidido, y parecía que la emoción del torneo estaba finiquitada.

Pero en rugby, nada está finiquitado de antemano. Y menos la emoción. Las dos siguientes jornadas iban a servir, con bastante probabilidad para decidir el segundo y el tercer y último puesto. Que no es banal en este mundillo. Y eran dos enfrentamientos entre Sudáfrica y Australia en tierras sudafricanas. El enfrentamiento en Australia se había saldado con victoria para los Wallabies. Pero los sudafricanos, con el honor tocado por el mal papel realizado hasta la fecha, tenían el factor campo a su favor en los enfrentamientos restantes. Si los Springboks ganaban los dos partidos, dependerían del último partido de los australianos contra los All Blacks y echar cuentas con los puntos bonus conseguidos. Si los australianos se llevaban alguno de los dos partidos, se aseguraban el segundo puesto.

Y no han defraudado. Dos partidos locos, dos partidos muy divertidos. Cuando el equipo que pierde un partido, también consigue más de 30 puntos y el punto bonus por más de cuatro ensayos, hay que imaginarse el festival de ataque que ha sido. Y eso sucedió en el primer partido. Una primera parte impresionante de los australianos que arrollaron a Sudáfrica, dio paso a una segunda parte de reacción springbok que les permitió ganar el partido, casi de forma holgada. 44 -31 fue el tanteo final. Ahí es nada.

Pero es que el segundo partido fue similar y, a la vez, más emocionante. Nueva escapada australiana en el marcador que llegaron a ir ganando por 6 – 31 en el minuto 25 de la primera parte, para que en el minuto 20 de la segunda parte los sudafricanos hubiesen remontado poniéndose por delante en el marcador 31-33. A partir de ahí el intercambio de golpes final favoreció a Australia, que anotó un ensayo más, culminando una apretadísimo 39-41. Además de los 8 ensayos que sumaron entre los dos equipos, hay que considerar que todos los lanzamientos a palos fueron anotados, tanto las transformaciones de los ensayos como los golpes de castigo. El último de estos para los australianos, pitado tras el minuto 79, y a 50 metros de los palos, supuso la victoria wallaby.

Muy divertido, todo muy divertido.

Castillo de Cardiff y Millenium Stadium

Tras el castillo de Cardiff asoma la estructura del Millenium Stadium, uno de los templos del rugby mundial, en este caso en el hemisferio norte, en Gales - Canon EOS D60, EF 28-135/3,5-5,6 IS USM

Un hasta luego

El hasta luego en realidad es hasta el martes por la tarde, día en el que estaré de vuelta de una escapadilla a Colonia. Han puesto un vuelo barato desde Zaragoza al aeropuerto de Weeze que está relativamente cerca de la ciudad renana. Puesto que los precios de los hoteles también parecen razonables, el conjunto de la escapada no sale nada mal. Y como vamos con equipaje ligero, maletita para llevar en cabina, he decidido dejarme el portatil en casa. Así que lo normal es que no actualice este Cuaderno de ruta con noticias del viaje hasta la vuelta. Probablemente, de regreso haga una crónica «en diferido» del viaje. Es decir, suba un diario con los acontecimientos del mismo y con la fecha en que sucedieron. Pero eso no se verá hasta el martes por la tarde-noche o el miércoles de la semana que viene.

Entre Francia y Alemania (pasarela internacional)

A principios de julio, cruzábamos el Rin entre Estrasburgo y Kehl; mañana quizá me asome de nuevo a este emblemático río en la ciudad de Colonia - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH.

Nueva actualización en CineTren, la segunda en una semana; El último tren (2002)

Cine, Trenes

Pues sí. La segunda película de ambiente ferroviario en una semana. Y muy ferroviario. Aunque tenemos que saltar el charco y situarnos en Uruguay para conocer las andanzas de la 33. La película El Último Tren (también conocida como Corazón de fuego en algunos países de Sudamérica) ha sido pues añadida a la sección de cine y ferrocarril que podéis encontrar en el menú de la columna lateral de este Cuaderno de Ruta. Y podéis acceder a ella a través de dicha opción, o si lo preferís, directamente por este enlace.

