Como la red del hostal iba esta mañana como el culo, aprovecho la red gratis del cantón de Escafusa (Schaffhausen) mientras tomamos unas cervezas amenazados por la tormenta, para contaros que hemos navegado por el Rin y visitado la isla de Reichenau.
Mes: agosto 2018
VIAJES – FRIEDRICHSHAFEN, ALEMANIA
ViajesVIAJES – FRIEDRICHSHAFEN, ALEMANIA
ViajesVIAJES – CONSTANZA, ALEMANIA
Viajes[TV] Crónicas de un pueblo a la coreana
TelevisiónAntes de pasar durante unos días al modo «sólo fotos», una entrada televisiva. En las últimas ocasiones en qué comenté alguna serie de ese placer vicioso y culpable en que se han convertido las series orientales, las coreanas en concreto, que emiten en Netflix, ya dije que estaba un tanto cansado del esquema repetitivo de la/os comedias/dramas románticos del país oriental. Todos ellos cortados por el mismo patrón. Así que me dije que me iba a negar a caer en la misma trampa. Por lo menos durante un tiempo. Y parecía que me iba a olvidar de las series coreanas.

Entorno agrícola, campos y paisajes de montaña, y una pequeña comunidad rural de personajes que bordean el friquismo agrorural.
En estas estábamos cuando me encontré con un artículo que hablaba de lo interesantes que eran. No recuerdo el enlace, lo siento. Pero el caso es que recomendaba algunas que, según decían, se salían de los caminos trillados mencionados en el párrafo anterior. Entre ellas, nos hablaban de un drama familiar, Heaven’s Garden en su título internacional, Cheonsangui Hwawon [천상의 화원-곰배령], que ponían muy bien. Algo que contrasté con otros sitios antes de meterme con esta producción de nada menos que 30 episodios de una hora larga de duración.
El comienzo era relativamente prometedor. Una mujer se refugia con sus dos hijas en casa de su padre en un pequeño pueblo, cuando su marido es ingresado en presión por irregularidades financieras en su negocio. De las dos niñas, una, la mayor, es hija del marido con una relación anterior. Y la mujer lleva extrañada de su padre desde que se casó, puesto que este no aprobó el matrimonio. Se planteaba por lo tanto un drama a múltiples bandas que podía ser interesante. Y así fue durante algunos episodios. Pero luego…

La serie se convierte progresivamente en una versión coreana de aquellas Crónicas de un pueblo con las que el tardofranquismo intentó adoctrinar a los españoles atados a la única televisión que podía ver. Un lugar cuasi idílico, donde los vecinos tenían algunos problemas, algunos conflictos, pero que el buenismo de los valores tradicionales superaban cualquier problema. Democracia orgánica y verticalidad social. Pues este pueblecito coreano en las montañas que parece que pasa la mayor parte del año nevado, parece regirse por los mismos principios; eso sí, triunfando en la difícil economía de mercado a base de comercializar mermelada de cebolla y bayas coloradas y cebolla liofilizada en polvo (¡?)
Entre medias, el drama familiar, en el que la mujer protagonista arrastra consigo las consecuencias de haber tomado la decisión de divorciarse, y con ello haber roto el matrimonio con un tipo que, lo mires por donde lo mires, es un gilipollas de mucho cuidado. Una lección hasta el último minuto de la serie de cuál es el «papel de la mujer» en el mundo ideal de quien quiera que haya ideado semejante producto carpetovetónico, o su equivalente coreano, en la segunda década del siglo XXI. Como para causar un infarto del disgusto a cualquier persona con una sensibilidad mínimamente feminista o cuando menos defensora de la igualdad de derechos y ante la ley entre las personas de distinto sexo.

