[Fotografía/exposiciones] PhotoEspaña 2022 en Zaragoza y algo más

Fotografía

Desde hace ya varias semanas, comenzó a principios de junio, se viene celebrando el festival de fotografía anual PhotoEspaña en su edición correspondiente al año 2022. Creo que celebran ya 25 años desde la primera,… ¿siendo esta la edición 25? Alguien no sabe contar, porque si la primera edición es la de 1998, y es la 25ª edición, han pasado 24 años desde la primera. A lo mejor cuentan desde que empezaron a preparar la primera edición… claro. No sé. Siempre me lían con esto de los aniversarios. Como de costumbre, la mayor parte de las sedes, principales y secundarias, de las actividades del festival están en Madrid. Pero hay sedes oficiales en otras ciudades. Incluida Zaragoza. En la que hay disponibles tres exposiciones desde finales de junio. Este año no hay ninguna en la Lonja.

He acudido a Madrid a ver exposiciones en muchas ocasiones. Pero este año no va a ser así. El hecho de que sea en verano, con el calor que suele hacer… y más si te pilla una ola de calor como la de estos días… desmotiva a cualquiera. Y además, si quieres que te cunda tienes que tirar de AVE, para perder el menor tiempo posible en el desplazamiento si vas en el día. Y sale caro. Cada vez más. Y últimamente priorizo el gasto en otras cosas con más impacto personal. Con una Renfe más razonable y con un festival en primavera u otoño, seguro que me animaba.

Como he dicho tres exposiciones en Zaragoza. Una no la he podido ver. Está en la sede de una compañía de seguros en el Actur, que pilla ha desmano de mi casa y del centro. Aun así, me acerqué un sábado por la mañana, aprovechando mis caminatas de hacer kilómetros de esos días de la semana, en un horario en el que según la programación oficial la exposición estaría abierta… pero el edificio estaba cerrado. Y el vigilante del lugar al que le hice unas señas para preguntarle me ignoró supinamente. Pero sí que tengo cerca de casa, en la sala de exposiciones que ha abierto el Ayuntamiento de Zaragoza en los Antiguos depósito de agua del Parque Pignatelli, un interesante exposición de fotografía subacuática de Isabel Muñoz, veterana fotógrafa, que siempre me ha gustado mucho. Las plásticas fotografías y vídeos de la fotógrafa realizadas en el Oceanográfico de Valencia con unos apneistas japoneses, representan nuestra relación con el agua, pero los velos que los envuelven también nos hablan del maltrato a esas aguas oceánicas con la abundancia de plásticos nocivos en las mismas. Me ha gustado. Incluye obras de dos series, Agua (2017) y Somos agua (2021).

También me gustó bastante, y más cuanto más la pienso y repaso, la exposición de Marta Soul en el Centro de Historias de Zaragoza, un centro cultural muy vinculado desde hace años a PhotoEspaña. Con el título Tras las huellas de Corín, recupera y reinterpreta fotografías, viñetas, de las fotonovelas con textos de la escritora Corín Tellado. Un género que parece desaparecido, pero que en mi infancia y adolescencia pululaba entre las manos de las jóvenes, y menos jóvenes, con historias románticas tremendamente melodramáticas. También hay obra de fotografía escenificada en la que la autora reflexiona sobre los roles que marcaban a las mujeres aquellas obras, que vistas hoy en día, y probablemente en aquel entonces también, tengo la sensación de que nos parecerían retrógradas y patriarcales. No sé. Como curiosidad… Corín Tellado es la escritora en lengua española más leída en la historia después de Cervantes. Por lo menos en 1962. Vete tú a saber, igual con el tiempo superó al manco de Lepanto. Y así va la cultura de los españoles…

Finalmente, fuera de la programación de PhotoEspaña, desde hace unos días podemos visitar en el IAACC Pablo Serrano la exposición Terrenos baldío – comunicado urgente contra el despilfarro de Almalé y Bondía. Si Isabel Muñoz nos hablaba en su exposición de las agresiones al medio acuático por parte del ser humano, este dúo de fotógrafos nacidos en Zaragoza nos hablan de las agresiones al paisaje terrestre. Quien haya leído con cierta frecuencia mis recomendaciones fotográficas, habrá podido comprobar que hay un tema frecuente, el de los fotógrafos de la New Topographics, el paisaje alterado por el ser humano. Y de hecho, muchas de mis fotografías tienen que ver con el paisaje urbano, suburbano, y especialmente de esa zona periférica de las ciudades donde las estas dejan de ser una zona urbana para pasar a ser eso que llamamos el campo. Y que siempre está tremendamente alterado, y en constante transformación, por la acción antrópica. En este sentido, la pareja de fotógrafos miran a las cicatrices en el paisaje, mal gestionado y despreciado, y a los residuos, basura, que se acumula en los paisajes pretendidamente naturales. Creo que viene bien visitarla. Por muchos motivos. La exposición contiene elementos de diversos proyectos del dúo.

[TV] Cosas de series; con más oferta de la que creíamos y la insoportable levedad de la crítica televisiva

Televisión

Algunos me han preguntado cómo he visto algunas series coreanas que no aparecen en la oferta de Netflix España. Si las he pirateado, si he utilizado VPN… u otros métodos… bueno, hay diversos métodos de acceder a series sin romper con la legalidad o usando las zonas grises. Pero hoy comentaré una forma muy sencilla, perfectamente legal, que al menos vale para Netflix. Si vais a vuestras preferencias y en las de vuestro perfil seleccionáis como lenguaje el inglés, de repente veréis una oferta mucho mayor de series y películas. Eso sí, en su mayoría, de países asiáticos y poco habituales. ¿Por qué no aparecían antes? Pues parece ser que si seleccionáis el idioma español, desaparecen de la oferta todas aquellas series no dobladas al castellano o que no disponen de subtítulos en castellano. Obviamente, si este tonto detalle os da igual, os ponéis como idioma principal el inglés… y siendo una plataforma americana cómo no va a estar subtitulada al menos en inglés. Ya está. Eso sí, los títulos de películas y series serán distintos en no pocas ocasiones a los que aparecen en la versión española. Quedáis avisados.

Para ilustrar la entrada de hoy, un viaje a Busán, al templo Beomeosa [범어사], de Beom [梵], eo [魚] y sa [寺], el «templo del pez nirvana», sea lo que sea lo que signifique tal cosa, muy budista, claro.

