[Libro] Los años de espera – Enchi Fumiko

Literatura

La segunda de las novelas de autora japonesa que leí durante mis vacaciones en Oporto fue una auténtica sorpresa. En el sentido positivo. El libro me lo prestaron. Creo que no es posible encontrarlo nuevo en estos momentos, ni está disponible en formato digital. Al menos de forma legal. Todo lo que he mirado por ahí son de segunda mano.

Recorrido fotográfico por Tokio, con fotos realizadas con la Ilford desechable con película HP5 Plus 400.

Se ha dicho de Enchi Fumiko [円地文子] (1905 – 1986) que es una de las escritoras más relevantes de la literatura japonesa. Tanto desde el punto de vista miope, de los que separan por un lado hombres y mujeres, como de los que ven la literatura en su conjunto. En ambos casos, sería una de las plumas más destacadas del país nipón. Procedía de una familia culta, que trabajaba en el mundo académico, lo cual le permitió, a pesar de los problemas de salud que le impedía acudir regularmente a clase, alcanzar un alto nivel de formación, especialmente en el ámbito de las letras. La novela que hoy nos ocupa, y que me ha impactado mucho, fue escrita entre 1949 y 1956, después de los duros años 40, en los que sufrió mucho durante la guerra y posguerra inmediata. Y en japonés tiene un título que me parece más sugerente y apropiado, después de lo que he leído; Onna zaka [女坂], la cuesta, pendiente o subida de las mujeres. Especialmente relevante en el último capítulo de la novela que, en la traducción al castellano, se titula La cuesta de las mujeres, supongo que el Onna zaka del título general del libro.

La novela transcurre en la era Meiji (1868 – 1912). En el primer capítulo, estamos en los primeros años del emperador Meiji, y en el último, hemos entrado en la primera década del siglo XX. La novela se puede considerar como tal, o también como una serie de relatos cortos, ordenados cronológicamente, en los que se nos van contando los eventos relevantes de una familia acomodada, de un antiguo samurai y alto funcionario del antiguo régimen del final del periodo Edo que, enriquecido, se retira de la vida pública cuando llega el nuevo régimen. El personaje central de la novela, no obstante, no es el patriarca, sino su esposa legal y principal. Esta, considerablemente más joven que su marido, sufre durante su vida las humillaciones de las aventuras y amoríos de este, que llegan al punto de tomar a varias de sus criadas como concubinas, o incluso mantener relaciones con otras mujeres de la familia. Se genera por lo tanto un peculiar universo en la familia en la que pocas de sus mujeres puede considerarse felices, ya que todas llevan a cabo su propia carga en el patriarcado tradicional de la familia japonesa.

Probablemente, cuando Enchi escribió esta novela nadie hablaba en Japón de feminismo. Ni en casi ninguna parte del mundo, ya que la palabra está en uso desde finales del siglo XIX, el concepto viene de antes, pero no se populariza hasta los años 60 del siglo XX. Pero es una novela que busca claramente denunciar la situación tradicional de las mujeres en la sociedad y en las familias del País del Sol Naciente. Enchi, con un estilo depurado y elegante, no deja de hablar de todos los temas, incluidos los más complejos. Como pueden ser las violaciones en el seno de la familia, el incesto, la degradación de la mujer sometida a concubinato, que no deja de ser una variante de la esclavitud sexual, si lo miramos bien, y otros elementos dentro de una familia respetada, y considerada respetable, en su entorno social. Al mismo tiempo que no deja de dignificar a las mujeres, representadas por esa esposa que, mil veces humilladas, es el soporte en la gestión de los bienes y el bienestar del resto de los miembros de la familia. Paralelamente, no deja de emitir críticas al papel alienante de otros elementos de la sociedad japonesa. Siendo especialmente crítica con la religión budista. Esa que tan buena prensa tiene en estos momentos en occidente y a la que, desde mi punto de vista, se le pueden achacar en Asia muchos de los problemas que las religiones cristianas han generado en eso que hemos dado en llamar Occidente.

La novela tiene momentos duros. Muy duros. Incluso si la forma en que Enchi cuenta los acontecimientos más ásperos permite mantener la elegancia en su prosa. La novela va poco a poco alzándose hasta llegar a su climax perfecto en el último capítulo. Donde Tomo, la sufrida esposa, deberá superar su ultima y difícil pendiente, metáfora perfecta de lo que ha sido su vida y la de muchas de las mujeres de la familia, y que en el título de las traducciones a las lenguas europeas se ha convertido en «años de espera». A mi, esta novela me ha impresionado. Me ha parecido de lo mejor que he leído. No digo ya en el año, o en los últimos años, sino en general. La recomendaría vivamente… pero no es fácil de encontrar. Tal vez si buscáis algún pirateo por ahí… No sé.

