[Cine] Minari (2020), una belleza de película con inconsecuencias

Cine

Minari (2020; 19/20210312)

Como digo en el encabezado de esta entrada, Minari es una película muy bella. Realmente. Desde muchos puntos de vista. Simplemente, por la forma en que está planteada, rodada, por la belleza de sus sencillos personajes, por la belleza de muchos pequeños detalles… ya merece la pena acercarse a las salas de cine a verla. En versión original, por favor. Es una película bilingüe, coreano e inglés, en la que las transiciones entre los dos idiomas, usados «indistintamente» por la familia protagonista ES importante. Pero también tiene un grave problema. Está repleta de pequeñas inconsecuencias que afectan sobre todo a su tramo final… que a las personas que me acompañaron al cine y a mí… nos dejaron un poco… ¡meh! Incomprensibles para mí. Quizá su comentario desvele parte de su argumento, así que como se dice hoy en día… cuidado… posibles espoilers.

La película ha despertado mucha expectación y ha levantado muchas expectativas. Ayer se anunciaron las candidaturas a los Oscars, y acumula unas cuantas, muy significativas. Muchos dicen que habla del sueño americano… bueno… el que esto escribe no cree que exista el «sueño americano». Es un concepto puramente propagandístico. Desde hace muchas décadas, las posibilidades y probabilidades de ascenso en la escala social son mucho mayores en Europa, especialmente en países con un fuerte desarrollo de estado del bienestar, que en Estados Unidos. Es mucho más importante un acceso los menos inequitativo posible a la educación que el mito del trabajo duro. Si fuera por eso… no tendría interés. Pero si hablamos del desarraigo, de la pérdida de referentes, del riesgo de ruptura de los puentes intergeneracionales,… hay estamos en un tema distinto. Y sobre el cual la película tiene mucho más que decir, y lo dicen. Y lo dice bastante bien. Al fin y al cabo, la planta que da título al film, minari (Oenanthe javanica), actúa como bella metáfora de la capacidad de aguante y la capacidad de echar raíces en un suelo distinto del propio.

Ya que estamos ante una pelíicula familiar, la playa de Haeundae en Busan fue uno de los entornos de ambiente más familiar que encontré en Corea del Sur.

Aunque el director, Lee Isaac Chung, es un inmigrante de segunda generación, es decir, sus padres son nacidos en Corea del Sur, pero él es nacido ya en los Estados Unidos, hace un planteamiento mas frecuente, en mi experiencia, en la ficción asiática que en la occidental. Frente al conocido planteamiento, nudo y desenlace de la narrativa tradicional occidental, estamos ante un fragmento de las vidas de los componentes de la familia Yi. Como curiosidad. Yi es el apellido más frecuente en el mundo, aunque no en Corea, donde es Kim, pero, por esas causas y azares de las transcripciones entre lenguas con distintas grafías, lo podemos encontrar como Yi, I, Li, Lee, Ri, Rhee, y probablemente alguna otra forma de la que no me acuerdo o desconozco. Un fragmento marcado por dos momentos… pero aunque vamos conociendo algunos de los antecedentes de la familia antes de que se establezcan en una región agrícola de Arkansas, nada sabemos sobre lo que pasa después del final de la película. He leído por ahí que hablaban de ella como de un «drama con final feliz»… yo diría que al final de la película le da su director y guionista, inspirado por sus propias vivencias y las de su familia, un tono optimista. Pero bueno… Las ganas que tenemos de finales felices.

El equipo de la película, encabezados por Chung, consigue introducirnos en un ambiente calmado, bello, tranquilo, en el que transcurre el drama de vivir de la familia Yi. Fotografía, banda sonora, sonido, diseño de producción, ambientación, son de muy buen nivel, al mismo que relativamente atemporales. Algunos detalles nos sitúan en los años 80 del siglo XX,… pero podríamos estar en cualquier momento del último medio siglo o más. Muy alto nivel. Pero donde destaca también es en el reparto… y en especial en la dirección de actores. Toda la familia raya a un nivel muy alto. La mayor parte de la crítica se ha fijado en los dos personajes más llamativos. El niño (Alan S. Kim) y la abuela (Youn Yuh-jung). Pero eso es lo fácil. Tienen la parte del guion más jugosa, las interacciones más entrañables y el juego con el sentimentalismo del espectador. No quiero desmerecer el trabajo de ambos intérpretes, pero hay que ajustarlo por las variables mencionadas. La segunda es candidata al Oscar, improbable… pero en un año loco y con determinadas modas y tendencias… cualquier cosa es probable.

También es candidato al Oscar Steven Yeun, el padre de familia. También es un ganador improbable, me parece a mí. Este actor no es nuevo, aunque poco conocido. Se ha dedicado más a la televisión, y en especial a poner voz en películas y series de animación… así que… difícil que sea conocido. Pero quiero destacar que hizo un papel muy interesante en una buenísima película coreana que paso más desapercibida de lo que merecía en su momento, adaptación de un cuento de Haruki Murakami. Y las intérpretes que les toca la peor parte, es decir los papeles menos vistosos, son las otras dos féminas de la familia. De la jovencita Noel Cho, poco se puede decir, pero cumple a la perfección con el papel de hermana mayor, noona, y creo que su trabajo, que pasará totalmente desapercibido, es bastante meritorio. Y luego está la esposa y madre de familia, la estoica mujer no carente de carácter que interpreta Han Yeri. Creo que la primera serie de televisión coreana que vi en Netflix fue Cheongchunsidae [Hello, my twenties!], y además una de las que más me ha convencido. Y allí conocí a esta actriz, que interpretaba a la mayor de las cinco compañeras de piso universitarias cuyas vidas acompañábamos en la serie. También un papel de chica seria y estoica. El caso es que me parece que esta intérprete, en la película que comento, lo borda. Pero la crítica, los comentaristas, la gente en general valora poco los papeles contenidos, poco vistosos, sin grandes frases grandilocuentes. Pero está realmente muy bien.

Y el comentario sobre el papel que hace Han Yeri me da paso a lo de las inconsecuencias que mencionaba al principio. Voy con algunas tonterías. Nos proponen una educación sensata y racional del padre hacia el hijo cuando desecha contratar a un zahorí para encontrar dónde instalar un pozo para obtener agua, fiándose mejor de la observación y lo que la naturaleza nos dicta… lo cual está muy bien… para al final generar un «fracaso» y acabar contratando al zahorí. La rabdomancia de los zahoríes es una pseudociencia, sin base alguna, pura superstición en sí misma… así que maldita la lección que nos da la película.

