[Cine] Juror #2 (2024)

Cine

Juror #2 (2024; 56/20241111)

Sorprende que Clint Eastwood siga dirigiendo películas a sus más de 90 años. Sorprende en parte por su edad, pero sorprende sobretodo porque no son pocos los directores que se han tenido que retirar por no encontrar financiación de las productoras cuando llegaban a cierta edad. Y eso ha incluido en la historia del séptimo arte a nombres muy importantes. Pero bueno, supongo que tener tu propia productora ayuda. Aunque otra cosa es la distribución. Me cuentan que la distribución de la película ha sido muy limitada en su país de origen, y algo más digna en Europa. Desconozco lo que ha pasado en otras partes del mundo. Pronto irá a parar a una plataforma de contenidos en internet, donde la distribuidora tenía pensado llevarla de inicio. El país del mundo donde más ha recaudado hasta ahora es Francia. O por lo menos hasta que leí los datos. No Estados Unidos. Que probablemente tampoco ocupará el segundo lugar. Y eso que el consenso en la crítica es unánime. La película es buena, tirando a muy buena.

Me perdí algunas de las últimas películas de Eastwood. El director nunca ha escondido su ideología conservadora. Pero también sus mensajes se diferenciaban de la mayoría de los conservadores norteamericanos por su nivel de tolerancia y moderación. No obstante, desde que «hizo aterrizar un avión en el Hudson», su deriva me empezó a molestar. Sumado a que las críticas dejaron de ser tan buenas como antaño, dejamos de ir a ver sus película, que tampoco nos llamaban la atención por sus temas. De hecho, esta película la vi un poco por casualidad. Tenía un día de fiesta entre semana… no había otras opciones interesantes en versión original a una hora adecuada, teniendo en cuenta que hay que dormir y que madrugo… pues vale, incluso si el género judicial no es uno de mis favoritos, aunque haya verdaderas joyas en la historia del cine que transcurren en una sala de juicios.

Un hombre casado (Nicholas Hoult), con su esposa en avanzado estado de gestación, es elegido como miembro de un jurado popular en un juicio por homicidio. Un hombre ha matado a su novia. El transcurso del juicio es muy negativo para el acusado (Gabriel Basso), que probablemente será condenado, como así opinan la mayoría de los miembros del jurado. Pero este hombre sabe que no ha sido así. Lo sabe muy bien. Sabe que fue un atropello con fuga, y no una agresión directa. Y lo causó otra persona. Y otro miembro del jurado (J.K. Simmons), un policía retirado también tiene sus sospechas. Y ahí comienza un debate, mientras en paralelo, el abogado defensor (Chris Messina) logra introducir en la fiscal (Toni Collette), una mujer con aspiraciones políticas, la duda razonable sobre la culpabilidad del acusado.

La película está dirigida de modo funcional. No hay grandes ejercicios de estilo autoral en la forma que Eastwood se enfrenta a esta historia. La cuenta de forma directa, con una desarrollo lineal del juicio y las deliberaciones, con los eventuales flashbacks que nos reconstruyen los hechos como los vieron los testigos. U otras personas que no forman parte de los testigos. Donde destaca la película es en las interpretaciones, que lejos de la frecuente estridencia o histrionismo que preside las películas de juicios, son naturalistas, verosímiles y creíbles. Como todo el entorno de la película. Todo el elenco esta a muy buen nivel, incluso los nombre poco o nada conocidos, y hay que mencionar especialmente al protagonista, que nos muestra a una persona, esencialmente decente en su forma de ser y comportarse en sociedad, pero sometido a un dilema prácticamente irresoluble. ¿Qué haríamos todos nosotros en su lugar, en su situación personal y familiar?

Si ese dilema ético personal es el centro de la película, Eastwood aprovecha, como viene siendo norma, para criticar el funcionamiento de las instituciones del estado. En este caso, el trabajo de investigación de la policía judicial, de la fiscalía (que en Estados Unidos es la encargada de la instrucción de las causas, no el juez de instrucción como en España), y de la propia institución del jurado y el procedimiento judicial. Lo malo de Eastwood es que critica las instituciones, pero en su posición de conservadurismo con notas de libertarianismo capitalista, no propone nada en su lugar, lo cual vacía un poco de contenido su propuesta política. Incluso con ese cierre con fundido a negro, con el cual cada cual puede pensar lo que quiera sobre lo que va a suceder. Yo creo que para Eastwood ese fundido a negro es pesimista sobre si la justicia corregirá sus propios errores. Pero en cualquier caso la interpretación está abierta.

Dicho todo lo cual, la película quedó por encima de mis expectativas. Bastante por encima. Y además, ha crecido en el recuerdo. Está muy bien, merece mucho la pena. Es muy recomendable. Es una pena que esté pasando desapercibida. O que quizá no responde ya a los intereses de unos espectadores que cada vez van menos al cine para pensar, y se dirigen simplemente con un interés de evasión, incluso si para ello han de ver producciones repetitivas, inanes, formulaicas. Que muchos creen que no tienen ideología, pero sí la tienen, y no necesariamente las más positivas. Pero es lo que hay.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ****

[Libro] Confesiones – Kanae Minato

Literatura

En la primavera del año pasado leí mi primer libro de Kanae Minato. Y en el comentario que publiqué en estas páginas ya concluía con mi deseo de leer más obras de la autora japonesa. Autora especializada en novelas de misterio y crimen. Pero con un tono de introspección psicológica de los personajes que las aleja de las tradicionales whodunit de forma muy notable. De hecho, no importa quién ha cometido el crimen. En muchos casos, esa información se nos comunica de forma temprana en el libro… al menos de forma parcial. Lo que importa es la naturaleza del crimen en sí misma, y las motivaciones de los que participaron. Los criminales, las víctimas, los familiares y amigos que sobreviven a las víctimas, los familiares y amigos de los criminales, los que estaban allí y no hicieron nada…

Transcurre la acción de la novela en una ciudad de provincias japonesa. Sin especificar. He elegido algunas fotografías de Toyama para representarla.

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Como en el libro que leí hace año y medio, también en esta ocasión la historia se nos cuenta desde los puntos de vista de distintos personajes. Empieza el libro con el final de curso en un instituto japonés del equivalente a la española enseñanza secundaria obligatoria. La tutora se despide de sus alumnos y les anuncia que el siguiente año no estará con ellos, porque se retira de la docencia. Su hija falleció hace unos días, con sólo cuatro años. Aparentemente, ahogada en la piscina del instituto. Pero la profesora les anuncia que no fue así, que fue un asesinato cometido por dos de los alumnos, a pesar de que la policía concluyó que fue un accidente, y da suficientes referencias como para que todos sepan qué alumnos son. Adolescentes que no han alcanzado todavía la edad de responsabilidad criminal. En las siguientes partes del libro conoceremos el punto de vista de todos los implicados, los dos alumnos que según la profesora mataron a la niña, los de algunos de sus familiares y de algunos de sus compañeros de clase.

