Sorprende que Clint Eastwood siga dirigiendo películas a sus más de 90 años. Sorprende en parte por su edad, pero sorprende sobretodo porque no son pocos los directores que se han tenido que retirar por no encontrar financiación de las productoras cuando llegaban a cierta edad. Y eso ha incluido en la historia del séptimo arte a nombres muy importantes. Pero bueno, supongo que tener tu propia productora ayuda. Aunque otra cosa es la distribución. Me cuentan que la distribución de la película ha sido muy limitada en su país de origen, y algo más digna en Europa. Desconozco lo que ha pasado en otras partes del mundo. Pronto irá a parar a una plataforma de contenidos en internet, donde la distribuidora tenía pensado llevarla de inicio. El país del mundo donde más ha recaudado hasta ahora es Francia. O por lo menos hasta que leí los datos. No Estados Unidos. Que probablemente tampoco ocupará el segundo lugar. Y eso que el consenso en la crítica es unánime. La película es buena, tirando a muy buena.

Me perdí algunas de las últimas películas de Eastwood. El director nunca ha escondido su ideología conservadora. Pero también sus mensajes se diferenciaban de la mayoría de los conservadores norteamericanos por su nivel de tolerancia y moderación. No obstante, desde que «hizo aterrizar un avión en el Hudson», su deriva me empezó a molestar. Sumado a que las críticas dejaron de ser tan buenas como antaño, dejamos de ir a ver sus película, que tampoco nos llamaban la atención por sus temas. De hecho, esta película la vi un poco por casualidad. Tenía un día de fiesta entre semana… no había otras opciones interesantes en versión original a una hora adecuada, teniendo en cuenta que hay que dormir y que madrugo… pues vale, incluso si el género judicial no es uno de mis favoritos, aunque haya verdaderas joyas en la historia del cine que transcurren en una sala de juicios.
Un hombre casado (Nicholas Hoult), con su esposa en avanzado estado de gestación, es elegido como miembro de un jurado popular en un juicio por homicidio. Un hombre ha matado a su novia. El transcurso del juicio es muy negativo para el acusado (Gabriel Basso), que probablemente será condenado, como así opinan la mayoría de los miembros del jurado. Pero este hombre sabe que no ha sido así. Lo sabe muy bien. Sabe que fue un atropello con fuga, y no una agresión directa. Y lo causó otra persona. Y otro miembro del jurado (J.K. Simmons), un policía retirado también tiene sus sospechas. Y ahí comienza un debate, mientras en paralelo, el abogado defensor (Chris Messina) logra introducir en la fiscal (Toni Collette), una mujer con aspiraciones políticas, la duda razonable sobre la culpabilidad del acusado.

La película está dirigida de modo funcional. No hay grandes ejercicios de estilo autoral en la forma que Eastwood se enfrenta a esta historia. La cuenta de forma directa, con una desarrollo lineal del juicio y las deliberaciones, con los eventuales flashbacks que nos reconstruyen los hechos como los vieron los testigos. U otras personas que no forman parte de los testigos. Donde destaca la película es en las interpretaciones, que lejos de la frecuente estridencia o histrionismo que preside las películas de juicios, son naturalistas, verosímiles y creíbles. Como todo el entorno de la película. Todo el elenco esta a muy buen nivel, incluso los nombre poco o nada conocidos, y hay que mencionar especialmente al protagonista, que nos muestra a una persona, esencialmente decente en su forma de ser y comportarse en sociedad, pero sometido a un dilema prácticamente irresoluble. ¿Qué haríamos todos nosotros en su lugar, en su situación personal y familiar?
Si ese dilema ético personal es el centro de la película, Eastwood aprovecha, como viene siendo norma, para criticar el funcionamiento de las instituciones del estado. En este caso, el trabajo de investigación de la policía judicial, de la fiscalía (que en Estados Unidos es la encargada de la instrucción de las causas, no el juez de instrucción como en España), y de la propia institución del jurado y el procedimiento judicial. Lo malo de Eastwood es que critica las instituciones, pero en su posición de conservadurismo con notas de libertarianismo capitalista, no propone nada en su lugar, lo cual vacía un poco de contenido su propuesta política. Incluso con ese cierre con fundido a negro, con el cual cada cual puede pensar lo que quiera sobre lo que va a suceder. Yo creo que para Eastwood ese fundido a negro es pesimista sobre si la justicia corregirá sus propios errores. Pero en cualquier caso la interpretación está abierta.

Dicho todo lo cual, la película quedó por encima de mis expectativas. Bastante por encima. Y además, ha crecido en el recuerdo. Está muy bien, merece mucho la pena. Es muy recomendable. Es una pena que esté pasando desapercibida. O que quizá no responde ya a los intereses de unos espectadores que cada vez van menos al cine para pensar, y se dirigen simplemente con un interés de evasión, incluso si para ello han de ver producciones repetitivas, inanes, formulaicas. Que muchos creen que no tienen ideología, pero sí la tienen, y no necesariamente las más positivas. Pero es lo que hay.
Valoración
Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ****

