No sé muy bien por qué aguanté hasta el final. Quizá con la esperanza de que en algún momento recuperarían el tino y al final devolverían un poco de modernidad al contenido y las tesis de la serie. Pero no. Esta mantiene el rumbo al pasado y al retroceso social sin desfallecer, al mismo tiempo que se pierde en tonterías argumentales que le dan un final casi berlanguiano, pero si en el tono crítico y mordaz del buen don Luis.
Pensaréis que he aprendido la lección y que he desterrado para siempre o durante una buena temporada las producciones del país oriental. Pero no… que estoy con una producción histórica que puede que me devuelva la confianza en las capacidades televisivas de un país que en el cine para pantalla grande ha demostrado buen hacer. De entrada, la protagonista es una de las de una de las películas más celebrada de los últimos años procedentes de Corea del Sur. Y eso supone un aumento de nivel interpretativo muy considerable.

[Libro] La chica de Kyushu; la venganza se sirve muy fría
LiteraturaNota: por respeto cultural, los nombres orientales se conservan en el orden habitual en sus países de origen, el apellido en primer lugar y el nombre de pila al final.
Llevo un considerable retraso a la hora de comentar libros leídos. Esto es debido a una mezcla de factores; este verano estoy leyendo bastante, bastantes de los libros tienen una corta duración, y sólo comento un libro a la semana. Y eso que he abandonado al menos un libro en las últimas semanas, Los políglotas de William Gerhardie. No me enganchó nada en absoluto. Me habían anunciado que era divertido… y nop. Nada. Para compensar, ahora estoy metido en la lectura de un libro de 900 páginas, de autora española. Ya veremos.

No llegué a visitar la isla de Kyushu en mi viaje a Japón. Pero hay un momento importante en la novela que transcurre en Hakone, población turística en la bahía de Sagami, en uno de cuyos extremos está Kamakura, donde sí estuvimos. Y ahí nos damos una vuela por el santuario de Tsurugaoka Hachiman-gū.
En cualquier caso, la novela negra de autor japonés, Matsumoto Seicho, que nos ocupa hoy no tiene una extensión muy larga. Cuesta poco leerla. Aunque conviene no apresurarse y asimilar bien lo que nos van contando.
Y lo que nos cuenta es una venganza, que a su vez no deja de ser un crimen. Una joven de 20 años, originaria de la más sureña de las islas principales del archipiélago japonés, se gasta sus ahorros en visitar en Tokio al más reputado abogado penalista del país. Pretende que defienda a su hermano, acusado, según ella, falsamente del asesinato de una prestamista. El abogado se negará, el hermano será condenado, pero morirá en prisión antes de ser ejecutado.

La novela es de 1961, pero hemos de advertir que, aunque no sale tanto en las noticias como con otros países, en Japón también existe la pena de muerte, aunque en la actualidad sólo se aplique a asesinos múltiples y otros crímenes muy graves. En las últimas semanas se ha publicado la noticia de la ejecución de algunos miembros de la secta que atentó con gas sarín en 1995 en el metro de Tokio causando 13 muertos. Y hace no mucho tuvimos la oportunidad de ver una película de Kore-eda Hirokazu sobre un hombre condenado a muerte. Y cuya reseña no encuentro en este cuaderno de ruta a pesar de que la vi en su momento en el cine. ¿Se me olvidaría escribir de ella? Pues parece que sí.
Bueno… que unos meses más tarde nos encontramos a Kiriko, que así se llama la chica, viviendo en la capital nipona, trabajando en un bar de camareras… y parece improbable que se haya venido a la capital por gusto. Una posible razón puede ser la venganza. Pues todos, la chica, el abogado que se negó, y un periodista que se interesó por el caso, todos saben o sospecha que el joven era inocente.

