[Recomendaciones fotográficas] Entre clásicos y contemporáneos

Fotografía

No sé si el título de la entrada es correcto, porque hay fotógrafos contemporáneos que son clásicos en activo. Pero es para dar una idea de que hoy traigo auténticos clásicos de la historia de la fotografía, al mismo tiempo que interesantes fotógrafos contemporáneos a los que les queda todavía mucho que decir.

Stephen Shore es sin duda un clásico. Pero todavía en activo. Uno de los fotógrafos norteamericanos que han explorado el concepto de paisaje alterado por el ser humano, que tanto me atrae. Y además un estudioso y un pedagogo de la fotografía. Qué más podemos querer. En Aesthetica Magazine nos traen una serie de Shore que no conocía y que me ha parecido interesante, cuando decidió montarse en avioneta y fotografiar el paisaje de su país desde el aire. Siempre interesante.

Clásica entre los fotógrafos clásicos del siglo XX es Diane Arbus. Mujer de vida compleja que tuvo una forma peculiar de mirar a los seres humanos. Especialmente a aquellos menos convencionales. Con sus fotografías en formato cuadrado, sencillas de composición, pero tremendamente expresivas. Muy capaz de mirar al fondo del alma humana. En estas fechas hubiera cumplido 100 años (nació el 14 de marzo de 1923), aunque se suicidó cuando sólo tenía 48 años (el 26 de julio de 1971). En The Online Photographer nos han recordado el aniversario. En el mismo lugar realizaron un repaso a algunas de sus características, que la hicieron peculiar. Que nació rica, pero se preocupó por los pobres. Que fue amante de su hermano mayor, el poeta Howard Nemerov (esto fue revelado por el periodista Arthur Lubow en la biografía de la fotógrafa publicada en 2016, pero fuera de esta referencia… ). Que recibió las influencias de Berenice Abbott y Lisette Model, otras dos clásicas entre los clásicos. Que buscó la fama y el reconocimiento, pero que sólo los consiguió tras su muerte. Que fue una pintora de talento, pero no se conservan sus obras. Que planeo cuidadosamente su suicidio…

River of no return es una película protagonizada, un western, por Marylin Monroe y Robert Mitchum, más famosa por lo guapa que estaba la actriz y por la belleza de los paisajes, que por otras virtudes, en la que la actriz cantaba una bella canción con el mismo título, en una escena infame por la mala sincronización entre la boca de Marylin y la canción grabada en estudio y colocada encima de la filmación. Pero también es el nombre de una serie de la fotógrafa Laura McPhee (instagram), que ha aparecido en las páginas de Booooooom, en la que se analiza la interacción de una pequeña comunidad con su medio natural, un valle fluvial en algún lugar de Idaho. Y a mí me ha gustado un montón.

El autorretrato es una disciplina muy interesante, aunque en los últimos años banalidad por los selfis que la gente popularmente se hace con los teléfonos móviles. En Feature Shoot nos ofrecen un artículo en el que nos invitan a explorar el trabajo de seis fotógrafos que basan o basaron su actividad artística en el autorretrato. Así, nos invitan a conocer la obra de Victória Kollerová, Matthew Morrocco, Polly Penrose, Francesca Woodman (cómo no), Artem Humilevskyi y Noriko Yabu. Merece la pena dedicarles un rato.

Finalmente, una de las recomendaciones de Leire Etxazarra en su cuenta de Instagram. Se trata del trabajo de la israelí Michal Chelbin, que explora las cuestiones relacionadas con la pubertad y adolescencia, con todas las dudas y vacilaciones propias de la edad, sobre nuestra identidad y sobre nuestra relación con el entorno. Básicamente retratos, muy directos de los jóvenes retratos, pero no despojados de su entorno, recogidos en distintos países y sociedades del mundo. Sigo a esta fotógrafa en Instagram desde hace ya un tiempo. Me gusta mucho.

[TV] Cosas de series; terror y fantasía en la animación japonesa

Televisión

Dos series de animación japonesa en el que el terror y la fantasía tienen mucho que decir. Series que, a pesar del tradicional aspecto aniñado de los caracteres del manga en el que se basan y que se traslada a la animación, entran dentro del ámbito de la animación para adultos. O por lo menos para espectadores adolescentes, pero mayorcicos. Generalmente el anime se dirige a un público joven, pero no necesariamente infantil o adolescente. A pesar de lo que parezca.

Mi única experiencia en islas del mar interior de Seto fue la visita a Itsukushima, cerca de Hiroshima, en 2014. Pero ya me vale para ilustrar la entrada de hoy.

Junji Itō es un clásico en activo dentro del ámbito del manga japonés. Extremadamente prolífico, su especialidad es el horror y la fantasía terrorífica. A veces con saludables notas de humor. Humor negro, por supuesto. He leído alguna cosa de él y he dejado pendiente alguna otra. Pero he de reconocer el horror no es un género que me atraiga mucho, y me cuesta leerlo. Recientemente, hace unos meses ya, llegó a Netflix la antología Itō Junji Maniac [伊藤潤二『マニアック』], que en la versión en castellano alarga su título como Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro. Como digo es una antología. Cada episodio, hasta un total de 12, contiene una o dos historias independientes y autocontenidas, todas en el ámbito del género fantástico, pero siempre orientado al horror. Incluye fragmentos o interpretaciones de algunas de las obras más características y conocidas del mangaka. A mí me ha resultado irregular y con una animación no especialmente inspirada. He aguantado hasta el final, pero, ante una posible segunda temporada, no tengo claro que repita. Quizá… lo dicho. El horror no es lo mío.

