[TV] Cosas de series; romances de antaño, robots que no lo son y machotes en emergencias sanitarias

Televisión

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

Para esta semana, una ronda de series surcoreanas. Una de ellas es bastante recomendable. Las otras, sólo aptas para aficionados al género o como guilty pleasures. Quedáis advertidos.

Decidí ver Haereul Pum-eun Dal [해를 품은 달, algo así como el sol iluminando a la luna] titulada en inglés como Moon embracing the sun, no me consta el título en castellano. Está en Netflix. Pero os recuerdo que yo tengo ajustada la interfaz de usuario de la aplicación en inglés, lo que hace que tenga una oferta más amplia de series, no dobladas al castellano y con subtítulos en inglés, que no aparecen cuando la interfaz está en castellano. No sé si es el caso de esta serie. El caso es que es una serie que me aparecía mucho en comentarios, de 2012, aparentemente una de las series de más éxito en la historia de las series surcoreanas. Es un culebrón en 20 episodios de época, de los que se sitúan en algún momento de la monarquía Joseon, con amores imposibles e intrigas políticas. Un príncipe heredero que se enamora de una joven, pero los rivales políticos intentan matarla utilizando a una shamán… que la enferma pero no la mata. La salva, aunque la joven pierde la memoria y se convierte en shamán a su vez, volviendo a la vida del príncipe heredero, convertido en rey, años más tarde. La serie me resultó excesiva en sus intrigas, demasiado larga, y a veces ridícula en sus aspectos fantásticos, lo sobrenatural de las cosas. Pero entretiene. No entiendo muy bien por qué les gustó tanto, los intérpretes no están especialmente brillantes, y la química entre los enamorados es regular. Y al principio es un poco rijosa, porque la joven en su primera etapa es una niña de 13 años a la que pretenden varios tipos, jóvenes, pero ya adultos.

La protagonista de Robosi Aniya [로봇이 아니야, no soy un robot], apropiadamente titulada en inglés/castellano como I’m not a robot/No soy un robot, es una actriz (Chae Soo-bin) que, aparte de ser mona, me parece que lo hace bien, especialmente en el ámbito de la comedia. En el drama,… quizá un poco menos. El exnovio de la protagonista, que no superó la ruptura, porque no entendió porqué la chica lo dejó, utiliza su imagen para un robot antropomorfo, que prueban con el mandamás de la empresa, que tiene «alergia» a los seres humanos. Pero por unos problemas, no pueden hacer la prueba con el robot real, y le piden a la chica que se haga pasar por el robot. Y a partir de ahí, enredos y romances. El de la chica con el millonario. El ingeniero robótico se tiene que buscar otro ligue. Entretenida, pero irregular. Se confirma que la actriz funciona bien en la comedia, pero quizá el flojo guion de la serie no le permite mostrar todo su potencial. Es de 2017 y está en Netflix.

Y la que serie que está teniendo mucho éxito, un estreno actual, en Netflix es Jungjeungoesangsenteo [중증외상센터, Centro de emergencias sanitarias] conocida en inglés/castellano como The trauma code: Heroes on call/Héroes de guardia. Primero, una aclaración. En castellano, cuando se habla de un centro de traumatología, se suele referir a la especialidad que trata con los efectos de los traumatismos sobre el sistema osteomuscular. Aunque los efectos de un traumatismo, los daños que se producen sobre el organismo humano como resultado de una causa externa, como accidentes, incendios, agresiones y demás, puedan ser abordados por diversos especialistas (cirujanos generales, traumatólogos, neurocirujanos, cirujanos plásticos, maxilofaciales, cardiotorácicos, oftalmólogos, etc) según la localización de los daños. Los centros que tratan estas situaciones son centros de urgencias y emergencias, que lo que hacen es estabilizar la situación del paciente hasta que el especialista adecuado puede resolver las consecuencias del traumatismo. En inglés, los centros de urgencias y emergencias son Trauma centers, y a esto se refiere la serie cuando habla de estos centros. Pero no son traumatólogos… son centros destinados a tratar a víctimas de graves accidentes o agresiones, fundamentalmente, que ponen en riesgo grave su vida.

Pero como suele suceder en estas series, los protagonistas saben hacer de todo. Y en un quirófano de urgencias, lo mismo te hacen una operación de neurocirugía, que de cirugía cardiaca, que te hacen un trasplante. Lo cual es pura fantasía. Dicho lo cual, la serie es muy entretenida. Sobre la base de que en Corea del Sur hay escasez de buenos centros de emergencias, en un determinado hospital quieren deshacerse del que tienen porque no da beneficios. Pero la ministra de Sanidad (Kim Sun-young) les impone un nuevo responsable (Ju Ji-hoon), un tipo que ha sido médico en zonas de conflicto bélico y con algunos aspectos oscuros en su pasado. Junto con un joven pringado que quería ser cirujano colorrectal (Choo Young-woo), esto está buscado con intención de hacer gracia, y con una enfermera muy animosa y con carácter (Shin Ha-young), se lanzan a crear un centro de emergencias eficaz y puntero. Y a partir de ahí una sucesión de excesos sin mucho sentido en la vida real, pero que son muy muy entretenidos. Será fantasiosa, pero divierte. Con sólo ocho episodios de menos de una hora, es de la que te las ves enseguida. Y además tiene bastante comedia, lo que hace que se perdonen los excesos. Pero que a todo el mundo le conste que en la vida real las cosas no funcionan como en la serie. Afortunadamente.

