[Cine] Living (2022)

Cine

Living (2022; 02/20230103)

Una serie de cuestiones previas. Si no sois demasiados cerrados de mente, si no sois prejuiciosos, buscad el original en el que se basa esta película, Ikiru de Akira Kurosawa, y vedlo. Siempre en versión original, subtitulada porque pocos hay por estos lares que se defiendan con el japonés, y procurad disfrutadla. Sé que pocos haréis caso a esta recomendación. Una película en blanco y negro, de 1952, rodada en japonés… «Mira que eres raro», me dicen algunos de mis amigos cuando les comento mis gustos cinematográficos. Pero Kurosawa es uno de los directores de cien que combinan tres grandes virtudes. Es un maestro del cine considerado como una de las bellas artes, es un maestro de la escritura de guiones, aunque siempre lo hizo con colaboradores de gran nivel, y sus películas son realmente divertidas, entretenidas. Funcionan por igual como obras de arte y como cine palomitero. No es de extrañar que varias de sus películas se readaptasen como westerns; género palomitero por excelencia hace unas décadas. En cuanto a la película actual…

Cuando me enteré de la nueva versión de la obra de Kurosawa, me entró una gran aprensión. Sinceramente, estoy un poquito harto de la incapacidad del cine actual para crear nuevas historias. Hay quien predice que entre las nueve o diez candidatas al Oscar a la mejor película este año puede haber hasta cuatro secuelas o nuevas adaptaciones. Un exceso. Pero a continuación me enteré de otro dato. El escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro es el responsable de adaptar el guion original de Kurosawa, Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni a esta nueva película. Hay mucha gente que entró en las obras del Premio Nobel de 2017 a través de las adaptaciones de sus novelas al cine. Y me incluyo a mí mismo entre esa «mucha gente». Es menos conocido que Ishiguro también de algunos guiones cinematográficos, aunque nunca ha escrito el guion para adaptar una de sus novelas al cine. Es uno de mis escritores contemporáneos preferidos… y las dos novelas de Ishiguro que he leído y cuya acción se desarrolla total o parcialmente en Japón me han gustado mucho. Especialmente la primera. Por lo tanto, a pesar de la aprensión inicial, tomé la firme decisión de ver la película en cuanto se estrenase. Afortunadamente, la versión original de la misma se estrenó a un horario cómodo, cosa que no suele suceder últimamente en Zaragoza con las versiones originales.

Dirigida por Oliver Hermanus, de quien no había visto ninguna película anterior, es muy fiel al original. Un burócrata (Bill Nighy) del departamento de obras públicas del gobierno local de la ciudad de Londres en los años 50, años de posguerra mundial, recibe la noticia de que le quedan pocos meses de vida. Y tras vivir una vida gris, sin muchos alicientes, tras la muerte de su esposa, criando un hijo ya adulto con el que vive pero no se comunica bien, de repente, siente la necesidad de recuperar su vida. Tras un primer intento de hacerlo a través del mundo de la diversión nocturna, fallido, será la joven y dinámica subordinada (Aimee Lou Wood) la que le mostrará el camino para encontrar un sentido a sus últimos meses de vida. Algo tan sencillo como atender la petición de un grupo de madres de un barrio obrero para sanear un solar y convertirlo en un parque infantil donde sientan que sus hijos están seguros.

Existe el riesgo de comparar en lo absoluto esta obra con la de Kurosawa. A la que es fiel en argumento e intenciones. Pero de la que difiere en estética y tono. Hay quien la ha comparado, despectivamente, con el vano ejercicio de Gus Van Sant por replicar una obra maestra de Hitchcock plano por plano, pero en color. No creo que sea lo mismo, ni en intenciones ni en resultados. Entendámonos, la obra de Kurosawa es superior. Pero la película de Hermanus tiene un excelente guion, de nivel literario, una puesta en escena muy buena, diferenciada claramente de la obra de Kurosawa, aunque inspirada por ella, y una excelente interpretación. Se ha hablado hasta la saciedad del trabajo de Nighy, un actor poco conocido en el cine hasta su celebrado papel en una popular película navideña, y que desde entonces goza de respeto y popularidad por los aficionados al séptimo arte. Y ciertamente es excelente. Pero no es el único buen trabajo. Wood lo hace muy bien, y aporta su dosis de frescura y empuje necesario para complementar el trabajo de Nighy. A mí, en su conjunto, me parece una película muy notable.

Mi valoración en esta entrada es la que sentí después de verla. Existe la posibilidad de que con el tiempo ajuste algo a la baja esta valoración. Pero eso no quita para que sea una película absolutamente recomendable y muy disfrutable. Que sí. Que es mejor la original de Kurosawa. Pero es que la de Kurosawa es una obra maestra. Y sin embargo,… es más probable que el público actual pueda digerir con más facilidad la actual, aunque no sea una obra maestra y, «simplemente», sea una buena película. Pero el mensaje que nos lanzaba Kurosawa, sobre la vida, sobre las relaciones familiares, sobre las burocracias,… siguen siendo actuales. Lo cual habla también del genio del nipón.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Fotocomentario] Cosas con «carácter»

Fotografía, Política y sociedad

El contenido de este fotocomentario ha surgido de forma natural cuando redactaba mi última entrada sobre técnica fotográfica, Dando vida a los días grises de otoño – Leica M6 con Adox Color Mission. En el mundo de la fotografía, y sospecho que es similar en otros mundos del consumo y la tecnología de consumo, abundan los «expertos» que hacen revisiones de productos, y que se muestran entusiasmados por productos, nuevos o de antaño, que denominan «con carácter». Que tienen «carácter».

¿Y que es esto del «carácter»? Pues a la conclusión que yo he llegado, estos productos con «carácter» son productos que presentan deficiencias, cuando no son simplemente malos. Los ejemplos que más se me ocurren son del mundo de la fotografía. Las cámaras Lomography tienen «carácter». Los objetivos fotográficos soviéticos de los años 50, 60, 70 y 80 tienen muchísimo «carácter». Algunas cámaras para película fotográfica de hace cincuenta o sesenta años tienen también bastante «carácter».

