[Cine] Jay Kelly (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Un atardecer en Cortona, ciudad medieval al sur de la Toscana.

Jay Kelly (2025; 57/20251208)

Hoy voy a comentar la última película de estreno que he visto. Y lo hago saltándome las dos anteriores. Y es que tenía a mano unas fotografías de la Toscana, que son adecuadas para ilustrar la entrada, y he decidido aprovechar, porque, aunque no tan agobiado como las últimas semanas, sigo con poco tiempo disponible. Así que vamos con una película Noah Baumbach rodada a mayor gloria de su protagonista, George Clooney. Clooney es uno de los poco actores que saltan con éxito de la pequeña pantalla, gracias a su papel de pediatra en urgencias, y tiene un par de Oscar, uno por actor de reparto y otro como productor. Pero no tiene un premio gordo actoral. Supongo que Baumbach pensó que había que darle la oportunidad.

Baumbach, asociado en gran medida al concepto de cine independiente, es un director que me cae bien… desde Frances Ha, creo, aquella película que rodó con una cámara fotográfica como una que tengo por casa, pero que eso era lo de menos, porque la película tenía mucha alma y merecía mucho la pena. Y ha ido teniendo sus momentos buenos, tanto en su rol de director como en el de guionista. Y en esta ocasión se ha venido arriba, se ha aliado con Netflix, no es la primera vez, y ha jugado más fuerte… emulando a Fellini. Porque está claro que Baumbach se inspira en el genio italiano para plantear y rodear su película. La historia de un actor veterano al que van a dar un premio en la Toscana, y emprende un demencial viaje en tren desde París hasta Italia, tras los pasos de una de sus hijas, la menor, tras haber intentado en vano que la mayor le acompañe. Por que el actor (Clooney) ha tenido un gran éxito en su carrera como actor, pero a costa de ir perdiendo familia y amistades por el camino.

Lo lógico sería considerar que la inspiración felliniana de Baumbach sea 8 ½, en la que era un director de cine el que se perdía en sus recuerdos. Sin embargo, cuando caí en la cuenta que el director neoyorquino estaba emulando al de Rímini fue en una escena en el tren, el Arlecchino preservado de la serie ETR 250 de los ferrocarriles italianos, un elegante electrotren para servicios de prestigio. Y esa escena me recordó a alguna otra de Amarcord, película en la que Fellini echó una nostálgica mirada atrás, hacia su infancia en la ciudad costera del Adriático. Lo que sea, el caso es que, aunque con el protagonismo absoluto de Clooney, Baumbach plantea una película coral, con muchas caras conocidas del cine de ambos lados del Atlántico, llena de nostalgia, buen humor, y ¿reflexiones personales?

El caso es que Baumbach es buen director, pero no es Fellini. Y Clooney es una actor simpático y con presencia, pero no es Mastroianni. Y las nostalgias de Fellini eran propias, era el autor desnudándose en la pantalla. Y no a otro. Y además era el absurdo italiano, más demencial en ocasiones, más profundo en otras. Clooney está muy bien. Como lo está Adam Sandler, el segundo personaje que más aparece en pantalla. El resto, en una película tan coral, salvo Laura Dern que agunta algo más, tienen pasos fugaces, aunque hay mucho famoseo como ya he dicho. No obstante es una película recomendable y divertida. Probablemente su paso por las salas de cine ya habrá terminado, fugazmente, porque es producción de Netflix y ya está disponible en su catálogo. Así que es claramente una recomendación para los suscriptores de la plataforma, que tienen pocas ocasiones de disfrutar de buenas películas entre las muchas que estrenan estas gentes.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; entretenida serie surcoreana, realmente peligrosa para la salud de los televidentes (de verdad)

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Fotos en serie. Ingwangsan es una montaña que está en Seúl, y no en una provincia lejana a la capital surcoreana. Pero servirá de forma adecuada para ilustrar esta entrada.

En los últimos tiempos, creo que ya lo he comentado en alguna ocasión con anterioridad, me cuesta encontrar teleseries surcoreanas que me enganche. Ya he dicho muchas veces que, con frecuencia, son guilty pleasures que me entretienen los fines de semana. O sea que no se trata de calidad. Pero se trata de simpatía, a veces empatía, o simplemente diversión sencilla. Hasta tal punto es así que, en unas semanas en las que he estado un poquito abrumado con distintas cuestiones, y necesitaba algo de relax sin pensar al llegar a casa, he tirado de «archivo» y he vuelto a ver Resident Playbook, derivada de la excelente Hospital Playlist. La serie de los residentes de obstetricia y ginecología ha crecido en mi memoria. Y efectivamente la he disfrutado mucho, más, en su segunda visualización.

Pero previamente acabe de ver las dos temporadas de Sulkkundosiyeojadeul [술꾼도시여자들, mujeres bebedoras de ciudad], que en inglés/castellano la encontramos como Work later, drink now / Más beber y menos trabajo. Una serie que podemos encontrar en su primera temporada, de 2021, en Amazon Primer Video, pero cuya segunda temporada, de 2022-2023, hay que buscar en BiliBili, necesariamente en versión original subtitulada en inglés. Lo cual no me supone un problema, pero es un rollo para ver. Cada una de estas temporadas consta de 12 episodios de entre 30 y 45 minutos. Los primeros episodios de cada temporada son más cortitos, y se van alargando. De la misma forma que esos episodios cortitos tienen sabor a comedia de situación, mientras que conforme se alargan en la temporada adquieren más tono de drama.

La fórmula de la serie no es la primera vez que me la encuentro en las series surcoreanas. Tres amigas, de personalidades muy diferentes, pero muy unidas, que se llevan muy bien, confían unas en otras, mientras navegan por la vida con sus problemas laborales, familiares y algún romance que otro. Una es muy profesional y responsable, guionista de televisión, Lee Sun-bin, otra es muy atractiva físicamente, pero de carácter superficial, profesora de yoga, Han Sun-hwa, y la tercera, reservada y con un fracaso profesional como profesora de instituto, dedicándose a la papiroflexia en una canal de algo parecido a Youtube, Jung Eun-ji. El único fijo masculino es un colega de la primera, y principal interés romántico de esta, Choi Siwon. Las interpretaciones son bastante buenas, y es una serie bien hecha, con buenos guiones, muy entretenida, y cuyas protagonistas generan mucha empatía y simpatía. Pero…