Como ya comenté la semana pasada a propósito de los dramas coreanos, Disney Plus a través de Star, va incluyendo en su catálogo series de otros países y otros géneros, también anime. Y leí recientemente críticas muy elogiosas de Summer time rendering [サマータイムレンダ, Samā Taimu Renda en japonés], que es muy valorada en diversas plataformas. El promedio de los votantes de IMDb se sitúa en 8,2/10 por ejemplo, que no está nada mal. Basada también en un manga de éxito, se mueve en el género del suspense sobrenatural. Combina en una misma aventura la existencia de monstruos bastante aterradores, por sus efectos más que por su aspecto, bucles en el tiempo, mucha acción y un entorno global que camina por el límite entre el fantástico de inspiración en la mitología nipona y la ciencia ficción. En la historia, un joven universitario huérfano que abandonó su pequeña localidad natalidad en una isla del mar interior de Seto para irse a estudiar a Tokio, vuelve a la isla para el funeral de la hija mayor de la familia que lo acogió como un hijo más tras la muerte de sus padres. La chica, de su edad, ha muerto ahogada. Pero al llegar a la isla, empezará a notar cosas raras. Y pronto, junto con sus antiguos amigos de la isla, mas una escritora de éxito que también abandonó el lugar tiempo atrás, se verá luchando en una aventura desesperada contra unas misteriosas sombras que quieren acabar con todos los habitantes de la isla en el festival anual del templo sintoísta del lugar. En lo positivo, la animación es de gran calidad, de lo mejor que he visto en la animación televisiva, que suele estar siempre un paso por debajo de la animación cinematográfica. También la concepción general de la aventura… que nadie olvide que a mí me suelen gustar los viajes o los bucles en el tiempo. En lo negativo, las «reglas» del universo en el que transcurre la acción están un poco embrolladas y a veces parece que se van inventando sobre la marcha, lo cual siempre me resulta tramposo. Esto lleva a que, tras unos primeros episodios muy divertidos, la serie tiene una sección central embrollada, con poca progresión real en la acción, hasta que esta vuelve a coger carrerilla de nuevo, con unos cinco o seis episodios finales también muy entretenidos. Está bien, en general. Pero sobra en la práctica algún bucle en el tiempo, y se podría haber contado la misma historia en la mitad de extensión.

[Fotocomentario] La personalidad de las ciudades antiguas

Fotografía, Política y sociedad

Vivo en una ciudad con más de dos milenios de historia. Con una continuidad de gobierno municipal de más desde el 740 ab urbe condita, también conocido como 14 AEC, en la que fue fundada Colonia Caesaraugusta como colonia inmune, es decir, ciudad de ciudadanos romanos libres de pagar impuestos a Roma y con capacidad para acuñar moneda, si no he entendido mal el concepto. Es decir, aunque luego cambiasen los poderes que gobernaban el territorio, Roma (Colonia Caesaraugusta), reino visigodo (Cesaracosta), emirato/califato de Córdoba (Saraqusta), taifa de Saraqusta, reino de Aragón (Çaragoça), reino/repúblicas de España (Zaragoza)… la ciudad mantuvo una continuidad en su gobierno y en su organización, con las modificaciones progresivas fruto del avance de los tiempos. Y podríamos considerar que previamente a la fundación de Caesaraugusta, existió ahí la ciudad íbera de Salduie o Salluie, documentada desde el siglo III AEC, pero probablemente existente desde antes.

Dicho lo cual, Zaragoza, como ciudad antigua que es… ¿tiene rasgos en su personalidad, en su estructura, en su estética, que manifiesten este hecho? Estaba estos días observando algunas fotos realizadas en los últimos tiempos. En los que he usado películas de alta sensibilidad, para poder fotografiar con comodidad en las más oscuras callejuelas del llamado Casco Histórico, como las del rollo que presento en Nuevamente sensibilidades altas para todo uso – Minox 35 GT-E con Lomography Color Negative 800. Fotografías del invierno, cuando el sol no se eleva en exceso sobre el horizonte, y en cuanto se hecha alguna nube, o las calles son estrechas… pues la luz no sobra. Y esto siempre me genera una esquizofrenia «ciudadana». Como muchas ciudades de los países mediterráneos, los cascos históricos, ciudades históricas, cascos viejos, ciudades viejas… como las queramos llamar en cada una, son similares en muchos aspectos. Lo que domina es la estructura subyacente de la ciudad medieval. Y en ciudades relativamente grandes, esto supone un porcentaje muy pequeño de la ciudad total. Y en estos países, con veranos cálidos y sol radiante, a veces inclemente, estamos hablando de dédalos de calles estrechas, umbrías. Estemos en Zaragoza, Barcelona, Génova, Nápoles, Roma, Valencia, y muchas otras… el concepto es parecido. Otra cuestión es el estado de conservación de sus elementos estéticos y artísticos, y en qué medida se ha conservado una personalidad propia, distintiva. En Zaragoza, desgraciadamente, la piqueta destructora ha hecho estragos. Y, no obstante, también percibimos la base del trazado urbano romano, el origen de nuestra civilización. Puesto que al fin y al cabo, los zaragozanos comenzamos nuestra trayectoria como romanos… que no vivían en Roma.