Que conste que el «carácter» en objetos o instrumentos de hace varias décadas no me parece mal. Si es producto de las limitaciones tecnológicas de la época o del hecho de que fueron diseñados para fines distintos de los actuales, pueden ser objetos o instrumentos que en su momento se consideraron de alta calidad, pero que han quedado obsoletos o superados por sus equivalentes actuales. Que se sigan usando con fines expresivos, o emulando su uso original, me parece estupendo, siempre que seamos conscientes de sus limitaciones. Pero que nos vendan objetos o instrumentos nuevos, con «mucho carácter», a precios elevados en ocasiones, como si ese «carácter» fuese una virtud intrínseca… me pone de mal humor. Pero bueno son cosas del capitalismo. Aunque buena parte de esos productos son made in China, una dictadura de partido único… un partido comunista. ¡Qué «carácter»! ¿Verdad?

[TV] Cosas de series; siempre entretenida animación japonesa

Televisión

Una serie de animación para las navidades y segunda parte de la primera temporada de la que muchos consideran una de las mejores y más interesantes series de animación japonesa del 2022

Las dos series de esta semana son japonesas, pero la ambientación de la misma está inspirada por ciudades europeas. La más característica, el «Berlint» en el que se desenvuelve nuestra familia de espías preferida.

B The Beggining, en inglés, es el título de una serie de animación japonesa que lleva ya un tiempo en Netflix, y que tras leer algunos comentarios elogiosos sobre la misma, decidí ver durante mis días de fiesta en la época navideña. En un país ficticio, en una época indeterminada, pero de inspiración europea, el nombre del país es Cremona como la ciudad italiana que todavía no he tenido la ocasión de visitar, el cuerpo de policía se ve con la necesidad de lidiar con un asesino en serie, que firma sus asesinatos con lo que parece una B. Aunque quizá no lo sea. Un policía que parecía retirado se une a la investigación, en la que poco a poco se va destapando que el asesino es un justiciero que ataca a miembros de una organización criminal que utiliza a jóvenes que fueron producto de un proyecto de investigación avanzada en crear personas con capacidades o poderes especiales. Conforme se profundiza en la investigación, las raíces de la conspiración se ven más profunda en la estructura del poder del país, al mismo tiempo que muchos de los implicados en la investigación tienen relación con las causas de la situación. Es una serie entretenida con bastante acción y personajes relativamente majos. Pero que tampoco destaca especialmente sobre otras similares. Consta de una primera temporada de 12 episodios, emitidos desde 2018, y una segunda de 6 episodios, emitidos desde 2021. Pero da la sensación por la forma en que termina el sexto episodio de la segunda temporada de que es como si hubieran dejado esta a medias. Desconozco si habrá, o cuando, una continuación de esta segunda temporada, o una tercera temporada que resuelva el cliffhanger en la que quedó la serie. Como digo, un entretenimiento decente, sin más.

SPYxFAMILY (leáse como Spy family), es el título original de otra serie japonesa, de estreno el año pasado, cuya primera mitad se emitió separada en dos partes de 13 episodios cada una de unos 24 minutos de duración. Ya comenté en su momento mis impresiones de la primera parte de 13 episodios, que fueron elogiosas. Las aventuras de esta peculiar familia, que no son realmente familia, pero que funcionan mucho mejor como tal que muchas familias reales, en la que el padre es un espía, la madre una asesina a sueldo y la hija y el perro son telépatas de alguna forma, pero nadie sabe la realidad sobre los otros, salvo la niña, claro. Como en los primeros doce episodios, aunque hay misiones para los personajes, lo que realmente mueve la serie es su crecimiento como familia, cómo van aprendiendo a asumir de verdad los papeles adoptados por conveniencia, cómo se van creando auténticos vínculos entre ellos. La serie es muy entretenida, está muy bien hecha, tiene una buena, divertida y animada banda sonora, con estupendas canciones pop de entrada y final de episodio, y los episodios los consumes en un vuelo, saben a poco. Si tuviera que ponerle alguna pega, me gustaría que hubiese menos protagonismo de las misiones de espionaje del padre, que al fin y al cabo son el macguffin de la serie, y ver más de las misiones de la madre como asesina. Para muchos, entre los que me encuentro, Yor también conocida como The Thorn Princess (La princesa de espinas, por las armas punzantes que usa en sus trabajos), es el personaje preferido. Su mezcla de peligrosidad, candidez e incapacidad básica para la realización de las actividades domésticas que se esperan de una mujer casada es estupenda. Y esa inspiración en el Berlín de la guerra fría me parece también un estupendo acierto.

[Cine] The Menu (20229

Cine

The Menu (2022; 02/20230103)

Después de leer varias críticas muy elogiosas de esta película dirigida por Mark Mylod, director que procede del medio televisivo donde ha participado en varias series prestigiosas, teníamos muchas ganas de verla. Especialmente porque además viene acompañada de un reparto interesante. Aunque no sabíamos muy bien qué íbamos a ver… ¿una de terror? ¿una comedia negra? ¿una de misterio? De todas estas formas y alguna más la habíamos visto calificada. En fin… que al final, al borde de la descalificación, pronta a desaparecer de cartelera, nos fuimos a verla.

Capri no es una isla privada. Pero por su carácter… de turismo de cierto nivel, aunque se llene de masas del «populacho» cotidianamente, nos servirá para ilustrar la entrada.

Una pareja formada por un comidista (Nicholas Hoult), o foodie para quienes no pueden pasar sin anglicismos, y su acompañante femenina (Anya Taylor-Joy) se dirigen a una cena extremadamente exclusiva, y extremadamente cara, a una isla privada, cocinada por el equipo de un famoso y extravagante chef (Ralph Fiennes). En el barco que les lleva a la isla coinciden con un exclusivo grupo de comensales, con quienes compartirán la cena. Pero la Margot, la acompañante del comidista, pronto sospechará que esta cena tiene gato encerrado y que algo va mal. Lo que pasa es que el chef también sospechará lo mismo. Que ella no es lo que parece.