Sí. Tiene algunos peros. Y es que la serie es aberrante en una serie de cuestiones que, si influyen en los telespectadores, especialmente en las telespectadoras, pueden influir muy negativamente en la salud de las mismas. Y lo digo en serio. Soy profesional de la salud, médico, y ha habido momentos en los que, sencillamente, me he horrorizado con la propuesta. Especialmente grave por la simpatía de la serie. La primera está ya en el título; la desmesura en la ingesta de bebidas alcohólicas, que en ningún momento se ve como un hábito tóxico de consecuencias nefastas, más allá de los chascarrillos cómicos asociados a la embriaguez. Con el ritmo de ingesta que muestran en la pantalla, estas mujeres de treinta años tienen que tener un alcoholismo implantado, alteraciones físicas y metabólicas importantes y descomposición del ambiente laboral y familiar. Y si no en ese momento de su vida, sucederá pronto. Y nada de eso se ve ni se plantea. Hay que considerar que por el metabolismo propio de la mujer, el impacto del alcohol y sus metabolitos en las mujeres es mayor que en los hombres. Esta glorificación del consumo de alcohol me ha parecido un horror. Y se da con frecuencia en las series surcoreanas, en las que los consumos desmesurados de soju y cerveza son frecuentes. Desconozco la realidad del alcoholismo en el país asiático, pero si las series son un reflejo de la realidad, será un problema importante.

El otro tiene que ver con uno de los arcos dramáticos de la serie. Algunos podrían considerar espóiler lo que voy a comentar a continuación, quedáis avisados…

… … …

Al final de la primera temporada, e indicando por dónde va a empezar la segunda temporada, a una de las chicas, con treinta años, se le diagnostica de un cáncer de mama, que ha de ser operado y en el que se encuentra incluso alguna progresión del tumor a ganglios linfáticos. A la joven se le indica tratamiento quimioterápico, como es lógico. Por mucho tumor que se haya retirado en la intervención quirúrgica, el cáncer de mama es más agresivo y propenso a recidivas graves cuanto más joven es la mujer. Y treinta años de edad es ser muy joven. Pero la joven, con sus amigas, se retiran durante un año a vivir en la naturaleza, vida «sana», ambiente puro, en lugar de tratarse. Y hay final feliz. El tumor no reaparece. ¡¡¡ ESTE PLANTEAMIENTO ES UNA IMBECILIDAD !!! Podría admitir que la intervención quirúrgica elimina el tumor, sin que existan micrometástasis a distancia. Pero la chica quedaría curada yéndose a la montaña como en la serie, quedándose en Seúl trabajando o de viaje en las Chimbambas. Lo que no se da es que se cure precisamente por irse al monte a un tienda de campaña conviviendo con los insectos y los jabalíes. Este tipo promoción de las pseudoterapias ha producido, y me consta por he conocido a pacientes en situaciones similares, muertes que se podrían haber evitado. Las series de televisión, especialmente las que tienen un impacto, tienen una responsabilidad. Y esta es aberrante al respecto.

La serie… ¿es recomendable? Pues no sé qué decir. Es buena desde ciertos puntos de vista, pero nociva desde otros. Muy nociva.

[TV] Cosas de series; médicos, cirujanos, técnicos de radiología y otros sanitarios en Japón

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Como no tengo fotos de hospitales o servicios médicos en Japón, me limitaré a poner algunas escenas urbanas de Gifu.

En su momento ya comenté algunas cosas relacionadas con las series surcoreanas que se desarrollan en ambiente sanitario. También cuestiones relacionadas con la ética asistencial o la bioética, donde se manifestaban claramente conservadores; maniqueamente conservadores. Y como no hablar de la que es una de mis series favoritas surcoreanas, y su derivada, también en un ambiente de hospital. En todas las filmografías televisivas, periódicamente aparecen series sobre cirujanos, urgencias y otros servicios médicos, que suelen atraer a los espectadores. Claro… a costa de sacrificar notablemente la verosimilitud de las situaciones planteadas. Aunque siempre hay honrosas excepciones. En los últimos meses, he podido ver varias series en Netflix con estos temas, pero realizadas en Japón. Que siempre tienen un punto distinto, muchas veces excéntrico o raruno. Vemos.

Kōnodori [コウノドリ, cigüeña], conocida por el mundo como Dr. Storks (Doctor Cigüeña), nos lleva por las vidas y andanzas de un servicio de obstetricia en un hospital japonés. Un poco como sucedía en Resident Playlist, pero menos centrada en los residentes, y con un protagonista excéntrico, que se apellida como el título de la serie, aunque en ocasiones se oye pronunciar konotori. Tori 鳥 es ave en japonés, aunque muchas veces, cuando se usa solo o en el ámbito gastronómico suele significar pollo. Así pues, el doctor Cigüeña es el héroe de la función, que rodeado de residente, matrona, otros compañeros, y algún antagonista cascarrabias, va tratando situaciones complejas en cada episodio. Suele pasar en estas series japonesas que se utilizan también para lanzar mensajes educativos a los espectadores. No falta la escena en la que se suelta una parrafada claramente dedicada a que los espectadores aprendan algo útil. El protagonista (Gô Ayano), además, es un consumado pianista, aunque su identidad como pianista es anónima, y pocos saben que es a la vez obstetra. También es costumbre que el protagonista, macho, suela estar acompañado de una coprotagonista, hembra, que suele ser una residente (Mayu Matsuoka), algo torpona, pero muy voluntariosa, monilla, y de buen corazón. Tópicos constantes en la representación de género en las series niponas. En cualquier caso, se deja ver con agrado, y funciona razonablemente bien. Tiene dos temporadas.

Hace años, en Amazon Prime Video, me lo pasé muy bien con la serie Dokutā X 〜 gekai Daimon Michiko [ドクターX〜外科医・大門未知子〜, Doctora-X, cirujana Michiko Daimon], comúnmente conocida simplemente como Doctor-X. Una serie muy divertida, que llevaba al absurdo la incompetencia general de los cirujanos de una hospital universitario ficticio en Tokio, frente a la infalibilidad de su protagonista (Ryôko Yonekura). Me lo pasé muy bien. Y cuando visitamos Japón en 2019, en un anuncio luminoso en el famoso cruce de Shibuya pudimos ver que se anticipaba una nueva temporada de la serie. Nunca llegó a estrenarse en Prime Video. Ni esa, ni la siguiente. En total, la serie tiene siete temporadas, de las que en la plataforma de Amazon están disponibles cinco. Y curiosamente, una película, un largometraje, de 2024, que de alguna forma sirve para cerrar definitivamente la historia de los personajes principales, al mismo tiempo que nos informa sobre su pasado. La serie estaba muy bien, la película es floja, floja, floja… No voy a entrar más. En cualquier caso, cualquier parecido de las situaciones planteadas por la serie y la película con la realidad es pura coincidencia. Una parodia de tomo y lomo.

