[Libro] 1984 – George Orwell

Literatura

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Hoy, Londres, donde transcurre la novela, con una cámara fabricada cuando se escribió la novela, Zeiss Ikon Ikonta 521/16 con Ilford HP5 Plus.

Desde hace ya una década, por lo menos, es raro que haga relecturas. Hay demasiados libros en el mundo como para volver repetidamente a lo que ya fue leído. Lo curioso es que en mis primeras décadas de vida como lector no era infrecuente que volviese a leer libros que me habían gustado, o que sentía que precisaban más de una lectura para ser digeridos, o incluso libros que no me habían gustado demasiado pero que tenían un yo que sé, qué sé yo. Hace unos meses apareció como oferta a un precio ridículo la versión en libro electrónico de la más famosa obra de George Orwell, y la cogí. No sabia si la iba a volver a leer. Por tenerla. Porque es uno de esos libros que hay que tener. Al final la he vuelto a leer. Por lo menos 30 años desde la última vez que la leí.

La última vez que la leí, porque si no recuerdo mal, en mi juventud leí tres veces esta novela. La primera vez no tendría más de 16 a 18 años. Estaba en una colección de 100 libros que publicó la editorial Salvat por entregas. Más padrinos la tenían. Supongo que por iniciativa de alguna de sus hijas, mis tatas. Tato o tata es la forma en que en Aragón se llama al hermano o hermana mayor, pero también a figuras que ejercen una función social o familiar similar aunque no sean hermanos de sangre. Bueno, no sé si es exclusivo de Aragón, pero no he conocido personas de otras regiones españolas que lo hayan usado, al menos con la asiduidad que se usa por aquí. Creo que fui la persona que más libros leyó de aquella colección. Algunos varias veces. Como este. O la versión literaria de Arthur C. Clarke de 2001, una odisea del espacio. Entre otros libros muy interesantes. La segunda vez fue cuando se estrenó la adaptación cinematográfica de la novela, coincidiendo con el año del título, año en el que respiramos aliviados de no vivir en el mundo que Orwell imaginó. Tiempos de optimismo social y político en esta España mía, esta España nuestra que cantaba Cecilia. Dicen que en la versión original de la cantante decía esta España viva, esta España muerta, pero la censura fascista del régimen de Franco no la permitió. Pero ahí estábamos en 1984, optimistas porque creíamos que habíamos o estábamos dejando atrás ese fascismo.

La leí por tercera vez en torno a 1994 o 1995. Y por algún motivo, quizá por la crisis económica que siguió a la burbuja de los fastos de 1992, los primeros escarceos públicos con la corrupción de los partidos políticos, y la deriva hacia la derecha, todavía muy moderada, de los partidos políticos españoles, en aquella lectura sentí que había más cosas en el contenido de la novela de las que había percibido con anterioridad. Aquellos defectillos de la democracia española, que tenían su equivalente en la situación global tras el derrumbe de la Unión Soviética, la primera Guerra del Golfo y el desastre de las guerras de los Balcanes, fueron consolidándose y evolucionando. Y las primeras décadas del siglo XXI del que ya hemos consumido una cuarta parte, han puesto tristemente de actualidad los temas que la novela de Orwell trata. Quizá hoy no estemos ante los regímenes totalitarios que imaginaba el escritor británico a imagen y semejanza de los regímenes alemán y soviético de la primera mitad del siglo XX. Hoy en día los hermanos mayores… Bueno, lo tenía que decir. Big Brother no se debería haber traducido nunca al castellano como Gran Hermano. Esa es una expresión inglesa para hablar del hermano mayor de una persona. Pero el mal ya está hecho, y parece irremediable. Con las connotaciones diferentes que conlleva la expresión. Volviendo, los hermanos mayores de hoy en día no son misteriosos y distantes dictadores de aspecto más o menos estalinista. Nop. Hoy en día son plutócratas, dueños de grandes conglomerados empresariales que acceden al poder por sí mismo, o a través de marionetas que surgen en los partidos políticos tradicionales, cada vez más irrelevantes a la hora de proponer modelos de sociedad claros y de referencia para los ciudadanos de un país.

Pero lo que define una distopía, o dictadura, incluso si esta se disfraza de democracia, orwelliana, no es su carácter de régimen totalitario. Esa es la forma que toma en el libro de Orwell, porque estaba muy reciente la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial y alza de los totalitarismos nazi y comunista. 1984 fue escrita en 1949, que no se nos olvide. Lo que caracteriza la distopía/dictadura orwelliana es la alteración del lenguaje, la alteración de la historia, la alteración de la verdad. El concepto de verdad desaparece. La historia es la que se decide que sea, no lo que sucedió. Y modificamos el vocabulario y la forma en la que hablamos de forma planificada para ajustarlo al dogma político y social. Obsérvese que algunas de estas características abarcan a todo el espectro político de nuestros tiempos, no son exclusivos del sector más conservador populista del mismo como algunos creen. Y fíjense, los destinatarios de la represión, de la vigilancia y del control no es el conjunto de la población. Es la clase media de la distopía, los burócratas del partido único que curiosamente colaboran cotidiana y activamente a mantener el sistema, al mismo tiempo que arriesgan todos los días su vida simplemente si les da por pensar. O hablar en la lengua tradicional. Da mucho que pensar. La masa poco formada y obrera, si tienen una ración mínimamente suficiente de pan y circo… no es peligrosa. La élite es la élite… no hay más que decir. Es la clase media a quien hay que controlar. O quizá acabar con ella. Es ahí donde surgen los riesgos para los regímenes políticos. Entre los que piensan y tienen una educación, y un sentido crítico. Como decía, si superas la anécdota de la ambientación que propone Orwell, el libro da mucho que pensar.

No. No he hecho un resumen del argumento del libro. Para qué. Es muy conocido por quienes puedan tener interés en este relato. O es indiferente para la masa que no se interesa ni se interesará nunca por él. A pesar de todo, con los muchos defectos que tenía Orwell, un escritor, una persona llena de contradicciones internas, es un libro imprescindible. Que hay que leer al menos una vez en la vida. Aunque es de lo que quizá sea preciso leer más de una vez. Y que hoy, más que nunca, sigue estando de rabiosa actualidad, aunque no se lo parezca a muchas personas.