Otra… la familia, en un momento determinado, está formada por papá y mamá en sus treintaitantos, una hija de 10 u 11 años, sensata pero así de jovencita, y un niño de 4 o 5 años, junto con una anciana en sus 70 y que acaba de sufrir un ictus quedando parcialmente discapacitada en sus movimientos y en su habla. Sabemos que ambos miembros del matrimonio tienen capacidad para conducir un coche. Tienen que llevar al niño pequeño a una revisión cardiológica por una malformación congénita, por lo que se deben desplazar en el coche desde Arkansas a California en un viaje que será largo. ¿Cuál de las dos siguientes opciones elegirían ustedes? a) Uno de los esposos se va con el niño en el coche a California, mientras que el otro se queda tranquilamente en la granja supervisando a la abuela con la ayuda de la sensata y bien dispuesta niña; b) El matrimonio coge el coche y los dos niños y se van todos a California discutiendo sobre el final de su matrimonio, mientras dejan sola a la discapacitada anciana, en un entorno donde los accidentes son posibles. Ya. Lo suponía. Yo también. Pero el guion de esta película dispone lo contrario. Y sí, si algo puede pasar, al final pasa.

Y la última… En un momento dado, la esposa, con miedo por la inseguridad de la situación para la familia, y en especial para sus hijos, anuncia que los coge y se vuelve a Californa, a conseguir un trabajo asalariado que le permita mantener a sus retoños. Y si él quiere ir, vale, pero si no, hasta aquí ha llegado el matrimonio. Unas escenas más adelante,… cuando la calamidad derivada del párrafo anterior se produce… pelillos a la mar, todos contentos y a seguir. ¿De verdad que el futuro de esta familia tal y como se plantea en la película es optimista? Lo dudo. Inconsecuencias. Una cosa es que la ficción soporte cosas basadas en la suspensión parcial de la incredulidad y otra es la incongruencia y la inconsecuencia en lo narrado.

Por todo lo anterior, una película que en su mayor parte iba destinada a las cuatro o las cinco estrellas de mi valoración subjetiva… se queda en tres. Creo que es una película razonablemente recomendable. Tiene muchas cosas muy buenas, muy buenos valores cinematográficos… pero nunca he tenido capacidad para comulgar con ruedas de molino. Una pena.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; placeres coreanos, confensables e inconfesables

Televisión

He entrado en una época televisiva extraña en la que predominan los productos asiáticos, aunque hasta cierto punto lo he matizado con series de las que hablaré cuando las termine, de factura occidental. Pero vamos con mis placeres inconfensables coreanos. Bueno,… o confesables. Porque al menos una de las seres de hoy considero que, sin ser ninguna obra maestra, se defiende con dignidad en su estilo, y está por encima de esos placeres inconfensables, guilty pleasures, a los que suelo adjudicar estas producciones.

Hoy tocaban fotos de Corea del Sur, claro. Como no sabía muy bien cuales, he optado por el paseo por el monte de Inwangsan con sus templos, chamanes, murallas y vistas de la ciudad.

Private lives tiene este como título internacional, o sea en inglés, aunque en castellano aparece como Privacidad. Su título original, el coreano, es 사생활 Sasaenghwal, que significa… redoble de tambor… privacidad. Ganamos los hispanohablantes, aunque en esta ocasión todo es muy similar. La serie no acaba de saber qué quiere ser de mayo. Está hecha a mayor gloria de su protagonista femenina, Seohyun, una cantante de un famoso grupo femenino coreano, que poco a poco se ha introducido con éxito en el mundo de la interpretación. Y es que hay que prever que la tierna juventud dura lo que dura, y una vez que sobrepasas la avanzada edad de los veintimuchos… estas chicas lo tienen muy difícil. Le han buscado un galan adecuado, guapetón y musculoso, Go Kyung-Pyo, y a partir de ahí… Pues no sabe lo que es. ¿Es comedia romántica? ¿Es una comedia de timadores? ¿Es un drama criminal? ¿Es una trama de espionaje industrial? ¿Es una conspiranoia? Pues quiere ser de todo a la vez… y no acaba haciendo casi nada bien. Es relativamente entretenida, pero la trama es un lío y acaba por importarte poco, por lo que todo se queda en buscar algún momento divertido, y admirar lo guapas/guapos que salen los chicos/chicas. Pero poco más. Tarde en empezar a verla, precisamente porque no estaba claro qué iba a ver. Tiene secundarios muy entretenidos y divertidos. Pero también hay mucho personaje estereotipado y de cartón piedra. Una serie de tantas, sin mucho que reseñar.

Otra cosa es Lovestruck in the city, título internacional, o sea en inglés, que en castellano nos ha llegado como Amor en la ciudad. Parecidos. El original coreano es… redoble de tambores de nuevo,… 도시남녀의 사랑법 Dosinamnyeoui salangbeob, que viene a significar Cómo es el amor entre hombres y mujeres en la ciudad. Nuevo formato, relativamente, para una serie coreana en Netflix. En lugar de lo tradicionales, y a veces pesados, episodios de 65-70 minutos, tenemos 16 episodios de alrededor de 30 minutos. En realidad, 17… pero luego comento eso. Y está planteado, especialmente en los primeros episodios, como un programa de entrevistas, falso documental. Una serie de gente entre vista a un grupo de jóvenes, tres chicos y tres chicas. De los que poco a poco nos va quedando claro que dos, interpretados por Kim Ji-Won, ella, y Ji Chang-Wook, él, han tenido un ligue mutuo. Que por algún motivo se terminó. Poco a poco vemos que los seis personajes esta relacionados. El protagonista masculino tiene un primo más joven que está saliendo con una amiga de la protagonista. Ambas tienen una buena amistad con una antiguo compañero del colegio, que fracasó en una relación con la tercera chica. Las interpretaciones son buenas, las situaciones algo más realistas, los besos son de verdad, como todas las parejas que se enrollan, se enrollan del todo, también en la cama, vamos lo normal. La cuestión es porqué fracasó la relación tan intensa de dos meses de verano, y si volverá a resurgir. A mí me entretuvo mucho. La serie queda resuelta en 16 episodios, siendo de tono agridulce. Algunas parejas se arreglan y otras se desarreglan. Permitiendo continuaciones con cambios de protagonistas en un mismo universo. El 17º episodio prácticamente es un capítulo piloto para una secuela a partir de dos personajes secundarios, un joven policía que interacciona con los protagonistas y la guapa actriz que empieza a conocer el éxito y de la que siempre ha estado enamorado. A mí en conjunto me ha gustado, me ha divertido, en algún momento me ha emocionado. Tiene algún defectillo, pero no es un placer inconfesable. Es un producto al menos digno. Así que si queréis arriesgar un poco en televisiones extrañas, es un buen producto para introducirse en la coreana.

[Recomendaciones semanales] De mujeres y otros fotógrafos

Fotografía

Comenzó la semana con el Día Internacional de la Mujer, así que hubo muchos artículos en la red de redes sobre el tema y la fotografía. Pero no mucho realmente novedoso que no se hubiera comentado en años anteriores. Así que, comprobando que muchas de las recomendaciones ya estaban comentadas en este Cuaderno de ruta o en carloscarreter.es, mi blog sobre técnica fotográfica… me quedé con la recomendación de Cartier-Bresson no es un reloj que nos hablaba de una mujer, fotógrafa, que vivió a caballo entre los siglox XIX y XX. Se trata de Christina Broom. Frente a la costumbre de la época en la que la mayor parte de los fotógrafos, y especialmente las pocas mujeres, trabajaban en estudio con su grandes cámaras de placas, Broom la cargó a cuestas y la sacó a las calles. Dejando fotografías documentalmente muy interesantes. Dedicó no poco tiempo y placas fotográficas al movimiento sufragista, pionero de los movimientos feministas.