El asesinato de una niña de cuatro años es algo que nos horroriza a todos. Es un ejemplo de lo peor del ser humano. Y horroriza más si es cometido por personas que muchos consideraríamos todavía niños, o poco más que niños, aunque hayan iniciado su recorrido por la adolescencia. Pero lo que horroriza más es la ceguera que muchas veces sufren los perpetradores y sus entornos sobre la responsabilidad ética de todos los implicados que han llevado a estos crímenes. Minato hace una dura crítica a la forma en que la sociedad afronta estos hechos. Ella es docente. El padre de la niña muerta es docente. Y uno de fama, admirado por todos. Cuyas tesis son benevolentes para los adolescentes potencialmente criminales. El nuevo profesor de los alumnos también es docente, y es incapaz de orientar y enfocar el trauma subsecuente. Y la sociedad se debate entre extremos. Entre la mano dura contra el criminal, no importa la edad del mismo, o de las responsabilidades de su entorno, y las posturas en las que considerando a los menores como no responsables, permiten que salgan de rositas de sus crímenes. Un debate social y político polarizado y sin soluciones prácticas. Y luego está… la venganza. ¿Es justificable la venganza, por sutil que sea, por demorada que parezca, cuando la justicia no funciona y el crimen original es terrible? Porque es ese el segundo hecho terrorífico del final de este libro, que lo convierte en casi magistral.

Si me gustó la primera de las novelas que leí de Minato, esta me ha gustado más todavía, siendo además de las que crecen en el recuerdo. Las historias de Minato son duras. No se anda con chiquitas. Sin recrearse morbosamente en los detalles, no dejan de ser historias crudas, de las que ninguno de sus personajes sale indemne. Y si el lector tiene una mínima responsabilidad, tampoco. Y lo más terrorífico es… que son plausibles. que pueden suceder. Qué sabemos que es así… En fin. He leído las dos únicas novelas de Minato traducidas al castellano. Si quiero leer más de esta interesante autora, tendré que buscar las traducciones a otros idiomas. Pero creo que me apetecería mucho.

PS: Un día después de escribir esta entrada, tengo la oportunidad de ver en el televisor de casa la película de 2010, dirigida por Tetsuya Nakashima, que adaptó la novela de Minato. Es fiel al libro, pero falla en generar el mismo tipo de emoción, incluso si el público votante de IMDb la puntúa bastante favorablemente. A ratos confusa, peca además de una interpretación a veces un tanto dispersa y algo exagerada. Algo que se ve con cierta frecuencia en determinadas producciones japonesas. Quizá sea algo cultural. No del todo convencido.

[Libros] Emperadores espaciales de la mano de Arkady Martine y Allen M. Steel

Literatura

Durante esta temporada de primavera-verano, la aventura espacial ha vuelto con frecuencia a mi lista de lectura. Es un género que siempre me ha gustado. En parte por el anhelo de aventura, en parte por la ciencia que puede estar detrás de la aventura espacial realista, y en parte porque es un género capaz de generar reflexiones sobre el ser humano muy interesantes si el escritor sabe utilizar su potencial. Es fácil, en una persona de mi generación, echarle «la culpa» a Star Wars de estos gustos. Al fin y al cabo yo era un adolescente predispuesto a entusiasmarse con esa historia cuando se estrenó la primera de las películas de la saga, la que luego resultó ser el episodio IV. Pero el germen estaba puesto de antes. En mi niñez y primera adolescencia ya había leído alguna aventura más o menos interesante. Aun antes del estreno de la saga galáctica de George Lucas ya me había merendado 2001 A Space Odissey en un cine de arte y ensayo, y un par de años después, en el mismo cine el Solyaris de Andréi Tarkovski, adaptando la novela de Stanislaw Lem, que también leí. Qué decir la trilogía de la Fundación y otras novelas y sagas que fui leyendo en mi adolescencia tardía y en mi juventud. Algunas novelas las he vuelto a leer en varias ocasiones, como el Viaje interminable de Marion Zimmer Bradley, que me gustaría volver a leer en versión original en inglés, o la maravillosa Cita con Rama de Arthur C. Clarke, o la delicada Cánticos de la lejana Tierra, también de Clarke. Estoy hablando de obras que vi o leí antes de los 30 años.

Hay una tendencia desde hace unos años a crear universos espaciales de ficción basados en culturas extrañas inspiradas en muchas ocasiones en culturas del Asia oriental. No puedo asegurar que sea así en el imperio espacial que crea Arkady Martine. ¿Quizá los nombres sugieren que está más bien inspirado en alguna cultura mesoamericna? Es muy posible. En cualquier caso, he optado por fotografías procedentes del Asia oriental. Del monasterio de los Diez Mil Budas en Sha Tin, en los Nuevos Territorios de Hong Kong.

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Porque después de esa edad empecé a llevarme desilusiones. Había leído o visto historias tan estupendas, de las que hacen soñar, imaginar o pensar, que de repente empezaron a llegar a mí películas o novelas en las que se habían perdido los elementos que habían provocado estas reacciones para entrar en la fórmula… del superventas aplicado a la ciencia ficción. No entraré en detalles. No me merece la pena. Es cierto que de vez en cuando he vuelto a encontrar aventuras y epopeyas espaciales interesantes o de gran calidad. Pero incluso algunos derivados de las anteriores se convirtieron en pestiños de preocupar. Cita con Rama nunca debió tener secuelas. No vamos a entrar ahora en la segunda trilogía de Star Wars y sus múltiples defectos. En las trilogías de cinco, seis u ocho volúmenes. En la precuelas de la Fundación de Asimov en la que se estira la idea y los argumentos hasta el absurdos. En fin… cosas. Pero en los últimos tiempos he encontrado diversión en alguna cosita.

Me encantó el relato corto The emperors of Mars de Allen M. Steel. Lo encontré recomendado en un hilo de Twitter. Y me entró la curiosidad. Ciencia ficción dura, en el sentido de que hay elementos que, con el tiempo, harán que esta historia sea posible en la realidad. Quizá en un plazo más largo del que los más optimistas imagina. Pero con alma. Una base en Marte, con científicos y trabajadores que pasan un tiempo para ganarse un buen dinero y luego hacer realidad sus planes de vida de vuelta en La Tierra. La versión moderna de ir a «hacer las Américas» para encontrar un futuro. Y el duelo, cuando uno de esos trabajadores, en la distancia, sin poder hacer nada, pierde lo que más quiere, a su prometida embarazada. Y un duelo patológico le lleva a convertirse en el «Emperador de Marte». Es una historia estupenda, muy recomendable, ganadora de varios premios, que se lee tranquilamente en una tarde, bien escrita, con empatía. Lo que decía. Con alma, con corazón.