[Viajes] En el día en Gerona, con película fotográfica (I)

Viajes

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta pueden verse, comentadas desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.

En esta semana me han ido llegando las fotografías realizadas con rollos de película fotográfica para negativos en color. Tras varias pruebas, los rollos con película de 35 mm los he remitido a un laboratorio, donde suelen dejar un equilibro del color y los tonos más agradable y sin dominantes extrañas que en otros, y los rollos con película tipo 120 los he remitido a otro donde ofrecen un tamaño de archivo en megapíxeles mayor, que aprovecha mejor la información del negativo de formato medio, con un coste similar o muy poco superior. En general, bien. Las de hoy son fotografías procedentes de un rollo de película de 35 mm, pero en una cámara de medio fotograma, por lo que en un rollo de 36 exposiciones se obtienen más de 72. A mí me han salido 76 y media. Es decir, el primer fotograma está parcialmente velado.

Las fotografías corresponden al viaje en el día a Gerona del que os hablé hace unos días. Y han quedado bastante bien. Las condiciones de luz eran muy agradables. Estuvo soleado todo el día, pero con la presencia de un velo de nubes que quitaba dureza a la luz y evitaba los contrastes excesivos. El resultado me ha gustado bastante, teniendo en cuenta que el medio fotograma nunca puede ofrecer la calidad intrínseca de imagen que otros tamaños de negativo más grandes. Pero son cámaras ligeras y agradables de usar, como explico en el enlace que he puesto al principio de esta entrada.

[Cine] Flow (2024)

Cine

Flow (2024; 06/20250205)

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

Desde hace unas semanas veníamos oyendo hablar mucho, y muy bien, sobre este largometraje de animación generada por ordenador, dirigida por el letón Gints Zilbalodis. Premiada en varios festivales, siendo el premio más destacado el que recibió en los Golden Globes, se ha constituido como una alternativa sólida al habitual dominio de Disney-Pixar. Aunque es cierto que en los premios de la Academia Americana, los Oscar, cada vez se reparten más estos premios con otras productoras e incluso otros países. Pero bueno, el oligopolio es el oligopolio. La cuestión es que nos entró la curiosidad y decidimos comprobar por nosotros mismos las bondades de la película

Las ruinas de Ostia Antica me servirán para representar las misteriosas ruinas de un civilización poderosa, inspirada en las civilizaciones de la Edad Antigua. Aunque siempre me ha parecido que entre la Edad Antigua y la Edad media, al menos en Europa y el Mediterráneo, cabe una división intermedia, que en mi cabeza recibe el nombre de «Edad Clásica». Y algo similar podría suceder en otras regiones del mundo, especialmente el Asia oriental. Pero yo no soy historiador. En cualquier caso,… esas construcciones que aparecen en la película se corresponden con la Edad Antigua tardía, o esa «Edad Clásica» que en mi cabeza imagino. Curiosamente, algunos autores, para evitar el europeocentrismo, a la Edad Media la llaman Edad Postclásica, reconociendo impícitamente un «Edad Clásica». Mientras redacto esto, voy consultando algunos textos, y encuentro, o más bien recuerdo porque ya lo conocía, pero no me venía a la cabeza, el concepto de Antigüedad Clásica, como la época más reciente de la Edad Antigua. Pues eso. Ni siquiera tengo clara en mi cabeza el límite entre la Antigüedad Clásica y la Alta Edad Media. La deposición de Rómulo Augústulo en 476 me parece muy arbitraria. Algunas veces imagino que la Alta Edad Media llega cuando el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio Romano, en plena decadencia. Otras me recuerdo que el Imperio Romano, en la cuenca oriental del Mediterráneo todavía fue fuente de civilización durante unos siglos, en los que se mantendría esa civilización de la Antigüedad Clásica.

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En un mundo en el que percibimos la existencia del ser humano, tal vez en el pasado, no queda clara su presencia actual. Un gato que parece tener sus dominios en una casa de campo abandonada, aunque sorprendentemente limpia y bien cuidada, inicia su día paseando por el campo y el bosque, enredándose en conflictos con una manada de perros, y encontrándose con unos animales, hasta que de repente se desencadena una inundación que poco a poco cubre las tierras, los bosques, incluso las montañas. El gato, con otros animales, una capibara, un lemur, un perro, y un secretario (especia de ave del género Sagittarius), se ponen a salvo en una barca de vela que navega sin rumbo en las aguas de la inundación. En una travesía que les llevará por misteriosas ruinas de una civilización aparentemente abandonada, y con diversas peripecias.