En la cuenta de Instagram de Landscape Stories Magazine he podido hojear algunas páginas de What she said, libro de la fotógrafa Deanna Templeton, que explora fundamentalmente el mundo de las chicas adolescentes. Empezó en la fotografía muy joven, documentando el mundo de la escena punk en California en aquellos momentos. Ganas me entraron de adquirirlo, pero de momento no tal.

Fue de la cuestión del Día Internacional de la Mujer, he tenido la oportunidad de visitar en la sala de exposiciones del Torreón Fortea, del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, la exposición Fronteras del Mundo. Una reflexión colectiva de varios fotógrafos sobre la arbitrariedad de las fronteras entre países, la negación de la libertad de movimientos de las personas, el egoísmo de unos sobre el sufrimiento de otro, la construcción de muros para separar gentes con criterios puramente arbitrarios o para beneficio de unos pocos, si de alguien en realidad. Como dice la nota de prensa del ayuntamiento, «Oier Gil, Oscar Rodríguez Vila, Maysun, Juan Valbuena y Rubén Martín de Lucas son los artistas que participan en la muestra, que estará abierta hasta el 4 de abril». Estilos muy distintos de fotografía para abordar temas similares o complementarios. Desde los que responden al oficio de reportero gráfico puro y duro hasta los más conceptuales, a caballo entre la fotografía y la intervención o la performance. Pero todos interesantes.

También encuentro en otra cuenta de instagram, la de Leire Etxazarra, la mujer fotógrafa y periodista que está detrás de Cartier-Bresson no es un reloj, una recomendación sobre la obra del francés Julien Coquentin (instagram) en un bello ejercicio de nostalgia, recuerdo y homenaje a su abuela. He estado revisando su página web… y la verdad es que me gustan el conjunto de sus fotógrafías, tanto en contenido como en estética.

Termino con la entrada en Booooooom dedicada a Tamara Raynolds (instagram), fotógrafa nacida en Nashville, EE.UU. y que ha ido recogiendo en sus fotografías la experiencia de residir en el sur de los Estados Unidos, intentando escapar de los calificativos peyorativos de esta amplia región (incultura, fanatismo religioso, racismo, ultraconservadurismo) y enfocándose en las virtudes de la tierra y de las gentes. No sé si lo consigue del todo, sin caer en tópicos, pero las fotos me han gustado.

[Cine] Birdsong (2019) y el cine «schmaltz»

Cine

Birdsong (2019; 18/20210309)

No sé muy bien cómo acabamos viendo esta película de nacionalidad belga, dirigida por el director y músico Hendrik Willemyns, pero que está rodada íntegramente en japonés, con intérpretes japoneses y en Tokio. El caso es que ya adelanto que es una caso típico y tópico de cine schmaltz, fenómeno que se atribuye con frecuencia al cine nipón… pero no olvidemos que el director y la producción del film son fundamentalmente… belgas.

Sí… claro… nos daremos una vuelta por Tokio, ya que la película está rodada en la capital nipona.

¿Qué es eso del cine schmaltz? El término lo leí no hace mucho y me llamó la atención. El schmaltz es un tipo de grasa, extraída de aves, pollos o gansos, que parece tener su origen en la cocina centroeuropea, popular en la gastronomía judía. De alguna forma, es similar al confit de pato de los franceses… pero a un nivel más popular. Y realmente es una forma de meter calorías en el cuerpo, a base de grasas abundantes… pero sin más sustancia. Sin proteínas, sin hidratos de carbono, sin componentes esenciales de la alimentación… dando a los platos una apariencia de ser algo… sin ser nada. Y en algunos ambientes, la palabra es equivalente a nuestro empalagoso, aunque sustituyendo el empalago del dulce por el de lo grasiento. Así pues música, cine o literatura schmaltz o schmalzig sería aquella que sin aportar realmente mucho contenido o mucha sustancia, es pretenciosa, empalagosa o difícil de digerir.

Y sí… el calificativo le viene a esta película al pelo. Enganchándose a las películas que empiezan a surgir explotando el fenómeno #metoo, de denuncia de los abusos y acosos sexuales en el mundo del espectáculo, nos habla de una mujer de clase social modesta (Natsuko Kobayashi), que trabaja en el turno de noche de la limpieza de una empresa musical, y que en su momento soñó con dedicarse a la música. En un momento dado, consigue una prueba en un popular programa de búsqueda de talentos de la empresa en la que trabaja, y se convierte en sospechosa en un caso de muerte de un famoso músico un tiempo atrás, que le dio clases. A partir de la investigación interna de la empresa, la mujer destapara un negocio encubierto en la misma de prostitución y abusos sexuales.

El problema es que todo pretende ser tan estético, tan simbólico, tan minimalista… que en no pocas ocasiones roza el absurdo. Con una banda sonora basa en lo que se supone debe ser música high concept, y mezclado con ensoñaciones más o menos fantásticas, y con la representación visual de las composiciones musicales, entramos en una espiral de sin sentidos, acompañada de unas interpretaciones que no despegan en absoluto… esencialmente porque no los intérpretes, que no sé si son buenos, malos o todo lo contrario, no tienen dónde agarrarse. La película se mantiene la mayor parte dentro del insinuar y no mostrar, hasta que al final decide desmelenarse con un desnudo integral de la protagonista, hasta ese momento muy recatada, y una tórrida escena de sexo con una presunta colegiala de preparatoria (el equivalente al bachillerato nuestro), de las que visten uniforme y eso. A falta de otra cosa, supongo que los responsables de la película habrán decidido «premiar» a los que hayan aguantado la película hasta ese momento.

Ya digo que no sé muy bien cómo acabamos en esta película. Desconfío de las aventuras niponas de directores occidentales. Sinceramente, la mayor parte de las que recuerdo son fiascos… o en el mejor de los casos mediocridades pretenciosas. Pero parece que un cierto número de críticos o plumillas de la cosa del cine se dejan arrastrar por este tipo de producciones pretenciosas y es posible encontrar algún artículo apoyando esta película. Sinceramente… no. Ni por asomo. Olvidadla. Quizá no sea una catástrofe. Pero sí un aburrimiento.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

[Fotos] Aprovechando los últimos coletazos de las luz invernal

Fotografía

Hay mucha gente que alaba la luz y el sol de este país, España. Especialmente cuando llega la primavera y el verano. No deben ser aficionados a la fotografía. Para mí, la luz entre los dos equinoccios, en estas latitudes, y con un clima seco en el que las nubes no están ahí para matizarla, es demasiado dura y agresiva. Soy una persona que necesita la luz, pero que se abruma por la luz intensa y dura.