[Libro] Roba como un artista – Austin Kleon

Arte, Literatura

Se atribuye con frecuencia a Pablo Picasso la frase «Los grandes artistas copia; los genios roban». O variantes parecidas. Esta frase (o sus variantes) también se han atribuido a otras figuras destacadas como Steve Jobs y otros. Pero parece que todas estas atribuciones son apócrifas. El concepto lleva bastante tiempo circulando, probablemente desde finales del siglo XIX, aunque existe cierta probabilidad de que originalmente no fuese así la frase. Al contrario, inicialmente admitiría que los grandes artistas o los genios imitasen o copiasen a sus influencias para superarlas, mientras que los artistas menores robasen directamente las ideas, sin más aportación. En cualquier caso, el concepto circula con frecuencia en textos de mayor o menos extensión, con mayores o menores pretensiones, dentro de los ámbitos del arte, el diseño o la creatividad de cualquier tipo en general.

En este contexto, desde hace unos años había encontrado referencias a este libro de Austin Kleon, publicado en su idioma original, el inglés, en 2012, hace poco más de 10 años solamente. Recientemente, me lo encontré recomendado por una fotógrafa de naturaleza, Emilie Talpin (instagram), cuyo canal de Youtube empecé a seguir recientemente.

Con tantas menciones al libro en cuestión, investigué su disponibilidad, y encontré que tiene un precio muy asequible en su traducción al castellano y en formato electrónico, así que lo compré. Y lo he leído. En pocos días. Con unas 120 páginas (en su versión papel), los textos están muy esponjados y se lee enseguida. Y es un conjunto de recomendaciones o propuestas para incentivar la creatividad y la inspiración del artista, el fotógrafo, el diseñador… o cualquier que sea tu profesión o tu afición de carácter creativo. Ya lo dice su subtítulo, «Las 10 cosas que nadie te ha dicho acerca de ser creativo»… lo cual no es cierto, porque los conceptos que aparecen no me resultaron nuevos, y son recomendaciones que expresadas de una forma u otra se encuentran presentes en la obra o en los comentarios de muchos artistas o estudiosos del arte. Me pareció mucho más interesante y con conceptos más ricos las reflexiones de Will Gompertz sobre la forma de pensar de los artistas.

¿Merece la pena el libro? Mmmmmm… no sé. Sólo hasta cierto punto. No me arrepiento… porque el coste de adquisición fue bajo. Pero esperaba más de un libro tan citado. Como digo, las propuestas de Kleon no me parecen originales, aunque sí está bien sistematizarlas y presentarlas relacionadas de una forma razonablemente coherente. No creo que vayan a darte la solución para iniciar una aventura creativa, o para romper un bloqueo creador o superar un síndrome del impostor. Pero sí que pueden ser una guía para organizar tu trabajo creativo, bien sea como profesional… o más bien, como aficionado a una actividad creativa. Por ejemplo, si tienes una afición como la fotografía, o decides retomar la práctica de un instrumento musical, en tu tiempo libre, te puede proporcionar sugerencias sobre como organizarte, y ayudarte a obtener ideas y dirección.

En la medida en que el coste es bajo, el esfuerzo de lectura tampoco es importante, y siempre lo puedes tener ahí para intentar sacar motivación en ocasiones, puede ser recomendable, especialmente si estás enfrentándote a tus primeros proyectos creativos. Para quien lleve ya tiempo dedicado a una actividad artística o creadora, creo que el interés es menor. Pero bueno. Ahí lo dejo.

[Cine en TV] Chihiro-san [ちひろさん] (2023)

Cine

Chihirosan [ちひろさん] (2023; 18/20230308)

Encontraréis esta película japonesa de estreno directo en plataforma dentro del catálogo de Netflix con los títulos en ingles, Call me Chihiro, o en castellano, Me llamo Chihiro. El título original es mucho más escueto; Chihiro (san es la partícula honorífica habitual para referirse a alguien en Japón). Dirigida por Rikiya Imaizumi, está basada en un manga para adultos, generalmente considerado en el género josei (女性), es decir, para mujeres adultas. Y cuando lo vi anunciado por primera vez me animó a pensar que tal vez rompiera la tendencia de películas decepcionantes de la plataforma. Porque las películas oscarizadas, en distintas categorías, son mucho menos frecuencia de lo que parece en Netflix.

La película nos habla de Chihiro/Aya (Kasumi Arimura), una mujer joven que trabaja en una ciudad pequeña costera como dependienta de un puesto de comida preparada, las fiambreras conocidas como bentō (弁当), tan populares (y tan ricas en muchas ocasiones) en el País del Sol Naciente. Pero lo que Chihiro no esconde, y todo el mundo sabe, es que durante buena parte de su juventud trabajó como prostituta. Guapa y simpática, es popular entre los vecinos y clientes. Y aunque vive sola, y es solitaria, nunca duda en ayudar de la forma que sea a aquellos con los que se encuentra, humanos o bichos, y que lo necesitan; ancianos sin techo, niños con madre soltera trabajadora a turnos imposibles, señoras enfermas que se están quedando ciegas, gatos callejeros, adolescentes con una familia perfecta incapaz de comunicarse con ellas, o viejas amigas transexuales que necesitan un poco de compañía.

Como en muchas películas japonesas, no parece pasar aparentemente nada. Es una película que nos presenta un pequeño intervalo en la vida de alguien, con los modestos sucesos cotidianos. Pero al mismo tiempo, Chihiro se convierte en una peculiar Marypoppins que parece que ha llegado al vecindario para traer un poco de alegría, comprensión y ayuda a personas con sus problemas cotidianos. Pero en lugar de encarnarse en la institutriz de una familia bien… pues eso, una antigua prostituta, a la que la vida no ha tratado especialmente bien. Algunos flashbacks nos permitirán conocer algo del pasado de la muer joven, cuando era adolescente y cuando se inició en la prostitución. La película tiene un claro componente social. La precariedad de los hogares monoparentales encabezados por mujeres de bajo nivel adquisitivo, la alienación de las familias, la soledad de personas mayores, la desatención de los sin hogar, los riesgos de las adolescentes que optan por escapar de su entorno, son temas que aparecen con frecuencia en la literatura y la ficción audiovisual nipona. Una sociedad altamente avanzada tecnológicamente, con un nivel de vida alta, tiene sin embargo algunas rémoras sociales importantes, en un país cuyos sistemas de soporte social no siempre funcionan como deberían.

