[Fotocomentario] «Pasamos muy buenos ratos, echando pan a los patos…

naturaleza

… y cuanto más pan echamos, mejores ratos pasamos.»

Anónimo

Esta era la cancioncilla que cantábamos de adolescentes y hacíamos, más que el pato, el ganso. Parece como un pasatiempo nacional que si hay un curso de agua, o estanque, la gente, especialmente los mayores o quienes pasean con niños, se dedique a alimentar con sobras o con pan a las aves como patos y gansos. También están los que alimentaban con granos a las palomas en las más céntricas plazas de la ciudad. Las cuales, con el alimento fácil y asegurado, acaban por convertirse en una plaga para la propia ciudad.

Y la tendencia no parece cambiar. Cuando decido hacer ejercicio, caminando un buen rato y a buen ritmo, varias de mis rutas habituales discurren a orillas del Canal Imperial de Aragón. Y no es infrecuente encontrar rincones llenos de basura y excrementos de las aves por ser los lugares donde las gentes se dedican a alimentarlas. Cuando uno viaja por el resto de Europa, lo habitual es que encuentre avisos a la población informando que eso es algo que bajo ningún concepto se debe hacer. Por varias razones. Dos ya las he mencionado; por motivos higiénicos, para evitar acúmulos de desechos, y para evitar que estos animales se conviertan en plagas. En el caso de las palomas, con sus corrosivos excrementos, generan cuantiosos daños. Trabajé en hospital en Huesca que, cuando se producían tormentas torrenciales, el agua que caía sobre el tejado arrastraba estos desechos, que atascaban las bajantes de desagüe y producía eventualmente peligrosos desbordamientos que afectaban a las áreas de hospitalización donde estaban los enfermos.

Pero estos usos también afectan negativamente a las aves, ya que los alimentos que se les proporcionan en esta actividad lúdica están desequilibrados para sus necesidades. Y además de que pueden convertirse en plaga por su mayor capacidad para reproducirse, también pueden enfermar o transmitir enfermedades. Recuerdo los avisos que había a orillas del Ródano cuando desaguaba el lago Lemán en Ginebra: «No alimenten a las aves; son lo suficiente listas como para buscarse la alimentación que necesitan por su cuenta». Y los ginebrinos, respetaban estas señales. Aquí, el ayuntamiento de la ciudad, ni siquiera se cosca de que conviene incluir estas advertencias. Algún día aprenderemos. Quizá. Tal vez.

Las fotos de hoy proceden del rollo que describo en Viejas conocidas con garantía de resultado – Leica CL con Summicron-C 40 mm y Kodak ColorPlus 200.

[Libro] Un domingo en Ville-d’Avray – Dominique Berbéris

Literatura

Novela corta que apareció de oferta en mi tienda de libros electrónicos habitual. La experiencia me dice que en la editorial Libros del Asteroide se pueden encontrar pequeñas joyas literarias que no se encuentran en las grandes editoriales. Y está bien dar cancha a las pequeñas editoriales independientes que pelean por estar ahí en la maraña de los grandes grupos editoriales multinacionales, cada vez más concentrados en pocas manos. Y por lo tanto, cada vez menos fiables y sesgados.

Estampas parisinas, tanto en el centro de la ciudad como en la «banlieu» que la rodea.

Es el primer libro que leo de la escritora francesa Dominique Barbéris, y por lo tanto supone en gran medida entrar en territorio inexplorado. La premisa de partida es muy simple. Una mujer, ya de mediana edad, sea lo que sea lo que signifique esta expresión hoy en día, de clase media, nivel sociocultural alto, parisina de los barrios centrales, se dirige a Ville-d’Avray, en la periferia de la capital francesa, pero en la periferia más puestita, no la de los inmigrantes, para visitar a su hermana. En el camino, va recordando fragmentos de su vida en familia cuando eran niñas y adolescentes. Y en la conversación que mantendrán después de comer, la hermana se sincerará y le contará cosas de su pasado que no podía sospechar.

Novela cortita, sencilla, pero muy elegante. Tanto en su planteamiento como en su escritura. Conforme me adentré en la lectura comencé a lamentar que tuviese ante mis ojos el original en lengua francesa, puesto que la supongo una excelente lectura para refrescar mis conocimientos en el idioma de Molière. En cualquier caso, la escritora se adentra en la mentalidad y en la sensibilidad femenina cuando ha de desvelar sus secretos, aquellos que no se ha atrevido a desvelar hasta el momento.

Prácticamente la leí en un día. Aunque la comencé cuando volvía del viaje a Múnich, el grueso del texto lo leí en las horas de tren en el viaje en el día al Museo Würth La Rioja. Me gustó. Mucho. Muy recomendable.

[Cine] Good luck to you, Leo Grande (2022)

Cine

Good luck to you, Leo Grande (2022; 45/20220907)

El principal atractivo de esta película dirigida por Sophie Hyde, de quien no recuerdo haber visto nada previamente, es el papel protagonista de Emma Thompson, una actriz que hace ya varias décadas admiro por su buen trabajo actoral, lleno de honestidad. Y por este motivo, su calidad interpretativa, y no por su cacareado desnudo integral que, como gesto, tiene la importancia que le queramos dar dentro del mensaje general de la película, reivindicando la sexualidad activa de las mujeres mayores. Pero también nos generaba algunas dudas la sinopsis que habíamos leído de la película en alguna parte.