Otro tono muy distinto tiene la también premiada A memory called Empire de Arkady Martine. Fue la primera novela de esta autora norteamericana, que previamente tenía una trayectoria de escribir relatos cortos. Martine crea un universo en el que la especie humana se ha extendido por la galaxia, ha formado un gran imperio que dura ya siglos, aunque permanecen algunos asentamientos independientes en la periferia de ese imperio, siempre en riesgo de ser absorbidos, por las buenas o por la fuerza. Existen también alienígenas que, o bien son amenazados por el imperio humano, o pueden ser una amenaza para este. En este entorno, una joven embajadora de una serie de estaciones espaciales independientes, dedicadas a la minería, se dirige a tomar su puesto en la capital del imperio. Dispone de una tecnología propia de su cultura, un implante cibernético cerebral, que le permite compartir la memoria de sus antepasados en el puesto. Y sus misiones son mantener por la vía diplomática la independencia de las estaciones a las que representa, y dilucidar la muerte de su antecesor en extrañas circunstancias. Pero el implante fallará cuando se encuentra ante el cuerpo muerto del anterior embajador. Y se ve metida en un ambiente de inestabilidad política por la sucesión imperial, mientras que también sufre un atentado contra su vida, en un entorno y en una cultura, refinada, pero extraña, y a veces violenta. También encontrará aliados, a veces inesperados, para salir adelante en su misión.

Esta novela tiene un comienzo interesante, lo que me hizo cogerla con ganas, pero tras este comienzo, durante unos capítulos se embarra en una larga presentación de situación, supongo que la autora está especialmente interesada en mostrar la riqueza de su imaginación a la hora de crear este universo, y en narrar algunos incidentes con más o menos trascendencia a largo plazo. Para mí, que soy partidario de cierta economía de medios, me produjo cierto atasco en la lectura. Pero poco a poco se va animando, avanzando en paralelo la peripecia criminal y la peripecia política, ambas interrelacionadas, por lo que al final consideré que la lectura del libro había merecido la pena. Es cierto que hay cosas que están sacadas por los pelos, como la historia romántica que sucede de repente en el tramo final del libro entre dos de los personajes, entre dos mujeres, que sinceramente me parece que no aporta y que no se justifica del todo por el transcurso de la novela. Pero bueno… parece que la autora convive con otra mujer, y quería dejar su apunte de diversidad en su libro. Pues vale. No tengo absolutamente nada en contra de la diversidad. Al contrario. Pero los elementos argumentales tiene que tener que ver con lo que se cuenta, y no forzar las cosas, cosa que sucede con frecuencia.. Me dicen, me cuentan, que hay una segunda entrega en este universo, en la que tal vez esta historia romántica tenga su papel. No lo sé. Tampoco he decidido si voy a seguir adelante con su lectura. El balance final ha sido positivo,… pero con un entusiasmo limitado. Creo que la novela tiene una extensión que no justifica lo que cuenta. Pero es lo que hay.

Lo de Arkady Martine es un pseudónimo de AnnaLinden Weller. Y me ha recordado a un personaje de la Segunda Fundación de Asimov, Arcadia Darell, una adolescente que quiere ser escritora y que insiste en ser llamada Arkady. No he encontrado ninguna referencia a si ambas cuestiones están relacionadas. Es una ocurrencia mía repentina.

[Cine] Longlegs (2024)

Sin categorizar

Longlegs (2024; 40/20240805)

Para mí, el acto de asistir a la sala de cine para ver esta película dirigida por Osgood Perkins, un director que hasta ahora se había movido en la mediocridad más absoluta por el repaso que he hecho a su filmografía, estuvo rodeado de una serie de circunstancias que no sé hasta que punto la opinión que voy a trasladar sea lo suficientemente ecuánime. Es ilusorio que cualquiera diga que emite una opinión objetiva sobre una película. Nuestras opiniones están sesgadas a priori por prejuicios inevitables, que se derivan de los valores que presiden nuestras vidas, la cultura en la que nos movemos, la educación que hemos recibido, formal o informal, o las experiencias previas, en las salas de cine o en otros medios artísticos o del mundo del espectáculo. Entre otras cosas que se os puedan ocurrir. Pero intento ser ecuánime. E cuando digo que quiero ser ecuánime, digo que pretendo que mi visualización de la película sea activa, participativa a cierto nivel, crítica, tanto si estoy predispuesto a favor como en contra, y dando siempre una oportunidad a la obra, siendo consciente que mis prejuicios pueden guiarme de forma equivocada. Y con este espíritu me dirigí el lunes pasado a ver una versión original subtitulada en español, aunque no necesité mucho los subtítulos, a las 16:30 de la tarde, después de salir de trabajar, en compañía de otras dos personas.

Y todo iba bien hasta que aproximadamente cuando llevaba 45 o 50 minutos de película empecé a sentirme mal. Me dolían las piernas, los brazos y la espalda, sentía un frío que no se justificaba por la excesiva potencia del aire acondicionado en la sala, como de costumbre en Zaragoza, salas siempre demasiado frías en verano y siempre demasiado cálidas en invierno, e incluso empecé a tiritar. Siendo médico como soy, mi diagnóstico de presunción fue «un escalofrío febril de probable origen infeccioso, viral en la mayor parte de las ocasiones». Cuando nos infectamos por un virus o una bacteria, el germen se multiplica en el órgano de entrada, y cuando alcanza un cierto nivel, pasa a la sangre, se produce una viremia o bacteriemia, y se desencadena un pico febril. La fiebre es un mecanismo de defensa del organismo ante la infección ya que puede detener o ralentizar la reproducción del germen. Pues eso es lo que pensé que me estaba pasando. Como había poca gente, me aparté de la gente que me acompañaba, me aislé, y a pesar del malestar, seguí viendo la película hasta el final. Cuando terminó, me cogí un taxi y me fui a casa… me puse el termómetro, no había fiebre, me tomé un ibuprofeno, tuve un episodio de sudoración profusa como si hubiera tenido fiebre, me sentí cansado, me fui pronto a dormir… y todo pasó en cinco horas. A las diez de la noche estaba durmiendo como un bendito y sin problemas. Ni idea de lo que me pasó en realidad.

La cuestión es si realmente pude apreciar o no las bondades o defectos de la película que vimos, y hasta que punto. Una película que se plantea en inicio dentro de caminos trillados. Un asesino en serie, una agente del FBI joven, relativamente bisoña, con un compañero veterano y simpático (Blair Underwood), y una ambientación fría, agobiante, con primeros planos en contrapicado con grandes angulares, y cámara subjetiva situándose en el punto de vista del personaje, con frecuencia. La joven agente (Maika Monroe), rarita, con traumas no bien definidos a cuestas, y una relación rara con su madre (Alicia Witt). La trama va derivando poco a poco hacia el satanismo, incluso con toques sobrenaturales, y poco a poco va apareciendo en pantalla un extraño personaje, el principal sospechoso, un irreconocible, en su caracterización, Nicolas Cage.

