[Viaje] En Cedrillas y Gallocanta con película fotográfica

Sin categorizar

Ya adelanté hace unas semanas con fotografías realizadas con cámara digital el resumen del viaje en el día con ASAFONA, Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza, a Cedrillas y Gallocanta, en la provincia de Teruel. No voy a enrollarme más con lo que dije entonces, y especialmente en el artículo que escribí sobre las cuestiones fotográficas en lo que al equipo digital se refiere. Pero ya me llegaron las fotografías realizadas con película fotográfica. Las cuestiones técnicas las encontraréis en,

Sierra de Gudar en Cedrillas y Gallocanta con película fotográfica

Pentax MX con Kodak Portra 400

Aquí, simplemente, os dejo algunas fotografías de muestra.

[Recomendaciones fotográficas] La guerra de mentirijillas y otras cosas

Fotografía

En este fin de semana se celebra en Zaragoza el encuentro de recreacionistas históricos de las guerras napoleónicas con el fin de conmemorar los Sitios de Zaragoza. Un episodio de la guerra de la Independencia española, o guerra Peninsular en otros países puesto que abarcó acciones tanto en España como en Portugal, tan brutal como innecesario e intrascendente considerando el conjunto de lo acontecido en ese conflicto. Pero maltratado por la historiografía de los países en conflicto, que le han dado unos toques patrioteros que a mí me repugnan bastante. Por el lado español, muchas veces he dicho que la línea que separa el heroísmo de la soberana estupidez es muy fina, y que en el caso de los Sitios de Zaragoza se desdibujó por completo. Pero con esta opinión sólo consigo que mis conciudadanos me mire mal. Como le pasaba a Georges Brassen. Por el lado francés, siempre me repugnará que glorifiquen a un tirano ególatra como Napoleón Bonaparte y sus «hazañas», las de llevar la muerte y la destrucción por el continente europeo.

Pero todo ello no impidió para que ayer me apuntar al paseo fotográfico que AFZ Asociación de fotógrafos de Zaragoza programó en el campamento de los recreacionistas en el Parque del Tío Jorge. Curiosamente, ayer o antesdeayer, yo lo vi ayer, la cuenta de Instagram de Revela’T Festival, el festival de fotografía contemporánea que se celebra anualmente en Vilassar de Dalt, anunciaban la presencia del fotógrafo alemán Arne Piepke en el festival. Y el núcleo de su participación es la serie Based on True Events. Entre 2019 y 2023 recorrió los campos de batalla donde se celebran recreaciones históricas de conflictos bélicos de distintas épocas. El objetivo de Piepke es realizar una crítica de la forma en que se perciben los conflictos de antaño, su estética y su comprensión. Estas recreaciones presentan un lado estético, marcial y heroico de los actos de guerra, pero no representan, ni pueden hacerlo, las verdaderas consecuencias de las guerras, el trauma personal y colectivo, los desplazamientos forzosos de poblaciones, la negación absoluta de los derechos humanos, las violaciones y otros abusos sobre las mujeres, y la muerte. Es la deshumanización por excelencia. Los militares hablan mucho de honor cuando si hay algo absolutamente falto de honor es la guerra. Por supuesto, Piepke tiene otros temas interesantes en su trayectoria como fotógrafo.

También de la cuenta de Instagram de Revela’T Festival traigo otra recomendación totalmente distinta. La taiwanesa Annie Wang Hsiao-Ching tiene un proyecto muy curioso en el que periódicamente se hace un autorretrato con su hijo, siendo el primero de cuando estaba embarazada con una rotunda barriga que albergaba al pequeño. Y en cada autorretrato con niño, algunos muy divertidos, aparece de fondo el autorretrato anterior, y por lo tanto se da una serie que tenderá con el tiempo al infinito. La serie incluye fotografías realizadas entre 2001 y 2020 y no ha terminado. Hay otras series de la artista sobre temas diversos, otras que reflexionan sobre la maternidad, y otras sobre temas diversos. Aunque usa la fotografía, es fundamentalmente una artista conceptual.

Hablando de artistas que usan la fotografía pero son algo más, en el Tumblr de Antronaut nos mostraron las fotografías de Shōzō Kitadai y Kiyoji Ōtsuji, presentes en las colecciones del MoMA, en los que juegan con las formas y los volúmenes y con la escultura, en un cuidado blanco y negro muy expresivo.

Y en el Tumblr de Photopraxis nos mostraron las fotografías del chino Huang Jing que reflejan el paisaje urbano de Shenzhen en el sur de China. La entrada de Tumblr, escueta como es propio de esa plataforma, nos lleva a una interesante entrevista con fotografías en el blog de Leica Camera. Fotografía en blanco y negro, paisaje urbano con película tradicional, en un estilo que resuena mucho con lo que yo practico habitualmente, aunque me quede a años-luz de estos resultados, habitualmente. Shenzhen es una gran ciudad, desde nuestro punto de vista, más normalita desde el punto de vista chino, de 11 millones de habitantes, que es fronteriza con la región administrativa especial de Hong Kong, y que alberga una importante industria en las tecnologías de la información.

Y como vengo haciendo en los últimos domingos, un listado de las recomendaciones de Photosnack que más me han llamado la atención:

  • El fotógrafo documental británico Giles Penfound. Muy interesante, muy elegante blanco y negro.
  • Mas conceptual, la francesa Dorothy-Shoes, que reflexiona sobre distintos temas, incluida la enfermedad crónica, que es lo que llama la atención en la recomendación de Photosnack.
  • También muy elegante el blanco y negro de Marty Knap, norteamericano radicado en California, que se dedica principalmente al paisaje.