Y de repente, a finales de junio, llegó a Netflix Jongi-ui jip: Gongdonggyeongjeguyeok [종이의 집: 공동경제구역], en inglés Money Heist: Korea: Joint Economic Area, que no es otra cosa que la versión surcoreana de la serie española La casa de papel. Serie que no terminé de ver, porque me cabreó en varios aspectos, principalmente por su populismo barato, digno más de los argumentos neofascistas que de otros antisistemas más solidarios, aunque puedan andar también despistados. No olvidemos que al final del primer gran arco argumental, el asalto a la Casa de la Moneda, glorificaba la figura de uno de los asaltantes, que hasta ese momento se había comportado como un asesino y violador bastante asqueroso. No contentos con eso, se habla de dedicarle una serie al personaje. El caso es que abandoné la serie al comienzo del segundo arco argumental, el asalto al Banco de España. Me asqueaba un poquito. Lo cual no quita que no tuviera curiosidad para ver cómo afrontaban la tarea los surcoreanos, capaces de lo mejor y de lo peor.

Lo que hemos podido ver es una primera temporada de sólo seis episodios de una hora de duración. Así que cayó en un fin de semana. Y tras verlo tuve la curiosidad de leer críticas diversas a esta primera tanda. Con una curiosa tendencia. La mayor parte de los medios españoles la trataban más bien mal, mientras que la mayor parte de los medios no españoles, especialmente americanos e ingleses, la trataban bastante bien. Volviendo a lo del párrafo anterior, apreciaban que no cayesen en la tentación de esa contradicción de presentar a los asaltantes como robinhoods, cuando todos tenían pasados y presentes bastante discutibles como criinales. Los personajes de la versión coreana son muy similares, pero tienen un pasado complejo, violento en muchas ocasiones, pero desde el punto de vista moral, más adecuado a su perfil de robinhoods. La serie está enmarcada en una ucronía alternativa en la que se está avanzando hacia la reunificación de Corea, con una zona económica conjunta, una cierta libertad de circulación de los ciudadanos y una ceca en esa zona conjunta, que es lo que es asaltado por los criminales de rojo, que en esta ocasión no llevan la máscara de Dalí, sino una hahoetal [하회탈, máscara hahoe], procedente del folclore coreano. Creo que la serie es entretenida y está bien hecha. A la par que la española. Pero evita algunos de los temas que generaron mi rechazo en la española, y además algunos de los personajes, especialmente Tokio y la que será Estocolmo me parecen más interesantes que en la española. No me importará seguir viendo su evolución… aunque en general… probablemente sea una serie prescindible. De todos modos no ha tenido una excesiva buena acogida entre el público. Probablemente cerrarán la peripecia actual, pero no creo que tenga más arcos argumentales.

Ya que estamos en Corea del Sur, Urideurui Beulluseu [우리들의 블루스], literalmente Our Blues, Nuestro horizonte azul en España, es una historia de vidas cruzadas en el entorno de una pequeña ciudad pesquera en la isla de Jeju. Drama costumbrista en la que los protagonistas de unos episodios son los secundarios de otros, y que trata temas de interés social como el embarazo adolescente, la negativa visión de la discapacidad cognitiva, las diferencias sociales, las sufridas vidas de mujeres que tienen que trabajar sumergidas en el mar hasta edades avanzadas, la maternidad y la enfermedad mental (depresión)… y otras. Con abundantes dosis de buenismo, en ocasiones abusa de situaciones excesivamente melodramáticas, lo cual desmerece una serie larga, 20 episodios de más de una hora de duración, que sin embargo tiene un buen reparto, con caras que serán familiares entre los aficionados a las series del país asiático. No me atrevo a recomendarla, pero si alguien le entra curiosidad, tampoco es una pérdida de tiempo. Está muy bien valorada en IMDb.

Y la que me ha resultado decepcionante, porque empieza bastante bien pero un un momento dado se pierde en un drama excesivo que no es acorde al planteamiento inicial, es Gyeolhonbaekseo [결혼백서, el libro blanco del matrimonio], en inglés Welcome to the wedding hell, No hay boda sin caos en España. Se ve también en un fin de semana, porque son 12 episodios de solo media hora. Y es muy previsible. Una pareja de 36 años él, 32 años ella, ya suficientemente adultos, deciden casarse, muy enamorados y convencidos, pero se introducen en un caos de elecciones y malentendidos, especialmente con las madres de ambos novios, que ponen en riesgo la relación. Como digo… extraordinariamente previsible, pero que funciona muy bien mientras la mantienen en el terreno de la comedia romántica. Pero que flojea mucho, incluidas las interpretaciones, en el tramo de la serie en el que se ponen más serios y dramáticos. Las dos «suegras» están muy desaprovechadas, especialmente como contrapuntos cómicos. Al igual que las compañera de trabajo de ella. Me cuesta recomendarla, no obstante. Y ha recibido mucho palos, con cierta lógica, entre la opinión de la crítica y el público.

En los primeros meses del año llegaron series muy interesantes, divertidas y bien hechas a Netflix, pero en estos momentos han flojeado. Parece que llegan algunas nuevas… ya veremos que tal.

[Fotocomentario] Gasolineras y postmodernidad

Fotografía

Sinceramente, espero que, con la mayor velocidad que sea posible, dentro de unos años las áreas de servicio basadas en el repostaje de gasolina y otros combustibles fósiles derivados del petróleo sean historia. Quizá sustituidas por otro tipo de instalaciones. Pero nunca más gasolineras. El daño que hace la quema de combustibles fósiles al medio ambiente es enorme. Y sin embargo, los intereses económicos en juego han bloqueado durante décadas la investigación y el desarrollo de alternativas, que ahora se ven como urgentes por la crisis climática en la que nos vemos inmersos.

Y sin embargo, en el arte fotográfico, podríamos considerar las estaciones de servicio como un símbolo y pistoletazo de salida de la postmodernidad. «Hay que fotografiar gasolineras», afirma quien esto escribe con un punto de ironía y retranca.

Una de las tendencias que más me han gustado en fotografía desde hace un tiempo es la derivada de una exposición colectiva muy influyente, New Topographics, en la que los autores se centraban en el concepto de paisaje alterado por el hombre. Hoy, menos patriarcales, hablaríamos de alterado por el ser humano en general. Y entre ellos, Stephen Shore, práctico y teórico de la fotografía, que impulsó la fotografía de las escenas y objetos aparentemente banales, así como el uso del color en la fotografía artística. Una de sus fotografías más conocidas y reconocidas es la de una estación de servicio Chevron en el cruce entre Beverly Boulevar y La Brea Avenue en Los Ángeles, California. Y tan influyente es… que en estos momentos es difícil encontrar a jóvenes fotógrafos entusiastas de la fotografía con película fotográfica tradicional que no se dediquen a fotografiar gasolineras de vez en cuando… o con frecuencia. El tema es tan así que da lugar a todo tipo de chistes e ironías. Y yo, de vez en cuando, fotografío también alguna gasolinera. Incluso tengo algunas cerca de casa que tengo fichadas como especialmente fotogénicas.