De todos los calificativos que se le han puesto a esta película, creo que los que mejor se le ajustan son los de sátira y comedia negra. La película, como otras que están alcanzando el éxito en los últimos tiempos, enfila sus dardos contra las modas de los modernos ricos, celbridades y empresarios que son cáscaras vacías, ya que más allá de su capacidad de hacer dinero no tiene nada más y son más falsos que un duro de cuatro pesetas. Aunque el ritmo y el tono se diferencia de la reciente película del detective Benoit Blanc, en realidad son dos películas profundamente emparentadas, que ponen en solfa los mismos valores, o la misma carencia de valores.

No obstante, la película carece de la brillantez que se nos había prometido en las entusiastas críticas. Entendámonos, está bien, y cuenta con un sólido trabajo interpretativo. Pero su ritmo, a pesar de no ser excesivamente larga, para los estándares actuales, es irregular… y quizá padezca de un exceso de… palmadas. Cuando la película empieza a sorprender realmente, cuando descubre su auténtico, y sangriento, tono te pilla en frío. Pero se deja ver y es entretenida. Quien quiera verla imaginando las caras de sus celebridades preferidas sustituyendo los rostros de los sólidos intérpretes de este reparto, se lo pasará bien. Y creo que las interacciones entre Fiennes y Taylor-Joy, que prometían más, están desaprovechadas, y podrían haber generado más interés.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Fotocomentario] Blanca Navidad… dicen…

Política y sociedad

Algunos ya lo sabréis pero, salvo con alguna excepción que otra, no suelo publicar las fotos realizadas con la familia o los amigos, especialmente si hay menores presentes en las fotos. Depende de las personas. Y tal fue el caso recientemente. El 27 de diciembre nos dimos un amplio paseo por la ciudad, en el que aproveché para hacer fotos, un par de cartuchos de película instantánea, Fujifilm Instax Square (Película instantánea para navidad – Fujifilm Instax SQ6 con Instax Square Star Illumination). También con película para negativos en blanco y negro. Y lo hicimos un grupo de amigos, entre ellos “expatriados” que llevan viviendo muchos años fuera de Zaragoza, pero que vuelven durante las fechas navideñas para estar con la familia. Y algún rato con los amigos. Entre otros lugares, puesto que estuvimos por ahí desde la hora del chocolate caliente a las 10:00 de la mañana hasta la hora del vermú antes de comer, y en España no se come pronto, pasamos por los mercadillos y atracciones navideñas que hay en distintos puntos de la ciudad. Y uno de ellos me inspiró este fotocomentario.

Desde hace ya unos cuantos años, se instala una pista, un gran tobogán en la que la gente baja deslizándose sobre unos grandes neumáticos, pero todo simulando como una pendiente nevada. No recuerdo la última vez que nevó en Zaragoza por Navidad. No recuerdo si durante mi vida ha nevado alguna vez por Navidad. Suele ser más bien época de anticiclones y nieblas. Las borrascas con nieve suelen venir más tarde. No hay blancas navidades. Pero es que además este año, entre el día de Navidad y hasta pasada la Nochevieja y el Año Nuevo, el tiempo fue excepcionalmente benigno. Me he enterado que tal benignidad se extendió por todo el continente europeo, con gente muy sorprendida en Europa central por las temperaturas que disfrutaban.

Más coincidencias. El gobierno autonómico de Aragón anunció a bombo y platillo una gran obra de infraestructura para unir estaciones de esquí a través de valles que muchos opinan deberían ser objeto de protección medioambiental. Y, cínicamente en opinión de muchos, se financiarán parcialmente con fondos para la sostenibilidad medioambiental europeos. Uno se queda sin palabras antes estas situaciones. Y más cuando… tan apenas hay nieve. En pleno invierno, la reserva de agua en los pantanos de la cuenca del Ebro no llega al 50 %, y la reserva de nieve es muy escasa. Y es una tendencia que con la crisis climática va a mantenerse en el tiempo; todo lo indica así, desde el punto de vista de la ciencia, aunque las predicciones puntuales sean muy difíciles. Así que en unos años, la inversión y el destrozo medioambiental pueden ser para nada en absoluto. Porque no va a haber blancas navidades. Parece que va a ser así. Pero la capacidad para la demagogia en año electoral de los políticos parece infinita. Como el universo o la estupidez humana, según se atribuye a Einstein, aunque no se puede considerar probado que afirmara tal cosa. Bueno… lo de la infinitud del universo seguro que no está probado.

[Recomendaciones fotográficas] Primeras recomendaciones

Fotografía

Después del relativo paréntesis de los días navideños y el fin de año, llego con mis primeras recomendaciones para este 2023. Sigo con la sensación de que tengo que reorientar esta casi fija sección semanal de mi Cuaderno de ruta, pero sigo sin ideas concretas. Así que de momento seguiré, más o menos, como estaba. Me lo voy a tomar hoy con cierto relajo. Aunque habrá cosas serias.

Hay concursos de todo tipo en esto de la fotografía. Y son frecuentes los dedicados a la naturaleza y la vida salvaje. Los animalitos dan mucho de sí. Pero lo más curioso, o uno de los más curiosos, es un premio dedicado a la vida salvaje en versión comedia. Cuando las fotografías de los animales nos hacen reír. Por el antropomorfismo de sus expresiones faciales. Por sus torpezas. Por el azar de una situación o de una perspectiva. El caso es que son graciosos, y en NPR, la web de la radio pública estadounidense, nos han hablado de ello y han publicado una galería de fotografías de estos premios. Simpáticas. Alguien me dijo el otro día que mejor silvestre que salvaje… mmmmm… etimológicamente silvestre se refiere a la vida en el bosque, salvaje serían lo animales no domesticados en general. Que cuando utilizamos el adjetivo salvaje aplicándolo a los seres humanos o sus acciones sea peyorativo es otro problema. Pero aunque sea una acepción admitida, salvaje no tiene porqué ser sinónimo 100 % de feroz.

En las últimas semanas se me han acumulado muchas experiencias de fotografía con película tradicional, pendientes de ser comentadas. Tres en color, tres en blanco y negro, una en película instantánea, y tres más en color y una en blanco y negro pendientes de ser reveladas esta semana que viene. No sé cómo ni cuando voy a sacar tiempo para ellas.

