Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Jóvenes coreanas en un día de fiesta con vestido tradicional en el palacio de Gyeongbokgung en Seúl.
En los últimos tiempos he estado con mucho trabajo y con mucho lío en otras cuestiones. Se verá que hay más días en los que no publico nada en este Cuaderno de ruta que de costumbre. Esta semana me he saltado el martes y el jueves. Y casi el viernes, porque estoy cansado y me daba pereza. Y también ha influido en mi ritmo de lectura. Normalmente, el comentario de estos dos primeros volúmenes del relato gráfico de la coreana Yudori, pero que escribe en francés, lo tendría que haber escrito la semana pasada. Pero no terminé a tiempo el segundo volumen. Ahora explico lo de los volúmenes. Digamos que todo empezó un día que, haciendo tiempo, me metí en la FNAC a hojear libros. No con intención de comprar, hace tiempo que no compro libros en grandes superficies. Más bien con la curiosear novedades.

Entre las novedades de novela o relato gráfico, o cómic, como lo queráis llamar, vi el primer volumen de los dos que voy a comentar hoy. Traducido al castellano. Lo hojeé. Y así de entrada, me pareció que tenía unas ilustraciones muy bellas, muy estilizadas, muy limpias, pero también expresivas. Así que me interesé por la reseña argumental,… dos jóvenes coreanos a finales de los años 20 del siglo XX, o principio de los 30, en plena colonización de la península coreana, Chosón, por los japoneses. Inmediatamente supuse por dónde irían los tiros. Un mezcla de romance juvenil con mirada atrás a unos años conflictivos en todo el mundo, esos que precedieron a la sucesión de guerras que azotaron el mundo. Tiempos de inquietud política y social, de cambios profundos, especialmente en esas sociedades asiáticas, cerradas al cambio durante siglos, y que se enfrentaban a una modernización, no siempre bien digerida. No lo compré, porque miré el título original, y comprobé que el título original estaba en francés, no en coreano. El coreano no lo entiendo, pero el francés sí lo leo sin problemas. Así que me fui a casa y lo busqué en alguna tienda en línea. Lo encontré sin problemas, y ademas comprobé que estaba a punto de salir al mercado el segundo volumen. En octubre leí el primero, en noviembre el segundo. Ahora, lo que más lamento, es que hasta dentro de un año no podré seguir con la lectura, porque obviamente no ha terminado, y tengo la sensación de que va para largo. Y eso que son tomos de generoso grosor.
Los protagonistas son dos adolescentes, que viven bajo el mismo techo mientras estudian su bachillerato o equivalente. Ella es la hija mimada de un empresario, que juega a ser una chica moderna. Coqueta, consentida, inteligente, con ganas de una libertad que en principio no está al alcance de las mujeres. Él es el hijo de un noble o alto funcionario del antiguo régimen del país, muy venido a menos, su padre fallecido, y su madre y él mismo acogidos y protegidos por el padre de la chica. Entre los dos surgen disputas, y diferencias de visión de la vida y de la sociedad. Ella, moderna; él, tradicional. Ella adopta un nombre japonés; él es fiel a su nombre coreano. Ella es caprichosa y algo insolente, aunque buena chica; él es austero y moralista. Y sin embargo, es evidente un hecho, aunque no lo quieren reconocer, se atraen mutuamente y poderosamente.

El primer volumen actúa como presentación de los principales personajes, y de los secundarios habituales, así como del entorno social y político en el que se mueven. El segundo, todavía en el instituto, empiezan a tomar conciencia sobre las realidades de ese entorno. Él, hacia los movimientos izquierdistas que se mueven en la oposición nacionalista; ella, en el conformismo con el statu quo y con ganas con ir a estudia a Japón, como lugar que representa la modernidad para la tradicional sociedad coreana. Y de fondo, el colonizador. Opresor, y represor.
Yudori se lo toma con calma y presta atención al detalle. Procura constantemente ser fiel en sus ilustraciones a la época. Ilustraciones que como digo son limpias y elegantes. Y el nivel de los textos es bastante bueno también. No he conseguido conocer muchos detalles sobre la vida de la autora. Surcoreana. Pero que escribe en francés. Supongo que es en el país vecino donde ha estudiado y ha comenzado a desarrollar su trabajo. Desde luego, estoy muy interesado en seguir la lectura de esta saga. Y no descarto que, mientras tanto, busque alguna de las otras obras ya publicadas, por alguna de ellas tiene muy buena pinta.





