El mismo día que esta gasolinera realicé otras fotografías en el mismo o parecidos entornos, entornos suburbanos, paisajes alterados por el ser humano. Los detalles técnicos en Colores más fieles no es igual a colores más adecuados – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kodak Portra 400. Algunas fotos más de ese rollo.

[Ciencia] Yo quiero una cámara de fotos como la de la NASA/ESA/CSA

Ciencia

Antes de ayer, en un acto más político que otra cosa, un capitoste de la NASA acompañad por el presidente y la vicepresidenta de los Estados Unidos presentaba la primera fotografía/imagen realizada por el telescopio espacial James Webb. Recordemos para empezar que el esfuerzo de poner a disposición de la comunidad científica mundial un conjunto de instrumentos de la envergadura de los que alberga el James Web, es un esfuerzo conjunto de NASA, ESA y ASC-CSA, es decir, las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Canadá. Y ya indico que, todas las imágenes procedentes del James Webb que voy a presentar aquí pertenecen a estas agencias, aunque son de libre uso para fines educativos, científicos y divulgativos.

Las imágenes proceden de la página ESA – Science & Exploration, de donde pueden descargarse en formato TIF o PNG de alta resolución, a partir de los cuales he generado unos modestos JPEG que no les hacen justicia, pero que hacen manejable la carga de esta página. Y la primera imagen mostrada fue…

Esta es una fotografía del espacio profundo en la que, ignorando las estrellas de nuestra propia galaxia que tienen los característicos picos de difracción (seis principales y otros más pequeños), en «primer plano» se ve un cúmulo de galaxias situado a una distancia de 4,6 miles de millones de años luz. Es decir, esa luz comenzó su viaje hacia nosotros cuando el Sol y la Tierra estaban naciendo o eran recién nacidos. Aproximadamente. Tienen tonos blancos o amarillentos. Y luego hay otras anaranjadas o rojizas, muchas de ellas distorsionadas con forma de arco, alrededor del cúmulo de galaxias mencionado, que hace un efecto de lente gravitacional, y que están más lejos. O deberíamos decir que son mucho más antiguas. Se habla de hace 13 miles de millones de años, cuando el universo era un «recién nacido» de «sólo» unos cientos millones de años. Se ha publicado también esta imagen comparándola con una similar de telescopio espacial Hubble. Atención… cuando en un texto en inglés hablan de «billions of years», la traducción correcta es «miles de millones de años». En español, y en la mayor parte de Europa, un billón de años son un millón de millones de años.

A la izquierda la imagen del Hubble, a la derecha la imagen del James Webb, podemos apreciar dos cosas. La cantidad de información del James Web es mucho mayor, se ven muchos más objetos. La calidad de información del James Web es mucho mayor. La resolución de la imagen es mucho mayor, con mucho más detalle fino. La imagen del Hubble precisó semanas de exposición y luz acumulada, la del James Webb, doce horas y media.

Pero ya se han ofrecido otras fotografías de objetos más vistosos, más espectaculares visualmente, aunque quizá no tan trascendentes como la anterior. Como esta bonita nebulosa planetaria, registrándola con distintas longitudes de onda dentro del espectro del infrarrojo.

Ya habíamos visto previamente fotografías tomadas por el James Webb, todas con tonos rojizos. Pero estas son las primeras que se anuncias «a todo color». Bien. Pero… ¿porque en las dos fotografías de la nebulosa planetaria los colores son distintos? Salvo por el fondo negro… da la impresión de que una es el negativo/positivo de la otra, con los colores invertidos. Y lo cierto es que los instrumentos del Hubble trabajan en el espectro del infrarrojo, como creo que ya he mencionado en alguna ocasión antes. Pero nuestros ojos no tienen sensores para las longitudes de onda del espectro, más largas que el rojo profundo que es nuestro límite por ese lado del espectro. Por lo tanto, para presentar imágenes visibles, lo que hacen estos instrumentos y el software asociado es asignar las distintas bandas de longitud de onda del infrarrojo a distintos colores visibles. Y así obtenemos una imagen visible «a todo color».

Veamos otro ejemplo, con una vistosa y bien conocida nebulosa de emisión.

Pero esta nebulosa de emisión está aquí al lado. En el vecindario inmediato de nuestro sol, a una distancia estimada de entre 6500 y 10000 años luz, un lugar donde abundan estrellas jóvenes que irradian rabiosamente gran cantidad de radiación ultravioleta que ilumina todo ese polvo interestelar que es a materia prima de la que se forman las nuevas estrellas, y que al mismo tiempo procede de otras que murieron.

El interés de que el James Webb mira al infrarrojo en lugar de al espectro visible u otras regiones del espectro de radiación electromagnética es diverso. Por ejemplo, para poder «ver a través» de esas nubes de polvo que bloquean la luz visible pero dejan pasar la radiación infrarroja. O las lejanísimas galaxias que hemos comentado antes. Su luz ha viajado durante tanto tiempo, y a través de un espacio en expansión, que la longitud de onda inicial se ha ido desplazando hacia el rojo, y en la actualidad nos llega como radiación infrarroja, por lo que apenas las podíamos haber visto hasta ahora.

Pero no el James Webb no sólo lleva instrumentos para «ver» el universo. También lleva instrumentos para analizar de qué esta hecho. Como los espectroscopios que nos desentrañan la composición de las atmósferas de los exoplanetas, que en abundancia hemos ido descubriendo en estas últimas décadas.

Analizando la descomposición de la luz que atraviesa la atmósfera de un lejano planeta gigante, situado a 1150 años-luz de la Tierra, y que por lo que nos cuenta la espectroscopia del James Web, tiene agua en abundancia como para que haya nubes y brumas en la atmósfera de este planeta. Pensemos por un momento que Júpiter, que está a menos de una hora luz de distancia de la Tierra, se ve en el cielo como un punto brillante. Ahora… calculad el tamaño relativo de algo situado 10 000 000 de veces más lejos… y que tiene la mitad de su masa.

Finalmente, también nos han mostrado una imagen del enorme cataclismo cósmico que se está produciendo en un vistoso cúmulo galáctico.

Este vistoso quinteto de galaxias solo lo es aparentemente. Una de las galaxias, la situada en el centro más a la izquierda, esta mucho más cerca de nosotros, unos 39 millones de años-luz, que las otras cuatro situadas a una distancia entre 210 y 340 millones de años luz. Si alguien sólo ve cuatro mazacotes de luz, que piense que el mazacote central tiene dos núcleos luminosos próximos, son dos galaxias que han colisionado recientemente. Y así, tenemos las cinco galaxias del quinteto. En el cuadro se ven muchas mas, de tamaños aparentes mucho más reducidos, mucho más lejanas. No relacionadas ni visual ni gravitatoriamente. El James Webb nos permite, con su visión infrarroja apreciar las consecuencias de esa colisión, que modifica su forma y genera una explosión de neoformación estelar.