[Cine] Spaceman (2024)

Cine

Spaceman (2023; 15/20240313)

No me voy a enrollar mucho con esta película. Se estrenó en el catálogo de Netflix hace unas semanas, y me produjo una cierta curiosidad. Por el reparto más que nada. Y hasta cierto punto por el argumento. Aunque demasiado astronauta con problemas conyugales en series y películas últimamente. Primer largometraje del sueco Johan Renck, creo, un tipo que se había dedicado sobretodo a cortometrajes y videoclips, con alguna incursión en series de televisión, en las que el director no tiene el estatus de autor, ya que este va a parar al creador de la serie. Pero ha trabajado en alguna serie notable (la del desastre atómico).

Entre checos anda la cosa,… pues pasearemos por Praga.

Un astronauta checo (Adam Sandler) viaja solo por el sistema solar hacia una extraña nube incandescente que ha entrado en nuestro vecindario para analizar su composición [estos no se han enterado que los astrónomos y astrofísicos conocen la composición de las nebulosas por espectroscopía, cómodamente sentados ante el ordenador de su despacho], en una carrera contra una nave surcoreana [nop, no hay yanquis contra rusos, contra chinos, o contra norcoreanos, por hablar de los más frecuentes]. Y en estas está cuando, por una misteriosa tecnología, su esposa (Carey Mulligan), con quien se comunica en tiempo real a pesar de estar a 500 millones de kilómetros de distancia y que la luz sólo viaja 300 mil kilómetros por segundo (un poco menos), en lugar de tener una latencia de 28 minutos entre, le comunica que le deja. Que quiere el divorcio. Que no haberse ido. Y le entra una depresión horrible hasta que se le mete en la nave una araña espacial, muy extraña, y empiezan a hablar. Mientras, una señora muy estirada (Isabella Rossellini) que se parece a una hija de Ingrid Bergman, que también era sueca, como el director, intenta convencer a la esposa de que le diga al astronauta que no pasa nada, y que termine la misión antes de que se les adelanten los surcoreanos, que parece ser que van en una nave más moderna y más rápida. Y de vez en cuando, el astronauta habla con el indio de The Big Bang Theory (Kunal Nayyar), que está en el control de la misión. Aunque no tenga aspecto de checo. También sale Lena Olin, que también es sueca.

Más allá de que todas las señoras que salen en la película son o han sido muy muy muy guapas, sean suecas, de ascendencia sueca o nada de lo anterior, es difícil calificar esta película, que me parece que tiene muchas ínfulas, es adaptación de una novela de un autor checo, pero al final fui incapaz de tomarme en serio. Por cierto, se me ha olvidado decir que entremedio aparece un trauma infantil del astronauta, porque su padre fue un informante del régimen comunista checo. Bueno,… checoslovaco. El caso es que los intérpretes le ponen ganas. Son buenos. Hasta la araña alienígena, que tiene la voz de Paul Dano. Pero llega un momento que me costó seguir la cosa. Este drama conyugal, filial, político… en una nave que parecía montada con los restos de un desguace… La época de la acción es indefinida en algún momento entre los años ¿60 y 90?… ¡yo que sé!

No lo sé. Quien tenga Netflix, allá él si se arriesga con ella. Quien no… no es motivo para suscribirse por ver esta película. El caso es que he leído en algún sitio que la novela original es Solaris con risas… es decir, que si la película hubiese sido una comedia, más o menos surrealista… ¡igual hubiera sido estupenda! ¿Por qué se han tomado tan en serio a sí mismo?

Por cierto, de Johan Renck, el director de la película, había hablado ya en estas páginas, pero en su faceta de fotógrafo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[TV] Cosas de series; animación y animación convertida en acción real

Televisión

Durante la última década, Disney se ha dedicado a realizar versiones en acción real, es decir con actores de carne y hueso, de su algunas de sus películas más famosas de animación. Incluso con segundas partes. Y poco a poco también está llegando a las series. Los japoneses llevan mucho tiempo explotando sus mangas de éxito haciendo múltiples versiones audiovisuales; largometraje, serie de animación, serie de acción real… A veces las tres para la misma historia. Pero, sinceramente, pocas veces me convencen estas maquinaciones. Netflix lo lleva intentando con especial interés. Pero con resultados discutibles… véase cierto ejemplo. Pero insisten. Hoy vamos con una de estas adaptaciones a acción real, y lo complementaré con una animación pura y dura, también en Netflix.

Ya que estamos con culturas asiáticas, ilustraremos la entrada con una paseo por las orillas del lago del Oeste de Hangzhou.

Hace ya años, algo menos de una década, vi una temporada de una serie de animación, The Legend of Korra, que me cayó en gracia. Me gustó. Sin embargo, no insistí con ella, no vi las siguientes temporadas. Era un spin off de otra serie previa con gran éxito, Avatar: The legend of Aang o Avatar: The last airbender, según regiones del mundo, que tiene una sorprendente puntuación de los votantes de IMDb con 9.3 de promedio procedentes de más de 365 mil votantes. Tampoco me dio por verla. Unas series norteamericanas, aunque hay quien cree que son animes por la ambientación de la historia en un pastiche de culturas orientales o árticas. Un terreno muy atractivo para relanzar estas historias y generar ingresos basados en su popularidad. Netflix ha optado por trasladar la historia a acción real, en lugar de una nueva versión en animación. Y así, hace unas semanas llegó a la plataforma, Avatar: The Last Airbender, que recrea la historia de la serie original.