En primer lugar, los derivados de The silence of the lambs a veces me gustan y a veces no. Es un género que ni me entusiasma ni lo rechazo. Si está bien hecha, fenomenal, y si está mal hecha, mala suerte. La película que nos ocupa… está razonablemente bien hecha. No tan maravillosa como lo que he leído en algunos críticos y comentaristas, pero sí, está bien hecha. Con oficio y con cierta personalidad. Y también está bien interpretada. Bueno, la excesiva caracterización de Cage y su histrionismo al actuar no son de mi gusto a pesar de las alabanzas que recibe de algunos. Y la actriz protagonista no acaba de convencerme del todo a la hora de expresar sus angustias… pero no está mal. Pero el satanismo sobrenatural y estas cosas,… me cuesta más aceptarlas. En estos géneros me resulta muy difícil entrar en eso que se llama la suspensión voluntaria de la incredulidad. Soy demasiado incrédulo ante este tipo de fantasía. Porque el terror sobrenatural no deja de ser un subgénero de la fantasía, asociado o no al crimen. Cuando la fantasía es franca, cuando se crea un mundo realmente distinto, entro muy fácilmente en ella. El realismo mágico, el realismo fantástico, especialmente en literatura, también es un género en el que entro con facilidad. Estas películas de terror satánico no dejarían de ser una forma de realismo mágico. En un universo que parece el nuestro, surge algo de carácter fantástico, sobrenatural. Pero no suelo poder con ello.

El caso es que me desligué emocionalmente de la película en el momento en que los aspectos fantásticos de la película aparecieron. El problema es que también coincidió con mi malestar físico. ¿Influyó este en ese desenganche del filme o este hubiera sucedido igualmente de todos modos? No lo puedo asegurar con rotundidad. Creo que, por experiencias previas en los últimos años, no muy frecuentes, porque es un género que no frecuento, sí se hubiera producido. Pero si he de ser sincero y ecuánime, no puedo dejar de lado la hipótesis de que el malestar físico que sufrí influya en una opinión más fría que tibia hacia esta película. Mi valoración subjetiva son esas dos magras estrellas. Que normalmente se interpretarían como un suspenso. Pero como podréis leer si seguís el enlace a la interpretación que hay que hacer de ese sistema de estrellas, veréis que los defino como «Es una película que me parece floja, o bien, que sólo puede ser atractiva para los amantes del género al que pertenece. …» Es decir, no debéis interpretar que la considero una película mala o regular. Es que no me interesó. Por lo tanto, si el género os gusta, puede que la consideréis una buena película. A vosotros os toca decidir. ¿Creéis que soy ecuánime en mis opiniones?

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: **

[Cine] The bikeriders (2023)

Cine

The bikeriders (2023; 38/20240728)

El domingo por la tarde comentaba en mi entrada de recomendaciones fotográficas semanales sobre Danny Lyon y su reportaje en profundidad más emblemático, y que lleva como título el mismo que esta película, The bikeriders. O más bien, al contrario. Esta película lleva el título de aquel célebre reportaje, y está inspirado por él. Dirigida por el interesante Jeff Nichols, una de cuyas películas previas me gustó bastante, lo que más me atrajo para aceptar la invitación para ir a ver la película es el reparto de la misma. Porque el tema… la verdad es que no mucho. Pero vamos a ver que tal.

La película nos habla de un club de moteros en los años 60 del siglo XX. La historia del club, y especialmente de sus personajes principales se nos cuenta en retrospectiva, por las entrevistas de Danny (Mike Faist), un fotógrafo alter ego de Danny Lyon a Kathy (Jodie Comer), inspirada por la real Kathy Bauer la novia/esposa de uno de los integrantes del club, Benny (Austin Butler). O banda de moteros. Difícil de señalar la denominación adecuada, según cómo lo veas. Y todo se remonta años hacia atrás, cuando Kathy conoce a Benny, y cuando Johnny (Tom Hardy), el líder informal de un grupo de amigos, decide que ese grupo de amigos moteros se van a organizar. La película nos irá narrando lo que fueron los inicios, los buenos tiempos y la decadencia y corrupción de la idea, cuando determinados elementos lo convierten en una banda de crimen organizado. Así como la peripecia en las vidas de estos tres principales protagonistas.

La película no ha tenido un gran impacto entre el público y la taquilla. Se presentó durante el 2023 en diversos festivales, con una excelente acogida, pero ha tardado en llegar a las pantallas. Ni siquiera en su país de origen ha llegado hasta el mes de junio de este 2024. Y sin embargo, es una película realizada con mucho esmero, incluso con elegancia me atrevería a decir. Fotografía, una estupenda banda sonora con temas de la época, ambientación… el diseño de producción en su conjunto es de muy buen nivel. Y Nichols es un excelente director de actores, como puso de manifiesto en la película que he enlazado antes, especialmente si además cuenta con un reparto muy profesional y de gran nivel. Es difícil decir quien sobresale más, aunque yo apuesto por una inspiradísima y convincente Jodie Comer, que ya ha mostrado en otras ocasiones mucha calidad en su trabajo. Una inglesa muy adaptable a papeles de muy distinto tono, y con mucha presencia en pantalla. Pero hay muchos otros intérpretes interesantes en el largomentraje.

Dicho lo cual, personalmente arrastré en todo momento que el tema me interesa poco. Has de empatizar con algo o con alguien para engancharte a la historia. Pero a mí, el entorno de masculinidad malentendida y muchas veces tóxica que rodea el club de moteros, y que de una forma u otra hemos visto en muchas películas norteamericanas cuando hablan de determinados sectores de esa sociedad, me tira para atrás. A lo que se suma que la película arranca fuerte, y no tiene un mal final, pero hay un momento, a partir de la mitad del metraje, en el que me da la sensación de estar constantemente dándole vueltas a unas situaciones que podrían haberse contado de forma eficaz con mayor economía de medios. ¿Puede ser recomendable? Pues ya he dicho… está bastante bien hecha, y tiene unas interpretaciones de muy buen nivel. Pero si el tema no te interesa…

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[Libro] Invisible – Paul Auster

Literatura

El 30 de abril de este 2024 falleció el escritor norteamericano Paul Auster (1947-2024) a los 77 años de edad, como se suele decir eufemísticamente «tras una larga enfermedad», o sea, de cáncer. Estos eufemismos siempre me remiten a un ensayo de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, un texto que marcó de forma considerable mi forma de enfocar me profesión cuando apenas estaba comenzando mi recorrido en la misma. Sontag también falleció «tras una larga enfermedad». El caso es que a lo largo de los últimos 20 años leí varias obras de Auster, que en general me gustaron bastante. Y siempre he celebrado alguna de sus trabajos en el mundo del cine, aunque siempre más como guionista que como director.

En ese contexto, poco después de su fallecimiento apareció la novela que hoy nos ocupa de oferta en mi tienda habitual de libros electrónicos. Y por supuesto la compré, y me puse a ella. Poco antes de viajar a Japón. Este es uno de los libros, cuyo comentario me salté por adelantar uno (o dos) de los que leí como consecuencia del viaje. Y como es frecuente en las obras de Auster, nos traslada a Nueva York, donde encontramos a un joven estudiante universitario, que tiene un encuentro con un excéntrico francés, adinerado, y con su ligue del momento. El francés le propondrá un negocio editorial que supondrá su lanzamiento en el mundo laboral y empresarial. Y en una ausencia del adinerado mecenas, mantendrá una relación con la joven. Pero cuando vuelva el francés, un hecho delictivo pondrá final a estas relaciones. Hasta que un día se traslade a París y vuelva a encontrarlos.