[Cine] Reading Lolita in Tehran (2024)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No he visitado Teherán y no es algo probable para los próximos lustros. Pero la protagonista de la historia, en la vida real, está afincada en EE. UU. así que nos daremos un paseo en el ferry de Staten Island.

Staten Island (2024; 34/20250730)

He de confesar que me resulta difícil comentar esta película «no iraní» del director israelí Eran Riklis. He de decir que cuando decidimos ir a ver la película fue bajo la información, suministrada por alguien del grupo, sin contrastar, de que se trataba de un director iraní. Pero no es así, la película es una coproducción italo-israelí… y si lo hubiéramos sabido antes, es muy probable que no hubiésemos ido. En estos momentos, no siento ningún afecto por el Estado de Israel por motivos que muchos imaginaran. Todos aquellos que tengan un mínimo de sensibilidad humana. En cualquier caso, adapta las memorias de la autora norteamericana de origen iraní Azar Nafisi, correspondiente a los años que vivió en su país de origen desde el final de la revolución islámica y hasta muy avanzada la década de los noventa.

Nafisi (Golshifteh Farahani) se mudó con su marido a Teherán en 1979. Da la impresión en la película que confiando en que el nuevo régimen surgido tras la revolución islámica derrocando a la monarquía iraní, traería algún tipo de bonanza para el pueblo iraní. Lo cual, incluso desde mi adolescencia que fue el momento en qué viví aquellas noticias, siendo una teocracia, me resulta difícil de digerir. El caso es que es contratada por una universidad de Teherán como profesora de literatura inglesa. Su método de trabajo es comentando lecturas propuestas a sus alumnos para que reflexionen sobre su contenido. Pero poco a poco irá sufriendo la situación a la que el régimen teocrático someterá a las mujeres. Por lo que al final, se limitará a reunir a un grupo de mujeres en su casa para seguir leyendo y comentando. Siempre libros en habla inglesa. Entre ellos Lolita, de Nabokov, y de ahí el título.

La película se deja ver con facilidad, las interpretaciones son razonablemente competentes, un reparto de intérpretes iraníes que viven en el extranjero, y la realización es funcional. Y por eso, de entrada, le di un aprobado, que mantengo. Pero he de reconocer que pronto empezaron a surgir las dudas sobre lo que había visto. El mensaje es muy fácil. Los teócratas, los fanáticos, son machistas y perversos. Como cualquier dictadura, no importa a qué dios adore. Eso ya lo intuía yo en mi adolescencia, cuando se produjo la revolución islámica en Irán, y no he cambiado de opinión. Mira tú lo que está pasando en lo que está pasando en Israel, un país que se pretende homogéneo étnica y religiosamente, para mayor ironía del asunto teniendo en cuenta lo que les pasó a los judíos en Europa entre 1933 y 1945, frente a un país que también se pretendía homogéneo étnica e ideológicamente. Da igual el dios… el resultado es similar. Así que… ¿por qué estaba allí esta mujer? ¿qué esperaba? Nada de eso se explica.

Las diversas injusticias que desfilan ante la pantalla, como las detenciones y ejecuciones arbitrarias, las torturas, el maltrato doméstico, todas ellas tratadas sin demasiada profundidad, como tópicos que toca mencionar en una película de este tipo, se presentan de forma superficial. Sin que conozcamos qué es lo que realmente lo que piensan las mujeres que las sufren. Que son personajes secundarios al servicio del principal, Nafisi, que al fin y al cabo escribió la autobiografía en la que se basa el libro. ¿Y por qué plantear la reflexión a través de libros anglosajones y no a partir de una historia más enraizada en la cultura iraní, que es rica y antigua? En algún sitio he leído que se ha acusado a Nafisi de actitudes neocolonialistas, y entiendo, después de ver la película, por qué esto puede ser una opinión que esté ahí.

A esta película le falta profundidad. Y tiene defectos profundos de planteamiento. Especialmente al convertir en protagonista absoluta a una mujer que no es la que mayor sufrimiento padece de las que desfilan ante la pantalla, y que son las que realmente tienen historias más interesantes que deberían ser contadas. Por ello, me ha costado mantener ese aprobado. Conforma ha ido pasando el tiempo, esta película ha ido decayendo en mi apreciación. Quizá demasiado deprisa. Su mensaje es facilón. Pero superficial. Y la historia, en episodios separados por elipses temporales de varios años, carece de continuidad y ligazón. Incluso llama la atención que la protagonista, que se supone tiene 31 años en 1979, cuando empieza la acción, tiene el mismo aspecto que cuando se cierra en 1997 con casi 50 años. Ufff… si paso unos días más sin comentarla, igual la suspendo.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[Libro] La acusación – Bandi

Literatura

Estos días es noticia la reunión en un cosmódromo en la región de Amur, una de las más orientales de Rusia, entre Vladimir Putin, dictador ruso, y Kim Jong-un, el monarca absoluto de Corea del norte. Vamos… dos perlas. Al segundo, hubo un momento en que, por su aspecto y sus modales, nadie se tomaba en serio, pero hace un tiempo que, viéndose sus delirios, se le tiene cierto miedo. Al primero, hubo un tiempo que se le recibía de igual a igual en las reuniones de los mandatarios del mundo, como si fuese alguien respetable. Ahora da mucho más miedo que al coreano.

Cuando estuve en Corea, evidentemente estuve en la del Sur. Creo que lo más al norte que estuve fue en Inwangsan, uno de los montes que hay dispersos por la gran urbe de Seúl.