Bien interpretada, con trabajos actorales contenidos, sobrios, pero expresivos, de pocas palabras, la película tiene mimbres para gustar mucho, siempre que estés dispuesto a entrar en estos particulares ritmos narrativos, tranquilos, en los que parece que no pasa nada, aunque en realidad hay muchas cosas en marcha, muy distintos del esquema tradicional de la narración occidental, con su presentación, nudo y desenlace, y abundante en acción. Sin embargo, hay elementos que no me acaban de encajar. Particularmente me resulta grimosa la empatía hacia el proxeneta que la empleó como siendo poco más que una adolescente. Nunca he tenido problemas para aceptar, respetar y reflexionar sobre lo que sucede con las mujeres que ejercen la prostitución. En su momento, por mi profesión me acerqué a ellas, conocí unas cuantas y, creo, entendí mejor su trasfondo. Pero nunca he soportado a los que se aprovechan de ellas, en mayor o menor medida, ni me caen bien sus clientes… que son muchos más de los que creemos. Pero en general me parece una película razonablemente recomendable.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine (en lugar de fotocomentario)] Esos Oscar que algunos no entienden

Cine

Ciertamente, hoy tenía pensado para este Cuaderno de ruta un fotocomentario. Pero en primer lugar, no he hablado en mis páginas dedicadas a la técnica fotográfica de lo que pensaba hablar, sino del último cartucho de película instantánea que hice; en De paseo, de museo (o así), de viaje – Fujifilm Instax SQ6 con Instax Square Monochrome. El ritmo de publicación en una de mis cuentas de Instagram ha marcado la agenda. Pero es que, además, han surgido las noticias sobre los premios Oscar, que se entregaron ayer en Los Ángeles, esta madrugada en Zaragoza. Y cuando he llegado al trabajo, mientras nos poníamos a la tarea, han surgido comentarios de extrañeza por parte de algunos compañeros, que no habían acabado de entrar en la gran ganadora de los premios.

He de decir que la película ganadora, cuando la vi a principios de junio del año pasado, me gustó. Me lo pasé muy bien. Me pareció muy original. Y la pantalla se llena de gente que me cae muy bien; su protagonista, algunas de sus actrices secundarias, Tapón, el multiverso,… Y además, los temas que tratan me tocaron la fibra sensible. Porque detrás de lo que muchos creen ver como un desmadre divertido e ingenioso, se tratan temas de profundidad que nos afectan a todos. La buena ciencia ficción, o la buena fantasía, considerarlo como queráis, trata de los seres humanos y sus realidades actuales, en una estupenda paradoja que hace que el género de la ciencia ficción, y en ocasiones el de la fantasía, me parezcan… eso, estupendos.

Sin embargo, cuando la vi, nunca imaginé que ganaría un Oscar. Y mucho menos que ganaría 7 de los 11 premios Oscar a los que era candidata, entre ellos mejor película, mejor director, mejor guion original y tres de los cuatro premios de interpretación. La película más premiada desde 2009, año en el que Slumdog Millionaire ganó 8 de los 10 a los que era candidata. Pero aquellos ocho eran en su conjunto de menos prestigio, ya que no había ningún premio interpretativo. Coincidieron en «película», «director», «guion» (aunque en 2009 fue el «adaptado» y en 2023 ha sido el «original»), y montaje. Pero los otros cuatro de la película de Danny Boyle fueron técnicos, mientras que los otros tres de la película de los Daniel han sido interpretativos. Queda la duda de si la película resistirá el paso del tiempo, o quedará como una anécdota. Muchos se lo preguntan.

Otra cosa notable es el éxito de su productora, A24, que además de estos siete premios, hay que añadir el otro premio de interpretación a Brendan Frasier. No está mal para la que es considerada una productora independiente, menor, y que no está basada en Hollywood sino en Manhattan. Una productora que se ha caracterizado por arriesgar. Por hacer películas diferentes. Que no dejan indiferentes a los espectadores, independientemente de que gusten o no. Si se analiza la lista de películas que ha producido en 10 años de existencia… Pues es muy interesante y muy notable. Dicho lo cual… no creo que hubiera películas para arrasar este año. Y eso ha favorecido que una arrase. La siguiente más exitosa ha sido la nueva adaptación de una de mis novelas favoritas, especialmente entre las antibélicas. Que se ha llevado cuatro estatuillas. Y para su productora, Netflix, que además se ha llevado algo en el apartado de animación, ha supuesto quedar en segundo lugar. Lo cual no está mal. Aunque sea un Goliat frente al David que representa A24. Pero había cosas muy interesantes en otras películas que se han ido de vacío. Me alegro del premio para la película de Sarah Polley, un ejemplo de lo que digo, de que había cosas muy interesantes en otras películas. Alguna película, que hace unos meses se daba como una de las grandes favoritas, se ha ido totalmente de vació. Y alguna vaca sagrada de la interpretación… casi ni se ha enterado, aunque muchos la daban como segura hace unas semanas. Por no hablar de las películas que ni siquiera han estado presentes, cuando algo se merecía. Pero así son las cosas del cine y sus premios, oigan.