Básicamente es la típica historia del advenimiento de un héroe, más o menos mesiánico, en un mundo en el que está presente la magia, especialmente por la existencia de personas capaces de dominar los cuatro elementos; aire, agua, tierra y fuego. Los malos son los del fuego. Y en este caso el héroe es un chaval de 12 o 13 años de edad, uno de los que denominan el aire, que despierta de un sueño congelado en hielo de 100 años de duración, para liberar al mundo de la tiranía de la guerra y los malos, y para ello recibirá la ayuda de dos hermanos que proceden del pueblo que domina las aguas. Y de otras personas que encontrarán en su camino de descubrimiento, mientras son perseguidos por los malos. Realmente, nada original en cuanto a la historia. Así que la gracia está en cómo se cuente. Como en el original, el entorno es mundo mágico con unas culturas que son pastiches de culturas asiáticas, con mezclas más o menos improbables. Así… los que dominan el agua tiene pinta de inuits, pero a sus lugares sagrados se entran por puertas similares a los torii del shinto japonés. No hay mucho esfuerzo creativo; como digo es un pastiche de elementos existentes. Y me ha resultado difícil de tragar por unos diálogos propios de adolescentes de un instituto yanqui. Un lenguaje simplón que si lo combinas con una colección de frases de aspecto grandilocuente, filosofemas que realmente tienen mucho menos significado que el que aparentan, puestos en labios de los personajes adultos, confiere al guion un aire de baratillo… típico ejemplo de que se busca atraer por los efectos gráficos y especiales, descuidando las historias y el desarrollo de personajes, que son en realidad bastante planos. No creo que repita. Está muy por debajo de lo que yo recuerdo de aquella animación que vi hace nueve años. Muy muy muy por debajo.

Quizá por eso, en paralelo, he estado viendo, también en Netflix, una serie de animación japonesa, también de corte fantástico. Nada original tampoco. Un territorio relativamente trillado. Onimusha [鬼武者, el guerreo demoniaco] es una de samuráis contra demonios [oni 鬼], que transcurre tras el final de las guerras del período Sengoku, al principio del período Edo. A un samurái que ha alistado a un pequeño grupo de guerreros, unos monjes budistas le confían un guantelete con poderes demoniacos, para derrotar a un señor de la guerra que sea convertido, así como sus guerreros, en seres demoniacos. En su camino, serán guiados por una niña huérfana por la acción de los demonios. Como digo, no me ha parecido original, pero está relativamente bien hecha, y es entretenida. Está basada en una serie de videojuegos del mismo título, basados en esas premisas, un protagonista guerrero que lucha contra demonios en distintos momentos de la historia nipona, variando el protagonista según la versión del videojuego. Nada especial, pero vale para pasar el rato con sus episodios de menos de media hora de duración.

[Libro] The Remains of the Day – Kazuo Ishiguro

Literatura

El premio Nobel británico de origen japonés Kazuo Ishiguro es uno de los escritores que más me convencen habitualmente. Me suele gustar cómo escribe y me suele gustar sobre lo que escribe. Me parece un escritor sensible, de prosa clara pero no banal o simple. Sus temas son profundos. Y suelen tener no sólo un componente psicológico o ético, respecto a las reacciones o los comportamientos del individuo, sino que su reflexión ética alcanza el nivel de las decisiones o consecuencias políticas. No es un escritor muy prolífico. En 40 años de carrera sólo ha escrito ocho novelas de las que, con esta que comento hoy, he leído cinco. Pero ha diversificado su actividad literaria. Ha escrito cuentos y relatos cortos, ha escrito guiones de cine, ha escrito letras de canciones. Dos de sus novelas se han adaptado al cine, la que hoy voy a comentar, y la emotiva distopía que tanto me gustó en su momento. La versión literaria; la versión cinematográfica estuvo bien, pero un peldaño por debajo.

Las cortas vacaciones del mayordomo protagonista, Mr. Stevens, lo encaminan hacia Cornualles, donde pasé unos días hace casi 18 años.

Recuerdo muy claramente cuando vi la película que adaptaba la historia de la novela que traigo hoy, dirigida por James Ivory, especialista en rodar con elegancia películas de época, y con las impresionantes actuaciones de Anthony Hopkins y Emma Thompson demostrando que en ese momento ya eran de lo mejorcito que podíamos encontrar en la interpretación británica y mundial. La película, que recibió ocho candidaturas a los Oscar, aunque no ganó ninguno, adaptaba con fidelidad la novela de Ishiguro. Lo tuvo difícil… la del 93 fue una de las mejores cosechas cinematográficas que se puedan encontrar. Fue el año del triunfo de Belle epoque, que se las tuvo que ver con tres candidatas asiáticas (Hong Kong, Taiwan y Vietnam) absolutamente impresionantes. Quizá hoy en día, con unos votantes más sensibles hacia las cinematografías orientales, no hubiese tenido las mismas oportunidades. Estoy dispersándome de lo que quería contaros.

La historia nos lleva, en los años 50 del siglo XX, a una gran mansión aristocrática británica que ha conocido mejores días. En el momento presente de la narración, un adinerado americano es su propietario, y tiene a su servicio un reducido equipo de sirvientes, con un mayordomo que lleva décadas en la casa. Este sabe que los niveles de calidad del servicio no son los que fueron. Y una carta de la antigua ama de llaves, con quien coincidió antes de la guerra mundial durante bastantes años, le hace imaginar que tal vez pueda repescarla para el puesto. Para ello pide permiso para realizar unas cortas vacaciones en Cornualles. Durante el viaje, rememorará los años de gloria de la mansión, y los acontecimientos grandes, de la política mundial, que sucedieron en ella, así como las pequeñas alegrías o desdichas de los que trabajaron en ella en el servicio.

La novela nos cuenta, por lo tanto dos historias, la del presente, un mayordomo ya mayor, tremendamente nostálgico de unos tiempos que idealiza, y la de ese pasado idealizado. Y es un magnífico ejemplo de la narración en primera persona, que suele ser un indicador de un narrador poco fiable. Un narrador que quizá nos engaña, quizá se engaña a sí mismo. Y este segundo caso es el que afecta a la narración. El mayordomo protagonista, obsesionado por su sentido del deber y de la dignidad en el ejercicio de su trabajo, de mentalidad conservadora, incapaz de asumir el concepto que su noble empleador pudiera estar equivocado, tiene los valores sociales y políticos puestos del revés y anclados en un pasado, quizá el de la Inglaterra victoriana, cuando el mundo avanza por otros derroteros. No entiende la política, como tal vez no la entienda su aristocrático empleados,… o quizá sí y es todavía menos inocente de lo que sospechamos en sus flirteos con el fascismo. No entiende las relaciones humanas, y acaba alejando de sí aquellas persona, aquella mujer, que podría haber terminado por dar sentido a su vida. Pero cuando él se ha anclado voluntariamente en el pasado, y la mujer avanza con los tiempos… no pueden caminar juntos.