Por eso, me gusta la luz del resto del año… desde un par o tres semanas después del equinoccio de otoño hasta dos o tres semanas antes del equinoccio de primavera. Cuando el sol viaja más bajo sobre el horizonte y la luz no es tan dura, y la más frecuente presencia de nubes en el cielo la matiza además. Salvo cuando llegan las nieblas, claro… momentos en los que acabo por deprimirme si se prolongan muchos días… semanas. Por eso, me gusta aprovechar las últimas semanas de febrero. Por que ya hay días en las que la luz se hace demasiado dura y pesada. Los detalles técnicos de las fotos en Ilford HP5 Plus 400 en su punto justo – con Fujifilm GS645S Wide 60.

[Libro] La guerra de los mundos – H. G. Wells (ilustrado)

Literatura

Alguna vez he comentado lo que me gustan los relatos ilustrados de los Libros del Zorro Rojo, de los que tengo los que publicaron de Haruki Murakami, ilustrados por Ket Menschik. Aunque luego, los relatos ilustrado de Murakami cambiaron de editorial al menos en una ocasión. Relatos interesantes, ilustraciones de muy buen nivel, presentación del libro cuidada, moderna. El caso es que hace unas semanas leí que esta interesante editorial había publicado una versión de la famosa Guerra de los mundos de H. G. Wells, con las ilustraciones del brasileño Alvim Corrêa, de la edición en francés publicada en Bélgica en 1906, que probablemente fueron un hito de los más importantes en la ilustración de la ciencia ficción. El libro incluye enlaces en forma de códigos QR para las grabaciones originales de la adaptación radiofónica de Orson Welles, así como las transcripciones de esta. Vamos… todo un pequeño conjunto de pequeñas (o grandes maravillas) en torno a a la obra de Wells. Un autor mucho más importante de lo que a veces se piensa.

Pero vamos con la obra literaria. La novela de Wells fue publicada por primera vez en forma de serial de revista en Pearson’s Magazine en el Reino unido entre abril y diciembre de 1897. Y ese mismo año, se publicó también serializado, en Estados Unidos en Cosmopolitan. Sí… esa revista orientada a las mujeres, que he visto criticar tanto por las derechas cristianas, que consideran sus contenidos pecaminosos, como por feministas de izquierdas que consideran que «enseña» a las mujeres su lugar en la sociedad capitalista bajo un disfraz de liberal, en el sentido norteamericano de la palabra.

Por la zona donde «aterrizaron» los cilindros marcianos en los alrededores de Londres, doy por supuesto que Windsor y su castillo no sobrevivieron a la invasión. Pero en diciembre de 1994 se podían visitar con una agradable luz invernal.

Mi primer contacto con la obra fue en mi adolescencia. En 1978 apareció el albúm Jeff Wayne’s Musical Version of the War of the Worlds, una ópera rock a base de rock progresivo y rock sinfónico, que se hizo relativamente célebre en aquel momento y algunas de cuyas piezas sonaban en forma de sencillos en las radiofórmulas musicales. Supongo que para aprovechar esa celebridad, algún avispado distribuidor cinematográfico colocó en los cines la versión cinematográfica de 1953, donde los marcianos aterrizan en California, y que se aparta de diversas formas del original, convirtiéndose en una alegoría de una invasión soviética en la época de la guerra fría, con uso de bombas atómicas incluidas. Aunque creo que nunca se ha reconocido oficialmente este hecho. En cualquier caso, aprovechó en su estreno esa psicosis de invasión y guerra atómica de los años 50 en Estados Unidos. La película no se había estrenado previamente en España, según creo, y lo hizo en 1979 a rebufo del éxito discográfico. Fui con unos amigos a verla pensando que la banda sonora sería la música a la que nos habíamos acostumbrado… pero nos llevamos un chasco. Así que fui el único que salí relativamente satisfecho. Era el único realmente aficionado al cine y a la ciencia ficción, los otros dos compañeros de clase lo eran al rock.

Desde hace mucho tiempo estaba autoconvencido de que a final de mi adolescencia o en mis veintipocos leí la novela original de Wells. Que me dejaron el libro o lo saqué en préstamo de alguna biblioteca. Tenerlo, no lo tenía en casa con antelación a comprar la edición de los Libros del Zorro Rojo. Pero después de la lectura de esta, ya no lo tengo tan claro. Tengo la sensación ahora de que mis recuerdos de la obra proceden de sus adaptaciones cinematográficas y de alguna posible adaptación a historieta. Nada puedo asegurar. Me baila la memoria. Malditos falsos recuerdos, que todos sufrimos de una otra forma. En cualquier caso, adaptaciones cinematográficas sólo había visto una, hasta la de Spielberg de 2005. Que no me gustó gran cosa. En gran medida por uno de sus mayores defectos… su protagonista, Thomas C. Maphoter IV. Eso sí, tengo un recuerdo agradable de haber visto en televisión la película The night that panicked America, que ficcionaliza los terrores causados por la emisión radiofónica de Orson Welles. Fue una película realizada para su emisión directa en televisión, y ganó un Emmy de tres candidaturas que tenía.

Para quien no se haya enterado aún, la novela narra una invasión marciana. Marte se está convirtiendo en inhabitable, bajo la suposición de que Sol es cada vez más frío (es justo lo contrario), y sus habitantes deciden venirse a nuestro planeta, más cálido por estar más cerca de nuestra estrella. Y por ello lanzan, aparentemente a cañonazos, unos cilindros que contienen los pulposos marcianos y materiales para construir sus gigantescas y trípodes máquinas de guerra. Los primeros cilindros, que llegan a un ritmo de uno por día, caen en los alrededores de Londres, que al fin y al cabo, para la Inglaterra victoriana era la capital de la principal potencia y el principal imperio mundial. La novela está contada parcialmente en primera persona, por un innominado narrador, escritor interesado en diversos temas de actualidad tecnológica y científica, que nos cuenta su peripecia bajo la invasión, así como en tercera persona la de su hermano. Puesto que la narra desde un futuro tranquilo, desde el principio sabemos que la invasión marciana, de alguna forma, fracasará.

La novela es de una oportunidad tremenda, y demuestra que Wells tenía los pies bien puestos en la tierra y que era un observador de la actualidad. Muchas de las observaciones que realiza sobre los marcianos muestran que era un firme adepto de la teoría de la evolución. Obviamente, era uno de los que se había atraído por las especulaciones realizadas por Percival Lowell a partir de las observaciones realizadas en 1894, que a su ver fueron impulsadas por la descripción de los «canales» de Marte por Schiaparelli en 1877. También adelanta las consecuencias de las guerra que están por llegar. Y que en aquellos momentos, en plena Belle époque, parecen lejanas para tantos, aunque tras la muerte de la reina Victoria, escalarán rápidamente las tensiones de la Paz armada, periodo que ya había comenzado tras la derrota de Francia a manos de los prusianos en 1871, y que culminarán con la Primera guerra mundial en 1914. Las guerras previas, desde Crimea en los 1850 y tantos, pasando por las batallas de la unificación italiana o la Guerra civil americana, habían mostrado la cada vez más destructiva capacidad de las armas fruto de la revolución industrial y de que el paradigma de guerra llevado a su mayor exponente en las guerras napoleónicas estaba periclitado. Elementos como el atrincheramiento de tropas, las máquinas de guerra móviles con gran capacidad destructiva o la guerra química son adelantados en este libro. Y lanza previsiones sobre el uso futuro de máquinas voladoras. El fenómeno de los desplazados y los refugiados, el comportamiento rapaz de las poblaciones receptoras de los mismos, también está anticipado.