La película ha recibido numerosas críticas positivas desde diversos puntos de vista. Algunos hablan del uso exclusivo de una aplicación open source en la realización de la animación, frente al uso de potentes aplicaciones propietarias por parte de las grandes producciones de los grandes estudios. Otros destacan la calidad de los gráficos y la calidad del universo imaginado, un universo próximo en su aspecto al que conocemos, pero especialmente hermoso e idealizado en diversos aspectos. También se ha destacado que el filme no contiene diálogos, que los animales no están antropomorfizados, y que eso da naturalidad a los protagonistas, que son animales que actúan como animales. Y otras cuestiones similares.

Soy crítico con estas críticas tan positivas. Es cierto que el universo creado es interesante, está bien diseñado y tiene su punto intrigante. Pero la calidad de la animación o de la renderización de los paisajes y los animales no está exenta de algunas cuestiones de calidad. Que ciertamente tienen una importancia relativa, ya que siendo una producción de bajo presupuesto comparado con la animación de los grandes estudios, lo que puede atraer la atención y dar calidad a la película son otras dimensiones. El universo generado, como he dicho, es intrigante. El paisaje está modificado por el ser humano, su presencia se siente. Pero no se constata. Está ausente constantemente. Y por otro lado, no faltan las violaciones a las leyes de la física, quizá no aplastantes, pero que están ahí, y que en algún caso ponen a prueba la suspensión de la incredulidad del espectador. O, al menos, de este espectador. Y por último, los animales no hablan, pero no dejan de estar claramente antropomorfizados. Un gato no suele manejar el timón de una barca. Y otros miles de detalles que nos hablan de unos animales que parecen comportarse como animales, pero que evidentemente tienen un comportamiento en muchas ocasiones de carácter antropomórfico.

Dicho lo cual… ¿qué opino de esta película? Pues, en lo positivo, tiene propuestas estilísticas interesantes, tiene mérito en su factura, y se deja ver con agrado. Pero, una vez acabada, se queda en eso. No deja un mensaje específico claro. La visión de los animales es irreal desde mi punto de vista, como ya he comentado, por lo que no veo el mensaje ético de respeto a estos seres. Se queda en unos protagonistas «monos», simpáticos. No plantea ningún tipo de tesis, no plantea ninguna reflexión. Simplemente, hay una inundación, vemos como unos animales navegan en ella, se resuelve la inundación… con algunos de los momentos más antropomorfizados del comportamiento de los animales, y todo vuelve a lo que estábamos. Y por lo tanto, poco poso deja. Un ejercicio de estilo y de capacidad, que se puede ver. Sin más.

Valoración

Dirección: ****
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[Libro] La estatua – Günter Grass

Sin categorizar

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A principios de enero sufrí un par de semanas de desconcierto lector. Comencé, con muchas ganas, la lectura de algunos libros que me habían sido muy recomendados. Y se me atascaron de forma casi inmediata, sin conseguir centrarme en su lectura. Quizá porque sus temas realmente no fueran atractivos para mí en ese momento, quizá porque la forma en que estaban expuestos no me permitiera centrarme en ellos. Así que interrumpí su lectura, la pospuse para momentos más idóneos y decidí romper el ciclo de desconcentración lectora por otros medios.

El primer encuentro del escritor con la presunta reencarnación actual de Uta de Ballenstedt es ante la catedral de Colonia. Un magnífico ejemplo también del gótico alemán.

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Comencé en ese momento la lectura de una serie de manga japonés, recomendada por un lector de estas páginas a través del correo electrónico tras una entrada dedicada a otra serie de manga que leí a finales del año pasado, todavía voy por el sexto tankobon de los once que consta la serie, así que aun falta para que la comente en estas páginas. Y me llegó la noticia de este librito de Günter Grass, una «píldora» literaria inédita, como la ha llamado algún crítico. El autor alemán falleció en 2015, y esta estudio literario, como lo clasifican, ya que ni es ficción ni es un ensayo propiamente dicho, fue publicada en alemán, su idioma original, con el título Figurestehen (figura de pie) en 2022. A principios de 2025 nos llega en castellano de la mano de Alfaguara. Aunque sorprendentemente en algunos lugares se nos dice que su publicación está prevista para mayo. Que yo sepa está disponible desde los primeros días de enero, cuando yo la compré en formato electrónico.

Este estudio literario, por lo tanto, comienza con un viaje del escritor con su esposa a Naumburgo, ciudad alemana en el estado de Sajonia-Anhalt, cuando todavía existía la República Democrática de Alemania, o Alemania Oriental. Y allí quedó marcado por las esculturas en piedra del llamado Maestro de Naumburgo, los donantes o fundadores que financiaron la catedral, especialmente por la figura de Uta de Ballenstedt (circa 1000 – 1046). De esta escultura se ha dicho que inspiró el aspecto de la madrastra de Blancanieves en la versión Disney. Su aspecto y atuendo, no consta que Uta de Ballenstedt fuese una malvada madrastra. Más bien pudo ser una mujer maltratada por su marido. Obsesionado por la figura, el escritor imagina invitar a cenar a las personas que sirvieron como modelos para estas figuras, incluida la joven que representa a Uta. Posteriormente, delante de la catedral de Colonia, encuentra a una joven que parece la reencarnación de aquella mujer, y seguirá encontrándosela por otras ciudades europeas en los años que siguen.