En estos momentos, está en emisión, no ha terminado todavía, una serie, 19 Banme no Karute [19番目のカルテ, algo así como la especialidad médica nº 19] que me ha dejado absolutamente atónito. En inglés español se titula The 19th medical chart/La 19ª especialidad. Y esa especialidad es… médico general. Es decir,… lo que tradicionalmente es el médico no especialista. Es cierto que en España la situación es confusa, y lo digo desde el punto de vista de que soy médico y corro el peligro de cabrear a algunos de mis compañeros, y se creó una especialidad, Medicina de Familia y Comunitaria, que por la trasposición de una directiva europea a la norma española ha acabado siendo el requisito para trabajar de médico general para el sistema público de sanidad. Lo cual entra en una contradicción esquizofrénica en la que una especialidad, y los que la cursan defienden a capa y espada que son especialistas, capacita para ser… médico general. Cosas que pasan. En la serie, en un hospital… contratan a un médico general… que utilizan unas técnicas extrañísimas, casi esotéricas, para definir lo que es la visión integral del médico general… o del médico de familia. Nada que ver con la realidad. Se repite el binomio de protagonista masculino sabio (Jun Matsumoto) y pupila femenina joven, mona, voluntariosa,… y torpona al principio (Fuka Koshiba). Pero no me ha convencido… he visto seis episodios, y tengo pocas ganas de ver más. Ya veremos. Aquí lo dejo.

Y luego tenemos Radiation house, en inglés en el original. También hay dos temporadas, pero de momento sólo están disponibles en Netflix la primera temporada y un episodio especial que sirve de resumen global de la primera temporada. Y aquí también entramos en el terreno de lo extraño e incomprensible. Aquí los héroes no son médicos, sino técnicos de radiología. Los siete técnicos del servicio de radiología de un hospital, al que llegan dos nuevos, un joven extraño (Masataka Kubota) y una joven normal (Alice Hirose)… joven, mona, voluntariosa, torpona, etc etc etc. Aunque el personaje principal femenino es una radióloga (Tsubasa Honda)… menos joven, mona también,… y sorprendentemente incapaz tal y como la presentan en la serie. Y que es la amiga de la infancia del protagonista que, aunque es médico especialista, sin que nadie lo sepa, o casi nadie, trabaja de técnico para apoyar a su antigua amiga, que parece no acordarse de él y por la que está colado. Situaciones irreales, con técnicos haciendo tareas no habituales en ellos, al menos en España, y… desconcierto absoluto para quien conozca el ambiente de estos servicios en nuestro medio. Casi nada que ver con la realidad. Pero es razonablemente entretenida. Qué se le va a hacer. Por lo demás, sigue esquemas similares a las anteriores series.

Lo que comentaba, comedias/dramas o mezcla de ambos, que siempre tienen un punto extraño, raruno, que nada tiene que ver con la realidad que conozco, siendo médico, de lo que pasa en los hospitales. Es lo que hay.

[Cine] The Thursday Murder Club (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. La acción de la novela/película transcurre en la ciudad ficticia de Fairhaven, en el condado de Kent, Inglaterra. Obviamente, uno no puede visitar un lugar ficticio, pero Canterbury también está en el condado de Kent, como su propio nombre indica.

The Thursday Murder Club (2025; 38/20250828)

Recupero el comentario de la película que me salté hace unos días, una película de reciente estreno en Netflix, que adapta una famosa novela de este género que se ha puesto de moda y se ha dado en llamar «cozy crime» o «cozy mistery». Novelas detectivescas o policiacas que se caracterizan por un tono ligero, amable, con un tono de comedia, con protagonistas simpáticos, muchas veces no profesionales de la acción detectivesca. En realidad, es un género que tiene ya sus años, pero que parece que ha revivido últimamente. Incluso yo he leído la novela, tras la recomendación de una compañera de trabajo. Aunque la novela me entretuvo, no hubiera pensado yo que me fuese a interesar especialmente la película, porque tampoco es que acabara entusiasmado con la lectura. Simplemente, una lectura intrascendente y amable. Así que cuando me enteré que con Chris Columbus como director nos llegaba esta película…

… a pesar de que Columbus no me entusiasma, el reparto me parecía excepcional. Me parecía muy difícil que este grupo de veteranísimos intérpretes, la mayor parte de ellos británicos, no sacasen adelante la película. La trama… pues ya la comenté en su momento, cuando la novela. En una residencia para personas mayores de absoluto lujo en algún lugar del sur de Inglaterra, se comete un crimen, al mismo tiempo que los especuladores inmobiliarios amenazan con cargarse la residencia. Pero allí está el Club del Crimen de los Jueves (Helen Mirren, Pierce Brosnan, Ben Kingsley, Celia Imrie), dispuesto a resolver un crimen actual y no ha entretenerse con viejos casos sin resolver. Lo harán cola colaboración de una joven agente de policía (Naomi Ackie), poco valorada por sus jefes. Y enfrente tendrán a malvados como Tom Ellis o David Tennant. Y otros secundarios de ringo rango como Jonathan Pryce.

No perderé mucho tiempo en comentar una película que se defiende sola gracias al reparto, lleno de desparpajo, simpatía y oficio, en el que destaca especialmente Mirren, como de costumbre, pero sin desmerecer ni un pelo a cualquier de los demás. Columbus se limita a tirar de oficio para hacer una realización razonablemente adecuada para que el elenco se luzca, al mismo tiempo que, probablemente, se lo pasa de miedo con este trabajo, y el público se entretenga con espectáculo amable y palomitero. Ideal para familias que cenan en casa el fin de semana, piden comida a domicilio para no trabajar demasiado y se entretienen con ella.

¿Es recomendable? Sí, por qué no. Creo que ya lo he dejado claro. Esta no va a ser una película que opte a los Oscar ni nada por el estilo. No tiene mayores pretensiones. Al fin y al cabo, ese es el tipo de cine que ha hecho Columbus a lo largo de su carrera. Y si encima hay un buen trabajo actoral, y cuando termina te deja de buen humor, ¿qué más quieres pedir? Pues eso. Ahora bien, dentro de un tiempo no será más que un ligero recuerdo agradable… salvo que decidan que hay material para segundas partes y vuelvan por sus fueros. Pero, ¿es necesarios? Ya no lo tengo tan claro. Y me voy a tener que poner las pilas, porque aun tengo dos estrenos vistos pendientes de comentario… Tendré que seguir con dos entradas cinematográficas a la semana, en una segunda quincena de septiembre en la que probablemente me falte el tiempo para muchas cosas.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; hoy es Miércoles… o en inglés, Wednesday

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. El tiempo nublado y algún cementerio que otro en Cornualles me servirán para ilustrar la «tétrica» entrada de hoy.