Ishiguro, después de un par de novelas escritas en inglés, siempre ha escrito en inglés, pero sobre su Japón natal, con esta novela se hizo un puesto indudable entre los mejores de una generación de escritores británicos muy destacados. También he sido asiduo a la literatura de alguno de sus contemporáneos. Aunque algunos críticos lo han situado, aunque escriba en inglés, entre determinados autores japoneses que trasciende fronteras, como otro de mis habituales. La novela tiene un nivel literario alto; pero, como decía al principio, su prosa es clara. Lo he leído directamente en inglés. Y tengo otras novelas de Ishiguro en espera. También en su idioma original. Se confirma como uno de mis autores de referencia, y lo encuentro altamente recomendable.

[Fotos] Cuando lo más simple resulta complicado (que no complejo)

Fotografía

A finales de enero, el sábado 27, estuve con un grupo de jóvenes de ventipocos, la hija de unos amigos y sus grupo de gente, haciendo fotos en el puente de Hierro con mi cámara Agfa de cajón. Los detalles técnicos los podéis encontrar en Explorando el puente con la cámara de cajón – Agfa Synchro Box con Lomography Potsdam Kino 100.

Lo más curioso del asunto es que a estos jóvenes, inicialmente se les hizo un poco cuesta arriba el tema. Nada grave. En cuanto reamueblaron ligeramente sus neuronas, empezaron a disfrutar de la cosa, y enseguida dominaron la cuestión y se centraron en lo creativo. Las fotos que muestro son las que hice yo, no las que hicieron ellos, aunque me encargué yo del revelado y de digitalizarlas. Pero a ellos corresponde cuándo y cómo quieran hacer públicas sus cosas. Son gente inteligente, de alto nivel de estudios, terminando sus grados o en posgrados diversos. Algunos de ellos de carreras científicas o técnicas, por lo que no les costó mucho entender los principios del funcionamiento de la cámara. Pero esta choca, a pesar de su simplicidad, porque es muy muy muy simple, con la costumbre de usar el teléfono móvil para hacer fotos. Que es mucho mucho mucho más complejo,… pero lo usan en automático y con una enorme pantalla táctil como visor. En fin… lo pasamos bien e hicimos fotos. Qué más podemos pedir.

[Cine] American Fiction (2023)

Cine

American Fiction (2023; 14/20240306)

Esta película de Cord Jefferson, que acaba de ganar un Oscar al mejor guion adaptado, fue estrenada en España directamente en plataforma de contenidos, en Amazon Prime Video. Así que sólo era cuestión de encontrar un ratito para verla. Dos horas después de cenar era lo más adecuado, como así sucedió el miércoles pasado. La película está basada en una novela con cierto toque experimental de Percival Everett, que no he leído. Y después de ver la película,… sinceramente no me han quedado muchas ganas de hacerlo. Lo que me ha llamado la atención es que es una novela de hace más de 20 años, a pesar de que trata temas que parecen estar hoy en día mucho más en boga.

El protagonista Thelonious «Monk» Ellison (Jeffrey Wright) es un escritor y académico universitario, afroamericano, erudito, que cuida su nivel literario, y que ha conocido con sus novelas un moderado éxito. Pero que choca contra las generaciones más jóvenes y su sentido de lo políticamente correcto. Tiene algunos problemas familiares, con una madre que empieza con una demencia, un hermano que se divorcia al salir involuntariamente del armario y una hermana médica que está hasta las narices de ser la cuidadora de la familia por ser mujer y médica. Y de repente se encuentra con que quien tiene éxito literariamente en la literatura afroamericana es una escritora (Issa Rae), cuyo nivel literario es muy bajo, pero todos, crítica y público, alaban por ser muy representativo de lo que es la cultura negra. Así que decide escribir, bajo pseudónimo como broma, una novela en el mismo estilo, una novela que el mismo desprecia… y que se convierte en un inesperado éxito de público y crítica, ante su atónica mirada, mientras su vida familiar y de relación se complica.

La película pretende ser una sátira, una crítica más o menos ácida, a los convencionalismos que rodean la cultura de los políticamente correcto, por un lado, y de lo que es ser o no ser, una escritor «negro», o qué es la literatura «negra». Frente a la propuesta del escritor de ficción, y supongo que del escritor real y el director de la película, que se preocupan por el fondo, sin renunciar a mantener un buen nivel literario, la moda es admitir lo que en su forma parece «negro», por superficial que sea en su fondo, o por ínfima que sea su calidad literaria. La película, en mi opinión, lo consigue… a ratos. Es una película bien hecha en sus aspectos formales, bien interpretada, pero que no acaba de resonar en mí, probablemente por ser una realidad que no vivimos en España, aunque haya algunos otros fenómenos similares, aunque probablemente no tan acusados. Para colmo, en sus tramo final, más allá de la intertextualidad general del argumento, abraza también la metaficción, al convertirse en una obra autorreferente, ofreciéndonos un final indefinido mientras asistimos a cómo va a ser la adaptación de la novela de ficción al cine, en una vuelta de tuerca más de la sátira.

Si estás suscrito de una forma u otra a Prime Video, creo que puede ser una película recomendable. Si al final no os gusta… has perdido un rato, poco más. Seguro que todos hemos perdido el tiempo, o lo hemos gastado, en cosas mucho peores. Pero tiene sus valores. Me parece excesivo el número de candidaturas que tenía a los Oscar… pero bueno… los Oscar es algo muy americano… Y por otro lado, no dejaría de tener gracia que su inclusión en los premios estuviera debida a las mismas cuestiones que la película satiriza. En los Oscar ha tenido un moderado éxito con ese premio al guion adaptado. Pero en la temporada de premios ha conseguido algún que otro éxito en algunos festivales y algunos premios de la crítica en algunas de las grandes ciudades estadounidenses o canadienses.