Parece claro lo que han negociado. Corea del Norte fabricará munición para matar a la población ucraniana, mientras que Rusia les ayudará a apuntar sus misiles nucleares y les mandará comido. Lo primero, seguro. Lo segundo, como sería para el pueblo, ya veremos. Y como cantaba Sabina en tiempos en los que la Rusia era la Unión Soviética, antes el riesgo de una guerra nuclear, «mientras tanto tú, cambiando de champú». Es decir, el resto del mundo preocupado por tontadas, por mezquindades, por estúpidos orgullos nacionales, que impiden las acciones conjuntas contra quienes atentan contra ese defectuoso sistema de gobierno que llamamos democracia, pero que es el menos defectuoso que conocemos.

Y cuando volvía de Estocolmo hace unas semanas, leí este libro de siete relatos que os traigo aquí, escritos por un ciudadano norcoreano que se autodenomina Bandi, nadie conoce su auténtico nombre, y más vale así, porque tiene una poderosa diferencia respecto a otros norcoreanos que han publicado en el resto del mundo. El no se ha escapado de Corea del Norte. Sigue allí. Le hubiera gustado escapar. Pero eso hubiera supuesto la muerte, o cosas peores, para sus familiares. No. No me he equivocado en la frase anterior. Hay cosas peores que la muerte.

La colección de siete relatos se escribió entre los años 80 y principios de los 90 bajos los regímenes de Kim Il-sung y de su hijo Kim Jong-Il. Y algunos de ellos podrían ser obras cómicas si no fuese por las trágicas consecuencias que lo relatado trae para sus protagonistas. Véase por ejemplo ese niño pequeño, de edad preescolar, que llora cada vez que ve un enorme retrato de Karl Marx ante la ventana de su domicilio, confundiéndolo con un Obi, un monstruo del folclore coreano… lo cual pone en grave peligro a la familia, en un entorno lleno de delatores que buscan trepar denunciando a sus vecinos. Y… no voy a extenderme en sinopsis de los siete relatos, que van desde lo absurdo a lo irónico a lo simplemente trágico.

Los relatos, su lectura, no son interesante sólo desde el punto de vista de lo que narran. De lo que podemos deducir de su traducción, tienen un alto nivel literario. Se nota que no es un ciudadano que como afición, para liberar su descontento, escribe. Es un auténtico escritor, con enorme oficio a la hora de narrar y escribir. Uno de los mejores libros de relatos que he leído últimamente. O, simplemente, uno de los mejores libros que he leído.

[Cine] Khers nist [No bears] (2022)

Cine

Kherst nist (2022; 35/20230611)

Ya estamos con el hacedor de títulos en castellano, demostrando que no se entera. Por que no es lo mismo decir «aquí no hay osos», que es el sentido del título en farsí, que «no existen los osos», que es el título que le han dado en castellano. Mientras no se extingan, los osos existen, aunque en el pueblo fronterizo entre Irán y Turquía en el que transcurre la acción de esta última película estrenada de Jafar Panahi no haya osos, por mucho que usen la amenaza de los osos para evitar que el forano que se ha trasladado allí se mueva por donde no quieren o debe.

En cuestión de libertades, no es que Turquía pase sus momentos más boyantes, con un régimen no considerado ni siquiera como democracia deficiente, con bajísimas valoraciones en cuanto a la limpieza de su sistema electoral y en lo que se refiere a las libertades civiles.

Panahi no se lleva bien precisamente con el dictatorial régimen teocrático de Teherán. Esta película se ha realizado de forma ilegal, puesto que el director tiene una prohibición en su país para dirigir películas de cine y para viajar al extranjero. No es la primera película que hace en este sentido. Y en esta se interpreta a sí mismo, en una situación ficticia, en la que dirige en la distancia una película mientras sus colaboradores la ruedan en una población de Turquía cercana a la frontera con la región de etnia azerí en el norte de Irán. Por los datos que da la película, la ciudad turca, a orillas de un gran lago, podría ser la ciudad de Van, a orillas del lago del mismo nombre. Para estar cerca del rodaje se traslada a un pequeño pueblo muy próximo a la frontera, y a pocos kilómetros del lugar de rodaje. La película mezcla la trama de la película en rodaje, sobre una pareja perseguida por el régimen iraní que quiere refugiarse en Europa, una Europa poco acogedora, tras haber sufrido prisión y torturas, con una trama local, donde se dice que el director ha podido tomar una fotografía de una pareja de jóvenes, cuando ella estaba comprometida para matrimonio desde su nacimiento con otro hombre, que se siente deshonrado.

La película es una denuncia contra los poderes arbitrarios que arruinan la libertad y las vidas de las personas. Bien sea el régimen dictatorial teocrático iraní, bien sean las tradiciones ancestrales pero muy burras de los pueblerinos y su peculiar sentido del honor o de determinar el destino de las mujeres desde su nacimiento negándoles su derecho a elegir y buscar su felicidad por su cuenta. Una película en la que la violencia sobrevuela constantemente las situaciones, aunque pocas veces sea explícita. Y una violencia que toma muchas formas. Las autoridades policiales, los guardias de la revolución islámica, los habitantes del pueblo, la Europa que restringe la acogida de los refugiados, los traficantes que se aprovechan de estos para sacarles el dinero ofreciéndoles pocas seguridades,… Violencia que siempre esta presente de hecho o como amenaza. Física, psicológica o moral.

Es una película sobria, pero clara y concisa. Que conmueve en ocasiones y que aterra en otras. Que debería revolver conciencias, aunque estas parecen estar muy abotargadas, al menos en esta Europa vieja y acomodada, no sabemos muy bien en qué. Por supuesto, poca gente estuvimos en la matinal en versión original en la que vimos la película. En fin… es lo que hay.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ****

[Arte] … en buena compañía

Arte

Quienes sigáis con cierta frecuencia este Cuaderno de ruta puede que recordéis que en los dos últimos años he hecho una par de escapadas, a finales de octubre, antes del cambio de hora, a Andalucía. Y en ambos viajes he coincidido con una pareja que me caen muy bien. Gente encantadora, de origen onubense, pero que llevan viviendo en Sevilla desde que fueron a estudiar a la universidad, y donde se conocieron. Pues bien, esta semana con tantos festivos, han estado por Zaragoza. Bienvenidos.