[Cine] Mad Max: Fury Road Black and Chrome Edition (2015/2020)

Cine

Mad Max: Fury Road Black and Chrome Edition (2015/2020; 50/20201015)

Nunca había visto una película de la saga Mad Max en el cine. Nunca me he sentido atraído por las macarradas de coches y motos. Y si alguna vez se asomó alguna a mi televisión, nunca me llamaron la atención demasiado o, sinceramente, me parecieron malas, con Tina Turner incluida. Por supuesto, cuando hace cinco años se estrenó la versión original de la película de hoy… ni nos lo planteamos. Aunque luego se asomó a mi televisión, unos años más tarde. Su argumento me pareció absurdo. Y me pregunté que hacía algún ilustre nombre de la interpretación en el reparto… sin más. Pero a lo largo de estos años sólo he leído críticas positivas de esta película. Algunas muy bien argumentadas. Y una cosa curiosa. Las tres primeras película de la saga no llegan en la valoración de los votantes de IMDb al siete, lo cual, tratándose de película de puro entretenimiento, las hace sospechosas. La «furia en la carretera» (no sé de dónde se sacan que hay una «carretera») sobrepasa ligeramente el ocho. Así que cuando anunciaron el evento especial en un cine de Zaragoza de la versión en blanco y negro de la película dirigida por George Miller, me apunté.

El argumento es sencillo. Una individua llamada Imperator Furiosa (Charlize Theron) junto con un grupo de jovencitas de buen ver, el harén de un caudillo guerrero en el mundo apocalíptico de la saga, se escapan con un gran camión en dirección a una especie de tierra prometida. Como por allí ha pasado Max Rockatansky (Tom Hardy), tras una serie de peripecias, se une a las chicas. Todo en medio de persecuciones constantes por el desierto con vehículos imposibles y muchos tiros y explosiones. Hasta que llegan a cierto punto. Entonces se dan la vuelta por el mismo camino, con el mismo estilo. Sin más.

Con la historia de esta película, sea en color o en blanco y negro, me pasa siempre lo mismo. La huida y su peripecia me parece bien. No es mi estilo de cine favorito, pero está indudablemente muy bien rodado e interpretado. Hay un macguffin que mueve a los protagonistas, más o menos coherente, y pasan las cosas que pasan en las películas de acción. Vale. Pero cuando se dan la vuelta, lo que pasa a continuación, aunque parece más de lo mismo… a mí me parece enormemente absurdo e incoherente. A ver, por poner un caso. Si a la ida un montón de rocas no impide a los perseguidores continuar la persecución,… ¿por qué a la vuelta sí, y es definitivo? El guion se va a cascarla de forma escandalosa.

Reconozco que sí. Que el rodaje y producción de la película rozan la excelencia. Que los intérpretes lo hacen francamente bien. Muy bien. Que el blanco y negro le sienta estupendamente, especialmente en determinados momentos. Mérito de los coloristas que transforman una cinta rodada inicialmente en color, con distintos medios, aunque en digital. Dicen que al director y al director de fotografía, el muy interesante John Seale, les apetecía rodar desde el principio en blanco y negro, pero que el estudio se negó por razones comerciales. Pero ya digo… probablemente mejor esta versión que la de color. Aunque no soy justo, porque la de color la vi en la televisión. Pero la historia que nos cuenta me chirría por todos los lados y me sabe a serie B. O Z. En fin. Tampoco lo pasé mal. Porque tiene momentos muy divertidos, por lo que todo en su conjunto, aún le doy el aprobado global.

Ahora me entero que quieren rodar una película derivada con el personaje de Furiosa de jovencita… pufff…

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Fotos] En el infrarrojo, por el centro de la ciudad

Fotografía

Este domingo pasado, con un tiempo fresco, ventoso, pero despejado y con abundante luz solar, decidí pasear con la cámara y un rollo de película en blanco y negro con sensibilidad extendida al infrarrojo. Que siempre muestran un aspecto peculiar. Nada de ‘fotosop’ ni otros trucos digitales en las fotos. Los detalles técnicos los podéis leer en Buscando contraste y comodidad de uso – Ilford SFX 200 a un IE 800.

Para los no interesados en lo técnico, os dejo las fotos, como de costumbre.

[Libro] Algo que brilla como el mar – Hiromi Kawakami

Literatura

Cuando estoy a punto de terminar el libro con el que estoy ahora, y viendo que tengo varios para comentar, se me han acumulado con las vacaciones, he decidido que esta semana, hasta que tenga nuevos contenidos en el ámbito de la fotografía o el cine, me vendrá bien hablar de uno de esos libros.

Esta novela de Hiromi Kawakami la leí durante mis vacaciones en Oporto. Este es mi cuarto libro de Kawakami. Reconozco que es una novelista que me gusta bastante, especialmente en la forma en que trata las relaciones humanas. El primer y el segundo libro que leí de Kawakami fueron novelas; el tercero, más bien un conjunto de relatos cortos con un protagonista en común. Como es frecuente en los novelistas orientales, más que una historia con la estructura clásica de la narración occidental, de presentación, nudo y desenlace, asistimos a un fragmento o fragmentos en la vida de los protagonistas de sus historias.

El mar, santuarios sintoistas, barcos que se escapan, las caóticas calles de una ciudad… todo en Japón. Como en la novela.