Nota: Al protagonista le llaman familiarmente «Monk». Esto es un juego de palabras con su nombre de pila, Thelonious, ya que Thelonious Monk es un célebre pianista de jazz, muy asociado al bebop, aunque su carrera abarca un lapso de tiempo suficientemente amplio como para abarcar una diversidad de estilos.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Recomendaciones fotográficas] Obituario, cine, astros y más

Fotografía

Empiezo con la noticia luctuosa de la semana. Yo me enteré por Clavoardiendo Magazine, pero poco después fue apareciendo en distintos medios de comunicación dedicados a la fotografía, y en algún medio generalista. En estos últimos, menos de lo que el fotógrafo se merece. El fotógrafo fallecido es Ramón Masats (1931 – 2024), uno de los mejores fotógrafos documentalistas españoles del siglo XX. Tengo algún libro de este fotógrafo, y valoro mucho uno en el que sus fotografías ilustran un texto de Miguel Delibes, Viejas historias de Castilla la Vieja. Es difícil hablar de una gran pérdida para la fotografía española, porque el catalán ya estaba en sus 93 años o así y hacía tiempo que no estaba en activo. Pero si que podemos hablar de que quizá se pierde una forma de documentar fotográficamente más limpia y sincera que lo que se estila en estos tiempo.

Ilustro con algunas de las diversas fotografías que he ido haciendo este fin de semana en digital; con Fujifilm GFX 50R el sábado por la mañana, con Panasonic Lumix G9 Mark II el sábado por la tarde y domingo por la mañana.

No mentiría si dijese que Dune: Part Two me entusiasmó bastante. Probablemente porque hace mucho tiempo que echaba de menos un cierto tipo de ciencia ficción cinematográfica, entre tanto producto prefabricado, todos con el mismo argumento, como la que se estila últimamente. Y entre otras cosas, me gustó el aspecto visual de la película. He de decir que una semana más tarde el recuerdo de la película, muy vivo todavía, se desvanece más deprisa de lo que pensaba. Quizá convendría darle un repaso desde un punto de vista más crítico. El caso es que en Petapixel nos hablaron de una curiosidad. Y es que una buena parte de los planos de la película se re rodaron con antiguas ópticas soviéticas, como la Helios 44, un 58 mm f2 del que yo tengo una versión para montura de rosca M42, que una empresa ucraniana reacondiciona a fondo para un uso en cinematografía. Cuando comparas los originales con la versión reacondicionada no parecen lo mismo ni por el forro.

El director de fotografía de la película es Greig Fraser, que por lo visto también hace foto fija en el plató… está anunciada la publicación de un libro del rodaje con fotografías de Fraser y texto de Josh Brolin, que interpreta a Gurney Halleck en el filme. En tiendas en línea en España sólo lo he encontrado en formato electrónico… pero lo suyo sería el papel de toda la vida. Pero aparte de Fraser, en Petapixel también nos contaron que la fotógrafa de plató de la película fue Chiabella James, cuyas fotografías me parecieron también muy interesantes. Pero bueno… es que el diseño artístico y de producción de la película se prestan a fotos estupendas.

En Blind Magazine dedicaron un artículo esta semana a las fotografías del Telescopio Espacial James Webb, que está llevando la imaginería (y el imaginario) astronómico y espacial a nuevos niveles superiores a lo que conocíamos hasta el momento. Las fotografías que nos ofrece el James Webb son muy diferentes al anterior referente, el Hubble. Pero aparte de las ventajas que tiene en resolución y luminosidad, desde el punto de vista estético la diferencia está en las longitudes de onda en las que trabaja. Mientras que el Hubble trabaja fundamentalmente en el espectro visible (un poquitín en el ultravioleta cercano, y un poquitín más en el infrarrojo cercano, incluidos), el James Webb trabaja en el infrarrojo. En el espectro visible apenas es sensible a las longitudes de onda correspondientes al rojo, quizá un poquito al naranja, esto escribiendo de memoria. En realidad, ambos obtienen fotografías monocromas, a través de filtros que limitan el paso de la luz a determinadas longitudes de ondas. Luego, en el laboratorio, se combinan varias de estas imágenes, realizadas con distintos filtros, asignándoles colores que no son reales, fisiológicamente el ser humano no ve «los colores» del infrarrojo. Y estos colores, que no son reales, tienen significado en el marco de la investigación científica. Pero también desde un punto de vista estético y, por ello, disfrutamos enormemente con estas fotografías.

De los boletines que recibo de Photosnack, esta semana quiero destacar tres fotógrafos.

  • Kyler Zeleny, con su trabajo documentando más de cien pueblos canadienses entre los seis y los mil habitantes.
  • James Westphalen, con un trabajo similar documentando algunos de los lugares menos conocidos de los Estados Unidos.
  • Tish Murtha, una fotógrafa británica, ya fallecida en 2013, con una fotografías documentales en las calles del Reino Unido, llenas de empatía y humanidad.

[Fotos] «Fotonautas 2024» se va de exposiciones y paseo fotográfico

Sin categorizar

El tercer sábado de enero tuve “mala suerte”. Estaba programada una salida con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza a Morata de Jalón, pero se suspendió por miedo al estado de las carreteras tras la nieve del día anterior. Entrecomillo la “mala suerte” porque gracias a ello pude participar en un paseo convocado a través de un grupo de Whatsapp, Fotonautas 2024. Un grupo en el que participamos aficionados a la fotografía con medios fotoquímicos; la película fotográfica tradicional, las fotografía estenopeica,… y otros. Surgido en el entorno de AFZ Asociación de fotógrafos de naturaleza, no está restringido.