Estamos en un relato en el que Grass mezcla vivencias reales con fantasía y otros hechos probablemente ficticios, en un ejercicio literario de fascinación por la que es considerada la mujer más bella de la Edad Media, aunque quizá nadie sepa a ciencia cierta qué aspecto tenía. El mismo Grass especula con una modelo extraída de entre los gremios artesanos de la ciudad doscientos años después de la época en la que vivió la Uta original. Hay que decir también que su cónyuge desde 1979 se llamaba Ute, una variante del nombre, que según se nos cuenta se hizo popular durante la época nacionalsocialista, en la que se reivindicaron las figuras y los valores presuntamente tradicionales y genuinos de lo germánico.

Realmente, como relato, es un capricho. No sé si verlo como una reflexión, como una divertimento, como un boceto de algo que podría haber ido más allá… o quizá una mezcla de todo lo anterior. Lo que sí sé es que se lee en un vuelo. No sólo por su limitada extensión, sino por que es muy atractivo, te atrapa, y una vez comenzado a leer y una vez que has entrado en materia, quieres saber más sobre el personaje histórico, sobre la vivencia del escritor, y sobre la reencarnación de vida callejera de la mujer en la actualidad. Muy recomendable. Y me han entrado muchas ganas de visitar Naumburgo.

[Viajes] Más de viajes en los últimos 20 años

Viajes

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En los dos últimos días he recibido algunas amables «quejas» sobre mi selección de viajes en los últimos 20 años, la que publiqué el sábado para celebrar el 20º aniversario de este Cuaderno de ruta. Son las consecuencias de no poder abarcar todas las experiencias, y todas las compañías que he tenido en estos últimos 20 años, cuando he colgado la cámara del hombro y me he dedicado a ver mundo. Para compensar, voy a hacer otra selección de 20 viajes. Seguro que me dejaré algunos en el tintero… pero ya no voy a poner más.

[Fotos] Gente con flash, un paseo por el canal y otro por la Cartuja Baja

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta pueden verse, comentadas desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.

Este es uno de esos rollos de película que acaban no teniendo un fin bien definido, y al que le pasan cosas. Empecé usándolo para hacer pruebas con el nuevo flash que me regalaron para Navidad, después de un sonoro fracaso el día anterior. Aquí funcionó. Pero hice muy pocas fotos.

Una semana más tarde, un sábado por la mañana en el que salimos a caminar, y a hacer otro tipo de fotos, hice unas cuantas fotos más mientras hacíamos un amplio recorrido por el Canal Imperial de Aragón, entre nubes y claros, hasta que nos retiramos por que amenazó lluvia de forma relativamente seria. También hice pocas fotos.

Así que lo terminé esa misma tarde, en la que mejoró mucho el tiempo, en la Cartuja Baja, dentro de este proyecto que estoy llevando a cabo en el que documento los restos de la antigua cartuja que da nombre a este barrio rural de la ciudad de Zaragoza. En fin. De lo más diverso. De lo de la Cartuja Baja, hablaré más cuando me lleguen revelados los rollos en color del mes de enero.

[Blog] 20º aniversario de este «Cuaderno de ruta»

Páginas personales

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Ya lo he contado en otros aniversarios de este blog, de este Cuaderno de ruta. Aunque había tonteado previamente con la idea de realizar un blog personal con anterioridad, fue el 8 de febrero de 2005 cuando comencé en serio en publicar con una periodicidad casi diaria este blog. En otra plataforma. Eventualmente, en 2008, migré sus contenidos íntegros a WordPress, donde se mantiene. Mi intención era muy modesta. Parar de mi excesivamente ajetreada vida de aquel momento durante media hora, escribir algo que me relajara, y publicar, necesariamente, alguna fotografía realizada por mí.

No voy a dar estadísticas del blog de estos 20 años. No tiene mayor sentido. Nunca he pretendido una gran audiencia. Siempre ha sido algo que he hecho para mí. Y que me servía para comunicar mis cosas a las varias personas cercanas a mi corazón, pero lejanas geográficamente con quienes sólo podía compartir cosas muy de vez en cuando. Con la popularización de las redes sociales, algunos de estos fines dejaron de tener sentido. Hay otras plataformas que lo permiten. Pero no el hecho de parar un rato del estrés diario y escribir algo. Por ello seguí haciéndolo, aunque la audiencia desde sus mejores tiempos a esta parte, se ha dividido por 6 o por 8.

Para celebrarlo, fotos. Al fin y al cabo una de las cosas para las que sirvió fue para estimular mi afición fotográfica. En 2005 estábamos sumergiéndonos en la fotografía digital, que hacía mucho más inmediata la publicación de tus fotografías. Pero luego, una parte importante de las fotos que han aparecido en estas páginas son las de mis viajes. Estoy bendecido por el hecho de que viajo con frecuencia. Por ello, he decidido publicar en este aniversario, 20 fotografías de viajes, una por año. De los viajes más significativos de cada año. Y si en un año había varios viajes muy significativos, entonces evitando repetir país o destino. Espero que os gusten.