Está de moda Londres estos días por que se les ha muerto la abuela Isabel. Pero bueno… es lo que toca en un película tan británica como esta.

Aunque no es una adaptación teatral al cine, lo parece. Escenarios limitados. En la práctica dos de ellos, una habitación de hotel que lo es en un elevado porcentaje del metraje, y una cafetería. Y una película mucho más basada en diálogos que en acción. Una profesora de religión en un colegio de chicas (Thompson), viuda desde hace dos años, se decide a contratar los servicios de un trabajador del sexo (Daryl McCormack), con el que tendrá varios encuentros en la misma habitación de hotel.

El principal activo de la película es el trabajo de ambos protagonistas, ambos impecables, y los diálogos que mantienen, que nos dejan algunas perlas conceptuales interesantes, incluso si no estás del todo de acuerdo con el mensaje que aporta la película. Esta se centra, como ya he mencionado, en reivindicar la libertad sexual, la independencia y la capacidad de decidir y vivir por sí mismas de las mujeres, especialmente cuando bien pasada su menopausia han quedado relegadas por la sociedad a papeles más bien pasivos y asexuados.

No obstante, la película no me llega del todo. El buen porte del prostituto, sus buenas maneras, su hábil conversación, otorgan una visión excesivamente glamurosa de la prostitución que, en mi opinión, no se corresponde con la realidad, incluso cuando hablamos de la prostitución para niveles adquisitivos elevados. Si bien algunos diálogos intentan bajar a la tierra sobre las vivencias del chico, queda diluidos por el mensaje principal. La prostitución sigue siendo una actividad predominantemente femenina. Y hay mucho porcentaje de actividad en la prostitución asociada a la explotación de las personas, con riesgos importantes de alienación para las personas que la practica mas voluntariamente o menos. Por lo tanto, esa visión glamurosa de la figura del prostituto no acaba de dejarme satisfecho. En su momento, hace ya muchos años, por motivos profesionales, me acerqué bastante al mundo de la prostitución. Y aprendí a respetar a estas personas, ya practiquen este trabajo por que quieren o, las más de las veces, porque se ven abocadas a ello. Pero lo que nunca he conseguido respetar, y el tiempo no mejora la situación, es a las personas que se aprovechan de ellas. Incluidos los clientes. Y por eso la película me dejó incómodo, preguntándome si esta era la mejor forma de mandar el mensaje positivo que se plantea.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Fotocomentario] Los vecinos más tranquilos de la ciudad

Política y sociedad

Surgió a conversación este fin de semana mientras tomaba algo fresco en un terraza con unas buenas gentes. A mucha gente, los cementerios les producen repelús. La palabra repelús no existe meramente en el lenguaje coloquial como eufemismo de miedo o temor más o menos supersticioso, como yo pensaba. En el diccionario de la Real Academia Española aparece la palabra repelús como «temor indefinido o repugnancia que inspira algo». Sin embargo, dos de los presentes arqueábamos las cejas ante este repelús.

Mi padre trabajó de marmolista en un taller de su propiedad a medias con un socio y buen amigo durante tres décadas. Algo más que buen amigo; familia de la mejor. Previamente había ejercido la profesión como asalariado para otros. Y aunque preferían otros trabajos, relacionados con los complementos para muebles o las obras de baños y cocinas, de vez en cuando les encargaban y hacían lápidas para los nichos del cementerio. Y más de una vez en mi infancia subí con ellos mientras colocaban las lápidas. En ese rato, como niño que era, jugaba entre las tumbas sin mayor problema. Nunca, ninguno de los tranquilos y pacíficos residentes del lugar, me causo ningún tipo de problemas. Ni me dirigieron la palabra. Ni de niño sentí yo repelús alguno por el lugar.

Ese repelús, irracional, se extiende a otras gentes e instituciones. Por ejemplo, los hospitales psiquiátricos y las personas con trastornos mentales graves. Fue lo que desencadenó la conversación. El paso junto a la terraza de una persona con uno de estos problemas de salud, que saludó, y yo le contesté. Y se quedó mirando un rato sonriente. Lo cual… probablemente generó el repelús de alguno de los presentes. Injustificado repelús. También me habitué a su presencia desde muy niño. Tampoco he entendido nunca este repelús, también irracional. Y que nos cierra la posibilidad de algo importante y necesario; la solidaridad y el apoyo a estas personas. Una pena lo de los miedos irracionales.

Las fotografías de hoy proceden de este rollo de película; Suburbios y cementerios en formato medio – Hasselblad 500CM con Kodak Portra 400. Del que os dejo otras muestras.

[Recomendaciones fotográficas] De la fotografía asociada a la antropología y la etnología

Fotografía

Hace ya bastantes años, allá por el 2012, cuando volví a interesarme por la fotografía con película tradicional, después de casi una década dedicado exclusivamente a la fotografía digital, recorrí bastante la red de redes buscando recursos actualizados sobre esta forma de hacer fotografía. Y había uno en el que su autora, una antropóloga llamada Karen Nakamura, hablaba de fotoetnografía. Es decir, tal y como lo entendí en aquel momento, utilizaba la fotografía, con película tradicional, para su trabajo con antropóloga en temas etnográficos. Lo cierto… es que pueda que mis contactos con ese sitio fuesen muy anteriores, de principios de los primeros años del siglo XXI, cuando todavía no me había iniciado en la fotografía digital. Pierdo la noción del tiempo. Me he acordado de este sitio, porque muchos de los enlaces que he recopilado últimamente se pueden asociar a la mirada antropológica o etnográfica de muchos fotógrafos.