En fin… como podéis ver… nos esperan maravillas de este instrumento. Que no obstante tendrá mucho detractores por el gran coste que ha supuesto ponerlo en marcha y se argumentará que con las necesidades que hay en el mundo, es un gasto excesivo. Argumento típico de ignorantes. Lamentablemente, muchos de ellos, políticos ignorantes, demagogos y populistas. Lo que hace el James Webb es investigación básica para el conocimiento del universo y la realidad. Sin investigación básica, no puede llegar la investigación aplicada, mejor comprendida por la gente y más fácil de justificar. Imposible. Niente. Pese a todo, cada vez que llega una crisis, muchos gobiernos, especialmente en España, hacen lo contrario de lo que deberían hacer. Recortan gastos en investigación. Cuando lo que habría que hacer es aumentarlo para que en el futuro las crisis, que siempre habrá, nos pillen más preparados. Pero donde la incultura prevalece… poco hay que hacer.

[Cine] Bergman Island (2021)

Cine

Bergman Island (2021; 36/20220707)

Vimos esta película de la francesa Mia Hansen-Løve el pasado jueves y, aunque ya habíamos leído buenas críticas de ella, lo cierto es que fue una sorpresa más agradable de lo que esperábamos. Coproducción internacional con intérpretes luxemburgeses, británicos, americanos, suecos… con múltiples idiomas aunque el principal sea el inglés, que gira alrededor del particular homenaje de la directora a Ingmar Bergman, aunque manteniendo un estilo propio y una visión propia de los temas que abordó el prestigioso director sueco a lo largo de su carrera.

No he tenido la ocasión de visitar la isla de Fårö. Quizá algún día. Pero de momento podemos ilustrar sus playas en el Báltico con las similares en las costas del sur de Suecia, en la pequeña península de Falsterbo, cerca de Malmo.

La isla de Bergman de la que habla el título es la isla de Fårö (pronúnciese como algo parecido a /foré/ más que /faro/). En esta isla, Bergman se recluía para escribir los guiones de sus películas, al mismo tiempo que rodó seis de ellas. También una de sus actrices preferidas, y directora a su vez, Liv Ullman, rodó alguna de sus películas aquí. Es una isla pequeña, con una superficie equivalente a la de un cuadrado de 10,5 kilómetros de lado (la quinta parte del tamaño de Ibiza aproximadamente), al norte de la más grande y populosa isla de Gotland. Y allí se encaminan un matrimonio de cineastas, ella, Chris (Vicky Krieps), apreciablemente más joven e inexperta que él, Tony (Tim Roth), más consolidado y prestigioso, y admirador del director sueco, que ha sido invitado a participar como conferenciante en la semana dedicada anualmente a Bergman. Aprovecharán para retirarse a una granja en la isla donde avanzarán en la escritura de sus propios proyectos. Pero las dudas y la mezcla entre su vida real y su historia de ficción, lo que afectará a su definición del personaje protagonista de su proyecto, Amy, encarnado por Mia Wasikowska.

La película es un ejercicio metarreferencial en el que además de las constantes alusiones al estilo, al hacer y a la vida de Ingmar Bergman, vemos una película, la protagonizada por Amy (Wasikowska), dentro de la película principal, la protagonizada por Chris (Krieps), y en la que en un momento se difumina hasta que punto son dos personas/personajes distintos, o dos narraciones sobre la misma persona/perosnaje. Pero todo ello está contado y desarrollado con mucha naturalidad, con transiciones entre los distintos niveles de realidad o de ficción muy suaves, pero que no desorientan al espectador. Al contrario, apetece entrar en el juego metarreferencial, que intriga y da frescura al conjunto. Todo ello sin caer en el sobredramatismo al que a veces invitan los conflictos internos de los personajes de Bergman, el director homenajeado, sino con la ligereza de la vida cotidiana en la que tenemos que lidiar al mismos tiempos con los profundo de nuestros sentimientos y con los problemas de convivencia de la vida diaria, que a veces incluso se pueden tratar con algo de humor.

Buen trabajo interpretativo, buena puesta en escena, un ritmo adecuado, una duración correcta, algunas ideas ingeniosas para contar la historia, todo contribuye a una buena experiencia, todavía mejor para el cinéfilo de corazón. Eso sí… si lo tuyo son los superhéroes vestidos de coloricos con abundante pirotecnia y destrucción del mundo,… pues igual no.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Fotocomentario] Esas absurdas obras públicas – estación de cercanías de Miraflores

Fotografía, Política y sociedad

Con la vuelta de vacaciones a principios del mes de junio, y con la llegada de los primeros calores cuando todavía no había terminado la primavera astronómica, me sucedió un cierto fenómeno que todavía perdura. No es ni bueno ni malo. Simplemente es. Y lo que me pasa es que en cuanto pasan las nueve y media de la noche, en una época del año en la que todavía hay luz en el exterior, estoy que me caigo de sueño. Y si me acuesto, por pronto que sea, desde luego muy pronto para los estándares hispanos, caigo redondo. Como contrapartida, me despierto muy pronto también por la mañana. Perfectamente descansado, puesto que he podido dormir mis ocho horas. Pero realmente puede ser en algún momento entre las seis y las seis y media, cuando tan apenas ha dado tiempo a que salga el sol. Entre semana me viene bien, porque es la hora de prepararme para salir a trabajar. Pero en el fin de semana… Bueno. Una opción es aprovechar las buenas temperaturas de esas horas, la buena luz del amanecer, coger una cámara de fotos y salir a caminar a fotografiar. Y en una de esas caminatas, que en sábado puede ser de entre 12 y 18 kilómetros, me volví a fijar una vez más en esto.

La poco práctica posición de la puerta principal de entrada a la estación ferroviaria de Miraflores, en la red de cercanías de Zaragoza.

Es la estación de la red de cercanías ferroviarias de Zaragoza, que sustituyó al antiguo apeadero que conocí toda mi vida, desde que de niño, con cinco años, fui a vivir al barrio de San José. Es el principio/final de línea de la línea 1 (y única) de Zaragoza, que va desde Miraflores a Casetas. Y también sirve de final/principio de línea y estación con parada para trenes regionales a Valencia/Cartagena, Arcos de Jalón/Madrid, Castejón/Logroño/Miranda de Ebro, Binéfar/Lérida, Huesca/Canfranc y Caspe/Barcelona. O media distancia, como llaman ahora a los trenes regionales. El caso es que la entrada a la estación es eso que podéis ver colgada, en el edificio, a unos siete metros de altura sobre el ras de la «calzada». Como obviamente, por ahí no se puede entrar, hay una puerta mucho más modesta habilitada para entrar a lo que sería los «sótanos» de la estación, al mismo nivel que las vías y los andenes de la estación.