El comentario a las cuestiones técnicas de las fotografías lo podéis encontrar en Paseo «analógico» con exposiciones por el centro histórico de Zaragoza – Leica M6 con Summicron 35 mm f2 ASPH y Lomography CN 800. Aquí os dejo simplemente, como tengo por costumbre algunas fotos de ese día… y alguna de algún día más tarde, cuando terminé el rollo.

[TV] Cosas de series; desde Taiwán a Los Ángeles, y de allí a Hong Kong

Televisión

Sin haberlo planificado, en el principio de este 2024 he reunido tres series que transcurren total o parcialmente en algunos territorios chinos distintos de la China continental, con tramas más o menos interesantes, y con temas y protagonistas muy diversos.

Hong Kong en el otoño de 2016, dos años tras las protestas de los paraguas, en el Ladies’ Market, mientras intentábamos orientarnos en el cúmulo de estímulos de esta ciudad a las pocas horas de llegar a la misma para pasar una semana.

Àiài nèihán guāng [愛愛內含光, La luz interior de Aiai], conocida internacionalmente como Let’s talk about Chu, y en castellano Alguien como Chu, es una producción taiwanesa de ocho episodios en torno a la hora de duración. Chu Ai (Tzu Hsuan Chan) es una chica joven y moderna en Taipéi, que tras la universidad intenta abrirse camino como yutuber hablando sobre sexualidad, mientras se gana la vida en un centro de depilación. No cree mucho en las relaciones, y aboga más bien por un vida de libertad sexual en las relaciones. Pero está rodeada de un entorno complejo. Tiene un mejor amigo del mundo que evidentemente está colada por ella, ella está colada por un antiguo amor adolescente que vive en Londres, su hermana mayor, casada y sin hijos, con un hombre mayor que ella que fue su profesor en la universidad se siente insegura y amenazada por alguna alumna, su hermano es gay y se gana la vida en el mundo del juego con apuestas mientras siente insatisfacción en sus relaciones, y sus padres sufren una profunda crisis cuyos orígenes no están claros. Por lo tanto, la teoría de Aiai [Chu es el apellido, Ai es el nombre, y significa amor, y en las chicas chinas es frecuente que la forma familiar del nombre sea la repetición de alguna de las sílabas del nombre] se derrumba porque no puede aislarse del problema de las relaciones y vivir la vida hedonista y libre de preocupaciones que pretende. Esta serie comienza fuerte en sus primeros episodios, con tono de comedia romántica, y con interpretaciones bastante buenas, con unos caracteres que se hace querer. Pero tiene altibajos en su desarrollo y poco a poco se hace más previsible y convencional. Aunque puede ser un ejemplo de que Taiwán, en estos momentos, es el país más abierto y liberal en temas de sexo de toda la región del Asia oriental.

The brothers Sun es una producción norteamericana de Netflix rodada entre Taipéi y Los Ángeles, en inglés y mandarín, con la oscarizada Michelle Yeoh a la cabeza del reparto. La acción comienza en Taipéi cuando a la cabeza de una tríada taiwanesa le viene encima un ataque, dejando en coma al líder, y poniendo en riesgo la vida de su hijo mayor y sucesor (Justin Chien). Este, para reorganizarse y contratacar contras la tríada presuntamente hostil, viaja a Los Ángeles donde vive su madre (Yeoh) y su hermano menor (Sam Song Li), ajenos al mundo mafioso de la isla china. Pero la amenaza principal, y otras que no sospecha, le han seguido hasta allí, y nada será fácil. Especialmente, cuando interfieran los problemas familiares, y resulte que su madre es algo más que su madre, y que también tiene algo, mucho, que decir en el mundo de la delincuencia organizada. Esta serie sobre mafiosos chinos rodada en clave de comedia principalmente, aunque no faltan los episodios de acción violenta y su punto de drama familiar, me pareció muy divertida. Y prometedora. Las interpretaciones son muy buenas. y esta primera entrega de ocho episodios venía bien como apertura y presentación de futuras aventuras de esta peculiar familia. Lamentablemente, a pesar de las buenas críticas y de las virtudes de la serie, no ha debido de tener la repercusión esperada en el público, y Netflix ya ha dicho que no habrá segunda temporada. Netflix galopa a toda velocidad hacia la mediocridad guiada por los datos de audiencias. Un público, cada vez peor formado en cultura audiovisual, está ansioso por el equivalente en ficción televisiva a la comida basura. Curiosamente, no fue así como Netflix y otras plataformas se hicieron con un lugar bajo el sol de los contenidos para televisión.

Expats es una producción creada y dirigida por Lulu Wang, que ya nos sorprendió hace no muchos años con una muy notable película sobre la inmigración china en Estados Unidos, de seis episodios en Amazon Prime Video. Episodios de duración muy variable. Hay alguno en torno a los 40 minutos apenas, mientras que el episodio 5 es prácticamente un largometraje. Y por cierto, probablemente el mejor de la serie. La serie está rodada en Hong Kong… donde no se puede emitir por la censura. La acción transcurre durante los meses de la Protesta de los Paraguas, en el otoño-invierno de 2014, en los que los jóvenes de la ciudad autónoma se levantaron en protesta pacífica contra el intento del gobierno central chino de recortar el nivel de libertades y democracia que tiene la ciudad. Los paraguas servían lo mismo para protegerse de la frecuente lluvia como para evitar las cámaras del aparato policial y represor chino, mientras ocupaban distintos puntos estratégicos de la ciudad. Y en ese entorno, conocemos la vida de tres expatriadas. Un madre de familia norteamericana (Nicole Kidman) casada con un chino-americano (Brian Tee) y con tres hijos, que un año antes perdió a uno de sus hijos mientras paseaban por uno de las mercados callejeros de la ciudad, como puede ser el Ladies’ Market o alguno similar. Una amiga suya india (Sarayu Blue), casada con un europeo (Jack Huston), que estaba en la zona cuando la desaparición del niño, y que lleva tiempo debatiéndose entre tener o no tener hijos, mientras entra en sus cuarentas. Y una veinteañera coreano-americana (Ji-young Yoo), que siente que su vida está sumida en la mala suerte, que se ha desplazado a Hong Kong para huir de su entorno habitual tras graduarse en una buena universidad de Nueva York, pero que es quien pierde al niño cuando paseaba con la familia considerando la posibilidad de entrar a trabajar como institutriz con ellos.