La novedad en este libro es que el protagonista es un adolescente. En los relatos de Los amores de Nishino ya había algunos en los que el personaje se encontraba en su adolescencia. Pero el punto de vista siempre era el de las chicas o las mujeres que con él trataban, o del que se enamoraban. Aquí el protagonista, cuyo punto de vista acompañamos, es Midori Edo(*), un chico adolescente de 17 años, en sus últimos cursos de instituto Vive con su madre, soltera, de unos 40 años, y su abuela. Pero su padre biológico no ha perdido contacto y se pasa de vez en cuando por la casa donde viven. Y tiene dos amigos, Hanada, un chaval que quiere vestirse de mujer por la calle, y Mizue, su novia. Quien le pide algo más, que no sabe lo que es y que no sabe cómo afrontar. Así, en este peculiar microcosmos, asistiremos a una transición, a una maduración del personaje, que llega a su climax con la excursión que hacen con Hanada durante las vacaciones de verano a una remota isla en los archipiélagos que rodean Nagasaki.

Volvemos a lo mismo que he comentado antes sobre los libros que antes he comentado de Kawakami. Es una maestra en desarrollar con sutileza los detalles más preciso e íntimos que pueblan y condicionan las relaciones humanas. Partimos de un adolescente en estado de perpetuo despiste, y a quien le cuesta entusiasmarse con nada. Bueno… con casi nada… porque Mizue le pone mucho. Aunque no la entienda. Pero es que todos los que le rodean, podrán parecer más o menos seguros o inseguros de sí mismos, pero lo cierto es que también acarrean su propio despiste vital. Es frecuente en la literatura japonesa contemporánea que venga reflejada la alienación de la persona en los entornos urbanos, megaurbanos a veces, donde encuentran difícilmente su lugar.

Me la leí en un periquete. Y sin embargo, se me quedaron muchos detalles. Muchos de ellos, emotivos. Porque acabas encariñándote, y mucho, de este pequeño microcosmos de familia y amigos en el que se mueve Midori. Muy recomendable.

(*)[Me desconciertan con frecuencia los nombres de pila japoneses; Midori puede ser nombre tanto de chico como de chica. De hecho, pensaba que era nombre sólo de chica. Pero no. También significa «verde» con el kanji 緑, que no siempre es el que aparece en el nombre. he averiguado que en el original de esta novela «Midori» se escribe con el kanji 翠, que también significaría «verde», pero sólo en nombres de persona. Creo.]

[TV] Cosas de series; pandemias, criminales y enfermeras

Televisión

Tenía varias posibilidades temáticas para organizar la entrada televisiva de la semana. Por ejemplo, las que he visto primero frente a las que he visto después, el orden cronológico. Otra, las que salen enfermeras con más o menos protagonismo y las que no. Y finalmente, la que al final va a ser, series occidentales, dejando para la semana que viene las asiáticas.

Nunca he sido seguidor de la políticamente incorrecta South Park, que lleva más de 20 años en pantalla. Aunque vi en el cine el largometraje que realizaron (Blame Canada!!!). Es un humor que está bien para un ratito… pero enseguida me cansa. Más cuando esta lleno de referencias a una realidad, la norteamericana, que en muchos detalles me es ajena. Pero cuando me enteré que antes de comenzar su temporada actual iban a realizar el South Park «The Pandemic Special»… tuve la curiosidad. Pues lo dicho, es divertido, para un rato, y algunas de las referencias y chascarrillos los pillas más y otros… pues no, porque no vivo en Estados Unidos. Una curiosidad. Salen enfermeras, pero sin mucho protagonismo. Cronológicamente, creo que también le hubiera tocado hoy.

Como hoy tenemos serie británica, nos daremos un paseo fotográfico por Londres.

El año pasado, Netflix estrenó… no sé si decir una serie policiaca con cuatro variantes nacionales, o cuatro miniseries con el mismo esquema y escenarios pero en cuatro idiomas/nacionalidades distintas. Probablemente esto último. De momento, la única que ha tenido una segunda temporada ha sido Criminal: UK. Casi seguro es que la idea de la serie fue británica y es la que tenía continuidad. Aunque no lo sé; no lo he investigado. El caso es que hemos tenido una nueva tanda de cuatro nuevos interrogatorios, en la estilizada sala que ya nos presentaron el año pasado. Lo bueno es que los interrogados son actores conocidos. Pero a veces en versiones casi desconocidas. Sophie Okonedo, muy habitual del cine y la televisión británica y que también tiene un papel en la última de las series de hoy; el soso de Kit Harington, que lo hace mucho mejor aquí que en todos sus episodios de «tronado»; Sharon Horgan, a quien hemos estado siguiendo los últimos años en una comedia «romántica»; y Kunal Nayyar, desconocido en el buen sentido con respecto al papel que hacía en la serie que le dio la fama. La verdad es que esta nueva tanda de casos e interrogatorios ha estado muy bien. Bastante recomendable. He hecho un inciso mientras escribía y parece que se confirma que no habrá más episodios criminales españoles.