Hasta el miércoles tan apenas pude coincidir con ellos. Pero después sí. Y con los malos días, lluvia desapacible, que ha habido recientemente, ellos mismos propusieron visitar algún museo y alguna exposición. Así que jueves y viernes por la mañana, hacia el mediodía, les acompañé a algunos de ellos. El jueves visitamos el IAACC (Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea) Pablo Serrano. El viernes, el Caixaforum Zaragoza. Están muy cerca ambos centros, pero no nos dio el tiempo para visitarlos el mismo día.

En el IAACC Pablo Serrano se encuentra la exposición Aragón y las artes. 1939 – 1957. Según nos cuentan en el propio museo, es la primera de tres exposiciones que van a recorrer el ámbito de las arte plásticas y la cultura desde el final de la Guerra Civil española hasta el final del siglo XX. Y estas tres exposiciones serán el germen de lo que será la exposición permanente sobre arte contemporáneo en Aragón, que va a plantear el museo en su oferta expositiva. De momento, la exposición actual me parece más interesante como recorrido a la historia de un triste momento de nuestro país, las consecuencias de las posguerra inmediata y la dictadura, que como valor artístico global de la exposición. Lo que ya no tengo claro es si el intervalo «Octubre 2021 – agosto 2023» que indican en la página web se refiere a las tres exposiciones o sólo a la primera de ellas. Como sea este último vamos a ser muy mayores cuando veamos esta exposición permanente.

En Caixaforum Zaragoza nos centramos en la exposición Faraón, que encontramos en esto momento y hasta poco después de las fiestas navideñas, preparada en combinación, en colaboración o con fondos del British Museum. Es un recorrido por la historia del Egipto antiguo y clásico, desde la época de las primeras pirámides hasta los faraones ptolemaicos, desde el punto de vista de cómo se presentaban, actuaban o se desenvolvían sus monarcas. Es curiosa y muy entretenida. Aunque el grado de profundización real en lo que es el sistema político y social en torno al faraón es limitado. Pasa mucho con las exposiciones de Caixaforum, traen piezas estupendas que sería difícil ver si no es viajando a sus museos de origen, esas o similares, pero les falta un poco de profundidad en el comisariado de la exposición. En fin, no obstante, lo pasamos bien.

[Cine en TV] Yeoldu Beonjjae Yonguija 열두 번째 용의자 (2019)

Cine

Yeoldu Beonjjae Yonguija 열두 번째 용의자 (2019; 57/20210912)

Se dice que la cartelera de cine va a salir de su apatía próximamente. A la espera de un estreno que me tiene picada la curiosidad este viernes y para el que ya tengo entradas, esta semana hemos resuelto la papeleta de los estrenos cinematográficos con un estreno directo en plataforma de vídeo bajo demanda y una animación japonesa en salas de cine. Vamos con la primera, estrenada recientemente en Filmin, una película disfrazada de un género, la whodunit al estilo Agatha Christie, pero con el corazón en otro, la denuncia política. Dirigida por Ko Myoung-Sung, nos llega desde Corea del Sur, país que cada vez más se confirma como fuente de cine muy interesante.

En un café de Seúl, recién firmado el armisticio de la guerra de Corea, una guerra que formalmente no ha terminado todavía, se reúnen una serie de personas, en su mayoría intelectuales escritores y profesores de universidad, que junto con la pareja que regenta el café, discuten la reciente muerte de un poeta de un disparo en el monte Namsan (dónde ahora se encuentra el «pirulí» de telecomunicaciones de la capital surcoreana) y de una alumna de la universidad, recién llegada de estudiar en París. Al debate se une un investigador de la policía militar que está investigando el crimen.

He de decir que no sé a ciencia cierta cual es el título original de la película en coreano, porque he encontrado dos. Por un lado, el que he incluido en el título de la entrada, y que significa los mismo que el título en castellano para España. Por otro lado, Namsan siin sal-insageon 남산 시인 살인사건, y que significa «el caso del poeta muerto en Namsan». Namsan 남산 significa la montaña o el monte del sur. Aunque hoy en día, con lo crecida que está la capital coreana está en centro de la ciudad. En cualquier caso, como decía al principio, las formas son de un caso detectivesco en el que el detective se reúne en una habitación con todos los sospechosos. Con un localización prácticamente única, sólo algunos breves flashbacks nos llevan ocasionalmente a otras localizaciones, es prácticamente un pieza teatral. Sin embargo, la película va creciendo conforme avanza la trama y los diálogos van destapando la realidad, para convertirse en una denuncia del ambiente de represión que generó la dictadura militar que los norteamericanos instalaron en Corea del Sur para contrarrestar la dictadura del norte de inspiración comunista, que todavía perdura. Dos enemigos mortales no son necesariamente cosas distintas, a veces son variantes de un mismo mal; afortunadamente para los surcoreanos, evolucionaron a una democracia desde finales de los años 80 o principios de los 90 del siglo XX, mientras que los norcoreanos siguen oprimidos por la primera y única monarquía absoluta de inspiración comunista de la historia.

La película esta realizada con oficio, y razonablemente bien interpretada, y crece conforme avanza el metraje y aparece su verdadera naturaleza, hasta llegar a un final bastante estremecedor en su denuncia del régimen militar que durante varias décadas, con distintas intensidad, oprimió y reprimió la mitad sur de la península coreana con la aquiescencia de los Estados Unidos y otros países occidentales. Me ha parecido muy interesante, pero conviene ser vista en un momento de tranquilidad que permita concentrarse en la película. Con las películas que se ven en televisión se corre el peligro de las distracciones frecuentes del entorno doméstico, que pueden perjudicar a una película de este tipo.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Sheytan vojud nadarad (La vida de los demás) (2020)

Cine

Sheytan vojud nadarad (2020; 42/20210628)

Desafortunado título en español, que recuerda demasiado al de una excelente película alemana de hace quince años, lo cual puede inducir a confusiones. Es lo único desafortunado, desde el punto de vista cinematográfico, y dejando aparte el triste tema principal de la película del director iraní Mohammad Rasoulof, de una película compuesta de cuatro relatos cortos e independientes entre sí, y que nos ha impresionado notablemente, siendo de lo mejor que hemos visto en lo que llevamos de año. La traducción del título original de la película sería «Satán no existe«, y en inglés se ha titulado «There is no Evil«, es decir, «No existe la maldad«.