Londres es una gran metrópoli. Desde hace tiempo. El día de reyes fuimos al cine a ver una película en la que se reflejaba, con gran acierto, el Londres de los años 50. Muy triste, por aquello de la posguerra mundial, pero representado con bellos colores. Pero Londres está atravesado por un gran río. No muy largo, pero como en Inglaterra llueve mucho, lleva bastante caudal. El Támesis. Y hay gentes que se dedican a explorar lo que los sedimentos del Támesis dejan en las orillas de la metrópoli londinense. En Creative Boom nos han mostrado cómo Tom Harrison retrata a estas gentes y su curiosa forma de vida.

La fotografía y la ciencia siempre han estado íntimamente relacionadas. Hace unos días comentaba con unos amigos tomando unos chismes después de salir del cine que los astrónomos no descubren cosas en los telescopios a base de mirar durante horas por el ocular de los mismos. El ojo sirve para ver, pero no acumula muchos fotones ni mide ningún fenómeno. Básicamente, como instrumento científico, los telescopios son grandes cámaras fotográficas que acumulan luz e información de los objetos y paisajes celestes durante horas. Pero en Lenscratch se han empeñado en vincular dos de las facetas de la fotografía; la relacionada con la ciencia y la relacionada con el arte, durante los tiempos más difícil de la pandemia de covid-19. Como los retratos en diálogo mutuo de las fotógrafas Aline Smithson y Lydia Panas. Este tiene más de arte que de ciencia… que sólo tiene que ver con esta la coincidencia del trabajo con la pandemia. O cómo documentar a dos ancianos, muy ancianos, que tras toda una vida separados, vuelven a encontrarse en sus últimos años de vida. Y así lo ha hecho la fotógrafa Becky Wilkes.

Comenté hace unas semanas cómo había vuelto a reconectar con Fraction Magazine. Pues estas semanas atrás me he fijado en algunos de sus artículos. Como el dedicado a los paisajes del río Colorado, tan importante para tanta gente, por parte de Richard Boutwell (instagram). Siempre interesado en la fotografía de paisaje alterado por el ser humano, también me han interesado los del valle de Santa María en California, donde se acumulan grandes cantidades de desechos, realizado por Brett Kallusky. Y Eric Kunsman se fija en un elemento muy particular, las cabinas telefónicas, como indicador de nivel social de un entorno. Donde todavía persisten es que los niveles socioeconómicos son bajos. Y la fotos, película tradicional fotográfica en blanco y negro, son estupendas.

Finalmente, siempre viene bien recordar a la conceptual Laia Abril, y su serie Historia de la misoginia, que tal y como nos cuentan en 1000 Words, en su segundo y más reciente capítulo se ha dedicado a reflexionar fotográficamente sobre los que es violación y la cultura de la violación, o en general la violencia contra las mujeres, con los diversos elementos que encontramos presente en la historia y en el presente de nuestra cultura global.

[Cine] She said (2022)

Cine

She said (2022; 01/20230102)

La películas de investigación periodística basadas en casos reales forman un género en sí mismo, que no se da todos los días, pero de vez en cuando hay surge alguna película que resulta interesante. Y en algunos casos se ha vuelto realmente célebre, y celebrada por los críticos y el público cinéfilo. Pero al mismo tiempo, es un género que puede ser carne de telefilm barato, de domingo por la tarde a la hora de la siesta. Dirigida por Maria Schrader, y con dos buenas actrices al frente, esta película que nos cuenta la investigación del caso con el que por fin se pudo llevar al otrora todopoderoso productor cinematográfico Harvey Weinstein a las páginas de un periódico y prestigioso, y a juicio donde fue declarado culpable de violación y otros delitos contra la libertad sexual. Se dice que es el caso que comenzó con el movimiento #metoo, pero en lo que yo entiendo este ya estaba en marcha porque las declaraciones públicas contra la conducta de Weinstein ya llevaban un tiempo sucediéndose, si bien sin la repercusión mediática debida y sin repercusión legal. Pero sin duda el artículo de The New York Times lo impulsó estratosféricamente.

La película nos presenta a dos periodistas de este conocido medio neoyorquino, Megan Twohey (Carey Mulligan) y Jodi Kantor (Zoe Kazan), que llevaban trabajando un tiempo en el tema de los abusos y los comportamientos inapropiados contra la mujeres en diversos medios, especialmente Twohey, aunque ambas eran ya unas bregadas reporteras. Tras recoger algunos testimonios de algunas mujeres que habían alegaban haber sido objeto de abuso sexual por Weinstein, dieron comienzo una investigación que culminó con un artículo en profundidad publicado a principios de octubre de 2017. La película nos narra la compleja y laboriosa investigación.

Lo cierto es que cuando salimos de las salas de cine estábamos muy contentos. La película nos había gustado, contaba con las buenas interpretaciones, contenidas pero profundas, de las protagonistas y diversos interpretes secundarios, y daba la sensación de que Schrader había conseguido una película bastante redonda. Sinceramente, un pensamiento posterior te deja con la sensación de que le falta algo. Quizá no sea todo lo contundente que podría haber sido en la denuncia, no de Weinstein sino del entorno y del conjunto de la sociedad y la industria del cine y los medios que habían colaborado a tapar unas conductas y unos hechos delictivos como estos. Por dar un dato, el artículo de Twohey y Kantor fue seguido cinco días más tarde por otro en The New Yorker, que realizó Ronan Farrow, único hijo biológico de Mia Farrow y Woody Allen, que no se dio a conocer antes porque una conocida cadena de televisión, la NBC, lo desechó tras conocer las investigaciones previas. Lo cual no les deja precisamente en buen lugar.