Ambientada en los años 60, los temas que impregnan la novela son de carácter ético. El joven se encuentra en una situación compleja en su vida. Universitario, su vida como tal está a punto de terminar, con el riesgo de ser llamado a filas, a la guerra del Vietnam. Se siente atraído por el mundo sofisticado, por las posibilidades que da el dinero, por una mujer más interesante por su personalidad y puesta en escena que por su físico. Y en concreto, se siente hipnotizado por las oportunidades que le ofrece el rico francés… al mismo tiempo que se horroriza por sus acciones, fuera de la moral convencional, y por lo que pueden representar sus actividades, supuestas, no realmente conocidas, en ese mundo hipócrita de violencia trasladada a otros países y otras sociedades que fue el mundo de la llamada Guerra Fría, tan caliente en muchos lugares.

No voy a decir que sea el libro que más me ha gustado de Auster. Pero me ha gustado, bastante. Tiene su emoción. Tiene sus dilemas éticos. Tiene las dudas sobre si lo que el joven vive es real o hay una parte de delirio, de paranoia. Es interesante también la estructura del libro, en tres partes. La primera, escrita en primera persona, transcurre en Nueva York y narra las relaciones en el triángulo entre el joven, el francés y la mujer. La segunda, escrita en segunda persona, es una especie de interludio, que marca en gran medida el destino del joven, y en el que relata el haber mantenido relaciones incestuosas con su hermana durante un verano. La tercera, escrita en tercera persona, por un antiguo compañero de la universidad, sobre las notas del protagonista, y narra su vida en París, y su relación con el francés, su prometida, la hija de su prometida, y las consecuencias. Hay una última parte en la que se reflexiona, tras la muerte del protagonista, lo que puede haber de cierto o no en la vida del protagonista. Y de fondo siempre tenemos la cuestión de la fiabilidad del narrador, de la confianza que nos merece, de su objetividad/subjetividad. Esta es una cuestión que cada vez me interesa más, analizar la subjetividad del narrador. Por ello, cada vez me interesan más la narraciones en primera persona, en las que por sistema dudamos de su fiabilidad. Interesante es ese interludio narrado en segunda persona, una forma curiosa en la que el propio narrador intenta mirarse a sí mismo como si fuera otro, como si lo que estuviera narrando le estuviera pasando a otro. Introduciendo todavía más dudas sobre la fiabilidad del propio narrador.

Como veis, no faltan elementos de interés en esta novela. Una novela que me interesó vivamente mientras la leía, que luego me produjo un bajón, porque su cierre me resultó hasta cierto punto insatisfactorio, pero luego ha ido creciendo de nuevo en la memoria. Y tened en cuenta que hace ya mes y medio largo que la terminé de leer. En fin, que como todo lo que he leído de Auster, me parece muy recomendable.

[Cine] Hit man (2023)

Cine

Hit man (2023; 29/202400612)

Nos costó decidir esta semana qué película ir a ver a las salas de cine. Por costarnos, nos costó decidirnos a ir a las salas de cine. La cartelera no está demasiado atractiva. Y las políticas de exhibición de las salas de cine, especialmente de las únicas en Zaragoza que proyectan versiones originales, no estimulan mucho tampoco la cosa. Es como si hubiera una conspiración para convencer a los espectadores de que se queden en sus casas viendo la caja tonta. En fin… pero la afición es lo que tiene, a veces es capaz de salvar los obstáculos puestos por la estupidez humana. Y además, la película que elegimos está dirigida por Richard Linklater, un director que nos resulta simpático. Y que hacía que no supiésemos qué nos íbamos a encontrar.

No sabía muy bien como ilustrar la entrada… no tengo fotos de Nueva Orleans, y me he decidido por la fotogénica extravagancia neoclásica que es el Palacio de Bellas Artes de San Francisco.

No nos engañemos. Si en estos momentos vemos en la cartelera una película que se titula sicario aunque sea en inglés… pues es que uno piensa en las enecientas películas que se llaman así o parecido, casi todas cortadas por el mismo rasero, y poco interesantes para nosotros salvo contadas excepciones. Pero bueno… siendo Linklater. En pantalla se nos muestra una historia protagonizada por Gary, un profesor universitario de psicología (Glen Powell), que colabora con la policía, porque es un manitas, en las escuchas electrónicas de presuntos delincuentes que llevan a cabo los infiltrados de la propia policía. O sea… nada que ver con la psicología. Pero un día, el madero que tiene que infiltrarse es suspendido de empleo por burro y para salir del paso le piden que haga el de cebo. Y lo hace muy bien. A partir de ahí, comienza a actuar como un falso asesino a sueldo que es llamado por gente que quiere matar a otra gente, y cuando les graban en el acto de contratar al asesino, pasándole el pago por el servicio, son detenidos. Un día, la clienta es una señora muy mona, Madison (Adria Arjona), a la que Gary convence de forma sutil de que no se meta en el jaleo. Lo que no sabe es un tiempo después se la encontrará y empezarán una relación… más sexual que amorosa. Y necesariamente acabará liándose parda. Todo ello, en Nueva Orleans.

La película está inspirada por un tipo que se llama Gary, profesor universitario, que colaboró en la realidad con la policía para detener a 70 personas que pretendían matar a alguien. Aunque ya se avisa al final del largometraje, no cometió alguno de los actos que los protagonistas de la película comenten en la ficción. O por lo menos no consta ni se sospecha. El planteamiento es original. Esto de un tipo, que no es policía, pero que se las apaña bien para encarnar a un asesino… o a muchos, porque crea un personaje distinto para cada «cliente»… pero… El pero. Creo que la película es una oportunidad perdida. La película quiere jugar a muchos palos. A comedia policiaca. A intriga criminal. A romance sexy y divertido. A comedia negra. Pero sin centrarse en ninguna cosa en especial. Va saltando de palo en palo. Por ejemplo, la inmediata, lo que pensábamos que iba a ser al principio, no realiza un comentario, menos un análisis, de la ética de ponerle fácil a una persona el acto de contratar a un asesino. Lo cual le lleva a cometer un delito que, si no se lo hubieran puesto fácil, quizá nunca hubiera cometido.