No sabía muy bien cómo ilustrar la entrada. Como trata de cosas muy cotidianas, usaré algunos paisajes urbanos, o periurbanos, «muy cotidianos», que he fotografiado recientemente con un rollo de película del que os hablaré pronto.

Los cuatro relatos nos presentan a personas corrientes de la sociedad iraní, sociedad sometida a la dictadura teocrática de los clérigos musulmanes chiitas desde la revolución islámica de 1979. Aunque nunca he tenido muy claro que se llame «revolución» a lo que es claramente una «involución» violenta a lugares muy oscuros. El primer relato nos habla de la jornada familiar de un esposo y padre de familia desde que sale de su trabajo hasta que vuelve a el a primeras horas de la madrugada. El segundo relato nos habla de un soldado de reemplazo, al que le ha tocado hacer la mili en una prisión, y tiene que encargarse de retirar el taburete a los pies de un prisionero al que van a ahorcar. El tercero nos habla de un soldado de permiso que se reúne con su novia para celebrar el cumpleaños de esta, pero se encuentra con que la familia está de luto por la ejecución de un profesor que les era muy querido. En el cuarto, una joven iraní que vive en Alemania con su familia y estudia medicina, llega al país para pasar unos días con un antiguo amigo de su padre, que estudiaron juntos medicina, y su esposa más joven.

El primero de los cuatro relatos sorprende enormemente en su desenlace. Especialmente si no has leído mucho sobre la película previamente. Los siguientes, progresivamente, se van haciendo más previsibles en su devenir. Lo cual tiene una importancia relativa. Al fin y al cabo, el objetivo de la película no es precisamente generar un entretenimiento palomitero a partir del suspense. La película es un potente alegato contra la pena de muerte en el ámbito de una dictadura extremadamente conservadora y con un estado de derecho supeditado a los designios de los clérigos. Sin embargo, la película no se centra en estos, sino en el impacto en las vidas cotidianas de la gente común, en como los valores de estas vidas cotidianas se ven corrompidos por la institución de la pena capital a niveles muy íntimos de la convivencia entre familias, amigos o vecinos. Todo ello apoyado en una realización sobria, pero potente, y en excelentes interpretaciones. Realmente muy buenas.

La película es totalmente recomendable. Está a un nivel muy alto. Y cabe recordar que en estos momentos su director se encuentra a la espera del veredicto de apelación de una sentencia por «propaganda contra el sistema». Es decir, una represión de la libertad de expresión y de conciencia así de grande.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[TV] Cosas de seres; despedida al hombre en el castillo

Televisión

Paso por delante de otras temporadas, de otras series que terminé antes que la cuarta y última temporada de The Man in the High Castle. Creo que la calidad, los temas y la trascendencia de esta serie, incluso si no ha tenido la repercusión que merecía por no ser emitida en una de las plataformas de vídeo bajo demanda más potentes, hace de ella un acontecimiento en la ficción televisiva. O por lo menos así lo he vivido yo. Creo que no tenía esta sensación desde Battlestar Galactica, que también rompió moldes, aunque hasta ahí voy a plantear los paralelismos.

Tokio, Berlín y Nueva York representan a los tres imperios globales que, en un universo u otro, encontramos a lo largo de la serie. Takeshita-dori y la puerta Kaminarimon representan al imperio del Sol Naciente… aunque muy civilizado y más agradable que en su versiones más bélicas y antipáticas.

La serie parte de una idea, de una adaptación parcial o muy libre en su primera temporada de la novela del mismo título, de 1962, de Philip K. Dick. No son pocas las adaptaciones que han sufrido las obras de Dick, un escritor complejo, pero que ha atraído a los guionistas, directores y productores de cine y televisión. Precisamente por su complejidad, por las características de su literatura, las adaptaciones de sus obras son muy libres, respetando unas veces más y otras veces menos el espíritu de las mismas. Y otras conocidas producciones audiovisuales han sido fuertemente influidas por sus obras, de forma reconocida o no. Dick es, por lo tanto, una figura clave, fundamental, en el desarrollo de la anticipación en literatura, en televisión y en el cine entre las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI.

La serie que nos ocupa hoy guarda cierta fidelidad a la novela de Philip K. Dick en su primera temporada, siendo en esos momentos Juliana Crain (Alexa Davalos) la protagonista de la acción, cuando su mundo se derrumba a su alrededor en los ficticios Estados Japoneses del Pacifico, al morir su hermana a manos de la Kenpetai, la policía política japonesa. Esto va a poner en marcha una serie de acontecimientos que pondrán cabeza abajo la ucronía, la historia alternaitiva, en la que nos encontramos en 1962, en unos Estados Unidos desaparecidos y divididos entre la zona oriental perteneciente al reich nazi alemán, los estados del pacífico bajo el dominio del Imperio del Sol Naciente, y una zona neutral central en las rocosas, donde mal vive una pretendida resistencia a la ocupación. Crain es la protagonista absoluta de las dos primeras temporadas, puesto que sus movimientos son los que desencadenan las reacciones de otros personajes con mayor o menor protagonismo e importancia en la serie.

La mansión de Wansee donde se decidió el criminal destino de los judíos de Europa…

Sin embargo, poco a poco, otros personajes van creciendo en importancia conforme la serie avanza y diverge de la novela original. El ministro de comercio Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa), uno de los personajes que tiene su origen en la novela original, el general John Smith (Rufus Sewell), capitoste de las SS americanas, el coronel Kido (Joel de la Fuente), de la Kenpetai japonesa, Helen Smith (Chelah Horsdal), la esposa de John Smith,… todos ellos acabarán siendo protagonistas fundamentales, especialmente en las temporadas tercera y cuarta, donde llegarán a superar en importancia argumental a Juliana Crain, aunque este personaje siempre tendrá un papel fundamental en el desarrollo de los hechos.