Una curiosidad histórica y antropológica puede ser Núremberg, ciudad que durante siglos fue una de las más cultas y abiertas de los principados que conformaban el Sacro Imperio Germánico, y que en el siglo XX acabó convirtiéndose en símbolo del nazismo. Ideología con concepciones extremadamente nocivas de lo que es una etnia o una raza.

Hay que mencionar, claro, que la noticia de la semana ha sido el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra y… de un montón de países reales o imaginados más (1926 – 2022). Por supuesto que el mundo de la fotografía se ha puesto nostálgico. Tanto por la enooooorme cantidad de fotografías que los reporteros gráficos le han hecho a la monarca británica en los últimos 70 (o más) años, como por el hecho de que con frecuencia fue vista con una cámara en sus manos. Eso sí… siempre de cierto nivel. Que la señora no fue nunca una pobretona. Me quedo con la página que le dedican en Blind. Por quedarme con alguna. A mi padre le gustaba mencionar de vez en cuando que eran «quintos». Yo siempre la recordaré como un señora muy rica, pero de aspecto muy cateto, cara de mala leche y pésimo gusto para vestir.

Situándonos en el ámbito de lo antropológico, me ha llamado el artículo en British Journal of Photography dedicado al trabajo de Alys Tomlinson (instagram), que afronta una amplia serie de retratos en diversas regiones italianas, principalmente insulares, que recogen las tradiciones y los modos de las culturas que en esas regiones se fueron desarrollando con los siglos. Me han gustado. Un blanco y negro muy elegante.

En otro orden de cosas, pero con indudable interés antropológico también, en Aperture nos hablan del trabajo del fotógrafo Marcus Leatherdale que, durante más de tres décadas fotografío el mundo del underground, característicamente el neoyorquino, pero no únicamente. Retratos del famoseo que surgió de ese mundillo de la cultura urbana, pero también de personajes anónimos. No conocía al fotógrafo, pero sus retratos me han gustado.

Hace no muchos años, tras la crisis del sistema de partidos políticos tradicional de la segunda mitad del siglo XX en Italia, cuando surgieron las opciones populistas de la derecha del norte de Italia, algunos de estos políticos empezaron a hablar de la Padania, el país en torno al río Po, y su independencia del sur de Italia. Y creo que todavía siguen por ahí con estos rollos. En American Suburb X recogen el trabajo de Tomaso Clavarino (instagram), que denomina, un tanto sarcásticamente, a esta región geográfica italiana como Padanistán. Otro trabajo que contiene un visión claramente antropológica.

Como lo tiene el de la fotógrafa norteamericana Whitney Hayes (instagram), y que es recogido en Booooooom, cuando dirige su mirada fotográfica a las gentes, y sus costumbres, que visitan una piscina natural de los bosques de Nueva Jersey, que es mantenida y conservada por voluntarios del lugar.

En 35mmc en conocido una iniciativa que también tiene su vertiente antropológica. Un grupo de fotógrafos norteamericanos, pero de origen asiático, han empezado con un proyecto llamado Asian Archives (sin contenido aún, mejor en instagram). En los últimos tiempos se ha tomado conciencia en la sociedad estadounidense de la violencia que se ejerce con frecuencia contra los ciudadanos inmigrantes o con ancestros asiáticos o procedentes de las islas del Pacífico. Un reflejo más de lo arraigado que está el racismo en la sociedad norteamericana. Tal vez en toda la especie humana. Por ello se han lanzado a documentar fotográficamente de una forma veraz, libre de estereotipos, las vidas de estas gentes. Me parece interesante. Algunas de las fotos que muestran están muy bien, aunque me parece que un poco verdes todavía en su proyecto.

[TV] Cosas de series; épica magicomedieval por episodios

Televisión

Tras volver de Múnich a mitad de agosto decidí probar con una serie de época surcoreana, Hwanhon [환혼, nupcias de alma, o algo así], conocida internacionalmente en inglés como Alchemy of souls en inglés, o Alquimia de almas en castellano. El caso es que con 20 episodios en su primera temporada, de 70 minutos aproximadamente cada uno de ellos, es decir, un montón de horas de televisión, me ha entretenido mucho. Fundamentalmente, por la empatía y buen rollo que generan sus personajes protagonistas (Jung So-Min en el papel femenino protagonista especialmente, y Lee Jae-Wook como su contrapartida masculina). Es, como muchas de estas producciones históricas de la televisión surcoreana, una mezcla de géneros, el de acción y aventuras con la comedia/drama romántica. Y la época en la que sitúa la acción en un país imaginario, un reino feudal con espadas, arcos y lanzas, pero en el que también existe la magia. Y la posibilidad de que, mediante hechizos, el alma de una persona pase a residir en el cuerpo de otra. No ha terminado. Tendrá una segunda temporada de diez episodios a partir de diciembre, creo. En Netflix.

Ilustraremos esta entrada con motivos orientales, ya que hemos empezado con el comentario de una serie surcoreana. Así que nos daremos un paseo por las murallas y los palacios de la ciudad de Suwon.