Me he planteado la posibilidad de dejar de publicar el blog. Ya he dicho que otras redes sociales suplen algunos de los fines que tenía cuando comencé a publicarlo. Pero creo que seguiré un tiempo. Es cierto que a veces me estresa un poco mi autoimpuesta obligación de publicar algo. Quizá, por ello, igual bajo el ritmo de publicación. Ya veré. Hay que tener en cuenta que también publico mis experiencias fotográficas, desde un punto de vista más técnico, en Carlos en plata. No sé. Ya veré. Creo que iré más tranquilo en próximos tiempos… pero ya me pensaré como sigo en un futuro. Seguir otros 20 años… me parecería raro. El mundo en la red de redes es efímero, casi por definición. Nunca pensé que, 20 años más tarde, sería escribiendo estas cosas. Nos vemos.

[TV] Cosas de series; buen rollo cafetero y una pequeña gema de Koreeda

Televisión

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Para terminar/empezar el año, surgió la posibilidad de ver dos series japonesas que prometían bastante por motivos diferentes. Ambas son originales de Netflix, es decir, no son adquisiciones a otras cadenas japonesas para su distribución en el resto del mundo. Y aunque tienen tonos y temas distintos, ambas comparten la simpatía y comprensión por el ser humano. Una es más bien buenista, mientras que la otra destila a ratos unas saludables dosis de ironía y mala baba… pero también congracia con la especie humana. Y esta última, nada más y nada menos, está dirigida por Hirokazu Koreeda.

Sayounara no tsuzuki (さよならのつづき, lo que sigue al adiós) es un drama romántico que en inglés/castellano encontramos bajo el título Beyond goodbye/Más allá del adiós, que por una vez son bastante aproximados. Es una serie sobre el duelo ante la pérdida del ser querido, con tonos fantásticos. En la serie seguimos a Saeko (Kasumi Arimura), una joven que trabaja en una empresa cafetera, que pierde a su prometido (Tōma Ikuta) cuando sufren un accidente en el autobús en el que viajaban, un día de invierno, en la isla de Hokkaido, donde viven. Saeko sufre un duelo profundo, con el único consuelo de que los órganos de su prometido han servido para salvar otras vidas. Una de esas vidas es la de Naruse (Kentarō Sakaguchi), casado con la fiel Miki (Yuri Nakamura), que recibe el corazón cuando ya estaba casi desahuciado. Y dos cosas pasarán que marcarán el destino de Naruse y Saeko. Naruse empezará a revivir las memorias del promedito de Saeko, y a adquirir rasgos de su carácter y, un día, en un aeropuerto en Hawái, ambos se encontrarán y comenzarán a relacionarse. La serie es fundamentalmente serie-cebolla, destinada al melodrama más o menos lacrimógeno, que se apoya sobretodo en el encanto de su actriz protagonista, que ya pudimos ver en una película original de Netflix. Pero aunque se deja ver con razonable agrado, sientes constantemente que le falta algo más de emoción y de empuje para que te interese más allá de la mera curiosidad. Sí que te deja con ganas de visitar Hokkaido. Y también Hawái.

Y la que llegó por sorpresa, con poca publicidad, y me ha parecido de lo mejor que ha estrenado Netflix en los últimos tiempos es Ashura no gotoku (阿修羅のごとく, como asuras), en inglés/castellano simplemente Asura. Es una adaptación de una novela de una autora japonesa, la segunda en formato de serie, y la tercera si incluimos un largometraje. Y como ya he comentado, es una creación y está dirigida por Hirokazu Koreeda. La serie es del género de recuentos de la vida, en la que conocemos la vida cotidiana y las relaciones entre sí y con sus parejas de cuatro hermanas, interpretadas, de mayor a menor edad, por Rie Miyazawa, Machiko Ono, Yuu Aoi y Suzu Hirose. Cada una tiene sus problemas cotidianos. Y sus problemas con los hombres. La mayor vive sola y tiene un amante casado. La segunda, casada con dos hijos adolescentes, está convencida de que su marido la engaña (nunca se confirma esta sospecha). La tercera está soltera, es mojigata y conservadora, y reticente a las relaciones, aunque un investigador privado al que contrata para investigar a su padre está interesado en ella. Y la más joven es la novia de un boxeador prometedor, a quien quiere y apoya. Cuando empieza la serie, se reúnen porque han descubierto que su padre tiene una relación extramatrimonial con una mujer madre soltera. Y a partir de ahí seguimos a la familia durante varios años, pudiendo dividir la serie en dos partes, con una elipsis temporal de dos años entre ellas. Antes y después de la muerte de la madre de las hermanas.