Wednesday es una de las series de más éxito de Netflix. Lo curioso es que, estando claramente dirigida al público adolescente, al cabo, no deja de ser una serie de institutos, con magia, una versión oscura, y anterior, a Harry Potter. Y sin embargo, en los días previos y posteriores al estreno de la segunda temporada, encontré a muchos adultos hablando de ella, que si la había visto, que se divirtieron con la primera temporada, etc, etc, etc. Me pareció curioso. Vi la primera temporada y… aunque relativamente entretenida, no acabó de entusiasmarme. Por lo que realmente no había hecho especiales planes para ver la segunda.

Pero he aquí que veo que existe esta expectativa. Y que además, los comentaristas en la red de redes dicen todos, o casi todos, que es mejor que la primera temporada. Esta segunda temporada se estrenó en dos bloques. Creo que en julio se estrenó el primer bloque de cuatro episodios, no recuerdo cuando, y a principios de septiembre el segundo bloque con otros cuatro episodios. Ocho en total. Con duraciones variables. Los más largos de una hora, incluso larga, y los más cortos de apenas tres cuartos de hora, sin llegar. Eso suele estar bien. Suele querer decir que en el montaje del episodio han ido a lo interesante. Si tenían mucho material y mucha historia que contar… se alarga algo. Y si no, pues más cortito que no pasa nada. Una estupidez lo de llegar a un determinado minutaje, algo propio de las televisiones con programación fija y anuncios de toda la vida, en las que la duración de las series estaba a merced de las pausas e intereses publicitarios. Bueno.

El caso es que decidí verla, y empecé con los primeros cuatro capítulos poco antes del viaje a Luxemburgo. Si me gustaban, seguiría con los cuatro últimos. Y si no,… tal día haría un año. El caso es que en cuanto estrenaron esos últimos episodios, me los merendé casi de tirón. Esta segunda serie es muuuuuuuuucho mejor que la primera. En primer lugar, Wednesday (Jenna Ortega) quizá sea el personaje principal, pero esta segunda serie podría perfectamente haber sido una temporada de una serie titulada The Addams Family. Porque todos ellos tienen su momento y su importancia. Y especialmente, Morticia (Catherine Zeta-Jones), al jugar en la trama transversal y principal con los conflictos generacionales dentro de la familia. Pero sobretodo, lo importante es el ritmo y la aventura que presentan los distintos episodios. Tras los tres primeros más de presentación, tenemos un excelente cuarto episodio, en el frenopático, que además de ser casi antológico en sí mismo, pone en marcha la acción continua y divertida de los cuatro que llegaron en septiembre. Un diseño de la temporada excelente, que ha asegurado una diversión absoluta, en este drama familiar, y de instituto, que al mismo tiempo se convertía en un procedimental con Wednesday al frente de los «investigadores» de los misterios.

Lo tengo muy claro. Si han de seguir así. Así como la otra serie estelar con personajes infantiles/adolescentes de Netflix conforme fueron pasando las temporadas cada vez me cargó más y llegué a aborrecerla, esta me ha parecido ingeniosa, bien escrita, bien rodada, y muy equilibrada en sus distintos elementos. La segunda temporada, digo… porque mi recuerdo de la primera sigue siendo muy flojo. Quizá uno de los aciertos más importantes de la temporada es que no han obligado a Wednesday a tener un interés romántico… que no le pega nada en absoluto. Entre otros muchos. Y lo más flojo… que me hace gracia que les llamen outcasts o marginados, cuando en realidad son todos una panda de pijos de mucho cuidado, con la protagonista a la cabeza. Y oye,… que no reconocí a Billie Piper y no me he dado cuenta que salía hasta que he redactado esta entrada. Qué cosas.

[Cine] Materialists (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Conseguí una de mis cámaras de formato medio más queridas en Nueva York en 2013. Y esa tarde la estrené con dos rollo de película en blanco y negro en el entorno del puente de Brooklyn. Un éxito.

Materialists (2025; 36/20250820)

Cuando leímos unas críticas estupendas sobre esta película dirigida por Celine Song, una de cuyas películas tanto nos gustó hace no muchos años, y teniendo en cuenta que tenía un reparto (relativamente) prometedor, y con unos horarios decentes para la sesión en versión original, no hubo duda. Había que verla. Las expectativas eran altas, por el buen trabajo de la directora en la película cuya reseña he enlazado. Por lo tanto, había cierto riesgo de quedar defraudados. Ahora os lo cuento.

Lucy (Dakota Johnson), la protagonista, es la casamentera estrella de la delegación en Nueva York de una empresa dedicada a emparejar gente con vistas a un matrimonio. Una casamentera, una agencia, que ve el matrimonio como un negocio a largo plazo entre dos personas que aportan un valor semejante al mismo. Un valor que se puede medir de forma efectiva en términos de edad, físico, estudios, nivel cultural, ingresos anuales, y una serie de parámetros bien definidos. Lucy tiene en su haber una relación rota con un aspirante a actor (Chris Evans) cuyo valor en este negocio tiende a cero. Y comienza una relación con un hombre (Pedro Pascal), el hermano de un cliente, cuyo valor tiende a ser de 100 sobre 100. Pero las cosas no salen como parecen. Y una mala experiencia de una de sus clientas más próximas (Zoe Winters) le hará empezar a plantearse muchas cosas. Sobre su negocio. Pero también sobre sus relaciones, teniendo que tanto el 100 sobre 100 como el cuasi cero siguen presentes en su vida.

La película tiene varias cosas a su favor. La factura de la misma, la realización a cargo de Song es impecable; tiene un estilo sobrio pero preciso y elegante, como ya demostró de sobra hace dos años, aunque esta película es más ligera, no tiene la profundidad de aquella. Otro punto a favor es la interpretación de sus protagonistas y secundarios. Incluso Johnson que hasta el momento no me había dicho nada, con películas infames y otras pasables, creo que es una actriz mucho más madura e interesante. Pero el conjunto está muy bien. Y luego está el propio planteamiento de la historia, que no deja de ser subversión del concepto de comedia romántica. Porque hay no poco de ironía e sátira encubierta en esta historia de relaciones materialistas, y romances submarinos. La crítica palmaria, que empieza por la declaración de principios que es el propio título de la película al definir el tipo de gente con el que nos vamos a encontrar, a lo superfluo, a la cultura de lo material, a los sentimientos como algo secundario que surge como consecuencia del interés personal convertido en interés común. El amor y la relación como negocio a largo plazo, inversión de por vida. Conocemos los éxitos de la agencia, pero no se nos habla de los fracasos a ese medio o largo plazo… por cierto.