En ese entorno encontraremos amistad, compañerismo, amoríos ligeros, romances profundos, intrigas políticas, el tradicional enfrentamiento entre el bien y el mal, luchas de capa y espada, con hechizos incorporados en ocasiones, seres sobrenaturales… Sí. Exacto. Esta descripción conviene perfectamente a sagas occidentales de origen literario tan famosas como El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien o Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Es un pena que la inicial de mi segundo nombre sea A. Si hubiese sido R. R. hubiera considerado la posibilidad de forrarme a base de escribir aventuras medievales mágicas y vender los derechos de cine y televisión. Bueno… esas dos,… y a pléyade de imitaciones que han ido surgiendo en las últimas décadas por parte de escritores y escritoras mejores o, más bien, peores.

Lo cierto es que el género es antiguo. Muy antiguo. Las fantasías heroicas se encuentran en buena parte de las mitologías de culturas de todo el mundo. Y si hemos de buscar inspiración directa habrá que hablar de sagas como las Edda nórdicas o el Mito artúrico, junto con algunos acontecimientos históricos. Es conocido que la inspiración original de Martin para su Canción de… fue la Guerra de las Dos Rosas, entre los Lancaster (Lannister) y los York (Stark). Denominaciones de lugares como la Tierra Media de Tolkien son frecuentes en todo el mundo, tanto en los mitos como en la realidad, siendo una de las potencias mundiales actuales, China, un ejemplo. Su nombre en mandarín es Zhōngguó 中国, en japonés Chūgoku con los mismos caracteres, viene a significar el País Medio o Tierra Media. Una de las regiones japonesas también se denomina Chūgoku, aunque para no liarse la suelen denominar Chūgoku-chiho 中国地方, región de Chūgoku. Como curiosidad, el centro geográfico de las tierras emergidas de la superficie terrestre se encontraría en el Middle East, el Oriente Medio.

Y para acabar de arreglarlo, en pocas semanas nos hemos encontrado con el estreno de dos series de televisión que vuelven a los universos más famosos y ya mencionados en esta entrada de las sagas de fantasía heroica o medievo mágico. Ya podemos ver los lunes las nuevas aventuras de los ambiciosos señores y caballeros de Westeros en House of the Dragon en HBO, y los viernes nos acercaremos a la Segunda Edad de la Tierra Media en The Lord of the Rings: The Rings of Power en Amazon Prime Video. He visto tres episodios de la primera y dos de la segunda. Y de momento todo bien. Las estoy disfrutando, aunque son series de largo recorrido,… en el caso de que triunfen, claro. Con la segunda, muchos fanáticos de la saga están demostrando ser tan imbéciles cenutrios como los de Star Wars cuando les pareció mal que las mujeres tuvieran un papel protagonista y activo, o porque haya mezcla de orígenes étnicos entre los intérpretes. Dicen que no se es fiel a Tolkien. Como si cien años más tarde hubiera una obligación estricta de ser fiel por completo a un integrista religioso católico, súbdito de un imperio que tradicionalmente despreció y consideró susceptibles de dominación y explotación al resto de los grupos étnicos y culturales. Por bien escritas e interesantes que sean las principales obras de Tolkien, no podemos negar que el señor eran un racista de mucho cuidado. Los buenos… altos, blancos y rubios. Los malos… feos, negros, morenos, pelos rizados… del sur. Parecidos a los orcos. Y si se mezclan las razas humanas, las gentes menguan. Estas son las cosas que escribía Tolkien. Compruébenlo.

[Fotocomentario] Monumentos con mucha monumentalidad

Cultura, Política y sociedad

Fue la primera vez que fui a esquiar a Andorra, a la estación de Pas de la Casa-Grau Roig. No recuerdo que año fue. En algún momento entre 1993 y 1995 probablemente, pero no puedo decir exactamente cuando. Junto con unos amigos, nos habíamos inscrito en un club de esquí, de cuyo nombre no me quiero acordar. Era bastante cutre. Pero organizaba fines de semana de esquí que nos interesaban, con la cuota de la asociación te incluía la de la federación y el seguro de accidentes, y te proporcionaban bonos de esquí más baratos. El caso es que en aquel viaje, íbamos en el autobús, con una moza que hacía de guía, y al pasar por la carretera camino de la estación de esquí, frente a la basílica santuario de Nuestra Señora de Meritxell, la chica soltó una frase que nos generó abundantes risas durante muchos años; «Aquí, a mi derecha, el santuario de Meritxell, un monumento con mucha monumentalidad«. Tal cual.

Cuando vas por el mundo, no faltan, en casi ningún país, los monumentos con mucha monumentalidad. Edificios, esculturas, estructuras diversas, de gran tamaño, pretenciosos, que pretenden demostrar algo… generalmente impulsado por sentimientos religiosos, nacionalistas/localistas, u oficialistas de regímenes que, incluso si son democráticos, tienen su ramalazo menos democrático. La ideología oficial, la historia oficial, el modo oficial de ser o pertenecer a un país… este tipo de conceptos que a mí se me atragantan y me producen acidez de estómago.

Por ejemplo, la pretenciosa basílica de estilo brutalista (o quizá futurista, una corriente artística tan querida por los fascismos) que se construyó albergar las tumbas y para honrar a los combatientes fascistas que mandó el régimen de Mussolini a la Guerra Civil Española, con la habitual connivencia entre la Iglesia Católica y los regímenes totalitarios fascistas. Bien es cierto que con la caída del fascismo en Italia, el régimen republicano que vino tras la guerra mundial forzó a que también recibieran sepultura los combatientes italianos del bando republicano.