[Recomendaciones fotográficas] Poca cosa, pero históricamente relevante

Fotografía

Cuando me he acercado a mis marcadores para ver qué recomendaciones fotográficas tenía para vosotros este domingo, me he llevado una sorpresa al encontrar sólo tres. Sí… en la cuestión del «sólo» vs «solo»… soy tildista. Qué se le va a hacer. En fin,… La sorpresa no tenía que ver con mi posición ortográfica, sino con mi sensación de que esta semana había recogido como mínimo media docena de recomendaciones. No sé muy bien dónde tengo la cabeza últimamente. Pero bueno, os comento las tres y las ilustro con las floraciones que han empezado a anunciar la llegada de la primavera en la ciudad.

En su cuenta en Instagram, Lerie Etxazarra nos sugiere un repaso a la obra de Tina Modotti. Nacida italiana, emigró con su familia a Estados Unidos, estableciéndose en California, en San Francisco. Se inició en la fotografía cuando posaba como modelo para Edward Weston (del que fue amante). Y llegado el momento puso su visión fotográfica al servicio de su compromiso político y revolucionario, trasladándose a Méjico, donde se relacionó con la nutrida y creativa élite artística de aquel país en los años 20 y 30 del siglo XX. Estuvo en España durante la Guerra civil. Y murió relativamente joven, con 45 años, de un ataque al corazón que a muchos les pareció sospechoso. Su fotografía es, claro está, muy comprometida políticamente, con una estética muy cuidada y una técnica muy precisa, en la que lo propagandístico no desmerece lo artístico. Si algo puede asegurarse es que no se aburrió en su relativamente corta vida.

En AnOther Magazine nos hablan de otro histórico de la fotografía, en esta ocasión de la fotografía de moda. Nunca he sido muy aficionado a este género, pero la perfección de Richard Avedon, uno de los grandes maestros del género, hace que te sientas atraído por su estilo y calidad, por unas fotografías que trasciende el género para ir más allá, para convertir el arte del retrato fotográfico en un arte supremo. Encabeza la entrada la emblemática fotografía de Nastassja Kinski a sus 20 años, desnuda, recostada, con un enorme ofidio que muestra sus bífida lengua junto a su rostro sereno. Pero ni de lejos es su mejor fotografía, su mejor retrato. Pero es que hay tantos…

Cuando nos hablan de los paisajes de las tierras y los océanos más allá de los círculos polares, suelen venirnos a la mente imágenes de paisajes blancos y azules, de nieve, hielo, cielo y mar, diáfanos, límpidos. Incluso cuando sirven para denunciar los efectos de la crisis climática tienen tienen esta estética. Sin embargo, las que nos han mostrado en Booooooom, trabajo Mustafah Abdulaziz (Instagram) son muy distintas. Neoyorquino basado en Berlín, premiado varias veces, su trabajo ha sido publicado en prestigiosas publicaciones de todo el mundo, y se centra con frecuencia en temas ambientales y etnográficos. En su serie sobre el ártico, sus imágenes, impresiones sobre papel washi japonés, tienen un aspecto sucio, con poco contraste, con escasa definición. A veces oscuras. Todo ello para reflejar las constantes agresiones a su ecosistema y a su existencia, casi siempre motivadas por la codicia de países y empresas. Muy interesante.

[Libro] En el enjambre – Byung-chul Han

Literatura, Sin categorizar

Ya leí previamente un ensayo de este filósofo germanocoreano. Aquel, dedicado a la estética en los tiempos contemporáneos. No estuvo mal, pero tampoco me entusiasmó. Bueno… estaba bien escrito. Pero sus tesis a veces me convencían… pero otras… no tanto. Recordemos que Byung-chul Han es un filósofo nacido en Corea del Sur, pero que se trasladó a Alemania a los 22 años después de un intento fallido de estudiar una ingeniería o algo así en su país de origen, para pasarse a una titulación en filosofía. Y desde entonces se estableció en el país europeo, donde se naturalizó, y donde ha escrito en alemán la mayor parte de su obra. Así que, aunque coreano de origen, podemos considerarlo más bien un filósofo alemán.

El autor del libro reside y trabaja en Berlín, pero en algún momento de su vida ha estado asociado con la ciudad suiza de Basilea; ciudad que posiblemente vuelva a visitar dentro de unas semanas… aunque todavía no está del todo definido lo que vamos a hacer en Semana Santa.

El ensayo que traigo aquí hoy no es difícil de leer. Un texto filosófico puede levantar barreras de rechazo en muchas personas. Entre lo mal que se enseñaba (o se enseña, no sé) la filosofía en España, y los prejuicios generados hacia estas materias… pues no suelen estar estas obras en las listas de más vendidos. Sin embargo, a mí me resulta muy asequible por varios motivos. Uno de ellos es que no es un libro muy extenso. Más bien cortito, por lo que se puede leer sin problemas. Si no fuese una edición electrónica, hablaríamos de unas 110 páginas. En segundo lugar, los temas que trata son muy actuales. Son cuestiones del mundo contemporáneo, relacionadas con el comportamiento de las personas y de los colectivos humanos en internet y en las redes sociales. Contrapone la llamada sociedad de masas con las redes sociales. Las masas se definieron entre finales del siglo XIX y durante las vanguardias del siglo XX, en las que la persona tiene su propia identidad en medio de la masa, pero no opinión propia, ya que se mueve al unísono con la masa, incluso se rebela con la masa, con unas ideologías bien definidas, aunque con frecuencia simples, sin matices, y con efectos adversos graves, dado que son propensas a fortalecer los populismos y, al cabo, los autoritarismos. En la red social, el individuo tiene su propia opinión, y tiene facilidad para expresarla, pero con frecuencia su identidad se pierde, se difumina, o directamente se mueve en el anonimato. El conjunto de la red social, el conjunto de los individuos en internet, no tiene una ideología definida. Ni siquiera es una suma de las ideologías individuales. A partir de estos principios, Han va haciendo repaso a distintos fenómenos de cómo se comporta el ser humano en las tecnologías de la información y sus repercusiones.