La historia es de las que llevan a rajatabla el viejo dicho que dice que «la venganza es un plato que se sirve frío». En este caso, tras un comienzo muy prometedor, la novela parece entrar en un terreno en el que no pasa nada. En el que los conflictos han surgido y han pasado; los dilemas éticos se han planteado y se han diluido. Matsumoto se toma su tiempo, aunque la novela no es muy extensa, en cocinar con cuidado y precisión la venganza de Kiriko, puesto que de esto va la novela. Como alguna vez leí, es tontería matar por venganza a alguien. Cuando alguien ha muerto, nada siente. Por ello, la resolución de la historia será de otro tipo. Y llegará y será completa, le cueste lo que le cueste a la tenaz e indomable Kiriko.
No voy a decir que sea la octava maravilla de la literatura negra. Pero está bastante bien, e incluso crece en la mente conforme pasan los días, cuando terminas su lectura. Si comprendes la implicación de lo que sucede, la época en lo que suceden y lo que está dispuesta a hacer la protagonista por llevar a cabo su venganza. Funciona también como crítica social, pues desde el primer momento plantea que una persona sin recursos difícilmente puede tener una defensa correcta. Y todos los protagonistas lo saben. Quizá a la justicia se la suela representar como una señora con los ojos vendados y una balanza, no por la equidad con la que sujeta la balanza, sino para no dejar que lo que un rico es capaz de poner en un plato de la balanza frente a lo que es capaz un pobre le impida dejar que se incline convenientemente hacia el primero.

[Recomendaciones fotográficas] Exposición de fotoperiodistas y vídeo de la Tate sobre Lindsay Seers
Fotografía, Sin categorizar
Para este domingo, dos recomendaciones. La primera, que también me sirve para ilustrar la entrada, procede de una actividad de impulsada desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Es curioso, a finales de junio, prácticamente hubo una despedida formal hasta después del verano de las actividades «oficiales» de la asociación. Pero desde entonces, al menos ha habido dos visitas a exposiciones, un paseo dominical por el Parque del Agua y los sotos de Ranillas y el viaje a Madrid para PhotoEspaña. ¿Signo de buena salud? Porque en algunas de ellas ha habido una afluencia mayor de la esperada.

Algunos objetos fotográficos históricos de la exposición de Fotoperiodistas de Aragón.
Y la última, esta semana pasada fue la visita a la exposición Así lo vemos, de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas de Aragón. La profesión de fotoperiodistas, fotógrafo de prensa, reportero gráfico o como lo queráis llamar, aquel que nos trae las noticias a través de su capacidad de mirar y apuntar con el objetivo de su cámara, no pasa por sus mejores tiempos. Pero recientemente, los profesionales que desempeñan su profesión en Aragón se han unido y asociado, y para mostrar que no son precisamente unos recién llegados a la cosa, nos han preparado una exposición que abarca la historia del periodismo en Aragón desde la muerte del dictador fascista Francisco Franco hasta nuestras fechas.
La exposición estuvo guiada, muy amablemente y con mucha cordialidad, por dos de los miembros de la asociación, Javier Belver (galería en la web de la asociación) y Jaime Galindo (si el enlace no va, probad con la galería en la web de la asociación). Hemos de decir que también nos acompañaba como miembro de AFZ, pero siendo también miembro de la asociación de fotoperiodistas, Luis Sol, alguna de cuyas fotos también lucían en las paredes del Cuarto Espacio de la Diputación Provincial de Zaragoza, lugar donde se celebra la asociación. Simpática visita, y muy recomendable.

Por otra parte y en un tono total, total, totalmente distinto, me pareció muy interesante el vídeo que la Tate ha publicado recientemente sobre el trabajo de la artista Lindsay Seers, que se apoya y mucho en la fotografía para su trabajo. Alguno de los cuales le ha llevado a convertir su propio cuerpo en cámara fotográfica. El vídeo está en inglés, pero bueno, a mí me ha parecido muy interesante. Nos da otras visiones de las posibilidades del medio fotográfico.
Como ya he comentado en ocasiones anteriores, la fotografía es una herramienta auxiliar en muchos artistas contemporáneos que trabajan la instalación, la performance o las diversas formas de arte conceptual. En cualquier caso, la relación de Seers con la fotografía viene ya desde sus tiempos de estudiantes, con fotografías bastante provocativas de sí misma. El típico caso de la fotografía como reflejo de la performance de la artista conceptual.