Yo he disfrutado bastante con el filme, y todos los aficionados al ferrocarril lo harán igualmente. Los no aficionados al ferrocarril,… pues depende del tipo de cine que les guste. Pero no está mal.

Locomotora Nº 14 en Llanfair, Gales, Reino Unido

Locomotora Nº 14 evolucionando en la estación de Llanfair, Gales, Reino Unido - Fujifilm Finepix F10

Música y fotos, y música y Treme

Fotografía, Música, Televisión

La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos tiene cuenta en Flickr, y en ella va abriendo álbumes con algunas de sus fotografías más emblemáticas. Lo bueno del caso es que las fotografías de esta institución están libres de derechos, y por lo tanto son de libre utilización por el público. Entre los álbumes publicados, el último de ellos es una serie de más de 400 fotografías de William P. Gottlieb tomadas en los escenarios privilegiados del jazz neoyorquino y en Washington D.C. entre 1938 y 1948. Creo que es altamente recomendable su visita tanto para los aficionados al jazz y la música en general como para los aficionados a la fotografía. Os dejo dos imágenes, por gentileza de la mencionada y generosa institución norteamericana.

Portrait

Portrait of Billie Holiday, Downbeat, New York, N.Y., ca. Feb. 1947 - Library of Congress

Portrait of Lionel Hampton, Aquarium, New York, N.Y., ca. June 1946 (LOC)

Portrait of Lionel Hampton, Aquarium, New York, N.Y., ca. June 1946 - Library of Congress. En 1992, tuve el honor de asistir a un concierto de Hampton en el Teatro Principal de Zaragoza, en el marco del festival de jazz que tradicionalmente se celebra en otoño. Él y su banda estaban ya bastante ancianos, pero daba gusto su alegría, su ritmo y sus ganas de tocar música. El hombre tenía 84 años, y aún vivió 10 años más. Curiosamente, la Wikipedia en inglés dice que se retiro a consecuencia de un accidente cerebrovascular que padeció en 1991; pero juro que el concierto que yo digo fue en noviembre del 92. A finales de octubre como más pronto.

Y no dejamos la música, pero cambiamos la fotografía por la televisión. Hace unos días os hacía el comentario sobre Treme, una serie de 10 capítulos que venturosamente tendrá continuación en un futuro, en el que asistíamos a la recuperación de la vida en Nueva Orleans tras el huracán Katrina. Y uno de los pilares de la vida en la ciudad del sur de los EE.UU. es la cultura, especialmente la cultura musical. Hay decenas de cameos de músicos emblemáticos en los distintos episodios de la serie, muchos de ellos desconocidos para mí, aunque no para los conocedores del tema. Pues bien, os puedo recomendar un podcast en el que podréis tener una guía musical de los distintos episodios de la primera temporada de la serie. Así que si os gustó la serie, es muy probable que queráis escuchar estos programas. El podcast se titula bajo la original propuesta de La música de Treme. Claro. Así que, a por él.

Flauta

Mientras en Nueva Orleans hay un músico impresionante en cada garito, aquí nos tenemos que conformar con las voluntariosas bandas que en los domingos de primavera nos ofrecen su mejor hacer en el quiosco del Parque Grande de Zaragoza; le ponen interés,... pero no es lo mismo, no - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

Actualización en CineTren; El andén (1957)

Cine, Trenes

Actualización de CineTren a propósito de una peliculita de la posguerra española, cuando el Talgo II era la maravilla tecnológica, orgullo nacional del régimen y de los españoles en general, aunque viajar en el mismo estaba al alcance de muy pocos. No tiene mucho más que rascar puesto que es un filme al uso para complacencia del régimen fascista de la época. Mucha bondad pueblerina, con dramas que se resuelven por la vía del buenismo y el buen rollismo propugnado por la sociedad vertical franquista. Pero bueno. Para los aficionados al ferrocarril patrio, tendrá un cierto interés. La podéis encontrar en el correspondiente enlace, El andén, o entrando en la página de CineTren.