Y finalmente, una serie por la que sentía curiosidad y miedo. Y que está protagonizada por una enfermera. Ratched. Para los que no se lo sepan… La enfermera Ratched era la antagonista principal del protagonista de One flew over the cuckoo’s nest (Alguien volo sobre el nido del cuco), tanto en la novela original, como en la magnífica adaptación al cine que hizo Milos Forman, con Jack Nicholson como protagonista. De hecho, la película se ha hecho más famosa que la novela, y hay mucha gente que no sabe que es una adaptación de una obra literaria de Ken Kesey, que yo he leído y está bastante bien. Escrita a finales de los años 50, la novela funcionaba a dos niveles. Como una denuncia específica de la situación de la atención mental y los hospitales psiquiátricos en la posguerra mundial en Estados Unidos, pero también como una metáfora de la hipócrita sociedad de la época, época de crecimiento y prosperidad, pero en la que se machacaban los derechos civiles de las minorías y donde la disensión política era perseguida, cazas de brujas incluidas. La enfermera Ratched, magníficamente interpretada por Louise Fletcher, que se llevó una estatuilla dorada por su trabajo, representaba a la sociedad convencional, blanca, protestante de los Estados Unidos. Y curiosamente algunas veces la he visto en las listas de los mejores villanos de la lista del cine. Especialmente aquellas más inteligentes que dejan de lado los absurdos villanos del cine de superhéroes. La enfermera Ratched, nurse Ratched, nunca tuvo nombre de pila, ni en la novela ni en la película.

Y he aquí que nos anuncian y ya tenemos entre nosotros una serie… una «precuela» de aquella historia, con la enfermera Ratched como protagonista. Que resulta que ahora se llama Mildred. Siendo un personaje emblemático en la historia del cine, miedo me daba. Pero por otro lado, llegaba con elementos atractivos. Con Sarah Paulson al frente del reparto que contiene otros nombres conocidos como Cynthia Nixon, Judy Davis, Vincent D’Onofrio o Sharon Stone. O Sophie Okonedo, que mencionaba antes. Así que decidí que para bien o para mal… había que verla. Y nos encontramos con que Ratched es la hermana del asesino de unos sacerdotes a los que su «hermano» ha asesinado brutalmente, y que está internado en un psiquiátrico a la espera de determinar si está cuerdo y se le puede juzgar. Por favor, nunca traduzcáis asylum como «asilo»; hospital psiquiátrico. Y allí consigue entrar a trabajar Mildred Ratched, con la idea de salvar a su hermano. Y con medios poco convencionales.

Con una presentación visual muy atractiva, copiando mucho a directores conocidos que van desde Hitchcock a otros más modernos, tenemos una historia… irregular. Empieza un poco morosa, indecisa, tiene momentos muy buenos, muy divertidos, entre el drama, la comedia negra y el gore ligero entre medias, para llegar a un final un poco desfondada. Sobre todo porque resuelven buena parte de las tramas en el penúltimo episodio, al modo «juego de tronos», para dejar un último episodio que sirva de preludio para futuras aventuras de la enfermera Ratched. ¿Funcional la series? Razonablemente bien, aunque con un amplio margen de mejora. ¿Precuela del «cuco»? No. Le habrán dado el mismo nombre. La habrán convertido en enfermera. Pero esta Ratched no es aquella Ratched. Es otra cosa.

Nota: una curiosidad. Cuando se estrenó «el cuco» Louise Fletcher tenía 41 años. En el momento del estreno de «Ratched», Sarah Paulson tiene 46 años. Y su personaje se supone que es varios años más joven… cosas del «cine»…

[Libro] La mirada de piedra – Jorge Magano

Literatura

Ufff… además del de hoy tengo tres libros más para comentar… se me han acumulado. Voy a tener que hacer más de dos a la semana. En cualquier caso, el de hoy… será breve.

Lo mejor del libro es que, en un momento dado, me ha trasladado a Verona, ciudad de la que atesoro unos recuerdos como en pocas ciudades.

De vez en cuando me da por experimentar. Elijo un libro de estos que son poco menos que autopublicados y que se venden muy baratos en Amazon, especialmente si son una oferta flash. Siempre aparecen como muy vendidos… son tan baratos. Pero conozco a alguna gente que insiste que hay que dar una oportunidad a estos escritores, que las grandes editoriales se mueven por intereses económicos (como todas las empresas, no te jode), que hacen un gran esfuerzo… Así que de vez en cuando, pico. Y encima, con una pseudopolicíaca. Y claro,… luego pasa lo que pasa. Que la novela de este Jorge Magano, que es historiador del arte y que ganas concursos literarios de escritores indies, está sólo un poco por encima del concepto de bodrio. No es catastrófico… pero si mediocre… salvo…

Como digo, es una novela pseudopolicíaca. Porque el protagonista es como un Indiana Jones cañí, que no sabe disparar con pistolas. Es una trama de robos de obras de arte, mezclada con leyendas sobre maldiciones de alguna de estas obras de arte, y con un romance entre dos que se quisieron, se dejaron de querer, y a partir de ahora… ya veremos que dijo un ciego a otro ciego. Mézclese con malos malísimos que ríete tú del Falconetti aquel de Hombre rico, hombre pobre, y femme fatales que quieres ser amas de casa normales pero su padre no les deja… y muchos lugares comunes del género, muchos, y tenemos una novela.

El caso es que me falto un pelo para abandonar esta novela tras algunos capítulos, porque me resultaba algo indigesta, hasta que de repente… poco a poco… se fue convirtiendo en un guilty pleasure. Por algún motivo, te empiezas a enganchar. De repente la trama empieza a avanzar por elevación al exceso. Saltando de sucesos inverosímiles a otros. Te planteas si realmente el autor lo que quería no era hacer una policiaca al uso con el mundo del arte de fondo sino una parodia, cañí como ya he dicho, de Indiana Jones. Y acabas pasándotelo razonablemente bien. Y luego repaso el historial de compras, porque no recuerdo cuándo y cómo lo compré. Y me remonto a julio de 2015, momento en el que, de algún modo, lo regalaron. Porque parece que pagué… 0,00 euros. Y luego lo olvidé. Si lo miramos así la relación calidad precio de esta novela es infinita. Pues bien oye.