Koreeda se ha especializado a lo largo de su carrera en hacer películas y series sobre la familia. Familias de todo tipo, convencionales y no convencionales. A mí, hace tiempo que me tiene enganchado, y varias de sus películas me parecen pequeñas o grandes maravillas. A veces subestimadas. Es la segunda serie que hace para Netflix, la primera sobre la vida de las maiko en Kioto ya me gustó mucho, y ya hizo una película hace años sobre cuatro hermanas, que también me gustó bastante. Y con alguna de las protagonistas de aquella película presente en la serie actual. La serie actual no deja de recordarme en todo momento a una de las mejores novelas que he leído de la literatura japonesa, que también nos hablaba de cuatro hermanas. En aquella ocasión situada la acción en los años previos a la Guerra del Pacífico, en la serie actual, en el final de los años 70 del siglo XX. Y ambas combinan el costumbrismo bien entendido, con la reflexión sobre las relaciones entre las hermanas y con un cierto humor irónico que permea toda la historia, incluso en sus momentos dramáticas, pero sin hacer nunca sangre, siempre con cariño hacia los personajes. La forma en que está rodada la serie sabe a buen cine. Y a cine clásico japonés, por la forma en que se mueve la cámara o se encuadran las conversaciones. Finalmente, explicar el título. Los asuras son semidioses del budismo que derivan de los seres míticos del mismo nombre del hinduismo y otras religiones similares. Entre los caracteres de los asuras budista están el orgullo, la belicosidad, la ira o la vanidad. Y para el marido de una de las protagonistas, comentando con el resto de los hombres de la familia, si bien no pueden dejar de quererlas, no pueden negar que en ocasiones son como asuras. Un momento más de ironía y humor en la historia.

[Cine] The brutalist (2024)

Cine

The brutalist (2025; 05/20250127)

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

Teníamos muchas ganas de ver esta película. Aunque cada vez sentimos menos apego a la temporada de premios del cine, y especialmente a los Oscar, teníamos la sensación de que esta podía ser la gran candidata de este año. Una película de un desconocido para nosotros Brady Corbet, no habíamos tenido la ocasión de ver sus dos largometrajes previos, pero con un reparto muy atractivo, y con unas primeras críticas muy potentes. Así que fuimos con elevadas expectativas, aunque con el miedo a la larga duración de la película, algo que cada vez encontramos más difícil de justificar.

El personaje protagonista nos cuentan que estudio en la Bauhaus de Dessau. Un lugar que visité en el 100º aniversario de la fundación de esta prestigiosa escuela que murió con la llegada del nazismo. La visité en Dessau, aunque nació en Weimar, que también visité y que tiene un museo dedicado a esta escuela.

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Corbet nos traslada a los tiempos inmediatos tras el final de la Segunda guerra mundial, cuando acompañamos a un arquitecto judío húngaro (Adrien Brody), que ha sobrevivido a los campos de exterminio, en su migración a los Estados Unidos donde lo recibe un primo suyo (Alessandro Nivola), que lleva tiempo en el país y ha acabado asimilado a la cultura norteamericana y convertido al catolicismo. Mientras, su esposa (Felicity Jones) y su sobrina (Raffey Cassidy), la hija de su hermana, también supervivientes de otro campo de exterminio, están atrapadas en alguna frontera de la Europa central u oriental. En América, irá tirando en el negocio de su primo, hasta que un incidente con un multimillonario (Guy Pearce) acabará distanciando a los dos primos. Pero en su momento el multimillonario reconocerá su error y el potencial del arquitecto, formado en la Bauhaus de Dessau, como arquitecto y diseñador. Y así, le encargará una obra faraónica, un centro cultural y religioso, que se convertirá en una odisea para todos los protagonistas. El arquitecto, el millonario, y la esposa que acabará llegando a Estados Unidos con la sobrina.

Esta película es lo que se llama una obra magna. Aunque no necesariamente con el megapresupuesto que otras obras magnas habrán tenido. Una autentica odisea. O quizá, dado el carácter judío de sus personajes protagonistas, habría que hablar de su travesía en el desierto hasta alcanzar algún tipo de tierra prometida. La película nos habla del sufrimiento, de la creatividad, de la xenofobia y el racismo, de los choques culturales provocados por las migraciones, del abuso del poderoso hacia el desvalido, de los traumas arrastrados. Es una película compleja en su contenido y en su continente. La realización es magistral, pudiéndose disfrutar de prácticamente cada uno de los cuadros del film, que tiene un diseño de producción absolutamente de primer orden. Y especialmente, de unas interpretaciones poderosas. Los tres personajes principales, interpretados por Brody, Pearce y Jones están excelente, y podrían copar perfectamente el podio de ganadores del Oscar a la interpretación, por lo que he podido apreciar de los candidatos hasta el momento.

Y a pesar de todo… como me ha pasado con otras películas en los últimos tiempos, en un momento dado, la película casi me expulsa de si misma. Casi me produce una desconexión. No soy capaz de analizar las causas del fenómeno. Ya digo que tanto la realización como las interpretaciones están al nivel de las obras maestras. Y sin embargo, en el último tramo de la película en la segunda mitad de la segunda parte del laaaaaargo metraje, casi me voy, casi me empiezo a desentender de lo que está pasando en la pantalla. Ni siquiera la belleza de los planos en las canteras de Carrara me consigue enganchar. Más sentí que mi mente divagaba sobre lo estupendo que sería visitar en algún momento esas canteras. La película termina con un epílogo que sirve para que si la gente no se ha coscado, sepa como interpretar la película. No sobra… pero siento que tampoco era necesario. Aunque hay otros que opinan que es esencial y aporta. Siempre he pensado que el auténtico espectador de cine entiende lo que está sucediendo y saca sus propias conclusiones.