Salimos del cine encantados. Las casi dos horas se nos pasaron en un vuelo, nos parecieron menos. Un estupendo entretenimiento que no deja de lanzar su mensaje, claro y concreto. Sin entrar tampoco en ponerse excesivamente trascendente. Ahora bien,… como podréis comprobar, la fecha de visualización está el subencabezado (en el que está el título de la película, el año de estreno, el número de orden dentro del 2025 (o el año que sea) y la fecha de visualización en formato AAAAMMDD) es de hace una semana casi. Nunca comento las películas que veo de inmediato. Las dejo reposar. Y me he dado cuenta que seis días más tarde, tan apenas he pensado en ella. No me ha dejado una huella fuerte. Está bien, entretiene mucho, es bastante recomendable… pero ya está. A otra cosa mariposa. No hay mucho más de lo que hablar. Nota aparte… Pedro Pascal… últimamente… ¿está en todas parte o me lo parece a mí?

Valoración

Dirección: ****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; comedia romántica en el gran norte canadiense

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No he visitado el gran norte de Canadá, así que nos conformaremos con Tadoussac, a orillas del estuario del San Lorenzo.

Hay más series canadienses de lo que parece. Lo que pasa es que la mayor parte de las veces nos creemos que son estadounidenses. O están hechas en colaboración con los vecinos del sur de Canadá, o son encargos de estos, o bien son series estadounidenses que, por cuestiones prácticas y económicas se ruedan en Canadá. Siempre recordaré que en la versión moderna de Battlestar Galactica había varios intérpretes canadienses, como Nº 8, una de mis cylon favoritas, y que los exteriores de Caprica City estaban rodados en Vancouver, si no recuerdo mal. Es un ejemplo. Pero hay bastantes más…

Luego descubrí que los canadienses son capaces de realizar comedias de situación de nivel altísimo que nada tienen que envidiar a las yanquis. Cierta tienda de conveniencia regentada por una familia de coreanocanadienses era un ejemplo muy claro. Una de las mejores comedias de situación que he visto en plataforma de contenidos en internet… y en cualquier otro tipo de plataforma o tipo de emisión. Buenísima. Por lo tanto, me he preguntado muchas veces porque no encuentro con más frecuencia este tipo de producciones disponibles en esas plataformas. Supongo que debería llegar y las podríamos ver… pero, ¿quedan sepultadas entre la inmensa oferta sin que se las promocione adecuadamente? ¿O es que no me encargo yo de buscarlas? No lo sé. Los sistemas de búsqueda en las plataformas no siempre son idóneos. Por ejemplo, los de Amazon Prime Video son realmente nefastos e inútiles en la mayor parte de las ocasiones. Los de Netflix son algo mejores, aunque manifiestamente mejoreables,… Apple TV+ tiene una oferta mucho menor y es más fácil encontrar cualquier cosa.

Así que en esas estaba con este tema cuando hace unos meses veo que en Netflix anuncian una comedia canadiense, North of north, cuya acción transcurre en el territorio de Nunavut, uno de los tres territorios que no tienen categoría de provincia en Canadá. Las provincias canadienses son más bien como los estados federados de un estado federal, no como las entendemos en las administraciones locales en España. Los territorios carecen de autonomía, y sólo ejercen poderes delegados por el gobierno federal canadiense. Pero vamos… Nunavut es como el 20 % de la superficie de Canadá, eso es como cuatro veces más extensa que España, pero vive un número de personas similar a algo más de los que viven en la ciudad de Soria, la segunda más pequeña de España, entre 35 000 y 40 000 habitantes. Un territorio vacío en el que el 85 % de la población son inuits (lo que antaño se llamaba esquimales, pero ahora no es una denominación correcta) o miembros de otras etnias de las primeras naciones (indígenas americanos antes de la invasión europea).

En una pequeña comunidad vive la protagonista de la serie, una joven inuit (Anna Lambe), madre de una niña y que todos consideran como la gran afortunada al haberse casado con el tipo más codiciado por las mujeres en edad casadera del lugar. Piloto de avión (Kelly William), y un machote. Y un machista. Y un mujeriego, lo que lleva a la protagonista a pedir el divorcio por las infidelidades. A partir de ahí, tiene que aprender a valerse por sí misma, encontrar un trabajo, y resituarse en la sociedad reducida y cerrada, que no aprueba sus decisiones, en general, porque la consideraban una privilegiada. Y esa es la base para las dificultades y vivencias de la joven, con algún que otro posible amorío en perspectiva. En paralelo, habiéndose criado como hija única de una madre soltera (Maika Harper), muy independiente, de repente se encontrará con el hecho de que hay un padre biológico (Jay Ryan), que no la abandonó, porque nunca supo que tuvo una hija.

La serie se deja ver… pero no entusiasma. Prometía maneras, pero es relativamente previsible. Y los personajes no tienen una profundidad suficiente como para que nos acabemos de entregar por completo a sus padeceres y a sus alegría. Yo, personalmente, sólo he visto dibujada con trazos muy groseros los problemas que se intuyen para el desarrollo personal de una mujer joven en una comunidad aislada, pequeña y con valores conservadores. No sé… ya veremos si le doy una segunda oportunidad si llega la segunda temporada.

[Libro] Hotel Splendide – Ludwig Bemelmans

Literatura

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. El Splendide es un trasunto del Ritz-Carlton Hotel, en Nueva York. Ya desaparecido; el actual es otro y en otra localización. Así que pasearemos fotográficamente por Manhattan para ilustrar esta entrada.