Talgo II

Talgo II del Museo del Ferrocarril de Delicias, Madrid, similar al que aparece en la película; una foto que ya tiene más de 20 años también - Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5

Interesante exposición de Xiqi Yuwang

Fotografía

Xiqi Yuwang es un fotógrafo de origen chino que vive en España. Y en el marco del II Encuentro Fotográfico Zaragoza Photo 2010 (qué manía con lo de la «ph» de «photo»; parece que en este país todo el mundo es descendiente de aquel Raphael), se ha programado una exposición en el Centro Joaquín Roncal con imágenes de este autor, titulada El pequeño puente sobre el río.

Sala de exposición

Sala de exposiciones del Centro Joaquín Roncal con las imágenes de Xiqi Yuwang expuestas - Panasonic Lumix LX3

Fotografías en formato cuadrado, con una composición muy cuidadosa y con una técnica de exposición de la luz igualmente afinada, nos trasladan con gran eficacia lo que de poesía hay en las calles más anodinas, en los rincones más corrientes de las ciudades chinas. Lejos del tipismo o del estereotipo, nos presenta la cotidianidad de las calles con gran elegancia y sobriedad. Si acaso nos sorprende la carencia de las multitudes bulliciosas con las que asociamos el paisaje urbano del país asiático. Pero en todas ellas encontramos la presencia de las personas, de forma implícita o explícita, pero cercana. A mí me ha gustado bastante.

Detalle de fotografía de Xiqi Yuwang

Detalle de una de las fotografías expuestas de Xiqi Yuwang; no hay excesivos riesgos formales en la imagen, pero es indudablemente muy eficaz a la hora de transmitir ambientes, sensaciones, incluso sentimientos - Panasonic Lumix LX3

El encuentro se complementa con alguna exposición más y con un ciclo de talleres y conferencias. Me gustaría asistir a alguna de estas, pero no sé como voy a andar de tiempo, porque este fin de semana tengo planificado un viaje. En cualquier caso, en el enlace que he puesto anteriormente encontraréis el programa.

La plazoleta

Colorido grafito en las cercanías del Centro Joaquín Roncal, en la calle San Braulio de Zaragoza - Panasonic Lumix LX3

Libro: El bosque de los zorros

Literatura

Sigo recuperando en este verano libros comprados hace ya un tiempo y que, por un motivo u otro, se habían quedado en la estantería a la espera de encontrar un momento para leerlos. Y este corresponde a una literatura que podríamos calificar como relativamente exótica, ya que se trata de un libro de Arto Paasilinna, un finlandés, cuya recomendación encontré el invierno pasado en un blog sobre literatura. Y vamos a ver de qué trata.

El bosque de los zorros
Arto Paasilinna
Anagrama, Compactos; Barcelona, 2007
ISBN: 9788433972767

Oiva Juntunen es un delincuente finlandés establecido en Estocolmo, que lleva una vida regalada como consecuencia del disfrute de un buen montó de oro que robó en compañía de otros dos cómplices actualmente en la carcel. Cuando uno de ellos, con instintos asesinos, está a punto de salir de la trena, decide esconderse en los páramos de la Laponia finlandesa hasta que pase el riesgo. Allí se encontrará con el comandante Sulo Remes, un militar del cuerpo de ingenieros absolutamente alcoholizado, que tras una maniobras militares especialmente catastróficas, se toma un año sabático, manda a su mujer a España, y se queda con el delincuente a «buscar oro». Tras unos comienzos tensos y de desconfianza, ambos acabarán llegando a un acuerdo de convivencia, y se preparan para pasar a cuerpo de rey el duro invierno lapón en una cabaña perdida en la tundra nórdica. Pero lejos de vivir aislados como ermitaños, por allí pasarán todo tipo de personajes. Una nonagenaria sami* de origen ruso que acabará por instalarse con ellos, tras huir de los servicios sociales que quieren internarla en un asilo, acabará siendo el tercer protagonista. Con permiso del zorro Quinientos. Pero también pasarán por ahí alguna compañía de militares, turistas alemanes, cazadores furtivos, un policía de la tundra, dos prostitutas suecas y el peligroso asesino que conseguirá averiguar el paradero de Oiva.