Creo que es una película que hay que ver. Es necesaria. Pero no es una película sencilla. No es una película amable. Y exige no poco del espectador. Avisados quedáis. Esta semana tendremos que ver algo más ligero. Por cierto, ¿no está Brody un tanto encasillado?

Valoración

Dirección: *****
Interpretación: *****
Valoración subjetiva: ***

[Fotos] Cantalobos y la huerta de Las Fuentes al atardecer

Fotografía

Las serie de fotografías que ilustra esta entradas de mi Cuaderno de ruta se comentan desde un punto de vista de la técnica fotográfica en Carlos en plata.

Día de Navidad por la tarde. Tengo poco que hacer. Pero el día no está mal. Por la mañana he intentado encontrar motivos en las riberas del Ebro para fotografiar, especialmente algunas aves. Pero no se me ha dado bien. Y estoy un poco amodorrado. Así que me animo un poco, cargo una cámara de formato medio con un rollo de película experimental, en desarrollo, y pruebo suerte con la luz de la tarde de invierno.

No es un día con la mejor luz. El cielo está completamente despejado, ni una nube en el cielo, que está totalmente azul. Eso provoca un atardecer rápido. Como poca sutileza en los tonos de la luz. A pesar de, que siendo invierno y próximos al solsticio, el sol viaja muy bajo por la bóveda celeste, y la luz debería ser más matizada que en cualquier otra época del año. También estoy agarrotado, porque estoy intentando adaptarme a las especiales características de la película que he cargado en la cámara, pero no tengo las ideas claras. En cualquier caso, es lo que hay.

[Libro] Le llamé Corbata – Milena Michiko Flašar

Literatura

No recuerdo muy bien cómo llegó a mis manos este libro, en formato electrónico, que ha estado varios meses en lista de espera. Bueno, no recuerdo las circunstancias; seguro que fue una oferta en mi tienda de libros electrónicos habitual, pero no recuerdo qué me llamó la atención y qué me llevó a comprarlo. Probablemente un impulso del momento, del que luego me olvidé, motivo por el que permaneció tanto tiempo en un relativo olvido hasta que lo rescaté como la primera lectura de este 2025.

El Jardín Nacional Shinjuku Gyoen, frecuente escenario de obras de ficción ambientadas en Tokio, me servirá para ilustrar el parque en el que se encuentran los dos protagonistas de esta novela. Un parque que no recuerdo haber identificado, en el supuesto de que exista en la realidad.

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Su autora, Milena Michiko Flašar, es una escritora de nacionalidad austriaca, de padre austriaco y de madre japonesa, y escribe habitualmente en alemán, aunque es bilingüe con el japonés heredado de su madre. Desarrolla su actividad profesional en el mundo académico, en el ámbito de la lingüistica y la literatura comparada, de distintos grupos lingüísticos. Creo que su único libro traducido al castellano es este que os presento hoy. Y me ha sorprendido por su calidad y su profundidad.

Aunque escrita en alemán, la acción de la novela se sitúa en Tokio. Dos personajes son protagonistas de este relato. Un joven apenas salido de la adolescencia, que con 16 o 17 años se convirtió en un hikikomori, término japonés que designa a personas con un trastorno de ansiedad social agudo o grave, que las lleva a aislarse por completo en sus domicilios, cortando el contacto con otras personas, incluso con su propia familia. La frecuencia con la que se observa este cuadro en Japón ha llevado a la popularización del término en japonés, que se ha incorporado a los diccionarios de otras lenguas (no la española). Tras una serie de eventos que llevaron a la pérdida de dos personas de su propia edad en distintas circunstancias, se recluyó. Y ahora en torno a los 19 o 20 años ha comenzado a salir de casa. Pero sin relacionarse con otras personas. Hasta que en un banco de un parque conoce a un oficinista de cincuenta y muchos, que ha perdido su trabajo. Y avergonzado, no se atreve a contárselo a su esposa, por lo que todos los días finge salir a trabajar, con la fiambrera de comida que le prepara esta, y pasa el día, trajeado con corbata, en el banco del parque. Entre ambos se establece una comunicación, que servirá también de confesión y de catarsis para ambos.

Flašar realiza un análisis profundo de los problemas de la sociedad contemporánea urbana, especialmente agravados en una megalópolis como la tokiota, que le viene bien para ambientar unas situaciones no exclusivas del País del Sol Naciente, pero en el que se hacen más visibles y agudas por los valores y costumbre de esa sociedad. Dos personas de generaciones distintas, con problemas distintos, que aparentemente tienen poco que ver. Pero las causas de sus problemas están, probablemente, muy relacionadas. Las exigencias que la sociedad impone a los individuos, sin que estos encuentren soporte o empatía cuando las cosas se tuercen. Cuando son incapaces de responder al estrés de situaciones que viven como fracasos, como fallos personales, de los que son incapaces de perdonarse, incluso si difícilmente se les pudiera achacar toda la responsabilidad o la mayor parte de la responsabilidad de estas situaciones vitales.