La serie está basada en una novela de la escritora Janice Y. K. Lee, que no he leído. Y la vida de este grupo de expatriadas de nivel alto, que viven, al menos la rubia norteamericana y la acomodada india, en uno de los distritos más selectos de la ciudad. Cada uno de los episodios de la serie tiene el nombre de un distrito de Hong Kong, y el primero de ellos The Peak, hace referencia al lugar donde residen estas mujeres. Pero como contrapunto a estas mujeres a las que, a priori, no les falta nada en la vida, incluso la desgraciada joven de origen coreano tenía de partida mucho para salir adelante en la vida (unos estudios, una familia en Nueva York) están las helpers, eufemismo como denominan las mujeres acomodadas a sus criadas, también expatriadas, filipinas en su mayor parte, que también tienen sus propias familias y sus propios problemas. Y el resto de los habitantes de la antigua colonia inglesa, los chinos que intentan mantener un nivel de democracia que el Reino Unido no les concedió hasta poco antes de la retrocesión a China, y que la dictadura china les quiere quitar. Todos ellos aparecen representados de fondo en al serie, y adquieren el protagonismo debido en ese excelente quinto episodio. En mi opinión, estamos ante una serie muy interesante en la que, curiosamente, la pieza más débil me parece una Kidman muy encasillada en un tipo de mujer, destacando mucho más el resto del reparto. La serie ha gustado en general a la crítica, pero mucho menos al público, porque no es una serie fácil, ni amable, ni condescendiente. Es un fragmento de vida, condicionado por una tragedia del pasado, y que no se resuelve, no hay final feliz, ni infeliz, para estas mujeres… simplemente tienen que seguir sus vidas, cada una como buenamente puede y entiende.

[Cine] Dune: Part Two (2024)

Cine

Dune: Part Two (2024; 13/20240225)

Cuando comenté en septiembre de 2021 la primera parte de la adaptación de la novela homónima de Frank Herbert realizada por Denis Villeneuve, lo dejaba muy claro. Aquella película, larga película, estaba realmente muy bien hecha, y tenían interpretaciones muy notables,… pero estaba tan inacabada que no podía manifestar entusiasmo final real alguno. Su carácter de presentación, de puesta en marcha de los acontecimientos que realmente importan era de tal calibre, que a pesar de sus bondades dejaba un poso de insatisfacción. En estos momentos, después de ver la película que nos ocupa hoy, me pregunto hasta que punto era necesario realizar una película de dos horas y media de duración simplemente para situar las piezas sobre el tablero. Desde luego, agruparlo en una única película hubiera supuesto un ejercicio de adaptación más intenso. La película hubiera sido menos fiel al original literario. Lo que no siempre es malo. Al fin y al cabo, literatura y cine, son dos medios distintos con lenguajes diferenciados. A partir de aquí, el comentario que sigue puede desvelar elementos importantes de la trama.

Seguiré ilustrando Arrakis con el semiárido paisaje de La Palma. Aunque ni los plátanos, ni la sal tengan la trascendencia política y económica de la especia de Arrakis.

Pero el meollo de la historia de Herbert, y también de la adaptación de Villeneuve, es esta segunda parte. Dune es una novela política. Tenemos un sistema político basado en en una mezcla de aristocracia y plutocracia, con un primus inter pares al frente, el emperador, un miembro de la aristocracia. Y tenemos una situación de crisis cuando hay un bien, la especia que sólo se produce en Arrakis, es dominado por una sola facción de forma monopolística, incluso si es en forma de concesión imperial. Pero este sistema de concesión ha quedado corrompido por la colusión del emperador con una casa aristocrática, Harkonen, en contra de otra casa, Atreides. De fondo, un juicio moral. Los Atreides son superiores éticamente a los Harkonen. Son más justos, son menos crueles. Y de fondo, una población que no cuenta, pero que, como tantos desposeídos, ha generado un sistema de supersticiones religiosas potencialmente desencadenante de un fanatismo religioso. A Paul Atreides (Timothée Chalamet) se le presenta un dilema. ¿Recuperará el poder sobre Arrakis por las vías tradicionales de la noble casa Atreides? ¿O desencadenará la jihad fanática de los fremen? ¿Cuál de estas vías es el mal menor? ¿Cuál es su obligación ética?

Leía hace un tiempo que uno de los motivos por los que Herbert dio continuación a la historia en libros sucesivos fue la mala interpretación que los lectores hacían de Paul Atreides. Paul Atreides no es un héroe. No es un figura admirable en sus valores. Sin embargo, eso es lo que parece al leer el libro. Probablemente como consecuencia de la extrema dicotomía entre los desagradables y crueles Harkonen (Stellan Skarsgård), la naturaleza taimada y traicionera del emperador Corrino (Christopher Walken) y los guapos y nobles Atreides. Pero Paul es responsable de desencadenar una guerra santa interestelar que va a sumir a ese imperio humano en la guerra, la muerte y el sufrimiento. Es un mesías que va a ocupar el poder absoluto, rompiendo los elementos moderadores del sistema tradicional, por imperfecto que fuese, y va a generar una espiral de violencia sin precedentes. Las variaciones que Villeneuve introduce en el carácter de Chani (Zendaya) están encaminadas, muy acertadas en mi opinión, están encaminadas a romper la imagen heroica que acompañó la novela de Herbert y que exigió la escritura de unas secuelas que pusieran al personaje en el lugar que le correspondía. Pero que nunca tuvieron la misma repercusión que la novela original. Me he encontrado con frecuencia lectores de la misma que ven a Paul como un héroe, y no como una catástrofe.