La historia tiene un carácter ético. También político, y supone una reflexión, por su carácter de espejo distorsionado, de nuestra propia historia. Pero ante todo, tiene un carácter ético. Juliana Crain nos representa a nosotros, lectores de la novela o espectadores de la serie televisiva; es la mujer común alejada de los centros del poder, preocupada por lo cotidiano, un poder que, desde luego, no ambiciona. En el resto de los personajes encontraremos versiones racionales, pero más frecuentemente distorsionadas, del honor, de la ambición, de la lealtad a las ideas o a los caudillos, sean el führer, el tennō [天皇] o el jefe de una resistencia, y sobre todo, conforme un personaje de anodino nombre, John Smith, va adquiriendo protagonismo, es una reflexión sobre el poder y la naturaleza del mismo. John Smith es finalmente el personaje clave de la historia, incluso si no aparecía en la novela de Philip K. Dick.

… y el monumento a estos judíos asesinados en Europa, ambos en Berlín, representan al lamentable III Reich alemán.

La serie sufre un cambio de dirección y planteamiento entre el final de la temporada segunda y la tercera. Si las dos primeras eran el camino del héroe, la heroína en este caso, Juliana Crane, siendo el resto de los protagonistas los obstáculos o las ayudas para este recorrido personal, a partir de la tercera es como si en The Lord of the Rings, a partir de un determinado momento Frodo hubiese sido un personaje de apoyo y la novela se hubiese centrado en los pensamientos y acciones de Sauron. Cosa que no hubiese tenido mucho sentido en aquel contexto. Pero sí en el que nos ocupa, puesto que John Smith es un personaje que, lo sabemos desde un principio, está sometido a tensiones interiores que poco a poco vamos conociendo. Y son fundamentalmente dos mujeres, Juliana Crane, y su propia esposa, Helen Smith, las que van a contrastar y poner a prueba estas tensiones. Siendo dos mujeres con dos recorridos muy distintos.

La serie es buena, muy buena, y cuenta con un reparto en estado de gracia. Cualquiera de los mencionados hasta ahora debería haber sido acreedor de ser premiado en alguno de los festivales o entregas de galardones habituales. Independientemente del rumbo que toma su temporada final. Cualquiera que la haya visto se quedará con la impresión de que en la mente de sus creadores, al menos había una temporada más.

Y Nueva York, bien sea en Washington Square, con el Empire State Building al fondo de la Quinta avenida,…

Es la conclusión lógica viendo la evolución de uno de los personajes, John Smith, que acaba siendo el protagonista absoluto de la serie. Pero supongo que la cadena, en un momento dado, le echó el cierre. Y por lo menos lo hizo con tiempo para darle un cierre a la historia, aunque fuera apresurado. No le falta su emoción,… pero también es en los últimos episodios de la cuarta temporada, de la serie, donde esta muestra sus costuras menos resueltas. He de comentar que no estoy hablando nada de la parte más ciencioficcionesca de la historia,… pero es que me parece poco importante, aunque tenga algún impacto en el devenir de algunos personajes, que se podría haber resuelto con facilidad por otras vías. En cualquier caso, hace tiempo que no juzgo el conjunto de la serie por un final más o menos afortunado. Aunque dentro de unos días estableceré una excepción a este principio, de algo que terminé de ver ayer mismo.

Mi conclusión es que la serie es de lo mejor y extraordinariamente recomendable. Probablemente, su emisión en una plataforma menos popular que otras, aunque más asequible, y su contenido intelectualmente más exigente, aunque no carezca de acción y emoción, hayan hecho que sea menos popular. Pero haya vosotros si os la perdéis. Y yo siempre quedaré enamorado de Juliana Crain. Forever.

… o el animado puente de Brooklyn, representan el alma del imperio americano, es que es en nuestro universo, o el que puede ser, distinto, en universos alternativos.

[Cine] Cold War (2018)

Cine

Cold War (2018; 46/20181011)

Cuando volví de viaje el miércoles de la semana pasada, al repasar algunas novedades y noticias del mundo del cine, caí en la cuenta de que se había producido el estreno de algunas películas altamente prometedoras. Es cierto que alguna, por bombo y platillo que se le esté dando, da un poco de pereza. Ver la «enésima» versión de una historia ya no-sé-cuántas veces contada, y encima a ritmo de música pop actual, no motiva en exceso. Aunque tarde o temprano habrá que ir a verla para certificar o criticar ese bombo y platillo. En cualquier caso, para el retorno a las salas de cine, elegimos una sesión tempranera, antes de que el paso de la tarde sufriera las consecuencias del jetlag, y volviendo al cine europeo en blanco y negro.

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Unas cuantas fotografías de los ferrocarriles polacos, en blanco y negro, claro, servirán para ilustrar la entrada. También los trenes tienen su protagonismo en la historia de hoy.

Pawel Pawlikowski sorprendió hace unos años con una película redonda ambientada en la Polonia de la posguerra mundial. Impresionó desde todos los puntos de vista. Y parece que vuelve con buena parte de los mismos ingredientes que aseguraron la calidad de aquella. Para empezar, primorosa cinematografía en blanco y negro firmada por el director de fotografía Lukasz Zal, volviendo al formato 1,37:1, con encuadres atrevidos y muy expresivos. Siguiendo por la época y el lugar, de nuevo la Polonia de la posguerra a caballo entre el recuerdo de los desastres de la guerra y los desastres del nuevo régimen comunista de posguerra. Y terminando por un personaje femenino complejo y potente, una joven que representa en sí misma muchas de las ambigüedades de un país, de una sociedad, de un continente.

Durante casi dos décadas seguimos la evolución en la relación entre el músico, Wiktor (Tomasz Kot), y la joven cantante y bailarina, Zula (Joanna Kulig). Una relación marcada por un atracción y un enamoramiento tan profundos como potencialmente destructivos, que les llevará a un vaivén de acercamientos y alejamientos por la Europa de la posguerra. Una relación de amor y odio que es una metáfora profunda de la propia Europa y sus gentes y su relación con los regímenes y los destinos que a sí mismos se buscan de forma infortunada en demasiadas ocasiones.