[Cine en TV] Flavors of Youth – International Edition (2018)
CineFlavors of Youth – International Edition (2018; 38/20180807)
Aunque es un estreno en Netflix, por su característica de largometraje novedoso, y teniendo en cuenta las nuevas formas de acceder a las películas cinematográficas, la voy a considerar entre los estrenos del año. También es cierto que por otra parte, configurada esta película como tres relatos cortos, relacionados en el tema, pero no argumentalmente, se puede ver, y de hecho yo la he visto así, como una miniserie de tres episodios. Da igual. El caso es que estamos ante una producción de animación con tres directores, dos chinos, Haoling Li y Xiaoxing Yi, y uno japonés, Yoshitaka Takeuchi, que ha sido vendida por la cadena de cine y vídeo bajo demanda como de los responsables de alguno de los grandes éxitos recientes de la animación japonesa.

No he visitado ninguna de las tres ciudades chinas que aparecen en la película; así que, de las dos que he visitado, he escogido Macao para ilustrar la entrada, porque es la que más me transmite la sensación de nostalgia de la película.
Es decir, nos venden esta producción como prima hermana del Kimi no na wa de Makoto Shinkai. Veamos la realidad. La película es una coproducción. Por un lado, la productora de las películas de Shinkai, siendo el productor jefe Noritaka Kawaguchi, que ha estado involucrado en tareas de producción en las películas del prestigioso director japonés de animación. Pero por otro lado, hay una productora china involucrada. Y la acción de las tres historias de las que consta la película transcurre en tres grandes ciudades chinas, con personajes chinos. Y está la cuestión del idioma original de la película.
Uno diría que en una película de animación la cuestión del doblaje frente al idioma original de la película es una cuestión menor, frente a cuando se plantea esta cuestión en películas de acción real. Yo no estoy del todo de acuerdo. Al fin y al cabo, el texto original del guion está en un idioma, y a partir de ahí lo que devienen son traducciones, que pueden estar más o menos acertadas. Así que yo siempre soy partidario de la versión original, por ser la obra original sin adulterar. Independiente de mi grado de comprensión del idioma. Que yo, en mandarín o en japonés, estoy más bien flojo. Eufemismo, para significar que son idiomas ininteligibles para mí.

La película la podemos encontrar con información de dos formas. O viene con el título original de Si shi qingchun (肆式青春) [Cuatro estilos de juventud] en chino mandarin, o Shikioriori (詩季織々) [Poema de las estaciones tejidas unidas] en japonés, o con el título en inglés para la versión internacional. De las tres historias, las primera, , y la tercera, , están dirigidas y escritas por su directores chinos. La segunda, , esta dirigida por el director nipón y escrita también por un guionista japonés, Naruki Nagakawa. Así que a saber cuál es su idioma original. En IMDb aparece el chino mandarín, en Netflix aparece el japonés, sin opción al anterior. Vedla como creáis oportuno o podáis.
Aunque vendida a la estela de Kimi no na wa, lo cierto es que el estilo profundamente melancólico de las tres historias, está mucho más emparentado con las películas anteriores de Shinkai, como Koto no ha no niwa [El jardín de las palabras] o 5 centímetros por segundo [Byôsoku 5 senchimêtoru]. En concreto, la última de las tres historias Shànghǎi liàn (上海恋) [Amor en Shanghai] debe mucho en su argumento a esta última; la separación de dos enamorados que nunca llegan a confesarse su amor en el instituto, y la dificultad para que sus vidas converjan de nuevo.

Las tres historias se encuentran localizadas en tres grandes ciudades chinas distintas, y su elemento común es la nostalgia hacia tiempos mejores. Lo cual es llamativo, porque los protagonistas son gente muy joven. Ya se puede deducir que la tercera se localiza en Shanghái. La primera, Xiàngyáng zǎocān (向阳早餐) [Un desayuno al sol], tiene como protagonista a un joven asalariado en Pekín. La segunda, Xiǎo xiǎoshí zhuāng xiù (小小时装秀) [Un pequeño desfile de modas], nos habla de dos hermanas que viven en Cantón, la mayor, una modelo que ha comenzado su decadencia, la menor, una joven diseñadora de roja.