Aun con la sensación de que la excelente sensación inicial que deja la película se diluirá con el tiempo, no deja de ser un filme absolutamente recomendable. Cumple bien con su objetivo, tiene unos trabajos actorales muy buenos, y está bien hecho.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Libros] El año 2022 en libros

Literatura

Como ya he comentado en años anteriores, desde que abrí mi cuenta en Goodreads, a final de año realizo un resumen de mis lecturas durante la ronda solar que termina. Y para el año 2022, me dicen en GoodReads que son 31 libros, ocho más que el año pasado, y pero lejos de los 53 libros que registré en 2019. He leído más, pero sigue costándome concentrarme en la lectura, como me viene sucediendo desde 2020. Y pasan días sin que lea una página. Tengo empezados varios libros… que no consigo terminar. Y empiezo otro, para ver si me animo.

Han sido un total de 7758 páginas, 250 páginas por libro frente a las 200 páginas del año anterior. Bueno… no sólo he leído más, sino libros más extensos. Aunque como digo siempre, en el caso de los libros, que sean más o menos voluminosos no afecta a su calidad.

El año pasado acompañé la entrada de fotos con la visita a un museo. Y este año, también. A la sala recién inaugurada dedicada a la Ilustración y a la actividad de las academias de arte en el siglo XVIII en el Museo de Zaragoza.

Siete de los libros son cómics. Bueno, ni mucho ni poco. Simplemente, es un género que me parece tan respetable como cualquier otro, y que ademas complementa el arte de la escritura con el de la ilustración. Sigue atrayéndome la literatura de Asia oriental, especialmente Japón. Siete libros son de autores japoneses, uno de autor surcoreano y otro de autor chino. Y hay dos libros de Kazuo Ishiguro, el premio Nobel de origen japonés pero de nacionalidad británica, que escribe en inglés. Aunque uno de los dos libros está ambientado y muy implicado en la cultura y tradición nipona..

Mis libros con cinco estrellas según las puntuaciones personales de Goodreads… se han ido a sagas de cómic que me gustan especialmente, y que salen de la pluma de Brian K. Vaughan, como son Paper Girls y el nuevo volumen de Saga. Creo que no hay ningún libro que haya merecido un suspenso, es decir, menos de tres estrellas. Y hay muchos con cuatro estrellas. Curiosamente, mi puntuación promedio en estrellitas de GoodReads es casi misma que en 2019 y 2021… 3,8 estrellas frente a 3,7 estrellas esos años. Lo que indica que en general selecciono adecuadamente los libros que leo de acuerdo a mis gustos.

Más datos:

  • Libro más corto: En torno a las 48 páginas, los álbumes con las aventuras de Valerian y Laureline.
  • Libro más largo: las 800 páginas de otra historieta, Paper Girls de Brian K. Vaughan y Cliff Chang.
  • Libro más popular en Goodreads: Pachinko de Minjin Lee, que ha sido considerado por 945 349 lectores en la plataforma bibliófila.
  • Libro menos popular: Es el último de los libros leídos, Valerian: Shinguzlooz Inc. de Wilfrid Lupano y Mathieu Lauffrey. Fue publicado por primera vez en castellano el pasado 6 de diciembre, y soy el primer usuario de la plataforma que lo ha considerado. Si incluyésemos las ediciones en otros idiomas habría más lectores, especialmente en su original en francés.

El libro mejor considerado en GoodReads de los que he leído es Saga de Fiona Staples y Brian K. Vaughan. Ciertamente, nunca me cansaré de repetir lo estupendas que son estas aventuras espaciales.

He conseguido llegar a los 30 libros que me había propuesto. Más uno. Los periodos vacacionales han sido fundamentales para dar un empuje a mi actividad lectora, ya que son momentos en los que me relajo y me animo a las lecturas. Que además me cunden mucho en los desplazamientos viajeros, si no me enredo a hablar demasiado con mis compañeros de viaje.. Para 2022… me he propuesto la misma meta. Sólo 30… y es que todavía no noto que mi cabeza esté centrada como para volver a engancharme con la asiduidad de antaño en la lectura..

[Libro] Valerian: Shigouzlooz Inc. – Wilfrid Lupano y Mathieu Lauffray

Literatura

Cuando comenté el último libro que he leído de Yōko Ogawa estaba convencido de que no habría ocasión para añadir un libro más a la lista del 2022, y que me quedaría con los 30 que daban por cumplido mi reto anual, de lo que os hablaré mañana. Pero al día siguiente, terminando mis compras relacionadas con la Navidad y el Año Nuevo, entré en una librería especializada en cómics, fantasía y ciencia ficción, más por curiosear y coger ideas que para comprar, y me encontré con este volumen de la serie Valérian visto por… dedicado a las aventuras de Valérian y Laureline. Hace unas semanas os hablaba de los volúmenes realizados en los últimos años por autores distintos de los originales, Pierre Christin y Jean-Claude Mézières, a modo de homenaje. Y este es uno de ellos, con guion de Wilfrid Lupano e ilustración de Mathieu Lauffray. No conocía previamente a estos autores. El libro está traducido al castellano, y está muy recientemente publicado, si no recuerdo mal con fecha 6 de diciembre de 2022. O sea que es una novedad. Su original francés es de 2017. Creo que hasta ahora no había leído nunca una traducción al castellano de estas aventuras.

Este nuevo interés por las aventuras de los agentes espaciotemporales de Galaxity surgió con motivo de mi reciente estancia en Toulouse, así que unas fotos de la capital occitana para ilustrar la entrada.

El caso es que lo hojee en la tienda y se me apeteció. El argumento va sobre unos trapicheros que dañan un robot que contiene en sus datos de memoria un país independiente de carácter virtual en el cual se radican, por ser un paraíso fiscal, muchas empresas multinacionales del universo. Entre ellas, la que tras una apuesta en el juego se ha hecho con la propiedad del planeta Tierra,… de hace 3.800 millones de años, por lo que si interviene en el pone en riesgo la aparición de la vida sobre el planeta y todo lo que viene después. Galaxity destinará a Valérian y Laureline para resolver la situación. El problema es que su actual propietario no está interesado en el planeta sino en el código genético de Laureline, lo que le permitirá, por ser su propietario, crear una mercadería basada en la imagen y figura de la guapa agente espaciotemporal que se presume muy lucrativa. Aunque Laureline… no está precisamente por la labor.