Ludwig Bemelmans quizá no dice mucho en España. Sin embargo, fue muy activo en dos ámbitos; la literatura infantil, en la que destacó la serie de libros dedicados a las aventuras de Madeline, una huérfana que vive en una escuela en régimen de internado en París, y la ilustración, siendo ilustrador de sus propios libros, así como de otras obras de otros autores. Nacido en Austria, en el Tirol del Sur, actualmente la región de Alto Adige en Italia, vivió durante muchos años en Regensburg, Alemania, ciudad que aparece en alguno de los capítulos de este libro. Siendo adolescente emigró a Estados Unidos, tras un incidente en un hotel donde era aprendiz, y consiguió la nacionalidad alistándose en el ejército en 1917, aunque no llegó a ir a la guerra en Europa por su origen austroalemán. Y cuando se licenció poco después…

Bemelmans empezó a trabajar en hoteles mientras intentaba hacerse un hueco en el mundo del diseño y la ilustración. Y uno de esos hoteles fue el Ritz-Carlton de Nueva York, de donde extrae el conjunto de episodios… ¿autobiográficos?, que constituyen la espina vertebral del libro. Cada uno de los episodios es una pequeña aventura relacionado con alguno de los pintorescos personajes que trabajaban o frecuentaban el hotel. Cada uno de ellos se podría leer de forma independiente, pero están interrelacionados, y de alguna forma ordenados cronológicamente, por lo que es conveniente leerlos en el orden en que se presentan al lector.

Este libro se considera habitualmente unas memorias altamente ficcionalizadas. Es obvio que el autor tiene un interés humorístico, y ciertamente las historias son divertidas y, en ocasiones hilarantes. El escenario de las mismas suele ser los comedores y las habitaciones del hotel, con ocasionales incursiones por Nueva York, y un viaje a Regensburg y Múnich con un compañero, en el que ambos de alguna forma «ajustan cuentas» con su pasado. La época son los felices 20, pero no faltan los elementos de crítica al ambiente social de la época, en la que contrastan las fortunas que frecuentan el hotel con la picaresca utilizada por sus trabajadores para ir medrando y sobreviviendo.

Publicado en 1941, tiene su punto de revisión de una parte de la historia de los Estados Unidos (y del mundo occidental), en la que el liberalismo económico hizo estragos, llenó de oropel y apariencias las interacciones sociales, al mismo tiempo que introducía las causas y habría el camino a la Gran Depresión y al auge de los totalitarismo que el mundo habría de sufrir en los años 30 del siglo XX. Considero que su lectura es pertinente. No en vano, estamos en época de nuevo liberalismo económico, en el que las apariencias de los poseedores de las grandes fortunas o los influencers de las redes sociales enmascaran realidades, y el nuevo progreso de ideologías populistas y potencialmente autoritarias. No voy a decir que sea una obra maestra, una de las pocas del autor dedicadas al público adulto, pero es divertida e interesante. Es recomendable, sin duda.

[Cine] Kurenai no buta [紅の豚] (Porco Rosso) (1992)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Tenía varias posibilidades para mostrar el Adriático en esta entrada. He optado por fotos de Piran, Eslovenia, una de las diversas ciudades que son denominadas «la Perla del Adriático».

Kurenai no buta (紅の豚) (Porco Rosso) (1992; 32/20250725)

He visto en múltiples ocasiones esta película, pero siempre en pantalla pequeña. En vídeo o en plataforma de contenidos. Desde hace unos años, todo el catálogo de Studio Ghibli está disponible en Netflix. No sé cuanto durará… pero ya lleva un tiempo. Una de las grandes cosas de la plataforma. Una de la pocas grandes cosas que le van quedando, en una plataforma que ha ido derivando a marchas forzadas desde las series de prestigio iniciales a productos ultracomerciales, pero de calidad dudosa en el mejor de los casos. Eso sí… producen tanto, que siempre hay alguna cosa que rascar. Pero ya he comentado que estoy a un paso de darme de baja. Pero nunca había visto en pantalla grande las aventuras de Porco/Marco, Fio, Gina, Curtiss, los Mamma Aiuto y demás entrañables aventureros de las maravillosas costas del Adriático.

Desde la primera edición, hay tres elementos que me llamaron de las aventuras de aviador italiano. La primera es la poesía nostálgica que destila la película, eso sí salpicada por las trifulcas con los «piratas» del aire y con las autoridades fascistas de esa «nueva Italia». La segunda es Fio Piccolo, el enésimo homenaje o propuesta que Hayao Miyazaki hacia jóvenes féminas, resolutivas, justas, dispuestas a pelear por lo que quieren. Sí… ya sé que el personaje de Gina está ahí… quien no se enamoraría de Gina… Pero forma parte del primer punto, la poesía nostálgica. Y la tercera es esa escueta declaración de principios que Porco/Marco enuncia al Capitán Ferrarin en una sala de cine de Milán.

ファシストになるくらいなら、豚でいたほうがましだ

«Fashisuto ni naru kurainara, buta de itahō ga mashida»

«Prefiero ser un cerdo que un fascista»

Qué apropiado, incluso, o especialmente, para los tiempos que corren. La película, detrás de su fachada, divertidísima fachada, de películas de aventuras, con no pocos homenajes al cine mudo de los años 20, y al de otras épocas, y a los principios de la aviación, tema que siempre ha fascinado a Miyazaki, es un alegato antibélico y antifascista, a favor de la libertad muy notable. Entre su dimensión poético nostálgica hay que destacar esa magnífica visión que nos regala Miyazaki cuando Porco/Marco narra a Fio su brutal experiencia en la Gran Guerra, con esa estela que cruza el cielo, de aviadores de todos los países fallecidos en combate. Una estela que recuerda a la Vía Láctea. No sé si será casualidad o será intencional, pero no puedo evitar recordar con esa escena un libro muy emotivo, que leí hace un tiempo, en el que la Vía Láctea es una línea ferroviaria que transporta el alma de los fallecidos para cruzar al otro mundo. La novela de Kenji Miyazawa también tiene dos protagonistas, dos grandes amigos, con nombres italianos, Giovanni y Campanella. A la obra se la equipara con El principito, pero fue anterior a la obra de Saint-Exupéry.

La película está llena de referencias a hechos históricos. Ferrarin fue el apellido de un as de la aviación italiana durante la Primera Guerra Mundial. El nombre del estudio, Ghibli, aparece en un motor que se va a instalar en el deteriorado hidroavión de Porco/Marco, pero es que hubo un avión italiano que llevaba esta apodo, Caproni Ca.309 Ghibli, donde ghibli es el nombre con la ortografía italiana de un viento del desierto libio. Los USAmericanos suelen pronunciar mal ghibli; suelen usar la g de «gin tonic» en lugar de la de «giving» que es la que corresponde. Pero los USAmericanos casi nunca se han preocupado de entender al resto del mundo. Miyazaki era muy consciente y por eso nos regala el persona de Curtiss, un tontolaba mezcla de Errol Flynn y Ronald Reagan. Por cierto, Curtiss suele aparecer por ahí con solo una s, pero creo que hay que considerar que su nombre es un homenaje a un constructor americano de aviones, un precursor de la aviación. Pero también, detalles como la canción que canta Gina en varias ocasiones, Le temps de cerises (El tiempo de las cerezas), que fue dedicada por su escritor a una enfermera de la comuna de París, que se dedicó al cuidado de los heridos en la semana sangrienta por la represión del derrotado ejército francés en la reciente Guerra Francoprusiana.