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La película no me resultó tan redonda como su predecesora. O el cansancio del viaje no me permitió apreciarla con todo merecimiento. Pero es una película para ver. Ambos protagonistas, y no pocos de los secundarios, están en absoluto estado de gracias. La «no tan joven» Kulig llena la pantalla con cada aparición siendo la representación por excelencia de una feminidad confusa y confundida. La contención de Kot viene que ni pintada para representar el conflicto del hombre que lucha entre su ansia de libertad y su amor por la mujer que es perfecta porque no lo es ni lo puede ser. Que más puedo decir, vayan y véanla.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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[Cine] The Death of Stalin (2017)

Cine

The Death of Stalin (2018; 18/20180316)

Hemos tenido un fin de semana muy ajetreado en lo cinematográfico, con cosas buenas, no tan buenas y francamente mediocre. Iremos comentándolo poco a poco. De momento, iremos con esta comedia coral por el escocés Armando Iannucci (no parece escocés con ese nombre, verdad), una sátira sobre el funcionamiento interno de los sistemas políticos autoritarios.

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No he tenido ocasión de visitar Rusia. Y últimamente no me atrae mucho la idea de ir por allí. A punto estuvimos de visitar San Petersburgo en 2007, pero no pudo ser. De las ciudades de la Europa central y oriental que estuvieron marcadas por los regímenes prosoviéticos, la que más partido comercial saca al asunto probablemente sea Berlín. Y por allí recorremos lugares que nos lo recuerdan.

El escenario elegido es el de la muerte del dictador soviético Iosif Stalin (Adrian McLoughlin) que se produce en medio de un repunte del sistema de purgas más o menos indiscriminadas por las que se caracterizó, entre otras cosas, el gobierno de este nefasto dictador. Tras el accidente cerebrovascular que desencadenó la muerte del dictador, comienza el tira y afloja entre las figuras del gobierno soviético, tales como Kruschev (Steve Buscemi), Beria (Simon Russell Beale), Malenkov (Jeffrey Tambor) o Molotov (Michael Palin). Todo ello, como he mencionado, en clave de sátira.

La película tiene un carácter coral. No hay un protagonista definido, y al mismo tiempo cada personaje tiene su momento de protagonismo. Tampoco busca un rigor histórico, aunque se toma en serio la historia, tomando los elementos clave de lo que sucedió, o mejor dicho de los que se cree que sucedió, para combinarlos en un argumento razonablemente ágil.

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Digo razonablemente porque, aunque en su conjunto la película se sostiene bastante bien, tiene algún altibajo en su desarrollo. Lo esencial es que se realiza una crítica a los corruptos sistemas de decisión de cualquier régimen totalitario a través de la ridiculización y desmitificación de unos señores que la verdad es que dieron en su momento mucho miedo.

Una de las claves del buen resultado de la función es la enorme calidad que atesora el reparto. Formado por un número amplio de actores que muchas veces no alcanzan el carácter de protagonistas en las producciones donde participan, sí que son intérpretes de gran versatilidad y solidez. Probablente sean Buscemi y Tambor lo que tienen los papeles más golosos y de mejor lucimiento, pero todo el reparto está a buen nivel. A los mencionados podríamos añadir Olga Kurylenko (la pianista María Yudina), Paddy Considine (Andreyev), Andrea Riseborough (Svetlana Stalin), Jason Isaacs (mariscla Zhúkov) o Rupert Friend (Vasily Stalin), entre otros.

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Hay momentos realmente muy divertidos. Y la película aprovechará más a quienes conozcan la historia y el significado de los distintos personajes que aparecen. Pero puede satisfacer a cualquiera. No es un producto perfecto, pero es más que razonable y razonablemente recomendable. Y si algo faltaba para tal recomendación, decir que no ha sido autorizada su distribución en Rusia, lo que en estos momentos de resaca de las plebiscitaria elecciones del gigante eslavo, indica lo que hay todavía en aquel peligroso país.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Libro] The Handmaid’s Tale

Literatura

Comentaba hace unas semanas, un mes apenas, una de las series de televisión de nuevo cuño que más repercusión han tenido y más comentarios han provocado en esta última primavera. Se trata de The Handmaid’s Tale, el Cuento de la criada en castellano. Como ya comentaba en su momento, esta historia nos presenta una sociedad distópica, no sé si denominarla futura o alternativa, en la que una teocracia cristiana de ultraderecha se ha instalado en el poder en los antiguos Estados Unidos de América, reconvertidos en la República de Gilead. Una república teocrática y ultrapatriarcal, en la que las mujeres tienen un papel totalmente subordinado al hombre, hasta el punto que aquellas de ellas que son fértiles son utilizadas de modo forzoso como «criadas» que han de servir para la gestación surrogada de la clase dirigente del régimen. Una verdadera pesadilla. Una verdadera pesadilla, que en estos momentos en los que podemos ver cómo se pasean en manifestación los ultraderechistas norteamericanos envalentonados por la subida al poder de un presidente como el que tiene este país actualmente, se convierte en una posibilidad mucho menos teórica de lo que muchos creerían.

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Fotográficamente no nos iremos a la «república de Gilead»; homenajearemos a la escritora en su país, paseando por Toronto, la ciudad en la que actualmente reside.

La serie está basada en un libro de la canadiense Margaret Atwood que, nada más ver la primera temporada de la serie, me entraron ganas de leer. Es curioso la relación que tienen los canadienses con su poderoso vecino del sur. Desde hace tiempo aparentemente buenos vecinos y aliados, nunca han dejado de especular con el momento en el que se volverá contra ellos, culminando el proceso que quedó pendiente en la guerra angloamericana de 1812, contienda que terminó en tablas, pero que escondía el deseo de los estadounidenses de aglutinar en un único país a toda Norteamérica. Por ello, existen varias pruebas de escritores de todo género que expresan esas miedos. Ahora estoy leyendo, por entregas, una historieta que también trata de ese miedo. Ya llegará.