Como podéis imaginar por la sinopsis, este libro es básicamente una novela humorística. El autor se dedica a utilizar una situación relativamente demencial para emitir potentes críticas a diversos aspectos de la sociedad y la política finlandesa de la época, la primera mitad de los años 80. Las fuerzas armadas, la política de defensa neutral respecto a los bloques de la época, el paternalismo de los servicios sociales hacia el pueblo sami, el sistema penal, la prostitución, el consumo de alcohol, son algunos de los temas que surgen. Todo ello mediante situaciones absolutamente delirantes, políticamente incorrectas en muchos casos, que causan la hilaridad del lector. En cuanto hube leido los primeros capítulos no pude dejar de pensar en el parecido con las novelas de Tom Sharpe, el cáustico novelista británico, cuyos delirantes personajes me deleitaron durante una temporada hace años. Es el mismo tipo de novela.

Sin embargo, el conjunto del relato me parece irregular. Comienza con mucha fuerza, las situaciones estrambóticas se suceden, la mala leche aflora en todas las páginas. Sin embargo, conforme avanza el relato da la impresión de que el autor ha quemado mucha pólvora al principio, y hay muchas páginas de estancia en el invierno lapón relativamente sosillas. Surgen de vez en cuando destellos de situaciones muy divertidas, pero ya no se recupera el ritmo del principio. Dicho lo cual, lo cierto es que en conjunto es una lectura muy divertida, que puede ser muy adecuada para estos tiempos veraniegos, o para cuales quiera otros en los que apetezca no tomarse las cosas serias demasiado en serio.

No es Laponia, pero es Finlandia; en Ruovesi, al norte de Tampere, a orillas de uno de los mil lagos de la región de este nombre - Panasonic Lumix LX2

* Aunque las poblaciones indígenas del norte de Europa se han conocido tradicionalmente como lapones, hoy en día en los países nórdicos se considera que la denominación correcta es sami, y que la denominación lapón es peyorativa. Quizá salvo en Finlandia, donde la región nórdica se denomina Lapland, es decir, Laponia. Por ello, utilizo en este artículo los términos Laponia y lapón para referirme al lugar donde suceden los hechos, pero sami para referirme a las personas de esta etnia.

.

Treme (TV), o las consecuencias del Katrina

Televisión

La cadena norteamericana de cable HBO emitió esta primavera la primera temporada de Treme, una serie de ficción que nos sitúa en Nueva Orleans, algunas semanas después de la catástrofe provocada por el huracán Katrina, cuando poco a poco algunos de sus habitantes van retornando a la ciudad y se enfrentan con la necesidad de retomar sus vidas, devolviendo a la vida a la singular urbe en el delta del Misisipi.

Tremé es un barrio de Nueva Orleans en el que se desarrolla una especial vida cultural, pero que en esta ocasión no deja de estar escogido para simbolizar las singularidades sociales y culturales de la ciudad frente a lo que es habitual en el conjunto de los Estados Unidos. Una ciudad católica, con una elevada proporción de habitantes de origen africano o caribeño, con tradiciones y legislación procedente de las épocas francesa y española, que ha sido siempre un gran motor cultural especialmente en el terreno de la música. Para muchos es la cuna del jazz. Aunque no todo es jazz, ni todo es música, ni mucho menos.

En la serie que nos ocupa vamos a seguir a lo largo de los diversos capítulos a una serie de habitantes del lugar, cada uno con su vida, y al mismo tiempo, con interacciones entre ellos.