Al otro lado del camino asfaltado que lleva hasta la estación, los campos de deporte del Centro Deportivo Municipal de La Granja. En el mismo plano está el Pabellón Príncipe Felipe… por lo que seguimos sin entender porqué situaron esa entrada ahí arriba.

Desconozco a qué planificación urbanística respondería un edificio de esta naturaleza. Porqué no se realizó, probablemente por falta de dinero o disputas políticas, y si alguna vez se retomará. Recientemente, en el lado opuesto a la inútil entrada, se abrió al tráfico la prolongación de la avenida Tenor Fleta. Y algunos pensaron que tal vez habría «otra puerta» por ahí. Una para acceder desde una vía pública urbana con su acera, y nos por un camino medio asfaltado, medio campestre. Pero aunque el estado en que ha quedado ese entorno también invita a preguntarse qué demonios querrán hacer a continuación y sí lo harán… no, no han abierto acceso alguno a la estación que haga innecesario atravesar zonas medio asilvestradas y poco transitadas para las personas que necesitan usar la estación cuando es de noche y da sensación de inseguridad.

Otras fotografías realizadas esa mañana y cuyo comentario técnico podéis encontrar en Amaneceres de verano en color – Olympus Trip 35 con Adox Color Mission 200, a continuación.

[Recomendaciones semanales] Entre pausados retratos e inmediateces informativas

Fotografía

Hoy en día se hacen fotos. Muchas fotos. La mayor parte se perderán en el marasmo de las redes sociales. Quedarán olvidadas incluso para aquellos a quienes les evocó cosas en su momento. Pero hoy en día la foto tiene más la misión de contar a los demás lo que está pasando que transmitir un mensaje duradero, o un recuerdo importante, o generar belleza. Claro… a veces, la inmediatez actual es interesante. Muy pocas horas pasaron desde que se anunció la agresión con disparos al antiguo primer ministro japones Shinzo Abe [安倍 晋三 Abe Shinzō, en japonés], hasta que aparecieron amplios reportajes fotográficos en los medios. Véase por ejemplo esta recopilación de fotografías en NPR (National Public Radio), procedentes de distintos medios y agencias, de distintos fotógrafos, pero que en su conjunto cuentan adecuadamente la historia. Eso sí… hoy no me da para comentar al personaje, que no me es muy simpático, ultranacionalista y revisionista de la triste historia de su país en la primera mitad del siglo XX… pero menos los que en las redes se alegraron de su muerte violenta… No es eso. De verdad. No es eso.

La bella ciudad de Nara se ha hecho tristemente famosa estos días por ser el escenario del asesinato de Shinzo Abe. Sin embargo, mis recuerdos de aquel lugar son de paz, de armonía, de felicidad. Qué pena,… lo de la violencia en el mundo.

Vayamos a otras cosas. Vayamos a Bernard Plossu, que para eso es uno de mis fotógrafos favoritos. Especialmente, porque tiene la capacidad de recordarme que para obtener buenas fotografías, merece la pena simplificar el proceso y no complicarlo. En Blind Magazine, nos muestran las fotografías de sus viajes en Italia, comparándolas en muchas ocasiones con grabados y pinturas de artistas del pasado En concreto de François-Marius Granet. Un ejercicio curioso. Fotografías en blanco y negro y en color. Recordemos, hablando de simplicidad, que Plossu suele fotografiar con cámaras Nikkormat (o Nikomat en Japón, su lugar de fabricación), la serie de réflex para aficionados de Nikon a finales de los años 60 y la primera mitad de los años 70 del siglo XX. Y que prácticamente sólo usa una focal, el estándar 50 mm. Y con eso basta. Simplicidad técnica y poner el énfasis en el mensaje.

Joel Meyerowitz lo hace un poco más complejo. Porque para muchas de sus series usa gran formato, con negativos de 8 x 10 pulgadas (aproximadamente 20 x 25 cm). Como por ejemplo para su serie dedicada a las personas pelirrojas. Serie de retratos absolutamente fascinante. Como recientemente se ha editado un libro con ellos, aunque tienen ya unas décadas, son muchos los medios que se hacen eco de este trabajo. Yo tomo la recomendación de PhotoBook Journal. Desde que pude visitar una amplia exposición retrospectiva de su obra en Viena en 2015, se ha convertido en uno de mis fotógrafos favoritos. Y le sigo incluso en redes sociales. También es muy inspirador en sus composiciones y en su gestión de la luz.

Ya lo he comentado en otras ocasiones. Los autorretratos, la mayor parte de las veces como selfis realizados con el teléfono móvil, están de moda. Pero son algo de toda la vida. Hoy mismo me he hecho yo uno con la Fujifilm Instax SQ6 sobre película instantánea. Ya os lo enseñaré un día de estos. Pero claro… ya es más raro que realmente llamen la atención o compongan un cuerpo de obra interesante. A mí me han parecido interesante los de la fotógrafa Anna Grevenitis (instagram), en los que se muestra ante la cámara en fotografías en blanco y negro realizando actividades cotidianas, de apariencia banal, en compañía de su hija, una simpática niña/adolescente con trisomía de 21. La serie abarca bastantes años. Y en todas las fotografías, la fotógrafa mira directamente a la cámara… es decir, al espectador. Como devolviendo todas esas miradas invasivas que siente cotidianamente, en sus actividades diarias con su hija, de la gente curiosa… que mira,… que quizá no puede evitar mirar. Aunque no las siente hostiles ni irrespetuosas… sí que invaden su intimidad. Tomemos nota. Lo hemos visto en LensCulture.

Finalmente, bonitos paisajes los que nos han mostrado en Oldskull, realizados por Vadim Sherbakov, viajando por todo el mundo. Tomadas a primera hora de la mañana o al atardecer, las horas de los fotógrafos de paisaje, salvo que te llames Ansel Adams, que entonces las haces cuando quieres, o preferentemente a mediodía. Algunos de esos paisajes los conozco. El más reciente que he visitado, la iglesia de Santa Maddalena en Villnösstal/Val di Funes, en el Tirol del Sur, con el Gruppo delle Odle/Geislergruppe al fondo, típico macizo dolomítico. Más de una vez he pensado en hacerme con un dron para hacer fotografía aérea… pero luego pienso en Bernard Plossu, que nos recuerda que, lo de hacer fotografías, se puede hacer sencillo. Muy sencillo.