En otro orden de cosas, los dos protagonistas tienen una razonable buena química y no lo hacen mal, por lo que se podría haber explorado más y mejor la relación, las sutilezas de la mujer, las contradicciones que puede suscitar su posición como víctima/perpetradora… Hay muchas situaciones de ambivalencia y dudas que se podrían haber explotado. O el follón en el que se mete el protagonista que tarde o temprano le tendría que saltar a la cara de forma más compleja y con una resolución menos sumaria de lo que se plantea en la película. En resumen, es una película que se deja ver, pero que no acaba quedando redonda en ninguna de sus facetas. En cierto modo, es una oportunidad perdida, como ya he dicho. Y por ello, deja un cierto regusto amargo, y la sensación de que no va a perdurar en la memoria. No está mal, pero es una pena.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Misanthrope (o «To Catch a Killer») (2023)

Cine

Misanthrope (o «To catch a killer») (2023; 10/20240211)

Hoy no iba a ser cine; iban a ser fotos de viaje… pero una metedura de pata me ha hecho cambiar de plan. Quizá mañana. No tenía especiales planes para ver esta película. El fin de semana pasado nos sentíamos satisfechos con celebrar los aniversarios de Ozu. Pero un grupo de amigos con los que actualmente no suelo ir al cine, antaño sí, me invitaron a esta matinal. Son gente muy maja, muy divertida. Pero con ellos corres de ver mucho blockbuster o películas de entretenimiento más o menos espectaculares pero de calidad dudosa. El promedio de mi valoración de las películas que veía entre los años 1999 y 2003, por ejemplo, cuando solía ir con ellas a sesiones matinales, es mucho menor que los de los últimos años. Pero acepté. El director, el argentino Damián Szifron, tiene títulos muy interesantes en su filmografía. Esta es su primera película en inglés. Y su actriz protagonista, Shailene Woodley, tiene oficio, aunque con cierta irregularidad a la hora de seleccionar proyectos.

La película no es especialmente original en su planteamiento. Un asesino múltiple que causa el caos durante la nochevieja, una espabilada policía aunque de bajo rango (Woodley), y un personalísimo agente del FBI al cargo de la investigación (Ben Mendelsohn), que ve potencial en la chica para ayudar en el caso. Hay un tercero en discordia, otro del FBI (Jovan Adepo), pero no aporta mucho a la película, parece estar ahí más para cubrir la cuota étnica que otra cosa. Y a partir de ahí comienza una investigación, en Baltimore, en la que como de costumbre los políticos y los «de Washington» dan mucho por el saco. Si lo piensas bien, Washington D. C., la capital del país, tampoco está muy lejos de Baltimore. Como entre Zaragoza y Huesca. Así que será más fácil que los «de Washington» den mucho por el saco.

Tengo la sensación de que algo raro pasó con esta película. Porque la preproducción comenzó en 2019. Se rodó en 2021. Hasta ahí, comprensible el retraso por la pandemia. Pero no se estrena hasta 2023 en EE.UU. Y tarda casi un año en llegar a España. Y se iba a titular Misanthrope, de ahí su título en España, Misántropo, y así consta el título original en IMDb, pero en las búsquedas de IMDb y en Wikipedia la encuentras como To catch a killer. Bandazos que suelen tener que ver con problemas de algún tipo con la película que no he identificado. El caso es que nos encontramos con una película correcta, bien interpretada, técnicamente bien rodada, que sin ser original tiene mucho potencial para entretener y de hecho entretiene. Es cierto que su desarrollo da algún bandazo de otro, quizá porque la premisa inicial se agota muy pronto, y porque el substrato profundo de los conflictos internos de los protagonistas no están del todo bien desarrollados. Y hay algunas cosas de la conclusión que también chirrían.

Globalmente considerada, es una película aceptable para una circunstancia como la que nos llevó al cine. Un grupo de amigos con ganas de entretenerse en la mañana del domingo. Probablemente no nos acordaremos mucho de ella dentro de un tiempo. Pero cumple con su misión. Creo que quienes la plantearon tenían la ambición de que si les quedaba bien y tenía éxito, podían explotar el filón de las secuelas a partir del personaje de Woodley, que por cierto aparece en los títulos como productora. Probablemente no tendrá sueldo fijo, sino que sus ingresos dependan de ingresos. Pero no creo que haya secuela. No parece que esté teniendo mucha repercusión mediática ni en taquilla. De alguna forma, me parece más una película de los años 90, época en la que este tipo de películas se prodigaron. Aunque sin matrimonios homosexuales en aquel momento. En fin, se deja ver y entretiene, y ya está.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Saltburn (2023)

Cine

Saltburn (2023; 03/20240114)

Las semanas cinematográficas suelen empezar los viernes. Es el día en que llegan a las salas de cines los nuevos estrenos. También suele coincidir con el día en que las plataformas en línea estrenan sus largometrajes propios. Al fin y al cabo, es la víspera del fin de semana, cuando el público tiene fiesta y más tiempo y posibilidad de ir a las salas o acoplarse al televisor. A nosotros eso nos influye relativamente. No es infrecuente que la película de la semana la veamos llegado ya el miércoles o el jueves, al final de la semana cinematográfica. Pero en este principio de año estamos acumulando nuestra asistencia a los estrenos en los primeros días de la semana. Bueno… desde el punto de vista cinematográfico, el lunes sería el día del medio de la semana, con viernes, sábado y domingo por delante, y martes, miércoles y jueves por detrás. El caso es que, al igual que la semana anterior, hemos iniciado la semana cinematográfica con dos estrenos, uno en plataforma y otro en salas, que nos han resultado más interesantes de lo que pensábamos, lo cual está muy bien.

Ilustro con fotografías del viaje a Inglaterra, Londres y Cambridge, en el invierno de 1994, realizadas en blanco y negro con la extraviada Minox 35ML y película Ilford Delta 400.

E iniciamos el comentario con el estreno en plataforma, en Amazon Prime Video. Es un estreno que lleva ya unas semanas, y que estaba despertando muchos comentarios positivos en distintos medios. Dirigida por Emerald Fennell, que ya sorprendió con su más que interesante primer largometraje. Fennell es también actriz, e interpretó a la joven Camilla Parkes-Bowles en The Crown, entre otros papeles muy diversos en su carrera, habitualmente en papeles secundarios. Y aquí nos lleva a una comedia retorcida, comedia negra, con regusto a Patricia Highsmith. Un joven con pocos amigos (Barry Keoghan), poco integrado, es admitido, becado, en la universidad de Oxford, donde es mirado con desprecio por los alumnos más privilegiados por la posición social de sus familias. No obstante, tras un incidente con una bicicleta, y tras contarle la triste historia de su familia, hace amistad con una de esos estudiantes privilegiados y adinerados (Jacob Elordi), que le invitará a pasar unas vacaciones en su mansión, Saltburn, con su familia, donde destaca la matriarca (Rosamund Pike). Pero allí empezarán a suceder tragedias.

No esperaba mucho de esta película. Pero claro, aquel primer largometraje, protagonizado por Carey Mulligan, que también tiene un pequeño papel en esta película, y las buenas críticas eran aliciente suficiente para ver esta nueva película. Al puro estilo británico, la película está realizada con excelente oficio. Filmada en un agobiante formato académico (1,37:1), con película fotográfica tradicional, muy bien fotografiada por el sueco Linus Sandgren, garantía de calidad, queda claro que Fennell sabe cómo hacer cine, aun con su escaso bagaje como directora. Si a eso añades un reparto de intérpretes británicos que tienen calidad para dar y vender, cierto grado de éxito está asegurado.