No obstante, la autora ofrece una visión esperanzadora. La apertura de una vía de comunicación entre estas dos personas será el principio para que sean capaces de abrir vías de comunicación con sus entornos. Y tal vez, sólo tal vez, no necesariamente siempre, alcanzar una redención, o mejor dicho una recuperación, sobre su situación de aislamiento. Es un libro que te va atrapando poco a poco. Sin hacer mucho ruido, progresivamente se van abriendo ante ti las realidades vitales de ambos personajes, conocemos sus historias, nos vamos interesando en ellas y sus matices, y acabamos sufriendo con ellos y comprendiéndolos. Notable la habilidad de la autora para construir este relato, que no es muy extenso, pero muy bien aprovechado, con excelente gestión de los recursos narrativos y literarios de los que dispone. Muy recomendable. Una excelente forma de comenzar el año de lectura.

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

[Libros de fotografía] Des oiseaux

Fotografía

Ya comentaba hace dos días mi viaje en el día a Madrid. No voy a repetir las circunstancias del viaje. Pero sí hablaré de la última hora de estancia en la capital española. Llegábamos con mucho tiempo de sobra a la estación de Madrid-Puerta de Atocha. Teníamos que coger dos trenes, el mío a Zaragoza a las 18:55, el de mi amiga a Sevilla a las 19:00, si no recuerdo mal. Así que sugerí que parásemos un momento en la Librería La Fábrica, muy cerca de la estación de alta velocidad ferroviaria. Esto es muy peligroso. Tradicionalmente dedicada a la fotografía, hoy en día es más diversa. Por la ida y venida de sedes y locales de la librería, esta empresa que también edita sus propios libros, y organiza festivales y otras actividades culturales, siendo el más destacado el festival anual PHotoEspaña, ha debido tener algunos baches. Porque intentó consolidarse en unos locales más amplios y con más servicios, y acabó volviendo a donde estaba, y diversificando su oferta de libros, tradicionalmente centrada casi exclusivamente en la fotografía.

El caso es que cuando tengo ocasión me pasó por la librería. Y como decía, es una actividad peligrosa, porque es muy apetecible todo lo que allí se vende. No obstante, en los últimos tiempos no siempre compro. Sólo si hay he previsto previamente la compra, o si hay algo que me salta mucho a la vista, y me despierta unos apetitos de consumo inmediato. He observado en las últimas visitas que hay una estantería prácticamente dedicado a la fotografía japonesa, con algún infiltrado de algún otro país asiático. Pero en uno de los estantes superiores de la estantería encontré una curiosa colección de libros. Todos llevaban el mismo título, y tenían el mismo formato, Des oiseaux. Sobre los pájaros, en francés. Pero cada uno contenía fotografías de distintos fotógrafos, de distintas nacionalidades. Y a pesar de las similitudes en el formato, solo pequeñas diferencias entre unos y otros, son de distintas editoriales. Supongo que la obra de cada fotógrafo la publica su editorial habitual. Acabe comprando dos.

Uno de ellos el primero que vi y me llamó la atención, de la fotógrafa japonesa Rinko Kawauchi 川内 倫子, de la que ya conocía un proyecto de hace un tiempo sobre un tema similar, murmuration, o sea, las bandadas de estorninos, que tan peculiares formas configuran en el cielo al atardecer, cuando regresan de los campos donde comen a las arboledas donde duermen. Kawauchi dedica su Des oiseaux a las golondrinas japonesas. De las que por cierto tengo algunas fotos tomadas el año pasado y que me sirven para ilustrar la entrada. La obra de Kawauchi está llena siempre de simbolismo y, por lo tanto, tendré que dedicar un tiempo a leer los textos que acompañan el libro, así como a conocer qué representan las golondrinas en la cultura japonesa. Pero vamos… muy bien. El libro está publicado por Atelier EXB.

El otro que me llamó la atención… Bueno, en realidad hubo varios que me llamaron la atención. Estoy pensando en ir adquiriendo poco a poco toda la colección. O, al menos, algunos volúmenes más de fotógrafos destacados como Graciela Iturbide, Paolo Roversi, Michael Kenna o Albarrán Cabrera, por mencionar algunos. A lo que iba, el otro que compré fue el Bernard Plossu, publicado por Éditions Xavier Barral. Vaya… Las iniciales son EXB… pues va a ser que son de la misma editorial… Ya me he líado con esta colección. No me hagáis pues mucho caso, sobre los cometarios de las editoriales, digo. Plossu es uno de mis fotógrafos preferidos desde hace 30 años… o más. Sus fotografías son aparentemente sencillas. Realizadas con una Nikkormat y un 50 mm, muestran paisajes y entornos diversos, reflejos de su actividad de sempiterno viajero. No pocos de sus trabajos y series están realizadas en la Península Ibérica, tanto en España como en Portugal. Tengo varios de sus libros. Residente de las costas provenzales, es especialmente amante de los países mediterráneos, tanto en el sur de Europa como en el norte de África. Y los pájaros que nos regala en es volumen, como habitualmente en blanco y negro, proceden de estas tierras ribereñas del Mediterráneo.