Globalmente me parece una producción que merece la pena que los aficionados a la animación le den una oportunidad. Quiero avisar que cuando la vi… me pareció que eran argumentos y situaciones muy manidas, demasiado a la estela del cine de Shinkai, y me dejó un tanto decepcionado. Además, su presentación artística, aunque correcta, no tiene el virtuosismo al que nos tiene (mal)acostumbrados el director japonés u otras productoras niponas como Studio Ghibli. Pero he de decir que el recuerdo de la película, conforme pasan los días, me resulta agradable. Con los dos primeros episodios como los que más crecen en mi memoria. Evidentemente, el tercero resuena demasiado como una nueva versión de aquella maravillosa velocidad de los pétalos de sakura al caer.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***

[TV] Nada como un buen bosque para revolver un pequeño pueblo…
TelevisiónHoy será en la televisión, y el pueblo en cuestión, en el norte de Francia, en los bosques de las Ardenas cerca de la frontera francesa. Pero dentro de unos días,… no sé cuando podrá ser, será en un libro, en una novela. También francesa.
Vamos con la historia televisiva. La forêt (El bosque, en castellano), una miniserie francesa, en la que desparecen tres adolescentes de las cuales una aparece violada y asesinada en el bosque. Y las otras… un misterio. Con un nuevo jefe de gendarmes en el pueblo, un pueblo al que no faltan misterios entre sus habitantes. Incluso antecedentes de asesinatos de jóvenes y mujeres jóvenes asesinadas algunas décadas atrás. En fin, todos los ingredientes habituales de este tipo de producciones, que podríamos denominar el «género negro se va de turismo rural«.

No tengo fotos de las Ardenas francesas, pero alguien me ha recordado hoy el Quercy, que también tiene bosques, es bonito y muy rural. Y francés. Beaulieu, Castelnau, Rocamadour, Brantôme… Bueno este último igual era Perigord. Pero en el valle del Dordoña también.
Hay una diversidad de estas producciones. En USAmérica, en el Reino Unido, en el Nordic Noir escandinavo,… yo creo que incluso en España ha habido alguna de estas. Y por supuesto en Francia, que pese a ser un país avanzado tecnológicamente, no deja de tener un país profundo, de una ruralidad tremenda, bastante conservador, que al mismo tiempo que da muestras de gran belleza paisajística y en sus pequeñas poblaciones, da un poco de miedo. Porque nunca sabes si sus habitantes son descendientes de la resistence o de los colaboracionistas del ocupante nazi. Aunque la historia oficial gabacha prácticamente niegue esta última, al mismo tiempo que un elevado porcentaje de franceses se alejan de los postulados de la ilustración y la revolución y se entregan en brazos de la familia Le Pen, o similares.

No está mal. Pero tampoco pasará a la historia de la televisión. Se deja ver. Pero si no lo ves tampoco pasa nada. Yo la he visto. Y tampoco me ha pasado nada. Aunque me entretuve. Vive la France! Por cierto, se me olvidaba, está en Netflix, donde si buscas «el bosque» aparecen hasta tres producciones distintas. Originales con los título ¿eh?

[Fotos] Infrarrojo de verano cerca de Erla
FotografíaProbando un tipo de película que nunca había usado en el espectro del infrarrojo, cerca de la localidad aragonesa de Erla. Los datos técnicos en: Ilford SFX200 – ¿Más cara, pero más fiable que las Rollei?. Pero para los que no estéis interesados en eso, os dejo unas cuantas fotos.
[Cine] Los Increíbles 2 (2018)
CineLos Increibles 2 (Incredibles, 2018; 37/20180805)
Durante años he mantenido con convicción una afirmación; la mejor película que conozco de superhéroes es de animación, y realizada por Pixar. Los increíbles. Entendámonos. No me parece la octava maravilla del séptimo arte. Pero es una película muy entretenida, con cierta frescura, de la que no ha perdido ni un ápice con el tiempo, probablemente por su atemporalidad cronológica. ¿Alguien sabe decir que en época suceden las aventuras de esta familia de gente con superpoderes? Mezclan elementos que van desde los años 50 hasta la actualidad con un desparpajo notable. Pero aquella película original de Pixar pecaba de un guion previsible, poco trabajado. Digno, pero sin más. La vi en la pantalla grande gracias a una serie de afortunadas coincidencias, pero luego he tenido ocasión de verla en la pequeña en varias ocasiones con mi sobrino Diego, y coges cariño a la familia Parr/Increíble.