Sin embargo, la historia es compleja. Es compleja de contar y de digerir. Este Ripley universitario que nos ofrece Fennell es inequívocamente perverso, pero también lleno de complejos y de contradicciones internas. Y la familia de aristócratas vacíos de contenido y pensamiento, muchas veces mera fachada, también tiene algunas complejidades internas que son complejas de explorar. Fennell, evidentemente busca epatar al espectador. Con escenas de erotismo, enfermizo en no pocas ocasiones, y violencia, que no se recrean en lo explícito o en el gore, pero son elementos que están ahí. Y esta complejidad en combinar temas, historia y personajes hace que la película tenga sus altibajos, y sea en algunos momentos difícil de digerir. No obstante, creo que merece la pena darle una oportunidad. Es menos frecuente de lo que parece que los directores rueden con libertad. Véase uno de los éxitos del año pasado, que presentaba constricciones evidentes a la hora de transgredir, y que a la corta o a la larga le pueden pasar factura en la temporada de premios. Claro,… no está claro que Hollywood le hubiese perdonado las transgresiones que merecía.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Anatomie d’une chute (2023)

Cine

Anatomie d’une chute (2023; 67/20231208)

La semana de los festivos múltiples de principios de diciembre, con los estrenos descolocados de su día habitual, los viernes, para llevarlos a un miércoles, nos trajo esta película de la francesa Justine Triet, que venía precedida de una serie de éxitos en festivales y premios, y con críticas extremadamente favorables. También se había hablado mucho de la interpretación de su protagonista, la alemana Sandra Hüller, que parece estar en estado de gracia absoluta, ya que estamos esperando una película que también protagoniza sobre los campos de exterminio nazi, que también está recibiendo buenísimas críticas. Ya adelanto que este drama judicial que nos ocupa hoy es la primera película del año, y a la altura que estamos probablemente la única, que me merece una matricula de honor sin paliativos en todas sus dimensiones, con consideración de obra maestra absolutamente imprescindible. Intentaré explicarme.

Los Alpes franceses, no en Grenoble sino cerca de Chamonix, pero es lo que tengo a mano. No he tenido ocasión de vistar (todavía) Grenoble. Pero me lo debería plantear. Más por las montañas cercanas que por la ciudad en sí misma.

Un matrimonio con un hijo con una discapacidad visual consecuencia de un accidente vive en un chalé de los Alpes franceses, no lejos de Grenoble. Ambos cónyuges son intelectuales que viven de la escritura o de la enseñanza. Y tras una entrevista de una periodista a la esposa, interrumpida por el esposo de forma auditivamente violenta, música a gran volumen, el esposo se precipita por una ventana y muere. En la casa sólo había tres personas. Ambos cónyuges y el niño con escasa capacidad visual. Y el perro lazarillo del niño. En realidad, el niño estaba dando un paseo con el niño. Y la esposa también sale en algún momento de la casa. Pero sólo hay tres posibilidades; o es un accidente, o es un suicidio, o la esposa ha matado al marido. Descartado el accidente, se encausa a la mujer como sospechosa y se lleva a juicio. Hay que decidir si los indicios indirectos que existen en la escena del fallecimiento son suficientes para declarar que es la escena de un crimen cometido por ella, o no.

Siempre he dicho que no me gustan especialmente los dramas judiciales. Eso sí, cuando me gustan, me gustan más que nada. El título de la película, en castellano Anatomía de una caída, nos lleva de inmediato a pensar en otra gran película del género judicial, Anatomy of a Murder de Otto Preminger, excelente drama interpretado por James Stewart, Ben Gazzara y una guapísima Lee Remick. Excelente producción que recibió siete candidaturas a los Oscar, aunque no ganó nada porque se tuvo que enfrentar a Ben Hur, The Diary of Ana Frank y Some Like It Hot (Con faldas y a lo loco) entre otras. Menudo año el de los Oscar de 1960. Pero si aquella película de Preminger diseccionaba el proceso judicial ante jurado con sus bondades y con sus trampas (con la maravillosa música de Duke Ellington… es que lo tenía todo), la de Triet disecciona otras cosas. El propio título de la película tiene un claro doble sentido. Una caída. Pero, ¿estamos hablando de la caída de un cuerpo al vacío desde un balcón? ¿O estamos hablando de la caída al vacío de un matrimonio condenado por el duelo ante las secuelas del niño, por los sentimientos de culpabilidad, o por los reproches entre los cónyuges? ¿O por los celos profesionales de uno ante el éxito como escritora de la otra? ¿O qué tienen que ver las infidelidades que surgieron tras el accidente?

Asistimos en la película a una presentación, en los momentos previos y los que se dan durante la caída del fallecido, a una somera investigación, no es una película policial, y en lo que se hace incidencia tiene más que ver con el niño y su capacidad para actuar como testigo fiable que otra cosa, y fundamentalmente a un juicio. Pero el juicio, lo que desgrana con minuciosidad, con testimonios diversos, es la crisis de un matrimonio burgués en todos sus frentes. Crisis con una serie de elementos que se pueden dar en cualquier matrimonio de clase media de cualquier país de la Europa occidental contemporánea, y que es lo que realmente disecciona la película en esta particular lección de anatomía. Todo apoyado en una realización absolutamente impecable. Muchos dirán que sobretodo apoyado en la interpretación de Hüller, pero no es cierto. Siendo esta de primerísimo nivel, y muy bien acompañada por el resto del reparto, especialmente por el niño Milo Machado Graner, fenomenal, no hay que quitar el menor mérito a la excelente puesta en escena que nos ofrece Triet, y al preciso guion que también firma junto a Arthur Harari. Todo funciona como un reloj.

Dos preguntas surgen tras ver la película. Una, ¿es recomendable?… Es obligatoria. En serio. A poco que tengas una mínima afición al séptimo arte, no te la puedes perder. De lo mejor. Dos, ¿fue un crimen?… ¡A quién coño le importa!

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: *****

[Cine] Reptile (2023)

Cine

Reptile (2023; 64/20231115)

Tras unas semanas en las que enlazamos varios fines de semana muy productivos en lo que a las visitas a las salas de cine se refiere, especialmente por la programación de sesiones en versión original en sesiones matinales, muy convenientes para nosotros, ahora, por diversos motivos, no hemos podido acercarnos a ellas durante un par de semanas. Por ello, he rescatado algunas películas de los estrenos directos en plataformas en línea, como la que comenté la semana pasada y esta que comento hoy. Habrá alguna más. Espero que este fin de semana tengamos alguna posibilidad de volver a la pantalla grande. El caso es que este estreno directo en Netflix, dirigido por Grant Singer, al menos en España, me interesó por su reparto, así que le dediqué el rato después de la cena hace una semana, más o menos.

Sausalito no está precisamente en Nueva Inglaterra, donde transcurre la acción de la película,… pero no se me ocurría nada mejor para incorporar a esta reseña.