Antoine Batiste (Wendell Pierce), un trombonista buscando constantemente donde tocar para ganar un dinero para mantener a su mujer actual y su hija de corta edad. Perdió su coche, y pasa mucho tiempo buscando quien le lleve o discutiendo sobre lo que ha de pagar por la carrera de un taxi. Tiene sus problemas con la policía, y por su incapacidad para ser fiel a su mujer.

Ladonna Batiste-Williams (Khandi Alexander), ex-mujer del anterior, nuevamente casada, vive alejada de su marido y sus dos hijos que no han regresado a la ciudad. Se pelea con los contratistas para conseguir tener arreglado el techo de su bar. Pero sobretodo se pelea contra el sistema judicial y policial de la ciudad ya que su hermano desapareció durante el huracán estando en prisión.

Los Bernette, el profesor de universidad Creighton (John Goodman), la abogada Toni (Melissa Leo), y la hija de quince años de ambos Sofia (India Ennenga). Mientras Creighton comienza a utilizar internet para denunciar la situación de la ciudad a la espera de que vuelvan a comenzar las clases en la universidad, Toni es la abogada de Ladonna y de otros personajes en su lucha constante por retomar su vida, reclamando sus derechos.

Jeanette Desautel (Kim Dickens) es una chef que lucha denodadamente para mantener a flote su restaurante, no pudiendo confiar ni en los prestamos de los bancos, ni en la comprensión de los proveedores, ni en la capacidad de las autoridades para dar soporte a los negocios que vuelven a funcionar en la ciudad. Todo su dinero lo invierte en el restaurante, y su deteriorada casa ni siquiera tiene electricidad.

Davis McAlary (Steve Zahn) es un músico que trabaja como DJ en un emisora local, al mismo tiempo que, enamorado de la ciudad, se convierte en un peculiar activista contra las administraciones públicas. Su falta de constancia hace que no sea tomado en serio. Ni siquiera por Jeanette con quien mantiene algo parecido a una relación.

Los Lambreaux, Albert «Gran Jefe» (Clarke Peters) y su hijo Delmond (Rob Brown). El primero es el líder de una de las «tribus» de Indios del Mardi Gras, que busca restaurar la cohesión social de la comunidad. Se compromete en la lucha contra la especulación gubernamental que hace que bloques enteros de viviendas no afectados por las inundaciones y el huracán permanezcan cerrados mientras muchos habitantes de la ciudad permanecen viviendo fuera de ella, o los que regresan viven en viviendas precarias, deterioradas. Se queja amargamente de la hipocresía de las aseguradoras. No pagan indemnizaciones en los seguros contra huracanes, porque los daños los produjeron las inundaciones… que fueron producidas por el huracán. El hijo es un trompetista bastante bueno que empieza a sentir el desarraigo y prefiere Nueva York como lugar para desarrollarse como músico.

Annie (Lucia Micarelli) y Sonny (Michiel Huisman) son dos músicos callejeros y pareja. Sonny es holandés y se conocieron en Europa mientras Annie, una violinista con formación clásica, viajaba como mochilera. Viven de lo que ganan por las calles, aunque la calidad de la chica como violinista hace que pronto le lleguen propuestas de otro tipo. Esto ocasionará tensiones en la pareja.

Como se puede ver se trata de un drama coral en el que tenemos varias vertientes. Una social de denuncia contra las administraciones y gobiernos, contra los bancos y aseguradoras, contra los intereses bastardos de los distintos poderes que buscan sacar partido de la catástrofe a costa de los propios habitantes de la ciudad, muchos de ellos exiliados fuera de la ciudad, contra las policías corruptas o desbordadas que dejan de protejer a los ciudadanos para convertirlos en el enemigo. Pero también hay una crítica a aquellos aspectos negativos de la propia cultura de la ciudad. Es significativo que el «odiado» tejano que resuelve el problema de Ladonna con el techo de su bar, tenga que hablar de ética en el trabajo al contratista orleanés, así como la tendencia de muchos personajes a hablar más que a actuar.