Básicamente, una ciudad enorme, tipo Nueva York, y algún barco que otro, son los escenarios de esta enésima película de superhéroes.
Tras catorce años de espera, llega su segunda parte, también dirigida por Brad Bird, un señor que en mi opinión las da de cal y de arena. Muy solicitada, muy esperada, y quizá acompañada de unas expectativas muy excesivas. En cualquier caso, una buena excusa para planificar un sesión matinal de cine en familia. Y en la que podemos comprobar, una vez más, hasta que punto nos toma el pelo la industria del cine en este país. Durante años, han venido solicitando un IVA reducido para ajustar los precios de las películas, e incentivar la afluencia de los espectadores a las salas de cine. Hasta el mes de junio de este año, en determinadas salas de cine de Zaragoza, las más céntricas de la ciudad, el precio de una sesión matinal costaba 5 euros comprada la entrada a través de internet. Esto quiere decir que el precio neto de la entrada era de 4,13 euros, más 87 centimos de impuestos. Con el nuevo IVA que aprovó el gobierno a finales de junio del 10%, hubieramos esperado que el precio de esa entrada quedase en… 4,54 euros. 4,13 euros el precio neto + 41 céntimos del impuesto. Entonces… ¿por qué a primeros de agosto esa entrada cuesta 5,80 euros? ¿Por qué el precio neto, antes de impuestos, de la entrada ha subido un 28%? ¿Así van a promocionar el cine?

Enhorabuena, por lo tanto, a todas esas «sufridas» personas de la industria del cine que tanto hacen por promocionar el séptimo arte. Que es den por allí con el cigüeñal de un transatlántico.
Vamos a lo teóricamente positivo. La secuela. Pues bien. Al mismo tiempo que dispersas por la película encontramos momentos sublimes en planteamiento de la acción, con emoción y risas aseguradas, vaya fichaje el bebé de los Parr, un robaescenas asegurado, todo ello está ensamblado por un argumento de tercera división, donde todo es previsible hasta más allá de lo imaginable. Es como utilizar ternera de Kobe para hacer hamburguesas en McDonalds, que al final… pues te dejan eso, un regusto a comida rápida de inferior calidad. Personalmente, no entiendo el entusiasmo que ha despertado la película. De donde deduzco, por esta y otras producciones, que en estos momentos hay muchos «expertos» opinando relativamente jóvenes que carecen de referencias sobre algunos elementos necesarios en el arte cinematográfico, y se contentan con facilidad con el artificio puntual, más o menos llamativo o espectacular.

Entendámonos. Si el conjunto sabe a poco, a ya vista, a mil veces degustado o a comida rápida, tiene elementos salpicando el conjunto que producen ratitos de diversión, los suficientes como para que al final consideres que no has perdido el tiempo, y que algo ha merecido la pena. Pero por favor… nada de «lo mejor de Pixar» o tontadas por el estilo que he podido leer por ahí. Un entretenimiento de verano, que con un par de guionistas competentes podría haber sido un peliculón, pero no lo es.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***

[Recomendación fotográfica] Ana Palacios y los niños esclavos (y algo más)
Arte, FotografíaEste verano esta siendo abundante en exposiciones fotográficas de calidad en Zaragoza. A las tradicionales del festival PhotoEspaña, tanto en el Centro de Historias como en la Lonja, hemos de sumar a Robert Capa en Caixaforum y, finalmente, a Ana Palacios en el IAACC Pablo Serrano. Finalmente, no porque merezca estar a la cola de los anteriores, sino porque ha sido la última exposición que he visitado de todas ellas.
A Ana Palacios tuvimos ocasión de conocerla en persona hace algo menos de dos años, cuando Fotógraf@s en Zaragoza organizó una visita a su exposición en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza sobre la difícil vida de los albinos en África, en concreto en Tanzania. En aquel momento, la fotógrafa, una persona simpática y accesible, se prestó a guiarnos en su propia exposición, contarnos sus antecedentes personales en el mundo de la producción cinematografíca y su giro, arriesgado, a la fotografía en el marco de la cooperación con organizaciones humanitarias. Aquel trabajo, Albino, ya nos resultó notable, y aunque no tuvo la misma repercusión que el actual en los medios de comunicación, ya nos pareció meritorio e interesante, no sólo desde el punto de vista fotográfico, sino también desde el social y humano.