[TV] Cosas de series; nuevas versiones y recuperaciones de personajes (unas mejores y otras desafortunadas)

Televisión

Las dos series que traigo hoy me interesaron desde el momento en que las vi anunciadas. Una, con cierta esperanza y buenas expectativas; la otra, con escepticismo. Ya es triste esperar las novedades del universo Star wars, con lo que nos marcó a toda una generación, con escepticismo… incluso pesimismo. Pero así son las cosas gracias a Lucas y Disney…

Allá por el mes de agosto del año 2011, un momento de mi vida en el que andaba necesitado de historias optimistas y bonitas porque había muchas cosas a mi alrededor que no funcionaban bien, vi en televisión la adaptación cinematográfica de la primera novela de Audrey Niffeneger, The Time Traveler’s Wife. Me gustó. Me puso de buen humor. Incluso si el corolario de la película como historia de amor es un poco melancólico. Leí poco después la novela… pero no me entusiasmó en exceso, sin considerarla una pérdida de tiempo. Recientemente se ha emitido la primera temporada de una serie de televisión que revisa la historia. Con la pelirroja Rose Leslie al frente, recordemos que la protagonista de la historia es la mujer, no el viajero en el tiempo, aunque lo podamos considerar coprotagonista, la cosa prometía. Sólo han sido seis episodios, muy dinámicos. Como digo, revisa la historia, puesto que la amplía; nos habla de posibles cosas que pudieron pasar en la relación en las que por extensión, o voluntad de la autora, no se entraba. Con lo cual, aumentan los temas que explora la narración, además de los básicos, el rol de las personas en una relación romántica, la pérdida y el duelo, el libre albedrío, el determinismo, el azar en nuestras vidas,… Globalmente considerada, hasta ahora, la serie es correcta, yendo de menos a más. Conforme avanzan los episodios se crece. Pero sobretodo, y como podíamos esperar, el pilar fundamental de la serie son sus intérpretes. La capacidad de generar empatía y solidaridad es importante en esta historia para poder engancharse a ella. Y ese es el principal activo de esta producción, con sólo seis episodios por temporada, lo que la hace muy visible.

Obi-Wan Kenobi… Uno de los personajes más potentes y carismáticos del universo Star Wars, y también uno de los más desaprovechados. Con una presencia pequeña pero fundamental en la trilogía original, el inolvidable Alec Guiness le daba un carácter muy definido e interesante. Grave en los asuntos, pero ligero en las formas. Un tanto guasón. Con sentido del humor. Discreto. Dedicado. Muy británico… si lo piensas bien, en unas películas en las que casi todos los «malos» tienen acento británicos, mientras que los «buenos» tienen acento norteamericano. En la segunda trilogía, tan floja e inconsistente, se nos presentaba una Kenobi mucho más joven, pero en la que Ewan McGregor sabía mantener la personalidad del personaje, uno de los más consistentes y bien definidos en la saga. Y sin embargo, el carácter del conflicto con Anakin Skywalker en la película en la que se pasó al lado oscuro, fue excesivamente simplista. Incluso con líneas de guion que hacen sonrojar por vergüenza ajena. Con todos estos antecedentes, todo aficionado a la saga, a pesar de los desmanes que se han cometido con ella, ha querido siempre saber y disfrutar más del personaje. Pero precisamente, por los antecedentes… el miedo invade el ánimo cuando se anuncia la serie.

La serie del mismo nombre que el personaje protagonista consta de sólo seis episodios que oscilan entre los 36 y los 53 minutos de duración. Y en el primer episodio ya se definieron las dos características que rebajaron de forma espectacular, casi catastrófica, las expectativas que pudieran haberse puesto en esta producción. La primera es el cambio de carácter del personaje, que no se recupera en ningún momento a lo largo de la serie. Tenemos a un Obi-Wan serio, timorato, incapaz de manejar el largo plazo, desesperanzado, totalmente distinto, de forma injustificada desde mi punto de vista, al que abandonamos al final de la película en que entrega a Luke a sus tíos en Tatooine. La segunda es que sigue la estela del mandaloriano, pero con poca fortuna, a la hora de plantear unas aventuras de héroe/antihéroe con niño. Pero donde la interacción entre Mando y baby Yoda (me niego a usar el horrible nombre que le pusieron) era divertida, motivadora e impulsora de la relación, la interacción entre este deslucido Kenobi con una repipi y repelente baby Leia resulta cargante por momentos. La serie no es una catástrofe, pero le falta alma. Y desparpajo. Le falta naturalidad, espontaneidad y desparpajo por toneladas, aquellas cualidades que dieron el carisma a la saga original y al personaje de Obi-Wan. A Disney le falta imaginación. En su ADN actual sobran los genes del tío Gilito (Scrooge McDuck), y su ambición de dinero, y le faltan aquellos que le den ingenio, creatividad, originalidad y aprovechamiento del buen material de base. Les falta el ADN del Mickey Mouse aprendiz de brujo. Pero al emporio que han montado agrupando franquicias que se dedican a entretener adocenando,… no creo que haya quien lo encarrile.

[Fotos y naturaleza] (Mal) preparando para la exposición anual de socios de Asafona

Fotografía, naturaleza

Desde hace unos años, participo en la exposición anual de los socios de Asafona (Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza), que se suele celebrar todos los años en el mes de septiembre. Una exposición a la que los socios remitimos una fotografía, de tema libre, dentro de la fotografía de naturaleza, claro, y que se podrá ver en la sede de la asociación en los locales de la Agrupación artística aragonesa. Este año además es el 20º aniversario de la asociación, y además de las tradicionales jornadas con ponente diversos e interesantes, habrá una comida de celebración. Parece que este año las jornadas no coincidirán con mi segunda tanda de vacaciones, y podré participar en todo. Y cuando volví de viaje a principios de junio comencé el proceso de selección de la que podía ser mi fotografía para la exposición. Pero mi mala cabeza, junto con lo liado que he estado en junio, hizo que se me pasara la fecha y remitiera una foto, escogida con precipitación, tres días más tarde. Los pacientes y bondadosos organizadores la han aceptado y estará presente en la exposición.

Naturaleza en la ciudad o en el entorno periurbano.

Pero os voy a mostrar lo que he considerado este año, por temas y localizaciones. La foto remitida para la exposición,… tendréis que ir a visitarla para saber cuál es, pero es una de las que aquí muestro.

La mayor parte de las fotografías proceden de mis viajes. Pero alguna he considerado realizada en el entorno urbano o periurbano. Cierto es que generalmente mis paisajes urbanos se centran en la presencia del ser humano. Pero siempre hay algo de naturaleza presente, como las fotografías anteriores. El periodo que he incluido, desde julio del año pasado, después de remitir la foto para la exposición del año pasado, empezó con un viaje a Suiza y varias jornadas alpinas. Así que los paisajes de montaña han sido un fuerte posibilidad. Claro está. Tanto fotografía digital como con película tradicional.