Pero sobretodo, lo que te acaba enganchando es el drama personal de cada uno de los personajes. La bondad intrínseca tras la dejadez de Antoine, la tenacidad de Ladonna para encontrar a su hermano mientras lucha para reabrir el bar y conseguir mantener el contacto con su familia fuera de la ciudad, la constante mala suerte de Jeanette en todos los negocios que emprende haciéndole creer que la ciudad la rechaza y la persigue, la capacidad de estar en todos los lados de Toni como abogada y como madre y esposa, sintiendose impotente en numerosas ocasiones, la dignidad y la solidaridad comunitaria del «Gran Jefe» en toda situación, la depresión y la crisis existencial de Creighton ante la catastrofe de su amada ciudad mientras intenta mantener la alegría y el soporte a su hija y a su mujer,…

Y todos estos personajes nos llegan porque las interpretaciones son de primer nivel a pesar de que se mezclan actores conocidos con otros que lo son menos por actuar habitualmente como secundarios en otras series o en el cine. Si habitualmente se considera que los actores de televisión son de inferior categoría que los de cine, esta serie se encarga de desmentir el tópico. El conjunto de las interpretaciones son de primer nivel y avergonzarían al trabajo que realizan estrellas de cine muy bien pagadas.

Como podéis comprobar por la longitud de esta entrada y por el tono de los comentarios, es una serie que me ha gustado mucho, pero realmente mucho. Especialmente, porque es una serie que avanza muy progresivamente interiorizando en todos sus personajes, haciéndoles crecer y metiéndote en sus problemas y en sus sentimientos. Nada hay plano y tópico. Todo tiene matices y muchos sentidos. Si a esto añadimos una banda sonora absolutamente magnífica, soberbia,… con participaciones en cameos más o menos significativos de gente como Allen Toussaint, Elvis Costello, John Boutté, y otros que seguro que se me escapan por menos conocidos. Qué voy a decir.

Estos primeros 10 episodios han establecido un primer ciclo. Comenzaba el primer episodio con un jazz funeral por las calles de Tremé, y termina con otro, estableciendo una hermosa simetría en la que caben las vidas de todos los personajes que hemos mencionado. Es especialmente emotivo, cuando ya conocemos mucho de lo que han pasado los personajes protagonistas, el flashback a las horas previas al desastre del huracán en el que, tras enfocar la cámara a las tristes caras de Ladonna, o Antoine, o Toni, en la escena del cementerio, vemos cómo era la vida de todos ellos en aquellos momentos. Pero ese jazz funeral no nos deja necesariamente desesperadamente tristes, aunque tristes. Abre esperanzas a un futuro que espero nos muestren en futuras temporadas, en las que no faltarán los problemas y los dramas. Yo estoy deseando que vuelva.

Y con esta he terminado con las series que tenía reservadas para el verano. Veremos lo que da de sí la nueva temporada.

Río Abajo

Difícil ilustrar esta entrada; así que, he decidido que si el Misisipi condiciona la existencia y la vida de la populosa ciudad de Luisiana, el Ebro lo hace con la más modesta ciduad de Zaragoza, desde donde escribo esta entrada - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH.

Sufrir con dignidad las fiestas populares… o cómo cruzarse con la comparsa de cabezudos y no morir en el intento

Política y sociedad

Es verano. Todavía. Durante unas semanas. Y es tiempo de fiestas populares. En algún momento de la transición política española, se decidió que ante la gran seca la gran remojada, y que si las expresiones de alegría popular habían estado reprimidas durante 40 años, pues que tocaba que todo el mundo tenía sus fiestas. Y así, en cuanto llega el buen tiempo, los barrios zaragozanos, supongo que algo similar pasará en otras ciudades, van turnándose a la hora de organizar sus festejos.