Con hora y media de duración, sin necesitar los excesos visuales generados por ordenador que plagan la animación actual, Porco Rosso es uno de los títulos más destacados de la obra de Hayao Miyazaki. Que es lo mismo que decir que es uno de los títulos más destacados del cine de animación. O de la historia del cine. Punto. Aunque para muchos sea desconocido o minusvalorado porque «los dibujos animados son para niños y adolescentes» o alguna tontería por el estilo. Una animación elegante, bella, con grandes paisajes, unos personajes entrañables, que nos enganchan, a los que queremos y de los que nos gustaría saber más. Una historia con alma, con corazón. Una película de esas que sientes que son imprescindibles. Que si Miyazaki no la hubiese hecho, alguien debería de haberla hecho.

Valoración

Dirección: *****
Interpretación: *****
Valoración subjetiva: *****

[TV] Cosas de series; Hollywood se mira al ombligo y se propone como candidata a premios

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No he estado en Los Ángeles, y no se cuando iré. USAmérica no apetece últimamente.

Hace unos días se anunciaron los candidatos a premios en la próxima ceremonia de los premios Emmy, los premios dedicados a los programas de televisión por excelencia en el imperio USAmericano. El equivalente a los Oscar para la pequeña pantalla. Nunca han sido unos premios que me hayan llamado mucho la atención. Hay tantas y tantas categorías… que casi es difícil que de una u otra forma, las series de televisión más populares no se lleven uno u otro premio. Sí, me centraré en la ficción televisiva. No en otros programas. Y si ya los Oscar se centran principalmente en el cine USAmericano, por mucho que en los últimos tiempos, de vez en cuando, consideren las excelentes película que se hacen en otras cinematografías, en los Emmy todavía es mucho más acusado. Así que poco interés, más allá de uno anecdótico, despiertan en mí.

Este año, no obstante, me llamó la atención alguno de los titulares. Entre las tres series con más candidaturas a premios, luego ya veremos quien se lleva el gato al agua, hay dos de Apple TV+ y una de HBO. HBO ha tenido tradicionalmente un aura de calidad. Que no sé en qué medida mantiene. Y Apple TV+ sabemos desde hace tiempo que quiere competir más en calidad que en cantidad, frente a otras plataformas de contenidos en línea más populares. No veo HBO… uno no puede esta a todo, y es una plataforma que ha dado muchos bandazos en su organización y presentación de contenidos,… o esa es mi impresión. Apple TV+ sí. Como soy usuario de varios de su servicios, por un poquito más de dinero, comparado con el coste de otras plataformas, tengo también el acceso a sus series y películas originales. Y sí… tiene series muy interesantes. Muy probablemente me dé pronto de baja de alguna muy significativa y me centre en la más reducida oferta de esta plataforma, con un importante ahorro de dinero a la larga.

La serie con más candidaturas ya fue motivo de comentario en estas páginas. Y es que Severance es una serie excelente, tanto en su factura, como en sus interpretaciones. La segunda es The Penguin, que no he visto. Es de HBO y, además, su trama procede de un universo de superhéroes de esos. Que no me atrae en exceso. Aunque creo que en esta ocasión es más de supervillanos. No sé. Realmente está muy bien valorada, tanto por el público como por la crítica. Y la tercera, también de Apple TV+, y que terminé de ver, en su primera temporada, no hace muchas semanas, es The Studio, una comedia satírica y políticamente incorrecta, con episodios que duran entre 24 y 44 minutos, sobre un estudio de cine que pasa malos momentos, especialmente en su intento de combinar calidad y cine comercial, para no hundirse o ser absorbido por las nuevas empresas del mundo de las tecnologías de la información, tan ávidas de dinero.

Con Seth Rogen al frente del reparto, como el principal responsable del estudio, tiene un reparto muy coral, con abundancia de cameos y colaboraciones del famoseo hollywoodiense, haciendo de sí mismos o, más bien, de versiones autoparódicas de sí mismos. El siempre noble y sano ejercicio de saber reírse de sí mismos. El principio de la serie es básico, pero eficaz. Un equipo de profesionales en el estudio que se ven obligados a colaborar para sacar adelante los proyectos, pero que se coordinan de pena, hasta la hilaridad, y que además tienen una capacidad inmensa para meter la pata, para la ineptitud social. Se atribuye a Einstein, no está claro que realmente lo dijera o escribiera en realidad, aquello de que «Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de lo primero». Pues bien, la serie juega fundamentalmente con la infinitud de la estupidez humana. Pero también con aquella fase de la planificación de proyectos que se formula como «Consecución inexplicable de los objetivos del proyecto».

He de decir, que me costó un poco entrar en la serie. El desarrollo de los episodios es aparentemente caótico, y hay numerosos personajes, entre los que, si no estás muy atento a la pantalla, puedes perderte. Especialmente cuando estás en casa, y eventualmente surgen elementos de distracción que te hacen perder el hilo. Pero poco a poco fui cogiéndole el gustillo a estas historias sobre ejecutivos y productores de cine que tienen que navegar entre los dineros, el arte y los egos de los intérpretes y directores. Un cuadro general, satírico, una acto de autocrítica desde Hollywood, realizado con inteligencia, y desde una perspectiva actual, con los problemas actuales del llamado séptimo arte. No sé si es para que al final resulte muy premiada. No compite con las otras dos que he mencionado, están en distintas categorías. Ya he dicho que hay tantas, que la probabilidad que te caiga algún premio, aunque sea de la «pedrea» no es tan baja como parece. Pero sí que es recomendable.

[TV] Cosas de series; en los entresijos del poder, entre humor y asesinatos

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No he estado en Washington D. C. Y con la mala gente que reside por allí ahora, no me apetece mucho. Así que ilustraré la entrada con otro edificio bien conocido de trascendencia política, pero que está en Nueva York.