Y qué decir de la colosal escultura de Alfonso I de Aragón, llamado El Batallador, que derribó la taifa de Zaragoza en medio del fanatismo religioso y guerra santa (o cruzada, como se llama en el cristianismo), dejando a continuación con su muerte un caos político que casi arruinó todo lo que había conseguido, fuere bueno o malo, por dicho fanatismo religioso y nula capacidad de gobierno y saber quehacer político. Y ahí esta, pétreo… con el espadón de dar mandobles y destripar y decapitar infieles, mirando a… bueno… con la mirada perdida en vete tú a saber que horizonte. Y estos son sólo dos ejemplos de los monumentos con mucha monumentalidad a los que nos hemos acostumbrado, pero sobre cuyo real significado debiéramos reflexionar con más frecuencia.

Las dos fotos proceden del rollo que comento en La mejor hora para la Adox Color Mission… o cualquier otra película – Leica M6 y Zeiss Planar 50 mm f2 ZM, donde hay otras fotos con objetos y paisajes urbanos con más plácido significado.

[Cine] Pacifiction (2022)

Cine

Pacifiction (2022; 44/20220904)

El excéntrico director catalán Albert Serra nunca nos ha atraído… y de hecho es la primera película suya que veo en las salas de cine. O en cualquier otro lugar. Es eso que cuando estrenan una película y lees sobre ella… nunca nos hemos planteado eso de «vamos a ver esta de Serra». Pero bueno, supongo que en algún momento había de suceder. Y encontrar la versión original subtitulada en castellano de este su último estreno en una matinal dominical fue el desencadenante. Un película que roza el adjetivo de «inclasificable».

Qué más quisiera yo que disponer en mi fototeca de paisajes de la Polinesia francesa. Tal vez algún día. Nos es barato llegar hasta allí. En cualquier caso, siendo la amenaza de los ensayos nucleares el «macguffin» de la película, he optado por poner fotos de Hiroshima, una de las ciudades que ha sufrido la consecuencia del salvajismo nuclear.

La película comienza en algún lugar de la Polinesia Francesa, donde una lancha rápida que transporta a varios militares, incluido un almirante (Marc Susini), llega a puerto en el desembarcan sus ocupantes. A partir de ahí, la preocupación cunde entre los habitantes del lugar. Tras veinte años o más de tranquilidad, surge el rumor de que las fuerzas armadas francesas van a reanudar los ensayos nucleares en los atolones del archipiélago. Ante esta situación, el Alto Comisionado en las islas (Benoît Magimel) comienza a indagar quiénes son estos militares y otros extranjeros que han recalado recientemente en el lugar, cuales son sus intenciones y qué se puede hacer para evitar unas pruebas nucleares que en el pasado dejaron problemas en la economía y en la salud de esta colectividad de ultramar francesa, antaño conocidos como territorios de ultramar. Al final de la película veremos partir la lancha con sus ocupantes, que…

Con una esmerada, y personal, realización, muy cuidada en lo visual y en lo sonoro, con el privilegiado paisaje de las islas de la Polinesia de fondo, Serra realiza una reflexión sobre lo que algunos han venido a denominar el neocolonialismo, aunque no tengo tan claro que lo de Francia y sus «colectividades» del Pacífico sea una nueva forma de colonialismo o, más bien, el colonialismo de siempre disfrazado de «democracia». El trasfondo en el que el peculiar Alto Comisionado resulta incómodo también para los estándares actuales de convivencia y tolerancia. La mayor parte de los personajes protagonistas son europeos, quedando en la mayoría de los casos los nativos como un elemento pasivo, con más o menos quejas, o folclórico. También las mujeres adquieren una lugar secundario, destinadas a ser meros auxiliares, u objetos del deseo o del uso de los hombres. Es curioso que el único personaje femenino trascendente, no europeo, en la historia sea una persona trans (Pahoa Mahagafanau). Por lo tanto, Serra provoca, o intenta provocar, mostrando un escenario sociopolítico rancio en un hermoso paisaje geográfico.

Con un trabajo bastante notable de su elenco, y el ya mencionado buen hacer técnico del director y su equipo, el mensaje que creo que quiere transmitir Serra resulta a veces confuso, a veces simplón, para tan elaborado envoltorio. Y más teniendo en cuenta que la duración de la película ronda las dos horas y tres cuartos. Sí queda claro que la reflexión es pesimista. Las comunidades, las poblaciones, las personas en definitiva, no son dueñas de su propio destino, mientras que iluminados rancios, con intereses militares y económicos de los de toda la vida, juegan a una grandeza que… a la vista de lo que sucede en Ucrania, cada vez resulta más casposa a la vez que preocupante. No obstante, por virtudes cinematográficas que tenga el filme, falla en varias ocasiones a la horade engancharnos emocional o intelectualmente, motivo por el cual mi nota subjetiva se queda en un mero aprobado. Creo que es un producto demasiado pretencioso para lo que al final acaba contando, que siendo cierto desde mi punto de vista, queda simple. O a lo mejor esa era la intención del director, despojar de complejidad a unas gentes a las que desprecia, y que sin embargo se creen importantes o trascendentes. No lo sé.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] Seis cuatro – Hideo Yokohama

Literatura

En la portada de la edición en castellano de esta novela policiaca de Hideo Yokoyama aparece un gran número 64, o un 6 y un 4 juntos. Diremos que el título de la novela es Seis cuatro y no Sesenta y cuatro, porque el original japonés se titula Rokuyon 64 y no Rokujūshi 64. Pero en realidad, el número hace referencia al año 64 de la era Shōwa, que comenzó con el acceso al trono del emperador Shōwa (diciembre de 1926), más habitualmente conocido en los países occidentales como Hirohito, y finalizó con el fallecimiento de este (enero de 1989).