Más repercusión está teniendo en los medios de comunicación y en otros niveles su exposición actual en el IAACC Pablo Serrano. Niños esclavos. La puerta de atrás es el nombre de esta exposición. Palacios sigue con el mismo esquema de trabajo, la colaboración con organización humanitarias de carácter no gubernamental, con las que colabora en el proyecto The Back Door. En esta ocasión no cuento con el testimonio directo de la fotógrafa. Si en algún momento se celebró alguna visita guiada por la misma a la exposición, en esta ocasión no pude asistir. Y de hecho he tardado varias semanas en encontrar un momento para visitar tranquilamente la oferta expositiva actual del centro especializado en arte y cultura contemporánea. Pero a mí me parece un proyecto más complejo.
La esclavitud es un fenómeno que mucha gente asocia al pasado y a determinadas situaciones históricas. Pero sigue siendo un fenómeno actual en muchas partes del mundo. Incluso en nuestras sociedades occidentales encontramos situaciones de trabajo en condiciones de esclavitud o semiesclavitud asociadas a la inmigración clandestina. Y no digamos ya los tristes fenómenos de la esclavitud de mujeres asociada a la explotación de mujeres de todas las razas, por favor que no volvamos a escuchar hablar de «trata de blancas» ignorando el fenómeno en toda su extensión, para las redes dedicadas a la prostitución. Fenómenos en los que no sólo hay responsabilidad por parte de las redes de engaño, secuestro, traslado y explotación de estas mujeres, sino también por parte de los clientes, «consumidores» de estos servicios, muchos de los cuales se encuentran entre nuestros vecinos. Tanto a nivel local, como aquellos que hacen esos viajes exóticos, por ejemplo al sudeste asiático, con el fin de poder salvar las trabas a la prostitución de menores. Siempre debemos aprovechar estas ocasiones para reflexionar sobre las responsabilidades colectivas e individuales en el mantenimiento de las situaciones de injusticia y de violación de los derechos humanos más fundamentales.

El trabajo de Ana Palacios se centra en los niños esclavos. Un fenómeno que se da en todo el mundo, pero es especialmente en determinadas zonas de África, sobre todo en el África occidental, donde ha trabajado la fotógrafa, con decenas de millones de niños afectados. La extrema pobreza de muchas gentes, la incapacidad de sostener y criar a su progenie, hacen que caigan muchos de estos niños en un comercio en el cual se ven obligados a trabajos forzados impropios de su edad, y a abusos de todo tipo. Todo ello queda reflejado en la exposición de la fotógrafa, que no se limita mostrarlas imágenes, sino que también nos proporciona datos e información para la reflexión.
Por lo tanto, una exposición totalmente recomendable, que permanecerá en Zaragoza hasta el 30 de septiembre, y que se complementa con un libro, no sé si es adecuado llamarlo catálogo, sobre el proyecto, editado por La Fábrica, y que también merece la pena.

Como he dicho, la visita fue al conjunto de propuestas expositivas del IAACC. Además de un exposición sobre el tenor Miguel Fleta, personaje que no despierta en mí excesivas simpatías, había también una exposición de la pintora Cristina Huarte, nacida en Zaragoza en 1988, una artista joven, que sí que nos impresionó favorablemente, y que también recomendaría que visitarais… si es que está abierta todavía. En estos momentos no la localizo en la página del IAACC, ni entre las exposiciones actuales ni entre las pasadas ¡¡??