Nos encontramos ante una de las aventuras de la pareja de agentes espacio temporales más divertidas que recuerdo. Muy dinámica, muy divertida, con fino sentido del humor, en el que ambos agentes conservan sus personalidades, Valérian siempre valiente pero bastante zoquete y capaz de liarlo todo, y Laureline proactiva, inteligente y resolutiva. Pero es que detrás de las aventuras y del humor no deja de haber una ingeniosa crítica a la hipocresía de las empresas multinacionales, de los sistemas comerciales, de los micropaíses que subsisten como paraísos fiscales, del empeño en poseer códigos genéticos o elementos naturales que no deberían tener ni reconocerse como propiedad de nadie… en fin, muchas de las prácticas carentes de ética de los sistemas empresariales y comerciales actuales.

Sinceramente, una vez empezado, porque no pensaba que iba a tener tiempo para ello, ya no pude dejar de encontrar momentos para terminarlo cuanto antes, porque realmente me lo pasaba muy bien con su lectura. Una aventura espacial, con Laureline de coprotagonista, divertida y con su enjundia. Quién puede pedir más.

[TV] Cosas de series; en el terreno de la fantasía y de la realeza

Televisión

Series de origen europeo, suponiendo que podamos considerar que el Reino Unido sea parte de Europa, que no es lo mismo que la Unión Europea, y no se haya convertido en un universo paralelo y alienígena. En cualquier caso, dos de Netflix y una de HBO. Dos británicas y una alemana. Y con mucha fantasía por el medio, incluso en la que se basa en hechos reales, me parece a mí.

Como hay mucho británico en las series de hoy, ilustraré la entrada con fotografías de mi visita a Stratford-upon-Avon, la ciudad natal de William Shakespeare en las Midlands inglesas. ¿Que cosa más británica/inglesa puede haber, dejando de lado a los rancios y apolillados Windsor?

Con cambio de protagonistas, como era de esperar para ajustarse al envejecimiento de los personajes, hemos asistido a la quinta temporada de The crown. La celebrada serie de Netflix, una ficción razonablemente verosímil, pero ficción, basada en hechos reales entorno a la difunta Isabel II de Inglaterra (Imelda Staunton) y su familia. Con especial atención en esta temporada al actual Carlos III de Inglaterra (Dominic West), a su anterior y difunta exposa, Diana de Gales (Elizabeth Debicki), y en menor medida a Felipe de Edimburgo (Jonathan Pryce) y otros miembros de la familia, allegados, apegados y advenedizos. Con la aparición estelar del erotismo de retrete de Camilla Parker-Bowles (Olivia Williams), actualmente reina consorte Camila de Inglaterra. Cuando digo «de Inglaterra» hay que considerar que habría que incluir también el resto de los «dominios» del Reino Unido y países de la Commonwealth que reconocen al soberano británico como jefe del estado. Los acontecimientos de esta quinta temporada han correspondido a la ajetreada época que sufrieron en los años 90, muy centrados en las desavenencias entre los príncipes de Gales, aunque con otros derivados o asuntos en paralelo. Pensaba que terminaría con el finiquito al personaje de Diana de Gales… pero no. Eso lo dejan para la sexta temporada. En cualquier caso, sigue siendo una muy buena serie, aunque haya perdido ya el factor sorpresa y novedad de las primeras temporadas. Las nuevas «chicas», Staunton, Debicki, Williams y otras, siguen haciendo papeles tremendamente creíbles y bien adaptados, mientras que a los nuevos «chicos» me cuesta más verlos en sus personajes. No porque lo hagan mal, hacen lo que pueden… pero no los veo. En cualquier caso, sigue siendo una serie muy recomendable.

Hace unos años, una serie alemana de fantasía/ciencia ficción, no sé cómo calificarla porque no terminé de verla, sorprendió al público de Netflix, y tuvo gran éxito. No terminé de verla porque era tan compleja, que a lo que llegó su segunda temporada se me había olvidado casi todo y no tenía ganas de volver a ver la primera temporada para que la segunda y la última tuvieran sentido. Pues bien, de sus creadores ha llegado 1899, que empecé a ver con reticencia por si me sucedía lo mismo. Esforzarme en una primera temporada para que luego me costase excesivo esfuerzo retomarla al cabo del tiempo. Pues bien, sin preocupaciones, porque a pesar del éxito y las buenas críticas, a Netflix no le han salido las cuentas y la han cancelado. Con un reparto coral y multinacional, recorremos la peripecia del pasaje de un trasatlántico tipo «Titanic» que recibe una llamada de socorro de un gemelo suyo desaparecido, y que como consecuencia también empieza a sufrir las consecuencias de una realidad alterada que va afectando profundamente al pasaje. Evitando destripar la serie, esta se mueve entre la intriga y la fantasía hasta desembocar en el ámbito de la ciencia ficción en sus últimos compases. Que para mí es cuando la cosa empieza a tener más interés… pero nos quedaremos sin saber qué narices pasa en realidad. Netflix no encuentra su rumbo y lleva un tiempo dando bandazos. Todas las plataformas los dan; la cuenta de resultados pesa mucho en la toma de decisiones, lo que genera la frustración de los espectadores tarde o temprano. Por mi cabeza ha pasado ya en varias ocasiones la idea de mandarlos a freír espárragos. Es difícil recomendar una serie de misterio inacabada. Pero no está mal si te gusta este tipo de ficción.