Las eras en Japón son la forma tradicional de contar los años en el País del Sol Naciente. Tradicionalmente, una era comenzaba con el acceso al trono de un emperador y terminaba cuando accedía el siguiente, bien por fallecimiento, renuncia o destronamiento del reinante. Pero en ocasiones, había un cambio de era cuando sucedían hechos significativos, como guerras, catástrofes u otros eventos históricos, aunque el emperador siguiera en el trono. Por lo tanto, los japoneses contaban, y cuentan todavía, sus años con el nombre de la era y el año dentro de la misma. En 2022 estamos en el año 4 de la era Reiwa. Desde la restauración Meiji, sólo hay cambio de era con el cambio de emperador, independientemente de otros acontecimientos históricos. Y el nombre de la era coincide con el nombre póstumo del emperador, que es anunciado al principio de su reinado, y tiene un significado simbólico. Irónicamente, el emperador Hirohito, es conocido en Japón como emperador Shōwa, y reinó durante la era Shōwa (昭和時代, Shōwa jidai), que significa paz ilustrada… cuando sus primeros 20 años fueron de gobiernos militaristas y guerras atroces e inhumanas. Hay que saber que el primer año de una era es también el último año de la era anterior. El año 1 de la era Shōwa, 1926, fue también el año 15 de la era Taishō; el año 64 de la era Shōwa, 1989, fue el año 1 de la era Heisei. Pero el año 64 de la era Shōwa duró 8 días. El año 1 de la era Heisei duró los 357 restantes.

La novela comienza cuando un matrimonio de unos cuarenta años, Mikami, el marido, un policía de aspecto tosco, Minako, la esposa, una antigua policía de considerable belleza, se presentan en la morgue de una ciudad lejos de su domicilio para identificar el cadáver de una adolescente, que podría ser su hija Ayumi, fugada desde hace varios meses y de la que no saben nada. No es. Y es el punto de partida para una novela que se mueve en tres frentes. El primero es la desgracia familiar de desconocer el paradero de la hija fugada, de dieciséis años. El segundo es el provocado por las intrigas del entorno laboral de Mikami, responsable de prensa y comunicación en la jefatura de policía de su prefectura, después de haber sido investigador criminal durante años. El tercero es el derivado de un antiguo caso, el secuestro y asesinato de una niña que sucedió catorce años atrás, el seis de enero del año 64 de la era Shōwa, el último gran crimen de esa era en la prefectura, que sigue sin resolver, y al que queda un año para que prescriba el delito y el secuestrador asesino quede impune para siempre. Nos encontramos por lo tanto en el invierno del año 2002-2003.

No se nos informa de cuál es la ciudad y la prefectura en la que transcurre la acción de la novela. Quizá un lector japonés lo pueda deducir del contexto. Pero yo no. En cualquier caso, para ilustrar la entrada he buscado fotografías que no correspondan a ninguna de las grandes ciudades japonesas. El entorno del bello castillo, original, de Himeji, en la prefectura de Hyōgo, en Kansai.

No es propio de mí leer dos novelas policiacas seguidas. No es un género en el que me mueva a gusto, aunque cuando una de estas novelas me engancha, me suele entusiasmar. Siendo autores del mismo país y de la misma cultura, es muy distinta de la que comenté hace unos días de Seichō Matsumoto. Aunque siendo dos autores de estilos muy distintos, algunos temas son comunes, ya que más allá de la trama policial, ambos muestran una preocupación por el entorno sociopolítico del país y la época en la que transcurren los hechos. En cualquier caso, Yokoyama construye un relato de difícil trenzado por las interrelaciones entre las tres líneas argumentales que he mencionado; la familiar, la laboral y la criminal. Por lo tanto empieza cociéndose a fuego lento, pero sin perder tensión en ningún momento. La tensión que permanentemente siente sobre su espalda el protagonista, Mikami. Tensión que va en alza hasta que llega el clímax para las tres situaciones, que tienen soluciones muy distintas. Un clímax, el tramo final de la novela que me parece digno de figurar en una antología de la literatura policiaca, de suspense e incluso de acción. Muy bueno. Y con un cierre lleno de humanidad.