Paisajes y flora alpina; el color, digital, el blanco y negro, con película tradicional.

En estos momentos, no es fácil encontrar paisajes puros, desprovistos de la presencia humana. Evidentemente, y la mayor parte de los fotógrafos, creo, lo hacen, podemos apuntar nuestras cámaras evitando esa presencia. Buscando el paisaje más puro posible. Sin embargo, si queremos ser testigos veraces de la realidad, tendríamos que incluir, integrar en nuestras fotografías, esa presencia humana. Son raros los rincones del mundo, y no digamos en Europa, en el que el paisaje no está alterado por la presencia del ser humano. Para bien o para mal.

Paisajes alpinos con figura.

Participo en las excursiones de la asociación con mucha menos frecuencia de la que me gustaría. Pero este año fui, y muy a gusto, lo pasé muy bien, a la excursión a Aínsa y al Geoparque mundial Unesco Sobrarbe-Pirineos. La posibilidad de remitir a la exposición las margas del Pueyo de Araguás fue una solidad posibilidad. También, tanto en versión digital como en película tradicional.

Texturas y patrones estratificados en las margas del Sobrarbe, en el Pueyo de Araguás.

Y si el periodo de selección de la foto había comenzado en los Alpes, también terminó en los Alpes. En esta ocasión en los Alpes Dolimitas en Italia, y también en el Tirol austriaco. No me faltan los paisajes de los imponentes macizos dolomíticos o de los densos bosques de las zonas más bajas de esos montes.

Alpes Dolomitas en el Tirol del Sur.

Y en este viaje le sacamos mucho partido a las aplicaciones de identificación de la flora alpina. Así, entre gencianas, calderones, y otras flores y plantas, fuimos disfrutando también del micropaisaje alpino.

Flora alpina en los Alpes Dolomitas.

Las medidas de la fotografía a exponer están predeterminadas con antelación. Con el fin de dar uniformidad, aprovechando adecuadamente los marcos que posee la asociación para estos eventos, las fotografías son reproducidas a una tamaño de 45 x 30 cm, por lo que se pide que tengan unas dimensiones adecuadas para una copia de buena calidad. Esto restringe algo los formatos. Y la verdad es que la mayor parte de mis fotografías digitales no son homotéticas con la razón 3:2 solicitada. Tengo que hacer reencuadres en mis originales, a veces posibles, a veces no. Incluso concebí la posibilidad de incluir un panorama, dejando un amplio espacio blanco a su alrededor. Un panorama no planificado a partir de dos negativos de película en blanco y negro.

Las montañas de la Nordkette, al norte de la ciudad austriaca de Innsbruck, capital del Tirol.

Pero todo este proceso de reflexión para la elección de la foto es un poco teórico. Porque como ya he dicho al principio, por mi mala cabeza, la foto la escogí al vuelo, pasado ya de plazo. En fin. Esperemos que haga un papel digno en el ámbito de la exposición. Los socios ya hemos podido ver las fotos, a la hora de votar las que formarán parte del calendario 2023 de la exposición, y algunas muy muy muy buenas.

[Libro] Antes de que se enfríe el café – Toshikazu Kawaguchi

Literatura

Hace un poco más de tres años, en aquellos momentos felices en los que podíamos hacer viajes intercontinentales sin muchos problemas, en el vuelo de ida a Shanghái desde Ámsterdam, escala intermedia, pude ver una amable película japonesa, Kohi ga samenai uchi ni [コーヒーが冷めないうちに], traducido como el título del libro en español, antes de que se enfríe el café]. En el mercado internacional, donde se haya estrenado, se suele conocer como Café Funiculi Funicula. La película estaba basada en la novela de Toshikazu Kawaguchi (sólo disponible en la versión italiana de la Wikipedia, de los idiomas que yo soy capaz de leer) que comentamos hoy. Y que encontré disponible en castellano en formato digital hace ya unos meses, aunque hasta recientemente no encontré el momento para leerla.

Creo recordar que el libro en algún momento da la localización aproximada de la cafería Funikuri Funikura, pero no me acuerdo dónde era. Casi seguro que no era en Ameyoko, popular área de mercadillo, tiendas y picoteo entre las estaciones de Nueno y Akihabara, en Tokio.

Como ya resumí en la entrada que le dediqué a esa y otras películas en el aire hace tres años, Funikuri, funikura [フニクリフニクラ] es el nombre de la cafetería donde transcurre la acción. Un lugar donde si te sirve el café de una determinada forma la joven propietaria de la cafetería, y sólo ella, puedes viajar a un momento de pasado e interaccionar con personas de aquel momento. Aunque nunca podrás cambiar la historia, hagas lo que hagas o digas lo que digas. Y te tienes que tomar el café que te sirven antes de que se enfríe, porque si no te conviertes en un fantasma. Y para sentarte en la silla y en la mesa adecuada del café, tienes que esperar a que la señora que la ocupa, un fantasma, se levante para ir al baño. Lo cual, afortunadamente hace oportunamente, y eso nos permite que se narren los cuatro episodios de los que se compone la novela. Una joven que quiere volver al momento en que se despidió de su antiguo novio, la esposa de un hombre con demencia que quiere volver a un momento donde este sea capaz de expresar lo que sentía por ella, una mujer que quisiera reencontrarse con su hermana muerta en accidente… y el encuentro en el futuro con la hija que no conocerás porque probablemente morirás como consecuencia del parto y tu enfermedad crónica.

Veía recientemente un vídeo en Youtube que hablaba sobre lo que era cursi o no. En música. Y el concepto que manejaban era el inglés cheesy. O corny. Que yo siempre he traducido por cursi, pero que quizá tenga algunos matices distintos. En cualquier caso, uno de los invitados de Nahre Sol, la pianista y compositora basada en Toronto, Canadá, en cuyo canal apareció el vídeo, hacía una interesante distinción entre obras sentimentales y emotivas. El sentimentalismo correspondería a obras que buscan provocar de forma descarada, y utilizando recursos convertidos ya en clichés, determinadas emociones en el oyente/espectador/lector. Lo emotivo correspondería a obras que de forma natural generan emociones potentes y auténticas en la persona que se acerca a ellas. Su exposición era un poco más amplia, pero esencialmente era esto, y me pareció una sistematización adecuada. Suelo rechazar el sentimentalismo, lo cursi, mientras que puedo disfrutar, incluso sufriendo, de lo emotivo o emocional. En el cine, no soporto Love story, que nunca fui capaz de terminar de ver, mientras que he visto un montón de veces The english patient.