La tendencia de Byung-chul Han, como tengo la sensación de haber comprobado en los dos libros que le he leído, es a integrarse en esas tendencias de la postmodernidad, claramente anticientíficas y antitecnológicas, aunque vivan y se aprovechen de la ciencia y la tecnología. Tiene una clara tendencia a poner de manifiesto en exceso los efectos adversos de los avances científicos y tecnológicos, frente a los beneficios potenciales o reales de los mismos. Ahora bien, si en su libro sobre estética no siempre me convencían sus tesis, en esta ocasión sí identifico que mis percepciones sobre las redes sociales se encuentran mucho próximas a las del autor. Una de las cuestiones que tradicionalmente me ha molestado de internet y las redes sociales es el anonimato. La gente opina escondida detrás de pseudónimos, atrincherada en la seguridad de no ser reconocidos. Cuando en los años 90 del siglo XX y principios de los 2000 iniciaba mi participación en la red de redes, también usé eventualmente algún pseudónimo. Pero conforme maduré mis percepciones y mi ética en ese entorno, las fui abandonando. Y en general, en mi actividad en internet y las redes sociales me identifico como yo mismo. Pero ese abuso del anonimato tiene consecuencias como que nunca sigo o me hago «amigo» de alguien que no sé quien es a cierto nivel. Y efectivamente me preocupa la mala definición ideológica en las redes sociales.

Me molesta sobremanera el uso y abuso de filosofemas simples por parte de los participantes, frases autolimitadas, que suenan bien, que suenan profundas, de las que teóricamente se deriva una posición ideológica y una filosofía de vida, pero que muchas veces son mucho más superficiales de lo que parece, o la ideología derivada es mucho más peligrosa de lo que parece. Estos días atrás fue el Día Internacional de la Mujer, y no eran raras las expresiones feministas de mujeres que usaban filosofemas de este tipo, y cuyas derivadas eran mucho más conservadoras y antifeministas de lo que puedan imaginar. Pero sonaban bien. Suenan profundos. Esto es una ejemplo. Internet y las redes sociales pueden, o podrían ser, un espacio de debate y avance. Pero también son un espacio de difusión de la mentira (cansado ya de la expresión fake news) y de ideologías intolerantes y antidemocráticas. Y además están claramente dominadas por los intereses comerciales, que no son ideológicamente neutros. Por todo ello, este libro de Han me ha hecho pensar y, con ello, cumple plenamente su objetivo como ensayo filosófico, y lo considero muy recomendable.

[TV] Cosas de series; las series coreanas van llegando a otras plataformas

Televisión

Uno de mis placeres inconfesables, uno de mis vicios, los/as dramas/comedias surcoreanos/as televisivos/as, se va extendiendo. Y ya es posible encontrar en la plataforma de contenidos Disney+, bajo la etiqueta de uno de sus canales, Star, varias series con esta etiqueta. Y por lo tanto, he probado a ver que tal con una de ella. Aunque ya adelanto una cosa, es más de lo mismo que viene ofreciendo Netflix desde hace años.

Algunas fotografías tomadas en Seúl para ilustrar la entrada de hoy.

La serie con la que he probado los contenidos del país asiático en la plataforma de las «princesas» de cuento es Neowa na-ui gyeongchalsueop [너와 나의 경찰수업, Tú y mi clase de policía], conocida internacionalmente como Rookie Cops (Policías novatos). Me atrajo porque su protagonista, Chae Soo-bin, me llamó a su vez la atención en una serie que vi no hace mucho en Netflix. Serie mejorable, pero en la que la actriz dejaba una buena impresión. En esta ocasión protagoniza a una chica que, atraída por un estudiante de una institución educativa de nivel universitario de la policía surcoreana, decide ingresar en la misma para ser policía. Y a partir de ahí… pues líos amorosos, rivalidades entre estudiantes, politiqueos, y algún misterio criminal que otro. Con una mezcla de comedia romántica, historia de compañerismo y amistad y drama policiaco. Predomina lo primero. Para ponerse en contexto, comparemos cómo se accede a la policía en España… para entender que es eso de una «universidad de la policía». En el Cuerpo Nacional de Policía hay dos tipos de oposiciones. A la escala básica, donde tienes que tener un título de bachiller, equivalente o superior, y donde entrarás de agente de base, de los que patrullan de uniforme, hacen guardias, vigilan las manifestaciones y esas cosas. Podrás ascender hasta subinspector, creo. A la escala ejecutiva, donde tienes que tener un título de grado universitario o equivalente, y donde entrarás de inspector. Lo que en las series extranjeras llaman «detective». Y puedes llegar a comisario y mandamás. Pues bien, entiendo que los de la «universidad de la policía» surcoreana, que existe realmente, es para entrar en la policía directamente con el equivalente a inspector, sin pasar por los oficios de agente de base. Hay subtramas por las tensiones entre la gente que entra de una u otra forma a la policía, en la serie. La serie es entretenida, realmente esta chica protagonista es majeta y luce bien en pantalla, pero por lo demás, es una serie intrascendente. No es ningún pecado, pero tampoco deja un poso especialmente trascendente.