En fin. No nos engañemos. Terminándola de leer en mi viaje de ida a Oporto, me lo pasé bien. Pero es mala.

[Recomendaciones fotográficas] Recuperando algunas recomendaciones

Fotografía

Llevo ya varias semanas sin recomendaciones fotográficas cuando llega el fin de semana. Entre mis vacaciones con el viaje a Oporto y otras circunstancias, así voy. Así que voy a intentar contaros algunas cosas interesantes que he descubierto en la red de redes en estas semanas.

He mencionado los paisajes volcánicos en el texto, y eso me ha llevado a mis fotografías con película negativa en blanco y negro de Islandia.

Desde que volví de mis vacaciones de agosto en la isla de la Palma, le he dado muchas vueltas a las oportunidades que ofrece el paisaje volcánico. También recordando mi estancia en Islandia. Me gustaría tener la oportunidad de poder dedicar tiempo a estos paisajes. En el blog de Leica Camera nos ofrecieron hace unas semanas el trabajo de Cris Toala Olivares (instagram) y sus fotografías aéreas de paisajes volcánicos en distintas partes del mundo.

En alguna publicación en Tumblr que no registré encontré unas fotos de la japonesa Ume Kayo. Me llamaron la atención y eso me llevo a un artículo en Pocko que hablaba algo más del trabajo de esta poco convencional fotógrafa documental callejera japonesa, con su Canon EOS 5 y mucho desparpajo y humor. Me gustaría tener alguno de sus libros. Para todos los listos… fotografía en modo Program, sin complejos.

Lenscratch ha dedicado una semana a fotógrafos emergentes surcoreanos, y me parece interesante citarlos aunque no me pare en detalle con cada uno de ellos. En el orden en que aparecieron: lunes, Chung Heeseung; martes, kdk (Kim Dokyun) (instagram 1, instagram 2); miércoles, Ahn Okhyun; jueves, Yoon Jeongmee; viernes, Park Hyundoo. Los retratos de Ahn Okhyun me llamaron mucho la atención y fueron los que me llevaron al resto de la serie de artículos.

Dos interesantes artículos fueron publicados en estas semanas en Cartier-Bresson no es un reloj. El primero de ellos, a finales de septiembre, dedicado a Danny Lyon, hablando de su fotografía favorita. El segundo de ellos, esta última semana, dedicado un fotolibro de Stephen Gill, y su relación con las aves, uno de los seres vivos que más han influido en la fotografía contemporánea.

Photography of China es una página web que nos trae con frecuencia trabajos muy interesantes de fotógrafos chinos o de fotógrafos que han trabajado en China. En los últimos días nos han proporcionado muestras de la visión de fotógrafos desde un punto de vista histórico. Como por ejemplo, la visión de Gan Fao de los convulsos tiempos entre la guerra contra los japoneses en los años 30 y hasta el triunfo de los comunistas en 1949 con la fundación de la República Popular China. O también la visión de Li Lang de la vida cotidiana en China en 1974, no a través de sus fotografías si no de las fotografías que ha coleccionado sobre una determinada época en su país.

Desde el mismo sitio, pero con una visión contemporánea, Wing Shya (instagram) reflexiona a través de sus retratos ambientales y psicológicos sobre las relaciones de intimidad entre las personas, especialmente entre quienes se aman. Wing ha trabajado en los rodajes de Wong Kar Wai, trasladando no poco del mundo visual del director de cine.

[Cine] Rifkin’s festival (2020)

Cine

Rifkin’s festival (2020; 49/20201008)

Antaño era tradicional cuando llegaba el otoño ir a ver la película de turno de Woody Allen. En los últimos años, y como consecuencia del #metoo, las acusaciones vertidas por miembros de su familia, temas que no son nuevos, de los que ya se habló e incluso se llevaron a los tribunales aunque nunca se demostrara nada, llevó a que determinadas empresas le volvieran la espalda y tuviera dificultades para producir sus películas. El caso más sonado, cuando Amazon le rescindió los compromisos de producción y distribución. No voy a entrar en el tema de las acusaciones. Pero como digo, no son nuevas, son antiguas, se llevaron ya a los tribunales y nunca hubo condenas. Y en otros aspectos que tiene que ver con prejuicios morales que conductas realmente punibles, no voy a entrar tampoco. El caso es que este año hemos vuelto a retomar esa tradición. Como el hombre no encuentra productores en su país, los encuentra en Europa. De hecho, en algún lugar he leído que esta película tendría «nacionalidad española». No lo sé. Varias productoras de distintos países han puesto dinero, alguna española.

El País Vasco tiene lugares muy bellos, San Sebastián incluido. Y sus gentes, a priori, son gente cordial. Pero el clima político del nacionalismo hizo que en mis últimas visitas me encontrara incómodo en ocasiones. Por lo que hace más de 20 años que no lo visito y no tengo muchas fotos.