También lleva la historia implícito el mensaje de que las civilizaciones no son eternas. Y que los imperios se derrumban. Y hay quienes han señalado que Wells, que era un socialista no revolucionario, no marxista, critica a los imperios occidentales, superiores tecnológicamente, por usar esta mayor potencia tecnológica para subyugar a otras culturas del mundo. Si uno repasa bien, salvo las acciones del acorazado de guerra (ignorado en la mayor parte de las adaptaciones de la novela), no hay acciones heroicas. Hay acciones imprudentes de diversos personajes civiles y militares. Y el tono general de los personajes con los que se cruzan el protagonista y su hermano, es de egoísmo, cobardía y sálvese quien pueda. Por otro lado, hay que señalar que si la novela se publica en 1897, la acción se sitúa de forma imprecisa en los primeros años del siglo XX. En un futuro no muy lejano respecto al lector del momento.

Y además de todo lo anterior… es muy entretenida. La peripecia, no por conocida en sus diversas versiones, deja de ser adictiva, lo que hace que el libro se lee en un plis-plas. Lo que más chirría, no sé si para bien, para mal o para todo lo contrario, es la traducción del libro. La obra de Wells ha tenido distintas ediciones en español con diversos traductores. Pero el primer traductor de la obra fue Ramiro de Maeztu en 1902. No sé si este autor varió o realizó nuevas traducciones, o si sólo realizó aquella primera que ha sido utilizada en ediciones posteriores hasta la actualidad. El caso es que el castellano de 1902 es perfectamente comprensible por los lectores de 120 años más tarde, pero a veces es «raro». Lo cual es interesante o curioso en algunas ocasiones, pero resulta rancio o casposo en otras. No todas las «rarezas» suenan o se valoran igual. Hay diversas teorías sobre la cuestión de las traducciones. Pero yo soy de la opinión de que las traducciones hay que actualizarlas periódicamente, porque el idioma evoluciona, aunque deben ser fieles al sentido de la obra original en su idioma original. No se debe perder la ingenuidad del autor inglés sobre determinados conocimientos científicos, sociales o políticos de su época, pero debe hacerse con un lenguaje apropiado al lector al que se le ofrece la traducción, sin caer en la vulgarización que he observado en alguna ocasión en el ámbito de la ciencia ficción. Pero no me considero, ni de lejos lejísimos, alguien con autoridad en este tema. Simplemente un lector habitual que ha generado una opinión con el tiempo. En cualquier caso, supongo que la traducción de de Maeztu habrá pasado al dominio público puesto que el fallecimiento de este autor se produjo, en las tristes circunstancias de tantas muertes violentas de aquellos tiempos, en las primeras semanas de la guerra civil española en 1936. Y creo que en 2021 pasan a dominio público las obras de los autores fallecidos en 1941. Así que si está en dominio público, es la más barata de usar. Estoy suponiendo; no tengo certeza. Porque si buscas en Proyecto Gutenberg… no hay versiones de La guerra de los mundos en español.

En cualquier caso, la lectura de esta obra de ciencia ficción es altamente recomendable. Y yo me lo he pasado muy bien.

[TV] Cosas de series; muy por debajo de expectativas

Televisión

Hoy voy con tres series cuyo resultado final ha quedado muy por debajo de las expectativas que había puesto en ellas. Por lo que no me cabe la posibilidad de recomendárselas a nadie con carácter general.

Bonding llegó discretamente, sin hacer mucho ruido, a su segunda temporada en Netflix. La primera temporada me gustó bastante como reflexión sobre las soledades y las mochilas emocionales que arrastramos en la vida. Y con la curiosidad de transcurrir en ese peculiar mundillos de dominas y sumisos del fetichismo SM. La segunda temporada… no es que esté mal. Ni mucho menos. Pero por algún momento me he despegado de los personajes. Si en la primera me sentía capaz de empatizar con ellos, en esta segunda los he visto desde una perspectiva más exterior y neutra. Y no he llegado realmente a conectar con la serie. Ya digo. No está mal. La realización y las interpretaciones son correctas, pero no me han enganchado.

La serie británica de la semana transcurre entre localidades y paisajes de Inglaterra y Escocia. Pues por Escocia pasearemos fotográficamente.

Behind her eyes es una miniserie inglesa, que se estrenó hace no mucho en Netflix, aparentemente con bastante éxito. En principio, la premisa inicial no era especialmente original, pero podía desarrollarse en algo interesante. Un triángulo entre una mujer divorciada, madre de un niño, y el matrimonio formado por su nuevo jefe, un psiquiatra, y su atractiva mujer. Lo que pasa es que empieza a derivar hacia un tono fantástico, por mucho que lo quieran disfrazar de pseudociencia en algún momento, para llegar a un último episodio que es simplemente un despropósito. No me voy a extender por si alguien se quiere animar, no pisarle el desenlace. Pero sinceramente, no lo recomiendo. Podemos comprobar que los británicos también son capaces de hacer series malas.

Y luego llegó WandaVision, un título más que apropiado y que me parece absurdo que en la versión doblada traduzcan como es Bruja Escarlata y Visión. Antes de nada… no soy nada nada nada aficionado a los superhéroes de Marvel. Tampoco a los de DC… pero estos últimos pueden tener un punto de placer inconfesable en ocasiones. Raras ocasiones, pero puede darse. Pero lo de Disney y Marvel con los superhéroes y la capacidad de atraer a tantos espectadores,… nunca lo he entendido y me hace dudar de la presunta inteligencia del género humano. No voy ahora a extenderme en los motivos. Quizá en otra ocasión. Pero como hubo alguna experiencia muy positiva de series del universo Marvel como Agent Carter o Jessica Jones, especialmente su primera temporada, tuve la curiosidad. Además con el antecedente del éxito de The Mandalorian en Disney+. Para mí, la bondad de las dos series mencionadas estaba en la capacidad de sus protagonistas, incluido el malo en el caso de la segunda, para caer bien y generar empatía. Con buen trabajo interpretativo. Y además con protagonistas femeninas. Y escasez total de disfraces de superhéroes de colorines. Decidí dar una oportunidad a una serie en la que trabaja Elizabeth Olsen, actriz que merece mucho respeto, y que podía ser algo distinto de lo de las películas. Además… las peculiaridades en la puesta en escena de los primeros episodios, imitando series clásicas de la televisión americana de los últimos 60 años… pues oye. Pero nada. A partir de un momento dado, se convirtió en un producto típico de la casa. Y además, para rematarlo, en un momento dado se pusieron a mezclar en la trama la tontá de las brujas de Salem. Y cada vez que en una serie americana salen las brujas de Salem… me entran ganas de salir corriendo. Nada. Que no. Que el universo Marvel y yo somos incompatibles. Vaya tontá.