También me he visto dos series de reciente estreno en Netflix. Yeon-aedaejeon [연애대전, Guerra de amor] conocida internacionalmente como Love to hate you, es una comedia romántica en la que ella (Kim Ok-bin) es una abogada muy heterodoxa, y con una vida de relaciones muy desenfadada, que acaba empezando a trabajar en un bufete muy machista que representa a gentes del espectáculo y la farándula por necesidades económicas. Y él (Teo Yoo) es uno de los actores a los que representa el bufete, y que tiene algunos problemas para relacionarse y entrar en contacto con las muejres. Al principio se odiarán y se harán la puñeta bastante. Pero obviamente pasará lo que pasa en las comedias románticas. Entretenida, sin más. Lo que más vale es la empatía que transmiten los protagonistas, que tienen buena química entre sí. Algunas de las situaciones resultan absurdas, salvo que las sitúes en un contexto de moral excesivamente conservadora.

La segunda es Sarang-ui Ihae [사랑의 이해, Comprensión de amor], conocida internacionalmente como The Interest of Love, El interés del amor, juego de palabras debido a que la acción transcurre en el ámbito laboral de una sucursal bancaria. Es una drama romántico que involucra a un triángulo de cuatro lados, con dos catetos y dos hipotenusas. Las chicas son muy monas, pero una (Moon Ga-young) es pobretona, con bajo nivel educativo, introvertida, aunque muy trabajadora y dedicada. La otra (Keum Sae-Rok) es ricachona, universitaria, simpática, extrovertida, y quiere ser valorada por su trabajo y no por el dinero de su familia. En cuanto a los chicos, también muy guapos, el uno (Yoo Yeon-Seok) es universitario de familia trabajadora, pero no pobretona, huérfano de padre, y compañero de universidad de la ricachona. El otro (Jung Ga-ram) es el más pobretón, de origen provinciano, sin estudios, y quiere ser policía, pero no consigue aprobar las oposiciones. Los personajes centrales son la chica mona, muy trabajadora, de origen humilde y el chico guapo universitario, que se atraen, pero que constantemente encuentran trabas para la relación. Los otros son parte de las trabas que surgen en la relación. La serie tiene intención de tener un componente social en su trama, por las injusticias que sufren los de origen más modesto, y las facilidades de los ricachones. Y por el injusto trato y diferencia de oportunidades que sufren unos y otros. La serie prometía más en su inicio que lo que luego ofrece. Creo que hasta cierto punto es una serie fallida, que pincha en su guion y diálogos, y en la que los intérpretes están demasiado empastados y fríos en sus papeles. A punto estuve de abandonarla, pero llevaba ya demasiados episodios a cuestas para no enterarme de como acababa… aunque era un final previsible si uno a visto suficientes k-dramas.

[Fotocomentario] Los últimos días del año

Fotografía

Estamos ya cubriendo el primer tercio del mes de marzo, a doce días de la primavera, y todavía estoy revisando algunas fotografías de finales de diciembre de 2022. Mis últimas fotografías del año, de las que hablo en Nuevas presentaciones para películas blanco y negro (II) – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kentmere 400 120. O casi… porque en realidad fueron unas Instax Square las últimas,… de las que ya hablé. En cualquier caso, mientras las revisaba… qué lejos me quedaban aquellos días.

Hace un tiempo, solía coger mi semana de fiesta para esas fechas en los primeros días de enero. Y solía planificar muchas y variadas actividades. Cuando el traumatólogo me dejaba esquiar, es decir, antes de mi fisura en un menisco de la rodilla derecha, ansiaba que hubiese nieve en pistas para aprovechar. Pero hoy en día lo vivo de otra forma. Prefiero la tranquilidad en casa o paseando por la ciudad. Y prefiero la tranquilidad en el lugar de trabajo en los primeros días de enero, cuando la mayor parte de mis compañeras se cogen fiesta.

Dicho lo cual, este año en particular, en esos días de fiesta en la última semana de diciembre, disfrutamos de una meteorología notablemente benigna para la época del año. Salvo alguna niebla en las primeras horas del día, sol y temperaturas templadas. ¿Qué más se puede pedir para unos días de fiesta? ¿Salvo que estas alteraciones en el clima no les sienten nada bien a los ecosistemas actuales…? En fin. Mientras, los políticos, cuando cada vez hay menos nieve, se plantean destrozar un bello valle y paisaje pirenaico pensando en un turismo de esquí cada vez más improbable, para disfrute de sus siempre «amigos» los empresarios de la construcción. España (Aragón) es así.

[Cine] An Cailín Ciúin (The Quiet Girl) (2022)

Cine

An Cailín Ciúin (2022; 18/20230302)

A cinco días vista de la gala de los premios Oscar, comento una de las películas candidatas al premio a la mejor película internacional, como se le llama ahora. Hasta 2019 era «en lengua extranjera» o algo así, aunque parece que los norteamericanos se han percatado que en Estados Unidos se hablan demasiadas lenguas como para poder determinar con precisión que es extranjero. La película de hoy, dirigida por Colm Bairéad, es irlandesa, y los diálogos son en su mayor parte en gaélico irlandés, aunque hay algunos diálogos en inglés. Y es una película que venía precedida de muy buenas críticas, aunque llegaba sin hacer mucho ruido, como la niña del título.

Ambientada a principios de los años 80, la niña protagonista, Cáit (Catherine Clinch), vive con su familia, tremendamente disfuncional y en la pobreza. Con problemas de relación, permanentemente callada, con problemas de rendimiento escolar, en una familia numerosa, donde el padre se gasta el poco dinero que entra en sus cosas, y con una madre sobrepasada por los problemas y por los hijos. Cuando en vísperas del verano espera un nuevo bebé, envía a Cáit con una prima (Carrie Crowley) y su marido (Andrew Bennett), más mayores, sin hijos, y que viven en una granja con razonable comodidad, para pasar las vacaciones escolares.