¿A qué viene esta disgresión? Pues a que la novela de Kawaguchi camina durante buena parte del texto en el impreciso borde entre ambos conceptos, motivo por el cual en mi valoración final en Goodreads sólo le he dado tres estrellitas en lugar de cuatro. Está bien escrita, al menos la traducción de Marta Morros, y se lee fácil. Pero quizá las cuatro historias se basan en situaciones muy dirigidas a buscar unas determinadas emociones en el lector. Si bien es cierto que los relatos van de menos a más, y aunque no deja de tener notables dosis de «literatura cebolla», las emociones que suscitan los relatos progresivamente van siendo más auténticas. Más genuinas. Pero bueno… al final gana la valoración positiva por la mínima.

Parece que Kawaguchi se ha dedicado posteriormente a explotar el filón, habiendo sido el libro un éxito de ventas en su país, con varias secuelas. En castellano, sólo se ha publicado el primer libro de la serie. En italiano llevan varios disponibles. No obstante… no me ha gustado tanto, como habréis podido deducir para que en estos momentos piense en leer las secuelas. Aunque puede ser recomendable para cierto público, que no le importe recorrer esa fina e imprecisa línea entre lo cursi y lo emotivo, e incluso lo disfrute.

[Cine] Operation Mincemeat (2021)

Cine

Operation Mincemeat (2021; 35/20220701)

Me entero esta mañana que esta película bélica de espías que lleva en cartelera desde mayo va a estar disponible ya en alguna plataforma en línea de cine bajo demanda desde esta misma semana, coincidiendo todavía con su presencia en las carteleras. La vimos el pasado viernes, día en el que fuimos al cine sin muchas pretensiones, simplemente para vernos y entretenernos un rato en un lugar con aire acondicionado. Y una película británica de época, dirigida en esta ocasión por el veterano director inglés John Madden, parecía una apuesta segura. Incluso si al final no resultaba memorable.

La película gira entorno a los dos principales responsables, Ewen Montagu (Colin Firth) y Charles Cholmondeley (Matthew Macfadyen) [pronúnciese /ˈtʃʌmli/ chamli, más o menos; para qué querrán los británicos tantas letras si luego no las usan] de la operación de engaño que llevaron los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial en vísperas de la invasión aliada de la isla de Sicilia. Y que llevó el nombre que da título a la película, Operation Mincemeat, aunque en España se ha optado por el anodino título de El arte del engaño. En ella se cuenta toda la peripecia para convertir el cadáver de un hombre galés sin techo muerto por envenenamiento en las calles de Londres en el de un oficial de infantería de marina británico que aparece en las costas de Huelva portando unos documentos que dan fe de las pretensiones aliadas de desembarca en Grecia, y que deben llegar a manos del alto mando alemán. Entre medio, la película se entretiene con un ficticio romance no consumado entre los protagonistas y una funcionaria, Jean Leslie (Kelly Macdonald) cuya foto aparecería en los papeles del finado como su presunta novia. Jean Leslie existió. Tenía alrededor de 20 años,… la actriz que la interpreta tenía esa edad cuando saltó a la fama por su interpretación en Trainspotting en 1996,… así que bueno… aunque se conserva muy bien… pues no. Ficticia esa parte.

Como decía al principio, la elección de esta película era una apuesta segura. Las películas de Madden, alguna de las cuales ha ganado un discutido y discutible oscar, están bien hechas siempre, y son agradables de ver. Los británicos tienen oficio a raudales para hacer películas de época. El trabajo de los intérpretes en impecable desde cualquier punto de vista. Y la película tiene un ritmo razonable que la hace entretenida, aunque, para lo que cuenta, me sorprende que dure más de dos horas. Su rigor histórico también es razonable, aunque se invente alguna cosa, y parece que omita otras. De partida, no todo el mundo cree que esta operación fuera tan trascendente, ya que el plan de engaño era mucho más amplio y ambicioso, y es difícil saber con precisión en qué medida tuvo cada medida eficacia para que los alemanes dispersarsen sus fuerzas en lugar de fijarlas en Sicilia como lugar más probable del desembarco.

Pero el objetivo que nos propusimos se cumplió sin problemas. Un rato entretenido para una producción bien hecha… aunque probablemente olvidable, por ser un producto más que sale de la factoría británica de películas de época, sin más. Todavía está en el cine. Pero también se puede ver en línea, por lo que parece. En cualquier caso, adecuada para los calores veraniegos. Por cierto, según Wikipedia y otras fuentes, el ministro de Marina español en la época, el militar fascista Salvador Moreno, responsable de muchas muertes civiles en Andalucía por sus bombardeos indiscriminados desde el mar a las columnas de refugiados entre Málaga y Almería, ascendió a almirante en 1950, pero en la película se le da ese rango militar. Sería contraalmirante o vicealmirante, o algo parecido. Algunos políticos «democráticos» españoles lamentaron que su nombre desapareciera del callejero de alguna ciudad… Qué cosas.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Viajes] Venecia en blanco y negro… realmente no hace falta mucho más

Viajes

Las modernas tecnologías han complicado mucho nuestra vida, si lo pensamos bien. Nuestros padres y abuelos, cuando viajaban y querían traerse unas fotografías lo hacían de forma muy sencilla. Incluso si eran aficionados a la fotografía, que son a los que me voy a referir. A los que no y en la actualidad simplemente son felices con el móvil, dichosos ellos, no atañe lo que voy a decir.

Una cámara réflex para película de 35 mm con un objetivo de 50 mm (o parecido),… los más afortunados una reflex binocular de medio formato con su 75 mm u 80 mm,… los menos favorecidos una cámara óptica fija de 35 o 40 mm,… y con eso, y unos cuantos rollos de película, hacían todo el viaje. Pero desde que llegó la electrónica y los objetivos de focal variable, zooms, los aficionados a la fotografía tendemos a llevar un montón de trastos. Y peso. Y nuestras cervicales acaban quejándose.

Hoy, en mi web más dedicada a la técnica fotográfica, he hablado de un rollo de película en blanco y negro que usé en Venecia hace poco más de un mes. Y mientras revisaba las fotografías para ilustrar el artículo, me he dado cuenta que con esa pequeña cámara y un par de rollos de película hubiese sido suficiente para traer un más que digno recuerdo del viaje. Con fotos que podían ser perfectamente representativas y significativas. Y con menos carga y peso que la añadida del equipo digital, con varios objetivos, las baterías de reemplazo y demás parafernalia. Un pequeño bolso en bandolera, ligero, y una cámara que se puede llevar en el bolsillo. La vida puede ser sencilla. Somos nosotros los que nos la complicamos. Veremos qué me lleve a mi próximo viaje, en agosto, a Múnich.