La película fue rodada en San Sebastián en las semanas previas al festival internacional de cine de la ciudad vasca en 2019. Y tiene como marco dicho festival. Un profesor de teoría del cine, Rifkin (Wallace Shawn) con ínfulas de escritor, que nunca ha publicado, se desplaza a las orillas de la playa de la Concha acompañando a su esposa (Gina Gershon), publicista de un director de cine de fama con motivo del festival. Un matrimonio con problemas. Un poco abandonado por las obligaciones de su esposa, su hipocondría le lleva a visitar una guapa doctora (Elena Anaya), de la que acaba colgado. La cual tiene también problemas de relación con su marido, un temperamental pintor (Sergi López).

Una vez más, Allen da vueltas a los mismos temas que de costumbre, en esta ocasión con el inolvidable Vizzini de la Princesa Prometida (Shawn), impresionante robaescenas en aquella película y otras, como alter ego de los papeles que tantas veces a interpretado el propio Allen en persona. Sin embargo, la impresión que nos llevamos es que en esta ocasión, Allen se ríe más de sí mismo. Se autoparodia. Y si consideramos que ese elemento de autoparodia ya aparecía en el pasado, pues más. Y así, con la colaboración de unos competentes intérpretes, muy bien en especial Shawn y una madura pero muy atractiva Gershon, saca adelante una historia que tiene muy poco más que ofrecer y a ratos puede parecer un publirreportaje turístico de San Sebastián y alrededores. Salvo…

Salvo que también es un sentido y simpático homenaje al cine, y en especial a los directores que admira el propio Allen y a los que reconoce maestría. Con la inestimable colaboración de Vittorio Storaro, reproduce escenas de grandes películas de directores como Orson Wells, Truffaut, Godard y otros nouvelle vague, Bergman en un par de ocasiones, o Buñuel y su ángel exterminador. Pequeñas pildoras de cinefilia que nos regocijan y nos dejan encantados. Curiosamente, Storaro está estupendo reproduciendo el ambiente de aquellas joyas del séptimo arte, y sin embargo me deja la sensación de que su estilo de fotografía de colores saturados no le sienta bien a las escenas cotidianas de la película.

La película no tiene un especial recorrido. Y comparada con las grandes películas de Allen, es casi una anécdota. Pero es una anécdota simpática. Que en los tiempos que corren, ya nos viene bien. Yo me lo pasé bien. Sin más.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; comedia británica, policías suecos y médicos coreanos

Televisión

Trío de series que vi antes de irme de vacaciones a Portugal, o que terminé de ver durante ese viaje. Normalmente, cuando voy de viaje, me llevo episodios de series descargados en la tableta personal. Y antes de dormir veo un ratito. Si tengo poco sueño, un episodio. Si me entra más sueño,… a veces tengo que volver a verlo al día siguiente porque me quedé dormido viéndolo y no me acuerdo de nada… Pero en fin.

The Duchess es una comedia de situación británica en Netflix, razonablemente entretenida, aunque no tan brillante como otros productos similares que nos llegan desde las islas Británicas. Creada y protagonizada por la canadiense Katherine Ryan, nos habla de una madre soltera, que tuvo a su hija cuando era una groupie de un grupo de pop masculino, por sus relaciones con el líder del grupo, un destalentado informal de mucho cuidado. Educada de modo informal y con una relación especial con su madre, la niña va creciendo, tiene nueve años, y empieza a aspirar en una vida más convencional, lo cual no será fácil. En medio están el padre, el amante de la protagonista, y las amistades y relaciones que les rodean. Se deja ver bien. Son sólo 6 episodios de unos 25 minutos. Y… bueno… si no existiera tampoco pasaría nada. Curiosamente, en la versión doblada en castellano le cambian el título, y en lugar de duquesa la convierten en marquesa. Qué raros son los de los títulos en versión doblada.

Las novelas de Wallander suelen transcurrir en Ystad (foto del encabezado), a unos 60 km de Malmoe (resto de las fotos). Pero en esta aventura del joven Wallander es esta última ciudad la protagonista.

El detective Kurt Wallander de la policía sueca, personaje creado por el escritor ya fallecido Henning Mankell, ha sido ya objeto de adaptaciones televisivas, tanto en su país como en el Reino Unido, donde fue encarnado por Kenneth Branagh. Una serie que no estaba mal. A mí, el género negro nórdico no me entusiasma en exceso, aunque tiene obras interesantes. Como cualquier otro género. Y las novelas de Wallander no están mal, he leído algunas y no me arrepiento. Pero sin más entusiasmos. Ahora, tenemos una nueva versión del personaje en Netflix. También de factura británica. En el que conocemos un Wallander novato, cuando pasa de ser un agente uniformado a ser detective. No se basa en las novelas de Mankell. Se inspira en ellas. En las referencias que aparecen en ellas a su pasado. No es un procedimental en el que cada episodio es un caso. Toda la temporada es un único caso. Y hay una actualización cronológica del personaje. No se sitúa la acción en ningún momento hace treinta o cuarenta años, sino en el mundo actual, con problemas actuales, como el de los refugiados y la inmigración actual. Y las tecnologías actuales. Así que hasta cierto punto es una reinvención del personaje. Como venía diciendo, no está mal, son sólo seis episodios, está razonablemente bien producida e interpretada y entretiene. Pero a mí no me dice nada más. Lejos de otras propuestas televisivas realizadas por los propios nórdicos. Aunque la realización es británica,… el protagonista, Adam Pålsson, es realmente sueco.