Película bellamente rodada, pero opresiva en muchas ocasiones, rodada en el formato estándar académico, con frecuencia los objetos y las personas quedan parcialmente fuera del encuadre. Es una película de pocas palabras y muchas expresiones. Es una película de atención al detalle. Y las pocas palabras que se dicen no tienen desperdicio. En este ámbito, obviamente las buenas cualidades de la realización, en sus aspectos visuales y sonoros, así como en su ambientación de época, 40 años hacia atrás, es muy importante. Pero sobretodo es importante la interpretación, que tiene un nivel muy destacado, sobresaliente. Y es particularmente acertada la selección de su actriz niña protagonista y el buen trabajo que realiza, en la cual habrá mucho mérito en el trabajo de dirección.

La salida del cine tiene un regusto amargo. El comienzo de la historia es muy triste, y durante la acción las cosas se vuelven más luminosas, tanto para la niña como para esa pareja madura a la que la niña aporta luz e ilusión. Pero el final tiene mucho de esperanza que se desvanece. La tristeza vuelva. Alguna de las personas que asistió a la sesión de proyección conmigo quiso ver algún detalle esperanzador… pero… no sé yo… Eso sí… es altamente altamente altamente recomendable. No ganará el premio. Pero no porque no lo merezca, sino porque la competencia es muy fuerte. De hecho, creo que es mejor que varias de las películas que optan al premio gordo de esos premios, categoría en la que no es candidata. Cosas que pasan.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Viajes] Escapada en el día a Barcelona

Viajes

Estuvimos hablando mucho de qué hacer en este fin de semana largo que hemos tenido en Zaragoza. El 5 de marzo, la Cincomarzada, es festivo local en la ciudad de Zaragoza. Y como este año ha caído en domingo, el ayuntamiento decidió trasladar el festivo al lunes adyacente siguiente, el 6 de marzo. El año pasado, en similares circunstancias, me escapé a Toledo en el día con una amiga que tenía que ir por cuestiones familiares. Era sábado. Así que un grupo de gente del mismo círculo de amistades nos planteamos varias posibilidades… que quedaron en nada. Así que decidí irme yo, por mi cuenta, a Barcelona a pasar el tonto lunes que, siendo festivo, poca cosa de especial había que hacer en la ciudad.

No madrugué mucho. La mejor oferta económica del viaje la obtuve de Iryo, el más reciente operador de trenes de alta velocidad en la línea Madrid – Zaragoza – Barcelona. Saliendo a las 10:32 de la mañana de Zaragoza-Delicias, para estar en Barcelona a las 12:01, y saliendo de Sants por la tarde a las 19:55 para llegar a Zaragoza a las 21:18, me quedaron ocho horas de estancia en la ciudad condal. Más que de sobra para lo que pretendía. Viaje con el mismo nivel de confort que los AVE de Renfe, con un punto más de amabilidad de los empleados, serán que no se han quemado todavía, y excelente puntualidad y tiempo de recorrido, con un precio total equivalente a lo que me pedía Renfe sólo para la ida, saliendo de Zaragoza media hora o cuarenta y cinco minutos antes.

El tiempo hasta la hora de comer, desde que llegué al medio a Sants, lo dediqué a asuntos míos. Además de alguna otra cosa en alguna librería, cosa rápida, lleva al servicio técnico de reparaciones de Casanova Foto una cámara fotográfica de formato medio cuyo obturador estaba extremadamente desajustado. Y que llevaba tiempo sin usar por no fiarme del único servicio de reparaciones que queda en Zaragoza. Se la dejé, me la devolverán por mensajero, y hoy ya tengo el presupuesto, que me parece razonable. Y a pesar de que Casanova Foto tiene fama de ser caro, el precio de la hora de trabajo me parece razonable, comparado con otros que he conocido. Lo único que les vendría bien es ser un poco más cordiales… rediez que distantes son en el trato. De siempre.

El resto es sencillo de contar. Quedé con un par de amistades, de uno de los círculos de amigos con los que me relacioné en los últimos años de mis estudios universitarios. Antaño era fácil que nos juntáramos cinco o seis en algún restaurante, donde pasábamos un buen rato hasta mi hora de regreso. Las cosas no son como antaño. Así que simplemente nos zampamos unos platos de jamón y queso en un garito cerca de la Boquería, no «estropeado» por el turismo, y luego simplemente nos dimos un paseo desde el Barrio Gótico hasta el puerto, pasando por el Born, charrando de nuestras cosas, con alguna parada a tomar algo eventualmente. Cuando ese fue la luz nos despedimos y me volví a la estación. Deseando que pase menos tiempo para la próxima.

De todos modos, Barcelona ha ido perdiendo desde hace un tiempo buena parte de su encanto. Algunas de las transformaciones que ha sufrido por el auge del turismo internacional han hecho que pierda una buena parte de su personalidad propia. Y buena parte de su oferta cultural se ha ido transformando por las dinámicas del nacionalismo catalán que, desde mi punto de vista, han ido convirtiendo la tradicionalmente cosmopolita ciudad en algo más provinciano, en unas dinámicas un tanto paradójicas. Es lo que vengo observando de un tiempo a esta parte. Una pena. En fin… las fotos de ahora, apuntes que fui tomando durante el día con la pequeña Sony ZV-1. Dentro de unos días, mostraré algunos ejemplos de las realizadas con cámaras de película fotográfica tradicional. Cuando las tenga reveladas.