Cabezudo

Uno de los cabezudos del barrio San José, azote de los adolescentes habitualmente, le suelta unas monerías a los más pequeños - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH

En algún caso, la cosa llega al extremo de que alguna calle tiene sus propias fiestas. Y así, una semana antes del Pilar, se celebran las fiestas de la calle Boggiero. O se celebraban. La verdad es que hace 20 años desde que presencié las últimas y en estos momentos no tengo ni idea de como van las cosas en esa zona de la ciudad. Pero centrémonos en lo que estamos. Yo vivo en el barrio de San José. Se llama así por un antiguo convento que había por el lugar. El San José en cuestión, entiendo que era el pater putativus de aquel infante que nació en Belén y cuyos fanáticos seguidores tanto mal han dado en la historia del mundo. Pero como la festividad religiosa de dicho santo cae en marzo, a los responsables del lugar se les ocurrió que como el 25 de agosto se celebra la festividad de otro San José, el de Calasanz, mucho más aragonés que el anterior, donde va usted a parar, pues que montaban el jolgorio en esas fechas. Así que cada final de agosto, el salir de casa en mi barrio se convierte en actividad de riesgo.

Cabezudo y diablo

Además de los cabezudos, un maligo diablo rojo zancudo, acompaña la comparsa maldiciendo a los asistentes - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH

Y el principal motivo de riesgo es la charanga de cabezudos. El presupuesto no da para gigantes, sólo tres o cuatro cabezudos, que van recorriendo las calles del barrio encorriendo(*) o siendo encorridos por la chavalería del barrio. Por lo tanto, cortes de tráfico, líneas de autobús desviadas, policias locales jodidos bajo el sol malencarados con quienes se acercan a preguntar… Lo de costumbre. Pero todavía es más grave si tienes que meterte en medio del guirigay. Este año, las circunstancias han hecho que haya tenido que atravesar la muchedumbre de menores y algún mayor con complejo de Peter Pan en un par de ocasiones. En ambas he sido embestido por algún zagal de entre 11 y 14 años. En la segunda ocasión, lamentablemente, el zagal llevaba un vaso con horchata en la mano, ocasionando el consiguiente desastre en el polo que yo vestía en ese momento. Poca cosa, para lo que podía haber sido.

En fin. Que afortunadamente todo se acaba. Y que hasta el año que viene.

Cabezudo descabezado

De vez en cuando, hay que hacer un descanso; ser portador de la cabeza y perseguir a la chavalería debe ser algo muy cansado - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH

(*) Encorrer: Correr detras de alguien. Perseguir a alguien corriendo. Es un verbo de uso común en Aragón, un localismo que por algún motivo que desconozco, más allá de su tradicional castellano-centrismo, parece ser que no es del gusto de la RAE, y no lo ha incluido nunca en su diccionario.

.

You Will Meet a Tall Dark Stranger (2010)

Cine

You Will Meet a Tall Dark Stranger (2010), 31 de agosto de 2010.

Sí. El título en inglés. Que la he visto en versión original subtitulada. Y porque además, de nuevo el desalmado titulador de películas en castellano ha hecho de las suyas, y nos propone un título, Conocerás al hombre de tus sueños, que es engañoso, inexacto y desvirtúa por completo al original. Siempre he opinado que al de los títulos y al traductor de los doblajes habría que declararlos como criminales contra la humanidad. Y me reafirmo. En fin. Estamos ante la penúltima de Woody Allen. Y digo penúltima, porque como sucede habitualmente, cuando estrena su película anual, ya está rodando la siguiente. Y si es de Woody, es garantía de que a priori la opinión se polariza entre quienes lo aman y quienes lo soportan. Intentaré se ecuánime. Que no objetivo, que es algo imposible.

Sinopsis

Dos matrimonios, los formados por Helena (Gemma Jones) y Alfie (Anthony Hopkins), ya disuelto, y el de su hija Sally (Naomi Watts) con el escritor Roy (Josh Brolin) se encuentran en una encrucijada que va a producir grandes cambios en sus vidas, catalizado todo ello por las visitas que realiza Helena a una médium cuyas predicciones parecen cumplirse fielmente en cuanto la incauta las comunica a su familia.