Y finalmente tenemos Life [라이프, raipeu que sería la transcripción de la palabra inglesa directamente al coreano], drama «médico» surcoreano, que terminé de ver en mis vacaciones, aunque algún episodio «lo vi» dos veces… porque me acostaba cansado y me quedaba dormido a los cinco o diez minutos de empezar a verlo. No está mal, es entretenida. Aunque tampoco despierta grandes entusiasmos. Desde luego no tiene el factor guilty pleasure de las comedias románticas del mismo país. Es «seria». Transcurre en un gran hospital universitario de Seúl… pero no es el drama médico al uso. Va más sobre la transformación de los hospitales de estructuras puramente asistenciales dentro de un estado del bienestar a empresas que buscan beneficios, y la resistencia de algunos médicos a la comercialización de la salud. La intención es buena, como crítica social y política, pero ingenua. Pero se deja ver. No lo hacen del todo mal y tiene algún momento muy entretenido. Otras cosas, y lo hablo desde la perspectiva de quien durante 11 años se asomó modestamente a la gestión de los centros hospitalarios, son, como ya he dicho, de una ingenuidad tal… que parecen canelos. En fin… para alimentar mi vicio privado sobre las series surcoreanas. Sin más. Como siempre en las series de esta nacionalidad, los personajes femeninos están mejor interpretados y son potencialmente más interesantes que los masculinos, aunque tienen menos protagonismo en este caso.

[Cine] I’m thinking of ending things (2020)

Cine

I’m thinking of ending things (2020; 48/20201004)

Aunque ya están abiertas las salas de cine, la oferta actual llega de forma irregular y con calidad irregular. Los estrenos más atractivos (a priori, que luego…) se están retrasando un año. Y aunque se recuperan cosas interesantes que no encontraron distribución en su momento, también llega mucha furrufalla. Mientras, las plaformas de contenidos audiovisuales van a la suya y siguen promoviendo estrenos. Netflix se ha confirmado como una plataforma que busca fundamentalmente entretenimiento puro, de las que cada vez paso más, como pasaría de ellas si se estrenasen en la gran pantalla. Pero de vez en cuando impulsa y estrena alguna película con más ambición artística o conceptual. La cuota de prestigio. En esta ocasión, de la mano de Charlie Kaufman, más valorado por su carrera como guionista, pero que ya ha dirigido alguna película interesante en el campo de la animación.

Más adelante hablaré del equipo con el que están hechas las fotos de hoy… pero como no sabía muy bien cómo ilustrar esta entrada cinematográfica,… pues me limito a poner fotos de mi último amplio paseo de sábado por la mañana, en gran medida por la ribera del Ebro a su paso por Zaragoza.

Veo la película con cierta prevención, pues no pocas críticas o reseñas han advertido de su naturaleza críptica, en incluso de marcianada. Protagonizada por la actriz irlandesa Jessie Buckley, un valor en aumento, y con razón, nos encontramos con una joven, cuyo nombre extrañamente varía durante la película que acompaña a su novio Jake (Jesse Plemons) a visitar a los padres de este, tras una relación no muy larga de ¿seis… siete semanas,… meses? Y eso a pesar de que está pensando en cortar la relación. La visita a los padres del novio, Toni Collette y David Thewlis, ya nos muestra que la película no es convencional ni con una trama espacio temporal al uso. Y hasta aquí puedo contar. Solo diré que quizá el personaje protagonista no sea la chica de nombre indeterminado que protagoniza Buckley, sino el anodino Jake.

Formalmente, la dirección de Kaufman es de gran nivel, casi diría excelente. Cuidada puesta en escena. Cuidados encuadres y selección de focales. Gran labor de iluminación y fotografía de la mano de Lukasz Zal, cuyo excelente oficio ya habíamos apreciado aquí y aquí. Y qué decir de la interpretación. De gran nivel por parte de todos, más vistosa la de Buckley que la de Plemons, pero no por ello a distinto nivel, y los recitales que ofrecen Collette y Thewlis. Y luego está el misterioso personaje que aparece de vez en cuando, el conserje de un instituto interpretado por Guy Boyd.

La película no tiene un argumento convencional. Y conforme avanza va entrando en un terreno que muchos calificarían, quizá con razón, de surrealista. Lleno de símbolos. Y al igual que el surrealismo, buscando bucear en el subconsciente del personaje principal de la película. Esto puede descabalgar a muchos espectadores. Pero si no sucede, si te dejas llevar y entrar ese simbolismo y ver más allá de la realidad aparente, la película se entiende. Y cuando la entiendes… te das cuenta que, quizá no llegue a nivel de obra maestra, pero es una propuesta muy interesante y atractiva. Aunque probablemente con esta afirmación no consiga convencer a mucha gente.