Y la que sí que ha llegado a término es la fantasía basada en las novelas de Philip Pulman, His dark materials. Reconozco que estuve a punto de abandonarla en algún momento durante la segunda de las tres temporadas que la componen. La serie tiene logros notables, pero también tiene momentos débiles. También es de las que complican enormemente la trama, como múltiples ramificaciones, que son llevaderas en forma literaria, pero que en formato audiovisual, no siempre es fácil equilibrar el seguimiento y el cierre progresivo de todas las subtramas. También hay un problema de reparto, con algunos logros notables, entre los que he de considerar la presencia de Ruth Wilson, solidísima actriz británica, encarnando el personaje más complejo e interesante de la historia. Sin embargo, los dos protagonistas juveniles, Dafne Keen como protagonista principal y Amir Wilson como su partenaire principal, no siempre me convencen. Son dos intérpretes que empezaron en su preadolescencia y han terminado la serie hacia el final de su adolescencia, pero con todavía una falta de madurez interpretativa, que no han terminado de alcanzar. La chica protagonista resultaba más convincente al principio, por su aire más espontáneo, con una edad más temprana, pero no me ha parecido que mantuviera la solidez con el tiempo. No es que lo haga mal. Ninguno de los dos. Pero no sé si están a la altura de la encomienda de sostener una serie de por sí compleja. No obstante, la tercera y última temporada ha estado bien desarrollada, proporcionando buenos cierres a todos los hilos pendientes, y lo único que me ha chirriado ha sido el prescindible último episodio, que no sé hasta que punto interpretarlo como un pie a futuras secuelas. Bien. Visible. Con momento muy buenos. Pero sin más.

Como curiosidad, Ruth Wilson/Mrs. Coulter y Dominic West/Carlos de Gales coprotagonizaron hace un tiempo una serie que tuvo momentos excelentes… como amantes.

[Fotocomentario] ¿Obsolescencia programada o imparables adelantos tecnológicos?

Fotografía, Sin categorizar

En una época en la que los desastres ambientales ocasionados por la acción del ser humano nos amenazan de forma grave, especialmente la crisis climática, pero no solamente esta, las estrategias de obsolescencia programada por parte de los fabricantes de aparatos eléctricos o electrónicos resultan de ¿dudosa? ética… Más bien, ética nefasta. Tienen como consecuencia el acúmulo de residuos, muchas veces asociados a metales muy contaminantes, además de otras sustancias.

Pero en algunos sectores, y entre ellos la fotografía, que es de mi gusto, se justifican porque los adelantos tecnológicos son importantes e imparables, con mejoras considerables constantes tanto en la calidad de la imagen como en la facilidad para adquirirla. Y el argumento no deja de tener su punto de verdad, aunque no justifica del todo la velocidad de recambio de los modelos, muchas veces con cambios más cosméticos que reales. No obstante, como compruebo en “Clásicos” digitales (I) – Fujifilm Finepix F10 (febrero de 2005), la calidad que ofrecen con respecto a la actualidad es muy muy muy diferente. No pasa lo mismo con las cámara con película tradicional. Para un mismo tipo de película, mi Pentax MX, totalmente mecánica de los años 70 o principios de los 80, con los objetivos de la época, sigue ofreciendo la misma calidad, que muchas cámaras electrónicas de los años 90, que cuando se estropean contaminan mucho más. Cosas que pasan. Para un aficionado a la fotografía con película tradicional, una cámara mecánica de los años 60 o 70 puede estar menos obsoleta que muchas de las cámaras electrónicas de los años 90… ¿irónico no?

Que conste que una persona que sólo use sus fotos para las redes sociales y esas cosas, con una cámara de hace quince años le bastaría sin muchos problemas. Aunque claro, ese es el motivo por el que estas cámaras compactas han desaparecido y han sido desplazadas por las cámaras incorporadas en los teléfonos móviles.

[Cine] El cine que he visto en 2022

Cine

Este año tengo registradas como vistas entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2022 un total de 68 películas de estreno. Por ser más precisos, fue entre el 5 de enero y el 30 de diciembre de 2022. De esas 68 películas, vi 43 en salas de cine, mientras que las restantes 25 fueron estrenos directos en plataformas en línea. Algunas de estas últimas tuvieron un estreno simbólico en salas de cines, de unos pocos días, generalmente una semana, con un número de sesiones limitado, que salvo casualidades, que están registradas como vistas en salas de cine, impidió acudir a estas para verlas. Porque sinceramente, aunque lo vaya a tener disponible en la televisión una o dos semanas más tarde, prefiero ver el cine en pantalla grande. Pero cada vez lo ponen más difícil. De los estrenos en plataformas de contenidos, la inmensa mayoría corresponden a Netflix, 21 películas, mientas que Amazon Prime Video y Apple TV suman dos cada una.

Las películas que tengo registradas en mi base de datos desde el 28 de diciembre de 1997 hasta la fecha son un total de 1498. Pensaba que iba a llegar a la película en 1500 en 25 años, pero cuando llegó ese aniversario me había quedado corto por tres. Como hoy 2 de enero de 2023 he visto la primera película de este nuevo año, la siguiente que película de estreno que vea, sea en salas de cine o en plataforma en línea, será la 1500. Existe una probabilidad alta que sea una película de plataforma en línea. Ya veremos.

De las dos películas en primer lugar, he decidido homenajear fotográficamente las tierras irlandesas. Además del sabor irlandés de la película británica de Branagh, tenemos que considerar también que hay una película irlandesa en la lista que también dejó un excelente sabor de boca.

Para todas las películas que ve incluyo cuatro valoraciones: dirección, interpretación, subjetiva y global. Para conocer los criterios por los que valoro las tres primeras, visitad la explicación correspondiente. La valoración global es el resultado de aplicar una fórmula matemática de mi invención:

Global = (Subjetiva*3 + Dirección*2 + Interpretación)/6

Por supuesto, el dar más peso a unos elementos que a otros es algo totalmente personal. Pero es que si incluyo algo que se llama “valoración subjetiva” en la fórmula, pues es lo que podéis esperar; una valoración subjetiva, aunque motivada, de lo que más me gusta. Que no necesariamente tiene que ser lo que le guste a otros. No hago crítica cinematográfica; solo comparto lo que veo y lo que me parece.

Hay otra cuestión. Si se contrasta la lista que ofrezco en la entrada de hoy con las valoraciones de cada una de las películas en el momento en que las vi y las comenté, pueden no ser iguales. La valoración personal de una película cambia con el tiempo, y también puede suceder que visionados posteriores, por ejemplo en vídeo o televisión, hagan cambiar también esa valoración.