[Cine] Ran 乱 (1985)

Cine

Ran 乱 (1985; 17/20210304)

Volvemos al cine de «eventos», que tanto promueve una de las más destacadas empresas de exhibición cinematográfica de la ciudad, especialmente desde que aparecieron las constricciones debidas a la pandemia. Ya venía practicando la programación de «eventos» antes de la misma, pero han aumentado su frecuencia en la actualidad. Supongo que es un forma de asegurar algunas entradas destacables… en la medida en que las restricciones de los aforos lo permiten. Algunos de estos eventos tienen forma de ciclos. Ya os he hablado bastante del dedicado a Wong Kar-wai, a cuyas siete películas asistí. Y suelen tener sesiones destacadas en versión original subtitulada en castellano, en una de las mejores salas, o al menos más grandes, con alta calidad de imagen y sonido.

El rodaje de la película está realizado en localizaciones reales como el castillo de Himeji, patrimonio de la humanidad, y otros castillos y lugares notables de Japón, como los paisajes volcánicos del monte Aso y del monte Fuji. Yo os traslado parcialmente a eso lugares con vistas del castillo de Himeji y de los santuarios de Shoshazan, no lejos de esta ciudad.

En febrero dio comienzo un nuevo ciclo de otro director de cine asiático. Nada más y nada menos que el emblemático Akira Kurosawa, uno de los grandes de la historia del cine. Pero no en forma de eventos, sino con las películas integradas en la programación habitual de los cines. Con alguna excepción. Y una de esas excepciones fue la película que hoy nos ocupa. La que con el permiso de sus «sueños» [Yume 夢] puede considerarse su gran testamento cinematográfico. Después de Yume, aun estrenaría un par de películas más, que no alcanzaron la misma fama y consideración, aunque también son muy estimables. Pero vamos a Ran que es la que nos ocupa hoy.

Concebida desde tiempo atrás de su realización y estreno, esta épica película no alcanzó el éxito de público deseado, aunque la crítica la ha celebrado como una película enorme, que no ha perdido su apreciación y validez con el tiempo. Pero es cierto que no es una película de fácil visualización, especialmente para el público occidental. Inspirada a partes igual por una de las más famosas tragedias de Shakespeare, The Tragedy of King Lear, y por el período histórico de casi continuo estado de guerra que asoló Japón en los siglos XV y XVI hasta que se impuso el shogunato Tokugawa, a principios del XVII, en 1603. Un período de caos político, de desastres bélicos y de sufrimiento para la población, que ha sido denominado el período Sengoku o de los estados combatientes, a semejanza con un período similar aunque no relacionado en la historia china. El título de la película, ran 乱, significa caos o confusión, que sería lo que mejor describe aquel periodo histórico.

A semejanza de la tragedia de Shakespeare, asistimos a la decadencia de un gran señor de la guerra, Hidetora (Tatsuya Nakadai), que reparte sus tierras y castillos entre sus dos hijos mayor, Taro (Akira Terao) y Jiro (Jinpachi Nezu), mientras destierra a su hijo menor, Saburo (Daisuke Ryû), que advierte al padre de los peligros de su retiro de la gobernanza del país, y desprecia la actitud aduladora de sus hermanos. Los dos hijos mayores están casados con dos mujeres de muy distinto talante, hijas de los señores derrotados y muertos por Hidetora en sus campañas guerreras. Sue (Yoshiko Miyazaki), esposa de Jiro, es piadosa, prudente y respetuosa de su suegro, a pesar del pasado trágico de su familia, confía en Amida buda sus penas. Kaede (Mieko Harada), esposa de Taro, al contrario, es rencorosa, manipuladora, y espera su momento para vengar la suerte de su familia, lo cual hará de forma cruel, significando el fin del clan Ichimonji.

Dos elementos destacan en la película. Por un lado su dirección y su diseño de producción, absolutamente impecables. Con una fotografía basada en el teleobjetivo, comprimiendo planos y guiándonos hacia los personajes centrales de la obra cuando estos hablan, y favoreciendo la confusión en las batallas, al mismo tiempo. Una notable banda sonora, una gran coordinación de extras. Vestuario, efectos visuales artesanos… rodaje en auténticos castillos históricos japoneses. Un espectáculo para la vista. Un alarde de coordinación y puesta en escena.

Por otro lado la interpretación. Contenida cuando toca. Expresiva cuando conviene. Con elementos expresivos que con toda probabilidad son más propios de las formas teatrales niponas que otra cosa. No estoy suficientemente al tanto del teatro japonés, pero leo que algunas de las interpretaciones fueron dispuestas para ser ejecutadas siguiendo las formas del teatro nō 能 (cuidado con la escritura de esta palabra; por influencia de los anglosajones, es frecuente verla escrita noh, pero lo más correcto es usar la o con el diacrítico, para indicar la o larga… sin hacer extraños sonido aspirados al final). Creo que el carácter que mejor ejemplifica esto es el de Kaede. Mieko Harada ejecuta una de las interpretaciones más notables de la película, uno de esas que prácticamente justifica que un aficionado al cine se acerque a la misma. Grandísima interpretación. Y qué decir del uso del bufón (Peter ピーター) para decir las verdades y las reflexiones que nadie quiere oír… como procedente del mismísimo bardo.

Si he de encontrarle algún pero a la película, es personal. No soy especialmente afín a las tragedias shakespearianas. Siempre he preferido las comedias del bardo. Pero más allá de eso, entra dentro de la categoría de obra maestra. Kurosawa fue uno de los grandes, con una ética profesional impresionante y con una gran claridad de dónde quería llegar. Y llegaba. O porque tenía los medio, o porque tenía el ingenio y la inteligencia para hacerlo. Imprescindible.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Recomendaciones fotográficas] Nuevamente liado, nuevamente en forma de breves

Fotografía

Como el domingo pasado. No ando sobrado de tiempo este domingo por la mañana, varias cosas pendientes y ya pasan de las diez… así que mis recomendaciones serán en forma de breves aseveraciones. Todas ellas cuestionables, pero es lo que hay.

No es cuestionable, creo, que Cartierbresson no es un reloj es uno de los blog sobre fotografía más interesantes escritos en lengua castellana. Leire Etxazarra hace una labor impagable y merece ser premiada con visitas periódicas a sus páginas. Esta semana nos presenta dos ¿Quién es…?

Si mi equipamiento de preferencia en la ciudad y alrededores suele ser las cámaras para película tradicional con algún objetivo de focal estándar o moderadamente angular, allí varié, y le calcé un supergrangular a una digital para hacer el recorrido entre ríos, de mi casa al Ebro y de allí remontando el cauce del Gállego desde su desembocadura hasta Santa Isabel.

¿Quién esArnaud Montagard? En esta ocasión Leire nos descubre a un estupendo fotógrafo colorista cuyas imágenes compara con grandes de la imagen como Wim Wenders, Stephen Shore, Saul Leiter, Fred Herzog, William Egglesto, Alex Soth, Todd Hido, Walker Evans (aunque este es más bien blanco y negro)… y a los cuadros de Edward Hopper. ¿Qué fotógrafo norteamericano no ha sido influido por Hopper? Afortunadamente. Aunque Montagard es francés… pero es otra historia.