La película, en mi caso, crece en el recuerdo, conforme va dando paso en mi pensamiento de la extrañeza y la sorpresa a la comprensión y a la humanidad con la que Kaufman se acerca a un protagonista… que nunca es el protagonista de las películas. Cuando profundiza en el fenómeno de la soledad, del deseo de afecto insatisfecho, de la angustia que produce no ser nadie y ser olvidado con facilidad. Mucho más notable de la que esperaba.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Libro] El corazón de Yamato – Aki Shimazaki

Literatura

Uno de los libros que más me han impresionado en los últimos tiempos fue el primero de los «quintetos» de la japonesa establecida en Canadá, Aki Shimazaki. Recordaremos que Shimazaki, aunque nacida en Japón, y con el japonés como lengua materna, escribe en francés. La fórmula para aquel libro que tanto me gustó y que leí aproximadamente hace un año es el de cinco relatos o novelas cortas, que leídos consecutivamente en el orden en que se publicaron, forman una gran novela, una historia única contada por partes y con distintos puntos de vista, según el protagonista de cada relato.

En un momento dado de la historia, e incluso después de perder su importancia política, Nara fue el «corazón» de Yamato, del Japón tradicional e histórico. Como otros lugares de la región de Kansai. Pues allí nos vamos.

Hace unas semanas decidí que era el momento de ir a por el segundo de sus «quintetos», el que hoy comento en estas líneas. Aparentemente, sigue la fórmula del anterior… aunque hay diferencias. Lo cierto es que he tardado demasiado en comentarlo. Algunas de las cosas que quería decir aquí se han diluido en mi memoria. Pero lo haré lo mejor posible.

En primer lugar, ¿qué es Yamato? Yamato es uno de los nombre que ha recibido Japón. Existe un período en su historia que es conocido como Período Yamato. También es el nombre que recibe la etnia predominante y mayoritaria en Japón, en contraposición con otras minoritarias como los ainu, o las etnias originadas en otros países como los coreanos o los chinos. También es una antigua provincia, en torno a la ciudad de Nara, que durante un breve tiempo fue la capital imperial de Japón, y a veces la región que la rodea, lo que hoy denominaríamos Kansai, que como nos dicen en la novela de hoy, tiene forma de corazón invertido. Pero obviamente, si recordamos que la palabra «corazón» tiene también significados en el ámbito de lo poético o lo simbólico, al hablar del «corazón de Yamato» nos podemos referir a la idiosincrasia más íntima, a los elementos culturales, sociales y éticos más profundos de Japón.

Lo que nos cuenta Shimazaki transcurre en un período que va desde la guerra mundial hasta la época contemporánea (los libros de este «quinteto» se publicaron entre 2006 y 2013). Y al contrario que en la obra que leí hace un año, las cinco historias que lo conforman no configuran una historia única y mayor. Más bien estamos ante una serie de vidas cruzadas, en las que cada una de los cinco relatos tiene como protagonistas a cinco personajes que nos son presentados de una forma directa o indirecta en el primero de ellos, una historia de amor frustrado en los años 70 del siglo XX entre un empleado de una gran compañía, y una OL (Office Lady) temporal de la misma. El ámbito en el que se desarrollan las historias está relacionado de forma directa o indirecta con estas grandes compañías japonesas que muchas veces han representado el resurgimiento nipón tras el desastre, admiradas en muchas ocasiones. Han llevado consigo muchos de los valores tradicionales de la cultura japonesa, pero no sólo los positivos, también los negativos. El sexismo, el papel secundario de las mujeres en las empresas y en la sociedad japonesa, la inflexibilidad de las jerarquías sociales y económicas, el sometimiento de los empleados a estas jerarquías, la capacidad de condicionar las decisiones de las personas y su futuro, incluso mediante prácticas que podríamos considerar mafiosas. Al igual que sucedía en su primer «quinteto», la impresión que te deja Shimazaki es que ama a su país de origen, pero es muy consciente de sus defectos, de sus problemas.

No voy a entrar en el detalle de cada una de las historias. Pero las hay muy buenas, excelentes. Todas ellas son buenas. Pero hay como un crescendo general en el que la emoción va subiendo hasta la excelente historia final, que te deja con el corazón encogido en un puño. Shimazaki es sobria en su escritura. No se anda por las ramas ni se detiene en florituras. Va al grano. Pero eso no le impide transmitir las emocionas de forma precisa, directas a afectar tanto la razón como la emoción del lector. Shimazaki me parece una autora altamente recomendable. Existe ya un tercer ciclo de cinco novelas cortas de la autora nipocanadiense, pero todavía no se ha publicado completa en España. Investigaré las posibilidades de leerla en su idioma original, el francés.

[Fotos] En el museo con una cámara de 2019 y una óptica de 1956

Fotografía

Estos días atrás, en mi blog dedicado a la técnica fotográfica he revisado el funcionamiento de una nueva cámara digital que salió al mercado en marzo de 2019 con distintas ópticas que tenía ya de tiempo atrás, más o menos compatibles, con adaptadores muchas de ellas, con la cámara. Ayer mismo probaba las ópticas con montura M de Leica, con fotos que también trasladé a este Cuaderno de ruta. La cámara es de la marca Canon. Y por algún motivo, no había dado en probarla con el objetivo más antiguo que tengo de esa marca japonesa, que salió al mercado 63 años y un mes antes, en febrero de 1956. Esta es la extraña combinación.

Así que esta mañana de primer domingo de mes, museos municipales gratuitos, me he ido con esta combinación al Museo Pablo Gargallo, donde además estaban ensayando una actuación de flamenco, y le he dado un poco de juego. Os dejo las fotos. Están sin retocar. A partir de los ficheros JPEG acompañantes del archivo bruto principal, que he configurado en blanco y negro.