El relato no está escrito en primera persona, pero se centra en la vivencia, el punto de vista, los pensamientos y sentimientos del protagonista. Y como si estuviera escrito en primera persona, estos no son fiables. Engañan al protagonista y nos hacen navegar por el relato siempre con una sensación de inseguridad ante lo que realmente sucede. Más cuando poco a poco te das cuenta que muchos de los personajes secundarios que giran a su alrededor son trascendentes, tienen una historia, tienen un pensamiento y un fondo más complejos que lo se nos ofrece. La esposa, la chica policía, los antiguos compañeros, el arrogante joven periodista, el padre desolado por el crimen no resuelto sobre su hija… todos son personajes más ricos de lo que parecen desde el punto de vista del policía. Un recurso del que se vale el escritor para dar profundidad al relato. El cierre de este tiene no pocos puntos de amargura, especialmente en lo que se refiere a la situación familiar, aunque se nos quiera mostrar una luz de esperanza… que no podemos dar por cierta. Las reflexiones finales del protagonista sobre el destino de su hija, entre lo que dice y lo que sugiere, no dejan indiferentes. Al fin y al cabo… Mikami, honrado como pocos, se engaña a sí mismo con frecuencia como ninguno. Muy muy recomendable.

[Fotocomentario] Las fotos se ven sobre el papel… u otros medios físicos

Fotografía

«Fotografía»… de las palabras griegas que significan dibujar con luz, pintar con luz, escribir con luz,… este es el origen etimológico de la palabra «fotografía». Pero uno escribe, dibuja o pinta sobre el papel… o por lo menos esa es la creencia que muchos tenemos. Sí, sí… ya sé que ahora hay mucha gente que pintad, dibuja o diseña en el ordenador… Y cuyas creaciones son realmente muy meritorias e interesantes. No pretendo desmerecer su trabajo en absoluto; el mayor de mis respetos. Mmm… pero cuando la imagen encuentra su soporte adecuado… es otra cosa.

Y con la fotografía es lo mismo. Ya sabemos que la inmensa mayoría de las fotografías actuales están «condenadas» a verse en la pantalla de un dispositivo personal portátil (teléfono inteligente, tableta…). Y probablemente a perderse y olvidarse en ellos. Si una fotografía ha de permanecer… tiene que haberse convertido en imagen sobre papel. O sobre otros medios físicos. Pero ha de hacerse material sólida, materia plástica. Suelo trasladar algunas de mis fotografías a papel a través de libros; de viajes, resúmenes anuales, dedicados a algún acontecimiento. Pero ahora he encontrado otra forma de hacerlo.

Lo explico en De los píxeles al papel – Fujifilm Instax Share SP-3. Y las fotos de hoy son escaneados de esas pequeñas fotografías que desde el viernes estoy en condiciones de crear.

[Viaje y arte] Agoncillo y su museo de arte contemporáneo

Arte, Viajes

Cuando estuve en Logroño a principios de mayo, y me quedé a pasar la tarde en capital riojana, visitando una exposición de arte contemporáneo me enteré de que a poco mas de quince kilómetros de la ciudad hay un museo de arte moderno y contemporáneo. Y a juicio de la persona que me lo contaba, que me dijo que estaba realizando su doctorado en arte contemporáneo tras haber cursado el grado de Historia del Arte, estaba bastante bien. Nos dijo que el museo estaba en Agoncillo, por si nos servía de referencia para localizarlo, que sí. Nos servía.

Se me quedaron las ganas de visitarlo, y lo comenté con algunas amistades, conjurándonos a escaparnos algún día entre semana. En modo slow travel, relajados. En transporte público y esas cosas. Sin prisas. Y ahí quedó el proyecto, hasta que este pasado viernes se hizo realidad. Como prometimos, nos desplazamos en transporte público, en tren, aunque el único tren que para en Agoncillo en el trayecto de Zaragoza a Logroño es una combinación de dos trenes, el primero de los cuales sale a las 6:00 de Miraflores, y tras un breve transbordo de cinco minutos en Castejón de Ebro, te deja en Agoncillo hacia las 8:15 de la mañana.

A mí no me importó madrugar. A esas horas disfrutamos de una buena luz para hacer algunas fotos en el centro de Agoncillo, cuyo ayuntamiento es un pequeño castillo del siglo XIV. Luego, para desplazarte al museo, puede esperar a un autobús que pasa cada hora, la línea metropolitana M7 de Logroño, y que también te sirve para ir al museo desde la capital riojana. Pero como hacía una mañana muy agradable, y son tres kilómetros y medio desde el pueblo, fuimos caminando. Había tiempo. Terminamos de hacer fotos hacia las nueve de la mañana, y el museo abre a las diez.

El museo se llama Museo Würth La Rioja y, en realidad, no está en Agoncillo. Se encuentra en el Polígono El Sequero, junto a una planta logistica de Würth en este polígono industrial, y se encuentra en el término municipal de Arrúbal, un pequeño municipio de apenas 500 habitantes a cinco kilómetros de Agoncillo. Forma parte de una red de museos y espacios culturales del grupo industrial, repartidos por nueve países europeos y próximos a plantas del grupo. El grupo dispone de una amplia colección de arte moderno y contemporáneo, que pone a disposición de sus empleados y el público en general, al mismo tiempo que organiza actividades culturales. Entre sus metas de responsabilidad social corporativa está la de mejorar el nivel cultural de sus empleados y proyectar esta acción cultural en las comunidades en las que se implanta. Incluye biblioteca, cafetería y una tienda con cosas bastante monas.