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Una cuestión tenía clara en el momento que comencé a leer el libro. Dado que la serie está destinada a tener varias temporadas y el libro es una única obra, y partiendo del hecho de que la primera temporada de la serie se anunciaba como una adaptación del libro, en algún momento ambas historias podrían diverger, por el distinto planteamiento de partida. En efecto, la serie es muy fiel al libro en buena parte de su contenido, hasta que en el último tercio aproximadamente de la temporada empieza a tomar caminos distintos. El libro está planteado como una narración de la protagonista, Offred. He leído el libro en inglés, publicado en libro electrónico en el Reino Unido por la editorial Vintage, del grupo Penguin, por lo tanto para mí es Offred y no Defred, como parece que es en las traducciones al castellano. Una narración recogida en cintas magnéticas que son analizadas en un futuro. Más que una narración amplia de lo sucedido, es un corte en la vida de esta mujer esclavizada, y tiene un final abierto sobre el que sólo podemos especular, como lo hacen en el apéndice final, los eruditos que las analizan en ese futuro. Una narración de sentimientos y determinados sucesos que acontecen en su vida, al mismo tiempo que mediante recuerdos va repasando cómo llegó a esta situación. Algo que conocemos de modo imperfecto. Al fin y al cabo es un individuo con un conocimiento parcial de todo el mural que describiría el periodo histórico. Conocemos la sociedad de esa distopía de modo muy limitado, puesto que las referencias a guerras, colonias y otros modos de vida distintos del de la clase dirigente y sus sirvientes apenas es referenciado.

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Teniendo todo esto en cuenta, la serie es una buena adaptación del libro, pero tiene distinto alcance. El libro es una reflexión. Escrito en 1985, estaba muy cerca la revolución teocrática que convirtió Irán en la república islámica que hoy conocemos. Aunque era difícilmente previsible, estaba próximo el final de la Unión Soviética y la Europa del Telón de Acero, y opciones políticas fuertemente conservadoras se imponían en EE.UU. y Reino Unido dando comienzo a un ciclo, que aun hoy en día no ha terminado, de giro a la derecha de las sociedades occidentales. La autora, con fuertes preocupaciones feministas, como queda palpable en la novela, especialmente por algunos personajes secundarios más que por la protagonista, especula con la naturaleza de una teocracia en Occidente. Y la sitúa, cómo no, como he comentado antes, en el país «amigo» que despierta la desconfianza de los canadienses.

Estamos por la tanto ante un libro que exige una lectura poco apresurada. En la que la atención al detalle importa. No hay desperdicio en sus páginas. Hay economía de medios y aun así hay constantemente detalles que contar y que sirven para iluminar la naturaleza de esta aberrante sociedad distópica, y la respuesta del individuo, especialmente del más débil, ante la misma. Muy recomendable.

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[Cine] La clase de esgrima (2015)

Cine

La clase de esgrima (Miekkailija, 2015; 382016-1507)

A esta película estonia llegamos por casualidad, después de que no pudieramos ver la que pretendíamos por una presunta avería en la sala de proyección. La segunda en lo que llevo de año. La primera levantó mis sospechas sobre si fue cierta. En esta ocasión, sin embargo, las cosas transcurrieron de forma que la explicación fue plausible. Concederemos por lo tanto el beneficio de la duda. El caso es que tras una toma de decisiones rápida, cambiamos de cine y nos metemos a ver este filme, que llegó a optar a meterse entre las candidatas al óscar a mejor película de habla no extranjera. Vimos no hace mucho una película de esta nacionalidad que nos gustó… así que por qué no darle una oportunidad. Al fin y al cabo, el principal inconveniente de esta película dirigida por Klaus Härö es que sólo está disponible en Zaragoza en versión lamentablemente doblada.

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Tuve ocasión de visitar Estonia en 2007, aunque sólo Tallin, la capital.

Si hay que dar un premio a esta clase de esgrima no es el de la originalidad. Profesor de deportes en la Unión Soviética de Stalin, Endel (Märt Avandi), esgrimista perseguido por el aparato totalitario del estado por una supuesta colaboración con la Alemania nazi durante la guerra, que se refugia en el instituto de una remota población de su Estonia natal, convertida en una de la repúblicas socialistas de la URSS tras el conflicto armado. Y allí consigue dos cosas. Motivar gracias al deporte a un grupo de alumnos a los que inspira, especialmente por la insistencia de una rubita cabezota llamada Marta (Liisa Koppel), y novia. Otra de las profesoras, Kadri (Ursula Ratasepp). Aunque claro, contará con la oposición de los fieles al régimen comunista, que son feos y ruines.

Por lo tanto, la película cuenta con el elemento «club de los poetas muertos», con el elemento romántico, y con la reivindicación nacionalista ante el antipático extranjero totalitario. La película a partir de estas premisas se debate entre momentos muy emotivos, momentos muy tramposos, un poco de exaltación patriotera y una realización más que correcta y que consigue crear un ambiente muy adecuado, marcando muy bien los sentimientos, el paso del tiempo y la meteorología como metáfora del clima social, político y personal de los protagonistas.

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El plan original pasaba por ir de Helsinki a San Petersburgo y de aquí a Tallin. Pero en ese momento, parecía imposible desplazarse en transporte público de forma conveniente entre estas dos últimas ciudades.

Sus defectos no la arruinan, su reparto se muestra competente y efectivo, y al final te quedas con la sensación de haber visto un producto digno, si bien con sensación de «déjà vu». Bastante mejor probablemente que la mayor parte del resto de la cartelera en estos momentos, pero del montón en otras épocas del año. Se deja ver bien, no obstante.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

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Quedaban muchos rusos en Estonia, y había templos ortodoxos, pero eran ciudadanos de segunda categoría, o simplemente sin derechos ciudadanos. El país había tenido problemas con la Unión Europea por ese motivo. Supongo que muchas décadas de historia en común no sirvieron precisamente para unir estos pueblos, y se conservan los rencores.