¿Quién esEvgenia Arbugaeva? (instagram) Hace años que me interesa esta rusa siberiana de rostro profundamente asiático, que se ha interesado especialmente por las difíciles tierras y ciudades de su ártico natal. Siempre me fascinan sus imágenes. Documentales, bellas y misteriosas al mismo tiempo.

Si hace unos días decía que seguía todos los días las publicaciones de Booooooom, pero pocas veces las marcaba para el domingo siguiente, me voy a tener que desdecir. Por que hoy traigo, del lunes, las fotografías de Hart Lëshkina (instagram, fotografías más comerciales, menos personales), realizando en sus fotografías escenificadas, con jóvenes actores adolescentes, un estudio sobre las dinámicas de grupo en esas edades.

Y el miércoles, nos mostraba el trabajo del nortemericano establecido en Canadá Will Cox (instagram), que busca a través de sus bellos paisajes, realizar una crítica sobre las incongruencias del sector inmobiliario a lo largo de norteamerica en relación con la riqueza o pobreza de las comunidades.

Y como mañana es el día internacional de la mujer, os propongo para terminar un artículo de Casual Photophile que nos recomienda el trabajo de cinco mujeres fotógrafas. Con la peculiaridad de que todas ellas utilizan la película tradicional para su trabajo. Nos sugiere el trabajo de Courtney Cheatham (instagram), Brandy Barham (instagram), Jessica Barrera (instagram), Sierra Jackson (instagram) y Ariela Badenas (instagram). En mucho casos, son más entusiastas que fotógrafas con una carrera establecida y reconocida. Pero quizá ese sea el mérito para destacarlas en una conmemoración como esta. El entusiasmo y las ganas, más que el acomodo a un estatus ya conseguido.

[Libro] La llave – Junichiro Tanizaki

Literatura

Justo cuando entro a escribir esta entrada, me advierte el cuadro de mando de WordPress que la página más visitada últimamente en este Cuaderno de ruta es la dedicada a Las hermanas Makioka, probablemente la novela más emblemática de Junichiro Tanizaki, y una de las que más me ha gustado en los últimos… muchos años. Y me parece curioso que coincida en el momento en que acabo de terminar otra novela de este prestigioso escritor nipón, y que hoy era el día en que he decidido reseñarlo. Una novela en el que nos introduciremos en el erotismo… pero con mucho valor añadido, más allá de lo eroticofestivo.

Las calles de Higashiyama y Gion, en el Kioto más tradicional, serán el escenario parcial de una novela cuyos escenarios principales serán las alcobas y los futones de los protagonistas.

La novela comienza cuando Ikuko, uno mujer de unos 44 años, descubre una llave, deduciendo acertadamente que su marido, de unos 55 años, cuyo nombre desconocemos, mantiene un diario. Y que probablemente ha dejado la llave a la vista para provocar en ella la indiscreción de hojear el contenido del mismo. A partir de ahí, y durante unos meses, seguimos la peripecia del matrimonio, de su hija Toshiko, y de un amigo, Kimura, alternando las entradas en los diarios de Ikuko y su marido, centradas en la vida sexual del matrimonio.

Tanizaki no tiene especial compasión con los cuatro personajes de este peculiar drama familiar/pasional. Una mujer que todavía conserva su lozanía y su deseo sexual aun habiendo sido educada en los modos más tradicionales del Kioto más conservador. Un hombre que siente que ha entrado en decadencia, pero que se ve atraído por una esposa, con quien no ha podido todos los placeres que soñaba por su educación mojigata y conservadora. Y que al mismo tiempo la deja insatisfecha debido a su decadencia física. Una hija hipócrita, de 20 años, que no puede competir con su madre en atractivo físico, que fingiendo estar de parte de la una y en contra del otro, conspira por sus propios intereses, que nos son otros que Kimura… que por otra parte, entra para su ventaja en los juegos secreto de los anteriores, sabiendo que al final puede ser el que se lleve el premio… las dos mujeres.

Tanizaki nos divierte con los juegos de seducción y de lujuria de los dos protagonistas principales, siempre dentro del erotismo, nunca entrando en el terreno de la fotografía. Sus descripciones, más que describir, invitan a imaginar. Pero sin dejar de tener un contenido marcadamente erótico, no deja de estar aliñado por una ironía y un humor de la más fina especie, en la que da un varapalo descomunal a la hipocresía del género humano y a las convenciones que teóricamente rigen las más conservadoras y tradicionales instituciones sociales de la especie humana, la familia, el matrimonio, la paternidad/maternidad, la amistad.

Absolutamente recomendable, escrita con agilidad y precisión, sin ser la mejor novela del escritor, es una demostración palpable de su enorme habilidad como literato, que introduciéndonos en las esencias de su patria, al mismo tiempo se maneja como nadie en esa eterna contradicción del País del Sol Naciente, entre la tradición y la modernidad.

[Cultura] Vampiro soy… medio loco estoy…

Cultura

Tengo la sensación de que en un tiempo pasado ya había titulado una entrada de este Cuaderno de ruta de forma parecida. Viene de una cancioncilla más o menos popular entre críos y adolescentes en los años 60 y 70. Más bien 70, creo. El caso es que este lunes pasado, cuando salí de mi lugar de trabajo, decidí dar una vuelta. Está haciendo una semana horrible, gris, feísima, con un luz de un muermo aplastante, y con unas temperaturas que no saben ser ni frías ni templadas… pero que a mí me han dejado más bien frío, aunque a las cuatro de la tarde me sobre el chaquetón. El caso es que esta gris frialdad del día hizo que al pasar por Caixaforum Zaragoza, viendo que tenían una nueva exposición dedicada a los vampiros, entrase a cotillear antes de irme a casa.

Por supuesto, aunque el persona más conocido del mundo vampírico, el conde Drácula, sea una creación literaria de Bram Stoker, lo que tenemos clavado en nuestra imaginación y pensamiento es la iconografía sobre el personaje, tal cual o bajo su sorteador de derecho de autor, Nosferatu, que nos ha legado el cine. Y esta abundante inconografía ocupa un amplio espacio en diversas secciones de la exposición. Pero sinceramente… no soy yo un gran aficionado al conde transilvano. Ni al cine de terror gótico, o no gótico, en general. Creo que de sus representaciones en el cine, la que más me ha divertido siempre es aquella que debemos a Polanski. Parodia que pone de manifiesto los grandes defectos del conde; aristócrata, narcisista, machista… un fascista en líneas generales. Y los antagonistas del conde, tan británicos ellos de la época victoriana tardía… no me caen mucho mejor.

Pero hay una multitud de derivados en la cultura popular del mito vampírico-draculiano que si me divierten, me gustan, me atraen… me complacen de formas diversas.