Helena, enganchada a la médium y al scotch, busca el misterioso desconocido que la sacará de la soledad y la llevará a una otoñal felicidad. Mientras influirá con las «predicciones» que recibe sobre Sally, frustrada por una vida familiar sin hijos y por un trabajo que no acaba de satisfacerla a pesar del cuelgue que se le viene encima con su atractivo jefe (Antonio Banderas). Por su parte, Roy, el marido de ésta, busca salir de su incapacidad para escribir una novela que repita el éxito de la primera que publicó y que lo apartó de su carrera en la medicina, al mismo tiempo que se cuelga de la atractiva vecina de origen indio (Freida Pinto) a la que espía por la ventana, y a la que acabará conociendo. El cabeza de familia, Alfie, busca con desesperación la forma de burlar a la vejez a base de gimnasio, de viagra, y de casarse con una «actriz» de físico espectacular (Lucy Punch) que ejerce el oficio más antiguo del mundo «de vez en cuando por necesidad» aunque con gran afición. Ninguno de los caminos que toman los cuatro protagonistas les llevará necesariamente a un final feliz… o sí… o aparentemente…

Dirección y producción

Siendo una película de Allen, la producción es sencilla. Un magnifico trabajo de localización de exteriores e interiores en Londres, una buena fotografía, una excelente banda sonora a base de piezas de música clásica y de jazz, encabezadas por la icónica When You Wish upon a Star interpretada Louis Armstrong Leon Redbone, y un reparto de campanillas que habrá rebajado notablemente sus cachés sólo por el objetivo de aparecer en los títulos de crédito de una película del director neoyorquino. La misma receta de siempre.

Con una historia que contiene elementos vistos una y otra vez en las películas de Allen. Las dífíciles relaciones humanas y familiares, la búsqueda del amor, o la compañía, el miedo a la soledad, a la vejez o la muerte, las relaciones entre hombre maduros y mujeres jóvenes, la crisis del autor creativo, los elementos religiosos o supersticiosos en la conducta humana,… en fin, lo de siempre. Lo que pasa es que de alguna forma, en esta ocasión la cohesión del conjunto no es tan perfecta. Las piezas no encajan con la suavidad de otros filmes. La historia no se desarrolla con la misma fluidez. Y finalmente, es una de las películas, por sus desenlaces, más pesimistas del director. Lo cual no contribuye a mejorar la sensación del conjunto.

Interpretación

Los cuatro protagonistas están muy bien, a pesar de tener que ir remando constantemente contra el lastre que supone esa falta de cohesión global. Especialmente me gustan Gemma Jones y Brolin, pero todos lo hacen bien. Son intérpretes con mucho oficio. Entre los secundarios, Lucy Punch logra también componer un excelente personaje, uno de los más sinceros de la película a pesar de «su oficio». Sin embargo, tanto Banderas como la guapa Freida Pinto quedan muy sositos. Por un lado, probablemente son los interpretes con cualidades más limitadas del elenco, y por otro, sus personajes tienen muy poco recorrido personal y están ahí simplemente como motores del comportamiento de otros personajes. Realmente, no era necesario mucho nombre para interpretar con dignidad oficio estos papelitos. También aparece brevemente mi admirada muerta resucitada, Anna Friel; pero realmente apenas se puede valorar su pequeña aportación.

Conclusión

No es de lo mejor del director neoyorquino ni mucho menos. Es la segunda película producida por una productora española en la carrera de Allen, y lamentablemente, sin ser tan mala como la primera, tampoco es una gran cosa. Todo ello en términos relativos claro. Porque una película corrientita del director como ésta tiene más elementos positivos que casi todo lo que se estrena hoy por ahí en materia de comedias. Pero bueno,… esperemos que le vuelva la inspiración en un futuro.

Calificación

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva:
*** (pero por los pelos, que también le podrían ir sólo **)

Puente sobre el Gran Canal en Camden Town Markets

Tengo la impresión de que algunas escenas podrían estar rodadas en el entorno del puente sobre el Gran Canal en Camden Town Markets, Londres - Fujifilm Finepix F10