Todo lo anterior está perfectamente contenido en esta segunda entrega de la historia, muy superior a la primera. No tanto en su calidad técnica o en su puesta en escena, que son equiparables, sino en el planteamiento, desarrollo y culminación de la historia. En el desarrollo de los personajes, no sólo los mencionados sino también Lady Jessica (Rebecca Ferguson) o el conjunto de los fremen, cómo va a surgir el fanatismo entre ellos, incluso si inicialmente no está generalizado. La religión como fuerza impulsora de las mayores catástrofes políticas. Ni que decir tiene que, las interpretaciones están también a un nivel muy alto. Y que nos quedamos con más ganas de saber más de la princesa Irulan (Florence Pugh) o de Lady Fenring (Léa Seydoux).

Como conclusión final, estamos ante la que probablemente es la mejor película de ciencia ficción de los últimos años, cuando los últimos años son… ¿los 10,… 15,… 20 años? Una aventura espacial impecable, de excelente factura, con profundidad argumental y temática, que no quita para que además haya aventura y diversión. El único «pero» que le puedo poner es que sea necesario verla en dos partes, y que el total sean cinco horas de cine. Cuando la primera parte no es tan esencial en su detalle y se podría acortar y reorientar. Por lo demás, para mí no es necesario ir más allá en la historia. Que cada uno la siga mentalmente con su imaginación. Pero si Villeneuve decide seguir, con el mismo estilo y saber hacer, estaré encantado de ver qué nos tiene que contar. Y cómo reencaja a Chani en su papel de concubina imperial. Salvo que decida apartarse de la continuación concebida por Herbert.

De Javier Bardem… podría hablar un ratito… pero no es tan trascendente. No lo hace mal. Pero nunca imaginé a un Stilgar como el que encarna Bardem. Y Feyd-Rautha… nada que ver con Sting… pero no está mal. Aunque que distinto el personaje que encarna Austin Butler aquí del aviador que estamos viendo en cierta serie de televisión que está en marcha en estos momentos.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Viajes] En el día en Barcelona y Sitges

Viajes

Ayer fue fiesta local en Zaragoza. La Cincomarzada. Una de esas raras fiestas que no están asociadas a la Iglesia Católica. Casi al contrario… no exactamente… pero casi. El caso es que alguien sugirió hace unas semanas que pasásemos el día en Barcelona. Había una compra que hacer, con mayor oferta comercial en la Ciudad Condal, por lo que se podía aprovechar el festivo para hacerla allí, y hacer algunas cosas más durante el día. Salimos a las ocho de la mañana en el tren de alta velocidad desde Zaragoza-Delicias, llegando a Barcelona-Sants poco después de las nueve y cuarto, para regresar desde Barcelona-Sants a las ocho de la tarde, llegando a casa algo después de las diez de la noche, cenar algo, y a dormir porque hoy ha sido día de curro.

Barcelona es una ciudad que tenemos muy pateada. Y además, el año pasado estuve dos veces, con intención de explotar fotográficamente el Barrio Gótico y el Born. Por lo que a mí me apetecía hacer otras cosas. Además de la compra mencionada. Pero como íbamos cuatro personas, dos de ellas poco habituales en nuestros viajes, costó más ponerse de acuerdo. Aunque al final lo logramos, y no quedó mal la cosa.

Nada más llegar a Barcelona, nos desplazamos en tren de cercanías, las de Renfe más las de la Generalitat de Cataluña, hasta la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló. Esta Colonia Güell es un poblado industrial. En aquel lugar, que ha finales del siglo XIX era fundamentalmente agrícola, aun hoy a orillas del Llobregat el ambiente es agrícola, Güell, un industrial textil catalán, instaló su fábrica lejos de las «peligrosas» influencias de los que peleaban por mejorar la situación de los obreros. Construyó un poblado de inspiración modernista, Gaudí le diseñó la iglesia del lugar, y organizó una sociedad inspirada en el social-catolicismo. Viviendas dignas, comida asegurada, y una educación de los hijos controlada por la Iglesia Católica. Separación de funciones entre hombres y mujeres, y jornadas laborales de 12 horas, seis días a la semana, incluyendo, al principio el trabajo infantil. De lo más «piadoso». Pero con baja conflictividad, porque casa y comida estaban garantizadas, y estaban aislados de la gran ciudad. El lugar tiene su interés, porque físicamente estaba bien planteados, si bien éticamente es altamente cuestionable la explotación de los obreros. Y la llamada Cripta de la Colonia Güell, firmada por Antoni Gaudí, está incluida dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en el catálogo de Obras de Antoni Gaudí en Barcelona.

Tras realizar nuestras compras y comer algo en las horas centrales del día, por la tarde decidimos relajarnos paseando por Sitges. Que el tren de vuelta saliese a las 20:00 horas de Sants nos permitía estar en Sitges hasta casi la puesta del sol. Efectivamente, cogimos el cercanías de vuelta a Barcelona a las 18:45, momento en el que el sol desaparecía en el horizonte, para llegar a Sants a las 19:30, con tiempo de coger el tren de regreso sin agobios. Ya conocíamos Sitges desde hace tiempo. Así que el objeto era pasear, hacer alguna foto, tomarnos al llegar unos helados, y a mitad de tarde unas cervecitas, y relajarnos junto al mar. Pero que pena de costa catalana, qué destrozos le han hecho… qué pena de ley de costas de esta gente que tanta degradación ha causado en las últimas décadas. En fin. Si queréis saber más de cómo se hicieron las fotografías de la entrada… lo he publicado en Substack.