Leía ayer un artículo, relativamente pesimista, aunque escrito con humor, no he guardado el enlace y me da pereza ponerme a buscarlo, en el que se reflexionaba sobre el hecho de que en estos momentos las tras superpotencias que hay en el mundo, EE. UU., China y Rusia, están gobernadas, en su más alta magistratura, sus presidentes, o como lo llamen los chinos… espera que lo busco,… sí es el presidente, aparte de un montón de cargos más que indican que es el mandamás,… como decía, esta gente son tiranos totalitarios, unos con una realización efectiva de esta figura, y otro, intentándolo mientras se carga lo que quede de la democracia y el estado de derecho en su país… que ha presumido de ser el líder del «mundo libre» desde hace casi un siglo. Manda «güevos» que decía el presidente de las cortes aquel.

El caso es que no han faltado las representaciones del poder en la televisión. En forma de dramas o de comedias. Que, curiosamente, pocas veces me han interesado realmente. El drama político sólo me engancha a medias. Aunque haya algunos muy buenos. Pero quizá por esas carencias de mi parte, no estoy enlazando ninguno, ni de forma interna en este Cuaderno de Ruta, ni de forma externa a las referencias habituales en materia de cine y televisión.

Recientemente tuve ocasión de ver en Netflix uno de estos dramas, que en realidad está presentado en clave de comedia. También en conjunción con otro género que se ha puesto muy de moda últimamente, la whodunit en clave de comedia con reparto coral, y con un protagonista, el detective, que es peculiar, listo y que siempre triunfa. Poirots posmodernos que tienen su gracia, salvo que se acabe abusando del género. Cosa bastante probable. Todo empezó con una película para la pantalla grande, que ya ha tenido alguna secuela que ya me dejó a mí un tanto frío. Lo que digo de «abusar del género». No es que antes no hubiera producciones de este género… es que se ha puesto de moda de nuevo. La serie es The Residence, y la residencia del título no es otra que La Casa Blanca, escenario del crimen.

Durante una cena de estado en la residencia del presidente de los EE. UU. se produce el asesinato de un alto responsable de los servicios domésticos y hosteleros del lugar. Los responsables de resolver el caso son los miembros de la policía de Washington D. C. Pero sintiendo que les viene grande la situación, buscan la ayuda de una excéntrica detective (Uzo Aduba), que coincide que es una ornitóloga aficiónala y fanática. Y que tiene unas horas para descubrir el responsable del crimen mientras están retenidos en La Casa Blanca todos los invitados, de mayor o menor rango.

La serie es entretenida. Tiene detrás una conocida factoría de realización de series, por lo que no habrán faltado equipos de guionistas para pulir la historia. Aunque una abundancia de escritores no siempre garantiza un buen guion final. De hecho… bueno, vamos a dejarlo estar. El caso es que está bien. Creo que podría haber tenido un poco más de mala baba. Más ironía. O adentrarse en la comedia negra. Y quizá pierde la oportunidad de poner en solfa las «cabezas coronadas» aunque sean durante cuatro años y (presuntamente) por el voto popular. Pero yo me divertí. No está mal. Pero lo que digo… ¿por qué tengo la sensación de que han perdido la ocasión de haber hecho algo con más enjundia? Cosas que pasan.

[Cine] The Phoenician scheme (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Buscaremos las geometrías y las simetrías visuales que gustan a Wes en las calles y plazas de Trapani, Sicilia.

The Phoenician scheme (2025; 25/20250601)

Llegó la llamada «fiesta del cine», que no es otra cosa que unos días en los que las salas bajan mucho el precio, generalmente en una época del año en la que la afluencia de público al cine es muy baja, para hacer caja basada en la cantidad de gente que va esos días a las salas de cine. Pero suele coincidir con épocas del año en que la calidad de la cartelera está floja. Y también, al menos en Zaragoza, se modifica la misma. Y, por ejemplo, se eliminan sesiones en versión original o se ponen a horas imposibles para quienes tenemos que madrugar por nuestra actividad laboral. Así que lejos de ser una fiesta, que celebre el cine auténtico y de calidad, y premie a los que lo mantienen con su fidelidad a la salas, es una operación de mercadotecnia que premia a los que no tienen especial interés por el cine como expresión artística y sólo van al cine coyunturalmente y si lo ponen a precio de saldo. Fenomenal. A pesar de ellos, nos hemos apañado para ver un par de estrenos.

El primero de ellos es la última película de Wes Anderson. Un director que, hasta no hace mucho, tenía mucho tirón para nosotros. Películas que aunaban interesantes propuestas temáticas y argumentales con una excelencia visual, muy personal, que nos generaba mucha satisfacción. Pero en los últimos tiempos veníamos notando que la preocupación por las cuestiones estilísticas y visuales ha ido en aumento, mientras que los temas y las historias han ido en detrimento. En esta ocasión, una comedia con tonos de suspense y acción, en el que un millonario (Benicio Del Toro), acompañado de su hija (Mia Threapleton), últimamente extrañada de él, y un profesor de entomología noruego (Michael Cera) intentan arreglar un trama que busca el derrumbe de un entramado comercial y empresarial, como consecuencia del cual muchas personas pueden sufrir. Y así nos embarcamos en una especia de road movie, aunque en lugar de coche, el viaje se realice en avión, mientras que, ante nuestros ojos, en un reparto muy coral, desfilan un gran número de nombres bien conocidos del mundo de la interpretación, unos con más prestigio que otros, pero todos de más o menos relumbrón (Willem Dafoe, Rupert Friend, Tom Hanks, Charlotte Gainsbourg, Mathieu Amalric, Scarlett Johansson, Bill Murray, Hope Davis, Benedict Cumberbatch).

Quizá en esta ocasión Anderson no abusa tanto de su obsesión por lo visual… que también está. Pero aunque la película es aceptable, entretenida incluso, está muy lejos de la emoción que suscitaban sus películas más interesantes y destacadas. El enorme número de intérpretes que pasan por la pantalla más o menos caracterizados, no ayuda… distrae más bien. Este tipo de películas corales pocas veces me convencen. Difuminan el trabajo interpretativo, cuyo principal mérito parece estar en la presencia de los nombres más que en el trabajo del intérprete. Aunque buenas maneras se perciben aquí y all

Dicho lo cual, la película se deja ver. Sin más. Los fanáticos de la estética de Anderson se quedarán satisfechos con su dosis periódica de la misma. Los menos partidarios de este tipo de cine, sin embargo, tampoco creo que se vean atraídos por la propuesta, que cojea del planteamiento general. Como les ha pasado a tantos directores que fueron muy punteros en un momento dado, parece que se está quedando un poquito vacío de ideas. Y su nombre en la cartelera empieza a despertar menos nuestro entusiasmo. Es lo que hay.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***