Qué ideal esa portada de Harper’s Bazaar en plena guerra mundial, toda patriótica, promoviendo las donaciones de sangre para los heridos, en la que aparece una jovencísima, adolescente, Betty Persky, todavía no era Lauren Bacall, antes de ser descubierta por Howard Hawks y Humphrey Bogart para disfrute y admiración de todos los cinéfilos. Aprovecho esta referencia cultural, para lanzar un ataque en mi cruzada anti doblaje en el cine y en pro de las versiones originales. En Rear Window (La ventana indiscreta), la novia del fotógrafo lesionado, Grace Kelly, en su versión doblada, anuncia que viene de hacer, o va a hacer, un recado a los «almacenes Harper»… Hay que ver la versión original para percatarse que es una modelo profesional, similar a la Bacall, que va o viene a la revista Harper’s Bazaar a sus cosas. En fin… lo que nos hemos perdido por los «espléndido doblajes españoles, de los mejores del mundo».

Y que decir de la estupenda imagen de la no menos estupenda Maggie Cheung, embutida en látex, en su peculiar encarnación de Irma Vep en la película del mismo nombre de Oliver Assayas, que vi recientemente en Mubi, y que hace homenaje de la película Les vampires de Louis Feuillade, donde aparece por primera vez el personaje de Irma interpretado por Musidora. Percatémonos que «Irma Vep» es un anagrama de «VampIre»…

Por otro lado, la temática vampírica ha influido en muchos otros ámbitos de la cultura y el arte, tanto en el plano popular como en el más culto. Nunca he sido fan de la afamada película que Coppola hizo en los años 90 sobre el famoso conde; a quién se le ocurre pensar que Winona Ryder tiene madera de Nina Murray… Pero sin duda, el diseño de producción y otros gremios artísticos de la película son de altísimo nivel y una referencia. Como pueden ser los diseños de vestuario de la japonesa Eiko Ishioka para la película.

Y ese autorretrato vampírico de la pintora Claire Tabouret, entre la inocencia, el desvalimiento y el terror hemófago, que por algún motivo llevó mi pensamiento a una de las películas sobre vampiros que sí me gustó, y que nos llegó desde las frialdades nórdicas suecas. La versión que a continuación hicieron los USamericanos, no… esa no me gustó. Curiosamente, no encontré en la exposición ninguna referencia a esa variante del fenómeno vampírico. Mucho más interesante desde muchos puntos de vista que las dedicadas al conde dichoso.

Son muchas más las referencia en la cultura popular que se pueden encontrar al mito vampírico. Algunas de los más divertidas las encontramos en la prensa, especialmente en la prensa satírica, aunque no solamente, generalmente asociando el concepto de actitud vampírica a los poderes económicos y los poderes fácticos. También son características la multitud de adaptaciones a la historieta, cómic o novela gráfica o como lo queráis llamar. Medio en el que además se ha visto sometido a menos tensiones censoras, y ha dado rienda suelta a las connotaciones sexuales de la agresión del vampiro, como nuevo lobo féroz para las caperucitas modernas. Aunque también ha dado lugar al nacimiento de numerosas vampiras. Literatura, televisión… en las últimas décadas no han faltado adaptaciones del mito vampírico y muchas de ellas son mencionadas en la exposición. Quizá demasiado escueta para todos los frentes que puede abarcar el tema.

Entretenida, sin duda. ¿Recomendable? Depende de lo que te interese el tema.

[Cine] 14 jours, 12 nuits (2019)

Cine

14 jours, 12 nuits (2019; 16/20210223)

La semana pasada, nuestra actividad pareció normal. Dejamos de lado por una semana las propuestas de las plataformas de cine bajo demanda en internet. No acudimos a ningún «evento» cinematográfico. Y optamos por una película que optaba, ya no, no ha pasado los cortes, al Oscar a la mejor película de habla extranjera (siendo lo «no extranjero» el inglés). Algo que podía haber sucedido cualquier año, con pandemia o sin pandemia. La película viene de Canadá, tiene como director a Jean-Philippe Duval, un realizador que se ha hecho más nombre en la televisión que en el cine. Y venía con críticas un tanto contradictorias… pero nos prometía viajar a bellos paisajes del sudeste asiático.

He dudado sobre ilustrar esta entrada con fotos de Canadá, del estuario del San Lorenzo, o buscar algún paisaje asiático. No tengo fotos de Vietnam. Todavía. Y no sé cuando podrá ser. Al final he optado por ir a Asia, a las montañas de Huangshan. No es lo más cercano a Vietnam que he estado, ese honor correspondería a Hong Kong/Macao,… pero me parece más apropiado por el tipo de paisaje.

Isabelle (Anne Dorval) es una mujer de mediana edad, oceanógrafa, canadiense, cuya hija adolescente, Clara (Laurence Barrette), adoptada, de origen vietnamita, ha fallecido en un accidente de circulación y está en pleno duelo. Por ello, decide realizar un viaje a Vietnam para reencontrarse con la cultura original de su hija. En el orfanato donde la cuidaron donde unos meses, le dan una indicación que le puede poner en contacto con la madre biológica de la niña, Thuy (Leanna Chea), que no la abandonó, que fue forzada por su familia a entregarla. Ahora es una artista, una pintora, que dedica parte del año a trabajar como guía en una agencia de turismo. Isabelle, sin hablar de sus motivos, contrata un viaje con ella por Vietnam, donde ambas conectarán.

La propuesta inicial de la película es bastante interesante. Qué se pueden contar, de qué pueden hablar dos mujeres que han perdido a una hija común, cada una con una perspectiva sobre esa maternidad totalmente distinta. Una procedente del mundo rico, del norte privilegiado. La otra, fruto de una nación que durante años fue devastada por la guerra y la violencia contra ese mundo, pero también de unas tradiciones y condicionamientos que le obligaron a perder a su hija. El problema es que la película, muy correctamente realizada desde un punto de vista académico, se recrea en exceso, hasta perderse en ocasiones, en ese viaje que parece promocionado por la oficina nacional de turismo de Vietnam, de maravillosos paisajes y simpáticas gentes. Al mismo tiempo que el ritmo de la película, su banda sonora y el ambiente general la dotan de una gravedad que resulta excesivamente pesada y morosa.

Lo bueno es la interacción de ambas actrices protagonistas, que establecen un duelo cara a cara de muy alto nivel, que va evolucionando durante la película, en el que siempre pesa la falta de sinceridad inicial de la canadiense. Aunque lastrado por ese ritmo pesado que mencionaba, son estos diálogos, los gestos de ambas, las miradas, las que hacen que la película merezca la consideración del aficionado al séptimo arte. Podría ser mejor, pero vale la pena acercarse a esta propuesta canadiense que nos propone una interesante reflexión sobre dos mundos distintos, a través de dos mujeres muy diferentes, pero con un mismo sufrimiento. La pérdida de la hija. Y lo mejor, resuenan sus palabras y sentimientos como mujeres auténticas, y no como productos de ficción. No hace mucho pudimos ver una película sobre el duelo por la pérdida de una hija, en la que no se reunían todos estos componentes, a pesar del excelente trabajo actoral. Curiosamente, también una película canadiense.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***