La valoración media ha sido de 3,35 puntos; lo que me ha sorprendido, porque es la puntuación media más alta de estos 25 años, cosa que no esperaba. Con una variabilidad en las puntuaciones que es la segunda más baja de toda la serie. Como digo habitualmente, podríamos decir que no selecciono mal las películas que voy a ver, aunque me he tragado algún pestiño que otro. Como he mencionado en otras ocasiones, el rechazo a ir por sistema a ver determinados blockbusters, me ahorra películas malas. Por ejemplo, evito en líneas generales el cine de superhéroes. Que sistemáticamente… no me gustan. Este año… no he visto ninguna. Y digo que me ha sorprendido, porque todo este año hemos estado incómodos con la oferta cinematográfica. Como ya he comentado en otras ocasiones, sólo vamos a ver versiones originales. El doblaje nos parece una aberración y una adulteración de la obra cinematográfica. Pero, en Zaragoza, aunque parece que se estrena el mismo número de películas en versión original subtitulada que desde hace unos años, la verdad es que duran mucho menos en cartelera y lo hacen en horarios que no siempre vienen bien, especialmente para personas que madrugan para ir a trabajar o tienen responsabilidades domésticas, como sucede a casi todos los de nuestro grupo de amigos aficionados al cine. En algún momento, me he tenido que ir solo para ver algo que me interesaba. Cierto es que la cultura cinematográfica en nuestra ciudad es mala, y en alguna ocasión hemos estado solos en la sala de proyección. La gente no aprecia las versiones originales. No quiere pensar, no quiere esforzarse, no ama realmente el cine. Solo le gusta pasar el rato y atiborrarse de palomitas de maíz con abundancia de sal y grasa, con litros de cocacolas y similares, dispuestos a hacer ruidos con la boca y la garganta durante toda la película, y a promover la incidencia y la prevalencia de enfermedades cardiovasculares y diabetes. Y los exhibidores lo fomentan porque por poco gasto sacan dinero. Luego hablan de que fomentan la cultura.

¿Existen diferencias de calidad entre los distintos proveedores? Veamos una tabla.

Proveedor de películasNúmero de
películas vistas
Puntuación
Global Media
Puntuación
Subjetiva Media
Sala de cine433,533,35
Netflix213,042,88
Apple TV23,583,00
Amazon22,502,50
Totales683,353,05

Parece que hay más calidad habitualmente, o por lo menos desde mi punto de vista, en las salas de cines. Valorar la oferta de Apple TV en aislado es complejo por que sólo he visto dos películas de cada una de ellas; pero subjetivamente creo que la compañía de la manzana cuidad más la calidad, mientras que en Prime Video prima el entretenimiento. El caso de Netflix es más fácil de valorar. Por haber producido películas muy interesantes en los últimos años, existe la sensación en algunos de que hace buenas películas. Pero lo cierto es que esas 21 películas son una pequeña fracción de lo que estrena. Produce mucho, y mucho de calidad básica en el ámbito del entretenimiento. Sólo unas pocas películas tienen nivel alto. Si en promedio las películas que he visto de la plataforma aprueban es porque selecciono lo que veo. Aun así, algunas de las películas que he visto de esta plataforma son de lo peor valorado. En series de televisión, Netflix alcanzó un gran prestigio en sus primeros tiempos como plataforma de contenidos en internet. La plataforma existía anteriormente con otros modelos de negocio, no hablo de esos tiempos. Pero en la actualidad también emite mucha morralla. Luego se quejan de que no les salen las cuentas.

A continuación, las diez películas que más he valorado. Que no son diez, por los múltiples empates en la puntuación de cuatro; son catorce. Y otra cosa… he excluido las que he visto en sesiones únicas del ciclo de cine surcoreano. Cuatro de ellos se habían colado en la lista, alterando la realidad del año.

Vamos con la lista de diez, que en realidad son quince:

TítuloNacionalidadDirecciónInterpretaciónSubjetivaGlobal
BelfastReino Unido5454,83
Drive my carJapón5454,83
Licorice PizzaEE.UU.5444,33
È stata la mano de DioItalia5444,33
BrokerCorea del Sur4544,17
CorsageAustria4444,00
Soseolgaui Yeonghwa [소설가의 영화] (The Novelist’s Film)Corea del Sur4444,00
AftersunReino Unido4444,00
The WonderIrlanda4444,00
Im Westen nichts NeuesAlemania4444,00
Dangsin eolgul ap-eseo [당신 얼굴 앞에서] (Delante de ti) Corea del Sur4444,00
Bergman IslandFrancia4444,00
IntroductionCorea del Sur4444,00
The tragedy of MacbethEE.UU.5534,00

Vaya. Sin el año pasado la primera de la serie fue una película japonesa que realmente me gustó mucho, en este año en el primer puesto, empatada con una británica, hay otra, y es del mismo director, Ryūsuke Hamaguchi. De las cuatro películas surcoreanas, una está dirigida por el Japonés Hirokazu Koreeda, y las otras tres por el extremadamente prolífico Hong Sang-soo, que este año ha estrenado tres películas en nuestro país, incluida la última del año. No ha entrado ninguna película española; cierto es que he visto pocas,… porque los temas que trata en la actualidad el cine español suelen interesarme poquito. Y sólo entran dos de Estados Unidos, cuyo cine anda escaso de imaginación. El resto es una mezcla de cine europeo, con Kenneth Branagh a la cabeza en una película cuya nacionalidad es el Reino Unido, aunque mucho sabor irlandés, ya que se centra en el norte de la isla, que en cuanto a nacionalidades no cuenta como Irlanda, por esas aberraciones de la historia y la política.

Hasta hace dos años hacía la distribución por meses… pero no merece la pena. Las cosas están claras. Las mejores películas están en los últimos meses del año, cuando se estrenan películas que optan a algo en la temporada de premios, o en los primeros meses, cuando los distribuidores traen las películas que tienen éxito en la mencionada temporada de premios. Pero eso suele valer para las películas norteamericanas o británicas. Para otras nacionalidades, la cosa está más repartida, porque suelen encontrar hueco en salas cuando las anteriores no llegan.

Y creo que con esto lo dejaré estar ya este año. Como el año pasado, lo voy a hacer más corto que en anteriores ocasiones. Porque lo esencial ya ha quedado dicho. Un saludo y mucho cine.