Fuimos los primeros en llegar. Y no hubo mucha gente visitando el museo durante el tiempo en que estuvimos allí. Deduje que en época lectiva recibirá entre semana frecuentes visitas de escolares riojanos. Pero estando todavía de vacaciones, la actividad era escasa. El edificio es moderno y muy agradable. Hay unas pocas obras como exposición permanente en las plantas superiores, pero el fuerte de la visita son las exposiciones temporales a partir de obras de la colección, que van cambiando periódicamente. La que actualmente está activa en La Rioja se titula De la cabeza a los pies; figura humana en la colección Würth, y he de decir que me gustó mucho. Merece la pena. Abrió en abril de este año y estará hasta febrero del año que viene. Estaremos al tanto, puesto que no descartamos ir haciendo escapadas al lugar cada vez que cambie la exposición temporal. Ya me he dado de alta en sus redes sociales para estar al tanto.

Tras la visita, volvimos a Agoncillo, pero por una ruta distinta, acercándonos a los sotos del río Ebro, muy próximo al lugar. Tras llegar a Agoncillo compramos algo de fruta y unos sobres de jamón para comer de pícnic en unos bancos a la sombra de los muchos que hay por el pueblo, y a las tres y veinte cogíamos el tren de vuelta a Zaragoza. De nuevo, el único que para en Agoncillo y comunica con Zaragoza, en esta ocasión sin transbordos. A las cinco y media ya estábamos en la estación de Goya, para distribuirnos a nuestras casas u otros quehaceres. Una día muy agradable.

[TV] Cosas de series; aventuras espaciales disparatadas… y un poco menos disparatadas

Televisión

Puesto que últimamente se me han acumulado varios finales de temporada, se me había cruzado por la cabeza comentar hoy más de dos series. Pero se me ha hecho tarde… y además había la posibilidad de hacer una entrada temática con dos de ellas. Una entrada sobre aventuras espaciales… así que allá vamos.

Por supuesto, no han rodado en Marte ni en ningún otro planeta. Pero los coloristas en posproducción han tenido que trabajar de lo lindo para que pareciera que los astronautas y cosmonautas estaba en Marte. Por eso pongo estas fotos del planeta Tierra pero con un colorido que no parece de este mundo, gracias a la radiación infrarroja, de moda últimamente gracias al telescopio espacial James Webb.

Probablemente fue el verano de 1978. Así que andaba yo en plena adolescencia, y un año antes, aproximadamente, nos había sorprendido el estreno de La guerra de las galaxias… hoy conocida por los más jóvenes y nuevos como Star Wars: A new hope. Y yo había entrado en contacto las aventuras espaciales según Kubrick, gracias a que el cine de barrio de toda la vida se había reconvertido en cine de arte y ensayo para sorpresa de muchos. Acabó sus días como sala X proyectando porno hasta que se convirtió en un supermercado. Así que fue el momento en que comenzó mi afición a las aventuras espaciales, las space opera para quienes no pueden dejar el inglés quieto ni aunque los maten. Y en la sobremesa de aquel verano, antes de ir a pasar la tarde a la piscina durante el mes de agosto, creo yo, emitieron una parodia de las películas anteriormente mencionadas en forma de serie de televisión bajo el título en castellano de La escoba espacial. Mucho después me enteré que el título original de la serie era Quark, el nombre del capitán (Richard Benjamin) de la nave espacial que intrépidamente se dedica a… recoger bolsas de basura por el espacio. Sólo fueron ocho episodios. Y sin embargo, siempre he recordado algunos de los gags de la serie como si los hubiera visto la semana anterior. Sin duda, nuestros personajes favoritos, en aquel bachillerato unificado y polivalente sólo para chicos en mi colegio, eran Betty y su clon (Patricia Barnstable y Cyb Barnstable), que despertaban la imaginación de las revueltas hormonas de los adolescentes, y la planta Ficus Pandorata (Richard Kelton), clara parodia de Spock, cuando polinizaba con una princesa espacial. Recientemente la recuperé por la maraña de la red de redes y la volví a ver. Era muy cutre. Pero muy divertida. Una parodia que hubiera merecido mejor fortuna con una realización un poco más cuidada… y quizá en otra época. Siempre le tendré cariño.

Y en Apple TV+ hemos podido ver la tercera temporada de For all mankind. Esa serie en la que imaginan qué hubiera pasado si los soviéticos hubieran llegado antes a la Luna. Y como consecuencia, la Unión Soviética no se hubiera derrumbado, la carrera espacial hubiera seguido, y en la ventana de 1994 se hubieran lanzado, que es lo que se narra en esta tercera temporada, tres expediciones tripuladas a Marte. En la realidad, en este universo, tal vez se vuelva a la Luna hacia 2024… y ya veremos lo de Marte. En la carrera espacial marciana tenemos tres tripulaciones, la de la NASA, la soviética y la de un elonmusk precoz, anticipando también la aparición de empresarios jóvenes, emprendedores, prepotentes y bocazas. Y bueno… quizá alguien más. ¿Qué nacionalidad tendrá en ese universo el primer humano en pisar el planeta rojo? Yo ya lo sé. Sigue siendo una serie muy entretenida. Aunque con las peripecias de esta tercera temporada han estado a punto de saltar el tiburón en varias ocasiones, perdiendo el razonable rigor con el que habían enfocado hasta ahora unas aventuras espaciales realistas. En fin. Al igual que con las misiones Artemis está todo el mundo más preocupado de que por primera vez pisen la luna un negro y una mujer,… las misiones a Marte de la serie, las americanas claro… son como un anuncio de Benetton en los años 90. Sí… son como niños. De todos los colores y sexos.