Singer ha trabajado sobretodo en la dirección de vídeos musicales, aunque tiene en su haber algún documental, también sobre el mundo de la música. Así que creo que esta es su primera incursión en el largometraje de ficción. Una película policial, cine negro, que tiene como protagonista a un veterano policía de algún lugar de Nueva Inglaterra (Benicio Del Toro). Un policía íntegro aunque con pasado tormentoso, muy enamorado y apoyado por su esposa (Alicia Silverstone), y que se ve inmerso en la muerte de una mujer joven, en la que el principal sospechoso inicial es el novio (Justin Timberlake), o el hombre con el que todavía está casada, en un hipotético crimen pasional. Pero luego se irá desenmarañando una trama de corrupción a diversos niveles, incluido el policial, que pondrá patas arriba todo su mundo.

Película que si se salva es por poco, y por el trabajo actoral. Singer hace una labor correcta pero sin más, para una película de cine negro, que pretende mantener un equilibrio entre lo clásico y los temas modernos, pero que acaba siendo poco atractiva, sin encontrar del todo el ritmo adecuado, y sin aportar elementos que realmente atrapen al espectador en el misterio de la muerte de la mujer y en el desarrollo de la trama de corrupción. A salto de sorpresa «imprevista», pero relativamente previsible en más de una ocasión, es una de esas películas que cuando te planteas si merece la pena o no, puede que sí, ya llevas demasiado tiempo invertido en ella para no terminarla. ¿Es recomendable? Pues si estas suscrito a Netflix y realmente no tienes nada mejor que hacer… pero incluso en la misma plataforma seguro que hay alternativas mejores. Es lo que hay.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **/***

[Cine] Killers of the Flower Moon (2023)

Cine

Killers of the Flower Moon (2023; 58/20231023)

Mi relación con el cine de Martin Scorsese ha sido siempre compleja. El veteranísimo director me cae bien. No solo he visto sus películas, también he leído algún libro suyo, sobre cine, claro, y me han gustado. Me gustó su tono, sus ideas, lo que contaba… Y no cabe la menor duda de que habiendo sido uno de los directores de una generación que a partir de los años 70 del siglo XX hizo evolucionar al cine, hoy en día, cincuenta años más tarde, representa lo que podemos llamar un cine clásico, distinto del de décadas anteriores. Pero… siempre hay un pero,… muchas de sus películas, incluidas algunas de las más celebradas, no me interesaron. No me interesaron sus historias, sus personajes… producciones excelentes,… de las que me desenganchaba con facilidad. Es lo que hay. Para empezar, por ejemplo, porque las historias de mafiosos muy raramente me interesan, y les ha dedicado muchas horas de metraje. La película actual… no deja de ser una película de mafiosos. Pero tiene muchas otras cosas. Y ya adelanto, es una excepción a lo que acabo de comentar. Esta sí que me ha interesado. Y me ha gustado.

No tengo muchas fotografías relacionadas con los nativos americanos. Pero algunas hay, como estos lugares de mi reciente viaje a San Francisco y Yosemite Valley. Lugares muy distintos a las grandes llanuras del medio oeste americano.

La historia narra una parte de los hechos, más o menos ficcionalizada, de los asesinatos de miembros de la tribu de nativos americanos de los Osage en el estado de Oklahoma, Estados Unidos, durante los años 20. Un sistema demencial de gestión de derechos económicos por le petróleo hallado en las tierras asignadas a esta tribu, que no eran ciudadanos de pleno derecho y se encontraban tutelados por el gobierno, permitió que una serie de individuos de origen europeo se enriquecieran adquiriendo estos derechos mediante matrimonios y subsiguientes asesinatos de miembros de las familias de nativos para heredar esos derechos. El deficiente y corrupto sistema policial y judicial evitó las investigaciones de estos asesinatos, hasta que una denuncia llegó a la recién creada Oficina de Investigación, antecesora del FBI, que llevó a algunos perpetradores a la justicia. La película cuenta cómo se llegó hasta esta investigación, siguiendo los asesinatos de las mujeres de la familia Kyle, hasta que la superviviente Mollie (Lily Gladstone), denunció el intento de envenenamiento contra ella y los asesinatos de su familia, instigados por William Hale (Robert de Niro), y en los que participó su propio marido (Leonardo DiCaprio), sobrino de aquel.

La película es un ejemplo de la absoluta maestría de Scorsese detrás de las cámaras. Hoy en día se considera un ejemplo de clasicismo, y quizá se una excepción a otras formas de realizar actuales, pero en su momento supuso un cambio notable en la forma de hacer cine, que en muchas ocasiones sigue siendo perfectamente válida. Con una fotografía impecable (Rodrigo Prieto, muy de actualidad este año) y una banda sonora de Robbie Robertson, minimalista, pero impecable e implacable en su capacidad para reforzar el ominoso ambiente de la película, soy incapaz de poner pegas a este largometraje. Algunos han argumentado, levemente, contra su duración, de tres horas y media. Quizá podría haberse resumido algo, pero a pesar de ese exceso de metraje, la cosa funciona sin problema, y no te cansas en ningún momento, no pierdes la concentración y te mantienes atrapado a lo que está sucediendo en la pantalla.

Y hemos de hablar de uno de los grandes activos de la películas, el reparto. También me cuesta encontrar fallos en la interpretación de los tres papeles principales. Creo que Robert de Niro hace el mejor papel que le he visto en por lo menos un par de décadas, si no más. DiCaprio no es santo de mi devoción, pero tampoco le puedo poner pegas a su matizada interpretación del personaje más complejo, y a la vez más simple, el que mejor representa la hipocresía del hombre blanco común del pueblo llano de la época, incapaz de ver con claridad la inmoralidad de sus actos, o de responsabilizarse plenamente de ellos. Y la poco conocida Gladstone es la que se está llevando un mayor número de elogios, por una interpretación llena de matices, muy contenida, de más gestos que palabras.

La película está basada en un libro que, en realidad, por lo que tengo entendido, está más destinado a glosar los primeros y más sonados casos del embrión del FBI que a denunciar el racismo de la sociedad americana. Pero Scorsese le da la vuelta al tema para centrarlo en lo realmente importante. Se ha criticado que se vuelvan a presentar unos hechos denunciables desde la perspectiva del hombre blanco. Muchos hubieran abogado por que la narración se hubiera hecho desde el punto de vista de Mollie y no del de su marido. Pero no creo que ello invalide la película, puesto que al cabo es una película moral, ética, en la que se diseccionan las contradicciones de un tipo simple, como muchos de sus compatriotas en aquellos momentos, en un far west que está dejando de serlo, pero que todavía lo es, y que incluso en el momento definitivo, cuando finalmente entiende que debe hacer algo decente, también le falla a su esposa, de la que afirma estar muy enamorado. El «amor» del maltratador, siempre falso. El conjunto no es perfecto, como para calificarla de obra maestra indiscutible. Pero se acerca mucho, es una excelente película, imprescindible me atrevería a decir, que todavía crece más en el recuerdo cuando pasan unos días después de su visualización. Todos al cine. Por favor… en versión original. De verdad. Si no, pierde parte de su sentido. Y de sus cualidades artísticas. El doblaje en España no es algo de lo que debamos enorgullecernos, es una lacra para el arte cinematográfico.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****